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domingo, 17 de julio de 2022

17 de julio de 1927: Refulgente Álvarez recibe la alternativa en Madrid (I/II)

En "Los Toros" Madrid, 1910

Refugio Pérez Álvarez nació en Vizarrón de Montes, Querétaro, el 9 de febrero de 1888. Ya por el primer lustro del siglo XX, es decir cuando tenía unos 17 o 18 años, hacía sus primeras armas en lo que pretendía fuera su destino de vida, intentaba ser torero. En 1909, las crónicas de un festejo celebrado el miércoles 6 de enero de ese año, en el que actuaba la Cuadrilla Juvenil Mexicana en la que fungían como matadores Carlos Lombardini y Pedro López, consignan la destacada actuación del queretano con los palos y en la brega en los turnos que le correspondieron.

Posteriormente, en ese mismo año, pero en la publicación madrileña Respetable Público, se consignaba que Eduardo Margeli, Enrique Merino El Sordo y Manuel Martínez Feria presentarían en España a esa cuadrilla juvenil, integrada por: Carlos Lombardini y Pedro López como matadores; Ramón Frontana, Cenobio Esparza, Arturo Frontana Portugués Chico y Luis Martínez, picadores; y, Manuel Rodríguez, Luis Frontana, José Ávila y nuestro personaje, Refugio Pérez, como banderilleros. El anuncio era de la siguiente guisa:

¡¡Gran novedad taurina!! ‘Tournée’ por España durante 1909 de la notabilísima cuadrilla juvenil mexicana. Espadas: Carlos Lombardini y Pedro López. Esta superior cuadrilla, organizada en 1906 por los señores M. Martínez y E. Margeli y compuesta por dos matadores, un sobresaliente, cuatro picadores y seis banderilleros, ‘todos mexicanos’, llegará a España en marzo, pudiendo las empresas que deseen contratarla dirigirse desde luego a su representante Mariano Armengol, Plaza de toros de Barcelona, o a su agente en Madrid, Juan Manuel Rodríguez, Ave María 29.

Refugio Pérez siguió toreando como hombre de plata y con ese nombre a las órdenes de diversos toreros durante algún tiempo más.

Nace Refulgente Álvarez

En diversas notas del año 1911, se hace mención a la temporada que hacía en España Luis Freg. La primera de ellas, contenida en el semanario Arte Taurino de Madrid, fechado el 20 de septiembre de 1911, se consigna un festejo celebrado en Almería el día 3 anterior, mismo en el que Luis Freg fue herido por Puntillo, número 78, berrendo en negro, último de la tarde, de una cornada en la región perineal de 15 centímetros de profundidad y señala que un banderillero llamado Refulgente Álvarez era parte de su cuadrilla.

En otra, también aparecida en el mismo Arte Taurino, éste, del 5 de noviembre, se cuenta que el 23 de octubre anterior, el Rey del Acero regresó a México después de una corta campaña europea iniciada el anterior mes de septiembre y que regresaba acompañado de su banderillero Refulgente Álvarez y que el matador haría su presentación en El Toreo el segundo domingo de ese penúltimo mes del año.

Así pues, podemos ver que, en algún momento entre julio de 1909, cuando se anunció la actuación de la Cuadrilla Juvenil en España y la llegada de Freg a esas tierras en 1911, Refugio Pérez decidió cambiar su nombre artístico y, por lo visto, separarse también de la cuadrilla juvenil para andar por su cuenta. Lo que no pude encontrar en los textos, fue la razón de esa modificación de nombre artístico.

Refulgente, pero por su valor

Para el año de 1915 ya no iba en las infanterías de otro jefe de cuadrilla, sino que capitaneaba la propia. El 26 de diciembre de ese año se presenta en El Toreo en un festejo organizado a beneficio de la Navidad de los militares. Alternó con Julio Martínez Templaíto, Vicente García Mellaíto, Ricardo Ortiz y Luis León ante toros de San Diego de los Padres, Santín, San Nicolás Peralta, Piedras Negras y La Laguna. Templaíto mató dos esa tarde, pues Eligio Hernández El Serio, anunciado para abrir el festejo, no alcanzó a llegar a tiempo al mismo. Así contó su actuación Volapié en el diario El Pueblo de la capital mexicana, del día siguiente al del festejo:

Tercero. – De San Nicolás Peralta, negro, bragado y coliblanco. Refulgente Álvarez da un cambio de rodillas y ocho verónicas ceñidas. “Berrendo”, Conejo y Luis Martínez, que están de tanda, castigan al astado. Refulgente toma las banderillas y cambia, dejando un buen par... Después de un viaje en falso, deja medio par, y, por último, otro medio igualmente bueno. Después se arma y hace una faena inteligente, que le es aplaudida, pero a la hora de herir sale trompicado, sin consecuencias, por no vaciar. Da otros tres pinchazos, y deja una honda, delantera y contraria. Pitos y palmas...

Nicanor Villalta, en la serie de entrevistas que concedió a Tomás Orts Ramos Uno al Sesgo para conformar el opúsculo dedicado a su carrera dentro de la serie Los Ases del Toreo, publicado en febrero de 1924, cuenta que el 22 de junio de 1918, toreó una novillada en Querétaro, alternando con Rafael Ortega Cuco y Refulgente Álvarez en la lidia de novillos de la Hacienda del Espejo. Agrega Villalta que esa tarde la toreó allí, porque no encontró facilidades para presentarse en la capital mexicana.

En el Consultor indicador taurino universal editado por Ángel Carmona Camisero, en Madrid el año de 1923, con prólogo de Alejandro Pérez Lugín Don Pío, se consignaba como domicilio para localizar a Refulgente Álvarez, el de: Segunda del Buen Tono 33, México D.F. (Pág. 19).

Viajará posteriormente a España y tendrá la fortuna de ser apoderado por Eduardo Pagés a partir del año de 1924, que es cuando tiene algo más de actividad. En abril torea en Valladolid, alternando con Rubichi y Cándido Velasco en la lidia de novillos de Manuel Santos; en mayo lo hará en Tarragona, con Torquito y Bogotá con novillos de Palha; en julio será en Tomelloso, con ganado de Herreros Majón y Alpargaterito; en agosto volverá a Tarragona con el rejoneador Gaspar Esquerdo, José Belmonte y reses de Murube.

La divisa de su actuación siempre sería el valor a toda prueba. Eso marcaría a muchos de los que lo vieron. El jueves 19 de marzo 1925 Refulgente Álvarez debutó en la plaza de Carabanchel, alternando con el rejoneador Alfonso Reyes y Raimundo Tato en la lidia de novillos de Zaballos. El sexto de la tarde hirió gravemente a Refulgente. Treinta años después, en un artículo dentro de su sección El planeta de los toros, titulado Frascuelo y el valor suicida, aparecido en el semanario madrileño El Ruedo del 29 de diciembre de 1955, Antonio Díaz – Cañabate, recuerda:

...Recuerdo una, por mí presenciada hace treinta años, que aún no se 'ha borrado de mi memoria ni se esfumará mientras viva. Fue en la Plaza de Vista Alegre. Lo que sí se me ha olvidado es el cartel de la corrida. No importa. Uno de los espadas era el mejicano Refulgente Álvarez, que toreó en España de banderillero en la cuadrilla de Rodolfo Gaona, y que después se hizo novillero. Buen banderillero, no mal peón, con la espada y la muleta no se hallaba a gusto. Además, no le acompañaba la presencia física – bajo y rechoncho – ni el arte. Pero poseía un valor suicida… Aquella tarde, en Vista Alegre, estuvo bastante aceptable en su primero. En el otro tomó las banderillas, y a la salida dé un par el toro no le dejó irse, le enganchó y le infirió una cornada en un muslo, de la que manaba sangre en tal abundancia que la seda azul de la banda de la taleguilla se convirtió en granate… Los compañeros, las asistencias, rodearon a Refulgente Álvarez y quisieron transportarlo a la enfermería… ¡Sí, sí, a la enfermería! Refulgente empezó a manotazos, apartó a todos, se dirigió a la barrera, requirió la espada y la muleta y se fue al toro. La hemorragia iba en aumento. No exagero si digo que corría muslo abajo con fluir constante. En los tendidos estábamos mudos por la emoción, ganados por la presencia de ánimo de aquel hombre que, sin darle importancia a la herida, toreaba con el auténtico e inconmensurable y hermosamente trágico valor suicida. Toreaba no sabíamos si bien o mal; pero a unos milímetros de los pitones, con una rabia y un coraje como jamás he vuelto a ver, en un ruedo. No se entienda este coraje y esta rabia por atropellamiento y desorden. No. En manera alguna. Refulgente Álvarez toreaba con pausada arrogancia, con ímpetu y decisión y, al mismo tiempo, con paradójica calma y serenidad. Aquel hombre sentía la sangre correrle hasta el talón de la zapatilla, e imperturbable toreaba, y cuando al cabo de unos minutos, larguísimos para todos, menos, por lo visto, para él, se cuadró el, toro, le mató de una estocada sin puntilla… Infinitos son los toreros heridos que han continuado en el ruedo hasta matar al toro, pero de les muchos que vi culminar la proeza, ninguno como Refulgente Álvarez, ninguno aquejado de tan intensa hemorragia, ninguno poseído de su coraje sereno. La herida fue muy grave por sí y por la pérdida de sangre, y largo tiempo le retuvo en el lecho…

El parte médico rendido por el doctor Jacinto Segovia y aparecido en el diario El Heraldo de Madrid al día siguiente de la novillada decía:

Levantado hoy el apósito por el doctor Segovia, ha apreciado que la herida tiene tres trayectorias, ascendente, descendente y posterior, de unos quince centímetros de profundidad en cada sentido, con desgarros musculares que llegan al fémur y lo descarnan, y contusión en el nervio ciático. El calificativo es de gravedad, creyendo el afamado cirujano que Refulgente tardará mucho tiempo en curarse. Por lo pronto pierde una corrida en Barcelona y otra en Valladolid...

Declararía al final Refulgente Álvarez a la prensa a propósito de esa lesión: Los toreros desentrenados no podemos ofrecer otra cosa que voluntad…

Y sin embargo en el número de El Toreo de Madrid, fechado el 18 de mayo de 1925, seguía apareciendo la siguiente gacetilla: Refulgente Álvarez. – Apoderado, D. Eduardo Pagés, Andrés Borrego, 15. Madrid.

Refulgente Álvarez ya no toreó más ese calendario en España y regresó a México a finales del mismo.

En virtud de la extensión que van tomando estos apuntes, los concluiré el día de mañana.

Aviso parroquial primero: Los resaltados en los textos transcritos son obra atribuible exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 26 de diciembre de 2021

25 de diciembre de 1971: Alternativa de Rafaelillo en San Luis Potosí

Ya había apuntado por estas páginas, que, según el dicho de Daniel Medina de la Serna, la temporada de novilladas de 1971 fue corta, pues solamente se dieron en ella 22 festejos. Pero en ese breve número de festejos, aparecieron varios toreros que dejarían su impronta en la historia patria del toreo en diversas capacidades. Mariano Ramos, Rafael Gil Rafaelillo, Curro Leal y José Antonio Gaona fueron los que acapararon actuaciones en el serial, aunque al final de cuentas, serían los primeros dos nombrados, los que terminarían el calendario ya como matadores de toros.

Don Heriberto Lanfranchi le apunta dos tardes de triunfo a Rafaelillo en ese ciclo. Primero está la del 17 de octubre, cuando salió con las dos orejas de Llorón de San Carlos en las manos y después, la del 31 del mismo mes, cuando se llevó otra de Hechicero de La Laguna. En la novillada del Estoque de Plata, celebrada el 30 de noviembre siguiente, fue el que pudo quitárselo de las manos a Mariano Ramos, pero sus fallas con el acero no le asegundaron el triunfo. La temporada se cerró, por supuesto, con un mano a mano entre los dos destacados del festejo anterior, el 7 de diciembre siguiente.

Rafael Gil cerró su paso por las filas de los novilleros con actuaciones en Aguascalientes, Guadalajara y Celaya, donde el 19 de diciembre, llevando por delante al rejoneador Fernando Álvarez, mató en solitario cuatro novillos de Peñuelas, cortándoles tres orejas y quedando listo para recibir la alternativa.

La corrida de Navidad en San Luis Potosí


La temporada 1971 – 72 vio aparecer por nuestros ruedos a varios toreros españoles, entre los más destacados estuvieron Joaquín Bernadó, Paco Pallarés, Palomo Linares, Dámaso González, José Luis Parada o José Luis Galloso. Evidentemente también hacía campaña por nuestros ruedos Francisco Rivera Paquirri, quien en la Plaza México y también en El Progreso de Guadalajara dejó impronta de ser un torero que no se dejaba ganar la pelea de nadie.

Lo anterior viene a cuento, porque la tradicional corrida navideña en la plaza de toros Fermín Rivera de la capital potosina, se conformaría con Manolo Martínez, el nombrado Paquirri y la alternativa de uno de los triunfadores de la temporada novilleril de ese año en la Ciudad de México, Rafael Gil Rafaelillo. Los toros vendrían de San Martín, la ganadería que fuera en su día del varilarguero Juan Aguirre Conejo Chico y que ya en la propiedad de Marcelino Miaja y José Chafik, comenzaba a lidiar los productos conseguidos a partir de la dirección quienes eran sus dueños desde 1966.

La reseña de la Agencia France Presse que apareció en el diario El Informador de Guadalajara, al día siguiente del festejo, entre otras cosas, cuenta:

El matador de toros español Francisco Rivera “Paquirri” y el mexicano Rafael Gil “Rafaelillo”, que recibió la alternativa, fueron los triunfadores en la corrida navideña celebrada el sábado. El también mexicano Manolo Martínez dio una de cal y otra de arena.

Con buena entrada, se lidiaron seis de San Martín, de los cuales cinco resultaron sosos y quedados en su embestida… Martínez escuchó palmas en su primero y pitos en su segundo.

“Paquirri” lanceó superiormente al tercero de la tarde, cuajó tres pares de banderillas en todo lo alto, ejecutó torerísima faena y mató recibiendo, por lo que le otorgaron dos orejas y rabo, dio dos vueltas al anillo y salió finalmente a hombros… “Rafaelillo” tomó la alternativa en el que abrió plaza y cortó una oreja por bonito y vistoso trasteo. En el sexto fue aplaudido…

El toro de la ceremonia se llamó Caltenguero, en recuerdo quizás de aquella ganadería – Caltengo que tuvo don Felipe Mota, en su día, picador de toros, de los buenos y que al igual que don Juan Aguirre, fue tentador de cabecera de don Antonio Llaguno, quien les cedía a ambos varilargueros, vacas puras de sangre saltillo, para sus ganaderías y en las cuales, junto con la de Cerro Gordo, de don Guillermo Rodríguez Caballero, el entonces titular de San Martín, como gambusino, localizó líneas puras de esa sangre, que Chafik supo aprovechar para construir una importante ganadería en México.

El devenir de Rafaelillo

En un caso que no era infrecuente, Rafael Gil confirmó primero su alternativa en Madrid, el 18 de julio de 1974, de manos de Julio Vega Marismeño y atestiguando Raúl Sánchez. El toro cedido fue Tarifa, de Camaligera, ganadería en esos días propiedad de don Eugenio Marín Marcos, con procedencia Clairac y Albaserrada por vía del Duque de Pinohermoso. Actualmente se anuncia como Aldeaquemada.

La confirmación en México se daría el 29 de diciembre de ese mismo calendario. Le apadrinaría Eloy Cavazos, quien sustituyó al originalmente anunciado Paquirri – que no llegó a México a tiempo por conflictos en los vuelos –, en presencia de Jesús Solórzano, siendo Jerezano de José Julián Llaguno, el toro de la ceremonia. Pudo cortarle las orejas al sexto, pero no estuvo acertado con el estoque.

En su trayectoria se pueden anotar varios triunfos destacados, como el que obtuvo en Aguascalientes el 6 de mayo de 1973, al cortarle el rabo al toro Miraflores de Rancho Seco, siendo en el caso, el último rabo que ha cortado un matador de toros en la plaza San Marcos en corrida de feria de abril.

Su vinculación con la casa Balañá resulta evidente cuando se revisan sus actuaciones en ruedos hispanos. En Barcelona tuvo importantes tardes, la del 8 de agosto de 1974, cuando le cortó las dos orejas al toro Caíto de Domingo Ortega y al jueves siguiente, otras tantas a Calamar de Juan Mari Pérez Tabernero

Su actuación en el San Isidro del 75, el 13 de mayo, sustituyendo a Eloy Cavazos que salió del cartel cuando se confirmó que el encierro de Amelia Pérez Tabernero originalmente anunciado no reunía las condiciones para ser lidiado en Madrid, por lo que fue sustituido por uno de Clemente Tassara – al final se lidiaron 5 de estos y uno de Luciano Cobaleda –, resultó en otra notable actuación, descrita así por Vicente Zabala Portolés en el ABC madrileño del día siguiente del festejo: 

...mató con entrega, pero sin vaciar, saliendo con la pechera rota, como cuentan las viejas crónicas que terminaba “Machaquito” tras los volapiés de atragantón. Le ovacionaron muy fuerte y dio la vuelta al ruedo, recogiendo sombreros de los charros de su país que han venido al homenaje a Agustín Lara. Al sexto lo toreó muy bien con el capote... Faena garbosa y aseadita que le valió una ovación de despedida…

Pero también tuvo sus percances graves. Quizás el primero con resonancia por su gravedad fue el del 14 de mayo de 1977 en Mérida, cuando el toro Cariñoso de Santo Domingo le seccionó la femoral profunda, la tarde de la alternativa de Enrique Fraga. También en Madrid, el 7 de agosto de 1988, alternando con Pascual Mezquita y el confirmante Pascual Gómez Jaén – también herido esa tarde –, el primer toro de su lote, de Cortijoliva, le infirió una cornada penetrante de vientre que le contundió la arteria ilíaca.

Rafaelillo hoy

El torero de Tijuana se mantiene en activo, pues no ha anunciado una despedida formal de los ruedos y todavía en julio de este año se veía anunciado en un cartel, a sus casi 71 años de edad. El festejo se suspendió por las cuestiones sanitarias que nos envuelven en estos tiempos, pero por lo que se ve, la afición no se le ha terminado.

Este día de Navidad se cumplieron 50 años de su alternativa. ¡Enhorabuena!

Aviso parroquial: La imagen del cartel anunciador de la corrida de la alternativa de Rafaelillo me ha sido proporcionada por el amigo El Gallo @ElGallo20364232, a quien agradezco su gentileza por permitirme usarla para ilustrar estas líneas.

domingo, 14 de noviembre de 2021

16 de noviembre de 1913: Juan Belmonte hace matador de toros a Samuel Solís

Samuel Solís
Foto: Casasola, Cª 1920 INAH  
La historia de Saturnino Frutos Ojitos y su cuadrilla de jóvenes toreros mexicanos ha sido contada de muchas maneras. Quizás las que mejor nos presentan esa etapa de la Historia Patria del Toreo son el libro hagiográfico de Rodolfo Gaona escrito por Carlos Quirós Monosabio, titulado Mis Veinte Años de Torero y el que publicó Guillermo Ernesto Padilla bajo el título de El Maestro de Gaona. Allí hay dos interesantes perspectivas del paso de quien fuera banderillero de la cuadrilla de Frascuelo e implantador, sin duda, en nuestras tierras, en una manera definitiva, de la tauromaquia que hoy conocemos.

Entre 1905 y 1907, Ojitos llevó por las plazas de nuestra República la nombrada cuadrilla integrada por los matadores Rodolfo Gaona, Prócoro Rodríguez y Samuel Solís; los picadores Antonio Rivera y Daniel Morán; los banderilleros Fidel Díaz, Antonio Conde, Pascual Bueno y Manuel Rodríguez y Rosendo Trejo como puntillero. La cuadrilla se deshace cuando Ojitos se dedica en exclusiva a atender los asuntos de Gaona y aunque con posterioridad Manuel Martínez Feria y Enrique Merino El Sordo integran un sucedáneo de ésta, la original, es la aquí anotada.

De esa original cuadrilla llegaron a la alternativa dos de los iniciales matadores, El Califa de León y Samuel Solís, quien recibió tres alternativas, la primera en Puebla el 24 de enero de 1909 de manos de Morenito de Algeciras, la que en este momento me motiva a distraerles y una tercera, el 9 de enero de 1916, con Luis Freg como padrino.

Tercera corrida de la temporada 1913 – 1914

La temporada 1913 – 1914 tenía mucho interés para los aficionados, pues casi todos los toreros que habían triunfado en la campaña española estarían en El Toreo de la Condesa. Vicente Pastor, Luis Freg, Rodolfo Gaona, Manolo Martín Vázquez y Juan Belmonte eran el eje de los carteles y los toros vendrían de las principales ganaderías mexicanas y españolas para que don José del Rivero, director de la empresa La Taurina, S.A., pudiera ofrecer un ciclo con atractivo para la afición. Cuestión aparte, en los cartelillos anunciadores de la prensa, se ofrecía un acceso exclusivo para automóviles por la calle de Salamanca, pagando un peso por usarlo.

La tercera corrida marcaba la reaparición del Pasmo de Triana y la alternativa de uno de los triunfadores del ciclo de novilladas inmediato anterior, el capitalino Samuel Solís, con una bien lograda corrida de Piedras Negras, que se presentaba en la temporada. Durante la semana se publicaron varias notas con fotografías tanto de los diestros actuantes, como del encierro en los corrales de la plaza, animando a aficionados y público a asistir. A propósito de la alternativa de Solís, quien firmó como Pata Larga escribió en El Diario lo siguiente:

Durante la temporada de novilladas dos fueron los toreros que sobresalieron: uno llamado Samuel Solís y otro, Sebastián Suárez “Chanito”, estando el primero más hecho y más cuajado que el segundo, y de aquí que la empresa, y a petición de muchos aficionados, accediera a darle la alternativa a Samuel Solís...

Ese era el ambiente previo al festejo, que se celebró con un lleno hasta la azotea. Porque habrá que aclarar, que en El Toreo de la Condesa, la azotea era una localidad que en las grandes celebraciones, se vendía como cualquiera otra.

La actuación de Samuel Solís

Las crónicas de hogaño dirían que Samuel Solís estuvo discreto esa tarde. Y es que no tuvo una actuación triunfal ante los tres toros de Piedras Negras que enfrentó. El le cedió Juan Belmonte en primer lugar se llamó Pescador, marcado con el número 72 y según la crónica que se lea, era retinto bragado, castaño claro, o colorado hornero. Lo que sí me llama la atención es que ese nombre es frecuente en los toros de Piedras Negras, pues casi 30 años después, Silverio Pérez torearía por sustantivos, según El Tío Carlos a otro Pescador de Piedras, allí mismo, en El Toreo.

Vestido de perla y oro, de la aguja, con vestido encargado a la madrileña sastrería de Uriarte, en la que se vestían las figuras del toreo en aquellas calendas, Samuel Solís estuvo, de acuerdo a la apreciación de Miguel Necoechea Latiguillo en El Imparcial de la capital mexicana, en la siguiente tesitura:

Samuel, torero de otro estilo, idiosincráticamente diverso a Belmonte, hubiera podido estar bien, muy bien, pero siempre hubiera resultado desmedrado y endeble al lado de semejante coloso… Por lo demás, el mexicano en el toro de su alternativa, lució como los buenos con el capote; se adornó con la muleta y entró recto y decidido con el estoque... Con el capote en el sexto, vuelve a ser estilista y parado; busca desquite después con las banderillas, y tras de larga preparación, cuelga tres pares al cuarteo para dar fin a su adversario con una estocada atravesada y otra de igual sospechosa marca… Solís volverá por sus fueros, no hay que dudarlo. La alternativa trae aparejada, entre otras cosas, la obligación de saber llevarla con vergüenza y con donaire...

Belmonte, de rosa y oro, le cortó la oreja al quinto y fue sacado en hombros de la plaza. Por las cuadrillas, a caballo destacaron Conejo Chico, Portugués y Conejo Grande y con las banderillas y en la lidia Pulga de Triana, Magritas, Morenito de Valencia y Patatero.

Del encierro de Piedras Negras, el que firmó como Pelongo, en el diario El Independiente de la Ciudad de México al día siguiente del festejo, escribió:

Aficionados buenos, como son los dueños de la vacada de Piedras Negras, no podían permitir que la divisa roja y negra de sus toros fuera postergada y que su ganadería perdiera el lugar al que había llegado por propios merecimientos. La tarde de ayer vimos una corrida de toros bien cuidados, finos, de bravura no escasa y algunos, como el quinto, grandes y de poder.

Se arrancaron de lejos a los montados, algunos fueron duros y no se dolían al hierro y todos fueron nobles y manejables. Una corrida que, sin ser cosa del otro mundo, sí cumplió y dejó satisfechos a los adeptos a la vacada, que veían con tristeza ir a menos la prestigiada ganadería.

Parece que los señores ganaderos quisieron poner algo de su parte, pues con toros como los de ayer pueden lucirse los diestros…

Así pues, Samuel Solís se alternativó en una buena tarde de toros y eso le valdría para torear otras dos tardes en esa campaña capitalina.

Anuncio de la alternativa de Samuel Solís...

El devenir de Samuel Solís

Ya apuntaba arriba que Samuel Solís recibiría una tercera alternativa en 1916. Y es que para el año de 1914 se fue a buscar fortuna a plazas españolas, donde el doctorado recibido no era válido. La prensa hispana le registra presentándose ante la cátedra madrileña el 19 de mayo de 1914, a puerta cerrada, para matar dos toros, uno de Palha y otro de García de la Lama con los que estuvo bien a secas, en una especie de prueba y promoción ante las empresas. Me llama la atención de que brindó la muerte del portugués al empresario madrileño, quien le correspondió con 50 duros. Esa campaña logra torear allá cuatro o cinco festejos en plazas como Carabanchel, Tetuán, Robledo o Ávila. Regresaría a seguir toreando novilladas allá en 1915.

La despedida de los ruedos

Dentro del ciclo de novilladas del año 1927, para el domingo 27 de marzo, se anunció un festejo con carácter de extraordinario, en el que matarían un toro cada uno Samuel Solís y Carlos Lombardini y actuarían los aspirantes a novilleros Alberto Balderas, José El Negro Muñoz y David Liceaga. El principal reclamo, era la presencia de Rodolfo Gaona para cortarle la coleta a quienes en su día fueron sus compañeros de escuela taurina y de inicios en el andar por los ruedos.

Samuel Solís ya tenía tiempo de no actuar como jefe de cuadrilla, sino como hombre de plata, según lo cuenta quien firmó como Verdugones, en el introito de la crónica de ese festejo y que se publicó en el número de Toros y Deportes aparecido el 21 de marzo de ese año 1927:

Samuel Solís, el finísimo torero mexicano, gracioso diestro en quien hace pocos años todavía abrigábamos grandes esperanzas, nos ha dicho adiós esta tarde. Prácticamente, el discípulo de “Ojitos” estaba ya retirado de matador de toros desde hace mucho tiempo atrás. Veíamosle salir de banderillero, ya en corridas de cierta importancia, y también en novilladas, al lado de toreros noveles, sirviéndole de peón de brega a muchos que no tienen siquiera los méritos suficientes para hacer el paseo a su vera... Se anunció que Samuel mataría un toro de Atenco; después seguirían Alberto Balderas y Pepe Muñoz, discípulos de Samuel, quienes despacharían cuatro toretes, y, por último, cerraría con broche de oro el espectáculo el becerrista David Liceaga, quien en actuaciones anteriores había tenido fortuna...

Samuel Solís estuvo digamos, efectivo esa tarde. Solamente pegó unos lances con la capa en los que hubo algún lucimiento y al final, sin mayor trámite, despachó de un soberbio espadazo al toro de Atenco al que enfrentó. Carlos Lombardini se fracturó un brazo unos días antes, así que no pudo actuar. Gaona bajó al ruedo, le cortó la coleta a sus amigos y el escenario quedó puesto para quienes la crónica de Verdugones señala como discípulos de Samuel.

Samuel Solís y la escuela mexicana del toreo

Y es que Samuel Solís se afincó en la vieja plaza de toros de Tacuba y allí entrenaba y comenzaba a enseñar el toreo. No llegó a ser figura del toreo, pero tenía el toreo en la cabeza, tenía bien aprendidos los conceptos que le transmitió Saturnino Frutos y en el andar por los ruedos, tuvo la ocasión de formarse también los propios. Así que decidió seguir el camino de su primer mentor y como Ojitos, aunque quizás de una manera más callada, se dedicó a formar toreros y a buscar uno que pusiera esto de cabeza.

No tardó mucho en encontrar el primer par de prospectos. Uno, llegaría a ser El Torero de México y lo sería hasta que las astas de Cobijero terminaran con sus días; el otro, encaminaría sus afanes por las veredas de la literatura y la gastronomía. Pero esa pareja de Alberto Balderas y El Negro Muñoz pronto dio bastante de que hablar. Después de ellos vendrían David Liceaga y Ricardo Torres, alcanzando su cota más alta con Carlos Arruza, una de las figuras más destacadas de la historia universal del toreo.

Esa es la verdadera escuela mexicana del toreo, la que continuó las enseñanzas de Ojitos, adaptándolas a nuestra particular manera de ser. Y si no, véanse los logros de los discípulos de éste como formadores de toreros. Alberto Cosío Patatero formó a Heriberto García, Fermín Rivera y a Amado Ramírez entre otros y posteriormente estos alumnos suyos, a su vez también se dedicaron a enseñar toreros y así, por ejemplo, Joselito Huerta fue formado por Heriberto García. Por su parte, otro discípulo de Ojitos, Luis Güemes formó a Pepe Ortiz, quien a su vez ayudó en sus inicios a Jesús Córdoba y a Rafael Larrea y así sucesivamente. 

Como se puede ver, la huella de Ojitos a través de Samuel Solís y de otros que fueron sus discípulos sigue aún vigente en nuestros días. El torero que actuó en el festejo de apertura del Toreo de la Condesa el 22 de septiembre de 1907 y que matara el último astado que se corriera en su ruedo el 19 de mayo de 1946, como fin de fiesta de una corrida en la que actuaron Edmundo Zepeda, Andrés Blando y Miguel López que recibió la alternativa, un eral de San Diego de los Padres llamado Lince, quizás no fue figura vestido de luces, pero se labró un sitio en la historia trasladando el conocimiento del toreo a quienes llegaron a serlo.

Samuel Solís, decía, no alcanzó a ser considerado figura del toreo. Eso no tiene una explicación cierta, le faltó valor, dirán algunos; otros más afirmarán que fue la ausencia de personalidad; alguien terciará que se trató de mala suerte y habrá quien señalará que fue una combinación de todas las anteriores. La realidad es que los caminos del destino de los hombres a veces son inescrutables y lo que parece evidente resulta ser nada más una coartada de la realidad. El futuro de Samuel Solís estaba en trasladar hacia el futuro la tauromaquia que Ojitos nos trajo de España para hacer grande a la fiesta en México.

domingo, 10 de octubre de 2021

10 de octubre de 1965. Joel Téllez El Silverio recibe la alternativa en Palma de Mallorca

El Silverio en Las Ventas
Archivo Santos Yubero
Madrid 1964
A inicios del año de 1959 comenzó a sonar por los medios de información de la fiesta el apodo de un novillero de Monterrey que parecía usurpado de una gran figura de la tauromaquia mundial. Le llamaban El Silverio y no por su hacer en el ruedo, sino porque físicamente guardaba parecido con el Faraón de Texcoco. Se había presentado en la Monumental de su tierra y pronto se acomodó en el gusto de sus paisanos junto con Fernando de la Peña, Abraham Saucedo y Julio Garza, toreando entre los cuatro el grueso de los festejos menores de ese calendario.

El año siguiente visitaron la llamada capital industrial de México otros novilleros como Mauro Liceaga, Guillermo Sandoval, Víctor Huerta o Carlos Peña Peñita, quienes animaron el ambiente allí. Es importante hacer notar que, en esa etapa temporal, en Monterrey se daban más novilladas que corridas de toros y que los encierros que en ellas se lidiaban, eran casi todos de ganaderías de la región. Es en ese 1960 que se presenta en Guadalajara, logrando actuar en El Progreso en seis tardes ese calendario.

En 1961 El Silverio llega a la Plaza México, presentándose allí el 16 julio, para alternar con Jesús de Anda y Guillermo Sandoval en la lidia de novillos de la Viuda de Miguel Franco. Su primer novillo se llamó Charro. Actuaría en 6 festejos en la capital ese año, combinando sus presentaciones allí con las dos que hizo en Guadalajara, destacando la del 19 de noviembre, en la que cortó el rabo al novillo Maragato de Peñuelas y las cinco de Monterrey, además de otras en plazas como Puebla o Nogales. 

Entre 1962 y 1963 sumaría otras 26 novilladas en las plazas México, El Progreso y Monumental de Monterrey, compartiendo cartel con los punteros de la novillería mexicana como los ya nombrados Fernando de la Peña, Mauro Liceaga, Guillermo Sandoval, Américo Garza Romerita, Martín Bolaños, Víctor Huerta, Gabino Aguilar o Jesús Solórzano. En total en ese lustro, sumaría alrededor de unas sesenta novilladas en plazas de México.

A propósito de su hacer en los ruedos, escribió Daniel Medina de la Serna:

Un novillero con bastantes cualidades era Joel Téllez… Tuvo un buen debut, pues tenía clase y hondura, sin dejar de tener buena técnica… Era un torero que manejaba muy bien el capote…

A la conquista de España

Para el año de 1964, El Silverio tenía puesta la mira en los ruedos hispanos. Consideró, junto con quienes llevaban su carrera, que estaba en el punto de desarrollo profesional adecuado para emprender una campaña novilleril allá y recibir una alternativa con fuerza en una plaza de importancia. Aunque desde varios años antes, se le mencionaba como candidato a hacer la travesía, como se puede apreciar de esta entrevista realizada al doctor Alfonso Gaona por Francisco Narbona y publicada en el número de El Ruedo, aparecido en Madrid el 19 de octubre de 1961:

¿Qué toreros mejicanos pueden interesar aquí?

Bueno... Hay muchos, ¿sabe? Están los consagrados... Todos ellos están en buen momento. Luego han surgido otros que se han situado en pocos meses a la cabeza del escalafón...

Y entre los novilleros, ¿hay muchos nombres carteleros?

También. Están Mauro Liceaga (primo de los otros toreros de ese apellido), Martín Bolaños, Sandoval, Diosdado, «El Silverio», Luciano Contreras...

Esa primera campaña constó de once festejos y comenzó tarde, porque al estarse preparando en el campo salmantino, sufrió una voltereta y la fractura de uno de los huesos del brazo derecho, por lo que no pudo presentarse sino hasta el 7 de junio en el Puerto de Santa María. Destacaron sus actuaciones en Córdoba, Haro, Barcelona, Málaga y las dos en Madrid.

A propósito de la tarde de su debut en Las Ventas, Alfonso Navalón escribió para El Ruedo de Madrid, en su número del 11 de agosto de 1964, lo siguiente:

Debutaba «El Silverio», novillero mejicano, que dibujó un quite por chicuelinas, portento de lentitud y armonía. Un bello cuadro de arte que dejó en la tarde monótona el perfume de lo auténtico. Volvió el mejicano a torear con excelente corte de capote a sus dos novillos. Luego las dos faenas se perdieron entre las destempladas arrancadas de los moruchos. Pero cuajó unos derechazos cadenciosos y con buen temple. Matando se queda en la cara...

Otros novilleros mexicanos que actuaron en aquellas plazas en ese año fueron Jesús Delgadillo El EstudianteJuan Anguiano, Juan de Dios Salazar y Antonio Sánchez Porteño.

En 1965 sus actuaciones en el escalafón de novilleros fueron menos, apenas seis. Destacan las de Palma de Mallorca, Zaragoza, San Sebastián y Requena. Los otros mexicanos aspirantes a la alternativa fueron Manolo Espinosa Armillita, Raúl Contreras Finito, Juan de Dios Salazar, Jesús Solórzano y Mario de la Borbolla.

Cerca del cierre de la temporada se anunció que El Silverio recibiría el grado de matador de toros. Sería el 10 de octubre en el Coliseo Balear de Palma de Mallorca. Sería su padrino el ecijano Jaime Ostos y fungiría como testigo el chiclanero Emilio Oliva. Por delante iría el caballero de la Puebla del Río, Rafael Peralta. Para el efecto se prepararon tres toros de Manuel Francisco Garzón, dos de Sepúlveda de Yeltes y uno de los herederos de María Montalvo para la lidia ordinaria y un novillo de Bernardino Giménez Indarte para el rejoneador.

Los triunfadores de la tarde fueron el caballero en plaza que cortó las dos orejas del que le tocó en suerte y Joel Téllez El Silverio, que cortó la oreja al toro de su alternativa y que fue al final de cuentas la única de la tarde para los toreros de a pie. La relación del festejo, enviada por el corresponsal del semanario El Ruedo, y aparecida en el número del 12 de octubre siguiente, cuenta lo que sigue:

Tomó la alternativa de manos de Jaime Ostos el novillero mejicano El Silverio, quien después de un escaso número de novilladas ha pasado al escalafón superior por decisión personal con vistas a los contratos de su patria. Con el toro de la ceremonia estuvo valiente y después de una estocada le concedieron la oreja. En el último bien pudo repetir el premio, de no haberle fallado el estoque; pero necesitó cuatro pinchazos y todo quedó en palmas…

Como se ve, a pesar del poco comedimiento del corresponsal del semanario madrileño, El Silverio dejó la puerta grande entreabierta la tarde de su alternativa.

El regreso a México

De vuelta a suelo patrio, se presenta el 13 febrero 1966 en El Toreo de Cuatro Caminos. Lo hace en un cartel importante en el papel, pues alterna con Luis Procuna, César Girón y Paco Pallarés, con un encierro de Matancillas. Al final de cuentas la tarde se torció, sopló viento de principio a fin, los toros sacaron muchas complicaciones y el que mejor librado salió fue Girón, que apenas dio una vuelta al ruedo.

Su presentación en Monterrey sería el 15 mayo, pero no en la plaza Monumental, sino en el Lienzo Charro, donde con motivo de la Exposición Agrícola y Ganadera se dio una corrida de toros en la que alternaron los rejoneadores Felipe y Evaristo Zambrano y a pie Felipe Rosas y El Silverio mano a mano ante un encierro de Santoyo. La presentación en la plaza Monumental se dio hasta el 5 de septiembre alternando con Finito y Eloy Cavazos. Los toros fueron de Santa Martha y Finito regaló uno de Mimiahuápam.

Confirmaría su alternativa en la Plaza México el 10 marzo de 1968, apadrinándole Mauro Liceaga, y siendo testigo Antonio Lomelín con una corrida de Zotoluca. Acerca de esta tarde, Daniel Medina de la Serna refiere que a pesar del poco sitio que mostró, le realizó una buena faena a Gladiador, 5º de una tarde de mucho viento y polvo, lo que le valió regresar al siguiente año.

Regresó a la gran plaza el 9 febrero 1969, en un cartel que formó junto con el rejoneador Gastón Santos, Joaquín Bernadó y Raúl García. Los toros fueron de Mariano Ramírez, uno de La Laguna para rejones y otro de Peñuelas que regaló El Silverio.

Don Neto, en su crónica escrita para la agencia AFP y aparecida en el diario El Informador de Guadalajara el 10 de febrero de 1969, reflexionó:

“El Silverio” que no había estado muy bien en su primero, en el que fue cogido dramáticamente, quedando con el terno destrozado, pero sin herida alguna, toreó bien con el capote y mucho mejor con la muleta en su segundo… Hubo pases de gran clase, temple y valor, la faena fue corta, pero la calidad del joven diestro fue mucha. Ovación final… En su afán de alcanzar el triunfo total, regaló un manso, bronco, difícil y peligroso ejemplar de Peñuelas con el que se mostró valiente, voluntarioso, enterado, siendo despedido con fuerte ovación...

La temporada final

La última campaña en la que El Silverio vistió de luces fue la de 1972, toreó seis festejos en Monterrey, Villa Acuña, Caxuxi, Ciudad Acuña, Torreón y Cadereyta, esta última, una corrida nocturna verificada el 16 de septiembre, en la que mano a mano con Roberto Ortiz El Fotógrafo, enfrentaron cuatro toros de La Ronda. En este festejo Joel Téllez cortó la única oreja de la noche y la última de su trayectoria vestido de luces.

Hoy con este repaso por su trayectoria recuerdo el aniversario 56 de su alternativa. 

Aviso Parroquial: Agradezco a mi Patrón don Francisco Tijerina el auxilio prestado para verificar algunos datos aquí expresados. Y también a Sergio Peraza, por la misma clase de apoyo. Los resaltados en el texto de Alfonso Navalón, son obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en su respectivo original.

domingo, 8 de agosto de 2021

Oscar Realme. Recuento de dos temporadas

Currito, El Malagueño y Oscar Realme
Madrid 25/07/1963
Archivos de la Comunidad de Madrid
Fondo: Martín Sánchez Yubero
Cuando a principio de la década de los 60 del pasado siglo se reanudaron – una vez más – las relaciones entre las torerías de España y México, vinieron a confirmar su alternativa varios toreros que son ya figuras históricas de esta fiesta. Me refiero, por su orden de presentación en la Plaza México, a Paco Camino, Juan García Mondeño, Santiago Martín El Viti, Diego Puerta, Joaquín Bernadó o Curro Romero y ellos venían representados por casas de apoderamiento como las de los Chopera o los Camará o por apoderados como Alberto Alonso Belmonte o Cristóbal Becerra

Esos apoderados y representantes hispanos, por aquellos días, no solamente vinieron a arreglarle fechas a sus toreros recién alternativados, sino que se dedicaron a observar el ambiente taurino mexicano y con mucha atención, además, a los novilleros que marcaban el paso en su escalafón. Así, lograron el apoderamiento de toreros mexicanos como Abel Flores El Papelero, Gabino Aguilar, Mauro Liceaga, Fernando de la Peña, Jesús Delgadillo El Estudiante y Guillermo Sandoval, a quienes llevaron a España y los pusieron a torear allá.

Oscar Realme

Ya había contado en alguna oportunidad por aquí que Oscar Realme se había vestido de luces por primera vez en las fiestas del año nuevo de 1954 en un pueblo del sur de Jalisco. Durante los años de 55 y 56 su actividad se concentra en el Norte de México, particularmente en Ciudad Juárez, donde tiene un gran predicamento, pues en las novilladas que se daban en la plaza Alberto Balderas y posteriormente en la nueva Monumental, era casi un fijo en esos calendarios.

Decir que en la capital mexicana Oscar Realme surge en El Toreo de Cuatro Caminos no es una exageración. Es de los novilleros que el doctor Gaona empujó en esa etapa de su carrera empresarial, cuando la México estuvo cerrada entre 1957 y 1958. De las sesenta y tantas novilladas que dio en ese periodo salieron toreros como Raúl García, Gabriel España, Antonio Sánchez Porteño, Felipe Rosas o Emilio Rodríguez. Y por supuesto, ya lo apuntaba, el personaje de estas líneas.

Reabierta la Plaza México, Oscar Realme torea allí diez novilladas entre 1959 y 1961 y se mete en el cartel de la Oreja de Plata en ese último calendario, en el que destacó la terna que formó junto con Eduardo Moreno Morenito y Mauro Liceaga, con quienes alterna en los dos festejos que cerraron la temporada novilleril de ese año, ¡en el mes de diciembre!

La campaña del 62

La prensa española del principio de 1962 ya anunciaba que Antonio Posada, hombre de confianza de la casa Chopera, venía a México por toreros y de inicio, se nombraba a Alfredo Leal y a Oscar Realme, con la intención de ponerlos a hacer campaña por aquellas tierras. Oscar se presentó el 15 de abril en Palma de Mallorca en lo que sería una campaña breve, pero intensa, pues actuó en las principales plazas de aquellas tierras: San Sebastián, Zaragoza, Barcelona o Madrid, es decir, no rehuyó los principales escenarios.

De su actuación en Barcelona, el 21 de junio de 1962, junto a Efraín Girón y Carlos Corbacho, con novillos de María, Manuel y Pilar Sánchez Cobaleda, Eduardo Palacio, cronista del diario La Vanguardia, escribió:

El debutante Realme, de gran figura y moviendo muy bien los brazos con capa y muleta, dio ocasión en su primero a que el veterano David corriese al novillo a una mano en forma maravillosa, por lo que se le tributó una de las más encendidas ovaciones de la fiesta. ¡Qué primor! El azteca veroniqueó con garbo, y tales lances y los que de la misma factura dio en su quite, se ovacionaron. Cumplieron los de los rehiletes, y el diestro ofrendó a los graderíos la musicada faena… Un pinchazo escupido por el salmantino, y una gran estocada, valiéronle dar la única vuelta al ruedo de la tarde, con salida a los medios, entre unánimes aplausos…

En Las Ventas se presentó el 26 de agosto, alternando con Rafael Montero Rafaelete y José Mata. Los novillos fueron de Manuel García – Aleas. Aunque las crónicas consultadas no lo reflejan, los anuarios estadísticos señalan que cortó la oreja de su primer novillo y la vuelta en el que cerró plaza. Andrés Travesí, en el ABC madrileño del 28 de agosto siguiente, relata:

Se presentaba en Madrid el mejicano Oscar Realme, que causó buena impresión. Es tranquilo, tiene buenas maneras y torea con una lentitud dominadora que agradó a los aficionados. Con el capote intervino en varias ocasiones, veroniqueando aceptablemente y en dos quites valientes con el capote a la espalda... Utilizó Oscar Realme ambas manos en la faena, en la que hubo pases meritorios… Mató de una casi entera...

Esa actuación le valió volver a Las Ventas el 4 de octubre, tarde en la que para lidiar novillos de Antonio Ordóñez (1º, 2º, 4º), Carmen González de Ordóñez (3º, 6º) y El Pizarral (5º), fue acartelado con Alejandro García Montes y Luis Parra Jerezano. De esta actuación suya, escribió Antonio Díaz – Cañabate en el ABC de Madrid del día siguiente al del festejo:

El cuarto es de don Antonio. De la primera vara se sale suelto. Cumple en las otras dos. Llega a la muleta aplomado. Y Oscar Realme, que tan a placer pudo torear al primero, nos sorprende esforzándose en torear a éste que con tanto trabajo y desgana embiste. Y lo torea, y, además, con lentitud, un tanto sosa, pero muy torera. ¡La lentitud en el toreo! Sin ella el buen arte de torear es imposible... Aplaudo con todas mis ganas la lentitud de Oscar Realme. Fue un reposo. El reposo de un suspiro. Y, asimismo, lentamente, dejándose ver, entró a matar y cobra media estocada. Dio una merecida vuelta al ruedo, que en balde quisieron impedir unos cuantos gritos completamente injustos...

Cerró ese calendario actuando nuevamente en Madrid el 21 de octubre, en su tercera actuación en ese ruedo, con el rejoneador David Ribeiro Telles, Amado Ordóñez y Paco Villar, siendo los novillos de Antonio Pérez de San Fernando para rejones y del Conde de Villafuente Bermeja para los de a pie. Quien firmó como Interino, en el número de El Ruedo salido a los puestos el 25 de octubre de 1962 expresó:

Confirmamos que Realme puede llegar a ser un buen torero. Tiene figura y sabe hacer el toreo que tanto gusta ahora a las multitudes: bonito y al mismo tiempo hondo, largo, templado, serio. Estuvo con mucho decoro en un novillo, en cambio al tercero le hizo una faena merecedora de oreja. Faena completa, exquisita, limpia. Y valiente. El novillo lucía un par de cuernos imponentes, tremendos, capaces de poner cautela en el torero más fanfarrón. Realme, sin amilanarse, hizo cosas con sabor y sapiencia, sin miedo. Esto que parece sencillo no lo es, ni sencillo ni frecuente…

Ese fue el colofón de una temporada de 11 actuaciones, en las que dejó un cartel importante que le abriría las puertas de las plazas – y de los despachos – para el siguiente calendario.

El regreso al año siguiente

El arranque de la campaña del año 63 fue más comprometido pues se produjo el 11 de mayo en Sevilla, con Gastón Santos – también debutante – Curro Montenegro y Luis Parra Jerezano. Sin trofeos, volvió a causar una excelente impresión. De allí, el 26 de ese mismo mayo, va a Madrid al cierre de la Feria de San Isidro y el 2 de junio en Valencia es sacado a hombros a pesar de no cortar orejas, que le fueron pedidas, y al serle negadas quien presidió el festejo se llevó la consecuente bronca y el torero la salida en aires de triunfo grande.

El 13 de junio va a San Sebastián de los Reyes para alternar con Manuel Álvarez El Bala, Juan Calleja y José María Aragón en la lidia de novillos de Núñez Hermanos. Sobre esa tarde, Joaquín Jesús Gordillo escribió en el número de El Ruedo fechado el 20 de junio de 1963 lo siguiente:

Oscar Realme alargó la faena a su primer enemigo, buscando el lucimiento, que no llegó. Un pinchazo, una entera y descabello al primer intento. Silencio. Al novillo lidiado en quinto lugar Realme le instrumentó una buena faena sobre ambas manos, con empaque, temple y buen gusto. Un pinchazo y media. Dos orejas.

El 25 de julio torea en su última novillada en Madrid y tres días después regresa a la plaza francesa de Vichy. Y de allí a prepararse para la alternativa que sus apoderados le tenían programada para la feria de Oviedo, en septiembre, en uno de los principales carteles de ese ciclo, pues le apadrinaría Diego Puerta y sería testigo de la ceremonia Manuel Benítez El Cordobés, con toros de Atanasio Fernández.

La tarde de la alternativa, el 21 de septiembre de 1963, que recibió estrenando un vestido azul purísima y oro, la saldó dando la vuelta al ruedo tras la muerte del toro de la ceremonia y saliendo al tercio tras la muerte del que cerró plaza en la columna del haber y en la otra, sacó la fractura de un metacarpiano de la mano derecha al golpearse con la empuñadura de la espada tras de un pinchazo.

La confirmación en Madrid estaba dispuesta para el día siguiente. El padrino sería José Martínez Limeño y tanto Oscar, como José María Montilla ratificarían sus alternativas ese día ante toros de Francisco Ramírez. Por delante salió el caballero en plaza Rafael Peralta ante un novillo de Clemente Tassara. Las molestias en la mano derecha y el nulo juego de los toros salidos ese día, dieron al traste con las ilusiones de ambos confirmantes. Antonio Díaz – Cañabate, en su tribuna del madrileño ABC, escribió:

El sueño de Montilla y de Realme no pudo lograrse, no por culpa suya, sino de los toros que fueron mansos. Ya sabemos que esto puede no importar. Lo malo que tuvieron es que no se dejaron dar dos pases... Realme se limitó en el segundo a torearle con la izquierda, que, al resultarle fallido, desistió... El sexto tenía que ser cojo a la fuerza... y como el presidente, con muy buen acuerdo, se negara a devolverlo, pues el toro ni presentaba asomos de cojera, los chillidos, destemplados y continuos, impidieron a Realme que toreara y lo mató de media y dos pinchazos...

Esa tarde vino a ser el colofón de un par de temporadas en las que toreó 22 novilladas en las principales plazas de España – Madrid, Sevilla, Barcelona, Valencia, Zaragoza, San Sebastián – y hacer notar que en la capital hispana se presentó en seis ocasiones en novilladas y en la tarde de su confirmación de alternativa. A esto se debe sumar que en la tarde de su alternativa se estrenó Oscar Realme, pasodoble torero del compositor granadino Fernando Arquelladas.

De los novilleros que fueron llevados a España al inicio de la década de los 60 recibieron allá la alternativa Guillermo Sandoval, Fernando de la Peña y Jesús Delgadillo El Estudiante en Barcelona, Oscar Realme en Oviedo, Abel Flores El Papelero, en Sevilla y Gabino Aguilar en Madrid. Todos la confirmaron en Madrid, a excepción de Abel Flores y por supuesto, de Gabino Aguilar, quien no tenía por qué hacerlo.

De vuelta en México

Oscar Realme regresó a México a intentar continuar su carrera de matador de toros. Lo hizo en tiempos convulsos para la actividad sindical de los toreros y eligió el bando que a la postre resultó ser el que sacó la peor parte del conflicto. Apenas pudo sumar 23 o 24 corridas de toros en la siguiente década por esa causa.

Eso le permitió concluir sus estudios de Economía y dedicarse al ejercicio de su profesión, que le llegaba por la vía paterna, pues su padre fue un destacado economista y funcionario de diversas entidades de la administración pública mexicana.

El 21 de julio de 1974 en la plaza Monumental de Monterrey se produjo su despedida no anunciada de los ruedos. La corrida se organizó para la despedida de su contemporáneo Fernando de la Peña y completaría el cartel el hidrocálido Jesús Delgadillo El Estudiante con toros de La Playa. Esa fue la última vez que vistió el terno de luces, poco más de dos décadas después de que lo hiciera por primera vez.

Oscar Realme falleció en Monterrey, Nuevo León, el 1° de agosto de este año 2021. Hoy hubiera cumplido 85 años. 

domingo, 20 de junio de 2021

Hace 90 años: La alternativa de David Liceaga en Barcelona

El anuncio de la alternativa de David Liceaga
Mundo Deportivo, Barcelona 21/06/1931
David Liceaga fue uno de los triunfadores de la temporada novilleril de 1930 en El Toreo – sumó 11 festejos en ella – y eso le valdría el boleto para recibir allí mismo la alternativa en la temporada grande 1930 – 31. El hecho ocurrió el domingo 11 de enero de 1931, apadrinándole Chicuelo y fungiendo como testigo Carmelo Pérez con un encierro de Zacatepec. David tuvo una actuación triunfal con Palillero, toro de la ceremonia y fue sacado a hombros de la plaza al final del festejo.

Volvería al coso de la colonia Condesa el 8 de febrero de ese año para alternar con Chicuelo, Marcial Lalanda, Pepe Ortiz, Heriberto García, Manolo Bienvenida, Carmelo Pérez y Alberto Balderas en la lidia de toros de La Laguna y disputándose la Oreja de Oro. Fue una tarde de esas que quedan en la memoria de los aficionados, pues Manolo Bienvenida le cortó el rabo a Corbetero, el quinto de la corrida y se daba por hecho que era el ganador del trofeo, pero David Liceaga tenía todavía algo que decir y con Melandro, el que cerró plaza, realizó una faena de esas que hacen historia, le cortó el rabo y el público asistente a la plaza le adjudicó al final el trofeo en disputa.

Reaparecería el domingo siguiente acartelado con Chicuelo, mano a mano, en la corrida de Covadonga para lidiar tres toros de San Mateo y tres de Queréndaro. Esa tarde le cortaría el rabo a Espartero de San Mateo, tras de cuya lidia daría la vuelta al ruedo junto con don Antonio Llaguno y al final del festejo, saldría nuevamente en hombros de El Toreo.

Su campaña española de 1931

Con ese bagaje David Liceaga marchó a hacer campaña en ruedos hispanos. Tenía, sin duda, las credenciales para obtener con inmediatez una alternativa allá y comenzar a actuar como matador de toros de inmediato, pero prefirió comenzar por torear novilladas y de esa manera adquirir rodaje ante el toro español y darse a conocer ante los distintos públicos de aquellas tierras.

Se presentó el 3 de mayo de ese calendario nada menos que en la plaza de Sevilla, alternando con Juan Martín Caro Chiquito de la Audiencia y Antonio García Maravilla en la lidia de novillos del conde de Santa Coloma. Su buena actuación le valió para que al cartel ya anunciado para el siguiente domingo se le agregaran otros dos novillos de la ganadería anunciada, Miura y repetir junto a Pepe Bienvenida, Chiquito de la Audiencia y Alfredo Corrochano y esa tarde le consiguió actuar por tercer domingo consecutivo en la Maestranza, ante novillos del marqués de Guadalest junto a José Luis Bernal Capillé y Maravilla.

Acerca de su actuación ante los novillos de Miura, José María del Rey Caballero Selipe, en esas calendas cronista del diario Noticiero Sevillano, escribió:

David Liceaga se aparta como banderillero de todos los rehileteros conocidos; juega con el toro venciendo en las vueltas y los quiebros las acometidas bruscas y violentas que todavía tienen los animales en el segundo tercio; llega con precisión rara a coger los pitones de los toros, salvando matemáticamente el embroque de frente; conoce los momentos del tercio de tal modo que puede hacer cara al cornúpeto deteniéndolo en su embestida... Con la flámula marca y acusa de un modo absoluto su personalidad exclusiva y en este particular de su labor confirmó hasta el máximo las loables cualidades apuntadas en su debut que nos hicieron decir al juzgarle que recordaba por su esfuerzo y por su consciente arrojo los tiempos en los que se toreaba a todos los toros... Fue sacado de la plaza, en hombros, por la Puerta del Príncipe y así lo llevaron hasta el hotel, y al balcón de éste lo hicieron asomarse repetidas veces para corresponder al entusiasmo de las numerosas personas que le aplaudían...

En ese entonces las salidas por la Puerta del Príncipe no estaban reguladas como hoy en día, pero el hecho de que la afición hispalense haya sacado por allí a David Liceaga, sin que las crónicas reflejen corte de apéndices, deja ver la importancia de su actuación esa tarde.

Tras de esas actuaciones continuadas en la plaza del Baratillo, David Liceaga hizo una campaña intensa por las principales plazas de España, hasta llegar de nueva cuenta a la alternativa, la que recibiría el 21 de junio de ese año del 31, en la Plaza Monumental de Barcelona.

La corrida de la alternativa

La empresa de don Pedro Balañá siempre fue generosa con los toreros mexicanos. No es gratuito que se considere siempre que Barcelona fuera el puerto de entrada de los diestros de nuestra tierra a las plazas de España. Me cuentan quienes lo conocen, que en el despacho del Balañá viejo, había un gran muro tapizado de fotografías de diestros mexicanos que habían actuado en sus plazas. Es una pena que hoy eso sea solamente un recuerdo.

Para el domingo 21 de junio se anunciaron toros del marqués de Guadalest para Manolo Bienvenida, un novedoso torero toledano que recién había confirmado en Madrid llamado Domingo Ortega y como decía, la alternativa de David Liceaga.

A la vuelta de los años lo que trascendió fue la efeméride, porque el mal juego de los toros echó a perder las ilusiones del toricantano y las de sus alternantes. Trincherilla, cronista del semanario barcelonés La Fiesta Brava, en el ejemplar fechado el 26 de junio de ese 1931, reflexiona acerca del ganado lidiado lo siguiente:

¿Pero a quién se le ocurriría destinar para tan solemne ocasión los productos ganaderiles del Sr. Marqués de Guadalest? … Colgar este nombre en los carteles y darle al aficionado en la nariz un tufo nauseabundo a buey de carreta todo fué uno… Era cosa prevista el indecente juego de las reses del prócer sevillano, pero no podíamos imaginar que llegase a tanto la desesperante mansedumbre. Grandotes, con pitones, bastos y zancudos. Una verdadera delicia de presentación. ¡Y fué lo mejor que tuvieron! La desesperante mansedumbre de los Guadalest sacaron de sus casillas a los espectadores que no cesaron en toda la tarde de abroncar al ganadero, y momento hubo en que la paciencia del público llegó al límite y a punto estuvo de originarse un conflicto… Si en la tierra hubiera justicia el nombre de este ganadero no figuraría jamás en los carteles de Barcelona… Lo de hoy fué una indecencia en la más amplia acepción de la palabra…

Manolo Bienvenida le cedió los trastos a David Liceaga para pasaportar a Chuponero, negro y cornalón, un toro que pudo traer de cabeza a más de alguno. Sigue contando Trincherilla:

La flamenquería de “Chuponero” crecía por momentos, cuando Bienvenida entregó los trastos a Liceaga, aplaudiendo el pueblo la ceremonia… Un ayudado por bajo, doblando bien, fue la inicial de la faena en la que el nuevo doctor hubo de porfiar mucho y meterle al bicho la franela en los hocicos para que embistiera. No cabían fililíes con aquel huesarranco que cabeceaba sin parar, espantándose las moscas a cornadas. Unos tirones y unas dobladas eficaces por bajo y cuando el galán se puso a tiro, un pinchazo bien señalado, y dos medias estocadas. Dobló el mansurrón, volvió a ponerse en pie y atronó Liceaga con el descabello…Se pitó de recio al toro en el arrastre y al nuevo doctor se le ovacionó fuertemente. Tenía mucho que roer aquel hueso que se le hubiera atragantado a muchos toreros y Liceaga se lo quitó de encima con más decoro del que merecía el flamenco “Chuponero” …

Ante el sexto de la corrida tuvo David oportunidad de lucimiento. Los diarios madrileños se ocuparon del festejo con mayor o menor extensión. El corresponsal de El Heraldo de Madrid, refleja lo siguiente:

Sexto. – Mansurrón y sosote. Liceaga se luce con la capa, toreando a la verónica ceñido y con arte. (Ovación.) El toro cumple en varas, luciéndose en los quites los maestros. Liceaga coge los palos y prende tres superiorísimos pares, que se ovacionan con entusiasmo. Con la franela el mejicano instrumenta una gran faena por naturales, en redondo, ayudados y de pecho, que se jalean, ovacionan y premian con música. Liceaga, muy valiente, hace toda la faena metido entre los pitones. En cuanto el toro cuadra Liceaga se arranca por derecho y cobra una entera, de la que rueda sin puntilla. (Ovación y petición de oreja.) …

En El Imparcial, José Quilez relata con brevedad lo ocurrido en la corrida, pero atribuye a David Liceaga el haber cortado la oreja del sexto:

David Liceaga, que tomaba la alternativa, trasteó al peligrosísimo bicho primero cerca y tranquilo y lo tumbó de un gran pinchazo y dos medias estocadas. En el último, manso también, lo sacó al centro del ruedo y allí hizo una excelente faena con la muleta, valentísima y torera, artística y emocionante, para una entera superior. Oyó una gran ovación, se le concedió la oreja y dio la vuelta al ruedo en medio de una clamorosa ovación…

La crónica aparecida en La Fiesta Brava ya referida, señala al final que la afición quiso sacar en hombros a David Liceaga, pero que él se opuso con rotundidad, en lo que hoy calibro yo como un gesto de honradez, al no haber culminado un triunfo redondo en esa tarde.

El resto del festejo

Manolo Bienvenida trajo el santo de espaldas, pues le correspondió lidiar un lote de sobreros, el segundo bis de Gabriel González y el cuarto bis de Mariano Bautista. Con el primero que le tocó estuvo discreto y con el cuarto, fue abroncado junto con el ganadero. Domingo Ortega por su parte, fue aplaudido en el primero de su lote y dio una vuelta al ruedo tras de una fuerte petición de oreja, después de despachar al quinto.

El día después de David Liceaga

Confirmaría su alternativa barcelonesa el 25 de septiembre de ese mismo año de manos de Nicanor Villalta y fungiendo como testigo Domingo Ortega, los toros fueron de José Encinas y el de la cesión se llamó Buñuelo.

Posteriormente renunciaría a la alternativa que recuerdo este día y volvería a recibir otra en El Toreo de la Condesa, la definitiva, el Fecha: 18 de diciembre de 1938, siendo su padrino Fermín Espinosa Armillita y atestiguando la ceremonia Silverio Pérez. Los toros fueron de La Punta y el de la alternativa fue llamado por sus criadores Cabrero. Esa tarde, lo grande lo realizó ante el sexto, Trianero, al que le cortó el rabo.

Todavía quedaban grandes faenas que firmar por David Liceaga: Bombonero de La Laguna, Azafranero de Carlos Cuevas, Zamorano de San Mateo, Bonfante de Xajay, Afinador de Torrecilla, Cirquero de Zotoluca o Florista de Torrecilla, historias todas que merecen ser contadas y a las que seguramente, en su día encontraré un espacio por aquí.

Aviso Parroquial: Los resaltados en los textos de Selipe, Trincherilla y José Quilez son obra imputable únicamente a este amanuense, pues no están así en sus respectivos originales.

domingo, 28 de marzo de 2021

Armando Mora: su alternativa a 50 años vista

Armando Mora
Matador de toros
Los Mora de nuestro Barrio de Triana tienen raíces toreras que se remontan a la mitad de la década de los cuarenta del pasado siglo, cuando la cabeza de ella Juventino, intentó ser matador de toros. Después siguió sus pasos su sobrino Víctor y tras de él su hermano Armando, desde el principio de la década de los sesenta, se tiró a correr la legua y a buscar la gloria vestido de seda y alamares.

Tenía condiciones y por ello don Manuel Arellano, el legendario transportista de toros de lidia lo llevó a Monterrey, con don César Garza, quien le proporcionó las primeras oportunidades y ante las buenas actuaciones se le abrieron las puertas de las demás plazas de importancia de nuestra República, como San Luis Potosí, Guadalajara y por supuesto, la Plaza México, donde se presentó el 31 de mayo de 1964, alternando con César Romano y Víctor Pastor en la lidia de novillos de El Romeral.

Su carrera no estuvo exenta de percances. Armando Mora sufrió una cornada en Monterrey el 7 de julio de 1963, de un toro de nombre Cantinero, de la ganadería de Presillas que lo frenó en su ascenso, pero que no le impidió seguir adelante coleccionando hazañas, como la del domingo 17 de agosto de 1969 en la Plaza de Toros San Marcos. Esa tarde alternó con José Luis Rodríguez El Praga, Eduardo Rivas y José Manuel Montes en la lidia de una seria novillada de La Punta, ganadería que conmemoraba su 45º aniversario en los ruedos de México y el mundo. Armando selló su tarde indultando a Maragato, 5º de la tarde, teniendo también Eduardo Rivas una gran actuación, pues le cortó el rabo a Romancero el penúltimo de la corrida. Existe en los pasillos del coso de la calle de la Democracia, una placa conmemorando esa hazaña del torero trianero.

El ambiente previo al festejo

La alternativa de Armando Mora se programó para un festejo que bien pudiera ser considerado de pre – feria, pues se fijó para el domingo 28 de marzo de 1971. Le apadrinaría su combarriano Jesús Delgadillo El Estudiante, que reaparecía en Aguascalientes después de varios años de ausencia y sería testigo de la ceremonia el torero regiomontano Fernando de la Peña. Los toros vendrían de la ganadería de Corlomé, propiedad en esos días de don José C. Lomelí.

Dentro de la información previa al festejo, se publicó el anuncio de que el día de la corrida se estrenaría el pasodoble Armando Mora, obra del miembro de la Banda Municipal de Aguascalientes, don Ponciano Bernal Dávalos, la información aparecida en El Sol del Centro del 26 de marzo de 1971, es de la siguiente guisa:

El próximo domingo, durante la corrida que lidiarán Jesús Delgadillo “El Estudiante”, Fernando de la Peña y Armando Mora, la Banda Municipal, por acuerdo de su Director, el Maestro don Fernando Soto, estrenará el pasodoble del señor Ponciano Bernal “trombón” de nuestro formidable conjunto musical.

La Banda Municipal lo ensayó ya dos veces y habrá un tercer ensayo en la Casa de la Cultura.

El estreno, la inspiración de don Ponciano – nombre muy taurino – habla de cómo “ha llegado” a la afición la alternativa del trianero, quien arriba por propios méritos a la alternativa. 

Igualmente, se entrevistó a diversos aficionados notables de nuestra ciudad, como el hostelero, don Juan Andrea, que expresó:

¡Ya era tiempo! La alternativa de Armando Mora es muy merecida, nos dijo el señor Juan Andrea, aficionado de hueso colorado, al opinar sobre la corrida del próximo domingo. “Yo estoy prácticamente retirado de los toros como aficionado”, nos dice Juanito. Y su aserto nos confirma que las cosas no andan bien en la fiesta, cuando alguien tan aficionado como él se destierra voluntariamente de la plaza. Ojalá y se den las cosas bien, en esta y sucesivas corridas al trianero Armando Mora…

Por su parte, el ya nombrado don Manuel Arellano, dijo a la prensa:

Armando – nos dice –, tiene 7 años de novillero. Lo que llevo yo con mi camión transportador. Llevará a lo sumo toreadas unas treinta y cinco novilladas y es ejemplo de que un torero sí se puede formar entrenando, practicando y conservando una excelente condición física”.

Armando se ha hecho – sigue diciendo – a base del cariño que le tiene a la fiesta. Y es también algo extraordinario lo que prueba su constante entrenamiento, que haya podido dar triunfos rotundos como el de Guadalajara, donde toreó maravillosamente”.

Aquí mismo, la afición lo vio dar una demostración de poder y pundonor, cuando después de una grave cornada se levantó, sin verle la cara a una vaca, a un novillo, para cortarle las orejas a verdaderos toros. Esto, ninguna figura lo ha hecho, porque las figuras sí son invitados a las tientas de las ganaderías. Y un novillero ignorado, no. Al novillero rara vez se le invita.

Como se ve, la alternativa de Armando Mora era bien recibida por la afición local y se generó un ambiente interesante en torno a ella.

El día de la corrida

Tuve la fortuna de asistir a ese festejo con mi padre. Teníamos de vecinos de localidad al pediatra Alfonso León Quezada y a su hijo Sergio Alfonso, quien era mi compañero en la escuela. El Estudiante vestía de blanco y oro, Fernando de la Peña, de azul marino y oro y el toricantano de azul celeste y plata. La plaza no se llenó, según recuerdo, pero la entrada fue bastante buena y la tarde en su conjunto, satisfactoria para el aficionado.

Don Jesús Gómez Medina, en su tribuna de El Sol del Centro, el lunes 29 siguiente, contó entre otras cosas, esto:

Fue en el primer toro, que era eso: un TORO. Con edad, con trapío y peso.

Vestido de azul celeste y plata, el inminente nuevo doctor, tras los capotazos preliminares de la peonería, se enfrentó a “Pinocho”, que así se llamaba el de Corlomé, para lancearlo quieta y ceñidamente a pies juntos, si bien remató prematuramente por partida doble.

Bravo de verdad el corlomeño, fue al caballo con presteza y recargó de firme, antes de que Armando Mora interviniese para ejecutar una breve tanda de chicuelinas, precursoras de la revolera final.

Y llegamos al momento cumbre, a la tan anhelada alternativa. En el tercio, frente al burladero de matadores, “El Estudiante”, tras un discurso castelariano por su extensión, entregó a Mora el estoque y la muleta, en presencia de Fernando de la Peña. Se cumplía una vez más un ritual que tiene ya dos siglos de vigencia; y, mediante su realización, Armando Mora quedaba convertido en matador de toros entre el beneplácito de los numerosos parroquianos.

Y allá fue Armando en pos de “Pinocho” que, como los toros de clase, esperaba muy quieto, muy fijo, en la división de sol y sombra. Unos muletazos de exploración y, acto seguido, la muleta en la mano de las empresas mayores. Fueron tres naturales, en los que el bravo y dócil astado, en pos de la enseña diestramente manejada por el nuevo doctor, recorrió el arco de círculo del pase natural.

Para lograr los últimos, cuando el agotamiento había hecho presa de “Pinocho”, necesitó Mora de citar muy de cerca, a cuerpo descubierto; pero sin descomponerse, sin enmienda, cifrándolo todo al mando de su muleta. Y, además, mostrando un aplomo y un asentamiento de torero cuajado. Solo en el ruedo con su enemigo. Como un matador de toros, en suma.

Para su desgracia, en el momento supremo no mostró el mismo acierto. Tres pinchazos y otros tantos golpes con el estoque de descabellar, enturbiaron la limpidez de la que, de otra forma, hubiese resultado una alternativa triunfal.

En cambio, con el sexto, de mucha menor presencia que “Pinocho” y que de salida anduvo incierto, con la muleta Armando se hizo del bicho y lo toreó largamente por derechazos; muchos de estos, estupendos de temple, aprovechando la docilidad que a estas alturas mostraba el corlomeño. Vino luego el espadazo final y tras de éste el otorgamiento de un apéndice y la vuelta al ruedo entre ovaciones…

Otro momento de gran torería se produjo durante la lidia del segundo de la tarde, primero del lote de El Estudiante:

Ocurrió en la primera década del siglo. “Bombita” y “Machaquito” detentaban el mando del cotarro taurino durante el interregno que medió entre la despedida del Guerra y la aparición de Joselito y Belmonte.

Y una tarde, en Madrid, Machaco se fue tras del estoque con férrea determinación y lo clavó todo en el morrillo de un imponente miureño. Del pitón de éste pendían luego los encajes de la camisa del bravo cordobés, en testimonio de cómo se entregó Rafael González en el trance supremo.

“Don Modesto”, pontífice de la crítica taurina de la época, emocionado ante la hazaña del Machaco, urgió al escultor Mariano Benlliure: – “¡Apresúrate, ilustre alfarero! ...” – decíale en su crónica el célebre revistero. Y Benlliure, tan buen aficionado como artista eximio, atendió el reclamo de don José de la Loma y sus manos prodigiosas produjeron esa estupenda obra de arte que se llama “La estocada de la tarde”.

Ayer, en la muerte del segundo burel, la sombra de “Machaquito” pareció aletear sobre el coso. Porque, al igual que entonces lo hiciera Rafael González, “El Estudiante” se perfiló marchosamente, fija la mirada en el morrillo de “Guapo”; el estoque, centrado entre ambos pitones y tan cerca de éstos que la punta parecía rozar sobre el testuz. Y al arrancar, lo hizo recta y decididamente; con tal precisión y maestría, que mientras la mano izquierda vaciaba la acometida del corlomeño, la diestra, empuñando el alfanje, concluía su viaje en el morrillo de “Guapo”, del que emergía solo la bola de la empuñadura.

¡Fue la estocada de la tarde!... De ésta y de muchas más...

Los espectadores, al unísono, botaron de sus asientos y tributaron a Delgadillo una cálida, estruendosa ovación. Y tras la ovación, la oreja, ganada en la mejor forma: con la verdad incuestionable del acero…

Fernando de la Peña lució sobre todo en el primer tercio de los toros que le tocaron en suerte. Todavía recuerdo la manera en la que toreó a la verónica al primero de su lote. Saldó su actuación con una aclamada vuelta al ruedo tras la muerte de ese toro.

Lo que llegó después

Poco toreó ya Armando Mora como matador de toros – apenas 8 corridas de toros – pero no se ha de olvidar aquella tarde del 1º de mayo de 1977, en la que alternando con Fabián Ruiz y Guillermo Montero en la lidia de un muy bien presentado encierro de Peñuelas, le cortó en la Plaza Monumental Aguascalientes las dos orejas al toro Rubio, sexto de la tarde, vestido de blanco y oro. 

Armando Mora ha centrado sus esfuerzos en formar toreros. Y a fe mía que los enseña a torear como es debido. Desde aquí le recuerdo en el cincuentenario de su alternativa. ¡Enhorabuena Maestro!

domingo, 3 de enero de 2021

3 de enero de 1886. Joaquín Sanz Punteret recibe la alternativa en Sevilla

El percance fatal de Punteret
La Lidia, Madrid, 7 de mayo de 1888

Pensar en toros en Sevilla hoy en día es acompañar la imaginación con el calorcillo de la primavera y el ambiente primero, del cierre de las conmemoraciones de la Semana Santa y después, según el calendario eclesiástico, con el de la feria del mes de abril de la capital hispalense. Particularmente me resulta complicado imaginar en cualquier ciudad española, un festejo taurino para abrir el año, sin embargo, en el desarrollo de estas líneas veremos que en ese declinar del siglo XIX era algo quizás frecuente.

Punteret

Joaquín Sanz Almenar es originario de Játiva, Valencia, donde nació el 10 de octubre de 1853. Se inició en las capeas pueblerinas ya talludito dice Cossío. En 1877 se presenta en Valencia en una novillada junto con Luis Jordán Gallardo, quien después sería su banderillero, comenzando a actuar en las plazas de su región con algún éxito. En su historia destaca el hecho de que el 21 de julio de 1878 se tira de espontáneo en Alicante en una corrida que torean Cara Ancha y El Gallo y con permiso de la autoridad coloca tres pares de banderillas con gran éxito. A partir de allí comienza a actuar indistintamente como novillero o banderillero en festejos que torean El Gallo y Juan Ruiz Lagartija por todo el Levante español.

Se presenta como banderillero en Madrid el 19 de diciembre de 1880, alternando en las suertes con otro conocido de nuestras tierras, Ramón López y debutará como novillero allí mismo el 9 de enero de 1881 junto con Juan Pastor, lidiando novillos de Fierro. Gustó su manera de hacer el toreo y comienza a actuar junto con espadas de alternativa desarrollando indistintamente labores de banderillero o de media espada. Su presentación en Sevilla como novillero el 9 de agosto de 1885, alternando con Miguel Almendro y Manuel García Espartero. Esa campaña la cierra con importantes triunfos que le llevan a la alternativa.

La alternativa

El año de 1886 Punteret lo iniciará recibiendo en Sevilla el grado de matador de toros. Le apadrinará Luis Mazzantini y completará el cartel su compañero de andanzas novilleriles Manuel García Espartero. Los toros serán de Saltillo. La crónica del festejo publicada en El Enano, Boletín de Loterías y de Toros, aparecido en Madrid el 11 de enero siguiente y firmada por el corresponsal Cachete, entre otras cuestiones relata:

...se dio suelta al primero “Cornado” de nombre, abanto en un principio y bravo después; recibió de Caro dos puyazos a cambio de dos caídas, de Moreno tres con un tumbo, y de Crespo dos con un crismazo.

Pulguita y Tomás ceden los palos, en señal de alternativa, al Panadero y Valladolid. Panadero clava dos pares al cuarteo, desigual el primero; Valladolid cumple con par y medio en igual suerte. 

A otra señal del Presidente, Luis cede los trastos a Punteret en señal de tomar el grado de doctor en tauromaquia y le dice:

Toma espada y muletas;

salud y muchas pesetas.

Se dirige mi hombre al palco presidencial, pronuncia el discurso de ordenanza y se va a su adversario, que se encontraba noble. Le dio dos pases naturales, uno preparado de pecho, otro redondo, un cambio y se arrancó a matar sin cuadrar la res, y dio un pinchazo delantero; uno con la derecha y otro redondo para otro pinchazo bueno; dos naturales y una estocada buena llegando con la mano al morrillo. (Muchas palmas.)...

Existe alguna controversia en cuanto al nombre del toro de la alternativa de Punteret, pues algunas fuentes señalan que se llamó Bailarín. El semanario madrileño El Toreo no cubrió el festejo, así como tampoco el diario sevillano La Andalucía, así que la controversia queda abierta.

El relativo éxito con el que saldó la tarde de su doctorado, lleva a Joaquín Sanz a actuar en las principales plazas españolas ese calendario hasta el mes de octubre, cuando confirmará su alternativa en Madrid.

La confirmación

Para el día 10 de octubre se le anuncia con Frascuelo y Cara Ancha, con toros de don Eduardo Ibarra para recibir el refrendo de su alternativa en la plaza de la Carretera de Aragón. Esta tarde no fue de triunfo para Punteret. Solamente pudo matar al toro de la confirmación, Coriano número 127, manso, condenado a banderillas de fuego. Paco Media Luna, cronista del semanario El Toreo, relata:

…Ostión y Regaterín, cumpliendo lo que disponen las ordenanzas taurinas en días en que hay graduandos, con la finura que les es característica, entregaron los palos de truenos a “Valladolid” y Luis Jordán (“Gallardo”), banderilleros de la cuadrilla del neófito... Salvador, con la solemnidad propia del caso, y las ceremonias que son de rúbrica, entrega estoque y muleta á Joaquín Sanz, conocido entre los de coleta por “Punteret”, el cual vestía traje color lila con golpes de oro y cabos rojos.

Y cuentan los que pasan por bien enterados que el primero dijo al segundo:

«Hoy, según están las cosas, la mejor carrera científica que hay es la que hemos elegido. Es también la más productiva si so sabe ejercer. Muchas cosas ha menester el que la signe para ello. Tú verás si las reúnes todas. Si no más vale que te cortes el pelo porque somos muchos... como dice el apóstol. Muchos son los llamados y pocos los escogidos. No olvides los siguientes preceptos: Hay que arrancarse a matar, corto y derecho. Para torear hay que parar, y parar mucho. A los toros hay que consentirlos, y hasta dejarse coger para que se descubran. Y sobre todo hay tres condiciones que son esenciales, la primera valor, la segunda valor y la tercera valor.».

Y se separaron.

“Punteret” marchó enseguida a cumplir con la presidencia y lleno este requisito, se encaminó en busca de “Coriano”. Una vez ante el cornúpeto, desplegó el trapo y tanteó con un pase natural al que siguieron dos de la misma clase, cinco con la derecha, tres altos, tres cambiados y uno de pecho, buenos en general y parando los pies, para arrancarse al volapié con un pinchazo caído.

Un pase con la derecha y uno alto, precedieron a un pinchazo en su sitio a paso de banderillas, cuarteando y echándose fuera.

Tres pases naturales, cuatro altos cambiando de mano en uno de ellos, tres naturales y uno cambiado, y larga un pinchazo barrenando saliendo por la cara, perseguido y achuchado, perdiendo el trapo. Intenta saltar la valla, pierde el estribo, y el toro le tira varios derrotes, en uno de los cuales le suspende y le hace caer al otro lado del callejón. 

Se levanta y vuelve al circo. Sin preceder pase alguno, da un pinchazo y cae delante de la cara, estando oportuno al quite “Frascuelo”. Repuesto “Punteret”, da tres pases naturales, uno con la derecha y tres altos y en uno sale encunado, perdiendo el trapo y no sufre un percance gracias al capote de “Cara”, que se llevó al cornúpeto, al que dio unos capotazos buenos.

Vuelve a la pelea, y sin andarse ya por las ramas, larga una baja con tendencias.

El diestro cojeando, y oyendo palmas y pitos, cumple con la presidencia y se retira a la enfermería…”

Y en el capítulo de Apreciación, en el que el entonces llamado revistero hacía un análisis de la actuación de los toreros, Media Luna reflexiona así:

“Punteret”, que ayer consolidaba su situación de matador de toros de alternativa. Sólo mató el primer toro, y a pesar de todo lo que le sucedió en las tres veces que fué cogido y una achuchado, estuvo valiente y no permitió que Salvador continuara la lidia a pesar de que éste le cogió una vez los trastos, ni obedeció la orden de los alguaciles, que por mandato de la presidencia le invitaron a retirarse a la enfermería.

En los primeros pases que dio, estuvo fresco y paró. Después tuvo mucha desgracia.

Así es que no hemos de imitar nosotros a los que silbaban a un diestro que tomaba ayer la alternativa con un toro que había sido fogueado y que hacia una faena para deslucir al mejor maestro...

El parte facultativo de las lesiones sufridas por Punteret rendido por el doctor José Lacasa fue el siguiente: 

El espada Punteret, ha sufrido una herida contusa en la región subescapular izquierda, otra en el tobillo derecho y varias contusiones de primero y segundo grado en diferentes partes del cuerpo; lesiones todas que le impiden continuar la lidia. 

El día después

Es Cossío quien señala que esta tarde le representó a Joaquín Sanz un retroceso en su carrera y que a partir de ella se procuró el refugio en las plazas americanas, mismas que le eran ya conocidas pues desde el invierno 1884 – 85, antes de recibir la alternativa, ya había actuado en las plazas de la República Oriental del Uruguay.

Sigue intentándolo en España, pero será propiamente en Montevideo en donde se erija como ídolo. Y allí será donde toree su última tarde, el 26 de febrero de 1888, en lo que fuera la Plaza de Toros de la Unión, en la que alternó con Juan Jiménez Ecijano – otro torero de sino trágico – y Pepete en la lidia de toros de Felipe Victoria. El toro Cocinero, que correspondía a Ecijano, le infirió una grave cornada al intentar banderillear sentado en una silla. 

El diario La Razón de Montevideo, reflexiona lo siguiente acerca del percance:

El accidente de Punteret fue casi un suicidio, como lo sería el abocarse a la sien una pistola cargada aun sin ánimo de disparar el tiro. Basta entender medianamente lo que es el toreo para darse cuenta de que aquello, con ajuste a las reglas del arte, no debió suceder. El matador se ensartó en el cuerno, como se estrella un albañil contra el suelo al pisar un andamio flojo...

Joaquín Sanz Punteret falleció a consecuencia de las heridas recibidas dos días después.

Los toros al Sur del Ecuador

Estamos acostumbrados a pensar siempre en que al Sur del Ecuador la fiesta reside en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, pero pasamos por alto que hubo un día en el que al menos se intentó radicar para satisfacer la afición de los emigrados españoles y sus descendientes en otros países más australes como la República Oriental del Uruguay y en Argentina, pero que la influencia del pensamiento de otros grupos de nacionalidades europeas prevaleció y terminaron por erradicarla.

Sin embargo, las actuales formas de comunicación me descubren que, por ejemplo, en Uruguay hay interesantes grupos de aficionados, que hoy pueden disfrutar de la fiesta, aunque ésta se desarrolle en lugares lejanos a su tierra, en la que no la pueden disfrutar. Y luego se quiere afirmar que la fiesta de los toros no es universal. Simplemente hay que ver un poco más allá de la calle de enfrente y nos daremos cuenta de que tiene presencia donde menos nos imaginamos.

Aldeanos