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lunes, 3 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1991. Con triunfo del puntillero, Joselito corta una oreja

José Miguel Arroyo, Joselito, reaparecía en Aguascalientes después de que en 1989 resultara ser el triunfador de la feria de ese calendario y recibiera una cornada de un imponente toro de la ganadería de Claudio Huerta, en una tarde en la que la épica se hizo presente en la arena de la Plaza Monumental Aguascalientes y el madrileño, junto con David Silveti y César Pastor nos dieron una de las tardes de toros que son de las más destacadas en su historia.

La víspera del festejo se entregó a Joselito el trofeo que lo acreditaba como el mejor matador del serial del 89, entrega que había quedado pendiente dada la herida que el diestro sufrió en el 29 de abril de ese calendario en la corrida a la que antes me refería. El festejo era esperado con avidez, porque se anunciaba como alternantes del diestro de Madrid a dos toreros de la tierra, a Miguel Espinosa Armillita Chico y a Héctor de Granada, quienes enfrentarían un encierro del hierro de don Fernando de la Mora registrado a nombre de su esposa.

La crónica escrita para El Sol del Centro por don Jesús Gómez Medina nos revela lo siguiente acerca del resultado de esta corrida:


El toreo, como nos dice el Evangelio que ocurre en el reino celestial, posee diversas moradas destinadas cada una de ellas a distintos ocupantes. Existe, así, la morada de los triunfadores, de aquellos a los que la diosa Fortuna ha convertido en favoritos y que por ello caminan por el planeta de los toros nimbados con el aura de la idolatría popular.

Pero también está la morada de los segundones, aquellos que a través de una dilatada serie de acciones, quizás al cabo de muchos años, tan solo han podido disfrutar de una parte minúscula del gigantesco pastel del éxito.

Y que decir del recinto ocupado por los fracasados, aquellos a los que la adversidad, flagelándolos constantemente, terminó por despojar de todo entusiasmo, convirtiendo en receptáculo de amargura eso que antaño fuera manantial incesante de ambición y optimismo…

Pues al diseñarse el edificio que regiría la tauromaquia, el artífice, el arquitecto, o lo que Ustedes deseen llamarle, reservó otro espacio o morada para los humildes de la fiesta, para los modestos y, sin embargo, no por ello los menos importantes de los personajes que participan en la realización del espectáculo, tales como torileros, monosabios, puntilleros…

La historia del toreo registra los nombres de algunos de los pertenecientes a este último grupo, bien haya sido por su actuación en general o por algún hecho en especial, que conquistaron tal honor; así, al torilero de la vieja plaza de Madrid que se llamaba Carlos Albarrán, apodado ‘El Buñolero’, que desempeñó tal función durante más de sesenta años y mereció que Luis Carmena Millán le dedicara un poema.

En la Ciudad de México han sido célebres Ramón Medina, torilero del viejo Toreo; entre los monosabios Simón Cárdenas y como puntillero, Macario Castelán ‘Gallinito’…

Pues bien: ayer al llegar a su fin el festejo de feria, las puertas de la morada dedicada a las personas más modestas del espectáculo se abrieron de par en par para dar paso a un nuevo ocupante que aspiraba a tal lugar por legítimo derecho de conquista por la vía del éxito, con el beneplácito de la afición de Aguascalientes. ¿Su nombre? Jesús Gutiérrez ‘El Callos’.

‘El Callos’, sí, que cuando estaba a punto de concluir y había doblado el sexto y último toro, puso fin a la vida de éste y dio al ‘esaborío’ un remate pletórico de torerismo, rematando a ‘Buen Mozo’, que tal era el nombre del bicho, con espectacular y certero puntillazo a la ballestilla. Esto es: lanzando la puntilla, haciéndola entrar en el cerviguillo del burel, que quedó fulminado.

Y los aficionados, los que van a la plaza a disfrutar de las diferentes incidencias de la lidia y no tan solo a brindar a la salud de esto o de aquello, irrumpieron instantáneamente en una cálida, rotunda ovación.

¡Enhorabuena Jesús Gutiérrez ‘El Callos’!…

Como se puede apreciar, a pesar de la oreja cortada por Joselito – entre los compases de Las Golondrinas según denota la misma crónica – el detalle más torero de la tarde estuvo a cargo del puntillero y es el que fue el motivo a recordar por el cronista. En declaración posterior para el mismo diario, José Miguel Arroyo se quejaba de que la espada le había emborronado sus mejores trasteos durante ese serial.

A Joselito ya no le hemos vuelto a ver por aquí, pero a don Jesús Gutiérrez El Callos le tenemos todavía apuntillando con arte y seguridad a los toros, y que sea por muchos años.

domingo, 2 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1976. Fabián Ruiz triunfa en el doblete asegurado la víspera

El 1º de mayo de 1976 se ofreció una corrida en la que para dar cuenta de un encierro de Matancillas, se anunció a tres diestros hidrocálidos. Ellos eran Fabián Ruiz, Efrén Adame y Armando Mora, quienes en las semanas anteriores al serial habían protagonizado habían protagonizado una huelga de hambre reclamando una oportunidad a la empresa. En ese festejo Fabián cortó una oreja de cada toro y Armando una, dejándose Efrén un toro vivo y quedando en el ambiente la pregunta de sí en ese festejo había terminado su transitar por los ruedos vestido de seda y oro.

El triunfo de Fabián – aunque fuera numérico – le valió el completar el cartel del día siguiente – estaba ofrecido desde que se anunció la feria que el triunfador de la víspera entraría a esta corrida – junto con Guillermo Montero y Fermín Espinosa Armillita, para dar cuenta de un encierro de Sierra Ortega y de nueva cuenta ha sido Fabián Ruiz el que ha salido mejor librado del trance, al cortar una oreja del primero de su lote.

El recuento que hace don Jesús Gómez Medina sobre este particular es el siguiente:


…los toros de don Manuel Ortega, desiguales en presentación y no muy sobrados, en general de fuerza y alegría, si exceptuamos al primero y en menor proporción al cuarto, obstaculizaron la labor de los espadas.

De estos, de nueva cuenta, el mejor librado fue Fabián Ruiz. Su estilo brillante y su notorio afán de complacer le conquistan de inmediato las simpatías populares y como además el muchacho lo intenta todo y se queda quieto al torear de muleta y como lo hizo ayer, con mayor asentamiento que en su actuación anterior, imprimiendo a sus pases una templanza y una longitud que no había tenido anteriormente y estuvo certerísimo con el acero, aunque sus estocadas hayan sido delanteras, de aquí que Fabián haya sido aclamado de continuo y cortado la oreja del noble cárdeno lidiado en primer término...

Guillermo Montero quedó poco menos que inédito para el público hidrocálido. Ciertamente sus dos enemigos fueron los menos aptos para el lucimiento; muy soso el segundo y dificilillo el quinto, al que se picó insuficientemente. En estas condiciones la labor del debutante resultó tan gris como intrascendente.

A Fermín Espinosa no acaban de embestirle los toros. Su primero de ayer, sea dicho con respeto, delantero de pitones y alto de agujas, terminó aplomado y Fermín que le había clavado tres magníficos pares de garapullos con esa facilidad tan de la casa, muleta en mano estuvo por encima de las condiciones del bicho y lo toreó lucida y eficazmente con la derecha, concluyendo con un estoconazo en todo lo alto. Ovación y vuelta al ruedo…

Así terminaba la segunda feria ofrecida en la nueva plaza de toros de nuestra ciudad, cuando el serial todavía se concentraba en su parte medular en el mes de abril y para lograr eso, se procuraba dar los festejos en días consecutivos, incluso, ofreciéndose de noche los que eran en días laborables, lo que entre muchos conocedores levantó muy variados comentarios, casi todos en contra, aunque sin razón científica de por medio.

Por ello hoy los festejos se concentran en fines de semana y la feria se adentra mucho en el mes de mayo, de forma tal que todos los festejos sean de día, lo que provoca que en ocasiones la parte medular del serial se aparta de la fiesta del Evangelista y se concentra en el siguiente mes, separándose en alguna medida de su original intención.

sábado, 1 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1964. Triunfo de Peñuelas. Juan Silveti actúa por última vez en nuestra feria.

Durante el último tercio de la década de los 50 y la primera mitad de la siguiente, el hijo del Tigre de Guanajuato fue uno de los toreros que fortificaron la tradición y la leyenda del serial de San Marcos. Su depurada tauromaquia era un platillo que la afición de Aguascalientes se solazaba en degustar, pues de los de su generación, es quizás junto con Jesús Córdoba, el torero que mejor dominó el conocimiento de la lidia, de los terrenos y de las suertes precisas para poder dar a cada toro la lidia correcta y adecuada a sus condiciones.

La oportunidad que da ocasión a este comentario, fue el festejo final de la feria en el que alternaron con él Humberto Moro y el utrerano Juan Gálvez, para dar cuenta de un importante encierro de Peñuelas. Las crónicas refieren la actuación del Tigrillo como discreta y como triunfadores de la corrida al encierro de Peñuelas y al linarense Moro que cortó una oreja.

El relato de de don Jesús Gómez Medina sobre lo destacado de la tarde es el siguiente:


El pasado viernes la del toro con nervio y pujanza. En efecto, por obra de los astados de Peñuelas volvimos a apreciar la suerte de varas con todo lo que encierra de emoción y dramatismo; de gallardía y de espectacularidad.

Por obra de los toros de Peñuelas, mal de su grado, visitaron varias veces la inhóspita arena – ¡los primeros tumbos de la Feria! – y también, en dos o tres ocasiones, el poderío de los bureles, aunado a su fiereza, lanzó estrepitosamente a jinete y cabalgadura contra los tableros, para reproducir una escena que arrancada, al parecer, de las añejas estampas de Daniel Perea, conserva aún su abigarrado patetismo.

Fueron los de Peñuelas en suma, fieramente bravos, con la bravura que emociona y entusiasma; con esa bravura, con esa fiereza que son y serán siempre las cualidades esenciales del toro de lidia. Con la bravura, con la fiera acometividad que, desgraciadamente, va escaseando en otras ganaderías; pero que hay que cuidar con todo celo, pues cuando tales características dejan de existir en los cornúpetas destinados al toreo, se habrá extinguido ya esa raza admirable llamada toro de lidia.

A todo esto, digamos que, con tales cualidades, los de Peñuelas tenían mucho que toreárseles, como se dice en el argot taurino. No, no eran los toros de azúcar y mazapán que por faltos de fuerza o de fiereza – de bravura – se antojan inofensivos. No.

A estos bureles había que dominarlos antes de hacerles florituras. Había que poder con ellos, en suma. ¿Lo consiguieron los maestros?...

El programa anunciador del festejo en los diarios invitaba al público a asistir a los corrales de la plaza a apreciar el encierro. Es curioso observar ese detalle, pues si bien la reglamentación exige que los toros estén a la vista unos días antes del festejo, es raro que se invite públicamente a verlos, más bien se trata de evitar, so pretexto de que con la afluencia de público se mueven y se pueden inutilizar.

Al final de cuentas y como decía antes, solamente Humberto Moro logró cortar una oreja al segundo de la tarde, con el que pasó algún momento de apuro en el primer tercio, cuando le echó mano. Por su parte, Juan Gálvez tuvo una tarde de esas para no recordar, en la que se vio sin deseos ni reposo al hacer el toreo.

Juan Silveti seguiría asistiendo a nuestra Feria de San Marcos, aunque ya no lo haría vestido de luces. La fiesta en México ya se comenzaba a manejar de una nueva manera y el respeto a la dignidad de los toreros estaba siendo soslayado, se pretendía tratar a los artistas como jornaleros sin importar la jerarquía que les es consustancial. Por eso él y varios de los de su tiempo decidieron que era el momento de dar vuelta a la página y dar por concluida con lucimiento una trayectoria, que seguir adelante pero sin esa necesaria dignidad.

Hoy le recuerdo en la que fuera su presentación postrera en nuestra feria y como actual cabeza de una dinastía de toreros, que se encamina a encontrar ya a la cuarta generación de matadores de toros en su historia.

viernes, 30 de abril de 2010

Tal día como hoy: 2000. Manuel Caballero y Cinco Estrellas de Reyes Huerta.

A Manuel Caballero le conocimos en Aguascalientes el año de 1998. Esa feria nos ofreció una de las actuaciones del serial. Cortó la oreja la tarde inicial de la feria a un toro de don Luis Barroso Barona y otra en su siguiente actuación ante uno de Begoña, perdiendo en cada caso cuando menos otra por sus fallos con la espada, aunque hay que consignar que siempre pinchó arriba. Al igual que en la Ciudad de México, entró en el gusto de la afición de Aguascalientes y dio la impresión de que por mucho tiempo sería un torero imprescindible en nuestra Feria de San Marcos.

Ese año 2000 quedó marcado por un doloroso hecho. Don Juan Andrea Borbolla, un verdadero artista de la gastronomía y de la hotelería, en esos días titular de la sede de la torería en Aguascalientes, había fallecido el día 5 de abril. La corrida del último día de ese mes, 7ª del serial, en la que actuaron José Antonio Hernández Andrés ante un toro de Cerro Viejo y el citado Manuel Caballero, Fernando Ochoa y Alfredo Gutiérrez se dedicó a su memoria y de esa manera, los toros de los herederos de don Reyes Huerta, llevaron nombres alusivos al personaje homenajeado, sobre el que Jorge Cuesta escribió lo siguiente:

Juan Andrea amó a la fiesta de los toros y la fiesta le amó a él. ¿Por qué no habría de ser así?

A través de cinco décadas en su querido Hotel Francia y después en el Andrea Alameda de Aguascalientes, don Juan trató a muchos protagonistas del mundo del toro que hacían del hotel su casa.

Muchos toreros de la legua, tiesos de dinero, con hambre de gloria, pero también de alimentos, se le presentaban de pasada para cualquier tienta, pachanga o festejo, en busca de cama y sustento, a nadie se lo negó; a todos les brindó afecto y solicitud.

Siempre para los toreros que actuaban en "Agüitas", en la feria o fuera de ella, sin importar su jerarquía, la habitación del hotel estaba lista y sin costo.

Y a los novilleros que triunfaban les incluía en la cortesía, los alimentos y las bebidas espirituosas para brindar por su éxito. Tenía arte don Juan y clase para obsequiar sin ostentación y con tacto.

Y tenía arte para tratar golfos buenos.

¿De cuántas vagancias no fue testigo don Juan en la famosa feria de San Marcos?...

Mil anécdotas y mil recuerdos compartidos con don Juan, que como dijo Antonio Machado... "Fue en el buen sentido de la palabra, bueno". ¿Por qué no se le iba a querer a don Juan?

No recuerdo cuando me hice viejo, pero sí me dolió la partida de Juan Andrea, seguramente la Feria San Marcos 2000 será distinta sin él.

Que Dios lo guarde.

Es lo que digo yo...

En ese ambiente en el que la festividad de la corrida, con el dolor que produce la ausencia del amigo querido produce se entrecruzan, Manuel Caballero, el torero de Albacete que pronto desarrolló una especial empatía con la afición mexicana, se dice que por su hacer en los ruedos parecido al de otro Manuel, pero este nuestro, de Monterrey, se encontró con el cuarto de la tarde, nombrado Cinco Estrellas por sus criadores, con el que logró una de las faenas más importantes – a mi juicio – de las que se han desarrollado en los ya casi 36 años de existencia de la Plaza Monumental Aguascalientes.

La impresión que me produjo esa faena fue la siguiente:

Manuel Caballero sin duda, ha realizado una de las faenas más importantes de los veinticinco años de vida de la Plaza Monumental de Aguascalientes, cuando materialmente bordó por naturales a “Cinco Estrellas” de Reyes Huerta, en los medios del redondel. Ya ante el primero de la tarde había mostrado su calidad, sobre todo al torear con la mano derecha y como matara de pinchazo y estocada, se le concedió la única oreja de la tarde, pero como decía al inicio, lo trascendente vino cuando al cuarto de la tarde, lo sujetó en la boca de riego y se dio a torear relajado, gustándose y con una suavidad y un temple que hicieron estallar a la concurrencia en gritos de ¡Torero!, ¡Torero!, rubricando una gran obra taurina, que seguramente podrá contarse dentro de las que formarán parte de la parte más brillante de la historia de esta plaza. Desgraciadamente pinchó en dos ocasiones ante de dejar una entera en lo alto, razón por la cual no se le concedieron apéndices, aunque dio una vuelta al ruedo con mucha fuerza, acompañado en un tramo de la misma por el representante de la ganadería. Al final del festejo, se retiró entre grandes ovaciones de los asistentes.

Esta faena de Manuel Caballero mereció todos los premios otorgados a la mejor de la Feria del año 2000 y confirmó el gusto de la afición mexicana por el toreo de largo y templado trazo del albaceteño, lo que le llevaría en años posteriores a levantarse también como uno de los triunfadores de la Plaza México y a mantenerse en el gusto de la afición de su patria hasta el momento de su retirada.

domingo, 25 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1971. Manolo Espinosa se lleva el Escapulario de San Marcos

La noche del 8 de abril de 1967, en la Plaza México, Manolo Martínez lidió el último toro de la corrida del Estoque de Oro, trofeo que se consideraba ya en la posesión de Raúl Contreras Finito, por su faena al quinto de ese festejo, Lobito, que como todos los del encierro fue del Ingeniero Mariano Ramírez. Ese sexto toro se llamó Catrín y ante él, Manolo Martínez salió a defender su interés de aspirar a la cabeza de la torería mexicana, realizó una de las grandes faenas que acabaron consagrándolo como un torero de esa plaza y terminó por llevarse el dorado alfanje a despecho del triunfo del malogrado diestro de Chihuahua.

Este 25 de abril de 1971, una historia similar se produciría en Aguascalientes. Para el día del Evangelista se anunció la corrida en la que ante toros de Suárez del Real, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Finito, Manolo Martínez, Jesús Solórzano y Manolo Espinosa se disputarían el Escapulario de San Marcos, trofeo que durante el boom de la vitivinicultura en nuestro Estado, una casa de estos géneros, obsequiaba al triunfador de este festejo, que se formaba con las principales figuras anunciadas en el serial.

Lo sucedido en esa corrida se relató por don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del día siguiente de esta guisa:


A Fermín Espinosa ‘Armillita’ que en el ruedo ennoblecido ayer por el toreo de ambos Manolos, dejó escritas antaño, muchas jornadas de gloria.


Fue a partir del cuarto burel que la tónica del festejo señaló un ‘crescendo’ que más tarde culminaría en el diapasón triunfal que iba a subsistir hasta el final y a Manolo el de Monterrey correspondió iniciar ese ritmo ascensional…

¿Estaría ya el trofeo en poder de Manolo Martínez? ¡Pues no señores, que voy a hacerlo mío; aquí estoy yo!, preció Manolo Espinosa a través de su actuación desde el lance inicial a pies juntos, hasta la estocada mortal con la que fulminó al nobilísimo ‘Abrileño’.

¡Qué bella lección de arte y torerismo de este Manolo! Y, a la vez, ¡cuánta riqueza de matices y qué insospechada cornucopia de remates y adornos, en el curso de una faena en la que el clasicismo más estricto hermanábase con los momentos de la súbita inspiración del orfebre.

Ah, Manolo Espinosa, hijo y nieto de toreros y gran torero también tú. ¿Cómo pudiste privar a la afición, durante tanto tiempo del ingente caudal de arte que llevas contigo? Olvídate en buena hora del restirador y de la regla de cálculo y date a lo que ha sido la vida y honra de los tuyos, porque eres torero y de los buenos, como a voz en cuello lo proclamó la plaza, cuando tras de fulminar a ‘Abrileño’, con las orejas y el rabo de este recorrías una y otra vez el ruedo acompañado en tu apoteosis por tu ilustre padre, por el ganadero y por Guillermo González, afortunado promotor de estos festejos. Y lo proclama también el trofeo que, por aclamación, te fue entregado al final de la corrida…

Manolo Martínez le había cortado el rabo al cuarto de la tarde y se daba por descontado que el Escapulario era suyo, pero como le sucedió a Finito algo más de cuatro años antes en la corrida del Estoque de Oro, ahora sería el de Monterrey el que vería su suerte cambiar de rumbo en el toro que cerró plaza y el trofeo en disputa acabar en las manos de uno de sus alternantes, en una de las tardes más destacadas de la historia reciente de nuestra feria de abril.

El festejo de hoy: Tercera corrida de feria. Toros de Begoña para el rejoneador Rodrigo Santos y los matadores Eulalio López Zotoluco, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 24 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1970. Jesús Solórzano y Poeta de Torrecilla

Jesús Solórzano llegó a este festejo por la vía de la sustitución. En el cartel originalmente anunciado Joselito Huerta era el que completaba la terna que integraban Rafael Rodríguez y Curro Rivera para dar cuenta del encierro de don José Antonio Llaguno Ibargüengoitia, pero en los diarios locales de la víspera del festejo, la empresa anunció que el León de Tetela había presentado un certificado médico que justificaba su imposibilidad de actuar y que: …salvaguardando los intereses de la afición taurina hemos procurado la contratación de Solórzano porque ha sido uno de los matadores mexicanos triunfadores de la temporada capitalina y triunfador también de la Plaza de Toros San Marcos.

La crónica de don Jesús Gómez Medina, en El Sol del Centro del día siguiente al festejo lleva por título Faena de Solórzano, dechado de arte y clasicismo y sin más, paso a referir lo medular de ella:

…torear en suma, es hacerlo como ayer lo hizo Chucho Solórzano en su segundo enemigo: con el ritmo perezoso e indolente con que la muleta del moreliano describió el arco de círculo del pase natural o del derechazo; con el desdeñoso imperio con que el leve giro de su mano diestra contuvo y quebrantó, en los de trincherilla, el curso bravío del de Torrecilla, con la actitud natural, clásica, mediante la cual el cuerpo, al gravitar suavemente sobre la pierna de afuera, imprime a la suerte una intensidad y un sabor de fruto plenamente logrado, de obra en sazón.

Casi al mismo tiempo, en Utrera, a la vista de la airosa Giralda, el conde ‘disfruta’ de los muletazos de Chucho. Y el mando y la longitud excepcional de muchos de aquellos. Veíamos al pasado: ¡no, no fueron mejores que estos los naturales y derechazos que integraron las faenas de ‘Granatillo’ y ‘Cuatro Letras’; ni los muletazos a ‘Revistero’ superaron en aplomo, en clasicismo, en gallardía a los que ayer Chuchito realizó ante este nuevo y también nobilísimo ‘Poeta’.

Elevado a impulso de arte, transido por la inspiración creadora, haciendo de la arena del coso sanmarqueño el pináculo para su triunfo, en cada pase, en cada muletazo, frente a la pleitesía colectiva que se expresaba en aclamaciones, vítores y revuelo de prendas, Chucho Solórzano estaba proclamando: ¡El toreo es esto!

¿Y el torero?... ¡El torero es ese!, replicaba, enfebrecida, la multitud.


Pero, ¿cómo olvidar al toro? ¿Cómo desentendernos de la boyantía infinita del de Torrecilla? Porque poseyó éste la docilidad y el son y la continuidad en la acometida que tanto representan en los astados de la estirpe saltillense.

Y de esta conjunción brillantísima resultó la faena que tal vez vaya a ser la faena de la feria. Quizás la faena del año. Una faena que Chucho trató de rematar con la estocada recibiendo, que se frustró porque a estas alturas ‘Poeta’ ya no tenía la pujanza que requiere esta suerte; pero cuando el astado finalmente dobló por efectos de un pinchazo hondo y luego de que sus despojos recibieron los honores del arrastre lento, sobrevino el apoteosis solorzanista, las dos orejas y el rabo, música, aclamaciones, ovaciones en serie. Y tres vueltas al ruedo, la segunda en compañía de José Antonio Llaguno, afortunado criador de este burel…

La hazaña de Jesús Solórzano ha quedado perpetuada en bronce en los muros de la Plaza de Toros San Marcos a escasos pasos de otra placa, la primera colocada allí para conmemorar el triunfo de su alternante de esta tarde y primer espada del cartel, Rafael Rodríguez ante otro Poeta, éste de San Mateo, once años antes, en otra de las grandes tardes que son parte de la histórica grandeza de nuestra Feria Nacional de San Marcos.

El festejo de hoy: Segunda corrida de feria. Toros de De Santiago para Rafael Ortega, José Tomás y Octavio García El Payo.

viernes, 23 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1961. Reaparece Manolo dos Santos en Aguascalientes

Aunque el Lobo Portugués fue un torero que tuvo gran predicamento en México durante el final de la década de los 40 y el principio de la siguiente, porque a más de su calidad indiscutible, en buena medida porque su presencia sirvió para llenar los huecos que dejaron las varias rupturas de las relaciones con la torería española en esa época, su presencia en las plazas de Aguascalientes no se dio con frecuencia en ese tiempo.

Debutó en Aguascalientes en 1951 junto a Carlos Arruza y un recién alternativado Humberto Moro y no le volvimos a ver por aquí, sino diez años después, cuando se le anunció para alternar con Juan Silveti Reynoso y de nuevo un torero de alternativa reciente, Felipe Rosas y como ingrediente añadido, la corrida despertó el interés de la afición, puesto que también traía la presencia de Arruza a Aguascalientes, aunque ahora nada más como ganadero, dado que los toros a lidiarse fueron de Pastejé.

Al final de cuentas el festejo no produjo el resultado que todos esperaban. Los toros de Pastejé no fueron tan bravos como en su día lo fueron Tanguito y Clarinero - la nota previa al festejo pregonaba la historia de la ganadería - y la corrida de expectación terminó en decepción. La médula de la relación de don Jesús Gómez Medina, publicada en El Sol del Centro del día 24 de abril de 1961 sobre el asunto es esta:

Taurinamente, la Feria de San Marcos tuvo, ayer, un deslustrado capítulo inicial. Ocurrió lo anterior, pese a que en el cartel aparecían dos de los diestros que, a la fecha, disfrutan de mejor cotización en el mercado nacional – Dos Santos y Juan Silveti – y, completando la tercia, Felipe Rosas, que, entre los noveles, es el torero con mejor hoja de servicios.

Y, también a despecho de la concurrencia de una vacada cuyos inolvidables éxitos primeros la situaron rápidamente en el grupo de las de mayor categoría; y, finalmente, sin que fuera bastante a evitar el colapso final del festejo, el espléndido marco en que aquél se llevó a cabo; con la plaza atestada de un público cuyo primitivo entusiasmo fue languideciendo hasta extinguirse casi del todo.

Sin embargo, aquella expectación inicial aún resurgió poderosamente cuando, en el último turno compareció – ¡al fin! – un burel con bravura y con fuerza. Fue naturalmente, el segundo de los de Rosas y como el de Pastejé, cuenta aparte de fiereza y poderío, tuviese respeto, el primer tercio de su lidia transcurrió entre ovaciones. Inclusive los buenos aficionados encontraron ocasión de aplaudir las excelencias de la suerte de varas cuando ésta se ejecuta como entonces lo hizo, por partida doble, Pascual Meléndez.

La faena muleteril de Rosas transcurría ya por los cauces del triunfo, pero de súbito, un achuchón provocó el desconcierto del bisoño espada, a partir de entonces, Rosas perdió el ritmo y el plan del trasteo y en última instancia intentó liquidar prematuramente al de Pastejé. Un pinchacillo cuya levedad lo hizo pasar inadvertido por muchos y el burel rueda, descordado…

Como resulta de la crónica del festejo, al final de cuentas lo rescatable corrió a cargo del novel Felipe Rosas, que se llevó el lote menos malo y del varilarguero Pascual Meléndez. Ya tendría oportunidad Manolo dos Santos de restablecer su cartel ante la afición de Aguascalientes en los años por venir, dado que en esta, su reaparición, una década después de haberse presentado en la Plaza de San Marcos, no añadió nuevos lauros a su historial.

El festejo de hoy: Primera corrida de feria. Toros de Fernando de la Mora para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Joselito Adame.

domingo, 18 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1976. Se presenta como novillero en Aguascalientes Armillita Chico

Aclaración: Hoy arranca la Feria de San Marcos en su vertiente taurina, así que como lo hice hace un año, los días de festejo trataré de recordar aquí algunos de los hechos destacados ocurridos en ella en otros tiempos. Ojalá les resulten de interés.

Aunque ya tenía un tramo más o menos largo de arena recorrida, porque casi desde que pudo sostener un capote en sus manos recorrió muchas plazas de toros formando interesantes carteles con los hijos de las figuras de las Edades de Oro y de Plata de la Fiesta en México, Miguel Espinosa se encontraba, en el año de 1976, en el inicio de lo que sería una carrera que con el vestido de seda y alamares abarcaría casi tres décadas en los ruedos del mundo.

El festejo con el que abrió la segunda Feria de San Marcos que se llevaba a cabo en la Plaza Monumental Aguascalientes fue una novillada. En ella actuaron Pepe Luis Vázquez hijo, Alfredo Gómez El Brillante, Carlos Liceaga, Juan Miranda, Pedro Loredo y el personaje de estos recuerdos ante un encierro de San Manuel, en la disputa de un trofeo, el Cristo Negro del Encino, que durante muchos años fue el galardón otorgado a los novilleros triunfadores del serial sanmarqueño y que a su vez, eran los que más destacaban en el resto del calendario en nuestra ciudad.

Curiosamente, en su crónica publicada en El Sol del Centro el 19 de abril de 1976, don Jesús Gómez Medina se refiere a Miguel llamándole Luis Miguel y sobre su actuación nos refiere lo siguiente:

Luis Miguel Espinosa: ¡un torero más del al parecer inagotable venero ‘armillesco’! Coincidiendo con el alborear de la centenaria feria, asistimos ayer a la revelación de un novel diestro que, si atendemos a lo que mostró y a lo que dejó entrever, llegará lejos en este difícil y tan cuestionado arte del toreo. Serenidad, aplomo – no en vano es hijo del Maestro de Saltillo – pero, junto a esto y por encima de todo esto, determinación, buenas maneras, sentido del temple y de la distancia, alegría y bien torear.

Y una calidad de tan acendrado relieve que cuando afloró plenamente en aquellas verónicas con el compás plenamente abierto, pusieron a los aficionados de pie, y también variedad; una diversidad que llevó a su actuación más allá de los acartonados límites a que se ha sometido el toreo actual…

…el público prendado de su arte, de su precoz torerismo, se le entregó rotundamente, como haría que más tarde le fuera entregado al joven Espinosa el galardón en disputa, el Cristo Negro del Encino, que Luis Miguel recibió de otras manos, ungidas también con el don del arte, de otro gran torero de Aguascalientes, Alfonso Ramírez ‘Calesero’…

Era esta la tercera novillada con picadores que Miguel toreaba en su carrera, pues apenas se había presentado el 18 de marzo anterior en Jiquilpan, con Javier Tapia El Cala y Miguel Munguía El Inspirado para lidiar novillos de la ganadería de su padre y días después toreó otra en San Juan de los Lagos, previa a esta presentación en su tierra, riesgosa desde los modelos administrativos de estos tiempos, dado que el hecho de salir a una feria como la nuestra, lidiando un solo toro, es una apuesta peligrosa y que muchos apoderados actualmente ni siquiera considerarían.

En ese año de 1976, el primero de su andadura profesional en los redondeles, Miguel sumó alrededor de 20 festejos en México, los que le dieron el rodaje necesario para la campaña española que realizó el siguiente calendario, que culminó con su alternativa en Querétaro y que en esos días, resultaron ser la base de una historia de nuestro tiempo, una historia de muchos triunfos en los ruedos de todo el mundo y que es ampliamente conocida.

El festejo de hoy: Primera novillada de feria. Novillos de Boquilla del Carmen, para Sergio Flores, Fernando Labastida y Juan Camilo Alzate.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tal día como hoy: El Quitos se alza con el triunfo en el cierre de la Feria del 92.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la segunda novillada y último festejo de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que siguiendo las fechas del cartel original de los festejos concluyo con la publicación de estas ideas, ya que Ustedes no mostraron objeción a ellas durante los días que las puse a su consideración aquí.

Cuando la Feria de San Marcos comienza a adentrarse en el mes de mayo, igualmente surge la dificultad de encontrar recuerdos para hacer y por ende, para presentar. Son pocas los años en los que la feria llega en su vertiente taurina hasta la celebración Día de la Madre y el cartel ofrecido en este 1992 por Guillermo González Martínez, en su último año de gestión al frente de la Monumental lo formaron el utrerano Curro Durán, Roberto Fernández El Quitos y Alejandro Silveti, quienes enfrentarían un encierro de la ganadería que en su día fuera propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez y que seguía anunciándose a su nombre.

Sobre el encierro de Mariano Ramírez, una ganadería de origen Saltillo, pero de la rama afincada en Tlaxcala - originalmente es la mitad de la ganadería de Zotoluca - que estaba en proceso de recuperación, las crónicas refieren que no estuvo muy sobrado, ni de respeto, ni de fortaleza… aunque con claridad de estilo, pero todos fueron sosos.

Y en cuanto a los toreros, señalan que Curro Durán mostró madurez y recursos; que Roberto Fernández El Quitos fue el más aplaudido de la tarde, cortó la oreja al segundo y brindó el quinto a José Manuel Espinosa ya por ese entonces, apoderado de Miguel Espinosa Armillita Chico y en cuanto a Alejandro Silveti refieren que tuvo como norma primordial hacerse tocar las palmas a todo trance y si no lo consiguió en la medida en que se lo propuso, se debió en buena parte a las condiciones de sus adversarios. Y todo ello ante una entrada flojísima.

Es decir, fue un festejo en el que poco fue lo que trascendió y que demuestra la necesidad de concentrar más los festejos en las fechas cercanas al día 25 de abril y no optar únicamente por tener toros los fines de semana, pero para ello, se requiere organizar una feria con carteles verdaderamente sólidos en todo su trayecto y no solo en lo que la empresa considera fechas clave, pues el resumen es que esta fue una corrida de relleno anunciada solo para cerrar la feria con toros, pero sin voluntad de que hubiera real espectáculo.

Con esta aportación concluyo esta serie de recuerdos por este año. Espero encontrar otras páginas de nuestra historia que puedan resultarles interesantes para la Feria del año 2010. Hasta entonces en lo que a esto se refiere.

El festejo que debió de darse hoy: Novillos de La Punta para Roberto Galán, Manuel González Montoyita y Alain de Mora.

martes, 5 de mayo de 2009

Manuel Capetillo en la Monumental Aguascalientes (In memoriam)


Hace no mucho rato comenzó a circular la noticia de que a las diez de la mañana de este día 5 de mayo del año 2009, falleció el torero mexicano al que el periodista don Alfonso de Icaza Ojo, llamara El Mejor Muletero del Mundo, es decir, el torero tapatío Manuel Capetillo, a la edad de 83 años.

En los alrededores de la pasada Navidad comenté aquí mismo el sexagésimo aniversario de su alternativa y hoy, en una circunstancia distinta y atípica, trataré de recordar su paso por la Plaza Monumental Aguascalientes, escenario que en sus inicios, tuvo como uno de sus actores al único de Los Tres Mosqueteros que alcanzó a pisar su redondel vestido de luces.

La Feria de San Marcos de 1976 era apenas la segunda que se daba en el nuevo escenario que doblaba – en ese entonces – al vetusto Coso San Marcos y uno de los toreros atractivos que funcionaban en el ambiente, no obstante que Enrique Guarner, evidentemente uno de sus malquerientes, afirmara lapidariamente en esos días que un torero que frisaba ya el medio siglo de existencia, no interesaba a nadie.

Manuel Capetillo toreó en la Monumental las noches de los días martes 20 y miércoles 21 de abril de ese año. La primera corrida alternó con Curro Rivera y Humberto Moro en la lidia de toros del Ingeniero Mariano Ramírez y en la segunda, con Manolo Martínez y Eloy Cavazos, en la lidia de toros de Valparaíso, ganadería propiedad de su gran amigo Valentín Rivero Azcárraga y que estaba íntimamente ligada a los grandes triunfos del torero de Guadalajara.

El resultado del festejo fue de esos que no dejan gran cosa para la memoria. Por esas fechas existía en los periódicos un gran debate acerca de la eficacia de la luz artificial para la celebración de festejos taurinos y de los efectos nocivos de ésta sobre el juego de los toros. Aparte, la nueva plaza aún estaba con muchos detalles constructivos sin concluir, lo que la hacía algo inhóspita en la nocturnidad.

Este recuerdo tiene lugar porque entre las cosas que conservo, encontré esta fotografía que tomé la noche del 21 de abril de 1976 desde mi sitio en el tendido. Tiene mala resolución, pero presenta un grupo interesante: Capetillo recargado en el burladero de matadores, a su izquierda, Porfirio Bobadilla El Maestrito, mozo de estoques de Manolo Martínez, enseguida, recargado en las tablas, Pepe Chafik, apoderado de Manolo Martínez y ganadero de San Martín, a la izquierda de Chafik, Rafael Báez, apoderado de Eloy Cavazos y en el ruedo, Manolo Martínez, seguramente cuidando la lidia del toro durante el segundo tercio.

Si observan la mano izquierda de Manolo Martínez, se darán cuenta que luce un abultado vendaje. Es la consecuencia de una voltereta que sufrió la noche del lunes 19, cuando un toro de Suárez del Real lo prendió en festejo en el que alternaba con Jesús Solórzano y Fermín Espinosa Armillita, lesión que en principio se pensó que le impediría continuar con sus compromisos en esta feria de hace 33 años.

Pero en este caso, el tema central es recordar que en este año de la influenza, en el que materialmente nos quedamos sin toros, se nos ha ido por delante el que fuera llamado El Mejor Muletero del Mundo y que es él, Manuel Capetillo Villaseñor, uno de los personajes que han hecho la historia de nuestra Plaza de Toros Monumental y de nuestra Feria de San Marcos. ¡Que encuentre un pacífico reposo!

Tal día como hoy: 5 de mayo de 1972. Se lidia la corrida más grande de la Historia del Toreo en México.


NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la novena corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y por ello, publicando estas ideas, ya que Ustedes hasta ahora, no han expresado objeción.

La corrida con la que se cerró la feria del año de 1972 pasaría al capitulado de los grandes acontecimientos de la historia de la Plaza de Toros San Marcos y de nuestra feria abrileña, por haberse lidiado en ella lo que en presencia, tipo y en el ineludible baremo de la báscula, resulta ser la corrida de toros más grande que se haya jugado en la Historia del Toreo en México.

Para la fecha se anunció la presencia del torero de Santa Coloma de Gramanet, Joaquín Bernadó que durante varios años de la década anterior había tenido triunfos significados en el serial sanmarqueño, como en el de 1964, en la que se alzó como triunfador máximo. Jesús Solórzano hijo, quien en estricto sentido realizaría una gesta al enfrentar este encierro, pues su cuerda como torero era la del arte y no precisamente la del poderío, aunque conociera a profundidad la técnica del toreo y tuviera los argumentos para resolver solventemente una contrata como esta y la reaparición de un torero de la tierra que tenía por divisa el valor a toda prueba, Fabián Ruiz, quien después de una gravísima cornada penetrante de tórax sufrida en Tijuana, luchaba por retomar el paso y ser una figura de los redondeles.

El encierro provenía de La Punta y era producto del reordenamiento que don Francisco Madrazo Solórzano daba a su ganadería, diezmada por la persistente sequía y por las mermas que le causó la Reforma Agraria, por lo que los toros a lidiarse venían del cruce de sus vacas de origen Parladé – Campos Varela, con toros provenientes de San Miguel de Mimiahuápam, los números 80, el 110 de nombre Vencido y 193 de nombre Ventanito, de origen Llaguno con goterones de sangre del Conde de la Corte, según lo explicaba en la remembranza del pasado 26 de abril.

Los punteños lidiados esta histórica tarde fueron: Sombrerero, número 61 con 580 kilos; Lagrimoso, número 40, con 635 kilos; Recobito, número 75, con 630 kilos; Carretero, número 20, con 640 kilos; Enanito, número 25, con 672 kilos y Candilejo, número 49, con 730 kilos. El promedio de peso del encierro fue de 647.833 kilogramos exactos. Los nombres de los toros corresponden a los de las familias que se formaron con los toros y vacas que en 1925 llegaron de España para la formación definitiva de la vacada de los señores Madrazo.

La crónica del festejo realizada por Everardo Brand Partida para El Sol del Centro del 6 de mayo de 1972 nos presenta el siguiente juicio:

‘La Corrida del Toro’, esa fue innegablemente, la que ayer se dio en el Coso San Marcos, porque en el ruedo estuvieron, - únicamente ellos – los seis cromos seleccionados especialmente por don Francisco Madrazo, para el colofón de la Feria Taurina de 1972. Seis torazos con edad y presencia, que promediaron en la romana 650 kilogramos y que derrocharon bravura y nobleza al transcurso de la lidia de cada uno de ellos, en forma especial los corridos en primero y quinto lugares, ya que este último ‘Enanito’, marcado con el número 325, mereció los honores del arrastre lento.

Es precisamente ellos, de los toros, de quien debe hablarse, porque el encierro de ayer, lidiado en el Coso de la calle Democracia es, hasta la fecha, es hasta la fecha, el más grande y parejo de los que se han lidiado en plazas mexicanas, porque dieron un juego extraordinario para la lidia tras de pelear bravamente con las cabalgaduras y haciendo honor a su divisa, evidenciaron un magnífico estilo de bravura y poder, que no fue descifrado por los espadas actuantes, que se conformaron – cabe así asentarlo – con pararse enfrente de los punteños.

Contrariamente a lo que suponía el grueso de los aficionados tomando en consideración el peso de los astados, éstos no salieron parándose ni a la defensiva. Llegaron al tercio mortal plenos de facultades, esto es, con poder, embistiendo ‘de aquí hasta allá’, francamente, con estilo definido, con son y solo necesitaban que un torero se les parara, los templara y los mandara para que hubieran pasado a formar parte de un capítulo memorable de la historia taurina mexicana y hubieran cubierto de gloria a su divisa y a su criador, el pundonoroso ganadero don Francisco Madrazo.

El encierro de ‘La Punta’, bonito en verdad, demostró que los toros no llegan al último tercio con media embestida, semi – parados o completamente a la defensiva exclusivamente por su peso. No, los punteños fueron graneados – no cebados o engordados prematuramente para cumplir con el requisito del peso –, se les apreció fibra y poder y su sangre brava les hizo embestir en todo momento. Si acaso solo un detalle fue apreciado con desagrado por los aficionados, que hicieron un entradón en la Plaza, y es que los seis toros estaban astillados de los pitones. Que uno o dos lo estén, tiene una explicación lógica, pero que los seis torazos lidiados en el ruedo del Coso San Marcos salgan astillados de los pitones, eso es ya otra cosa…

A Joaquín Bernadó le tocaron en suerte Carretero y Lagrimoso; a Jesús Solórzano Recobito y Enanito, el que fue premiado con el arrastre lento y a Fabián Ruiz le correspondieron Candilejo y Sombrerero. La única oreja del festejo la cortó Fabián precisamente a Candilejo, al que liquidó de una estocada y cuatro golpes de descabello.

Asistí a ese festejo y realmente recuerdo solamente el entradón, la expectación que causó cada uno de los toros en el ruedo y el hecho de que al final de la tarde, el único que haya cortado una oreja haya sido Fabián Ruiz, precisamente a Candilejo, el toro más grande y pesado de la corrida, aunque la realidad es que ese encierro y ese festejo es uno de los grandes hitos de los ya ciento trece años de historia de la Plaza de Toros San Marcos, tanto que hoy hay en sus muros tres placas que recuerdan o refieren el evento, una dedicada al Encierro, otra a Fabián Ruiz y una tercera al paso de Jesús Solórzano por ese ruedo, en la que se incluye su actuación en esta memorable tarde.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Corrida de la Oreja de Oro. Toros de Corlomé para Óscar Sanromán, Israel Téllez, Juan Antonio Adame, Guillermo Martínez, Aldo Orozco y Víctor Mora.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 4 de mayo de 1995. Primera corrida de rejones durante una Feria de San Marcos en la Plaza Monumental Aguascalientes

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la octava corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Durante las temporadas 93 – 94 y 94 – 95, bajo el patrocinio de Bancrecer – Banoro (una entidad financiera), se dieron más de 100 corridas de rejones en México, anunciadas como La Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro. La base de los carteles fueron los rejoneadores Enrique Fraga, Rodrigo Santos, José Antonio Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Joaquim Bastinhas, Giovanni Aloi y también participó en ellos Rubén Acosta, quien era funcionario de la Entidad Financiera y practicaba el llamado Arte de Marialva. Tuvo también una decisiva influencia en esa forma de promover la fiesta y particularmente el toreo a caballo, el Dr. Carlos Escalante, que también ocupaba puesto de dirección en la entidad bancaria y que en una etapa de su vida también fuera rejoneador con relativa fortuna en los ruedos.

Los esfuerzos de la gira no se vieron reflejados en la aceptación plena del toreo ecuestre por la afición mexicana, aunque hoy en día, el Instituto Mexicano del Rejoneo, que dirige la señora Laura Peralta Quintero, recogió la estafeta que dejara la Gira, dedicándose a formar e impulsar toreros a caballo para lograr la permanencia de esta particular tauromaquia en México.

La corrida del 4 de mayo de 1995, se dio con algo más de la mitad del aforo cubierto, en una plaza que alberga quince mil localidades y con la circunstancia añadida de que el acceso no tuvo costo, lo que refleja un exceso de confianza o una falta de difusión de los encargados de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro encargados de la gestión y promoción de esta serie de festejos.

El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron 6 toros tlaxcaltecas de La Soledad que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de la corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

El antecedente inmediato

Las corridas de rejones no son frecuentes en México y en nuestra Feria de San Marcos mucho menos. La que se había ofrecido antes de la que es objeto de este recuento, data del 22 de abril de 1974, celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un lunes por la noche, con algo más de media entrada (en una plaza de cuatro mil localidades) y actuaron en ella Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que se enfrentaron a 5 toros de origen murubeño de las ganaderías de El Rocío y uno de Las Huertas, aunque habrá que hacer la aclaración de que en esos días, ambos hierros eran propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez.


La idea de este festejo de rejones era el de intentar ofrecer a la afición un espectáculo atractivo dentro de un serial que, transplantado a nuestra tierra por don Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, ofrecía festejos en días consecutivos y para ello, se instaló alumbrado en el hoy centenario Coso de la calle de la Democracia y se buscaron alternativas que hicieran atractivo el tener más que las tradicionales corridas del 25 de abril y del 1º de mayo y sus fechas circundantes.

El resultado de este festejo, expresado en trofeos fue el siguiente: Gastón Santos obtuvo una oreja, Pedro Louceiro, dos; Felipe Zambrano, otras 2 y Jorge Hernández Andrés también una oreja. En colleras actuaron Gastón y Louceiro ante el 5º y Zambrano y Hernández Andrés frente al que cerró plaza, de Las Huertas.


La nota trágica de la corrida surgió en el primero de la noche, que hirió gravemente al veterano caballo Triunfador, lusitano de la cuadra de Gastón Santos, que toreaba su última corrida y que tras de ser intervenido por los veterinarios del rejoneador potosino, fue trasladado a la finca de éste, para su recuperación.

Posteriormente se ha celebrado algún otro festejo de rejones, pero no han cobrado carta de naturalidad en nuestro medio, tanto así, que cuando hace campaña en estas tierras el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en lugar de alternar con los toreros de a caballo mexicanos, lo hace con toreros de a pie, dada la poca comprensión que tenemos en México, de esta especial tauromaquia.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Bernaldo de Quirós para Rafael Ortega, El Juli y Joselito Adame.

domingo, 3 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 3 de mayo de 2003. Luis Fernando Sánchez se despide triunfalmente de los ruedos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la séptima corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

No obstante que desde su alternativa, cada feria de abril Luis Fernando Sánchez salía con las orejas en las manos, cada año que pasaba era menor su presencia. Ya no se tenían en cuenta los grandes triunfos que tuvo con los toros de Santo Domingo, mano a mano con Armillita Chico en 1984 o con los toros de Vistahermosa también un 3 de mayo de 1985. Por una parte, ya venía una nueva generación de toreros empujando fuerte detrás de él y por la otra, da la impresión de que en este País lo que sucede en un circuito empresarial, es inexistente en el otro y eso, al final de cuentas, acaba con la carrera de cualquier torero.

Es por eso que Luis Fernando Sánchez, a quien se llamara en su día El Torero de la Onza, decidió aceptar la oferta de torear la corrida de la despedida, llevando por delante al rejoneador José Antonio Hernández Andrés y alternando con Zotoluco y José María Luévano en la lidia de toros de De Santiago, en uno de los carteles mejor rematados de esa feria abrileña.

Sobre esa tarde del adiós escribí lo siguiente:

Afortunadamente, Luis Fernando Sánchez pudo disfrutar de una gran tarde de toros en la que sería la última en la que vistiera el terno de luces y mayor fortuna tuvo, por ser uno de los principales protagonistas de la efeméride, al cortar dos merecidas orejas del toro que representó el final de su ya dilatada carrera como matador de alternativa.

No cabe duda de que las despedidas de los toreros dejan un sabor agridulce en el paladar de quienes las presencian y las viven, y ese gusto se acentúa cuando el torero que se va, lo hace estando pleno de facultades y con una madurez profesional que deja en el aire la duda. ¿Por qué se va? Será que como decía el querido don Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de esta tierra, hoy en la gloria eterna, los toreros deben irse cuando aún les pueden a los toros. Será por eso que veinte años después de su alternativa Luis Fernando decidió que la hora del punto y final, había llegado.

La postrera vuelta al ruedo fue de apoteosis y se preguntaba mi compañero de tendido sobre los pensamientos que circulan en la mente del que se encuentra en esa situación. Sin temor a equivocarme, creo que Luis Fernando revivía tardes de gloria, como aquella del 5 de mayo de 1984, en la que vistiendo un terno palo de rosa con pasamanería blanca, cortó el rabo a un toro de Santo Domingo, en su primer triunfo grande de esta plaza, que le abrió las plazas de importancia y que le llevó a una trayectoria que le colocó en una posición de importancia durante las dos décadas en las que ejerció su ministerio…

Posteriormente, al reflexionar sobre la feria de ese año, comentaba al respecto de la trayectoria de Luis Fernando:

…También tengo que tratar aparte el caso de Luis Fernando Sánchez, quien ante el desprecio de las empresas, de una manera digna, pero injusta por la forma en que se le impuso, dijo adiós a los ruedos la tarde del 3 de mayo.

No es comprensible que un torero que obtiene el premio a la mejor faena del ciclo ferial anterior tenga que guardar en el armario los ternos de seda y oro por casi doce meses, porque la empresa para la cual triunfó y que maneja las plazas de esta ciudad y otras importantes en el País, se niega a ponerlo en los demás festejos que organiza.

Resulta paradójico que hoy, cuando lo que falta son toreros con experiencia y solvencia taurinas, los dueños del negocio se permitan el cuestionable lujo de 'invitar' a un diestro como Luis Fernando a terminar su carrera taurina.

El Torero de la Onza se quitó el simbólico añadido dentro del mismo ambiente triunfal que siempre le propició la Monumental, aunque en esta tarde, el mayoritario público feriante no entendiera la trascendencia del acontecimiento que atestiguaba. Su postrera faena se premió con las dos orejas. Yo pido el rabo para una trayectoria que se vistió de triunfos durante dos décadas exactas.

Este es el fasto a recordar el día de hoy. Mañana traeré a la memoria otra página de la historia taurina de la Feria de San Marcos, que tiene en su haber muchas cosas que tienen que ser contadas, pues en ellas se conserva la grandeza de nuestra Feria y de nuestra Fiesta.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Xajay para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 2 de mayo de 2004. Jorge Gutiérrez y José María Luévano sacan la casta y se imponen a los elementos.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la sexta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.
Para el 8º festejo del serial 2004 se anunciaron toros de José Garfias para Jorge Gutiérrez, Eulalio López Zotoluco y José María Luévano.

Uno de los discursos recurrentes de los ecologistas es el del cambio climático. Pues una muestra de que el tiempo ya no es como solía ser, se vio esta tarde del 2 de mayo de 2004, en el que al principio de la 8ª corrida de feria, se soltó un viento casi huracanado, que hacía si no imposible, si muy complicada la lidia y después, al final del mismo, cayó un chaparrón de regulares proporciones, que de no ser por la disposición de Jorge y Luévano en especial, no hubiera tenido un final para ser recordado.

Sobre este festejo escribió Juan Antonio de Labra:

…Desde un par de horas antes del comienzo del festejo se desató un viento huracanado. Las ramas de los árboles se mecían con ímpetu y todo apuntaba iba a ser casi imposible torear. La lidia de los dos primeros toros de la tarde fue un vaivén de desconfianza porque los toreros no podían mantener planchados los engaños en ningún momento.

El toro que abrió plaza no se empleaba nada y Jorge Gutiérrez se vio obligado a abreviar con el lógico temor de ser cogido debido al amargo trago que significaba el vendaval…

…Y de pronto ocurrió lo que nunca antes había presenciado en mi vida de aficionado: la autoridad anunció a través del sonido local que el festejo se iba a interrumpir durante diez minutos para ver si amainaba el temporal. ¿Habrá algún día un artículo en los reglamentos taurinos que permita suspender un festejo por viento? Sería un tema a poner sobre la mesa, pues cuando sopla con tal violencia el espectáculo se arruina.

Tras la pausa el viento siguió molestando. Entonces, se plantó en la arena José María Luévano, un torero que venía dispuesto a jugárselo y hacer válida la importancia que supone sobreponerse a la adversidad; en este caso, al precio que fuera.

El tercer toro de la tarde era un ejemplar de armonioso trapío, muy en el tipo de la casa, que galopó con alegría desde su salida y embistió con codicia al caballo, donde fue duramente castigado en varas. A la muleta llegó un tanto parado, pero esto no fue impedimento para que José María se pusiera a torear no obstante la tremenda fuerza del viento que le flameaba la muleta. De uno en uno, consiguió muletazos de garra y la gente agradeció el esfuerzo desplegado por este temperamental torero hidrocálido, que nunca se desmoronó anímicamente y se jugó la piel con valentía. El pinchazo previo a la estocada quizá fue la mácula que ocasionó la protesta de la concesión de una oreja, una actitud injusta por parte del público ya que lo hecho Luévano, delante de ese toro y con ese viento, era digno de la más respetuosa alabanza.

Como José María había puesto el ejemplo a sus compañeros de cartel, a Jorge Gutiérrez no le quedó más remedio que echar p’adelante y coger el capote con varios pliegues, para contrarrestar los embates del viento, y llevarlo muy abajo para recetarle unas enjundiosas verónicas al preciosos cuarto, un toro bajito y noble que embistió con calidad de principio a fin.

La sonrisa se reflejó en el rostro de Gutiérrez y fue sinónimo de que estaba a gusto delante de 'Naranjero', así que poco a poco hilvanó una faena de acusada suavidad y temple, ya cuando el viento había dado una tregua, que fue coreada con entusiasmo por el público. Jorge tuvo la sapiencia de dar pausas al toro, pero sin perder nunca la comunicación con éste, hasta que sobrevino el acoplamiento entre ambos y cuajó muletazos deletreados. Consciente de la trascendencia del triunfo que tenía en la punta de su espada, se echó encima del morillo y cobró una estocada tan despaciosa como habían sido cada unos de los muletazos y el juez de plaza no dudó en concederle dos orejas que sirvieron para dejar en alto su jerarquía de figura del toreo.

Visto lo visto, a Zotoluco no le quedó más remedio que salir a morirse en el quinto, su último toro de una feria mal planteada de la que no salió bien parado, pues en nueve toros estoqueados solamente cortó tres orejas. Toreó bien a la verónica porque jugó los brazos con soltura y más tarde se entonó en los primeros compases de una faena intermitente, porque el toro de Pepe Garfias se rajó cuando se sintió podido.

El deslucido sexto volvió a sumir el festejo en el tedio y Luévano se concretó a estar dispuesto y breve.

Gutiérrez disfrutó enormemente la salida a hombros, después de dos actuaciones maduras y toreras por la edición sanmarqueña correspondiente a 2004.


Al final de cuentas, lo que pudo ser un desastre se saldó de una manera que amerita ser recordada, gracias al tesón de dos toreros que hoy son ausencias notorias en nuestro serial, Jorge Gutiérrez por haberse cortado la coleta y José María Luévano, por esos misterios que tendrían que decirse, pero no se dicen…

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Fernando de la Mora para Zotoluco, Sebastián Castella y Joselito Adame.

viernes, 1 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 1º de mayo de 1960. Triunfal alternativa del trianero Rubén Salazar en la Plaza de Toros San Marcos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la quinta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

En la Plaza de Toros San Marcos se han otorgado 15 alternativas entre el año de 1910 y el de 1974, año en el que también, se verificaron por última vez los festejos de la feria abrileña en su ruedo. De los diestros que en su ruedo salieron matadores de toros, solamente cuatro son nativos de esta tierra y es precisamente el personaje de esta fecha uno de ellos.

Originario de nuestro Barrio de Triana, donde nació en 1932, Rubén Salazar había realizado ya varias campañas como novillero en las plazas de México y en Aguascalientes, fue integrante de una promoción que se compuso por toreros como Felipe Bernal El Chelín, Javier Maceira, Carlos González y Fernando Brand, en tanto que en lo nacional, compartió carteles en la novillería con toreros de la importancia de Alfredo Leal, Antonio del Olivar, Jaime Bolaños, Joselito Huerta y Fernando de los Reyes El Callao.

Como novillero actuó en once ocasiones en la Plaza México, destacando sus tardes del 7 de junio de 1953, cuando cortó la oreja de Presumido de Cerralvo; la del 14 de junio de ese mismo año, cuando se llevó las dos orejas de Farolito de Miguel Franco y siete días después cuando cortó una oreja de Rumboso y otra de Jazminero de Santa Marta. Viaja a España y se presenta en Las Ventas el 19 de marzo de 1957, alternando con Antonio León y Ruperto de los Reyes en la lidia de novillos de El Jaral de la Mira.

El cartel confeccionado para la ocasión que hoy les recuerdo lo integraron el torero regiomontano Luis Briones, llamado Luis de Seda y Oro por sus refinadas maneras y el moreliano Joselito Torres, quienes junto con el toricantano, enfrentarían un encierro también hidrocálido de Garabato, propiedad del pintoresco don Celestino Rangel Aguilar El Tato, una de las ganaderías tradicionales en los festejos de la región.

Sobre la tarde de la alternativa, de nueva cuenta recurro a la crónica de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro del día 2 de mayo de 1960, que nos cuenta lo siguiente:

…Triunfalmente, cortando la oreja y el rabo del sexto burel y además saliendo a hombros de los capitalistas, de esta guisa coronó Rubén Salazar la tarde de su alternativa.

Con su éxito, mediante su magnífica y emotiva faena a dicho cornúpeta, Salazar corroboró sus merecimientos al doctorado y además, revistió la última etapa del festejo con la brillantez y el calor que son el marco insustituible de las jornadas de éxito. De aquí que, cuando el último de los astados de Garabato cayó en mitad del ruedo, fulminado por el acero del nuevo matador, el entusiasmo del público – de un público que llenó casi los dos departamentos – llegó a su clímax: tiñéronse de blanco los tendidos, los más impacientes izaron a Rubén y, aclamado estruendosamente, portando orgullosamente los apéndices del burel, recorrió en dos ocasiones la pista y finalmente, abandonó la plaza en hombros de los entusiastas.

La faena del triunfo

No le habían rodado las cosas a la medida de sus ilusiones a Rubén Salazar con el primer burel. ¡El toro de su alternativa!

Fue este – ¡oído al parche, los amigos de las estadísticas! – un bicho cárdeno, oscuro, bragado y lucero, capacho de encornadura, con el número 83 en los costillares.

Casi de salida se coló por un burladero al callejón; más tarde mostraría carencia total de bravura…

Ya tenemos a Luis Briones armando de estoque y muleta a Rubén Salazar, para otorgarle el grado máximo de tauromaquia. Atestigua Joselito y asiente el público con su aplauso.

El toro, manso, busca la zona de adentro. Permutando terrenos, Salazar lo trastea brevemente, destacando dos pases de pecho de su labor. Y para concluir, alarga el brazo y deja medio acero desprendido. Remata con descabello al cuarto golpe…


Rubén Salazar vio truncada su carrera por una inoportuna cornada sufrida en Ciudad Juárez en 1963, que le partió el Tendón de Aquiles y que le limitó la movilidad de su pie derecho. Por ello encauzó su afición en la organización de festejos y principalmente en la enseñanza de las artes toreras y fue el instructor titular de la Primera Escuela de Tauromaquia que se tuvo en Aguascalientes, llamada Abogado Jesús Ramírez Gámez, que organizara Guillermo González Martínez, entonces empresario de las plazas de Aguascalientes y que funcionó en la propia Plaza San Marcos en los años ochenta del siglo pasado y en la que contribuyó a la formación de los matadores de toros José María Luévano, Jorge Mora, Pedro Montes, Fabián Barba y César Delgadillo, que en la primera etapa de su preparación, pasaron por la que fuera la primera escuela taurina formal de Aguascalientes

Rubén Salazar falleció en su tierra el 15 de diciembre de 2006.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Begoña para Sebastián Castella y Arturo Macías, mano a mano.

Aldeanos