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domingo, 26 de septiembre de 2010

Relecturas de verano II: El aroma del toreo

El autor

El doctor Alfonso Pérez Romo que ha ejercido exitosamente la medicina, ha sido un destacado académico y en ese campo llegó a ocupar la Rectoría de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, además de que en las diversas actividades profesionales, humanísticas y literarias que ha abordado en el decurso de su existencia, se ha destacado como una persona triunfadora y reconocida por la calidad y la mesura de sus juicios.

Alfonso Pérez Romo es también aficionado a la Fiesta de los Toros, por la que siente:

Una atracción irresistible; un aprecio del toreo que va mucho más allá de su abigarrado colorido, su pintoresquismo, su derroche de valentía y su efusión de sangre; un asombro siempre nuevo por esa hermosa y noble bestia que es el toro de lidia; y una admiración respetuosa por el torero, extraño personaje del arte hispánico que cumple su actuación dramática al filo de la muerte.
Es afición le llevó a constituirse como empresario de la Plaza de Toros Monumental Aguascalientes en la década de los 80, junto con Julio Díaz Torre y el matador en el retiro Eduardo Solórzano, dando un giro radical a la manera en la que se organizaba nuestra Feria de San Marcos y en la combinación de sus aficiones, fue quien animó al Poeta del Toreo, Alfonso Ramírez Calesero, para que reuniera las memorias que son la base del libro que hoy da pie para que yo meta los míos.

La obra en cuestión

Solo el que vive los hechos sabe lo que son. Eso es lo que nos demuestra la recopilación de memorias y vivencias de un torero que se fue por la puerta grande. Aquí nos encontramos con lo que pasa por la mente del que se viste de luces por última vez, con lo que recuerda y con lo que ve en lontananza.

Al fin y al cabo, la obra que hoy intento comentarles contiene la expresión del valor humano en lo taurino, el reconocimiento de que el torero no lo debe ser solo en el ruedo y delante del toro, sino que el torero es un hombre y como tal interactúa con la afición, con la comunidad en la que convive y con su círculo más cercano, con su familia. Los toreros son humanos, aunque para oficiar, se vistan de dioses.

¿Cuándo se debe ir un torero? Decía un contemporáneo de Calesero, también su compañero de muchas batallas, que buena parte de la grandeza de don Rodolfo Gaona residía en que se fue de los ruedos cuando aun le podía a los toros. Seguramente y de lo revelado por Alfonso, el de Triana, ese tema es uno de los principales en esos momentos en los cuales los toreros hablan entre ellos de las cosas de su ministerio y es también quizá por ello, que El Calesa dio la vuelta a la página de su historia vestido de luces cuando lo hizo y como lo hizo, es decir, demostrando que el adiós se debía a una decisión personal y no a aquello que decía Guerrita, a que lo echaban. El contemporáneo al que me refiero es don Arturo Muñoz Nájera La Chicha, inolvidable torero de plata y personaje de la torería de Aguascalientes.

Otras revelaciones interesantes se contienen en la obra del doctor Alfonso Pérez Romo. Por ejemplo, nos cuenta el destino final de aquel toro de Vicente MartínezTerciopelo se llamó – que en la década de los treinta importara don Miguel Dosamantes Rul para Peñuelas, ejemplar único que en la historia de la ganadería brava mexicana es ya mítico.

Hombre de a caballo; significado tentador, Alfonso Ramírez Alonso hizo, ya hace casi medio siglo un análisis, que por lo que hoy vemos, resultó premonitorio. Lo hace cuando habla del toro de esos días, de su comparación con el que lidiaba en las plazas cuando inició su camino por los ruedos y de lo que veía para el futuro. En 1966 escribió:

En México, por el exceso de celo por conservar un tipo de toro y una sola línea genética, la casta se ha ido perdiendo y creo que esta experiencia ya se agotó. Nos guste o no, ha llegado el momento de refrescar, porque cuando la sosería se repite constantemente, la gente acaba por aburrirse y deja de ir a las plazas...

Y sigue diciendo:

...otra cosa que yo veo es que en mis tiempos de matador en activo, todos éramos diferentes; pienso en Armillita, “El Soldado”, Antonio Bienvenida, Garza, Silverio, Solórzano, Arruza, Manolete, Pepe Luis, Procuna, yo mismo. Todos inconfundiblemente personales y distintos. Y lo más importante: cada uno de nosotros hacíamos nuestro toreo totalmente diferente y original; ninguno llevábamos una faena hecha de antemano o estereotipada y el público que nos iba a ver siempre estaba a la expectativa de la sorpresa, de la espontaneidad, del momento inspirado…

Y lapidariamente concluye:

...la gente ya no va a los toros con la esperanza de ver el milagro de lo inesperado, sino a resignarse a ver la repetición interminable de lo mismo, así sea de buena calidad. ¡Como el arte y la artesanía otra vez!
Es a partir de esas reflexiones que Calesero penetra en los terrenos de la creatividad, del sello, de lo que lleva el titulo de la obra que pretendemos comentar, del aroma del torero y del aroma del toreo, aroma que dijera Arthur Miller, no se puede ver, pero se puede percibir y se puede recordar.

También nos habla de aquello que decía Lorca, había que buscar en las últimas habitaciones de la sangre, el duende, que brota cuando menos se espera y que no es de producción en serie; las condiciones deben estar dadas para que el torero se transfigure y en un momento y lugar determinado haga a los toros cosas que no son humanamente imaginables y aunque a Jesús Eduardo Martín Jáuregui no le parezca, he de afirmar como Pepe Alameda, esta es otra evidencia del seguro azar que representa el toreo.

La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna, expresó alguna vez Arthur Schopenhauer y por su parte, Óscar Wilde pareció agregar; cualquiera puede hacer historia, pero solo un gran hombre puede escribirla.

En El aroma del toreo estamos delante de una fracción de esa historia, bien delimitada en su esfera temporal; pero también, bien relacionada con sus antecedentes próximos y remotos.

Estamos delante de lo que considero es el legado de un torero a la afición y muy principalmente a sus pares. Vemos en sus pensamientos un examen preciso de su pasado y del presente que vivía cuando lo hizo y muy especialmente, del futuro que veía venir, y que hoy es para nosotros el presente.

Estamos delante de una breve parte de las memorias de un hombre que siendo padre y abuelo de toreros nunca dejo de tener presentes a su esposa, que a su vez, hija y hermana de ganaderos, conoce la fiesta desde sus entrañas y sabe que ese ver cara a cara a la muerte los días de corrida o de tentadero puede lastimar o fortalecer la armonía familiar, dependiendo de la manera de aproximarse a ella. En este caso, el lazo de unión entre Calesero, su esposa doña Alicia y sus hijos y nietos, después del amor, sin duda ha sido el vivir con autenticidad su taurinidad.

Esta es mi apreciación acerca de este interesante testimonio de vida y aprovecho el viaje para invitarles a leerlo, disfrutarlo y encontrar una a una, las múltiples aristas que representa la vida de un hombre dedicada por entero a la fiesta de los toros, siguiendo la máxima taurina:
Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda del sacrificio.

domingo, 22 de agosto de 2010

Arturo Muñoz, La Chicha

La Chicha, guardándole la vuelta triunfal
a Calesero Chico, 20 de abril de 1964
Arturo Muñoz Nájera nació el 1º de julio de 1914 en el Barrio de Triana en Aguascalientes. Se aficionó a los toros al ser vecino del matador de toros José Flores Joselito, aquél al que Rodolfo Gaona diera la alternativa en la plaza de La Barceloneta en 1923 y del que decía Verduguillo que por sus maneras y su poderío ante los toros, sería el sucesor del Califa de León.

Estando don Arturo estudiando el bachillerato, por el año de 1928, Calesero, que integraba una cuadrilla juvenil junto con Rodrigo del Valle, le ve actuar como banderillero en una capea estudiantil y le invita a participar en ella. Es en ese tiempo en el que se le empieza a apodar La Chicha, sobrenombre que originalmente correspondía al que después sería el médico José Ramírez Gámez, pero que trascendió con este gran torero de plata. A partir del 30 de mayo de ese año, en la plaza de Fresnillo, La Chicha quedó integrado en definitiva a la cuadrilla de Calesero y El Chino del Valle como banderillero.

Cuando Calesero se resuelve a torear vestido de luces, Arturo Muñoz sigue sus pasos y además de auxiliar a su combarriano, su efectividad con los palos y la seguridad que tiene con la capa le consigue la posibilidad de actuar en las temporadas novilleriles de la plaza de La Condesa, en la Ciudad México en las cuadrillas de Ricardo Torres y Heriberto García. Esa seguridad con el capote le llevaría además a ser requerido con frecuencia por ganaderos como los señores Ibarra, entonces ganaderos de Santa Rosa de Lima; los señores Madrazo de La Punta y Matancillas; don Fernando de la Mora entonces de Tequisquiapan, don Jesús Cabrera, don Miguel Dosamantes de Peñuelas y varios otros para sus tentaderos, faenas camperas en las que se requiere sobre de todo efectividad y no lucimiento.

Durante el tiempo que Calesero vistió el terno de luces fue el insustituible primero de su cuadrilla y cuando surgió El Volcán de Aguascalientes, también él lo integró a sus hombres de plata. Su conocimiento de los toros y de la lidia, hicieron que también toreros españoles le llevaran en sus campañas mexicanas y así Luis Gómez Estudiante, Pepe Luis y Manolo Vázquez, Luis Miguel Dominguín y Chamaco contaron con él en su día.

José Luis Fernández Ledesma, Calesero, persona no
identificada y La Chicha, 13 de febrero 1966
Un extraordinario conversador, era una delicia escucharle hablar sobre las interminables tertulias que en Madrid, por los años cuarenta se celebraban con personalidades como don Carlos Gómez de Velasco, el mismo Rafael Gómez El Gallo, Domingo González Dominguín y algunos otros personajes de gran calado en la historia del toreo, de quienes hablaba con profunda emoción, como si les estuviera escuchando en el momento en el que narraba las anécdotas que eran motivo de su conversación.

Sufre solo una cornada grave en su vida, el 18 de septiembre de 1946, en Bayona, la tarde en que Fermín Rivera le dio la alternativa a Ricardo Balderas en presencia de Calesero. Contaba don Arturo que urgía a su matador (Calesero) que le sacara pronto de allí y le llevara a un lugar en el que los médicos hablaran cristiano, pues le costaba el tener que conducirse en muchos casos por conducto de intérpretes.

El día 24 de abril de 1966, sin previo aviso y toreando en la Plaza de Toros San Marcos una corrida de Valparaíso, en la que los matadores fueron Manuel Capetillo, Raúl García y Raúl Contreras Finito, don Arturo Muñoz actuó por última vez vestido de luces, aunque La Chicha nunca dejó los toros, pues posteriormente ocupó el Palco de la Autoridad, primero en la Plaza San Marcos como asesor técnico de don Jesús Gómez Medina y posteriormente en la Plaza Monumental Aguascalientes ya Juez de Plaza (Presidente), dirigiendo la lidia de las corridas.

Don Arturo Muñoz Nájera fue un ferviente admirador de dos grandes toreros de su escalafón, Luis Suárez Magritas a quién siempre se refería como don Luis Suárez Magritas, haciendo un especial énfasis en el don y a Alfredo David, por quien nombró a su hijo mayor, quien es ahijado de bautizo de Luis Miguel Dominguín y quien intentó ser torero, pero quien solamente pasó por las filas novilleriles.

Isidoro Cárdenas brindando a La Chicha en un
festival en su honor, 8 de diciembre 1996
Tuve la fortuna de gozar de la amistad de don Arturo. Durante los años en que asistí con frecuencia a las sesiones del Centro Taurino México España, le llevaba a su casa al final de las sesiones y para mis hijos, fue como un abuelo. Él me enseñó a ver a los toros y a apreciar en su justeza la labor de los toreros de plata, además de dejarme ver, a través de sus ojos, toda una época del toreo que parecía ser un tiempo ido.

La Chicha hizo el último paseíllo el día 13 de agosto de 1997 y quizás debí poner esto aquí la pasada semana, pero nunca es tarde para recordar a quien fue un buen torero y más que todo, un excelente amigo.

Crédito de las imágenes: Las dos primeras, en blanco y negro, pertenecen al archivo de don Carlos Meza Gómez. La última es obra de Humberto González Gitano corresponde a la colección particular de Isidoro Cárdenas Rodríguez y todas las utilizo con la autorización de sus titulares.

lunes, 10 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 2008. Israel Téllez se lleva la Oreja de Oro

La corrida de la Oreja de Oro nace como un cierre de temporada donde los triunfadores de ésta, se disputan un trofeo significativo y el carácter de triunfador del ciclo. Posteriormente, el festejo se aprovechó como un medio de allegar medios a la Asociación de Toreros, perdiendo su esencia y en buena medida su interés, porque hoy, carece del aliciente de taquilla que implica la presencia de los más importantes diestros en esta clase de festejos.

Al tener hoy en día un festejo de esta naturaleza un carácter fundamentalmente recaudatorio, la papeleta del mismo se busca sea lo menos onerosa posible y en ese orden de ideas, los toreros actúan por los gastos y se buscan economías en otros renglones, como el de los toros, por ejemplo.

Sobre el festejo en cuestión escribí lo siguiente:


… el encierro de Carranco, a mi juicio, fue una colección de complicaciones, aunque un par de ellos permitieran algunas facilidades a sus respectivos matadores, que no acabaron aprovechándolos a cabalidad.

… Israel Téllez se llevó a casa el trofeo en disputa y lo logró a base de exponerle a un toro que en los primeros lances le demostró que sabía lo que se dejaba atrás y que se lo echó a los lomos, infringiéndole lo que al inicio pareció un puntazo y que tras de ser examinado en la enfermería, resultó ser en apariencia una cornada de tres trayectorias.

La lesión sufrida no arredró al guanajuatense, quien se aplicó en banderillas, exhibiendo facultades y con la muleta, construyó una faena sobre la mano diestra, en los que se evidenció que el toro seguía desarrollando la tendencia a buscar lo que había detrás de los engaños, pero valerosamente Israel le plantó cara y le arrancó series con mucha intensidad.

Culminó su actuación con un par de muletazos de vuelta entera, siendo tropezado tras del segundo. Con la espada, dejó una entera algo caída que provocó derrame, lo que le redituó, por petición de la concurrencia, la única oreja de la tarde, pasando a la enfermería tras de pasearla alrededor del anillo.

Los toros potables se los llevaron Juan Antonio Adame y Ricardo Rivera, quienes no parecieron aquilatar debidamente las condiciones de ellos y no encontraron la cuadratura del círculo, yendo de más a menos en sus trasteos. Para Fabián Barba fue un galafate que le permitió solamente estar digno y Alfredo Gutiérrez bastante hizo con mantener de pie un inválido.

Por su parte Jorge Hernández Gárate, con el abreplaza, un toro fijo que se quedó parado pronto, lució con los rejones de castigo y las banderillas, viéndose imposibilitado para mantener el tono inicial de su actuación. Intentó dos veces la suerte de matar, descordando en el segundo intento…


Es loable el esfuerzo de la Asociación de Matadores por allegarse fondos para sus actividades benéficas, pero como lo expresaba al principio, el sentido de la Corrida de la Oreja de Oro se ha perdido y con ésta pérdida, también se ha ido su brillantez. En cuanto se recupere la presencia en ella de los auténticos triunfadores y deje de ser un clavo ardiendo para diestros que están en el paro, redundará en mejores recursos para la Asociación y en un real atractivo para la afición.

Con esta entrada concluyo esta serie de recuerdos en torno a nuestra Feria de San Marcos, que con el festejo de hoy se cierra. Si las cosas se presentan propicias, dentro de un año, procuraré hacer otros sobre el tema.

El festejo de hoy: 6 novillos de Jesús Cabrera para Sergio Flores, Gerardo Adame y Juan Camilo Alzate.

El infográfico con los carteles de la Feria 2008 es obra de Armando Landín - Miranda y lo uso con su autorización.

domingo, 9 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1992. Ortega Cano y Miguel Armillita tienen tarde triunfal

La corrida del 9 de mayo de 1992 originalmente se anunció con toros de De Santiago para Eloy Cavazos, Ortega Cano y Jorge Gutiérrez. Tanto Cavazos como Gutiérrez sufrieron percances en actuaciones anteriores y durante el transcurso del serial, Guillermo González Martínez se vio en la necesidad de recomponer los carteles, formando una serie de mano a mano para, sin deteriorar la calidad de la feria, mantener el interés en la misma. De allí que en esta fecha, la sustitución la tomara el hijo menor del Maestro de Saltillo y en los términos de la crónica de don Jesús Gómez Medina, a la que doy paso enseguida, se diera una gran tarde de toros:


Jornada memorable la de ayer. Corrida de perfiles históricos, en la que dos toreros - ¡dos grandes toreros! - ungidos con el don del arte, esparcieron generosamente sobre la arena de la Monumental las gemas preciosas de sus privilegiados tesoros e inundaron los tendidos con el cálido efluvio de su torerismo.

¡José Ortega Cano!... ¡Miguel Espinosa 'Armillita'!... Tales fueron los artífices que, a impulsos de la inspiración, en ocasiones transformaron el mezquino percal de su capote en espléndida capa de seda para dibujar con ella los lances de más peregrina belleza; a la vez que convirtieron la rústica condición de su muleta en manto de perfiles regios, con el que plasmaron reiteradamente las suertes de más noble prosapia en el toreo de muleta.

¡Ortega Cano!... ¡Miguel 'Armillita'!... Figuras indiscutibles ambos, adalides del toreo de España y de México.

Dos toreros que, ayer, ascendieron el Himalaya del éxito, mientras dejaban en los afortunados testigos de su proeza el regusto de su toreo de calidad, el recuerdo de los lances de diáfana belleza, la nítida imagen de aquellos muletazos en los que el venido de allende el Océano y el nacido en Aguascalientes, mejor que torear, bordaron el toreo...

Pues ocurrió, en efecto, que el toreo en manos del diestro hispano como del nacido bajo el cielo de México, adquirió tal nivel de calidad y una plasticidad tan exquisita, que a la mente nos vino la definición belmontina: el toreo es un ejercicio del espíritu. Se torea con el alma.

Los brazos son meros intérpretes de la voluntad rectora y el capote y la muleta, ínfimos instrumentos para domeñar y conducir a la bestia.

¡El toreo, ejercicio espiritual!

Por eso, ayer, el arte del toreo, esa vieja disciplina con más de dos siglos de vigencia y que arrancando de los Romeros, 'Costillares' y los ‘Illos’ ha llegado hasta nosotros enriquecida con el aporte de multitud de lidiadores - Paquiro y 'Cúchares' -, 'Lagartijo' y 'Frascuelo', Gaona, Joselito y Belmonte, 'Armillita' y Garza, Silverio, Manolete y Arruza y tantos más, el arte del toreo, decíamos, tan espléndido como no lo hiciera antes en la expirante Feria.

Y lo realizado por el nacido en la Cartagena que fundaran los fenicios en la ribera del Mediterráneo como también lo realizado por el menor de los vástagos del glorioso Maestro de Saltillo, quedará en los anales de la Plaza Monumental como un hito histórico, como punto de referencia: el día en que José Ortega Cano y Miguel 'Armillita' bordaron el toreo...


El balance final del festejo fue que a Cartagenés – así se anunció en la pizarra – cuarto de la tarde, se le premió con el arrastre lento y Miguel le cortó una oreja al cuarto; Ortega Cano otra al quinto y el mal manejo de los aceros privó a los diestros de la obtención de más trofeos en una de las tardes más redondas que se recuerdan en nuestra Plaza Monumental Aguascalientes.

En un comentario posterior a la corrida, recabado por el recordado don Juan Esparza Rodríguez, también para El Sol del Centro, Guillermo González Martínez – entonces empresario de la Monumental – reflexionaba lo siguiente:


La faena de Miguel a “Cartaginés” toro de Santiago, la considero de momento como el broche de diamantes a un trabajo que me dediqué de cuerpo y alma de ofrecerle al público fiesta brava”, así lo comentó ayer el empresario Guillermo González Martínez en el propio estacionamiento de la Plaza de Toros Monumental de Aguascalientes, una vez terminada en forma tan clamorosa la décima segunda corrida del serial…

Memo señaló: no puedo mentir o fanfarronear, los aficionados taurinos de Aguascalientes y la región están debidamente informados que desde el mes de agosto de 1991, empezamos a trabajar en forma entusiasta con los alumnos de la Escuela Taurina Jesús Ramírez Gámez”.

Monté la corrida de la Independencia y acto seguido proseguí con las novilladas, los festejos chicos en la San Marcos no iban a ser demasiados, pero las cosas empezaron a rodar bien y la temporada se alargó demasiado, se encendió mi entusiasmo y ni las aguas de los meses de octubre, noviembre y diciembre del año pasado y ni las que cayeron en enero y febrero del 92 nos detuvieron…

No sé y ni me imagino como vayan a rodar el domingo las cosas, espero que se dé todo bien, pero insisto en que Miguel, con su faena al cuarto del festejo rubricó feliz y artísticamente un largo y pesado trabajo de nueve meses…


Así se vio y vivió ese penúltimo festejo de la Feria del 92, año del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y que para la historia, resulta ser uno de los más brillantes realizados en la historia de la Plaza Monumental Aguascalientes.

El festejo de hoy: Corrida de la Oreja de Oro, 6 toros de Medina Ibarra para Israel Téllez, Fabián Barba, Víctor Mora, César Delgadillo, Juan Chávez y José Manuel Montes.

viernes, 7 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 2000. Fermín Espinosa y El Cordobés a hombros en la última de feria

La última corrida de feria del Siglo XX se saldó con un triunfo para Fermín Espinosa Armillita, quien durante toda la vida del monumental coso, se fue asentando como uno de los toreros consentidos de la afición hidrocálida, ello, habida cuenta de que el primer toro que se mató en ese redondel, le correspondió a él en la tarde inaugural, que fue la misma de su alternativa.

La tarde de ese 7 de mayo del 2000, se anunciaron toros de La Venta del Refugio para Fermín, Rafael Ortega y Manuel Díaz El Cordobés y uno de Celia Barbabosa para el rejoneador Gerardo Trueba. En esa oportunidad relaté el festejo de la siguiente forma:


Con una pobre entrada, quizás la más pobre del serial, se cerró el capítulo correspondiente a las corridas de toros en la Feria Nacional de San Marcos de este año 2000, en el que por lo visto, no ha sido suficiente el tirón de “El Cordobés” en las taquillas. Por otra parte, se ha visto el encierro de mejor presencia de los diez lidiados, destacando el cuarto de la tarde por su nobleza, siendo premiado con el arrastre lento…

Fermín Espinosa ante su primero, excesivamente castigado en varas, no se acomodó, por lo que después de intentar torear con la muleta en la diestra, aliñó con aseo, finiquitando al toro con media estocada en buen sitio, para que la concurrencia le retribuyera con pitos y abucheos. Ante el cuarto de la tarde, el panorama cambió cuando toreó a la verónica, rematando con media. Con la sarga, realizó una faena exclusivamente sobre la mano derecha, con la que dio muletazos largos y templados, al son de la “Pelea de Gallos”. Mató de estocada entera que fulminó, para ser premiado el diestro con las dos orejas y el noble “Pacharán” con el arrastre lento. Salió en hombros al final del festejo.

Rafael Ortega se esforzó ante su primero, que saltó al callejón, destacando con las banderillas y con la muleta, al quedarse parado el toro, cortó por lo sano y se tiró a matar, requiriendo de dos pinchazos y media estocada para terminar su labor, misma que fue aplaudida. Con el quinto de la tarde, volvió a tener lucimiento con las banderillas, sobre todo en el tercer par, que fue de cortas al quiebro. Con la muleta, debido a que el toro se rajó y se quedó parado, el torero de Tlaxcala le pisó los terrenos y en la querencia, le sacó muletazos de valía. Mató de estocada desprendida que provoca derrame, para que tras leve petición, fuera llamado al tercio a agradecer las palmas.

Manuel Díaz “El Cordobés” se lució al torear a la verónica al tercero de la tarde, quitando lucidamente por chicuelinas; con la muleta, lució al torear al natural y en la parte final de la faena, intercaló el “salto de la rana”, los desplantes y terminó con estocada entera en buen sitio, para ser premiada su labor con las dos orejas. Ante el que cerró plaza, que también se quedó parado pronto, mostró mucha voluntad, arrancándole buenas series sobre ambas manos, sin aplicar ahora los “efectos especiales”. Mató de dos pinchazos y una entera, siendo aplaudida su labor. También salió en hombros al final del festejo.


De esa manera se cerró el Siglo XX en las cuestiones de los toros para la Feria de San Marcos, el que vio a una de sus plazas de toros llegar a su primer centenario; a la moderna, ser reformada en dos ocasiones hasta adquirir la apariencia y capacidad que actualmente tiene. También el Siglo XX observó la transformación de su arista taurina de una en la que se celebraban dos o tres festejos, hasta el actual, en el que se estructura una docena o más con los principales actores.

El año siguiente sería también el siglo siguiente y a partir de allí, comenzaría a escribirse una nueva historia.

El festejo de hoy: 6 toros de Corlomé para Israel Téllez, Guillermo Martínez y José Mauricio.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1982. Se lidian por primera vez toros vazqueños de San José de Buenavista

El encaste predominante en la cabaña brava mexicana es el forjado por don Antonio Llaguno en San Mateo, a partir de una seleccionada base de ganados adquiridos en España al Marqués del Saltillo, mediante una serie de cruzas con el ganado criollo que poseía, mismo que había comenzado a mejorar con un toro portugués de Palha que Bombita le había obsequiado en 1906, creó un toro de una gran aptitud para la lidia y que por ello ha sido el preferido por ganaderos y toreros como la base del espectáculo en este lado del Atlántico.

No obstante ello, en algunas fincas ganaderas se prefirieron algunas otras bases genéticas, como fue el caso de la de San Nicolás Peralta, que por la relación personal del ganadero Ignacio de la Torre y Mier con el entonces titular del Ducado de Veragua, tuvo la posibilidad de importar toros y vacas de esa procedencia en los albores del Siglo XX, como lo he explicado en otro sitio de esta misma Aldea y al tener sus sucesores que deshacerse de la ganadería, pasó por varias manos, quedando algunos de esos productos en poder de la familia Aranda, titulares del hierro de San José de Buenavista, con sede en el Estado de Guanajuato.

Para el 5 de mayo del 82 estaba anunciada la 10ª corrida de feria, en la que los rejoneadores Gastón Santos y Gerardo Trueba compartirían cartel junto con los matadores Mariano Ramos y Marcos Ortega. El encierro de San José de Buenavista era variopinto, contra la costumbre generalizada estaba herrado en el costillar del lado izquierdo, con el número del lado derecho y llevaban doble señal de sangre, el zarcillo en la oreja izquierda y la corbata, de abajo hacia arriba en la badana. Todos estos signos exteriores hicieron atractivo a la vista el lote enviado por don José Alberto Aranda Díaz Infante, sobre todo por la presencia de un toro albahío dorado, otro ensabanado y un par de jaboneros.

El resultado del festejo no deja para la memoria más que la espectacularidad de la pinta de los toros lidiados, de acuerdo con lo que nos relató en su día don Jesús Gómez Medina:


Mientras que en el viejo jardín y en los sitios aledaños, la Feria vive sus últimos días, en el interior de la Monumental asistimos, anoche, a la agonía de la fiesta brava.

¡Sí! El maravilloso espectáculo que por su gallardía y vistosidad deslumbra y embelesa a quienes lo presencian; el juego hecho de emoción, de gracia y de plasticidad en el que poetas y artistas han encontrado una copiosa fuente de inspiración; las corridas de toros, la fiesta brava de nuestra raza… fue ayer una triste parodia de lo que conocíamos: un evento sin emoción, sin calor y sin vistosidad en el que el llamado arte de ‘Cúchares’ naufragó y terminó hundido bajo las toneladas de mansedumbre de los toros – ¿de los toros? – de San José de Buenavista.

Y todo esto frente al desencanto y quizás frente a la repulsa de nuestros huéspedes, los miembros del cuerpo diplomático…

De manera que, lo que debió ser broche de oro, se convirtió en un cierre de vil latón y todo ello por las deleznables condiciones de los bureles…


La corrida fue nocturna, con el fin de ajustarla a la agenda de un grupo de integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país que visitaban la feria a invitación del entonces Gobernador Rodolfo Landeros, quien en el segundo año de su administración, llevaba a cabo una intensa actividad de promoción de Aguascalientes dentro y fuera de nuestras fronteras en busca de reconvertir – así se expresan los tecnócratas hoy – su vocación económica.

Por supuesto, los efectos de la iluminación artificial del coso sobre el juego de los toros, ocupó espacios de opinión en los diarios, aunque he de señalar que don Jesús Gómez Medina no alude eso como problema, pues como lo anota en su crónica, el juego de los toros fue malo, por su mansedumbre.

Así pues, la presentación de esta singular vacada en nuestra plaza y en nuestra feria no fue exitosa, lo que motivó que a la fecha no haya vuelto a comparecer con sus toros a ella, ni a ninguna de nuestras plazas en circunstancia alguna.

El festejo de hoy: 6 toros de Carranco para Antonio Barrera, Fermín SpínolaJuan Antonio Adame. Spínola sustituye al herido Mario Aguilar.

martes, 4 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1984. Valente Arellano corta un rabo en su última actuación en Aguascalientes.


La segunda novillada del serial de 1984 contaba con la comparecencia de Valente Arellano, quien ya se encontraba en la etapa final de la fase novilleril de su carrera en los ruedos, pues en un mes escaso, estaría recibiendo la alternativa en Monterrey, de manos de Eloy Cavazos y en tres meses más, estaría cumpliendo con su cita inevitable con el destino, en Torreón, a bordo de una motocicleta.

No me queda duda de que ese accidente de tráfico nos despojó del gran potencial torero que Valente llevaba dentro. Seguramente esta fiesta, que hoy está en el ojo del huracán – por causa de los que, desde detrás de la barrera mueven el agua y velan por sus particulares intereses sin reparar en que los de la Fiesta en su conjunto son de un orden superior y por ello intangible por los individuos – se vería enriquecida por un torero con el carisma y la frescura que en su día, el torreonense trajo a los ruedos mexicanos.

Esa segunda novillada de la feria del 84 se anunció con un encierro de San Antonio de Triana para Roberto Ramírez El Oriental, Paco Ramírez y Valente y la Plaza Monumental se llenó hasta el tope, como sucedía cuando el lagunero se presentaba en ella. El festejo fue uno de esos que provocaron una expectación que al final no fue correspondida por el resultado del mismo, dado que el encierro enviado por don Manuel Ibargüengoitia Llaguno, fue enrazado y con las complicaciones que da la bravura seca, motivo por el cual, los alternantes no pudieron estar a la altura de las condiciones del ganado que les salió por la puerta de toriles.

Más eso no arredraba a un torero como Valente, quien regaló un séptimo novillo, de José Garfias nombrado Jugador. Éste fue más noble, boyante y ante él pudo realizar una faena de gran calado en los tendidos, variada en los quites y sin los sobresaltos que los encastados novillos de la lidia ordinaria le causaron a él y a sus alternantes. Como lo matara de una estocada entera, se pidió y obtuvo para él el rabo de Jugador, saliendo en hombros de la plaza.
Ese fue el resultado de la postrera actuación en Aguascalientes de un torero diferente, que tenía la capacidad de despertar pasiones en los tendidos y que era intuitivo en la cara del toro y que despojándose de comodidades, se lanzó al camino para aprender a torear y hacerse torero y que de no haber terminado su vida en la forma tan temprana en la que ocurrió, hubiera representado un efectivo parteaguas en la historia taurina de México.

El festejo de hoy: 8ª corrida de feria. 8 toros de San Isidro. para Rafael Ortega, Antonio Barrera, Fabián Barba y Joselito Adame.

lunes, 3 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1991. Con triunfo del puntillero, Joselito corta una oreja

José Miguel Arroyo, Joselito, reaparecía en Aguascalientes después de que en 1989 resultara ser el triunfador de la feria de ese calendario y recibiera una cornada de un imponente toro de la ganadería de Claudio Huerta, en una tarde en la que la épica se hizo presente en la arena de la Plaza Monumental Aguascalientes y el madrileño, junto con David Silveti y César Pastor nos dieron una de las tardes de toros que son de las más destacadas en su historia.

La víspera del festejo se entregó a Joselito el trofeo que lo acreditaba como el mejor matador del serial del 89, entrega que había quedado pendiente dada la herida que el diestro sufrió en el 29 de abril de ese calendario en la corrida a la que antes me refería. El festejo era esperado con avidez, porque se anunciaba como alternantes del diestro de Madrid a dos toreros de la tierra, a Miguel Espinosa Armillita Chico y a Héctor de Granada, quienes enfrentarían un encierro del hierro de don Fernando de la Mora registrado a nombre de su esposa.

La crónica escrita para El Sol del Centro por don Jesús Gómez Medina nos revela lo siguiente acerca del resultado de esta corrida:


El toreo, como nos dice el Evangelio que ocurre en el reino celestial, posee diversas moradas destinadas cada una de ellas a distintos ocupantes. Existe, así, la morada de los triunfadores, de aquellos a los que la diosa Fortuna ha convertido en favoritos y que por ello caminan por el planeta de los toros nimbados con el aura de la idolatría popular.

Pero también está la morada de los segundones, aquellos que a través de una dilatada serie de acciones, quizás al cabo de muchos años, tan solo han podido disfrutar de una parte minúscula del gigantesco pastel del éxito.

Y que decir del recinto ocupado por los fracasados, aquellos a los que la adversidad, flagelándolos constantemente, terminó por despojar de todo entusiasmo, convirtiendo en receptáculo de amargura eso que antaño fuera manantial incesante de ambición y optimismo…

Pues al diseñarse el edificio que regiría la tauromaquia, el artífice, el arquitecto, o lo que Ustedes deseen llamarle, reservó otro espacio o morada para los humildes de la fiesta, para los modestos y, sin embargo, no por ello los menos importantes de los personajes que participan en la realización del espectáculo, tales como torileros, monosabios, puntilleros…

La historia del toreo registra los nombres de algunos de los pertenecientes a este último grupo, bien haya sido por su actuación en general o por algún hecho en especial, que conquistaron tal honor; así, al torilero de la vieja plaza de Madrid que se llamaba Carlos Albarrán, apodado ‘El Buñolero’, que desempeñó tal función durante más de sesenta años y mereció que Luis Carmena Millán le dedicara un poema.

En la Ciudad de México han sido célebres Ramón Medina, torilero del viejo Toreo; entre los monosabios Simón Cárdenas y como puntillero, Macario Castelán ‘Gallinito’…

Pues bien: ayer al llegar a su fin el festejo de feria, las puertas de la morada dedicada a las personas más modestas del espectáculo se abrieron de par en par para dar paso a un nuevo ocupante que aspiraba a tal lugar por legítimo derecho de conquista por la vía del éxito, con el beneplácito de la afición de Aguascalientes. ¿Su nombre? Jesús Gutiérrez ‘El Callos’.

‘El Callos’, sí, que cuando estaba a punto de concluir y había doblado el sexto y último toro, puso fin a la vida de éste y dio al ‘esaborío’ un remate pletórico de torerismo, rematando a ‘Buen Mozo’, que tal era el nombre del bicho, con espectacular y certero puntillazo a la ballestilla. Esto es: lanzando la puntilla, haciéndola entrar en el cerviguillo del burel, que quedó fulminado.

Y los aficionados, los que van a la plaza a disfrutar de las diferentes incidencias de la lidia y no tan solo a brindar a la salud de esto o de aquello, irrumpieron instantáneamente en una cálida, rotunda ovación.

¡Enhorabuena Jesús Gutiérrez ‘El Callos’!…

Como se puede apreciar, a pesar de la oreja cortada por Joselito – entre los compases de Las Golondrinas según denota la misma crónica – el detalle más torero de la tarde estuvo a cargo del puntillero y es el que fue el motivo a recordar por el cronista. En declaración posterior para el mismo diario, José Miguel Arroyo se quejaba de que la espada le había emborronado sus mejores trasteos durante ese serial.

A Joselito ya no le hemos vuelto a ver por aquí, pero a don Jesús Gutiérrez El Callos le tenemos todavía apuntillando con arte y seguridad a los toros, y que sea por muchos años.

domingo, 2 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1976. Fabián Ruiz triunfa en el doblete asegurado la víspera

El 1º de mayo de 1976 se ofreció una corrida en la que para dar cuenta de un encierro de Matancillas, se anunció a tres diestros hidrocálidos. Ellos eran Fabián Ruiz, Efrén Adame y Armando Mora, quienes en las semanas anteriores al serial habían protagonizado habían protagonizado una huelga de hambre reclamando una oportunidad a la empresa. En ese festejo Fabián cortó una oreja de cada toro y Armando una, dejándose Efrén un toro vivo y quedando en el ambiente la pregunta de sí en ese festejo había terminado su transitar por los ruedos vestido de seda y oro.

El triunfo de Fabián – aunque fuera numérico – le valió el completar el cartel del día siguiente – estaba ofrecido desde que se anunció la feria que el triunfador de la víspera entraría a esta corrida – junto con Guillermo Montero y Fermín Espinosa Armillita, para dar cuenta de un encierro de Sierra Ortega y de nueva cuenta ha sido Fabián Ruiz el que ha salido mejor librado del trance, al cortar una oreja del primero de su lote.

El recuento que hace don Jesús Gómez Medina sobre este particular es el siguiente:


…los toros de don Manuel Ortega, desiguales en presentación y no muy sobrados, en general de fuerza y alegría, si exceptuamos al primero y en menor proporción al cuarto, obstaculizaron la labor de los espadas.

De estos, de nueva cuenta, el mejor librado fue Fabián Ruiz. Su estilo brillante y su notorio afán de complacer le conquistan de inmediato las simpatías populares y como además el muchacho lo intenta todo y se queda quieto al torear de muleta y como lo hizo ayer, con mayor asentamiento que en su actuación anterior, imprimiendo a sus pases una templanza y una longitud que no había tenido anteriormente y estuvo certerísimo con el acero, aunque sus estocadas hayan sido delanteras, de aquí que Fabián haya sido aclamado de continuo y cortado la oreja del noble cárdeno lidiado en primer término...

Guillermo Montero quedó poco menos que inédito para el público hidrocálido. Ciertamente sus dos enemigos fueron los menos aptos para el lucimiento; muy soso el segundo y dificilillo el quinto, al que se picó insuficientemente. En estas condiciones la labor del debutante resultó tan gris como intrascendente.

A Fermín Espinosa no acaban de embestirle los toros. Su primero de ayer, sea dicho con respeto, delantero de pitones y alto de agujas, terminó aplomado y Fermín que le había clavado tres magníficos pares de garapullos con esa facilidad tan de la casa, muleta en mano estuvo por encima de las condiciones del bicho y lo toreó lucida y eficazmente con la derecha, concluyendo con un estoconazo en todo lo alto. Ovación y vuelta al ruedo…

Así terminaba la segunda feria ofrecida en la nueva plaza de toros de nuestra ciudad, cuando el serial todavía se concentraba en su parte medular en el mes de abril y para lograr eso, se procuraba dar los festejos en días consecutivos, incluso, ofreciéndose de noche los que eran en días laborables, lo que entre muchos conocedores levantó muy variados comentarios, casi todos en contra, aunque sin razón científica de por medio.

Por ello hoy los festejos se concentran en fines de semana y la feria se adentra mucho en el mes de mayo, de forma tal que todos los festejos sean de día, lo que provoca que en ocasiones la parte medular del serial se aparta de la fiesta del Evangelista y se concentra en el siguiente mes, separándose en alguna medida de su original intención.

viernes, 30 de abril de 2010

Tal día como hoy: 2000. Manuel Caballero y Cinco Estrellas de Reyes Huerta.

A Manuel Caballero le conocimos en Aguascalientes el año de 1998. Esa feria nos ofreció una de las actuaciones del serial. Cortó la oreja la tarde inicial de la feria a un toro de don Luis Barroso Barona y otra en su siguiente actuación ante uno de Begoña, perdiendo en cada caso cuando menos otra por sus fallos con la espada, aunque hay que consignar que siempre pinchó arriba. Al igual que en la Ciudad de México, entró en el gusto de la afición de Aguascalientes y dio la impresión de que por mucho tiempo sería un torero imprescindible en nuestra Feria de San Marcos.

Ese año 2000 quedó marcado por un doloroso hecho. Don Juan Andrea Borbolla, un verdadero artista de la gastronomía y de la hotelería, en esos días titular de la sede de la torería en Aguascalientes, había fallecido el día 5 de abril. La corrida del último día de ese mes, 7ª del serial, en la que actuaron José Antonio Hernández Andrés ante un toro de Cerro Viejo y el citado Manuel Caballero, Fernando Ochoa y Alfredo Gutiérrez se dedicó a su memoria y de esa manera, los toros de los herederos de don Reyes Huerta, llevaron nombres alusivos al personaje homenajeado, sobre el que Jorge Cuesta escribió lo siguiente:

Juan Andrea amó a la fiesta de los toros y la fiesta le amó a él. ¿Por qué no habría de ser así?

A través de cinco décadas en su querido Hotel Francia y después en el Andrea Alameda de Aguascalientes, don Juan trató a muchos protagonistas del mundo del toro que hacían del hotel su casa.

Muchos toreros de la legua, tiesos de dinero, con hambre de gloria, pero también de alimentos, se le presentaban de pasada para cualquier tienta, pachanga o festejo, en busca de cama y sustento, a nadie se lo negó; a todos les brindó afecto y solicitud.

Siempre para los toreros que actuaban en "Agüitas", en la feria o fuera de ella, sin importar su jerarquía, la habitación del hotel estaba lista y sin costo.

Y a los novilleros que triunfaban les incluía en la cortesía, los alimentos y las bebidas espirituosas para brindar por su éxito. Tenía arte don Juan y clase para obsequiar sin ostentación y con tacto.

Y tenía arte para tratar golfos buenos.

¿De cuántas vagancias no fue testigo don Juan en la famosa feria de San Marcos?...

Mil anécdotas y mil recuerdos compartidos con don Juan, que como dijo Antonio Machado... "Fue en el buen sentido de la palabra, bueno". ¿Por qué no se le iba a querer a don Juan?

No recuerdo cuando me hice viejo, pero sí me dolió la partida de Juan Andrea, seguramente la Feria San Marcos 2000 será distinta sin él.

Que Dios lo guarde.

Es lo que digo yo...

En ese ambiente en el que la festividad de la corrida, con el dolor que produce la ausencia del amigo querido produce se entrecruzan, Manuel Caballero, el torero de Albacete que pronto desarrolló una especial empatía con la afición mexicana, se dice que por su hacer en los ruedos parecido al de otro Manuel, pero este nuestro, de Monterrey, se encontró con el cuarto de la tarde, nombrado Cinco Estrellas por sus criadores, con el que logró una de las faenas más importantes – a mi juicio – de las que se han desarrollado en los ya casi 36 años de existencia de la Plaza Monumental Aguascalientes.

La impresión que me produjo esa faena fue la siguiente:

Manuel Caballero sin duda, ha realizado una de las faenas más importantes de los veinticinco años de vida de la Plaza Monumental de Aguascalientes, cuando materialmente bordó por naturales a “Cinco Estrellas” de Reyes Huerta, en los medios del redondel. Ya ante el primero de la tarde había mostrado su calidad, sobre todo al torear con la mano derecha y como matara de pinchazo y estocada, se le concedió la única oreja de la tarde, pero como decía al inicio, lo trascendente vino cuando al cuarto de la tarde, lo sujetó en la boca de riego y se dio a torear relajado, gustándose y con una suavidad y un temple que hicieron estallar a la concurrencia en gritos de ¡Torero!, ¡Torero!, rubricando una gran obra taurina, que seguramente podrá contarse dentro de las que formarán parte de la parte más brillante de la historia de esta plaza. Desgraciadamente pinchó en dos ocasiones ante de dejar una entera en lo alto, razón por la cual no se le concedieron apéndices, aunque dio una vuelta al ruedo con mucha fuerza, acompañado en un tramo de la misma por el representante de la ganadería. Al final del festejo, se retiró entre grandes ovaciones de los asistentes.

Esta faena de Manuel Caballero mereció todos los premios otorgados a la mejor de la Feria del año 2000 y confirmó el gusto de la afición mexicana por el toreo de largo y templado trazo del albaceteño, lo que le llevaría en años posteriores a levantarse también como uno de los triunfadores de la Plaza México y a mantenerse en el gusto de la afición de su patria hasta el momento de su retirada.

miércoles, 28 de abril de 2010

Las cornadas no se curan solas

Los amigos me preguntaban desde el sábado 24 si escribiría sobre este tema. Mi primera respuesta fue negativa. Mi primera impresión, visto el movimiento informativo que se produjo, fue el de no entrar en el juego perverso que los medios generaron en torno a un acontecimiento como este, pero al paso de las horas y después de los días y después de que mi afición y mi interés – más por el hombre que por el torero – de saber la evolución de la situación me hacían conocer infinidad de versiones públicas que distorsionan la realidad, porque afortunadamente; por una parte tengo acceso a conocer información cierta de primera mano y por la otra, la vida familiar me ha aportado conocimientos acerca de casos como peste que me enseñan que lo que es vox populi, no es necesariamente vox dei. Por eso es que como escribiera Ramón López Velarde en su Suave Patria, alzo la voz a la mitad del foro y por una parte diré lo que pienso y siento y por la otra, intentaré poner los puntos sobre algunas íes, porque creo que José Tomás, Aguascalientes, los integrantes del Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes y del Hospital Miguel Hidalgo y hasta los medios de comunicación merecen respeto y en la vorágine de versiones ridículamente encontradas que se han producido, lo único que veo es eso, ausencia de respeto, pues al hombre se le valora poco, se le ignora más y se le confunde mucho.

El torero y el hombre

El pasado martes 20 tuve la oportunidad de atestiguar un gesto inusual en un torero. José Tomás, a través de la Fundación que preside, puso a disposición de 500 estudiantes de bachillerato de Aguascalientes, becas que se aplicarán a personas en estado de necesidad o que se distingan por sus méritos académicos. La motivación del otorgamiento de esos estímulos la sustentó el diestro en la necesidad que casi siempre se tiene de tener un punto de apoyo para iniciar la consecución de una meta que se ha fijado para la vida. No basta querer ser, sino que se requiere tener los medios necesarios para lograr serlo, dijo en la ocasión.

Yo había cruzado algunas palabras con José Tomás en 1996, durante la presentación de un libro sobre el centenario de la Plaza de Toros San Marcos. Meras intrascendencias fue lo que comentamos ese día. El pasado martes tuve la oportunidad de volver a hacerlo durante unos cuantos minutos y ya no fue tan intrascendente el motivo. Tampoco se refirió a lo que hace en los ruedos y vaya que resulta complicado hablar con una figura pública cuando se trata de separar la arista que es de todos conocida, de la que tiene un espacio más reservado.

Allí percibí a un hombre con firmeza en sus ideales, transparente en su proceder y sincero en su expresión. Lo que dijo al momento de signar el convenio con el Gobernador de Aguascalientes, Ingeniero Luis Armando Reynoso Femat – por su conducto se aplicarán las becas – refleja con claridad su manera de ser y de ver la vida y tan es así, que nadie, absolutamente nadie se ha atrevido a señalar su compromiso con la formación para la vida de los jóvenes hidrocálidos como un montaje previo a su presentación en la Plaza Monumental Aguascalientes.

Cuando se es así, no se puede acometer actividad alguna de otra manera. Por ello es que en el ruedo José Tomás se comporta como lo hace. Su valor es sincero.

Recuerdo que hace más o menos 16 años discutía con Ricardo García, Caminito, hoy un destacado subalterno, sobre el valor de José Tomás ante los toros. Él afirmaba que le parecía un valor inocente, un valor que corría el riesgo de derramarse por el primer agujero de una cornada. Mi postura era la contraria, pero tenía que concederle el beneficio de la duda – Caminito se pone delante de los toros y yo no – aunque mi argumento de una expresión sincera siempre que le veía, era lo único que me daba la posibilidad de sostenerlo.

Cuando daba vueltas a este asunto de la sinceridad, recordé una lectura de hace bastantes ayeres, en la que se explicaba el origen del término y se decía que una escultura de mármol era sincera cuando el escultor no había utilizado la cera para ocultar imperfecciones o errores en su realización. La sinceridad pues, tratándose del carácter de las personas, resultaría ser la limpieza y la perfección de éste.

A mí no me queda duda entonces de la limpieza del carácter y de las intenciones de José Tomás este abril en Aguascalientes, ni como hombre, ni como torero. Su compromiso como persona quedó definido cuando marcó el tránsito de la caridad silenciosa – una sublime virtud – hacia el compromiso de suplementar una de las grandes necesidades de nuestros días.

Como torero, también mostró ese limpio carácter cuando salió a dar a la afición que le vio nacer como figura de los ruedos lo mejor de sí, sin dejar de mantener la verticalidad humana que le caracteriza. El torero soportó la falta de respeto que un juez de plaza – cegado por sus preferencias personales – le hizo al otorgarle una sola oreja por una faena que bien merecía las dos - a mi juicio - y sin necesidad, intentó satisfacer a quienes llenaron – con evidente sobrecupo – la plaza para verle triunfar, no obstante que Navegante le había advertido desde los lances de recibo que por ese lado izquierdo era materialmente intratable.

Alguien con escasez de esos valores pudo haber exhibido al toro – quizás a los dos de su lote – y haberse amparado en el viento que sopló toda la tarde para salir del paso sin pena ni gloria, pero entero, sin mancha y a esperar el mañana, que ese, seguramente llegaría.

El problema comienza cuando el bagaje valorar y formativo de las personas les hace obrar de otra manera, el dejar las cosas pasar, el salir a esperar el mañana es una comodidad que les resulta impermisible. ¿Qué conlleva más riesgo? Sí, pero generalmente también representa la diferencia entre trascender o no hacerlo. Por eso es que José Tomás ha trascendido.

Más de cien palabras, más de cien mentiras…

Los grandes acontecimientos generan grandes ríos – revueltos – de información. En adición, la era digital nos da espacio a todos para echar nuestro cuarto a espadas casi sin cortapisas, donde la única medida será nuestra propia concepción de lo que es la verdad y el justo medio de las situaciones en los casos en los que expresamos nuestra opinión, porque aunque el opinar es decir lo que pensamos acerca de algo, ese justo medio es el punto de equilibrio que deja las opiniones en una vertiente de claridad en las que pueden ser entendidas y apreciadas, porque hoy y siempre ha sido evidente que los radicalismos, ni se comprenden, ni llevan a parte alguna.

Leo a José Luis Vadillo en la bitácora de toros del diario madrileño El Mundo y hace, a muchos kilómetros de distancia, no sé si por meras inferencias o malintencionadamente guiado, las siguientes afirmaciones:


…el drama vivido en Aguascalientes demuestra que los taurinos se han confiado. Los toreros suelen ser gente supersticiosa y despreocupada. Ni por un momento se paran a pensar en el estado del quirófano del coso donde mañana se jugarán la vida. Lagarto, lagarto… Las figuras deben tomar cartas en el asunto y promover un cambio en otros países como lo hubo aquí hace un cuarto de siglo. No hay que esperar a que una muerte marque un cambio reglamentario…

En el mismo diario, pero en su edición correspondiente al lunes 26 de abril, el enviado especial Jacobo G. García afirma, evidentemente sin conocimiento de causa:


No deja de repetir que "se trató de un trabajo colectivo", pero durante muchos minutos, cuando la sangre formaba un charco bajo la camilla, cuando su hermano tuvo que abrir con sus manos el traje de luces o cuando su amigo Fernando Ochoa tuvo que apretar con sus manos el suero, su voz se levantó sobre el resto. Y lo hizo para salvar la vida a José Tomás, impidiendo que fuera trasladado a un hospital sin ser estabilizado previamente, evitando que se perdiera un tiempo precioso y haciendo que se empezara a operar incluso sin anestesia…

…No hay precedentes en esta plaza de una cornada de esta gravedad y por desgracia sólo nos damos cuenta cuando pasan las desgracias", señala Ochoa. "Estuve hablando con el presidente de la asociación de matadores porque una plaza como ésta, y de esta importancia, tiene que estar preparada. Por suerte, el hospital estaba cerca y llegó la sangre a tiempo, pero si esto llega a pasar en otro sitio y con otros médicos, no lo cuenta", señala a la puerta del hospital donde está ingresado su amigo.

Está claro que la clínica no estaba al 100%, el gran éxito fue el trabajo de los médicos". Y ahí es donde vuelve a aparecer el nombre del doctor Alfredo Ruiz. "En la enfermería había gritos y muchos nervios pero aquel descontrol estaba controlado por el doctor Ruiz, que dirigía todo. Gracias a él José Tomás sigue vivo. Cuando el propio doctor explica cómo tomó la decisión de empezar a operar contesta: "Fue una cuestión de segundos y, aunque le dolió, había que sacarlo vivo de la plaza", resume…

A ambos les tengo que refutar. Y es que los dos son ignorantes de nuestro idioma – se les ve el plumero, como dicen allá en su tierra – al no comprender la diferencia entre un quirófano y una enfermería, entre una clínica y un hospital – quizás deberían coger un diccionario – y son también ignorantes de las técnicas más modernas de tratamiento de las heridas por asta de toro. Se ve que ignoras la existencia de un protocolo universal conocido como Programa Avanzado de Apoyo Vital en Trauma (ATLS por sus siglas en inglés), que en México y todo el mundo taurino – a excepción de España, al menos no al completo Máximo García Padrós dixit – se aplica a los toreros heridos desde hace casi dos décadas y que ha motivado en primer término, que a los toreros ya no se les intervenga en las enfermerías de las plazas y en segundo lugar, que en esas enfermerías – no quirófanos, de esos solo hay en los hospitales – se tenga lo necesario para estabilizar al herido y trasladarlo al centro sanitario donde se le dará la atención completa, con todo lo necesario para resolver cualquier contingencia que se presente en ese tratamiento.

El protocolo ATLS está diseñado para evaluar el estado del lesionado con precisión y rapidez; reanimarlo y estabilizarlo, para después trasladarlo a un hospital en el que pueda recibir una atención óptima. A su vez, la fase de evaluación y estabilización incluirá las etapas de control cervical y preservación de una vía aérea permeable; la preservación de la ventilación y respiración del lesionado; el control de hemorragias y mantenimiento de la circulación del lesionado; la vigilancia y restauración del déficit neurológico, si lo hubiera y la exposición y control de la temperatura del lesionado.

Las prioridades del tratamiento siguen precisamente ese orden y son pre – hospitalarios, pues está demostrado estadísticamente que un cuidado apropiado, ofrece una mejora sustancial en el pronóstico del lesionado. El protocolo ATLS es reconocido universalmente como el procedimiento más avanzado para atender un paciente traumatizado – de cualquier índole – dentro de la primera hora después del accidente, independientemente del tamaño del centro sanitario en el que vaya a ser atendido.

Esa es la metodología científica aplicada por el Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes. Me consta que sus integrantes toman con frecuencia cursos ATLS para dominar su metodología y estar en aptitud de atender a los toreros heridos y agrego, que ese modo de tratamiento reconoce que es mejor para el tratamiento el peor hospital que la mejor enfermería, dada la imposibilidad de mantener en ésta el complejo de servicios humanos y materiales que en su conjunto conforman un hospital.

Aclaro: no soy médico, pero me crié y vivo entre ellos y cuando tuve que decidir que hacer de mi vida, le pegué una larga a la bata blanca almidonada y me lié la toga y me calé el birrete, pero supe escuchar y entender a mi padre que fue médico de toreros y el mejor cirujano que he conocido. Aparte, las referencias al tratamiento ATLS las consulté directamente del manual del mismo, que está disponible en la red, para quien quiera consultarlo.

Señores Vadillo y García, es sencillo obtener conclusiones, pero cuando estas carecen de sustento y sobre todo, cuando la materia de que se trata, tiene un sustento científico, más que conclusiones, se convierten en verdaderos denuestos. Cuando se tiene la oportunidad – más bien la responsabilidad – de expresarse en una tribuna de tanta resonancia como la de El Mundo, lo menos que se puede hacer, es documentarse antes de publicar algo y no hacerlo de oídas, pues como decía un colega de mi padre: es malo no saber, pero es peor inventar…

Cuando termino el manuscrito, veo que Pablo G. Mancha, de Diario La Rioja y de la bitácora Toroprensa, se hace eco de estos mismos infundios. De los otros dos no me sorprende, de Pablo sí, pues lo leído hasta esta fecha me reflejó siempre una postura mesurada ante los acontecimientos que nos presentaba, pero en la entrada que publica el día 27 de abril sobre el particular, repite casi a la letra lo que el par de El Mundo considera su verdad sobre el tema y que como ya he apuntado, carece absolutamente de sustento.

El distorsionar declaraciones obtenidas a botepronto, al calor del momento, sin la necesaria reflexión previa no deja sin efecto una verdad evidente: las cornadas no se curan solas. Así, las más de cien mentiras aquí comentadas no son como las que Sabina canta, es decir, no valen la pena.

El colmo de la desfachatez

Dejo aparte este otro infundio, porque no es producto de la ignorancia, sino de la cobardía y de la mala fe, del ánimo de ofender, de causar daño. Un sujeto, que afirma vivir aquí en Aguascalientes – no creo que gentuza de esa ralea resida aquí – y que dice llamarse Guillermo Rovira Guadarrama, hace circular por la Internet el siguiente líbelo (del que respeto su desastrosa ortografía y sintaxis):


SHOW O REALIDAD EL PERCANCE DE TOMAS EN AGUASCALIENTES.
José Tomás fue herido por el quinto toro de la tarde, “Navegante” de la Ganadería potosina de Santiago, propiedad de Pepe Gárfías. Un toro pequeño y mansurrón seleccionado especialmente para el torero madrileño-hidrocálido, como suele llamarse por acá.-

Fue cogido en el tercer pase de muleta, cuando el toro frenó su embestida a medio viaje y Tomás, distraído, fue prendido del muslo derecho.


La cornada fue a las 7:20 p.m. horario del centro de México.

A las doce de la noche no se tenía parte médico.

La información difundida por la radio de gobierno local era aparatosa, los llamados solicitando sangre A RH negativa insistentes.

El matador michoacano, radicado en Aguascalientes y cercano a Tomás, de nombre Fernando Ochoa, dijo que lo vió pálido y grave.

Los mononsabios que lo recogieron del ruedo y lo llevaron a la enfermería señalaron que había perdido “Tres litros de sangre en el trayecto”. Salió de la Enfermería el torero español a las 9:00 de la noche rumbo al Sanatorio Hidalgo de ciudad de Aguascalientes.

A las doce de la noche aún operaban al dilectante torero.

Su apoderado una hora y media antes – 10:30 de la noche- Salvador Boix dijo que se retiraba a descansar y que la situación de su poderdante era estable.

Informalmente la radio dijo que Tomás tenía una cornada grave, de tres trayectorias, que habían seccionado la Iliaca y la Femoral.

La noche ha sido un escándalo en esta ciudad que está de feria y mañana domingo celebra las fiestas de su patrono San Marcos.

No se descarta que las informaciones sean exageradas, pues Tomás es bien conocido como un torero fenicio y mediático.

Para muestra un botón, el cronista de la corrida de toros, Juan Antonio Labra, se la pasó comentando la “gran faena de Tomás s su primer toro y la obtención de sus dos orejas”.

A las once de la noche con imágenes de juez, el locutor fue desmentido, Tomás únicamente cortó un apéndice.

Insistentemente durante la corrida se privilegió la actuación del madrileño y se hizo una referencia intensa y de mal gusto a las becas otorgadas por su recién fundación creada en esta ciudad del percance.

El rostro del padre del matador fue conmovedor cuando se enteró de la cornada en la enfermería. Rictus que fue tomado por la televisión, hecho que contrasta con los comentarios de los lectores del diario capitalino más importante y de mayor circulación en el país, El Universal, en donde se expresan contrarios al matador caído por su falta de oficio, quienes recuerdan que las cornadas son errores, insuficiencias de los toreros.

Se prometió una conferencia de prensa por parte de los médicos a la media noche, en la sala del Sanatorio Hidalgo, la que no se ha dado.

La gente en la Feria de Aguascalientes dice o Tomás muere, o fue un show bien montado. En esta ciudad apostadora esta es la apuesta más cazada de la noche.

¿Tomás llega a comercializar hasta sus propios percances? ¡Vaya fiesta!

Ahora resulta que la cornada y sus consecuencias son un camelo. Que solo se trata de engrandecer el cartel de José Tomás a costa de explotar – por eso le llama “fenicio”, creo – la sensiblería que produce que un torero ha sido herido, aprovechando sobre todo el impulso de los medios oficiales de Aguascalientes.

Todo me impulsa a creer que el nombre del firmante es un pseudónimo, que el correo electrónico fue enviado desde un lugar distinto a Aguascalientes, pues hay en su redacción términos que no son comunes en el lenguaje coloquial de nosotros los hidrocálidos, por ejemplo, el Hospital Hidalgo es el Hospital Hidalgo y jamás el Sanatorio Hidalgo y el término fenicio, no forma parte de nuestra habla diaria tampoco. Así que por más que crea que con señalar que reside aquí en una presunta firma, el autor del líbelo de marras, refleja con claridad que no es de aquí y que responde a otros intereses ajenos, tanto a la fiesta de los toros, como al conocimiento de la verdad en este doloroso asunto y que lo único que pretende es denostar, ofender.

Si es taurino, me da pena su proceder, porque por gente como él es que los grupúsculos de quienes no conocen ni respetan nuestra afición se organizan, gritan y piden la abolición de esta fiesta y si no lo es, pues poco ha conseguido, porque nadie se ha hecho eco de sus falsedades y ofensas, por fortuna.

Cerrar el círculo

Con toda la información que se ha generado sobre este caso, lo único que se ha hecho es dejar al descubierto el afán de la mayoría de los medios de obtener la mayor parte de la tajada de la audiencia que produce un evento de esta naturaleza, aún a costa de la verdad. Se me podrá señalar que cada quien proclama su verdad, pero no dejemos de lado que la verdad es solo una y que esas verdades particulares, no son más que mentiras.

El problema al final del día es de respeto. Respeto a la dignidad del hombre; respeto a la dignidad del torero, pero sobre todo a la tarea del informador y a la dignidad de sus destinatarios que no tienen por que ser víctimas de las preferencias personales o de los intereses inconfesables de aquellos.

La verdad y el justo medio deben ser honrados en primer término en la tarea de comunicar, pues al hacerlo así se dignificarán los demás aspectos, dándoles el sitio y el valor que en realidad les corresponde.

Es a nosotros, como destinatarios de la información a quienes corresponde el poner fin a todas estas cadenas de denuestos e infundios, rechazando la recepción de ese tipo de información y evitando el propagarla.

La imagen que ilustra esta entrada es obra de Armando Landín - Miranda y la uso con permiso de su autor.

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