domingo, 3 de abril de 2011

En el centenario de Armillita IV

3 de abril de 1949: El Maestro de Maestros se despide de los ruedos en la Plaza México, matando él solo seis toros de La Punta


Ya al final de la temporada 1947 – 48 Armillita había comentado en entrevista a El Tío Carlos, que la siguiente campaña sería la última suya en los ruedos. La fecha que eligió para ello fue el domingo 3 de abril de 1949, un mes antes de cumplir 38 años de edad, pero llevando ya a cuestas un cuarto de siglo en los ruedos. Para demostrar que se iba en plenitud, Fermín Espinosa Saucedo escogió una bien hecha corrida de La Punta – puro Parladé, vía Campos Varela y Gamero Cívico – y la despacharía él solo.

La relación del festejo que he escogido es la del propio Carlos Septién García, El Tío Carlos, la que apareció en el diario El Universal, de la Ciudad de México, del lunes 4 de abril de ese 1949, misma que transcribo en su integridad:

El maestro Fermín Espinosa dio ayer su última cátedra despidiéndose del toreo en tarde que será inolvidable
Encerrado con seis toros de La Punta que resultaron bravos, “Armillita” cortó cuatro orejas en la corrida de su despedida como matador de toros. Un adiós lleno de profundas emociones para los toreros y para el público: el padre de Fermín hizo el simbólico corte de coleta a su hijo, el más grande lidiador de la historia taurina. El sitio de Fermín queda vacio.

De la más clara estirpe torera proviene este Fermín Espinosa que ayer se nos ha ido del ruedo. Haría falta, para describir en toda su fuerza la limpieza y el valer de su progenie, usar ese lenguaje bíblico en cuya severa concisión va palpitando el poder de la sangre y el espíritu y bajo cuya sencillez de nombres propios corre el profundo caudal de las generaciones escogidas.

Y decir así, sin adjetivos inútiles, sin epítetos que son incapaces de contener la grandeza del mensaje trasmitido y de sus portadores.

“Costillares” engendró a “Lagartijo”; “Lagartijo” engendró al “Guerra”, el “Guerra” engendró a “Bombita”; “Bombita” engendró a Joselito... Y al final de la generación, como un fruto completo de las mejores savias taurómacas que en el mundo han florecido, Fermín Espinosa “Armillita”, brote el más sazonado de la más ilustre genealogía de lidiadores que en el mundo ha habido.

Al final, sí. Porque Fermín Espinosa deja un sitio “sin sucesión” inmediata. Un sitio que tal vez no se llene jamás, sino con el recuerdo del propio torero que lo ha ocupado durante veinticinco años triunfales...

Es la suya la escuela de la tradición. La escuela de la realidad que es el toro y de la ciencia y de la ley elaborada en siglos de experiencia, de esfuerzo, de observación de sangre y de muerte. Es la escuela que salió de las heridas de un “Frascuelo”, de las suavidades de un Rafael Molina, de la seguridad de un Rafael Guerra y de la encastada bizarría de un Ricardo Torres o de un José Gómez. Es la escuela de la exactitud, de la normalidad, del equilibrio; la única escuela que ha podido permitir a los hombres que bajan a los ruedos, hacer del arte de torear una profesión en la cual se pueda pasar una vida de un cuarto de siglo sonriendo siempre ante la amenaza y en la que se puede hacer del riesgo un elemento de juego y un constante estímulo de supervivencia. Es, en fin, la escuela que ha hecho de la muerte fuente de vida y faena de inmortalidad.

Y de esa escuela, el último mensajero ha sido Fermín Espinosa. El último por muchos años. Y ello es así, porque “Armillita” probó su innata ciencia con el agua fuerte del toro de cinco años y con la casta del burel español entero y cabal como el de aquellas corridas bilbaínas ante cuyo sentido y cuya catadura Fermín gustaba de mostrar el oro puro de su verdad taurina. Allí, frente a la realidad de los pitones bastos y de la malicia añeja del animal viejo, “Armillita” maduró la riqueza de su capote único y la sapiencia de su pequeña muleta magistral; allí, en la inminencia de las arrancadas de original fiereza fue donde compuso la desparpajada alegría de sus banderillas y donde probó la certeza acerada de su estoque infalible. Allí siempre; no frente a la carretilla de un estudio ni frente al dócil muchachuelo que humilla a compás la embestida en las escaletas amistosas. No: frente a la realidad del toro que hiere y que mata. Del toro que sabe y quiere luchar y que sale al ruedo para pelear su vida a cambio de otra.

No creo que “Armillita” haya soñado nunca con el toro ideal para la faena de fantasía. Él no necesitó nunca soñar faenas. Él, simplemente, hizo faenas. De allí que su toreo fuese siempre toral, íntegro, uno. Nunca fue esbozo ni apunte: siempre, en cambió, obra completa, cíclica, cumplida en todas las dimensiones de la tauromaquia. Sin balbuceos, sin claroscuros, sin carencias de desarrollo, el arte de Fermín Espinosa fue en toda ocasión tan pleno, tan cabal, tan completo, como lo es un rayo de sol en cuya verdad y en cuya luz no influyen los objetos sobre los cuales ha de recaer porque su fuerza y su claridad están en su propia esencia.

Luz de sol, verdad y plenitud de mediodía. Tal fue el singular toreo de “Armillita” que no tuvo aurora ni ocaso porque nació, vivió y se ocultó siempre en cenit.

Si “Manolete” fue el Estilo y Arruza fue el Poder, “Armillita” ha sido la Sabiduría. No es esto nuevo, desde luego; pero también es cierto que no se ha valorizado en su significado total esta sustancial calidad de “Armillita”.

Sabiduría es dominio total de la verdad. Y esto, en toros, se llama Fermín Espinosa. Y es preciso decir, para orgullo legítimo de la tauromaquia mexicana, que nunca ha habido en la historia del toreo así, un lidiador de tan completa sabiduría como nuestro “Armillita”. Porque es cierto que Rafael Guerra vivió un cuarto de siglo entre los toros y que Joselito fue el sinónimo del poderío. Pero ni el “Guerra” ni José tuvieron la extensión inmensurable de Fermín que paseó triunfalmente su dominio por todos los tercios de la lidia, por todas las suertes conocidas y por todas las que el arte fue agregando a la tauromaquia a lo largo de los últimos años y, además, ni el “Guerra” ni José se enfrentaran "a todos los toros del mundo" tal y como lo hizo este “Armillita” que llevó su sapiencia por todos los países en los cuales hay un ruedo y un público taurino.

Sabiduría en su capote, capaz de trazar cualquier lance, desde la linajuda serpentina de una larga cordobesa hasta la moderna plasticidad de una chicuelina, pasando por la riqueza bulliciosa de los galleos, como el que hoy resucitó en uno de los quites, por la estoica elegancia de las gaoneras o por el júbilo travieso de sus propias “saltilleras”, tan acompasadas y medidas como las que hoy cuajó. Sabiduría en el segundo tercio, donde su absoluto señorío de amo de las banderillas se impuso siempre, lo mismo en los fáciles que en las precisiones del quiebro o que en las gallardías de todos los adornos imaginables y que tuvo instantes de inigualable grandeza en aquellos pares memorables de poder a poder, con que el pasmo de Saltillo solía llevar el tercio a exaltaciones que sólo con Rodolfo Gaona había llegado a alcanzar.

Y sabiduría, finalmente, con la muleta y con el estoque. En aquélla, haciendo de la breve extensión de su engaño, ya el dúctil instrumento de un poderío implacable o ya – lo que es más grande aún – convirtiéndolo en roja pluma con la que fueron escritas muchas de las más grandes páginas del toreo universal. Cincel de marmóreos clasicismos cuando su amo descubría en el toro materia de Fermín fue, cuando el toro no podía ser cimiento de obra clásica, látigo para castigar mansedumbres, garra para domar fierezas, abanico para alegrar soserías y siempre – siempre – instrumento de mando tras el cual la segura tranquilidad del hombre hacía caer a sus plantas cualquiera acechanza y con el cual la ciencia de su dueño desbarataba fácilmente las oscuridades de cualquier problema.

Y sabiduría en la mano que guiaba su acero por entre los pitones para dejar caer sobre los morrillos y relámpago del cielo. Seis estocadas y cuatro pinchazos le bastaron esta tarde para hacer que seis toros de La Punta, se desplomaran a sus pies como heridos de rayo en tempestad. Y nunca necesitó más. Él era matador de toros y sabía cómo cumplir su básica misión de estoqueador. Tal vez haya en esto un error; pero Fermín Espinosa nunca vio volver un toro suyo al corral. Y si lo hubo, habría que buscar las circunstancias que se hubiesen conjurado para ello.

Porque lo cierto es que Fermín Espinosa se retira de los ruedos sin que haya topado nunca en su vida entera con el toro que pudiese sobre él.

Y por eso Fermín no deja – para desgracia de la tauromaquia – una sucesión inmediata. Porque aparte su intuición asombrosa que no puede trasmitirse, Fermín se hizo con toros. Y para dejar en alguien más los secretos, y las normas de su ilustre escuela, Fermín hubiese necesitado dar su cátedra con animales como los que a él le sirvieron de inconmovible pedestal. Y es caso seguro que frente a toros así “Armillita” no habría encontrado ni alternante ni discípulo. Su cátedra habría sido un soliloquio...

Y digo que para desgracia de la tauromaquia, porque sin esa formación fundamental – escolástica taurina – que Fermín ha profesado y vivido como nadie, es muy difícil que pueda levantarse nada genuino ni duradero. Un torero de sólidos principios tauromáquicos puede enfrentarse a cualquier situación y asimilar con provecho y éxito cualquier variante o creación posteriores. Un torero sin doctrina básica es como un hombre sin formación suficiente; las circunstancias lo pueden vencer fácilmente y la improvisación – casi siempre defectuosa – es su única defensa. Las creaciones posteriores no sólo no fortalecen su personalidad, sino que la deforman y la desdibujan.

Los principios dan una aptitud de asimilación que redondea en unidad el meollo artístico del toreo. Gaona, por maduro y por bien preparado, pudo resistir la revolución belmontista y jerarquizar los nuevos hallazgos del toreo para riqueza de su propia personalidad. “Armillita”, con la soberana capacidad de su intuición y de su escuela, pudo tomar de cada una de las épocas artísticas que le tocó vivir, lo mejor de las esencias y, al encarnar las nuevas creaciones y las modalidades de la evolución taurina, fue un torero de arte tan permanente como el de su ascendencia lidiadora y tan al día como el más reciente de los toreros nuevos. Y esta aptitud y esta potencia que tantas veces le fueron criticadas son, en realidad, la mejor prueba de su grandeza.

De modo que con Fermín se va no sólo su propio valer, sino también la última unidad que restaba de los mejores hallazgos que el arte de torear había logrado en un cuarto de siglo.
Y esto conduce de la mano a desentrañar el sentido de la postrera cátedra de Fermín Espinosa. Esa que dictó ayer en la Plaza México a lo largo de su corrida final.

Lo que ayer demostró Fermín es algo de positiva trascendencia para el desarrollo posterior de la tauromaquia. He aquí los dos puntos de su lección:

1. – Entre el toreo tradicional y el toreo moderno no hay oposición alguna. Hay, por el contrario, una evolución armoniosa en la cual lo moderno significa un perfeccionamiento de lo tradicional.

2. – Para hacer el buen toreo moderno es indispensable una formación sólida dentro de los principios de la lidia tradicional.

En otras palabras: al toro que embiste de largo, de largo hay que torearlo con la perfección linajuda de los tres tiempos de las suertes, con el aguante y el mando de los viejos maestros tal y como lo hizo Fermín en la gran faena del quinto toro, modelo de lo que puede una muleta escolástica frente al toro que se viene de lejos y aun contra el viento que descubre al torero. Y al toro que acaba aplomado, al animal que termina defendiéndose en el tercio, o en las tablas con su media arrancada, se le puede y se le debe pasar, mediante el procedimiento de llegar le cerca y de cortar un tanto la longitud del muletazo original. Así lo hizo ayer Fermín en sus dos primeros toros y también en el cuarto, cuando las reses se quedaron al final de la lidia y cuando buscaron el abrigo de tablas para su defensa.
De modo que en una sola tarde – y precisamente en su tarde final – Fermín Espinosa “Armillita” mostró la clara unidad de evolución que hay entre su escuela y la moderna y la validez de los principios de aquélla junto con la verdad de lo actual. Pasarse a todos los toros en largo y en corto, según sus condiciones, es una legítima ambición que Fermín Espinosa selló ayer con su aprobación doctrinal y con la práctica realización del gran ideal taurino.

Y fue así, en la unidad de su personalidad superior, el “Guerra”, Belmonte y Rafael Rodríguez en una sola tarde que fue la de su despedida.

¡Gracias, Fermín por tu postrera lección!

Ésta de “Armillita” ha sido una de las más emotivas despedidas de torero alguno. El público voleó su cariño por el torero que ha sido sillar de la fiesta en 25 años y que ha dado a México prestigio y gloria en los ruedos del mundo. Pero también, voleó su admiración hacia el torero en plenitud, hacia la realidad desbordante de una potencia taurina capaz de lidiar seis toros en una lidia completa y capaz de conservar su señorío y su integridad aun en medio de los vaivenes de la emoción que sacudía a espectadores y a los toreros que eran, además, sus hermanos.

La mejor estampa de gloria armillista será, para quienes la observaron, aquel momento en el cual Juan y Zenaido Espinosa, víctimas del sentimiento, estuvieron a punto de ser víctimas del toro. Entre ellos Fermín – especie de José taurino – se irguió en el tercio para quedarse con el toro y levantando en alto la mano diestra impuso con gesto sereno el orden en el ruedo. Un instante después, el toro que había lanzado a sus hermanos por el callejón y los burladeros, se volvía dócil faldero entre los pliegues imperiosos del capote de “Armillita”.

Así, mandando hasta el último momento en el toro y en la arena y en las cuadrillas, fue como Fermín Espinosa salió para siempre de una plaza de toros...

A modo de envío:

Contigo, Fermín Espinosa, se ha ido la Sabiduría. Contigo termina por ahora la ilustre dinastía de los más grandes lidiadores. Quisiéramos creer que tu lugar habrá de encontrar sucesores dignos de ti. Pero tú te has llevado tu intuición milagrosa, tu sapiencia total. Y los tiempos se han llevado al toro con que tú te formaste...

Tu sitio queda vacío y sólo tu recuerdo podrá llenarlo. Tu obra queda allí, en la mejor hazaña del toreo universal. Y tú pasas a la gloria permanente de la tauromaquia con un solo título, el más difícil de llevar, el más difícil de cumplir en toda su esencia y en todo su significado de valor, de saber, de gallardía y de caballerosidad.
¡Torero!

Para la estadística

Armillita brinda a su padre y a sus hermanos, el sexto
de la corrida de su despedida
Como picadores en su cuadrilla llevó al Güero Guadalupe Rodríguez, a Gonzalo González, a Juan Aguirre Conejo Chico, a Nacho Carmona, a Jorge Contreras Zacatecas II, a Antonio Silis Cerrajero y a Francisco Ramírez El Corto.

Los banderilleros fueron sus hermanos Juan y Zenaido, Pascual Navarro Pascualet, Vicente Cárdenas Maera, Román El Chato Guzmán, Rafael Osorno, Juan Ruiz, Liborio Ruiz y José Ramírez Gaonita. De ellos, toda la brega de los 6 toros la llevaron Juan, Zenaido y Pascualet y solamente Maera puso el tercer par del sexto toro, pues Fermín pareó a todos los demás.

Los toros de La Punta fueron por su orden, Cosquilloso, Corralero, Rosalejo, Catarino, Salmantino y el que cerró esta página de la historia de Armillita se llamó Urraco, número 30 y pesó 428 kilos.

Los sobresalientes fueron el matador de toros Andrés Blando y los entonces novilleros Héctor Saucedo y Ángel Isunza y ellos sí, solamente hicieron el paseo.

Creo que por el fasto que se recuerda, podrán disculpar la inusitada extensión de esta entrada.

domingo, 27 de marzo de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, III

30 de marzo de 1971: El empresario Guillermo González anuncia los carteles que integrarán la Feria, con 6 corridas de toros y una novillada

Guillermo González Muñoz, Jesús Ramírez Alonso y
Calesero (Archivo Carlos Meza Gómez)
El 10 de febrero anterior, don Guillermo González había anunciado un vuelco en la manera de dar la Feria de San Marcos en su vertiente taurina. Para ello, había dotado a la Plaza de Toros San Marcos de un moderno sistema de alumbrado y anunció el incremento del número de festejos al doble de su promedio histórico para ese año. También ofreció al hacer el anuncio, que los encierros a lidiarse y los toreros que comparecerían, serían los más destacados del escalafón.

El último día de marzo de hace 40 años fue la fecha en la que se reveló a los medios de comunicación la composición de esos carteles de Feria. Contra lo inicialmente anunciado, a las seis corridas de toros ofrecidas, se agregó solamente una novillada y no dos, como inicialmente se había planteado, aunque por lo demás, en líneas generales, el anuncio de los festejos feriales coincide con lo originalmente manifestado por el empresario.

Transcribo a la letra, la nota aparecida en el diario El Sol del Centro el día 31 de marzo de 1971, en la que se hace público el anuncio al que aludo en esta entrada:

Confeccionados los carteles para las corridas de feria

Los ases del momento, Manolo Martínez y Huerta, tienen 4 fechas y Alfredo Leal, tres. 

Quedaron ya confeccionados los carteles taurinos para la próxima Feria de San Marcos. 

En rigor, en ellos están incluidos los mejores elementos disponibles a la fecha de entre los coletudos que se encuentran en México, en primer término los ases Joselito Huerta y Manolo Martínez. Y por lo que hace al ganado, procederá en cinco de las fechas de vacadas con simiente sanmateína; el encierro restante será de La Punta.

Las corridas, repetimos, serán seis; las cinco últimas a celebrarse en días consecutivos a partir del jueves 22. 

Otra innovación de importancia lo será la hora en que darán principio las tres primeras: a las ocho y media de la noche, algo que se antoja inusitado, pero que hace factible el magnífico alumbrado con que a la fecha cuenta el Coso San Marcos. 

LOS CARTELES 

Según nos lo hizo saber, ayer la empresa local, los carteles definitivos son los siguientes: 

Domingo 18, a las 20:30 horas: Alfredo Leal, Manolo Martínez y Chucho Solórzano, con toros de Valparaíso. 

Jueves 22, a la misma hora: presentación de Huerta, con Manolo Martínez que torea su segunda corrida y el catalán Joaquín Bernadó y reses de Chucho Cabrera. 

Viernes 23, a las 20:30 horas: un toro de rejones para Gastón Santos y seis bureles más para Leal, Huerta y Manolo Espinosa. El encierro será de Garfias. 

El sábado 24 a las 17 horas: el mano a mano cumbre de Huerta y Manolo Martínez, con ganado de José Julián Llaguno. 

Domingo 25 a las 17 horas: Leal, Huerta, Bernadó, Manolo Martínez, Chucho Solórzano y Manolo Armilla, con seis bureles de Suárez del Real. 

Lunes 26, a las 17 horas: la reaparición de Rafael Rodríguez, lidiando él solo una corrida de La Punta. 

Como podrán ver los aficionados, Huerta y Manolo Martínez tienen cuatro fechas cada uno, Alfredo Leal tres y Solórzano, Bernadó y Manolo Espinosa, dos. 

EL GESTO DE RAFAEL RODRÍGUEZ 

Por su parte, Rafael Rodríguez acomete la proeza de lidiar los seis punteños que, al decir de los bien informados, forman un encierro con respeto y trapío. Es toda una corrida de toros, con edad, peso y lo que hay que tener. 

OTROS FESTEJOS 

Además de las seis corridas que dejamos anunciadas, el sábado primero de mayo tendrá una novillada, en la que va a tomar parte el michoacano Miguel Munguía “El Inspirado”. 


Todo lo anterior, repetimos, se efectuará dentro del período de la Feria, independientemente de otras corridas que, como la novillada del domingo próximo, estaban programados de antemano.

Como se puede ver si se compara con el anuncio inicial, no se pudo traer ni a Eloy Cavazos, ni a Curro Rivera, que en ese calendario, junto con Antonio Lomelín, hicieron una importante campaña española, confirmando en Las Ventas los dos primeros, así como tampoco a Manuel Capetillo, no obstante, con siete diestros se armó un serial interesante e inusitado en nuestra ciudad.

La novillada se efectuaría el día 1º de mayo y se anunciaría días después, dado que la temporada de novilladas de la Plaza México motivaba el aprovechar la presencia de los triunfadores de allí para dar más realce al festejo. Al final, se enfrentaron a novillos de Chinampas, José Manuel Montes, Pepe Luis Sánchez y Luis Procuna hijo, pero de ese festejo me ocuparé en su momento.

La venta de las entradas para los festejos comenzaría en unos días más y también con ese hecho, se daría el primer traspiés de la nueva manera de dar la Feria, pues Joaquín Bernadó anunció a la empresa que no vendría a cumplir con sus compromisos a Aguascalientes, lo que será motivo de otro breve comentario en esta misma Aldea.

Así pues, con este anuncio se echó la suerte de Aguascalientes en su tránsito de ser una plaza de temporada, a ser una plaza de feria, con todo lo que eso representa, para bien y para mal.

Una efeméride notable de la preferia


Entre los festejos de preferia, el 28 de marzo de 1971 recibió la alternativa el torero de nuestra Triana, Armando Mora. Su padrino fue su combarriano Jesús Delgadillo El Estudiante y el testigo, el regiomontano Fernando de la Peña. Los toros, un encierro muy bien presentado de Corlomé.

Para la fecha, se anunció que el trombonista de la Banda Municipal de Aguascalientes, don Ponciano Bernal Dávalos, estrenaría en la fecha el pasodoble Armando Mora, dedicado al toricantano, mismo que fue ejecutado durante la faena de muleta del toro de la alternativa.

Para la estadística: El toro de la alternativa se llamó Pinocho y el alternativado le cortó la oreja al sexto. Jesús Delgadillo El Estudiante le cortó la oreja al cuarto Guapo, destacando su actuación en el segundo tercio y un extraordinario volapié, en tanto que de Fernando de la Peña recuerdo unos lances al primero de su lote y nada más.

Hoy, Armando Mora se dedica a formar toreros y se ve continuado en su sobrino Jorge y su nieto Víctor. ¡Enhorabuena Maestro!

domingo, 20 de marzo de 2011

En el centenario de Armillita III

25 de marzo de 1928: Armillita recibe su alternativa española en Barcelona

Juan Armillita cede los trastos a
su hermano Fermín (25/03/1928)
Antonio Posada había hecho matador de toros a Fermín Espinosa Saucedo en El Toreo de la Condesa el 23 de octubre de 1927, llevando como testigo al Orfebre Pepe Ortiz. El trianero le cedió al toro Maromero de San Diego de los Padres y el nuevo matador de toros cerraría el festejo triunfando al cortarle el rabo a Coludo, toro que brindó a Rodolfo Gaona. Armillita Chico tenía 16 años, 5 meses y 20 días de edad.

Tras de concluir la temporada mexicana, viaja a España con su hermano Juan, a la sazón matador de toros desde 4 años antes, con la finalidad de hacer campaña allá y es así que su apoderado, Victoriano Argomaníz le pacta la necesaria alternativa válida en ruedos hispanos para una plaza en la que siempre gozaría el torero de la mayor consideración, la de Barcelona. El motivo de tener que tomar una nueva alternativa, más que confirmar la ya obtenida, lo explica así don Luis Ruiz Quiroz:



Antes, las alternativas no españolas no tenían validez en España y los matadores de toros extranjeros tenían que tomar la alternativa en su primera actuación en cualquier plaza de la península... En el primer convenio taurino entre mexicanos y españoles de julio de 1944 se pactó que quedaba reconocida la antigüedad de las alternativas tomadas en la plaza “El Toreo” de la ciudad de México a partir del 18 de julio de 1936... En febrero de 1951 se firmó el segundo convenio entre toreros mexicanos y españoles y la cláusula 3 dice lo siguiente: “Las clasificaciones hechas en México y España de los matadores de toros se respetarán mutuamente por las Asociaciones de Toreros de ambos países”... A partir de entonces las autoridades taurinas españolas han reconocido validez a todas las alternativas mexicanas...

Armillita escribió poco antes de su muerte un esbozo de memorias, las que concluyen prácticamente en la víspera de esta alternativa y sobre este particular cuenta lo que sigue:

El 13 de marzo de 1928 llegamos a Madrid… lo primero que hicimos fue ir al sastre de toreros, un tal “Rubio de las Monteras”, para que me probara el traje de torear que tenía yo que vestir el día de mi alternativa en Barcelona. Era precioso, azul plumbago y oro. Allí mismo me ajuaree (avié) de capotes, muletas, zapatillas, medias, todo nuevecito, también montera que no podía faltar desde luego. Para las camisas estuvimos en la Casa Quiroz… No se preocuparon de llevarme a una tienta ni nada parecido, para que antes de debutar me diera cuenta más o menos como era el ganado español, Solo me tocó ver una corrida de Beneficencia a los pocos días de llegar. Torearon Marcial Lalanda, Villalta, Fuentes Bejarano y Niño de la Palma. No se me olvida un toro colorado que toreó Villalta, como se arrimó y cómo lo mató, ¡qué bárbaro! Asustado estaba yo nada más de pensar que tenía que vérmelas yo con esos toros y aquellos toreros de España…

Allí concluyen los apuntes del Maestro, que apenas doce días después de bajar del barco, estaría recibiendo de nueva cuenta, la dignidad de matador de toros en la Plaza Monumental de Barcelona.

Inserción en el número 87 del semanario barcelonés La Fiesta
Brava
, relatando la alternativa de Armillita

El cartel del domingo 25 de marzo de 1928 se integró con toros salmantinos de Antonio Pérez de San Fernando, para Juan Espinosa Armillita, el valenciano Vicente Barrera y Fermín Espinosa Armillita Chico que recibiría la alternativa, insisto, por segunda ocasión, dado que por una cuestión que califico de meramente administrativa, la recibida en El Toreo el mes de octubre anterior, no era reconocida por válida.

¿Qué ocurrió en el festejo? He encontrado dos versiones de lo ocurrido en la plaza barcelonesa. La primera, con la ventaja de la inmediatez, apareció en el número 86 del semanario La Fiesta Brava de Barcelona, publicado el 30 de marzo de 1928, y la relación que hace el cronista Civil, es en lo medular la siguiente:

Armillita Chico, el chaval que en diciembre cumplió 16 años, el mejicano que allá en su tierra armó una revolución y en el que tantas esperanzas tiene la afición Azteca, ha tomado la alternativa en Barcelona. Veamos su primera actuación ante el público hispano… Ni elegido, pudo soñarse en un toro tan pastueño, para su alternativa; llamábase el bicho Bailador y a fe que nada tenía de aficiones terpsicorescas, suave, tranquilo y nobilísimo tomó la punta del capote de Magritas, quien se lo presentó al neófito, instrumentando Fermín unas preciosas verónicas que fueron oleadas, hizo asimismo un precioso quite que fue ovacionado, puso un par de banderillas con valentía y buen estilo y previa la ceremonia emocionante de entrega de trastos por su hermano, el tradicional abrazo y un beso fraternal, brindó a la presidencia y se enfrentó con su enemigo… Dio cuatro pases tranquilos, dominador, valiente y al iniciar otro cae en la cara perdiendo los trastos, al quite Barrera y Armillita, aunque en honor a la verdad la muleta caída y movida por el viento hizo el verdadero quite, levantóse encorajinado el muchacho y siguió muleteando muy valiente y artista, entrando guapamente a volapié pinchando en hueso, luego una estocada alta, pero, con algo de tendencias que hizo rodar al toro; ovación grande muy merecida, y vuelta al ruedo… El último de la tarde, fue ya de la otra mitad, por lo que, por más que quiso Armillita chico lucirse, no logró su objeto gracias a la sosería del toro y al fuerte vendaval, que se había desencadenado; no obstante estuvo valiente y sumamente voluntarioso, tanto con la muleta como con el capote. Bien colocado en el ruedo y muy oportuno en los quites, uno de los que hizo faroleando entre aplausos unánimes de la concurrencia. En conjunto una muy buena actuación del mejicano petit, quien queda ya catalogado entre los Ases de la torería...

La segunda versión es la que aparece en el número 351 de la revista valenciana La Reclam Taurina, de Manuel Soto y Lluch, del 31 de marzo del mismo año, donde aparece una crónica firmada por Pascual Cardona, en la que se señala lo siguiente:

No podrá quejarse Fermín de lo que le deparó la suerte para su debut en España: un toro bonito, alto de agujas, alto, gacho y apretado de defensas, y sobre todo (ahí está la madre del cordero), noble y bravo. Afectado el imberbe muchacho por el debut, lo toreó valiente de capa, ciñéndose en algunos lances y no mandando lo suficiente, por lo que el noble animal le comía terreno. Lanceó, al quitar, más a nuestro gusto. Cogió palos y clavó al cuarteo un par caidillo y desigual, sin grandes primores de ejecución. Después del ceremonial de entrega de trastos, abrazos, besos, etc., etc., se encaró el chiquillo con el de Pérez, que estaba ideal. Le hizo una faena con ambas manos, variada y valiente, pero efecto de codillear un tanto, le achuchó varias veces el noble animal. Una de ellas cayó ante la cara del bruto, metiendo oportunamente el capote Barrera. Decidido, pinchó hondo la primera vez, recetando luego una estocada traserilla, algo tendenciosa, que fue suficiente. Muchas palmas. El toro se llamaba “Bailador” y tenía pelaje negro. Datos para la historia… Más terciado y sin estilo su segundo, no le permitió lucirse con la capichuela, y anotamos en su haber solo la voluntad. El viento molestaba de lo lindo. Le muleteó reposado y doblándole bien. Un metisaca, dos pinchazos y una buena estocada. Acertó a descabellar al tercer golpe. Fue despedido con palmas de simpatía. El muchacho tiene figura y detalles de buen torero. Creemos que cuando lleve toreadas varias corridas y se dé cuenta del nervio que tiene el toro español, muy distinto al de su tierra, le lucirá más su trabajo. Hoy por hoy, con lo hecho con el lote que le deparó la suerte el día de su debut, creemos a ojos ciegos que los mexicanos han exagerado unas miajas. El 22 del próximo mes volverá a torear en esta. Dejamos para entonces nuestra opinión definitiva...

Como se observa, esta crónica de Pascual Cardona se expresa con más reservas y con menos voluntad hacia el toricantano, aunque sin dejar de reconocer que el clima afectó su actuación y que tiene lo que hoy dirían las crónicas buenas maneras, por ello, se reserva un prudente beneficio de la duda hasta su próxima actuación, misma que, precisamente por los elementos, se suspendió hasta mejor oportunidad.

La realidad es que a partir de la cesión que Juan Espinosa hizo a su hermano Fermín del toro Bailador de don Antonio Pérez de San Fernando ese día, se inició una carrera que le llevó a ser uno de los más importantes toreros de la historia.

En ese momento Armillita Chico aún no cumplía los 17 años de edad y esta alternativa prácticamente marcó el inicio de una carrera en la que, como dijera Leonardo Páez:

…Fermín Espinosa Saucedo supo equilibrar, a su aire, la miseria de ser hombre con el prodigio de ser hombre, y provocar en quienes los aclamaron y en quienes, los seguimos admirando, un orgullo profundo como aficionados pensantes a la misma Fiesta que ellos tanto amaron y a la que tanta grandeza dieron…

Hoy, aunque con unos días de adelanto, debido a que en estas fechas se acumulan varios acontecimientos importantes, recuerdo este hecho histórico en su biografía, en el año del centenario de su natalicio.

domingo, 13 de marzo de 2011

Pepín Martín Vázquez, un poco de su paso por México (comentario a toro pasado)

Pepín Martín Vázquez visto por Pepe Sala
Creo que no es necesario abundar en la sustanciosa brevedad del paso de Pepín Martín Vázquez por los ruedos. Esa brevedad nos ha dejado pocas imágenes a quienes por un mero accidente demográfico, no tuvimos el privilegio de verle en las plazas y tenemos que arreglárnoslas con lo que los veinticuatro por segundo nos alcanzan a transmitir, con todas las virtudes y los defectos que esa manera de recolectar y reproducir sucesos tiene.

Una de las mejores escenas que se conservan en ese formato – ya digitalizado –, recopilado en su inmortal Currito de la Cruz (Luis de Lucía, 1948), es la de la lidia al toro Caribeño de Xajay, la tarde del Jueves 14 de febrero de 1946 (corrida por la Rosa Guadalupana, a beneficio del Sanatorio de Toreros) en el viejo Toreo de la Ciudad de México donde su padre, el señor Curro se presentó en 1908 y su tío Manolo en 1914.

Pepín Martín Vázquez llegó a nuestro país para la temporada 1945 – 46, la segunda después la reanudación de las relaciones taurinas con España, tras de la ruptura de 1936 junto con Manolete, Pepe Luis Vázquez, Luis Gómez Estudiante, Manolo Escudero, Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Joaquín Rodríguez Cagancho, Eugenio Fernández Angelete y Rafael Perea Boni para integrar esa temporada con los más importantes de la baraja mexicana.

Menciono como dato adicional, que en esa temporada se inauguró la Plaza México – 5 de febrero de 1946 – y de esos toreros hispanos solamente actuaron en la Plaza México Manolete y El Boni. En años venideros lo harían Cagancho, Gitanillo de Triana y Manolo Escudero. Los demás, pasaron a formar parte de la historia y la leyenda de El Toreo – que sucumbió a la picota ese calendario también –, pero quedaron inéditos en la plaza de toros más grande del mundo.

Después de su confirmación en El Toreo – 16 de diciembre de 1945 –, Pepín Martín Vázquez se presentó en Guadalajara, en cuya plaza El Progreso tuvo tres actuaciones, dos de ellas, de acuerdo con las crónicas, que aún sin corte de apéndices – retazos de toro al fin – pueden considerarse señaladas. La primera fue el día de Año Nuevo de 1946, cuando mano a mano con Luis Procuna, dio cuenta de un encierro de Zacatepec. Pepín Martín Vázquez salió en hombros según la crónica, pese a haber pinchado sus tres toros.

En columna diversa a la crónica del festejo, titulada El Deporte en Si Bemol y publicada en el diario El Informador de Guadalajara, en su edición del 2 de enero de 1946, Don Detalles resume la actuación de Pepín así:


Quizá nadie pueda decir que Pepín Martín Vázquez vino a darle una bañada en Guadalajara a Luis Procuna, pero muy cerca estuvo de ello. El español encendió el entusiasmo en las graderías, como hacía mucho que no lo veíamos, y se reveló como lo que es: el mejor de los españoles que aquí hemos visto… Queremos decir únicamente que el chico nos ha dado la mejor tarde de toros que hemos tenido en mucho tiempo, y que desde ese punto de vista, para nosotros puede ser mejor que el propio Manolete… y que por eso se llevó de Guadalajara una de las más calurosas ovaciones que se hayan dispensado a un torero en la tierra tapatía. Pepín gustó; entusiasmó; dio la sensación de lo que debe ser un torero bueno, y nos dejó el buen sabor de haberle visto una de sus mejores actuaciones... Pepín Martín tiene la madera del torero. Y no solamente la madera; tiene también la pose, la afición, la voluntad y todo lo que constituye un diestro de verdad. Ahora es demasiado joven, pero ya se nota en él lo que será después, y pronto. Tan pronto que quizá sea dentro de una semana. En una palabra: que hemos tenido la mejor corrida del año, y ojalá que no sea la última vez que veamos aquí a Pepín Martín... La temporada parecía que habría de pasar sin mucha pena, y sin mucha gloria también, pero ahora esto se compone, y ojalá, como decimos, que vaya de bueno en mejor.”

La segunda tarde que quiero traer al recuerdo es la del 13 de febrero de 1946, en la que para dar cuenta de un encierro de Lucas González Rubio – puro Parladé vía La Punta y Matancillas – alternó con Fermín Rivera y Carlos Vera Cañitas. La corrida fue accidentada por cuestiones climatológicas, pero el celo de Pepín Martín Vázquez lo sacó a flote – materialmente – y volvió a dejar en alto el pabellón de su torería. De la crónica de Puntillero, publicada en El Informador, extraigo lo siguiente:
…Serán las cabañuelas o la visita extraordinaria de la Virgen de Zapopan, pero llevamos unos días metidos en agua como si estuviéramos en junio, y lo que es peor en granizo o lluvia a punto de congelación, y no se escapó de este tiempo el magnífico cartel de toros que se nos ofrecía para ayer por la tarde... A su segundo y sexto de la tarde, de cuyo nombre no podemos dar razón, pues era de quince letras, como palabra alemana y para cuando se logró hacerlo salir de toriles, el agua estaba en toda su fuerza y nosotros guarnecidos en las alturas de la plaza, allí fue donde el españolito nos demostró toda su sangre y su vergüenza torera… Los triunfos de sus alternantes y las buenas condiciones en que le llegó su enemigo a pesar de su mala salida, de haber habido sol, y menos lodo en el suelo, aún estuviéramos comentando las hazañas del sevillano… En medio del aguacero desencadenado, agarra la muleta, el piso del redondel era peor que de algodón o de barro batido, empieza por alto con la derecha – y antes había tenido lucidas actuaciones con el capote –. Sigue la faena sobria y torerísima entre la que se pudo ver un natural citando como a cinco metros de distancia, aguantando toda la embestida del toro a esa longitud y despidiéndolo de la suerte derecho, muy digno del aplauso. Salidas de suertes como solo Rafael “El Gallo”, “Cagancho” y este Pepín nos las han dado, porque después de pasarse al toro muy torero, librarse de él es gracia aparte… Todo el toreo alegre nos lo dio Pepín, en medio del charco en que toreaba, no se podía pedir más al fijarse dos pinchazos y una pescuecera que acabó con su enemigo. De haber habido sol y público no congelado por la fría lluvia, Pepín obtiene otro clamoroso éxito en nuestra plaza

Como se puede deducir de la lectura de los textos que aquí inserto, esas dos actuaciones en El Progreso fueron de una gran importancia, pues en ellas dejó la impronta de un toreo distinto, heraldo de una nueva manera de enfrentar a los astados, aunque en plena euforia manoletista, complicada de explicar y así, se recurría al lugar común, al falso espejo, a la comparación cuestionable – …salidas de suertes como solo Rafael “El Gallo”, “Cagancho” y este Pepín nos las han dado… – ante el pasmo que produce al narrador una tauromaquia distinta a la que marcaba esos tiempos y que era la esperada y que le impide el describir con lucidez y precisión lo que realmente ve, aunque en el fondo perciba algo diferente y novedoso – …se pudo ver un natural citando como a cinco metros de distancia, aguantando toda la embestida del toro a esa longitud y despidiéndolo de la suerte derecho… – por estar preñado de gusto, de clase y de personalidad.



No obstante, la cortedad de la presencia de Pepín Martín Vázquez en México – 70 días – sería como su paso por los ruedos. El infortunio, encarnado en el certero pitón de un toro de Concha y Sierra en la plaza de Valdepeñas y la intransigencia entre las representaciones sindicales de los toreros de aquí y de allá, impidió que pudiéramos seguir disfrutando de la profunda y singular tauromaquia del diestro de la calle de la Resolana.

Pocos años después, a causa principalmente de ese percance, Pepín Martín Vázquez dejó de vestirse de luces y se retiró del ambiente taurino. Hace unos días entró en la inmortalidad. Yo le recuerdo ahora, quizás a destiempo, pero no quiero que parezca que su paso por México aunque breve, quedó desapercibido.

N.B. Los subrayados en los textos citados, son obra de este amanuense.

domingo, 6 de marzo de 2011

Cábala sanmarqueña

Estamos a unos días de que se anuncie el contenido de lo que será la edición 2011 de la Feria de San Marcos – y la del 40 aniversario en ese formato, aunque nada se diga oficialmente al respecto – y son escuetos o casi nulos los datos que la empresa facilita para poder orientar el criterio de la afición acerca de que esperar en este año en el que, más que en otros, nuestro serial abrileño, se desarrollará en su parte mayoritaria en el mes de mayo, debido al desarrollo tardío del calendario eclesiástico.

El único anuncio relativamente firme que se tiene, es en el sentido de que hacen eje para la construcción de la Feria dos toreros españoles y un francés. Ellos son Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera y Sebastián Castella, habiéndose indicado al momento del anuncio de su contratación, que la de los toreros mexicanos estaba pendiente y que a partir del acomodo de las fechas de esos tres diestros extranjeros, se programaría la actividad de los nacionales.

Ya a últimas fechas se habla de reforzar el elenco de diestros extranjeros, primero, ampliando la acostumbrada – y para mí inexplicable – participación de Antonio Barrera a dos tardes este año y después, de entre Juan Mora, Manuel Jesús El Cid y Daniel Luque, traer un quinto torero español para enriquecer la cartelera ferial. Diría yo, ver para creer… cada año, en las fechas previas al anuncio del serial, la propia empresa alimenta las especulaciones con anuncios que después no se ven satisfechos.

Los toreros mexicanos

A dos meses de esa primera información, se escuchan ya algunos comentarios en torno a nombres de toreros mexicanos. Por ejemplo, en el sentido de que la contratación de Arturo Macías está en una fase complicada y que es altamente probable que no actúe en nuestra Feria por segundo año consecutivo y que El Payo, que hace un año se acarteló tres veces, este año vendrá, pero solamente en una oportunidad.

Eso me deja espacio también para calcular que la base de toreros nacionales será integrada por Zotoluco, Rafael Ortega, Ignacio Garibay, Joselito Adame, Mario Aguilar, Juan Pablo Sánchez, Arturo Saldívar y quizás se presente en la Plaza Monumental Rodolfo Rodríguez El Pana. Israel Téllez al parecer estará en el tramo intermedio de la feria, pues el 24 de abril tiene compromiso en Arles y el 8 de mayo en Sevilla, matando miuras.

A estos nombres se agregarían los de Fernando Ochoa, Juan Antonio Adame, Fabián Barba, Oliver Godoy, Fermín Spínola y el de Gerardo Adame, que a estas fechas ya se maneja como fuerte candidato a recibir la alternativa en el serial y tres o cuatro diestros más que actuarían una sola tarde y matando un solo toro para completar el cartel de la Oreja de Oro, que la Asociación de Matadores organiza y se incluye en la Feria para completar el derecho de apartado.

El ganado a lidiar

Hace dos meses también, el matador retirado Ricardo Sánchez, representante de la empresa, señaló que se tenían reseñados encierros de Begoña, Mimiahuápam, Xajay, Los Encinos, Teófilo Gómez, Fernando de la Mora, San Isidro, Carranco, Bernaldo de Quirós, Vicky de la Mora, Galindo, La Soledad y El Junco.

Eso quiere decir que no habrá ninguna sorpresa o novedad en el renglón ganadero y que como en la última década o más, se seguirán lidiando mayoritariamente encierros procedentes de vacadas que dejan estar a los toreros y que no se distinguen precisamente por su presencia y su bravura. Si acaso, es novedad la mención – sin seguridad alguna de que lidie toro o encierro alguno – de la ganadería tlaxcalteca de La Soledad, que representaría el regreso a nuestra Feria de un hierro de esa procedencia, después de muchos años.

Compatibilizar con Sevilla

El calendario religioso empata la Feria de San Marcos con la Feria de Abril de Sevilla. Entonces, para poder contar con la presencia de Castella, Talavante, Perera y el que pudiera resultar de entre Juan Mora, El Cid y Daniel Luque, se requiere hilar muy fino con las fechas y la logística.

Si las fechas de nuestra Feria se mantienen en los días sábado 23, domingo 24, lunes 25, jueves 28, viernes 29 y sábado 30 de abril y domingo 1º, lunes 2º, viernes 6, sábado 7, domingo 8 y domingo 15 de mayo; dejando los días 28 de abril y 15 de mayo para las novilladas del ciclo, creo que por cuestiones de esa logística, Miguel Ángel Perera será el primero en comparecer aquí, dado que está firmado para ir a la Feria de Texcoco entre los días 21 y 24 de abril, lo que me hace pensar que estará allí el día 23 y aquí el 24 y 25, este último día, quizás acartelado con Joselito Adame y dándole la alternativa a Gerardo Adame.

Lo que se complica un poco es el acomodo de Castella y Talavante, sobre todo para éste último, que tiene compromiso en Sevilla los días 4 y 6 de mayo, fechas en las que hay corrida aquí también y Castella coincide en La Maestranza con él en la segunda de las fechas indicadas. Entonces, pienso que el francés seguramente estará aquí los días 30 de abril y 1º de mayo e incluso, en algún medio de difusión, se adelanta ya como cartel de esta última fecha el integrado por Fernando Ochoa, Sebastián Castella y Juan Pablo Sánchez, con toros de Bernaldo de Quirós; la tercera fecha del galo estaría entre el 2 y el 8 de mayo.

En cuanto a Talavante, se requiere hilar más fino, como ya decía estará en Sevilla los días 4 y 6 de mayo, entonces, podría estar el 30 de abril y el 2 o el 8 de mayo sin entorpecer sus actuaciones en la Maestranza. Una de esas fechas probablemente la permutaría con Castella, en la otra, todo indica que coincidiría necesariamente con él, produciéndose o una corrida de 8 toros o un cartel con mayoría de toreros extranjeros, cuestión que está convenida entre la Asociación de Empresarios y la Asociación de Matadores. No obstante, ese acomodo de fechas pudiera permutarse y aún hasta combinarse entre estos dos diestros.

¿La reaparición de José Tomás?

En distintas informaciones se ha señalado que José Tomás está sometiéndose a un fuerte programa de preparación física para completar su recuperación después de la grave cornada que sufrió aquí el 24 de abril del pasado año. Personas de su entorno han mencionado que su reaparición se daría en la segunda parte del año. El 15 de mayo resulta ser prácticamente la mitad del calendario natural, ¿será también para el torero de Galapagar el inicio de esa segunda parte del año?

Ricardo Sánchez manifestaba a mediados de enero, durante la Feria de León, que tenía reservada fecha al torero. ¿Será que tiene ya hechos los amarres necesarios con Salvador Boix para que José Tomás reaparezca en la misma plaza en la que se vio sometido a un forzado parón un año antes?

Desde mi punto de vista no resultaría descabellado reaparecer en México. Sería – creo – una manera de empezar a adquirir rodaje para una campaña española que seguramente será de una gran intensidad, primero, por la entrega que es natural en el diestro y después, por el hecho de que un año entero de espera, aumenta el interés de verle y seguramente también incrementará el rasero de la exigencia hacia sus actuaciones en el ruedo.

Para cerrar este apartado, tengamos en cuenta que el último día de febrero se hizo público que el torero de Galapagar comenzó ya a tentar becerras, así que el día de la reaparición pública está cada día más cerca. Así que otra vez, ¿por qué no en Aguascalientes?

Y aquí termino…

Lo que aquí especulo, calculo y supongo, como lo pueden apreciar, está todo apoyado en distintas informaciones periodísticas, todas publicadas en su momento. En algunos días más se dará a conocer la información oficial por la empresa encargada de los destinos de nuestra Plaza Monumental y sabremos si están todos los que son y si son todos los que están. Hasta entonces…

domingo, 27 de febrero de 2011

Reflexiones cuesta abajo...

Ya la temporada grande de la Plaza México va en su tranco de salida. Las corridas que reclaman la presencia de los del clavel o de la gente bonita (como Ustedes gusten llamarles) se terminaron y la empresa se dedica a cumplir contratos pendientes con toreros y ganaderos que poca o ninguna ocasión de triunfo tendrán y de llegar a cobrar el premiado, la escasa concurrencia a los tendidos y el desfase en la temporalidad en la que eso ocurrió, implicará que no genere rédito tangible para el que lo obtenga.

Otrora, la parte final de la temporada era el grand finale y esto no lo invento yo. Releyendo antiguas revistas, me encuentro con esto que publicó en La Lidia de México mi paisano don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada en abril de 1950, acerca de eso mismo:

…Se utilizaban cinco meses para el desarrollo de la temporada, cinco meses de persistente buen tiempo y suficientes para la verificación de veinte o más festejos en que se barajaban hábilmente los diestros contratados en número prudente, sin imposiciones sindicales o de compadrazgo y a los cuales se les daban las oportunidades necesarias según sus merecimientos. Aquellos que por su mediocridad o franco fracaso no garantizaban la satisfacción del público iban quedando descartados, cediendo el lugar a los triunfadores para llenar los últimos carteles, por ello los más destacados y atractivos; yendo las temporadas con esta acertada medida, siempre de menos a más, evitándose, hasta donde era posible, el decaimiento del entusiasmo en el público asistente…

Como decimos aquí, igualito que ahora… y en nada alivia el real petit finale que vivimos, el hecho de que se haya logrado el pasado domingo una aceptable entrada en torno a la única actuación en la temporada de Pablo Hermoso de Mendoza, combinado con la reaparición de un deslavazado Pana, que en cuanto vio al toro cuajado, confirmó aquello de que hay que saber irse a tiempo; así como tampoco lo remedia el hecho de que, sin visos de continuidad, se haya programado a uno de los dos únicos toreros que – como haya sido – abrieron el año pasado la Puerta Grande de la Plaza de Las Ventas. Por increíble que parezca, ni la administración de Juan Bautista, ni la empresa en cuestión capitalizaron ese hecho y lo relegaron a un intrascendente cierre de una intrascendente temporada.

Entonces, de nuevo serán pasto para el nostálgico comentario las grandes hazañas consumadas en torno al LXV aniversario del coso, aunque como lo señaló en su día Heriberto Murrieta, las mismas parecieran toreo de salón. Ya se va haciendo una lamentable costumbre ver a los principales toreros de un lado y otro del Atlántico, vistiendo ternos de la aguja, enfrentando chotadas indignas y para más INRI, desde su anuncio, procedentes de vacadas que proverbialmente se distinguen por el descastamiento y la falta de pujanza de sus productos.

Y lo peor de todo es que los públicos (no me doy la licencia de llamarles afición), se encantan con esas funambulescas combinaciones, en las que el resultado es de inicio altamente previsible, tanto en el ruedo, como en los tendidos, porque en estos, estarán personajes de la política, del espectáculo, del clero y alguno que otro escriba de cámara de los diestros actuantes; en tanto que en la arena, veremos una extraña combinación de chotos y utreros rodar por la arena a la más mínima provocación, dejando el campo libre a una lacra de este espectáculo, que en estas ya señaladas fechas ha cobrado carta de naturalidad: el torito de regalo.

Y es que el seguro del azar de la fiesta, así como otras cuestiones que le son consustanciales se  han perdido. Hoy, la mayoría de los que asisten a las plazas de toros, pretenden recibir a cambio de su entrada, un triunfo forzoso. Entonces, si los toreros no lo logran con el lote que la suerte les deparó, recurren al séptimo cajón en el que habrá algo que les servirá para obtener lo que la masa exige. No importa que la presencia de la sabandija sea peor que lo que salió en la lidia ordinaria, total, se aplica aquello de que a torillo regalado, no se le ve el trapío…

Como un principio de solución, yo propondría, como alguna vez lo dijo don Antonio, un compañero de la Facultad de mi padre, que los toros sobreros o de reserva, fueran de esos que nadie quiere, para que a la hora del regalito, el obsequioso se lo pensara dos o tres veces y de hacerlo, que el triunfo logrado, fuera serio y no como los de los últimos tiempos, que en realidad, mueven a risa.

En las condiciones actuales, se celebran festejos que duran cuatro horas y media, en los que los triunfos vienen con reses que por lo general, no pasaron el reconocimiento de las autoridades, ni fueron anunciadas para la lidia en los carteles, pero sí impuestas por el generoso diestro que lo lidia o por la atrabiliaria empresa, que entiende a la Autoridad de la Plaza como uno más de sus servidores y no como el guardián de los legítimos intereses de quienes pagaron por ver un espectáculo íntegro, no de utilería, no de toreo de salón…

Sobre esos obsequios, les invito a leer lo que comentan certeramente Antoñito Díaz en su bitácora Hasta el Rabo Todo es Toro, Luis Pla Ventura en el portal Opinión y Toros e incluso el inefable Zabalita en su bitácora del diario madrileño El Mundo. Los tres coinciden, cada uno desde su particular óptica, en lo ridículo y en lo patético que resultan tanto los regalitos, como los triunfos obtenidos con ellos.

¿Tiene remedio todo esto? Yo creo que sí, aunque es muy complicado. El problema reside, como en todos los lugares en los que la Fiesta es, en que en estos tiempos que corren, se considera políticamente incorrecta, entonces, el Estado no entrará de lleno a cumplir la parte que le corresponde, dejando en manos de grupos interesados el manejo de situaciones que con el ingrediente autoridad, tendrían una salida más pronta y justa.

Los ganaderos y los toreros también tienen que hacer su parte. Los criadores, enviando a las plazas animales de presencia más digna y cuando menos, con algunas gotitas más de raza de lo que nos tienen acostumbrados a ver, aún a pesar de los diestros, quienes a su vez, también tienen que admitir que no todo el toreo es la ejecución de verónicas de alhelí, que en su esencia, el toreo es poderle a los toros y que cuando son dificultosos, hay que darles su lidia, que puede ser tanto o más emotiva y lucida que la que es bonita.

Mientras eso no suceda, seguiremos viendo pantomimas como las de los últimos domingos, soportando cátedras plagadas de pedantesca erudición proclamadas por escribas de cámara y toreros que han perdido la elemental vergüenza que caracterizaba a tan nobles profesiones antaño y en el caso nuestro, algo tenemos que hacer, porque no hace tantos años, la Plaza México y muchas otras de este País se llenaban con mucha frecuencia y ahora, los llenos son esporádicos, el testigo de las hazañas de los toreros es el cemento y esto, entiendo, no se trata de eso.

domingo, 20 de febrero de 2011

En el centenario de Armillita, II

20 de febrero de 1944, Fermín Espinosa corta el rabo a Paracaidista de La Laguna, tras de matar 6 de San Mateo en solitario y ejecuta en El Toreo por primera vez el quite de La Saltillera.

La 12ª corrida de la temporada 1943 – 44 en El Toreo de la Condesa estaba pensada originalmente en un mano a mano entre el Maestro de Saltillo y Silverio Pérez para dar cuenta del encierro de don Antonio Llaguno. Desde esta perspectiva o desde la que finalmente se dio, despertó de inmediato un interés malsano en la afición, dado que la malquerencia entre el ganadero de Zacatecas y los dos toreros que formarían el cartel era de sobra conocida. Al final de cuentas, una semana antes el certero pitón de Zapatero de La Punta se atravesó en el camino del Faraón de Texcoco y la fecha se cerró para la actuación exclusiva de Fermín.

Don Antonio Llaguno tenía una especial antipatía hacia Armillita y todo lo que representaba. La negociación de la empresa de El Toreo con el ganadero culminó en la aceptación de este para que Fermín matara su corrida, lo que Luis Niño de Rivera, en su obra Sangre de Llaguno, explica de la siguiente manera:


…El ganadero estaba convencido de la enemistad del torero hacia su persona, misma que canalizaba a través de la lidia que daba a los toros de San Mateo. Reconocía en Fermín una enorme capacidad como torero, que servía de fundamento para creer que con tanto talento, la única explicación era que no quería darle a sus toros la lidia adecuada para hacerlos lucir. A Llaguno únicamente le cabía en la cabeza que “Armilla” tuviera propósitos ulteriores con los toros de San Mateo, y por consiguiente con él, al torearlos a contra estilo, doblándose con ellos, cuando lo que requerían era darles recorrido para que fueran a más...

…La culminación de esta confrontación se dio la tarde del 20 de febrero de 1944, cuando ambos accedieron a una encerrona del diestro coahuilense con seis bureles del zacatecano. Un verdadero duelo de titanes que no estaba planeado como tal originalmente. El programa inicial incluía al “Faraón de Texcoco”, en lo que sería también un cartel controvertido, en mano a mano entre Fermín y Silverio, con toros de San Mateo, pero el destino puso las cosas de tal manera que había que tomar decisiones de gran altura, si querían comportarse como grandes del toreo...
Los toros escogidos por el ganadero de San Mateo para la ocasión fueron cinco de encaste Llaguno (producto del cruce de ganados nacionales con lo importado de Saltillo) y uno de origen Saltillo puro, de los cuales cuatro tenían 6 años de edad y dos eran cinqueños. Por su orden salieron al ruedo: 1º Lucerito, número 32 con nota de tienta regular, nacido en 1939; 2º Tinajero, número 32, con nota de tienta bueno, nacido en 1938; 3º Vencedor, número 37, con nota de tienta regular, nacido en 1938. Este era Saltillo puro y en la plaza fue anunciado como Jerezano; 4º Barretero, número 82, con nota de tienta bueno, nacido en 1938; 5º Desertor, número 17, no se proporciona nota de tienta, nacido en 1938 y 6º Peregrino, número 50, con nota de tienta regular, nacido en 1939.

Si se observa, la corrida, en el papel, tenía mucho que toreársele. Era muy diferente a los toritos de plomoAlfonso de Icaza dixit – que el mismo don Antonio le enviaba a Lorenzo Garza – en esa temporada en el retiro – o a El Soldado, por lo que Fermín El Sabio tenía la certeza de que para triunfar esa tarde no solamente tenía que poderle al envío del señor de San Mateo, sino que tendría además que obtener un triunfo rotundo. En esas condiciones, pidió a su amigo Romárico González, ganadero de La Laguna, un toro para regalar si las condiciones se daban. El propio Luis Niño de Rivera lo narra así:

…Armillita sabía de la capacidad de Llaguno para escoger un encierro que le fuera particularmente molesto y difícil. Por su parte, don Antonio entendía con toda claridad que el torero iría bien pertrechado con un “séptimo cajón”. El encierro no podría ser simplemente malo, puesto que se jugaba el prestigio de San Mateo y la posición de su propietario. Por su parte, el maestro tenía que buscar el triunfo a como diera lugar, para demostrar su superioridad sobre los astados del zacatecano...
Al final del festejo, Armillita le había cortado la oreja al primero, Lucerito, la que le tuvo que ser traída del desolladero y dio una aclamada vuelta al ruedo tras de la lidia del cuarto, Barretero, por no haber culminado con la espada lo que varias de las crónicas consideraron que fue la faena de la tarde. Allí se abrió la ventana para el obsequio de Paracaidista – brindado a Mario Moreno Cantinflas – que le permitió al Maestro la realización de una gran faena y el corte de la oreja y el rabo y la salida en hombros de la plaza.

Críticas posteriores a la actuación de Fermín Espinosa se decantaron por intentar minimizar su triunfo ante Paracaidista, señalando la diferencia notoria de trapío que guardaba con los toros de San Mateo que compusieron el encierro titular de la corrida del 20 de febrero. Uno de los que con más insistencia puntualizaron ese hecho, fue Roque Armando Sosa Ferreyro Don Tancredo, en La Lidia de México, que desde su crónica del festejo refería el triunfo del Maestro ante un utrero.

Don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, en refutación a Don Tancredo, expresó lo siguiente:

...nos hemos mostrado extrañados de que el señor ganadero de San Mateo en esta ocasión haya enviado a la arena de “El Toreo” una corrida con toda la barba... Si hablamos de dedicatoria especial por parte del señor Llaguno, téngase en cuenta que lo hemos hecho no por tratarse de “Armillita” y de Silverio, para quienes estuvo destinado el encierro, sino porque de de la ganadería de San Mateo es de donde salen la mayor cantidad de toros con bravura tendiente a la docilidad y en edad cercana a la juventud, con los cuales puede hacerse alarde de preciosismo y pinturería, y siempre han sido puestos sus pupilos en manos de determinados lidiadores para quienes nunca hubo vetos ni prohibiciones. Esta es la verdad escueta, no “nuestra verdad”, pues en ella solamente está comprendida nuestra manera de pensar, y en la primera se halla también el convencimiento de toda la afición... Que hábilmente “Armillita” haya obsequiado un toro de distinta ganadería y en condiciones diversas de edad, peso y estilo, en relación con los primeramente lidiados, para con él hacer patente la diferencia de lo que encierra el lidiar un TORO y un utrero, también es una verdad unánimemente aceptada; pero ello, a mi humilde entender, carece de relación directa con la hazaña momentos antes realizada. Se trató de un obsequio y en él concurrieron las características que quedan mencionadas, y no vamos a querer que Fermín haya contado de antemano con tropezar con un toro que de manera definitiva redondeara su triunfo. Pudo haberse equivocado y entonces, quizá, pudiera él mismo haber hecho disminuir el valer de su actuación, quedando, entonces sí, en un posible ridículo...
No puedo coincidir en que porque se tratara de un regalo, se justificara la alegada falta de presencia del toro de La Laguna, aunque ninguna de las relaciones del festejo – las favorables y las que no lo son – refieren que Paracaidista haya sido protestado, lo que me sugiere que en todo caso desentonó entre los toros de 5 y 6 años por ser quizás cuatreño; pero también me queda claro que el encierro de San Mateo sí iba con dedicatoria y que al final de cuentas, Armillita resolvió con eficacia la papeleta que le planteó don Antonio Llaguno con los toros que le preparó para la ocasión. En esa tesitura, el Maestro obtuvo el triunfo que la afición esperaba y mantuvo su categoría con el toro de Romárico González que previsoramente estaba dispuesto como sobrero.



El apunte de Antonio Ximénez en el que se describe
el nuevo quite de Armillita llamado después saltillera


Para concluir y sobre la nueva suerte que presentó a la afición, el pintor Antonio Ximénez, que elaboraba apuntes para La Lidia de México, la describe brevemente como una gaonera renovada, en tanto que Alberto Lázaro, en su columna semanal Cargando la Suerte en la misma publicación, dice lo siguiente:

…El 20 de febrero de 1944 – fecha que figurará con letras de oro en los anales de la tauromaquia – creó Fermín Espinosa un lance nuevo… Quién afirmó que Fermín había practicado la “tapatía”, quién aseguró que era la “fregolina” y quién, por fin, dijo que era la “caleserina”… Está inspirada en la “gaonera” y en el pase alto ligado a la manera de Victoriano de La Serna… El torero se echa la capa atrás, como para torear por “gaoneras”. Inicia la suerte exactamente como si fuera a dar una “gaonera”, pero en lugar de rematarla llevando el brazo a la altura natural, el torero lo levanta como para dar un pase alto… Es, pues, la suerte creada por Armillita, mezcla de “gaonera” y de pase alto. En su ligazón cobra gran semejanza con los pases lasernistas que se dan con la muleta… Este lance puede ligarse también por el lado izquierdo en la misma forma en que se hace hoy por el lado derecho… Y como la creación es obra de Armillita, por más que haya quienes, como siempre, le discutan el mérito, debemos llamarla en justicia “armillina”…
La historia nos demuestra que el nombre que le quedó al lance, sería el de saltillera, no en recuerdo al nombre taurino de su creador, sino al del lugar del nacimiento de Armillita, Saltillo, Coahuila.

Así es como se escribió otra de las páginas de gloria de la historia en los ruedos de Fermín Espinosa, Armillita.

N.B. El subrayado en la transcripción de la obra de Niño de Rivera es obra de este amanuense.

domingo, 13 de febrero de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, II

10 de febrero de 1971: El empresario Guillermo González Muñoz anuncia que la Feria se integrará por 6 corridas y 2 novilladas

Guillermo González, artífice de la
actual estructura de nuestra Feria
Cuatro días después de la inauguración del alumbrado de la Plaza de San Marcos (que jugaría papel importante en el proyecto que se presentaba en la fecha), el empresario Guillermo González Muñoz hacía el segundo anuncio de trascendencia que implicaba un cambio en la manera de ofrecer la Feria de Abril en Aguascalientes. Aunque desde 1828 se celebra en esta tierra una feria, primero en el mes de noviembre y posteriormente ya en abril y en sus fastos, siempre se incluyeron los festejos taurinos, la manera de hacer las cosas fue diferente antes de este 1971.

En efecto, si atendemos a los puros números, encontraremos que en los 15 años anteriores, que el promedio de corridas de toros ofrecidas por feria era de 3, siendo los calendarios en los que más se dieron fueron los de 1960 y 1962, con 5; en tanto que los que menos fueron los de 1956, 1965, 1968 y 1969 con solamente 2. En ese periodo la feria entró al mes de mayo (y solamente al día 1º, en tres ocasiones, los años de los años de 1960, 1964 y 1970).

A la inversa, en los 15 siguientes, el promedio sube a 10 corridas por año, con los años de 1975 y 1979 en el número más bajo con 7 corridas, en tanto que en 1986 fue el más alto, con 18. En este periodo, la feria no ingresó al mes de mayo solamente en dos años, 1975 y 1979; se dio la última feria en la Plaza de Toros San Marcos en 1974 y en el año de 1982, el día 25 de abril se dieron 2 corridas, las números 999 y 1000 de Curro Rivera, que en ellas mató 14 toros en solitario.

Como podemos apreciar, el anuncio de seis festejos se desprende del promedio del periodo de los 15 años anteriores e inicia la escalada hacia el promedio que mantiene la cifra que en la actualidad es la norma en cuanto a la oferta que hace la empresa que maneja la Plaza Monumental Aguascalientes, que es donde la Feria tiene su escenario en estos tiempos.

El trascendental anuncio

A continuación, sin más preámbulo, transcribo la información publicada en el número correspondiente al 10 de febrero de 1971 del diario El Sol del Centro, firmada por Everardo Brand Partida, misma que dice lo siguiente:


Sensacional feria taurina en abril. ¡Seis corridas de toros y dos novilladas! El único cartel seguro hasta el momento, encerrona de Rafaelillo

La Feria Taurina de Aguascalientes, que se llevará en la tercera decena de Abril próximo, y los dos primeros días de mayo, precisamente durante la gran Feria Nacional de San Marcos, constará de 8 festejos en total, seis de los cuales serán corridas de toros y los otros dos novilladas, según fue dado a conocer por el empresario Guillermo González.

Sin precedentes en la historia de esta ciudad será la Feria Taurina de que se habla, en forma especial por las seis corridas de toros, que se darán los días 23, 24, 25 y 30 de abril, así como el sábado 1o de mayo y domingo 18 del mismo mes de abril, y la otra fecha bien puede ser el 21 o 22.

Tratando de brindar a Aguascalientes y a su afición la oportunidad de atestiguar una verdadera feria taurina, el señor González dijo que los ocho festejos son seguros, y en los mismos actuarán las figuras de la torería andante mexicana, indudablemente las que más interesan actualmente no solo en nuestro país, sino también en Sudamérica y España.

Agregó que se encuentra en tratos con varios matadores de toros. Algunos de ellos están ya apalabrados y firmados, como el sensacional diestro de Monterrey, Manolo Martínez, quien toreará tres de las seis corridas que se darán durante la feria.

Es también segura la participación del “Volcán de Aguascalientes”, Rafael Rodríguez, de Alfredo Leal, Chucho Solórzano hijo, Raúl Ponce de León y otros. “No descartes la posibilidad de que presentemos también a Eloy Cavazos, José Huerta, Manuel Capetillo y... por qué no, a Francisco “Curro” Rivera”, dijo.

La pregunta se hacía obligada. Pero, Cavazos y Currito Rivera para esas fechas andarán toreando en España, ¿cómo es posible su actuación en el Coso San Marcos?

Con un leve encogimiento de hombros, que dejó muchos caminos abiertos y echó a volar nuestra imaginación, agregó y enfatizó el señor González: “no descartes la posibilidad de que precisamente “Curro” y Eloy estarán en la Feria, al menos en un festejo”.

Con los nombres que baraja la empresa, es conveniente apuntar que se pueden montar magníficas combinaciones, carteles que efectivamente interesen a los aficionados. Uno de ellos, el único seguro, es el del sábado 1o de mayo, cuando Rafael Rodríguez, “El Volcán de Aguascalientes” se encerrará con seis torazos de La Punta.

Se dijo que ese encierro está actualmente en 540 kilos y para cuando venga a ser lidiado en el coso de la calle Democracia, dará sobre la romana más de 600. ¡Ni hablar, verdaderos tíos!

PRECIOSOS ENCIEROS, DE LAS GANADERÍAS MÁS ACREDITADAS EN EL PAÍS, FUERON YA ADQUIRIDOS

Los encierros de que dispone la Empresa, adquiridos con mucha anticipación, desde hace más de un año, proceden de las dehesas de Chucho Cabrera, Valparaíso, José Julián Llaguno, Torrecillas, La Punta y Suárez del Real, Nada se informó sobre los encierros que serán lidiados en las dos novilladas a las que hacemos alusión en líneas anteriores.

Las ganaderías, todas ellas, son extraordinarias, y por sus toros se pelean todas las empresas de México, incluso de la “Catedral del Toreo”, pero ya lo observamos, serán lidiados en Aguascalientes, y nada menos que por las figuras que más apasionan e interesan en la actualidad a los aficionados mexicanos.

Muy posible, dijo finalmente nuestro informante, que sea el encierro de Chucho Cabrera, el que abra la Feria, para ser lidiado posteriormente el de José Julián Llaguno, Valparaíso, Torrecilla y cerrar con el de Suárez del Real, con la participación de los triunfadores de la Feria Taurina de 1971.

En consecuencia

Vista del tendido de Sol de la Plaza de Toros San Marcos
(Circa 1970)
El anuncio de los carteles de la Feria tardaría mes y medio más y se ajustaría en mucho al primer avance dado por el Cabezón González. El efecto que tendría una feria de esa naturaleza sobre la manera de hacer las cosas de los toros en Aguascalientes, a la larga, sería en buena medida devastador, pues si bien Guillermo González procuró ofrecer festejos fuera del periodo ferial, buscando fechas como la Navidad, el Año Nuevo, el mismo 5 de febrero, el 15 de agosto, el 15 de septiembre, el 20 de noviembre y además, tenía un extraordinario sentido de la oportunidad para traer en fechas libres a los principales toreros extranjeros que hacían campaña en nuestro país, quienes le sucedieron en la responsabilidad, se limitaron al periodo abril – mayo, desterrando otros tiempos, terminando con el concepto temporada y reduciéndonos a ser una plaza de feria, con todo lo bueno y lo mucho de malo que ello implica.

Cuando la fecha se llegue, en la siguiente entrada sobre este asunto, veremos en qué culminó la propuesta de Guillermo González Muñoz hace cuatro décadas.

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