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domingo, 18 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1976. Se presenta como novillero en Aguascalientes Armillita Chico

Aclaración: Hoy arranca la Feria de San Marcos en su vertiente taurina, así que como lo hice hace un año, los días de festejo trataré de recordar aquí algunos de los hechos destacados ocurridos en ella en otros tiempos. Ojalá les resulten de interés.

Aunque ya tenía un tramo más o menos largo de arena recorrida, porque casi desde que pudo sostener un capote en sus manos recorrió muchas plazas de toros formando interesantes carteles con los hijos de las figuras de las Edades de Oro y de Plata de la Fiesta en México, Miguel Espinosa se encontraba, en el año de 1976, en el inicio de lo que sería una carrera que con el vestido de seda y alamares abarcaría casi tres décadas en los ruedos del mundo.

El festejo con el que abrió la segunda Feria de San Marcos que se llevaba a cabo en la Plaza Monumental Aguascalientes fue una novillada. En ella actuaron Pepe Luis Vázquez hijo, Alfredo Gómez El Brillante, Carlos Liceaga, Juan Miranda, Pedro Loredo y el personaje de estos recuerdos ante un encierro de San Manuel, en la disputa de un trofeo, el Cristo Negro del Encino, que durante muchos años fue el galardón otorgado a los novilleros triunfadores del serial sanmarqueño y que a su vez, eran los que más destacaban en el resto del calendario en nuestra ciudad.

Curiosamente, en su crónica publicada en El Sol del Centro el 19 de abril de 1976, don Jesús Gómez Medina se refiere a Miguel llamándole Luis Miguel y sobre su actuación nos refiere lo siguiente:

Luis Miguel Espinosa: ¡un torero más del al parecer inagotable venero ‘armillesco’! Coincidiendo con el alborear de la centenaria feria, asistimos ayer a la revelación de un novel diestro que, si atendemos a lo que mostró y a lo que dejó entrever, llegará lejos en este difícil y tan cuestionado arte del toreo. Serenidad, aplomo – no en vano es hijo del Maestro de Saltillo – pero, junto a esto y por encima de todo esto, determinación, buenas maneras, sentido del temple y de la distancia, alegría y bien torear.

Y una calidad de tan acendrado relieve que cuando afloró plenamente en aquellas verónicas con el compás plenamente abierto, pusieron a los aficionados de pie, y también variedad; una diversidad que llevó a su actuación más allá de los acartonados límites a que se ha sometido el toreo actual…

…el público prendado de su arte, de su precoz torerismo, se le entregó rotundamente, como haría que más tarde le fuera entregado al joven Espinosa el galardón en disputa, el Cristo Negro del Encino, que Luis Miguel recibió de otras manos, ungidas también con el don del arte, de otro gran torero de Aguascalientes, Alfonso Ramírez ‘Calesero’…

Era esta la tercera novillada con picadores que Miguel toreaba en su carrera, pues apenas se había presentado el 18 de marzo anterior en Jiquilpan, con Javier Tapia El Cala y Miguel Munguía El Inspirado para lidiar novillos de la ganadería de su padre y días después toreó otra en San Juan de los Lagos, previa a esta presentación en su tierra, riesgosa desde los modelos administrativos de estos tiempos, dado que el hecho de salir a una feria como la nuestra, lidiando un solo toro, es una apuesta peligrosa y que muchos apoderados actualmente ni siquiera considerarían.

En ese año de 1976, el primero de su andadura profesional en los redondeles, Miguel sumó alrededor de 20 festejos en México, los que le dieron el rodaje necesario para la campaña española que realizó el siguiente calendario, que culminó con su alternativa en Querétaro y que en esos días, resultaron ser la base de una historia de nuestro tiempo, una historia de muchos triunfos en los ruedos de todo el mundo y que es ampliamente conocida.

El festejo de hoy: Primera novillada de feria. Novillos de Boquilla del Carmen, para Sergio Flores, Fernando Labastida y Juan Camilo Alzate.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tal día como hoy: El Quitos se alza con el triunfo en el cierre de la Feria del 92.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la segunda novillada y último festejo de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que siguiendo las fechas del cartel original de los festejos concluyo con la publicación de estas ideas, ya que Ustedes no mostraron objeción a ellas durante los días que las puse a su consideración aquí.

Cuando la Feria de San Marcos comienza a adentrarse en el mes de mayo, igualmente surge la dificultad de encontrar recuerdos para hacer y por ende, para presentar. Son pocas los años en los que la feria llega en su vertiente taurina hasta la celebración Día de la Madre y el cartel ofrecido en este 1992 por Guillermo González Martínez, en su último año de gestión al frente de la Monumental lo formaron el utrerano Curro Durán, Roberto Fernández El Quitos y Alejandro Silveti, quienes enfrentarían un encierro de la ganadería que en su día fuera propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez y que seguía anunciándose a su nombre.

Sobre el encierro de Mariano Ramírez, una ganadería de origen Saltillo, pero de la rama afincada en Tlaxcala - originalmente es la mitad de la ganadería de Zotoluca - que estaba en proceso de recuperación, las crónicas refieren que no estuvo muy sobrado, ni de respeto, ni de fortaleza… aunque con claridad de estilo, pero todos fueron sosos.

Y en cuanto a los toreros, señalan que Curro Durán mostró madurez y recursos; que Roberto Fernández El Quitos fue el más aplaudido de la tarde, cortó la oreja al segundo y brindó el quinto a José Manuel Espinosa ya por ese entonces, apoderado de Miguel Espinosa Armillita Chico y en cuanto a Alejandro Silveti refieren que tuvo como norma primordial hacerse tocar las palmas a todo trance y si no lo consiguió en la medida en que se lo propuso, se debió en buena parte a las condiciones de sus adversarios. Y todo ello ante una entrada flojísima.

Es decir, fue un festejo en el que poco fue lo que trascendió y que demuestra la necesidad de concentrar más los festejos en las fechas cercanas al día 25 de abril y no optar únicamente por tener toros los fines de semana, pero para ello, se requiere organizar una feria con carteles verdaderamente sólidos en todo su trayecto y no solo en lo que la empresa considera fechas clave, pues el resumen es que esta fue una corrida de relleno anunciada solo para cerrar la feria con toros, pero sin voluntad de que hubiera real espectáculo.

Con esta aportación concluyo esta serie de recuerdos por este año. Espero encontrar otras páginas de nuestra historia que puedan resultarles interesantes para la Feria del año 2010. Hasta entonces en lo que a esto se refiere.

El festejo que debió de darse hoy: Novillos de La Punta para Roberto Galán, Manuel González Montoyita y Alain de Mora.

martes, 5 de mayo de 2009

Manuel Capetillo en la Monumental Aguascalientes (In memoriam)


Hace no mucho rato comenzó a circular la noticia de que a las diez de la mañana de este día 5 de mayo del año 2009, falleció el torero mexicano al que el periodista don Alfonso de Icaza Ojo, llamara El Mejor Muletero del Mundo, es decir, el torero tapatío Manuel Capetillo, a la edad de 83 años.

En los alrededores de la pasada Navidad comenté aquí mismo el sexagésimo aniversario de su alternativa y hoy, en una circunstancia distinta y atípica, trataré de recordar su paso por la Plaza Monumental Aguascalientes, escenario que en sus inicios, tuvo como uno de sus actores al único de Los Tres Mosqueteros que alcanzó a pisar su redondel vestido de luces.

La Feria de San Marcos de 1976 era apenas la segunda que se daba en el nuevo escenario que doblaba – en ese entonces – al vetusto Coso San Marcos y uno de los toreros atractivos que funcionaban en el ambiente, no obstante que Enrique Guarner, evidentemente uno de sus malquerientes, afirmara lapidariamente en esos días que un torero que frisaba ya el medio siglo de existencia, no interesaba a nadie.

Manuel Capetillo toreó en la Monumental las noches de los días martes 20 y miércoles 21 de abril de ese año. La primera corrida alternó con Curro Rivera y Humberto Moro en la lidia de toros del Ingeniero Mariano Ramírez y en la segunda, con Manolo Martínez y Eloy Cavazos, en la lidia de toros de Valparaíso, ganadería propiedad de su gran amigo Valentín Rivero Azcárraga y que estaba íntimamente ligada a los grandes triunfos del torero de Guadalajara.

El resultado del festejo fue de esos que no dejan gran cosa para la memoria. Por esas fechas existía en los periódicos un gran debate acerca de la eficacia de la luz artificial para la celebración de festejos taurinos y de los efectos nocivos de ésta sobre el juego de los toros. Aparte, la nueva plaza aún estaba con muchos detalles constructivos sin concluir, lo que la hacía algo inhóspita en la nocturnidad.

Este recuerdo tiene lugar porque entre las cosas que conservo, encontré esta fotografía que tomé la noche del 21 de abril de 1976 desde mi sitio en el tendido. Tiene mala resolución, pero presenta un grupo interesante: Capetillo recargado en el burladero de matadores, a su izquierda, Porfirio Bobadilla El Maestrito, mozo de estoques de Manolo Martínez, enseguida, recargado en las tablas, Pepe Chafik, apoderado de Manolo Martínez y ganadero de San Martín, a la izquierda de Chafik, Rafael Báez, apoderado de Eloy Cavazos y en el ruedo, Manolo Martínez, seguramente cuidando la lidia del toro durante el segundo tercio.

Si observan la mano izquierda de Manolo Martínez, se darán cuenta que luce un abultado vendaje. Es la consecuencia de una voltereta que sufrió la noche del lunes 19, cuando un toro de Suárez del Real lo prendió en festejo en el que alternaba con Jesús Solórzano y Fermín Espinosa Armillita, lesión que en principio se pensó que le impediría continuar con sus compromisos en esta feria de hace 33 años.

Pero en este caso, el tema central es recordar que en este año de la influenza, en el que materialmente nos quedamos sin toros, se nos ha ido por delante el que fuera llamado El Mejor Muletero del Mundo y que es él, Manuel Capetillo Villaseñor, uno de los personajes que han hecho la historia de nuestra Plaza de Toros Monumental y de nuestra Feria de San Marcos. ¡Que encuentre un pacífico reposo!

lunes, 4 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 4 de mayo de 1995. Primera corrida de rejones durante una Feria de San Marcos en la Plaza Monumental Aguascalientes

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la octava corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Durante las temporadas 93 – 94 y 94 – 95, bajo el patrocinio de Bancrecer – Banoro (una entidad financiera), se dieron más de 100 corridas de rejones en México, anunciadas como La Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro. La base de los carteles fueron los rejoneadores Enrique Fraga, Rodrigo Santos, José Antonio Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Joaquim Bastinhas, Giovanni Aloi y también participó en ellos Rubén Acosta, quien era funcionario de la Entidad Financiera y practicaba el llamado Arte de Marialva. Tuvo también una decisiva influencia en esa forma de promover la fiesta y particularmente el toreo a caballo, el Dr. Carlos Escalante, que también ocupaba puesto de dirección en la entidad bancaria y que en una etapa de su vida también fuera rejoneador con relativa fortuna en los ruedos.

Los esfuerzos de la gira no se vieron reflejados en la aceptación plena del toreo ecuestre por la afición mexicana, aunque hoy en día, el Instituto Mexicano del Rejoneo, que dirige la señora Laura Peralta Quintero, recogió la estafeta que dejara la Gira, dedicándose a formar e impulsar toreros a caballo para lograr la permanencia de esta particular tauromaquia en México.

La corrida del 4 de mayo de 1995, se dio con algo más de la mitad del aforo cubierto, en una plaza que alberga quince mil localidades y con la circunstancia añadida de que el acceso no tuvo costo, lo que refleja un exceso de confianza o una falta de difusión de los encargados de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro encargados de la gestión y promoción de esta serie de festejos.

El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron 6 toros tlaxcaltecas de La Soledad que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de la corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

El antecedente inmediato

Las corridas de rejones no son frecuentes en México y en nuestra Feria de San Marcos mucho menos. La que se había ofrecido antes de la que es objeto de este recuento, data del 22 de abril de 1974, celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un lunes por la noche, con algo más de media entrada (en una plaza de cuatro mil localidades) y actuaron en ella Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que se enfrentaron a 5 toros de origen murubeño de las ganaderías de El Rocío y uno de Las Huertas, aunque habrá que hacer la aclaración de que en esos días, ambos hierros eran propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez.


La idea de este festejo de rejones era el de intentar ofrecer a la afición un espectáculo atractivo dentro de un serial que, transplantado a nuestra tierra por don Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, ofrecía festejos en días consecutivos y para ello, se instaló alumbrado en el hoy centenario Coso de la calle de la Democracia y se buscaron alternativas que hicieran atractivo el tener más que las tradicionales corridas del 25 de abril y del 1º de mayo y sus fechas circundantes.

El resultado de este festejo, expresado en trofeos fue el siguiente: Gastón Santos obtuvo una oreja, Pedro Louceiro, dos; Felipe Zambrano, otras 2 y Jorge Hernández Andrés también una oreja. En colleras actuaron Gastón y Louceiro ante el 5º y Zambrano y Hernández Andrés frente al que cerró plaza, de Las Huertas.


La nota trágica de la corrida surgió en el primero de la noche, que hirió gravemente al veterano caballo Triunfador, lusitano de la cuadra de Gastón Santos, que toreaba su última corrida y que tras de ser intervenido por los veterinarios del rejoneador potosino, fue trasladado a la finca de éste, para su recuperación.

Posteriormente se ha celebrado algún otro festejo de rejones, pero no han cobrado carta de naturalidad en nuestro medio, tanto así, que cuando hace campaña en estas tierras el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en lugar de alternar con los toreros de a caballo mexicanos, lo hace con toreros de a pie, dada la poca comprensión que tenemos en México, de esta especial tauromaquia.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Bernaldo de Quirós para Rafael Ortega, El Juli y Joselito Adame.

domingo, 3 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 3 de mayo de 2003. Luis Fernando Sánchez se despide triunfalmente de los ruedos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la séptima corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

No obstante que desde su alternativa, cada feria de abril Luis Fernando Sánchez salía con las orejas en las manos, cada año que pasaba era menor su presencia. Ya no se tenían en cuenta los grandes triunfos que tuvo con los toros de Santo Domingo, mano a mano con Armillita Chico en 1984 o con los toros de Vistahermosa también un 3 de mayo de 1985. Por una parte, ya venía una nueva generación de toreros empujando fuerte detrás de él y por la otra, da la impresión de que en este País lo que sucede en un circuito empresarial, es inexistente en el otro y eso, al final de cuentas, acaba con la carrera de cualquier torero.

Es por eso que Luis Fernando Sánchez, a quien se llamara en su día El Torero de la Onza, decidió aceptar la oferta de torear la corrida de la despedida, llevando por delante al rejoneador José Antonio Hernández Andrés y alternando con Zotoluco y José María Luévano en la lidia de toros de De Santiago, en uno de los carteles mejor rematados de esa feria abrileña.

Sobre esa tarde del adiós escribí lo siguiente:

Afortunadamente, Luis Fernando Sánchez pudo disfrutar de una gran tarde de toros en la que sería la última en la que vistiera el terno de luces y mayor fortuna tuvo, por ser uno de los principales protagonistas de la efeméride, al cortar dos merecidas orejas del toro que representó el final de su ya dilatada carrera como matador de alternativa.

No cabe duda de que las despedidas de los toreros dejan un sabor agridulce en el paladar de quienes las presencian y las viven, y ese gusto se acentúa cuando el torero que se va, lo hace estando pleno de facultades y con una madurez profesional que deja en el aire la duda. ¿Por qué se va? Será que como decía el querido don Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de esta tierra, hoy en la gloria eterna, los toreros deben irse cuando aún les pueden a los toros. Será por eso que veinte años después de su alternativa Luis Fernando decidió que la hora del punto y final, había llegado.

La postrera vuelta al ruedo fue de apoteosis y se preguntaba mi compañero de tendido sobre los pensamientos que circulan en la mente del que se encuentra en esa situación. Sin temor a equivocarme, creo que Luis Fernando revivía tardes de gloria, como aquella del 5 de mayo de 1984, en la que vistiendo un terno palo de rosa con pasamanería blanca, cortó el rabo a un toro de Santo Domingo, en su primer triunfo grande de esta plaza, que le abrió las plazas de importancia y que le llevó a una trayectoria que le colocó en una posición de importancia durante las dos décadas en las que ejerció su ministerio…

Posteriormente, al reflexionar sobre la feria de ese año, comentaba al respecto de la trayectoria de Luis Fernando:

…También tengo que tratar aparte el caso de Luis Fernando Sánchez, quien ante el desprecio de las empresas, de una manera digna, pero injusta por la forma en que se le impuso, dijo adiós a los ruedos la tarde del 3 de mayo.

No es comprensible que un torero que obtiene el premio a la mejor faena del ciclo ferial anterior tenga que guardar en el armario los ternos de seda y oro por casi doce meses, porque la empresa para la cual triunfó y que maneja las plazas de esta ciudad y otras importantes en el País, se niega a ponerlo en los demás festejos que organiza.

Resulta paradójico que hoy, cuando lo que falta son toreros con experiencia y solvencia taurinas, los dueños del negocio se permitan el cuestionable lujo de 'invitar' a un diestro como Luis Fernando a terminar su carrera taurina.

El Torero de la Onza se quitó el simbólico añadido dentro del mismo ambiente triunfal que siempre le propició la Monumental, aunque en esta tarde, el mayoritario público feriante no entendiera la trascendencia del acontecimiento que atestiguaba. Su postrera faena se premió con las dos orejas. Yo pido el rabo para una trayectoria que se vistió de triunfos durante dos décadas exactas.

Este es el fasto a recordar el día de hoy. Mañana traeré a la memoria otra página de la historia taurina de la Feria de San Marcos, que tiene en su haber muchas cosas que tienen que ser contadas, pues en ellas se conserva la grandeza de nuestra Feria y de nuestra Fiesta.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Xajay para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 2 de mayo de 2004. Jorge Gutiérrez y José María Luévano sacan la casta y se imponen a los elementos.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la sexta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.
Para el 8º festejo del serial 2004 se anunciaron toros de José Garfias para Jorge Gutiérrez, Eulalio López Zotoluco y José María Luévano.

Uno de los discursos recurrentes de los ecologistas es el del cambio climático. Pues una muestra de que el tiempo ya no es como solía ser, se vio esta tarde del 2 de mayo de 2004, en el que al principio de la 8ª corrida de feria, se soltó un viento casi huracanado, que hacía si no imposible, si muy complicada la lidia y después, al final del mismo, cayó un chaparrón de regulares proporciones, que de no ser por la disposición de Jorge y Luévano en especial, no hubiera tenido un final para ser recordado.

Sobre este festejo escribió Juan Antonio de Labra:

…Desde un par de horas antes del comienzo del festejo se desató un viento huracanado. Las ramas de los árboles se mecían con ímpetu y todo apuntaba iba a ser casi imposible torear. La lidia de los dos primeros toros de la tarde fue un vaivén de desconfianza porque los toreros no podían mantener planchados los engaños en ningún momento.

El toro que abrió plaza no se empleaba nada y Jorge Gutiérrez se vio obligado a abreviar con el lógico temor de ser cogido debido al amargo trago que significaba el vendaval…

…Y de pronto ocurrió lo que nunca antes había presenciado en mi vida de aficionado: la autoridad anunció a través del sonido local que el festejo se iba a interrumpir durante diez minutos para ver si amainaba el temporal. ¿Habrá algún día un artículo en los reglamentos taurinos que permita suspender un festejo por viento? Sería un tema a poner sobre la mesa, pues cuando sopla con tal violencia el espectáculo se arruina.

Tras la pausa el viento siguió molestando. Entonces, se plantó en la arena José María Luévano, un torero que venía dispuesto a jugárselo y hacer válida la importancia que supone sobreponerse a la adversidad; en este caso, al precio que fuera.

El tercer toro de la tarde era un ejemplar de armonioso trapío, muy en el tipo de la casa, que galopó con alegría desde su salida y embistió con codicia al caballo, donde fue duramente castigado en varas. A la muleta llegó un tanto parado, pero esto no fue impedimento para que José María se pusiera a torear no obstante la tremenda fuerza del viento que le flameaba la muleta. De uno en uno, consiguió muletazos de garra y la gente agradeció el esfuerzo desplegado por este temperamental torero hidrocálido, que nunca se desmoronó anímicamente y se jugó la piel con valentía. El pinchazo previo a la estocada quizá fue la mácula que ocasionó la protesta de la concesión de una oreja, una actitud injusta por parte del público ya que lo hecho Luévano, delante de ese toro y con ese viento, era digno de la más respetuosa alabanza.

Como José María había puesto el ejemplo a sus compañeros de cartel, a Jorge Gutiérrez no le quedó más remedio que echar p’adelante y coger el capote con varios pliegues, para contrarrestar los embates del viento, y llevarlo muy abajo para recetarle unas enjundiosas verónicas al preciosos cuarto, un toro bajito y noble que embistió con calidad de principio a fin.

La sonrisa se reflejó en el rostro de Gutiérrez y fue sinónimo de que estaba a gusto delante de 'Naranjero', así que poco a poco hilvanó una faena de acusada suavidad y temple, ya cuando el viento había dado una tregua, que fue coreada con entusiasmo por el público. Jorge tuvo la sapiencia de dar pausas al toro, pero sin perder nunca la comunicación con éste, hasta que sobrevino el acoplamiento entre ambos y cuajó muletazos deletreados. Consciente de la trascendencia del triunfo que tenía en la punta de su espada, se echó encima del morillo y cobró una estocada tan despaciosa como habían sido cada unos de los muletazos y el juez de plaza no dudó en concederle dos orejas que sirvieron para dejar en alto su jerarquía de figura del toreo.

Visto lo visto, a Zotoluco no le quedó más remedio que salir a morirse en el quinto, su último toro de una feria mal planteada de la que no salió bien parado, pues en nueve toros estoqueados solamente cortó tres orejas. Toreó bien a la verónica porque jugó los brazos con soltura y más tarde se entonó en los primeros compases de una faena intermitente, porque el toro de Pepe Garfias se rajó cuando se sintió podido.

El deslucido sexto volvió a sumir el festejo en el tedio y Luévano se concretó a estar dispuesto y breve.

Gutiérrez disfrutó enormemente la salida a hombros, después de dos actuaciones maduras y toreras por la edición sanmarqueña correspondiente a 2004.


Al final de cuentas, lo que pudo ser un desastre se saldó de una manera que amerita ser recordada, gracias al tesón de dos toreros que hoy son ausencias notorias en nuestro serial, Jorge Gutiérrez por haberse cortado la coleta y José María Luévano, por esos misterios que tendrían que decirse, pero no se dicen…

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Fernando de la Mora para Zotoluco, Sebastián Castella y Joselito Adame.

domingo, 26 de abril de 2009

Tal día como hoy: 26 de abril de 1981. Se presenta La Punta con corrida de toros en la Plaza Monumental


Para la Fiesta de los Toros, La Punta nace en el año de 1902, ya que en el mes de octubre de ese año, don Ignacio Madrazo y Carral cede un toro para ser lidiado en la Plaza de Toros San Marcos. Nos refiere su nieto, don Francisco Madrazo Solórzano, que el toro escogido por su padre don Francisco y su tío don José – hijos de don Ignacio – era uno de pelo colorado hornero y que provenía de una piara de toros ladinos que ellos poseían.


En el año de 1918 adquieren ganados de San Nicolás Peralta – vacas principalmente – y las empadran con los toros Pinchasapos de Parladé y Finezas del Marqués del Saltillo. Posteriormente adquirirán vacas y sementales a los señores Llaguno de San Mateo, con cuyos productos se presentan en El Toreo de la Ciudad de México y en 1925 dan el giro definitivo, con el consejo y ayuda de Juan Belmonte, adquiriendo simiente de Parladé y de Gamero Cívico, eliminando todo lo anterior y haciendo una nueva agregación de sangre española dos años después, para tener en México una ganadería de sangre española pura, caso único en la historia de la ganadería de lidia mexicana.


Tras de la Revolución de las primeras décadas del siglo XX y del reparto agrario que le fue consecuente, La Punta vio considerablemente mermada su superficie territorial y los medios para mantenerse como la ganadería de primera línea que siempre fue. Así, a partir de los años sesenta de esa centuria comenzó a salir de los carteles y plazas de primera línea y a tener una presencia más esporádica en los grandes acontecimientos.


Igualmente, el cierre de las fronteras a la importación de ganado europeo por el problema que la fiebre aftosa generó entre la mitad de la década de los cuarenta y la mitad de la década de los cincuenta, impedía el adquirir sangre de su mismo encaste para mejorar sus productos o superar los problemas de consanguinidad que se pudieran estar presentando, pues era de una conformación totalmente diferente a la mayoría de las ganaderías mexicanas que partían de la base creada por don Antonio y don Julián Llaguno en San Mateo con reses del Marqués del Saltillo y ganados criollos.


Aún con esas limitaciones, don Francisco Madrazo Solórzano intentó mejorar su pie de cría y agregó tres toros padres de San Miguel de Mimiahuápam que llevaban goterones de sangre del Conde de la Corte, adquiridos vía Pastejé, cuando este hierro fue propiedad de la familia Barroso, y que fueron los números 80, negro, listón bragado; el número 110, Vencido, colorado, bragado y el número 193, Ventanito, negro, entrepelado, bragado, que eran el origen de este nuevo intento de La Punta por volver a los primeros planos.


El cartel de la reaparición lo formaron Eloy Cavazos, Jesús Solórzano y Humberto Moro. La tarde fue de un triunfo rotundo para el regiomontano, que de acuerdo con la crónica de Everardo Brand Partida en El Sol del Centro, se desarrolló así:




Una bella exhibición del toreo sevillano, pinturero y alegre, brindó a la afición de Aguascalientes el diestro regiomontano Eloy Cavazos, quien se consolidó como el máximo triunfador de la 4ª corrida del serial, en la que también saboreó las mieles del triunfo el matador hidrocálido Humberto Moro, a quien vimos en plan grande con el primero de su lote, al que desorejó.


El presentimiento del torero de Monterrey logró hacerse realidad en cuanto se refiere al encierro de ‘La Punta’, ganado que el propio Cavazos pidió para torearlo en su último compromiso del serial del presente año, ya que en términos generales la corrida fue brava, encastada, bien presentada y de respeto, exhibiendo un estilo extraordinario los que se jugaron en primero, tercero y cuarto lugar…


El que abrió plaza fue un toro con toda la barba, cárdeno, marcado con el número 14 y ‘Travieso’ de nombre, al que Eloy toreó superiormente con el capote.


Al filo de las tablas exhibió su toreo de capa al que imprime un sello muy particular, ejecutando la verónica ajustada a pies juntos, con el solo juego de los brazos, rematando la serie de lances con media muy torera que arrancó la primera ovación de la tarde…
…Entre música y gritos de ¡torero!, ¡torero!, Eloy cuajó una faena de mucha calidad. Series de ayudados mandones y templados, bellamente rematados con molinetes o el forzado de pecho, pases estos que tiene bastante hechos el matador.


…Cuando el astado comenzó a mostrar agotamiento, Eloy recurrió a la ejecución de la ‘regiomontana’, pero con verdad, exponiendo mucho y llegando así fuerte a los aficionados, que observaron la forma en la que se fue detrás de la toledana, para cobrar un estoconazo hasta la empuñadura y en todo lo alto, que hizo rodar al primero de la tarde, del que el Juez concedió las dos orejas.
Pero Cavazos buscaba el triunfo grande, inobjetable, alcanzándolo con el que se corrió en cuarto sitio ‘Mayoral’, marcado con el número 9.


Este toro fue un dechado de bravura y con una embestida ‘así de clara’, colaborando con el diestro, que desde el inicio de la lidia, con el capotillo, lo toreó superiormente…
…Para algunos aficionados Eloy aprovechó plenamente las condiciones y bravura del astado, al que ejecutaba series de derechazos, pero limitadas hasta cierto punto, cuando el toro pedía mayor hondura y ligazón en todos y cada uno de los pases que eran fuertemente coreados al diestro, que conquistó, luego de cobrar un estoconazo completo y de efectos inmediatos, el triunfo grande y las orejas y el rabo del punteño fueron concedidas por la Autoridad…


…Fue ‘Señorito’, marcado con el número 11, un astado bravo, no muy fácil con los toreros de a pie, luego de que peleó fuerte con las cabalgaduras…
…Humberto lo había recibido con 5 verónicas dibujadas, preciosas en cuanto a ejecución se refiere, realizando la suerte como lo mandan los cánones, parando, cargando la suerte sobre la pierna contraria, tirando del cornúpeta llevándolo y acompañándolo con el juego de brazos, bien coordinado con el de su cuerpo, quebrando la cintura…


…Muleta en ristre, el hidrocálido se hizo de su enemigo y ante más de 12 mil espectadores bordó un faenón de antología, exhibiendo clase, hondura y sentimiento torero…
…Los millares de aficionados no daban crédito a lo que ocurría en el ruedo, donde surgía un muletero excepcional, de un corte diferente, muy dominador y seguro, ya que ayer Moro se mostró ayer diferente y en ningún momento como antes estuvo a merced de los pitones de su enemigo, al que liquidó de un estoconazo completo y en todo lo alto.


Bien concedida la oreja, que a nuestro juicio y el de muchos otros, debió de acompañarse con otro auricular del Punteño…

La ganadería de La Punta se había presentado en la Monumental Aguascalientes el 8 de mayo de 1977 con una novillada para José Antonio Ramírez El Capitán, Paco Olivera Bombita, Roberto Ramírez El Oriental, Saúl Saleri, Gerardo Navarro y Ricardo Sánchez, pero en este 26 de abril de 1981, lo hacía con una corrida de toros y es a la fecha, la única que ha lidiado este legendario hierro en este escenario.

El cartel del hoy: Un toro para rejones de El Vergel y seis de Carranco de lidia ordinaria, para el caballero en plaza Rodrigo Santos y los matadores de toros Antonio Barrera, Ignacio Garibay y Víctor Mora.

domingo, 19 de abril de 2009

Tal día como hoy: 19 de abril de 1980. Armillita Chico y Curro Rivera triunfan en la primera de feria.


La primera corrida de la feria de 1980 se daba con la presencia de dos triunfadores de la escena taurina mexicana. Los toros de José Julián Llaguno, que como todos los de su Sangre, estaban en la cresta de la ola y la de Miguel Espinosa Armillita Chico, que venía precedido de la nombradía que le otorgó el mes de marzo del año anterior, la faena al complicado toro Arte Puro de Torrecilla – a mi juicio, la mejor que le vi en su carrera –, la tarde de la alternativa de Ángel Majano en la Plaza México.

El saldo de este primer festejo mayor sería de cuatro orejas para Miguel y una para Curro Rivera, siendo lo más destacado del recuento de don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del 20 de abril de 1980 lo siguiente:


¿Será Miguel Espinosa el anhelado regenerador del toreo, el nuevo mesías taurino de cuyo arribo vive siempre pendiente la afición?...

…Pues triunfador por partida doble, vencedor en la lidia de sus dos enemigos con los que llevó a cabo otras tantas faenas de mérito y brillantez excepcionales: conquistador en buena lid de las dos orejas de ‘Licenciado’ y de las dos orejas de ‘Agrónomo’ – galardones que, a juzgar por el entusiasmo y la demanda colectiva, debieron de estar acompañados por otros trofeos – Miguel Espinosa salió de la plaza en pleno éxito, arropado por el aura de la idolatría popular y deja para las tardes subsecuentes y sus futuros alternantes, una marca difícil de alcanzar…

…cuando se daba por descontado un trasteo de mero trámite, Miguel fue al de José Julián Llaguno y con suaves muletazos lo desengañó y se hizo de él, para cuajar luego un faenón superior al del tercer toro. ¡Arte, torerismo, verticalidad y buen gusto fueron virtudes que dieron relieve y brillantez extraordinarios al trasteo, realizado todo él a base de temple y mando, de quietud y de bien hacer! ¡Lo que se llama una gran faena! Vino luego la estocada en buen sitio, dobló finalmente el astado y las dos orejas – el público demandaba también el rabo – la ovación estrepitosa, el triunfo rotundo.

La afición de Aguascalientes tiene ya ‘su’ torero: Miguel Espinosa. Había brindado éste la faena a Paquito Madrazo y cuando concluida aquella, Miguel y Paquito se fundieron en un estrecho abrazo, nos pareció ver en éste un reflejo de la gran amistad y la mutua admiración que existió entre aquellos dos grandes señores de la fiesta que fueron don Francisco Madrazo y don Fermín Espinosa…


Al final de cuentas, como lo barrunta la crónica de don Jesús, el resultado más trascendente de ese serial sería el asentamiento en el gusto de la afición hidrocálida, de los hermanos Fermín y Miguel Espinosa Menéndez, los hijos del llorado Maestro Armillita como los portadores del estandarte de la torería de esta tierra en los ruedos locales y en los del resto de la Aldea de Tauro, donde los dos escribieron interesantes páginas de la Historia del Toreo.

También vemos en el programa general de los festejos, que una historia paralela, que se entrecruzaría por las veredas del arte con las de los hermanos Armillita comenzaba a escribirse. En las novilladas de feria aparecían ya los nombres de los hermanos Ricardo y Luis Fernando Sánchez, pero de eso, quizás habrá espacio para comentar más adelante.

Por último cabría señalar que en rigor, este festejo era el segundo de la feria a la que hago referencia, pues como se ve del programa general de ella, el día anterior, arrancó con una novillada.

El cartel para hoy: Novillos de Malpaso para Fernando Labastida, Jorge Adame y Fernando Alzate.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Hoy hace 34 años (y II)

En la segunda corrida de lo que podríamos llamar la feria de la inauguración de la plaza de toros Monumental Aguascalientes, el inolvidable Guillermo Cabezón González confeccionó un cartel de los que después se dio en llamar de banderilleros, en el que actuaron Jesús Solórzano, Antonio Lomelín y Manolo Arruza, para lidiar toros del ingeniero Mariano Ramírez.

El primero de la tarde fue bautizado como Pinocho, seguramente en honor del que fuera subalterno y en ese entonces apoderado de toreros, Manuel González, así apodado, que llevaba gran amistad con el ganadero. El encuentro de Solórzano y Pinocho nos lo recuerda la crónica de don Jesús Gómez Medina, publicada en el diario El Sol del Centro del día 25 de noviembre de aquellas calendas, bajo el título Con el estupendo Pinocho, Solórzano bordó el toreo:

Y en la palestra del nuevo coso se produjo “el milagro de la verónica” como si, al torear de capa, Chucho Solórzano fuese repitiendo el soneto de Xavier Sorondo:

“Los brazos pordioseros, como péndulo doble, arrastran por la arena la comba del percal...”

Un vibrante escalofrío barrió los tendidos, sacudidos por el flamazo de la emoción más noble que pueda depararnos la fiesta brava: La emoción del arte; mientras Solórzano concluía los lances antológicos con un recorte señorial.

¡Admirable conjunción aquella! El toro, prototipo de bravura y buen estilo y el torero, dechado de calidad y de arte. Y si “Pinocho” aportó nuevos lauros a la triunfadora vacada del Ing. Mariano Ramírez, Chucho por su parte, ilustró con nuevas hazañas los blasones de la afamada dinastía moreliana...

A la elegancia, al aplomo y al buen gusto para realizar las suertes añádase la variedad, que no parecía sino que, al torear de muleta, Solórzano tenía por norte el poema de Gerardo Diego “Oda a la Diversidad del Toreo”. En esta forma, en lugar de los trasteos a golpe cantado, asistíamos al gozoso espectáculo de un Solórzano que, sin desviarse de la norma clásica, con los naturales cadenciosos, apretados, de genuina estirpe rondeña; y al lado de los derechazos pausados, ceñidos, la mano baja y la pierna contraria al frente, intercalaba los de trinchera, los firmazos, el afarolado y los molinetes, de los que hubo uno, girando lentamente ante la propia cara del burel, que hubiese firmado Belmonte. Filigranas éstas de la mejor calidad y del gusto más exquisito que, lejos de restarle hondura a la faena – ¡A la gran faena! – le infundieron mayor brillantez a la manera que una rica pedrería embellece una joya forjada con oro de la mejor ley.

A un tiempo, sepultó Chucho todo el acero ligeramente trasero. Rehusábase “Pinocho” a doblar y para conseguirlo, su matador apeló a un recurso de vieja ejecutoria: Extrajo la espada y, corriéndola hasta el cerviguillo, descabelló al segundo intento, a cambio de verse achuchado y sufrir un varetazo. Ovación estruendosa. Las dos orejas y el rabo de “Pinocho”, el nobilísimo ejemplar para cuyos despojos ordenose, con toda justificación, el arrastre lento.

Y con los apéndices y la doble vuelta al ruedo, Chucho Solórzano recibió de nuevo la pleitesía de un público, que una vez más, supo rendirse ante la manifestación de la más noble expresión de la fiesta: La del toreo – arte…

Así pues, con esta actuación del hijo del Rey del Temple, se precisaron dos importantes efemérides de la recién inaugurada plaza Monumental Aguascalientes: las del primer rabo otorgado en su albero y el primer toro premiado con el arrastre lento, el nobilísimo Pinocho del ingeniero Mariano Ramírez.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Hoy hace 34 años

La construcción de la Plaza Monumental Aguascalientes se inició en marzo de 1974, sobre el lecho del Arroyo del Cedazo, quedando lista pues, – más no totalmente terminada – para su estreno en un período de ocho meses. Los materiales utilizados para su edificación, fueron concreto y acero, y su cupo al ser inaugurada era de nueve mil espectadores, repartidos en ocho filas de barreras, trece filas de tendidos generales y palcos de contrabarrera.

El acto protocolario de inauguración se llevó a cabo a las doce horas del 23 de noviembre de 1974, por parte del entonces Gobernador Dr. Francisco Guel Jiménez, quien después de la explicación de las características técnicas del inmueble y de la intervención del Ing. Jorge López Yáñez El Vago, a nombre de la afición local, declaró inaugurada la plaza de toros Monumental Aguascalientes, que ese es su nombre oficial, develando la placa alusiva al fasto.

Una hora después, pues el protocolo político de la época así lo exigía, Monseñor Salvador Quezada Limón, Obispo de la Diócesis de Aguascalientes bendijo las instalaciones y presidió la celebración eucarística en los bajos del tendido de sombra, pues en ese momento la capilla del coso aún no estaba concluida, como tampoco lo estaban muchas otras de sus dependencias.

Ya en lo taurino, decía don Jesús Gómez Medina en su nota publicada en El Sol del Centro de hace treinta y cuatro años:

La afición espera con expectación la alternativa del nuevo espada, a quien por cierto, para estar a tono con la significación de la fecha, le tocará lidiar a Hidrocálido, el toro de Torrecilla, que será el de su doctorado, y que será lidiado en primer término en honor de la ciudad, de su nueva plaza y de Fermincito.

A las cinco de la tarde se abrió la puerta de cuadrillas y partieron plaza Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Fermín Espinosa Armillita, quienes darían cuenta de un encierro de Torrecilla. El primer toro que saltó a la arena fue el ya referido Hidrocálido, número 58, negro bragado y el primer capotazo en la brega lo recibió de Alfredo Prado. Los primeros lances a la verónica y la consiguiente ovación fue para el toricantano Fermín Espinosa. A Isabel Prado le correspondió aplicar la primera vara y fue el propio Fermín quien se encargó de colocar el primer par de banderillas.

Huelga decir que el primer torero alternativado en la plaza fue el hijo del Maestro de Saltillo y es a Manolo Martínez a quien correspondió el cortar la primera oreja que se otorgó en la nueva plaza al toro Doctor, primero de su lote.

El primer rabo otorgado en el nuevo albero, fue para Jesús Solórzano hijo, al día siguiente de la inauguración al toro Pinocho, del Ing. Mariano Ramírez, primero de esa tarde, que resultó ser también el primer toro premiado con el arrastre lento en el nuevo redondel.

Aquí una memoria gráfica de esos acontecimientos:


El programa general de la apertura del nuevo coso


El programa de la ceremonia inaugural


Monseñor Quezada y El Volcán de Aguascalientes en la primera vuelta al ruedo


Una entrada de la tarde inaugural


Se abrió la puerta de cuadrillas


La primera alternativa

Aldeanos