jueves, 17 de diciembre de 2009

Una estampa del pasado



CRÓNICAS MADRILEÑAS
Toros y Toreros

No vale hacerse ilusiones; los toreros se van, los toros se han ido, y LA ÉPOCA, que ha combatido siempre mesuradamente, sin saña, nuestra fiesta nacional, podrá en breve asistir á su entierro.

Si; el desconsuelo más profundo se ha apoderado de los dilettanti; aquellos mismos – y entre ellos me he contado yo – que juzgaba imposible la muerte del espectáculo, se preguntan ya si, como la forma poética, está llamada a desaparecer.

Los viejos abonados, los gruñones sempiternos que mostraban orgullosos el talón de abono, como timbre de nobleza vinculado en la familia, se miran unos a otros tristemente y comienzan a dudar.

Los de mi generación se aburren, los jóvenes no se divierten, y la Plaza de Toros de Madrid – lo dije cuando se retiró Frascuelo, y lo repito ahora – huele a cadáver que apesta.

Los periódicos son doloroso reflejo del hastío que reina en la afición; la decadencia de las corridas de toros hace presa en la literatura taurina de un modo lamentable.

La desnudez del lenguaje, la viveza de la metáfora, la sangre del estilo, la alegría, aquella alegría comunicativa; desenvuelta y procaz que corría por las columnas de la prensa, haciendo cosquillas a la frase, con garbos de cigarrera y desplantes de chulo, se arrastra lánguidamente, es alegría con máscara, mueca de cartón pintado que tapa el rictus de la ironía y la desesperación.

Y lo comprendo perfectamente. Después de cuatro años, durante los cuales no he asistido ni una vez siquiera á las corridas de Madrid, venció mi resistencia un amigo y presencié la extraordinaria que se verificó recientemente, el Domingo de Ramos.

La empresa había puesto toda la carne en el asador: Manuel García, el Espartero; Rafael Guerra, Guerrita, y seis toros, del Saltillo; un acontecimiento para los tiempos que corren.

Una hora después de terminada la función, no me quedaba de ella el menor recuerdo.

¡Qué aburrimiento, qué frialdad, qué insoportable sosada! Hubo pases de muleta superiores, hubo buenas estocadas, excelentes quites, toreo de monadas, quiebros, desplantes, morisquetas, todo el atrezzo, los trajes y decoraciones que acompañan a la mise en scéne de las corridas modernas.

Y la plaza se mantuvo helada, lívida, yerta durante toda la corrida. Los aplausos sonaban a hueco; el mar agitado del público dormía en calma chicha; los aficionados miraban por costumbre; los toreros lidiaban por obligación. Ni un grito de férvido entusiasmo, de ésos que hacen trepidar la plaza entera. Ni una protesta feroz de ésas que convierten el circo en receptáculo de fieras humanas y traen á la memoria el Pollice verso de Gerome.

Por todas partes la quietud, la calma, una benevolencia inverosímil, el cansancio, el hastío, la resignación.

¡Cuánto gocé al contemplar aquel espectáculo! ¡Cuánto gocé al advertir que las sombras de Lagartijo y de Frascuelo vagaban por la arena y se interponían entre el público y los lidiadores!

Aquello era el duelo de Rafael y Salvador, el recuerdo de lo que se fue para no volver nunca, veinte años de admirable lucha, veinte años de incesantes emociones, las manos rotas de aplaudir, los labios secos de silbar.

No se goza y no se sufre impunemente durante veinte años; es mucho tiempo para qué no se use el corazón, como se usa un mueble, como se deshilacha un traje.

En ese espacio de tiempo hemos latido demasiado, nos hemos entregado con exceso para que no se nos imponga a todos la necesidad de descansar.

Y el arte del toreo ha sufrido y se ha cansado cómo nosotros; se ha hecho, como nosotros, viejo, está reumático, achacoso, enclenque, en plena reacción.

Lagartijo y Frascuelo lo levantaron sobre el pavés cuando las postrimerías de Cúchares y Cayetano Sanz parecían preludiar a su decadencia y Antonio Carmona trataba de galvanizarlo con sus famosas banderillas al quiebro.

Desde entonces cobraron el barato, y a ellos pertenece, a ellos solos, el renacimiento de las corridas de toros; ellos, ellos solos han llenado con sus nombres la época más brillante, más larga, más sugestiva y ¿por fué no decirlo? más gloriosa de la fiesta nacional.

¿Qué queda hoy, después de la heroica competencia de Rafael y de Salvador? ¿Toreros? ¿Dónde hay dos que puedan luchar entre sí como Lagartijo y Frascuelo?

¿Toros? ¿Dónde están? Cabras, chivos, becerros, gnomos: así llaman los periódicos a las reses que hoy se lidian en la Plaza de Toros de Madrid.

El mal terrible, el cáncer que mata al espectáculo está ahí en los toros más que en los toreros.

Espartero y Guerrita son jóvenes, son valientes. El primero es dechado de vergüenza, se entrega al matar, torea de muleta una tranquilidad pasmosa, y suple a la escasez de facultades con una temeridad simpática, casi inocente, con una despreocupación adorable, que raya en candidez.

Guerrita es un fenómeno, fenómeno de fuerza y agilidad, fenómeno de vista, fenómeno de entusiasmo, inquieto, bullidor, ávido de aplausos, entrometido y efectista, con desplantes de niño mal criado; torero extraordinario, en suma, audaz, sereno y absorbente que la fama prematura ha destemplado y el público madrileño malogrará tal vez.

La competencia entre los dos es imposible, porque llegan tarde y el campo está agostado. La lucha entre toreros debe ser implacable, salvaje, brutal; lucha de principios, lucha de personas, ojo por ojo y diente por diente, sin tregua ni compasión unguibus et rostro.

Así han luchado Lagartijo y Frascuelo en la plaza; así han luchado, fuera de ella, sus partidarios. Las competencias toreras son guerra civil, feroz contienda entre hermanos, encarnizamiento, fanatismo, algo que perturba los sentidos, oscurece la vista y desquicia a la razón.

El Espartero y Guerra no pueden luchar así; carecen de autoridad y de importancia para producir una nueva revolución; llegan tarde, ya lo he dicho, y su competencia es ficticia; una competencia suave, fina, bien educada; una competencia de guante blanco.

Los toreros se han civilizado, y los toros también. No tienen cara, no tienen cuernos, no tienen libras; son reses anémicas a las que tronchan dos recortes y mugen, no de ira, sino de debilidad. La parte dramática, la parte de emoción, la parte virtual del espectáculo ha desaparecido por completo, es una mistificación. (El subrayado es de este amanuense)

En cuanto desaparece el riesgo y el peligro se aleja, amortiguase el interés del público y se desvanece mérito del lidiador.

Sin emociones no hay corrida posible; aquéllas aumentan en sazón del riesgo seguro o del peligro probable, y privar al público de la ansiedad que crea en él la posibilidad de una desgracia, es despojarle del sentimiento que le lleva en primer término a la Plaza de Toros.

El entusiasmo del aficionado crece a medida del peligro salvado por el lidiador, y cuanto más iguales son las condiciones de ataque en el toro y de defensa en el torero, es mayor y más lucido el mérito de éste, y más ardiente y sincera la admiración del público.

Eso acabó: Lagartijo y Frascuelo se lo han llevado todo: los toreros, los toros, la afición.

Las corridas son óperas cómicas, los toros tenores de gracia, los toreros tiples ligeras. La pasión ha huido con sus acentos rudos, desordenados, brutales, dejando dueños de la plaza a Dulcamara y a Crispin Tachetto.

Los odios que ha concitado a Guerrita su ruptura con Lagartijo dan al Espartero un contingente inesperado de parciales; pero todo eso es falso; son equilibrios de conveniencia, pura bouderie de anabaptistas, a quienes los disgustos de Rafael laceran el alma.

Los periódicos han dicho que Jerez verá este año la competencia de Lagartijo y de Guerrita. El maestro desafía a Guerra, éste acepta, y la lucha se desarrollará, con todo el aparato que su argumento requiere, en la ciudad andaluza.

Y ¿hay alguien que lo ha creído? No, no puede ser; Barnum ha muerto, y Géraudel y Vaissier no han tomado la plaza de Jerez para exponer las pastillas contra la tos ni el jabón de los príncipes del Congo.

Rafael Guerra contra Rafael Molina es la lucha de la parte contra el todo, la página contra el libro, Chueca y Barbieri iguales, la canción de Menegilda contra Pan y toros.

El único que podía contender, y ha contendido, de potencia a potencia con el maestro cordobés, se ha retirado, y cuantos se agitan hoy en torno suyo son, a su lado, figuras de biscuit.

Lagartijo representa una época; es el derecho adquirido, la savia de una generación, y aunque vague, triste y nostálgico fuera de la corte, miembro aislado, grandioso fragmento de las glorias de ayer, bastará sacudir su melena una vez al león del pasado para convertir en gozquecillos a los toreros del presente.

Solo está, solo estará y solo hay que dejarlo, como augusta sombra, hasta que su retirada cierre definitivamente el único resquicio que en el arte de torear reses bravas dejó abierto la retirada de Salvador.

La sombra de Rafael es la del manzanillo, y cualquiera que pretenda acercarse a él hallará la muerte.

Todo está, pues, reducido a la competencia anodina entre el Espartero y Guerra, Ese es el único alimento que queda a los aficionados; dulce de confitería que empalaga, aria de flauta con variaciones, que es al toreo verdad lo que el canario al águila.

Algo es algo, y eso podría aún dar al espectáculo una vejez alegre. ¿Pero los toros? ¿Dónde están los toros? En ese pastel de liebre de la fiesta nacional ¿dónde está la liebre?

La liebre no existe; ha quedado sólo el pastel. Por eso he dicho que los toreros se van, que los toros se han ido, y que LA ÉPOCA, que ha combatido mesuradamente, sin saña, nuestra fiesta nacional, podrá asistir en breve a su entierro.

ANTONIO PEÑA Y GOÑI.

N.B. La relectura de Antes y después del Guerra, de F. Bleu, me redirigió a este texto, que parézcalo o no, resulta en cierta forma, 118 años después, coincidente con muchas realidades de estos tiempos que corren, pero con una diferencia notable: a nadie se le ocurrió en aquellas calendas, llevar a las Cortes, alguna iniciativa por la supresión de la fiesta de los toros. Ojalá disfuten el texto como yo lo he hecho.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Leodegario Hernández y la historia de dos corridas no celebradas

Leodegario y la Monumental Jalisco

Leodegario Hernández Campos nació en Arandas, Jalisco, el 24 de enero de 1920. Se dedicó en primera instancia a los negocios relacionados con los espectáculos y entre sus aciertos notables, se cuenta el descubrimiento de Javier Solís, uno de los intérpretes legendarios de la canción ranchera mexicana, quien destacó también por sus versiones de la Suite Española de Agustín Lara, a mediados de los años 50.

Al mediar la década de los sesenta, se metió al negocio de los toros. Aprovechó la rebeldía de la generación que tomaba el testigo de los toreros de la Edad de Plata mexicana que se negaron a ser tratados como jornaleros por Ángel Vázquez y adquirió la titularidad de las plazas de toros de León e Irapuato en el estado de Guanajuato y la de Monterrey y en Guadalajara, al no poder obtener ni la propiedad, ni la explotación de El Progreso, edificó una nueva, no obstante los comentarios negativos al respecto, según lo cuenta Xavier Toscano en el diario Milenio, de la capital mexicana:

…Así fue como en Guadalajara, el arandense Leodegario Hernández llevó a cabo el proyecto de construcción de otra plaza de toros. ¡Qué barbaridad! ¿Otra plaza? Si contábamos con la querida y tradicional El Progreso, con más de un siglo de antigüedad. No obstante las trabas, y también –porque no decirlo – golpes bajos, y después de invertir muchos millones de pesos y largos meses de trabajo, consiguió llegar finalmente a su meta establecida: inaugurar su nueva plaza de toros…


Para ello, encomendó el proyecto al renombrado arquitecto José Manuel Gómez Aldana y la realización de la obra estuvo a cargo de un equipo integrado por los arquitectos Leopoldo Torres Águila, Manuel Parga y Gorki Guido Bayardo y los ingenieros Mario Quiñones, Alfonso Ortega Pérez y Mario Fernández. El nuevo coso tiene capacidad para 16,500 espectadores y se le asignó un predio de seis hectáreas.



La nueva plaza se denominó Plaza de Toros Monumental Jalisco y fue inaugurada el día 4 de febrero de 1967, un sábado con una corrida de toros, en la que se lidiaron 6 toros de José Julián Llaguno, para Joselito Huerta, Raúl Conteras Finito y Manolo Martínez. La plaza fue remodelada en 1979 y aunque hoy en día se le llama Nuevo Progreso, aunque como afirma Xavier Toscano, es una mala denominación, …pues no fue edificada ni erigida para sustituir al antiguo coso del hospicio del barrio de San Juan de Dios, que fue y será la única plaza El Progreso de nuestra ciudad…

Historia de dos corridas

En la columna Noticiero Taurino del diario El Informador, de Guadalajara, del sábado 11 de enero de 1969, aparecía la siguiente información:

...Raúl Pérez Vargas, el gerente de La Monumental de Jalisco nos informó que ya tiene todo preparado para el mano a mano entre nuestro paisano Manolo Martínez y el español Palomo Linares, corrida que deberá tener lugar el domingo 19 del presente enero...



Cuenta Guillermo H. Cantú que esa corrida se anuncia en un día libre que Palomo Linares tenía dentro de la exclusiva que le tenía firmada Diversiones y Espectáculos de México S.A. (DEMSA) para su campaña en plazas mexicanas por ese calendario. Como apuntaba en una entrada reciente, la cabeza visible de DEMSA, era Ángel Vázquez, quien en estos asuntos, consiguió algo que a veces parece imposible de lograr: unir a toda la gente del toro… ¡pero en su contra!

Ya el domingo 12 de enero de ese año, apareció en el diario El Informador el primer cartel anunciador del festejo (página 4 – B), efectivamente un mano a mano, con toros tlaxcaltecas de Piedras Negras. La empresa de don Leodegario continuó con la labor de difusión de su corrida y así, el lunes 13 volvió a aparecer otro programa difundiendo la corrida (página 8 – B) y el martes 14 aparecía la siguiente información, de nueva cuenta en la columna Noticiero Taurino:

...Mañana llegarán a esta ciudad los seis hermosos toros de Piedras Negras que el próximo domingo en la Monumental de Jalisco, lidiarán Manolo Martínez y Palomo Linares, es decir que será en Guadalajara en donde los aficionados disfrutarán del primer mano a mano entre este par de extraordinarios matadores de lo mejor de México y España... Y a propósito de Leodegario Hernández ha programado dos extraordinarias corridas en el Astrodome de Houston, una que deberá tener lugar mañana miércoles y otra el próximo domingo, figurando en ambos carteles varios famosos diestros mexicanos...


Resulta curiosa la referencia añadida que se hace a los festejos organizados por Leodegario en Houston, que en estas fechas cobra vigencia, después del fiasco que resultaron los organizados por el inefable Don – Bull en Las Vegas hace unos meses.



En esa misma fecha, es decir, el martes 14 de enero de 1969, aparecía esta información en la primera página de la sección de deportes del mismo diario El Informador:

MANOLO Y PALOMO EN LA MONUMENTAL. – Manolo Martínez y Palomo Linares, los dos diestros más interesantes de la actual temporada taurina mexicana, habrán de actuar por primera vez, mano a mano el domingo próximo en la plaza de toros monumental "Jalisco" de esta ciudad. Para dicha confrontación la empresa del coso tapatío ha escogido un arrogante encierro de la ganadería de Piedras Negras. Al día siguiente Manolo y Palomo Linares volverán a encontrarse en el ruedo de la plaza de León, Gto., pero en tal ocasión acompañados por Raúl Contreras "Finito", para estoquear toros de la ganadería de don Rafael Obregón. Manolo Martínez y Palomo Linares son esperados hoy procedentes de Caracas.


El miércoles 15 de enero, la Plaza Monumental Jalisco, volvió a anunciar su corrida con normalidad (página 7 – A), en un esfuerzo por captar la atención de la afición y de propiciar una buena entrada en la nueva plaza de toros.



El día 16 de enero de 1969, jueves, aparece por primera vez un anuncio de que también en El Progreso se llevaría a cabo un festejo el domingo 19. Se anuncian toros de Moreno Reyes Hermanos (la ganadería de Cantinflas), para Palomo Linares, Curro Rivera y Manolo Espinosa Armillita. El anuncio aparece en la página 10 – B del diario El Informador, exactamente abajo del de la Plaza Monumental Jalisco.

El doble anuncio se repetirá al día siguiente, viernes 17 de enero y el sábado 18, aparece en la primera página de la sección de deportes, la siguiente nota:

LOS DOS CARTELES, CANCELADOS

El debate entre las dos empresas taurinas de Guadalajara fue solucionado dramáticamente ayer con la intervención del Ayuntamiento de la ciudad, y los carteles para celebrarse mañana fueron cancelados.

Se recordará que la empresa de la Monumental de Jalisco anunció desde hace varios días el mano a mano entre el regiomontano Manolo Martínez y el íbero Sebastián Palomo "Linares".

Algunos días después, la empresa de "El Progreso" fijó en las carteleras el aviso de que el mismo Palomo "Linares" alternaría mañana en el coso del Hospicio con Currito Rivera y Manolo Espinosa "Armillita Chico".

Los aficionados, desconcertados por la dualidad de carteles, peregrinaban de una oficina a otra y en ambas se les aseguraba que sería "ahí" donde actuaría "Linares", pero los boletos no se ponían a la venta.

El Ayuntamiento de Guadalajara tomó cartas en el asunto y resolvió definitivamente el conflicto a un tiempo que ponía fin a los problemas que tuvieron que sortearse los aficionados.

Los dos cosos locales permanecerán cerrados el día de mañana y las dos empresas fueron sancionadas cada una con cinco mil pesos.

A "El Progreso" se le aplicó esa sanción por haber infringido el artículo 60 del Reglamento de Espectáculos Taurinos en el Municipio de Guadalajara, que prevé cierta anticipación a la fecha de los programas, para que los toros que vayan a lidiarse se encuentren ya en los corrales de la plaza y sean examinados para comprobar que cumplen con los requisitos de peso y edad que se encuentran en vigencia.

A "Espectáculos de Occidente" S.A., empresa que maneja a la Monumental de Jalisco, se le aplicó la misma sanción por no haber presentado las pruebas suficientes de que tenía debidamente contratados a los espadas que anunciaba.


A mi juicio, la decisión salomónica que tomó el Ayuntamiento de Guadalajara terminó por favorecer a la empresa de El Progreso, que a todas luces pretendió sabotear la corrida que con una anticipación más que debida, había anunciado la empresa de la Monumental Jalisco y todo ello, a causa del hecho de que se emparejaba en competencia a uno de los toreros más atractivos que tenía DEMSA bajo su férula, con el torero más atractivo que se había negado públicamente a actuar en las plazas que esa empresa controlaba mientras Ángel Vázquez estuviera al frente de ella, es decir Manolo Martínez.

Pero, como lo deja claro el redactor del Noticiero Taurino de la fecha en la que se debieron de celebrar los festejos, la perjudicada al final del día, resultó ser la afición:

En efecto: se repitió la historia del perro y las dos tortas. Los aficionados bizqueaban por la dualidad de carteles anunciados en Guadalajara, ambos con el torero de moda, Sebastián Palomo "Linares". Cuando más caliente estaba el asunto, las autoridades civiles municipales, reglamentos en mano, dieron la puntilla al jaleo. Conclusión: ayuno obligatorio para los taurinos de casa...


El asunto se saldó con publicaciones de las empresas involucradas y del Ayuntamiento de Guadalajara. La empresa de don Leodegario ofreció dar a conocer públicamente las maniobras urdidas en su contra para reventar su corrida, cosa que según lo que pude ver en la hemeroteca, acabó por no hacer, pero descubro que este golpe bajo si hizo mella en su ánimo, pues al poco tiempo, se fue de los toros, para siempre.



El anuncio de la suspensión por parte del Ayuntamiento



La justificación de la empresa de El Progreso



El anuncio de la Monumental Jalisco



El efecto Leodegario

Leodegario Hernández impulsó con decisión las carreras de toreros como Raúl Contreras Finito, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Mauro Liceaga y Fabián Ruiz y otros como Manuel Capetillo y Jaime Bravo se unieron a su esfuerzo. Como señalaba hace unas líneas, para llevarlos adelante en una situación en la que una empresa de gran tamaño controlaba las principales plazas de México les tenía cerrado el paso, compró unas plazas de importancia y edificó otra, con la finalidad de tener los escenarios adecuados para promover a esos toreros que en un gesto de rebeldía, prefirieron mantener su independencia profesional a la comodidad de pertenecer al establishment como los hijos de los viejos maestros en los casos de Manolo Espinosa Armillita y Curro Rivera.

Leodegario Hernández, hastiado de recibir puñaladas por la espalda – como la del caso que motiva esta entrada – acabó por dejar el negocio de los toros en el año de 1971. Vendió sus plazas al grupo que resultaba ser su competencia y se convirtió en un espectador ocasional en los tendidos. Falleció el día 22 de enero de 1987, un par de días antes de cumplir sesenta y siete años de edad.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La erosión genética del toro de lidia

Hoy una de las noticias importantes que corren por la blogosfera es la desaparición en los hechos de las ganaderías de Juan Sánchez Fabrés, Clairac y Atanasio Fernández. La pérdida del material genético generado históricamente en esas vacadas representa un paso más en el proceso de erosión genética del toro de lidia. Un concepto generalmente aceptado de lo que es la erosión genética es: La pérdida de material o de especies vivas, inducida por la acción del hombre, sea por no cultivar esas especies o por provocar por otros medios su extinción.

Generalmente esa pérdida de especies se inicia cuando los humanos comenzamos a manipular los productos de la naturaleza. Casi siempre, se hace buscando el obtener un producto nuevo que agrupe la mayor cantidad de las ventajas de los demás considerados individualmente. Cuando esa manipulación llega a su culmen, se dice que se ha obtenido una variedad o especie mejorada, misma que de inmediato se coloca en la preferencia de los cultivadores, propiciando la extinción de las variedades originarias.

Los genetistas afirman que la extinción de variedades deja poco margen a los cultivadores para el error o la imprevisión, ejemplificando con el colapso de la Civilización Maya en el año 900 de nuestra era, señalando que lo que les sucedió, se debió a que su alimentación dependía de solo un puñado de variedades de maíz, mismas que sucumbieron a algún tipo de hongo o virus que les dejó sin alimento.

El corolario de esta situación, es que si bien la uniformidad genética tiene la virtud de reunir en individuos de un solo tipo un buen número de ventajas, igualmente recolecta en esos mismos individuos un gran número de desventajas y cuando se presentan problemas que se desarrollan a partir de éstas últimas, todos los ejemplares de la especie mejorada, sufrirán las mismas consecuencias negativas.

Por otra parte, al comenzarse a aprovechar las especies mejoradas, las originarias comienzan a caer en desuso y en consecuencia, se inicia el camino de su extinción.

Es este el fenómeno de la erosión genética, beneficio y azote de la ganadería y agricultura modernas.

El toro de hoy
Con independencia de su encaste, el toro de hoy es el producto de una selección esmerada y reiterada. En el lenguaje de los genetistas, es una especie mejorada. Pepe Alameda nos lo explica así:


…En el arco que va de finales del siglo XIX a principios del XX, acontece algo que tiene la mayor importancia en la evolución de la fiesta. Se precipita la selección del toro. Es algo que el público no ve, solo lo verá después, por sus resultados. Es un giro total, un cambio radical de motivaciones. Podríamos explicarlo así: En la etapa anterior el toro determinaba el toreo; de ahora en adelante, el toreo determinará al toro. Empiezan los ganaderos a seleccionar los toros, buscando hacerlos más aptos sobre todo para la muleta, que es el capítulo fundamental del toreo moderno…


Es decir, el toro de lidia ha sido adaptado genéticamente a la forma en que será lidiado. La determinación del rumbo hacia donde se llevarán las adaptaciones, se puede fijar por los públicos o por los toreros y salvo casos excepcionales, estos son los que han determinado esa transformación.

Recuérdense las preferencias de Guerrita por los toros del Saltillo; el llamado pleito de los miuras de Bombita y Machaquito; la influencia del diestro de Tomares en el nacimiento de la ganadería de San Mateo y la de Juan Belmonte en la transformación de La Punta. En alguna forma y en su tiempo, estas influencias significaron la expresión de la preferencia de esos toreros por determinadas características genéticas en los toros que habrían de lidiar.

Si observamos, las influencia de los toreros a que me he referido, se producen al principio del presente siglo y se han ido acrecentando conforme el tiempo pasa. Así escuché expresarlo a Sancho Dávila, ganadero de lidia y matador de toros en el retiro en 1991, durante una entrevista concedida a Federico Sánchez Aguilar para el programa Los Toros que por esas fechas pasaba por Radio Exterior de España, señalando que la selección del toro que sale a las plazas está determinada por las figuras del toreo, quienes lo prefieren suave, pastueño y con poca raza. Añadió que el setenta u ochenta por ciento de los toros que se lidian en España, desciende del tronco Murube - Ybarra - Parladé.

México y España

En México y en España predominan los encastes de origen Vistahermosa. Aquí se afincó lo proveniente del Marqués del Saltillo vía la familia Llaguno con sus hierros fundacionales de San Mateo y Torrecilla. En España, como ya se asentó, predominan los toros encastados en Murube - Ybarra – Parladé.

Lo que en su día afirmó Sancho Dávila quiere decir que la mayor parte de la ganadería brava española es genéticamente idéntica - la nuestra adolece del mismo problema - y que por lo mismo, los males que la aquejan son generalizados, pues los toros tienen muchas virtudes iguales, pero también defectos idénticos.

Así, podemos apreciar que en México y en España el descastamiento es cotidiano. El pretendido mejoramiento genético del toro de lidia logró una especie mejorada, pero a la par de que se logró individuos con una gran cantidad de características positivas, muchas de las negativas se fundieron en esas nuevas especies, convirtiéndose en constantes aquí y allá.

Nuestros días

Aunque resulta evidente que ya se ha advertido el problema del desgaste que ha producido el reducido espectro genético del ganado de lidia a causa de la exclusión del mercado de encastes que resultan antipáticos para los diestros que mandan. Hoy en día, parecen seguir siendo los propios toreros y sus apoderados, los más preocupados por la uniformidad de las condiciones genéticas – buenas y malas – de los toros actuales y por ello resulta increíble que no busquen preservar los troncos originarios - o lo más parecido a ellos –, para tener manera de subsanar las evidentes fallas de las especies mejoradas.

Para nadie es un secreto que esas especies mejoradas rinden en la bonanza, pero son víctimas también de las mismas calamidades. La mayoría de los toros de este tiempo tienen una identidad genética que si bien parece asegurar el éxito dadas algunas condiciones, también los hace vulnerables a los mismos desastres. Una vez que los toros empezaron a caerse o a mostrar mansedumbre, solo fue cuestión de tiempo para que se extendiera hacia las demás ganaderías del mismo origen.

Por seguir las cosas en la forma en la que se están llevando, la fiesta se ha sumido en una crisis muy grave, más que nada, porque quienes por tradición, afición o negocio, se dedican a la crianza del toro de lidia, o no han dedicado los recursos necesarios para preservar la mayor gama de encastes, o quienes tienen los materiales genéticos originarios, a fuerza de ser excluidos de las plazas, prefieren retirarse del negocio, no obstante que poseen lo necesario para que en momentos de necesidad, se pudieran superar los problemas de las especies mejoradas con ayuda de la ingeniería genética, ciencia que parece ya haber entrado en auxilio de las tradiciones de nuestro campo bravo, pues como afirman los genetistas: El provocar la erosión genética con especies mejoradas, es como quitar las piedras de los cimientos, para reparar el tejado de una casa.

En el estado actual de cosas, es necesario que las cosas apunten al cambio y este no implica deshacerse de los troncos ganaderos tradicionales. Ya es tiempo de que en los principales ruedos de México y España podamos ver toros encastados en ramas diversas a las comerciales de costumbre, porque de seguir permitiéndose que ganaderías históricas vayan al matadero por ser inviable su operación, lo más seguro es que muy pronto, esto termine siendo un juego, como el de Las Vegas, quizás.

Espero que SolySombra de Camposyruedos se considere servido con esta aportación.

lunes, 30 de noviembre de 2009

México: Toros y televisión (y II)

Pero Ángel Vázquez también hizo de la televisión un arma al servicio de sus propósitos. Guillermo H. Cantú lo cuenta así:



…A finales de los sesenta… Leodegario Hernández… había firmado un contrato por 25 corridas con el torero dándole un buen anticipo, pero como no pudo organizarlas le pasó a Vázquez el contrato con varias corridas pendientes de cumplir. En el texto se especificaba que las transmisiones de televisión se mantendrían ‘de acuerdo a la práctica usual’, punto que motivó los problemas. La compañía transmitía las corridas por el canal 4 de la capital del país, que únicamente cubría el Valle de México. Cuando la televisora cambió la transmisión de las corridas al canal 2, con cobertura nacional, la guerra quedó declarada. ‘Eso no es usual’, alegaron los toreros. ‘O nos pagan los derechos de televisión o no toreamos, a menos de que las cámaras salgan de la plaza’.
La primera oportunidad de medir fuerzas se presentó en Querétaro. Primera transmisión televisiva a color de una encerrona de Manolo Martínez, anunciada por la cervecería en todo el país, con plaza llena y expectación enorme. ‘Manolo exigió que salieran las cámaras o no torearía’. Los abogados Pablo y Pedro Suinaga, en representación de la empresa… se mostraron firmes en su posición y llevaron Notario Público al patio de cuadrillas para constatar los hechos y proceder conforme a Derecho. En medio del ambiente electrizado se encontraba Enrique Ortiz Izquierdo, director de publicidad de la cervecería…

Ante la irreductible posición de los contendientes, Ortiz Izquierdo cedió unos cuantos minutos antes de las 4 de la tarde. ‘Está bien’, dijo, ‘la cervecería - Moctezuma - paga’. El matador esbozó una sonrisa equívoca entre el alivio y el triunfo, pero el misterio verdadero tenía cara de toro en ocho versiones inéditas de Mimiahuápam, que nerviosas aguardaban en los chiqueros. El pleito se extendió y la cervecería advirtió a la torería, el lunes siguiente, de sus sólidos propósitos, despidiendo fulminantemente al señor Ortiz Izquierdo… Lo anterior sucedió el 16 de junio de 1968…
(En Manolo Martínez. Un demonio de pasión)


El asunto de Manolo Martínez sucedió en Querétaro, y aunque Cantú incurre en un lapsus histórico, pues los festejos taurinos de la capital mexicana y de otras plazas importantes del país se transmitían por televisión a toda la República desde principios de los años sesenta, pero su aserto refleja esencialmente la realidad de lo que sucedía entonces. Un semestre después de lo de Querétaro, en la Plaza México, ya no hubo manera de enderezar las cosas. Allí sí los toreros se negaron a salir y efectivamente no salieron. La versión de Daniel Medina de la Serna sobre ese particular, es como sigue:



…Esa temporada de 1969 estuvo determinada por varios conflictos; el primero de ellos, la ausencia de Manolo Martínez a pesar de estar contratado; el propio diestro declaró que mientras Ángel Vázquez, que daba ‘preferencia’ a los diestros españoles, estuviera al frente del negocio él no actuaría en ninguna de sus plazas y la más importante de ellas era la México… Los empresarios provincianos – Leodegario Hernández a la cabeza –, por medio de los toreros, tanto matadores como subalternos, lograron echar a la televisión de la Monumental; sin embargo, las dos primeras corridas todavía se transmitieron sin contratiempos, pero en la tercera (19 de enero, con Mauro Liceaga y las confirmaciones de Miguel Márquez y Fabián Ruiz) por estar instaladas las cámaras en la plaza los diestros se negaron a hacer el paseíllo y la corrida se tuvo que suspender. Esa tarde, en medio del desconcierto y en una actitud asaz inexplicable de las masas o de algún sector de ellas que manipuló al resto, hicieron bajar al ruedo al ‘doctor’ Gaona que estaba de espectador y hasta lo sacaron en hombros, quizá como una repulsa al empresario en funciones… La temporada, ya sin televisión, se reanudó dos domingos después… (En Plaza de Toros México. Historia de una cincuentona Monumental, Vol. II)


A partir de esa fecha, se transmitirían festejos taurinos desde las plazas del país, pero solo en ocasiones muy señaladas, como el caso de las despedidas de Luis Procuna, Joselito Huerta o el mismo Manolo Martínez, o aquella corrida de toros organizada a beneficio de la Cruz Roja, en la que actuaron mano a mano el mismo mandón regiomontano y Pedro Gutiérrez Moya, El Niño de la Capea, aprovechándose el fasto para celebrar la reanudación de relaciones diplomáticas con España. Ya la televisión en los toros sería la excepción, no la norma.




Entonces, resulta que no es la maldad de José Tomás la que ha echado las cámaras de televisión de las plazas mexicanas, sino que el autor del injusto, en primera instancia es nada menos que ¡Manolo Martínez!, la figura del toreo más grande que este país ha tenido en las últimas cuatro décadas y sus razones han sido las mismas que hace casi diez años asumieron el torero de Galapagar y José Miguel Arroyo, Joselito, para excluirse de los carteles que son objeto de transmisión televisiva.

…los toreros no tienen nada en contra de ser televisados… lo que no vemos digno es que las empresas, de espaldas a la decisión de los matadores, negocien con las cadenas de televisión… El torero debe decidir si quiere o no ser televisado… Todo esto no es por dinero… Lo decidido es por el bien de la fiesta… es imposible sorprender a la afición y no resultar monótono cuando 30 de tus festejos se pueden ver en la pantalla… La televisión, sí; pero con orden. Aunque, y de momento, este año no se torea en ningún sitio, las ferias más importantes incluidas, si la televisión está de por medio. No queremos que haya agravios comparativos… (El País, Madrid, 9 de marzo de 2000)


Esa fue la respuesta que dio su entonces apoderado Enrique Martín Arranz en una conferencia de prensa celebrada el 8 de marzo del año 2000 en el Hotel Victoria de Madrid, a la actitud adoptada por la empresa de la Plaza de Las Ventas y la plataforma que transmitió los festejos de la Feria de San Isidro de ese año, que en nota aparecida en el diario ABC de Madrid del 29 de febrero de ese mismo año dice:

…la exigencia de los matadores Joselito y José Tomás para que los festejos en los que participen no sean emitidos por televisión ‘es un asunto que no está en manos de los diestros, ya que Vía Digital ha adquirido la totalidad de las corridas de toros que tendrán lugar durante la prestigiosa feria madrileña… Lo que plantean tanto José Tomás como Joselito es un problema entre los empresarios y los propios toreros, un problema en el que Vía Digital no va a entrar porque no es la encargada de resolverlo’…




Así pues, creo que las razones de la historia son claras, no es la falta de sensibilidad de un torero extranjero (o gachupa, según se lea) la que nos impidió ver ayer el festejo de la Plaza México por televisión, desde mi punto de vista, es simplemente una cuestión de dignidad profesional - merecedora de ser imitada, creo yo - y la continuidad de algo, que orgullosamente provocaron los toreros y empresarios mexicanos en defensa de sus intereses profesionales, así que si lo queremos ver, pues a la plaza y por supuesto, pagando nuestra entrada.

domingo, 29 de noviembre de 2009

México: Toros y televisión (I)


Al anuncio de que el festejo dominical de la Plaza México no sería transmitido por la televisión de paga, como ordinariamente se hace en la llamada temporada grande, en virtud de los acuerdos de la empresa del coso con el diestro madrileño José Tomás, a nivel local – y los comentarios que haré serán estrictamente a partir de cuestiones aparecidas en los medios de Aguascalientes, aunque seguramente a nivel nacional surgieron manifestaciones similares – se inició un desgarramiento de vestiduras con comentarios como estos:



...SEGUN SE VEA. – Si la política es un caudaloso río que arrastra, hasta en las épocas de sequía, las aguas del chisme y la intriga, el mundo del toro no le va en ese sentido a la zaga. Hoy en que queda confirmado que el domingo próximo no será televisada al país la corrida de la plaza Monumental México, en el ambiente de capotes y muletas mucho se comenta que el español José Tomás prohibió la entrada de las cámaras para que éstas, afirman los que dicen saber hasta el mínimo detalle, no capten las presuntas pequeñas ventajas a las que acude el ibérico para impresionar en los tendidos. Como quiera, no deja de ser una insolencia que un extranjero, y gachupa para colmo, venga a imponer condiciones de esa magnitud sólo porque atrae público a los cosos, aunque es el que se lleva carretadas de euros. Si el espíritu de Cuauhtémoc anda todavía por ahí, ha de lamentar que se haya dejado quemar los pies hace más de 5 siglos. Y se preguntará, seguramente, ¿para esto?... (Rigor en la columna Cómo, Cuándo, Dónde diario Hidrocálido, 25 de noviembre de 2009)


...'EL POPULAR' JOSÉ TOMÁS.- Pues sí que están que trinan de coraje los aficionados taurinos porque mañana domingo no podrán ver por Unicable, como es costumbre en la temporada grande, el mano a mano del paisano Arturo Macías "El Cejas" y el español José Tomás, avecindado aquí en sus tiempos libres en su casa del fraccionamiento Calicantos, eso sí, barbudo hasta las orejas, con la intención de que no lo reconozcan en sus paseos por la ciudad. Resulta que Tomás, ha prohibido la transmisión televisiva de la corrida desde la Monumental Plaza de Toros México. "¿Y nosotros, dicen los aficionados, qué culpa tenemos? Queremos ver a "El Cejas", y uno, dos, tres... el español"… (Matías Lozano Díaz de León, en la columna Cortando por Lozano, diario El Heraldo de Aguascalientes, 28 de noviembre de 2009)


Es decir, las plañideras se lamentan de no poder ver gratis el festejo en la comodidad de su hogar y le atribuyen indebidamente a José Tomás un hecho que, sí se hubieran tomado la molestia de revisar la historia reciente de estas cuestiones, verían que la autoría no corresponde a un gachupa como dijera uno de los quejosos, sino a un torero que, con la mera pronunciación de su nombre, hará palidecer a más de alguno.

Toros y tele en México
La televisión comercial mexicana nace en el año de 1949, cuando el Gobierno Federal le otorga a don Rómulo O'Farrill la concesión para explotar en el Valle de México la frecuencia del canal 4, misma con la que ya experimentaba desde años antes Guillermo González Camarena. Entre los experimentos realizados, se encontraba la de la gestión de transmisiones a control remoto que permitiría adquirir la experiencia necesaria para el momento en el que se hiciera público el invento.

Es el 4 de octubre de 1946, dentro de ese proceso experimental, que se transmite por primera vez un festejo taurino desde la Plaza México y se difunde en monitores colocados en escaparates de establecimientos comerciales en distintos puntos de la ciudad. Fue una novillada en la que actuaron Saúl Guaso, Roberto Muñoz Ledo y Joselito Ríos ante novillos de Milpillas. Para la estadística, Muñoz Ledo fue volteado por el segundo de la tarde, ingresando a la enfermería y salió para matar al quinto y cortarle la oreja.

Ya de forma comercial, la transmisión de festejos taurinos inicia la temporada de novilladas de 1950, año en el que toreros como Ramón Ortega, Jaime Bolaños, Humberto Moro, Lalo Vargas, Miguel Ángel García, Fernando Brand, Anselmo Liceaga o Pablo Tapia (aquél que el 2 de junio de 1946 cortara la primera oreja otorgada a un novillero en el nuevo coso capitalino), son quienes dieron paso a una nueva forma de disfrutar de la fiesta; en la tranquilidad del hogar y con la ilustración y el comentario de Pepe Alameda y de Aurelio Pérez, Villamelón.

Pronto los festejos taurinos televisados se hicieron parte de la vida de los habitantes de la Ciudad de México que era el área de cobertura de la incipiente industria, pero algo más de una década después, al empezar a cubrirse el resto del territorio nacional, las transmisiones empezaron a compartirse con el resto de la República, causando en algunos lugares un impacto negativo, pues ante el atractivo del cartel presentado en la llamada pantalla de cristal, la gente se abstenía de asistir a los festejos programados en las plazas de los lugares en los que residía.

¡Fuera cámaras!
El año de 1968 es reconocido como uno que trajo grandes cambios en la forma en la que la humanidad veía la vida y en México, también afectó a la fiesta de los toros. Primero, porque en cuestiones de transmisión de festejos se hicieron los primeros en colores. Unos afirman que fue el del 11 de febrero de 1968, el de la despedida del Ranchero Aguilar en la Plaza México y otros, que fue el 16 de junio de ese mismo año, en Querétaro, con una encerrona de Manolo Martínez. Sea cual fuere, la idea en este caso es que se comenzaba a regularizar la transmisión cromática con la finalidad de cubrir en esa forma los Juegos Olímpicos que iniciarían el 12 de octubre de ese año.

La empresa de la Plaza México en ese entonces estaba a cargo de Diversiones y Espectáculos de México (DEMSA), antecedente de la actual Espectáculos Taurinos de México y había tenido como gerentes al maestro Armillita, al ganadero Manuel Labastida y por esas calendas había puesto en la silla a una persona nacida en Cuba y de ascendientes originarios de Galicia de nombre Ángel Vázquez, que tenía una forma rara de hacer negocios taurinos. Este asunto lo cuenta de esta guisa Rafael Morales, Clarinero:

…Un letrero en su despacho dice: “Se prohíbe hablar de toros”. Una invitación ingeniosa y humorística a ser breve. En el negocio taurino, obviamente, se tiene que hablar de toros. Solía decir al principio Ángel Vázquez: “Yo no sé nada de toros. Sé de negocios. Háblenme de lo que entiendo.” Era una aceptación franca de su limitación en conocimientos taurinos; pero también un reproche a cómo se manejaba la fiesta de toros, en la que siempre se perdía a la larga…

Ángel Vázquez manejaba para DEMSA negocios del espectáculo como Los Pilotos Infernales o el espectáculo de patinadores Holiday on Ice y donde alcanzó cierta notoriedad fue en el beisbol, manejando los destinos del club Diablos Rojos de México.


Su forma de llevar el negocio de los toros fue la adaptación de la exclusiva a las maneras de los otros espectáculos que conocía. Ofrecía a los toreros un sueldo mensual a cambio de un determinado número de fechas al año en las plazas que DEMSA controlaba (Tijuana, Monterrey, Guadalajara, León, etc.) y el diestro se presentaría, previo aviso, en el lugar que se le asignara. Eso motivó que toreros como Jesús Córdoba, Juan Silveti, El Ranchero Aguilar y algunos otros dejaran los ruedos, pues su dignidad de figuras del toreo se veía agredida con esa manera de ser contratados.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Zorrito de San Mateo


Hace cuatro días, Javier, en Toro, Torero y Afición, publicó una entrada a partir de un comentario de Oselito, en el que se aludía al indulto del toro Zorrito de San Mateo, que le tocó en suerte a Manolo Espinosa, Armillita, la tarde del 5 de febrero de 1966, en la desaparecida plaza de toros de El Progreso, en Guadalajara, Jalisco, en cartel en el que alternaron con el hijo mayor del Maestro de Maestros, Santiago Martín, El Viti y Jaime Rangel, llevando por delante a Carlos Arruza, en la última tarde que actuara en esa plaza El Ciclón Mexicano, quien perdiera la vida en un accidente de carretera el siguiente mes de mayo.

Este asunto va a quedar algo extenso, así que me pongo manos a la obra. Espero que quede entendible.

El origen de Zorrito

En algún otro sitio de esta misma Aldea, comentaba que los hermanos Antonio y Julián Llaguno importaron de España entre 1908 y 1911 dos toros padres y 16 vacas del Marqués del Saltillo. Entre el primer lote de ganado que importaron, venía una vaca, la Vidriera, número 11, que en el año de 1909 parió un becerro, nombrado Vidriero por su madre y herrado con el número 2. Este Vidriero fue engendrado en España y junto con el Conejo, toro importado en 1908, fue uno de los hacedores de la hoy ganadería madre de la cabaña brava mexicana, San Mateo. El gráfico que está enseguida, ilustra la genealogía paterna del toro que es el tema en esta oportunidad.

Zorrito se llamó en los libros de la ganadería Zorrillo, pero para lidiarlo en la plaza, se modificó su nombre para evitar la cacofonía del mismo, pues en nuestro lenguaje coloquial, es la forma con la que designamos a la mofeta. Su nacencia es del año de 1962, lo que me sugiere que se lidió de utrero, lo que se confirma de observar su trapío en el primer tramo del vídeo que ilustra la entrada de Javier y que da pie a que yo meta los míos en esta oportunidad.

La afirmación que hago en el sentido de que se lidió de utrero, la deduzco también de la reseña del encierro publicada en el diario El Informador de Guadalajara, la víspera del festejo, que refleja en lo sustancial lo siguiente:

El ganado que lucirá la ilustre divisa rosa y blanco de "San Mateo" a lidiarse en la primera de las tres corridas de que consta la Tercera Feria Taurina de Guadalajara en la plaza "El Progreso" se compone de siete toros que oportunamente se han estado exhibiendo.

Para que los aficionados conozcan sus características, ofrecemos la información. El ejemplar cárdeno listón marcado con el número 67, pesó al desembarcarlo 445 kilos netos. Hay otro de igual pinta que hizo mover la báscula hasta los 475 kilogramos y se distingue por el número 37. También el mismo pelaje tiene el número 47 con un peso de 455. El que ostenta en los costillares el número 51, cárdeno, se carga sobre los lomos 480 kilos. Los toros de color negro, uno meano, el otro bragado y el restante entrepelado, son respectivamente los marcados con los números 42, 66 y 65 de un tonelaje de 485, 465 y 450 kilos.

Todos estos astados de la propiedad de los señores José Antonio Llaguno e Ignacio García Aceves, reúnen finura, juventud, correctas cornamentas, escogidos de lo de la mejor nota; sin ser unas catedrales están en su mero punto…


Como se puede ver, desde la reseña periodística del encierro, se advertía que el encierro era cómodo y sobre todo, joven.

El festejo

El festejo tuvo como mayor fasto el indulto de Zorrito, el triunfo de Manolo Espinosa y el hecho de que Jaime Rangel saliera herido. La crónica de Latiguillo en El Informador revela que la corrida al final no dio el resultado esperado:



Para apreciar debidamente la labor de los matadores, diremos que el primero de San Mateo resultó bravo a secas, el segundo tuvo el defecto de llegar soso y aplomado al final, el tercer mereció el indulto y prestigió, tanto, al espada en turno, como a sus dueños, el cuarto también llegó soso y aplomado al último tercio, el quinto resultó demasiado difícil y el sexto no permitió el éxito a su victimario. El que correspondió al "Ciclón" Carlos Arruza empezó quedado, pero terminó embistiendo con bravura…


Sobre la actuación del hijo mayor de Armillita ante el toro de la tarde, el mismo Enrique Aceves escribió:

…Le tocó al hijo del que fuera gran maestro de los ruedos, don Fermín Espinosa "Armillita", lidiar al mejor toro del encierro, es decir al que los propios aficionados pidieron su indulto, después de la extraordinaria pelea que dio en los tres tercios pues fue bravo con el percal, arremetió con fuerza a los caballos y llegó al final embistiendo fieramente a la muleta. ¡Un gran toro!...

…la escandalera vino con la muleta, cuando Espinosa, después de brindar la faena a su señor padre, ejecutó toda clase de suertes del toreo, sin que faltaran los clásicos naturales y templados derechazos, todos a la mínima distancia y en medio de una gran algarabía, ya que los olés resonaban en los tendidos y las ovaciones se sucedían unas a otras…

Otra efeméride a destacar, es en el sentido de que esta tarde fue la primera vez que los señores García Aceves y García Villaseñor, compartían una vuelta al ruedo por un triunfo con José Antonio Llaguno García, ya como condueños de San Mateo y al paso de los años, acabarían por adquirir la totalidad de la titularidad de la vacada.

…Como este bravo toro, ya lo mencionamos fue indultado a petición del público, al diestro triunfador se le otorgaron, simbólicamente, las dos orejas y el rabo, con los cuales dio varias vueltas al ruedo, primero solo y luego con los ganaderos José Antonio Llaguno e Ignacio García Villaseñor, hijo de Nacho García Aceves, y con su señor padre, don Fermín Espinosa…


El destino de Zorrito

Zorrito volvió a los potreros de San Mateo, donde fue puesto con las vacas, pero también dejó progenie en las ganaderías de San Martín, Los Martínez y con Javier Garfias, quien lo retentó aproximadamente al año de haber sido indultado, en la plaza de la Hacienda de Santiago, donde entonces tenía el asiento de su ganadería y allí lo volvió a lidiar Manolo Espinosa y el toro no acusó los efectos de la lidia previa a la que había sido sometido. Si se ve con cuidado el segundo tramo del vídeo al que he aludido antes y se compara el trapío del toro con el que lucía cuando fue a la plaza, se puede ver que efectivamente, fue lidiado de utrero.

Años después, concluido su ciclo reproductivo, el toro fue llevado de nueva cuenta al ruedo de El Progreso, donde por última vez, lo lidió Armillita. Sobre el particular, el torero le contó lo siguiente a Guillermo Salas Alonso, cronista del diario El Universal hace algo más de 5 años:

Fue un gran toro. La tarde que se indultó lo lidié a placer con la mano derecha, me tocó la inspiración con su varita mágica. Al año siguiente, en el tentadero de Javier Garfias iba temeroso de que Zorrito, que me dio tanto, hubiese adquirido resabios que ya no me permitieran torearlo.

Como dejando volar el pensamiento tras una pausa, nos explica: En Guadalajara la faena reunió muchos pases por el pitón derecho, ya con Garfias fue mejor por el izquierdo… Volví a sentirlo, a gozar con su raza y estilo.

Cuando me habló don José Antonio Llaguno García y me dio a conocer el plan de volverlo a torear para matarlo en Guadalajara, la plaza que el destino le dio la oportunidad de seguir viviendo, acepté, pero con las dudas de que si se dejaría torear por tercera ocasión. Me dejó mudo… ¡Volvió a embestir!

Es un caso que deja ver la raza de procedencia del encaste de Saltillo, a través de San Mateo... ¡Bendita sangre!

Esto es pues algo de la historia de Zorrito (Zorrillo en los libros), número 51, cárdeno claro, apretado y vuelto de cuerna, nacido en el año de 1962, corrido en tercer lugar de la lidia ordinaria de esa corrida inaugural de la Tercera Feria Taurina de Guadalajara, el 5 de febrero de 1966 y no de 1960, como equivocadamente dice, hasta el portal oficial de la propia ganadería de San Mateo.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Dinastías en las plazas de Aguascalientes

Se ha anunciado para este día un festival, que para efectos de marketing, es de dinastías, en el que actúan los hijos de Armillita, Calesero, Juan Silveti, Humberto Moro, del rejoneador Jorge Hernández Andrés y el matador en retiro Luis Fernando Sánchez. La finalidad del festejo es el homenajear se afirma – celebrar, diría yo – el septuagésimo aniversario de vida del hijo mayor de Fermín El Sabio, Manolo Espinosa Armillita y el recolectar fondos para la atención de la infancia discapacitada, que serán aplicados por la Fundación Teletón y el Ayuntamiento de esta ciudad.

Aunque casi no me ocupo de la actualidad inminente en este espacio, me siento motivado a hacerlo ahora, porque en ese marketing al que he aludido antes, se afirma que este festival es el primer evento taurino que reúne en una plaza nuestra a varias dinastías de prosapia en los ruedos y creo que un mero accidente demográficoClaudio H. Vargas dixit – lo puede hacer aparecer así, pero un recorrido por la historia, nos puede mostrar que en festejos formales y en festivales también, los hijos de aquellos que han sido gente en esto, se han reunido más de alguna vez.

El retroceso en el tiempo lo iniciaré en el año de 1964 – que si hurgamos en las hemerotecas y en los anuarios con seguridad habrá más para relatar –, cuando precisamente Manolo Espinosa hacía sus primeras armas en los ruedos y en Aguascalientes había lo que parecía iba a ser una próspera industria vitivinícola. En el mes de agosto, la Feria de la Vendimia se acompañaba de festejos taurinos y así, el día 16 de ese mes se anunció una novillada en la que con un seleccionado encierro de Matancillas – todavía encaste ParladéCampos Varela –, aún propiedad de don José C. Madrazo, se reunieron en el ruedo de la hoy centenaria Plaza de Toros San Marcos, el ya nombrado Armillita, Jesús Solórzano y Alfonso Ramírez Calesero Chico, cuyos padres llenaron grandes páginas de la historia del toreo.



Manolo Espinosa y Calesero Chico el 16 de agosto de 1964 (Foto: Archivo Carlos Meza Gómez)


Este festejo tuvo mucho predicamento, pues aún tratándose de una novillada, la plaza se llenó. Me contaba Carmelita Madrazo, una notabilísima escritora de estos temas, sobrina del ganadero que lidiaba en la fecha e hija del de La Punta, que al empresario, don Jesús Ramírez Alonso le sobró únicamente una entrada en las taquillas, misma que colocó en un marco. Sobre este festejo, don Jesús Gómez Medina escribió lo siguiente en El Sol del Centro del día 17 de agosto de 1964, en crónica que tituló Los tres cachorros llenaron la plaza al máximo:
...Una completa faena de Chucho. Soberbios naturales de Calesero y el fácil hacer de Manolo. Primoroso encierro de Matancillas del que destacaron tres novillos. La tarde, espléndida. Y el lleno, total, rebosante. Clima y ambiente de una gran solemnidad, en suma. Y dispersos aquí y allá, entre barreras y en el tendido, los miembros del senado taurino en pleno: El Maestro Fermín, Carlos Arruza, Chucho y Lalo Solórzano. También Humberto Moro y Juanito Silveti. Y ganaderos y aficionados de postín en gran número. Todo esto a tono con la categoría y la importancia del cartel. En estas condiciones hicieron el paseo los tres herederos: Chucho Solórzano, Calesero Chico y Manolo Armilla…


Un segundo encuentro dinástico se daría el 23 de noviembre de 1969, cuando Manolo Espinosa, Jesús Solórzano y el hijo de Fermín Rivera, Curro, se enfrentaron a un gran encierro del Ingeniero Mariano Ramírez. Fue una tarde de grandes triunfos en los que el hijo de Armillita destaca con Garambullo, el primero de su lote; Solórzano con Piel de Plata, al que le corta el rabo y que le ha valido una placa en los muros del coso y Curro Rivera con Pitero, del que también recibe el apéndice caudal.

No pasará mucho tiempo para que el encuentro se dé ya en la nueva Plaza Monumental, el 1º de noviembre de 1975, en esta ocasión serán Alfonso Ramírez Calesero, Juan Silveti y Humberto Moro por los de ayer y Humberto Moro hijo, David Silveti y José Antonio Ramírez El Capitán por los de hoy los que enfrentaron un encierro de Santa Rosa de Lima, entonces sita en Aguascalientes y propiedad en esas fechas de los señores Ibarra Mora, cuñados de El Poeta del Toreo. El festival tenía finalidad benéfica también y resulta interesante ver aquí que en alguna forma, aunque resulte simbólica, los padres entregaron el testigo a sus hijos toreros que prácticamente iniciaban su andadura por los redondeles. El triunfo ese día, fue para el hijo del linarense Humberto Moro, que le cortó el rabo al cuarto del festejo.

Hogaño, a unas décadas de distancia, volvemos a ver algunos nombres anunciados, como el de Manolo Espinosa Armillita, el de José Antonio Ramírez El Capitán – autor por cierto, de una de las faenas más grandes que haya realizado un novillero en la Plaza México –, Humberto Moro y eso me permite alzar la voz para señalar que quizás debió tenerse en cuenta a Jesús Solórzano, que en Aguascalientes realizó algunos de sus trasteos más recordados y que desde ese aparentemente lejano 1964, arrancó junto con el homenajeado una carrera en los ruedos que les llevó juntos por muchos ruedos y por muchas cuestiones de la vida. Pero este es un deseo personal y seguramente los organizadores no están para satisfacer ese tipo de peticiones.

Creo que por la causa noble a la que pretende apoyar y por el reconocimiento que pretende dar a alguien que ha dedicado prácticamente toda su vida a la fiesta de los toros, merece ser exitoso. ¡Que todos tengan suerte!

sábado, 7 de noviembre de 2009

Detrás de un cartel (I)

Hace ya casi un par de años, en un abrevadero de Sevilla, me encontré colgado de uno de sus muros el cartel que ilustra esta entrada. Me llamó la atención que en él estuviera anunciado como primer espada José Pérez Nili, padre de Juan Luis Pérez Jaén, un personaje destacado en la historia reciente de Aguascalientes, especialmente en la trascendencia que ha alcanzado su Feria Nacional de San Marcos.

Un cartel de toros puede ser observado desde muchas ópticas, pero detrás de él hay siempre varias historias, la del festejo que anunció, las de los que en él intervinieron y entre ellas, hay varias que merecen ser contadas, así que veamos entre las que esa tarde del 5 de septiembre de 1926 confluyeron en el redondel de la plaza de la Real Maestranza de Sevilla, las que más se destacan.

El festejo

Esta novillada se dio el día que murió en La Coruña Alejandro Pérez Lugín, Don Pío, gallista empedernido y autor de una de las más famosas obras escritas en torno a la fiesta de los toros, Currito de la Cruz.

La crónica de Juan Pascual, aparecida en el ejemplar del semanario madrileño El Toreo, correspondiente al día 11 de septiembre siguiente dice lo que sigue:

Se celebró en esta una novillada, con ganado de D. Antonio Flores. Los encargados de estoquearla fueron los novilleros José Pérez "El Nili", Gitanillo de Triana y Mariano Rodríguez.

"Nili" que después de mucho tiempo de no actuar como matador, estuvo voluntarioso y breve con la espada. Mató tres novillos por el accidente ocurrido a Gitanillo en el quinto.

Gitanillo estuvo bien en su primero. En su segundo, al lancear de capa fue cogido, ingresando en la enfermería, donde le apreciaron varios varetazos que le impidieron continuar la lidia.

Mariano Rodríguez, bien con la capa y muleta en su primero y desigual en su segundo; con el sable estuvo breve en sus dos toros.

Bregando, Bombita IV, que estuvo colosal toda la tarde, Chavea, V. Prieto y Rosalito. Picando, Platilla.

El ganado cumplió, no ofreciendo dificultad alguna para la lidia.

Difiere la de la edición sevillana del diario ABC en un aspecto esencial, al señalar que si bien los toros cumplieron con los montados, no se prestaron al lucimiento de los diestros, pero en lo demás hay coincidencia. Otra nota que destaca, es que no se guardó un minuto de silencio en memoria del literato fallecido, como hoy se hace en recuerdo de casi quien sea.

Dramatis personae

José Pérez Gómez Nili es quizás el personaje del que menos se ha ocupado la historia del toreo y es que son contados los toreros de plata a los que hace un lugar especial. Toma su sobrenombre a sugerencia de Rafael El Gallo, que cuando le recomienda para una novillada sin caballos en Sevilla en 1915, lo hace según Cossío, a condición de que así se anuncie: …me haces recordar a un torero al que le decían el Nili del que mi padre me habló mucho… te recomendaré, pero con la condición de que te apodes Nili… El mismo don José María intuye que el senó Fernando se refería al granadino José Manzano Nili.

En 1921 es llamado al servicio militar y al concluirlo deja los toros, pero en 1925 se integra como banderillero a la cuadrilla de Francisco Peralta Facultades y es el inicio de una pertenencia a las infanterías de los principales toreros de esos días, pues Pablo Lalanda, Ignacio Sánchez Mejías, Rafael El Gallo, Niño de la Palma, su alternante en la tarde de este cartel, Mariano Rodríguez Exquisito, Luis Fuentes Bejarano, Fernando Domínguez y el que a la postre sería padrino de su nombrado hijo, Juan Belmonte, lo llevan entre sus filas.

En 1936 formará parte del Jurado Mixto Taurino que se encargaría de suspender las actuaciones de los toreros mexicanos en España, junto con el matador de toros Antonio Posada, el novillero Miguel Palomino y el banderillero Francisco Zaragoza Trueno. Ese cuerpo colegiado se integró, conforme a la legislación vigente en ese momento, al igual que en todos los campos de la actividad profesional, para regular la actividad de los extranjeros en España.

En ese mismo 1936, se atribuye a Nili el haber sido quien auxilió al último Alcalde Republicano de Madrid, don Pedro Rico López, para que abandonara la capital española y se dirigiera a Valencia, lugar del que partió a América. El hecho, se afirma, sucedió después de la última sesión del Ayuntamiento, el día 6 de noviembre y la salida de don Pedro se logró ocultándolo en el maletero del automóvil del torero.

En 1939 viene a México y se radica aquí con su familia, donde se dedica primero al apoderamiento de toreros, entre los que destacan Alfonso Ramírez Calesero, Jesús Córdoba y Antonio Velázquez. A propósito de éste último, en un tentadero en Peñuelas, es cuando Nili le ve como matador importante. A Corazón de León le es cedida una vaca y está tan bien con ella, que le anuncia que tratará de presentarlo como novillero en la inminente temporada de El Toreo de la Condesa.

Corría el año de 1942. Antonio guarda sus dudas al respecto, pero la suerte del paisano de Gaona estaba ya echada y así nos lo cuenta Pepe Alameda:

…Pero El Nili no es solo pintoresco. Es además, sincero y, como tiene carácter, cumple lo que promete. Ha movido los hilos de la tramoya taurina como el viejo político que conoce los secretos de entre bastidores. Y un buen día, se presenta en la casa de Velázquez y le espeta, a boca de jarro: El domingo debutas en El Toreo como novillero… Me puso a parir – dice Antonio – yo quería que me tragara la tierra. Pero no me quedaba otra y tuve que salir…

José Pérez Gómez Nili, falleció en la Ciudad de México el día 26 de enero de 1970 y dos nietas suyas, María Elena en 1981 y Fabiola en 1987, fueron soberanas de nuestra Feria Nacional de San Marcos.

Francisco Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana o Curro Puya es quizás el primero de los toreros a los que se atribuye una tauromaquia racial. Es a partir de él y de su contemporáneo Cagancho, que se empieza a hablar de una especie de escuela gitana del toreo, donde el toreo de capa desarrollado con las manos muy bajas y con una gran lentitud, es uno de sus sellos distintivos.

En algún otro espacio de esta misma bitácora he tenido la oportunidad de comentar que ese toreo de capa era capaz de satisfacer la expectativa de una faena completa y sobre esa expectativa, el torero de la calle de la Verbena - hoy Rodrigo de Triana - construyó su leyenda, como lo hizo aquí en México, en el viejo Toreo, la tarde del 3 de febrero de 1929, con el toro Como Tu de San Mateo, al que realizó una de las obras más recordadas en esa plaza de toros, hoy desaparecida.

Curro Puya no terminó de desarrollar todo lo que sus buenas maneras prometían. El 31 de mayo de 1931 se cruzó en su camino el pitón de Fandanguero, de don Graciliano Pérez Tabernero. El parte rendido por el doctor Jacinto Segovia decía lo siguiente:

Durante la lidia del tercer toro ha ingresado en la enfermería el diestro Francisco Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana, con una herida de asta de toro en el tercio medio del muslo derecho, con rotura de los músculos cuádriceps y abductores, y otra en la región sacro coxígea, penetrante en la cavidad pelviana, con rotura del sacro y sección y arrancamiento del nervio ciático mayor. Pronóstico muy grave.


Dos meses y medio duró la lucha - que resultó ser estéril - de Gitanillo de Triana con la muerte, pero las limitaciones de la medicina de aquellos días y la gravedad implícita en la herida que sufrió, terminaron con sus días la mañana del 14 de agosto, después de una prolongada agonía.

Mariano Rodríguez, apodado Exquisito por sus finas maneras, es uno de esos toreros que mantuvieron en vilo las esperanzas de la afición sevillana.

Debutó en la Real Maestranza de Sevilla el 11 de julio de 1926 con gran éxito, siendo llevado en hombros hasta su hospedaje. Recibió la alternativa en la misma Maestranza el 8 de abril de 1928 de manos de José García, Algabeño y llevando de testigo al Niño de la Palma, con toros de Francisco Molina. Esa alternativa la confirmó en Madrid el 28 de abril de 1928, siendo su padrino Chicuelo y el testigo el bilbaíno Martín Agüero.

Comienza a perder el predicamento que le revistió en sus primeras temporadas y que le llevó a tener una peña propia, el Club Mariano Rodríguez en Sevilla, que le homenajeó contratando al pintor hispalense Antonio Martín Maqueda para que le pintara un cuadro que se presentó en enero de 1930 y anuncia su retirada de los ruedos en 1931, aunque todavía el año siguiente, actuará en 3 festejos como matador. Regresará en 1934 para torear 2 novilladas y su postrera temporada vestido de luces será la de 1935, en la que actuará en una docena de novilladas.

Dice Cossío que Mariano Rodríguez tenía una cultura general muy superior a la mayoría de sus compañeros de profesión, pues había estudiado música, francés e inglés, idiomas estos dos últimos que hablaba con solvencia y cita una expresión de Tomás Orts Ramos Uno al Sesgo, respecto de los vaivenes en la fortuna del diestro en los ruedos: ¡Sí el valor hubiera acompañado al arte de este torero…!

Después de dejar de vestir el terno de seda y alamares se dedicó al apoderamiento de toreros y representó a varios diestros mexicanos, entre los que por ahora recuerdo al Torero de Canela, Fernando López, al que llevó en las campañas que realizó por España.

Remate

Estas son las historias que están detrás del cartel. Como pueden ver, merecen ser contadas y permanecer en nuestro recuerdo. Hasta otra oportunidad.

Aldeanos