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martes, 25 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (VII)

El día de San Marcos, surge una nueva figura

Mariano Ramos se había revelado ya ante nuestra afición, desde el anterior abril, en la única tarde en la que actuó, como un torero de poderío y de posibilidades y en la noche de la antevíspera, pudo dejar constancia de que sería en este serial hidrocálido donde saldría definitivamente lanzado a la cabeza del escalafón y de las preferencias de la afición, a partir de hacer un toreo sobrio, dominador y que le buscaba las posibilidades a todos los toros que le salían por la puerta de toriles. Era un caso de esos que se dan muy de cuando en cuando, pues no había para él un toro a contraestilo, pues a todos les encontraba la faena que llevaban dentro, a poco que se movieran.

La corrida del 25 de abril de 1973 se componía con la actuación del caballero en plaza Gastón Santos y en la lidia ordinaria, Alfredo Leal, Jesús Solórzano y el nombrado Mariano Ramos. La prensa divulgó que los siete toros a lidiarse serían de la prócer ganadería tlaxcalteca de Piedras Negras, aunque el desenvolvimiento de los hechos revelaría que los toros para los toreros de a pie efectivamente fueron de la ganadería anunciada y que el toro de rejones al final de cuentas llevaba el hierro del ingeniero Mariano Ramírez.

Mariano Ramos y Parrito de Piedras Negras

El tercero de lidia ordinaria y cuarto del festejo se llamó Parrito, y con él, Mariano Ramos escribió la página más brillante de la tarde y una de las más importantes de todo el serial. Fue, de conformidad con las crónicas, una faena lograda a partir de exponer y de porfiar. Así lo relató don Jesús Gómez Medina desde su cátedra de El Sol del Centro:

Mariano Ramos es un torero con celo, con afán de triunfo, con afición, en suma; y sobre tales cimientos el joven diestro logró erigir la sólida trabazón de una faena en la que el aguante, el dominio y el bien torear – pues torear, nunca será ocioso repetirlo, es parar, templar y mandar – desembocaron en la explosión de entusiasmo que enmarcó la gran faena de “Parrito” … Pues la gran faena fue esta, prototipo de entrega, sí, pero a la vez, del más cumplido torerismo; admirable por la forma de consentir, de aguantar a pie quieto y con el pitón en el muslo cuando no enfilando hacia el pecho, al agotado piedrenegrino; tirando, luego, de su débil embestida con un temple tan exquisito y exacto, que logró con ello el prodigio de que “Parrito” pasara en una y en muchas ocasiones, para eslabonar el toreo que, hoy en día, conmueve más intensamente la sensibilidad de los públicos; el toreo en redondo… ¡Oh!, los efectos de tener afición y eso indefinible, inapreciable que entre los taurinos se llama “sitio”. Porque Mariano es poseedor, en alto grado, de ambas virtudes; y con ellas, habrá de llegar muy lejos en la profesión… Es, por ahora, la inminente nueva figura de la torería nacional…Una estocada en sitio mortal. La ovación, que adquiere niveles tormentosos. Y las dos orejas y el recorrido triunfal a la arena, entre un diluvio de flores y prendas de vestir, inclusive de la condición más íntima…

Afición, oficio y poderío, tres prendas suficientes para llevar a un torero a la cima, y en ese día de San Marcos de hace 50 años, Mariano Ramos las dejó patentes en la arena de la Plaza San Marcos… Pero aún tendría más por decir en esa feria delante de los toros.

Tan bueno el toro, que Gastón Santos se bajó del caballo

El toro que abrió plaza, para rejones, decía, fue uno del ingeniero Mariano Ramírez y ante él, Gastón Santos estuvo certero con los rejones de castigo y con las banderillas y al llegar a la parte final de su lidia, en lugar de utilizar el rejón de muerte, se bajó del caballo y decidió matar pie a tierra, dadas las extraordinarias condiciones del toro de don Mariano, al que, conforme a la costumbre de entonces, no se le anunció nombre. Sigue contando don Jesús Gómez Medina:

Tras el preámbulo siempre espectacular que significó la actuación de Gastón Santos, rejoneando a la usanza portuguesa a un alegre bicho cárdeno del Ing. Mariano Ramírez, al que colocó entre otros, dos rejones en todo lo alto y un par de banderillas de excelente factura; pie a tierra toreó por alto y por pases de pecho; sufrió un achuchón y concluyó de un pinchazo y honda en lo alto, para escuchar palmas…

Un hecho inusitado, sin duda, porque si bien, los toreros a caballo echan pie a tierra cuando se les complican las cosas con el rejón de muerte, raro es el caso en el que lo hacen, evitando el uso de ese rejón.

Lo demás del festejo

Jesús Solórzano dio de cal y de arena. Ante el primero de su lote se estrelló con la debilidad que sacó y ante el quinto del concurso ordinario, Tintorero, tuvo momentos de lucimiento en el segundo tercio:

Al quinto de lidia ordinaria, “Tintorero”, lo toreó Chucho sin gran quietud. Lo mejor de su labor, los tres pares de banderillas, particularmente el tercero, zigzagueando en el cite, y el prólogo espectacular del trasteo, con pases de hinojos rematados lucidamente de pie. “Tintorero”, aunque escaso de fuerza como todos sus hermanos, tenía buen estilo, pero tampoco ante este burel se resolvió Solórzano a pisarle el terreno, a aguantarlo como el caso requería para cuajar un trasteo lucido. Por el contrario, su actuación con el acero fue muy deficiente, escuchando pitos…

Por su parte, Alfredo Leal, el triunfador de la feria del año anterior, seguía manteniéndose en esa línea abúlica que le caracterizó en muchos momentos de su dilatada trayectoria en los ruedos:

A su vez Alfredo Leal, en contraste con el entusiasmo de Mariano Ramos, con el primer piedrenegrino, “Tintorro”, que terminó aplomado, se concretó a cumplir; con facilidad, sí, pero a la vez, con frialdad suma. Un estoconazo, y Alfredo escuchó leves aplausos… A “Barba Blanca” un cárdeno claro, caribello, débil de remos, pero de buen estilo, Alfredo lo toreó a la verónica en dos tandas, superándose en la segunda y en una tanda de quietas chicuelinas que ejecutó luego… Muleta en mano, comenzó en buena forma su cometido; instrumentó varios pases de límpida factura, pero sin la emoción y el sabor que logró imprimir Mariano a cuanto llevó a cabo. Sin afición, en suma. Para concluir, un espadazo con travesía que bastó…

Todavía se vería más adelante al Príncipe del Toreo en la feria y, como todos los toreros llamados de la onza, aprovecharía la ocasión para cambiarla.

Los toros de Piedras Negras

La corrida enviada por don Raúl González, como se desprende de lo contado hasta aquí, pecó de la escasez de fuerza, aunque no de bravura:

El encierro de Piedras Negras, terciado en general, mostró la bondad de su casta, su bravura congénita. Pero, a la vez una debilidad, una carencia de fortaleza tales, que en buena parte contribuyeron a hacer, de la tradicional corrida, un festejo gris, con el paréntesis luminoso, triunfal, de la faena de Mariano Ramos a “Parrito”.

Es dura la conclusión final de don Jesús Gómez Medina, en el sentido de considerar que el festejo fue gris. Quizás no fue enteramente triunfal, pero el triunfo bien conquistado de Mariano Ramos, seguramente dejó bien cubierto el precio de la entrada de todos aquellos que llenaron la Plaza San Marcos el 25 de abril de hace medio siglo.

lunes, 24 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (VI)


Sin toro no hay fiesta posible (segunda parte)

La información previa a la crónica del festejo no se centra en promocionar la corrida del 24 de abril. El Sol del Centro reproduce la columna de Francisco Lazo que en la fecha también apareció en el diario deportivo Esto de la capital mexicana, misma en la que el tema medular es la visita que hizo a Chichimeco, la finca del maestro Armillita, misma en la que anunció que se iría a España para llevar allá a su hijo Fermín a hacer algo de campo, en vía de preparación para iniciar su carrera como novillero:

...el maestro de Saltillo nos dijo que será el domingo próximo cuando se marche a España para ver unas corridas de la feria de Sevilla, luego las de Madrid. “Las de aquí no me las voy a perder – manifestó –. Hay carteles buenos de veras...”. ¿Y cuándo suelta usted a Fermincito?, le preguntamos. Y el maestro respondió: “Ahora me lo llevo a España. Allá toreará en algunas ganaderías. Y si les puede a aquellos cómo a los de acá; este mismo año se vestirá de luces...”. Ya hemos dicho que Fermincito ha mostrado cualidades excepcionales y parece ser que en él hay una figura grande del toreo. Esperamos vivir para comprobarlo...

Fermín Espinosa hijo se presentaría como novillero en León, Guanajuato el 30 de diciembre de ese 1973 y haría una breve campaña española entre julio y septiembre de ese año, actuando en plazas de importancia como Bilbao y Valencia en España o Dax, en Francia.

El deshonor de la palabra de los toros

Ese 24 de abril de 1973, se anunció un encierro de don Jesús Cabrera para Eloy Cavazos, Antonio Lomelín y Curro Rivera, en la presentación de este último en la feria. De nueva cuenta los toros titulares volvieron a dejar que desear. Relata don Jesús Gómez Medina:

Como el gran clásico español del siglo XVI, para reseñar lo que fue anoche, la lidia de los seis primeros astados, bastaría con repetir la tan conocida frase: “Decíamos ayer...”.

Pues al igual que la víspera, habíamos asistido al desfile de un sexteto de bureles desprovistos de acometividad, tan sosos, tan reacios a embestir, tan mansos, en suma, que podrían constituir, a la verdad, la antítesis, la negación del verdadero toro de lidia…

El reenvío que hace don Jesús a su crónica del festejo de la víspera es en obvio de repeticiones. El año anterior, los toros que enviaron respectivamente don Valentín Rivero y don Jesús Cabrera fueron la materia que permitió escribir páginas de gran brillantez de aquel serial abrileño. Un calendario después, mostraron la otra cara de la moneda.

La noche salvada por un toro de regalo

La corrida, segunda nocturna de la feria, iba por el desfiladero, hasta que Eloy Cavazos, en una acción – o arrebato – poco frecuente en su forma de conducirse en los ruedos, decidió anunciar a la concurrencia que regalaría un toro. Ese toro de regalo fue Caperuzo, número 87, de la ganadería del ingeniero Mariano Ramírez.

Ante Caperuzo, Eloy Cavazos realizó, en palabras de don Jesús Gómez Medina, lo siguiente:

Salió pues “Caperuzo”, y como por ensalmo la escena se modificó radicalmente: el tedio, el aburrimiento que a esas alturas habíanse enseñoreado de los tendidos, desaparecieron como por encanto; y la alegría y la acometividad del toro, a su estilo de claro linaje, a su bravura, en suma, aunóse el torero cascabelero, siempre espectacular, en ocasiones zaragatero, pero realizado siempre en la proximidad de los pitones por Eloy Cavazos, y la escena se transformó radicalmente… Resurgieron entusiasmos que parecían definitivamente dormidos; la plaza se inundó de luz y de calor; el tedio y la languidez que habíase apoderado de todos los circunstantes, convirtióse en clamor, en fuego, en cálido comentario que a estas horas corre, entre el golpeteo de los dados y el grito bravío de las cantadoras, por todos los rincones de la Feria… ¡“Caperuzo”, con su bravura, operó el prodigio...! … En el toreo, hoy y siempre, lo primero será la bravura del astado. Y cuando ésta va aparejada al buen estilo, a la docilidad y alegría, asistimos a espectáculos de la brillantez de que anoche protagonizaron Eloy Cavazos, el de la Villa de Guadalupe y “Caperuzo”, el burel del Ing. Mariano Ramírez; y que culminó en la concesión de ambas orejas y el rabo para Eloy, en el arrastre lento para los despojos de “Caperuzo” y en los recorridos triunfales que, una y otra vez realizaron el torero, el ganadero y el empresario Guillermo González, entre el júbilo de un público que, pese a lo avanzado de la noche, resistíase a abandonar los tendidos...

El toro, se afirma, pone a todo el mundo en su sitio. Y cuando es debidamente aprovechado, también permite que se aprecie la grandeza de la fiesta y se aquilate, en su real medida el peso específico de cada uno de los factores que hacen posible la realización del espectáculo. Así quedó demostrado después de que Caperuzo se mostrara bravo y noble en una noche que se iba encaminando, irremisiblemente, parecía, al despeñadero.

El resto del festejo

Antonio Lomelín cortó una oreja esa noche, y más que cortarla, se la arrancó al segundo de la noche. Escribió don Jesús Gómez Medina:

Antonio Lomelín, en sus dos turnos, mostró en múltiples ocasiones, las características que le llevan a hacer el bien torear, con estridencias que no siempre resultan oportunas. A su primero lo toreó de capa y particularmente de muleta con lucimiento y calidad en la ejecución de los lances y de los pases; lo banderilleó, además, en forma lucida, y lo estoqueó en forma superior, haciéndose acreedor, por esto solo, a la obtención de la oreja y a la vuelta al ruedo…

Curro Rivera, por su parte, se llevó el lote más complicado de un mal encierro y también tuvo que enfrentarse a la malquerencia de un grupo de reventadores que lo hostilizaban al menor titubeo, sigue relatando el cronista de El Sol del Centro:

Toda la decisión y el torerismo innegables de Curro estrelláronse casi siempre ante las condiciones de sus adversarios. El primero, manso y con peligro, que, en varias ocasiones, ya al banderillear como al torear de muleta, le puso los pitones en el pecho. Además, tuvo siempre en su contra la hostilidad de un sector de espectadores, incapaces, al parecer, de aquilatar lo que fue una faena como la realizada el domingo por Curro con “Cartujo” … Al último, al que a base de tesón y de aguante consiguió meter en la muleta para cuajarle meritísimas series de pases en redondo, tuvo Curro la desgracia de pincharlo mucho y mal, inclusive de atravesarlo, amén de que el garapullo de una banderilla lo hirió en la mano derecha, dificultando con ello su labor final, hasta escuchar el aviso…

Un evento inesperado vino a cambiar el curso de un festejo que parecía quedarse con la imborrable marca del tedio en su historia. Esa circunstancia inesperada – por infrecuente – también vino a encaminar por otras vías el rumbo de la feria, como veremos en los siguientes días.


domingo, 23 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (V)


Sin toro no hay fiesta posible (primera parte)

Tras de que la corrida con la que abrió el serial de hace 50 años dejara como signatura una importante tarde de Curro Rivera, se percibía animación en el ambiente. La segunda corrida sería la primera que se verificaría en horario nocturno y tenía como aliciente la presentación de Manolo Martínez, Alfredo Leal y Mariano Ramos en el ciclo. Entre otras cosas, dice la nota previa al festejo, aparecida en El Sol del Centro del día 23 de abril de 1973, día de la corrida:

La plaza de toros San Marcos se engalana nuevamente hoy, para la segunda corrida de la Feria Nacional de San Marcos y primera nocturna de la serie, presentándose un cartel que reúne grandes atractivos, al presentarse el regiomontano Manolo Martínez, alternando con Alfredo Leal y Mariano Ramos, para despachar un magnífico encierro de seis cromos de la acreditada ganadería de Valparaíso, que desde ayer fueron admirados en los corrales de la plaza… Hay animación grande por la corrida de esta noche, pues la afición local y visitante, sabe que los tres ases de la baraja taurina disputarán por igual el aplauso y la ovación que refrenden sus continuos y resonantes triunfos, sobre todo al hacer su presentación en esta extraordinaria feria taurina, elevada ya a una de las más importantes en el mundo... El tradicional y significativo sorteo, se hará a las cinco de la tarde y es de esperarse que haya suerte para todos.

Como se puede leer de la nota de prensa, los toros serían de Valparaíso, ganadería que en la época gozaba de gran predicamento entre la afición y sobre todo, entre los espadas que ocupaban las primeras posiciones en el escalafón. También resultaba atractiva la reaparición aquí de Alfredo Leal, quien era el triunfador efectivo de la feria del año anterior y que si bien, había anunciado que se iba de los ruedos, tras de materialmente bordar a Chamaco de don Jesús Cabrera la noche del 24 de abril en la misma Plaza San Marcos, desistió del intento de despedirse y continuó su andadura por los ruedos. Así pues, la mesa estaba servida para tener una interesante noche de toros.

El gozo al pozo

Los toros de don Valentín Rivero Azcárraga justificaron el aserto de don Antonio Llaguno, en el sentido de que no tuvieron palabra de honor. En la jerigonza periodística de hoy, se diría que no caminaron. La visión crítica de don Jesús Gómez Medina, cronista de El Sol del Centro, es más tajante, dura, entre otras cuestiones, reflexiona lo siguiente acerca del encierro lidiado:

...en los primeros años de este siglo un magnate zacatecano lleno de afición, don Antonio Llaguno, consiguió, merced a los buenos oficios de Ricardo Torres “Bombita”, el mandón del momento, hacerse de la espuma, de la flor de lo que pastaba en las dehesas saltillenses. Nació de esta forma la ganadería de San Mateo... Quiso, sin embargo, el destino – para la fiesta un destino aciago – que, muertos don Antonio y don Julián, quienes les sucedieron en la posesión de las porciones en las que se dividió San Mateo, otorgaran definitiva primacía a la suavidad y a la pastueñez en la embestida, con mengua de la antigua fiereza, de la primitiva bravura que singularizó y dio nombre al toro de lidia… LOS EFECTOS DE UNA TRANSFORMACIÓN… Hoy, a unos años de iniciada dicha transformación, estamos asistiendo a lo que tal vez sean los prolegómenos de la extinción total del espectáculo. Lo que antaño fue codiciosa bravura, es ahora borreguna docilidad; y la fortaleza de aquellos astados que solían poner en evidencia a quienes no poseían auténtico torerismo, se ha convertido en lánguida acometida, tan frágil y perecedera como flor de invernadero… Y si bien asentamos lo anterior por lo acaecido ayer por la noche, con los bureles de Valparaíso, puede afirmarse que, en rigor, la decadencia del ganado de lidia es de alcance general. Pese a los progresos de la genética, o quizás como fruto de un inadecuado empleo de aquella, los toros, día a día, poseen menos bravura, menos fuerza…

Lapidario es el juicio de don Jesús y aunque escrito hace hoy exactamente hace medio siglo, vale en cada idea que expresa para lo que sucede en nuestro tiempo. Lo que don Jesús plantea no se detuvo en su día y no ha cesado en sus efectos, salvo en contadas y muy honrosas excepciones.

La actuación de los diestros

Manolo Martínez se llevó la única oreja de la corrida. Se la cortó a Elector, segundo del festejo, a partir de obligarle a tomar la muleta y a pasar. La visión de Alejandro Hernández – tengo la impresión que esta crónica fue la de su presentación en El Heraldo de Aguascalientes – es la siguiente:

Manolo Martínez en su primero recibió a “Elector” con lances de sello personalista; con la muleta dio cátedra al torear sobre la mano izquierda en series plenas de arte y temple que hicieron levantarse de sus asientos a los aficionados. Con la muleta en la diestra volvió a hacer vibrar la plaza entera, haciendo que la concurrencia arrojara prendas a la arena. Al intentar un molinete resultó trompicado por “Elector”, sin consecuencias, para seguir toreando con arte, temple y poderío. Ejecutó dos veces su creación del desdén… Lamentablemente pinchó a la res para dejar después un espadazo en buen sitio, con el que el toro se entregó a las manos del puntillero. Tras una nutrida petición de oreja, le fue concedida para recorrer el anillo en una ocasión…

De lo relatado, se advierte que Manolo Martínez se tuvo que pegar un verdadero arrimón y que la oreja concedida fue de auténtico peso, habida cuenta que la cortó, aun después de haber pinchado al toro.

Mariano Ramos, de acuerdo con el recuento inicial de don Jesús Gómez Medina, sorteó al toro de mejores condiciones de la corrida, a Gamito, tercero de la corrida. Dice el cronista de El Sol del Centro:

“Gamito”, el tercero, cárdeno, salpicado, coletero y caribello, Mariano Ramos se estiró toreando por verónicas entre una ovación. Gran puyazo del Zotoluco, que dejó al de Valparaíso en condiciones propicias para que Mariano cuajara un trasteo lucido, brillante, en ocasiones emotivo, que logró su punto de culminación en dos pases de pecho admirables por como tiró del toro pausadamente, aguantando a pie quieto la embestida. Mas sus desaciertos con el acero – dos pinchazos, una estocada atravesada y media trasera – limitaron su éxito a la vuelta al ruedo entre aplausos generales.

Quien no tuvo ni suerte y por lo leído, ni voluntad, fue Alfredo Leal, quien en palabras del citado cronista de El Sol del Centro, tuvo una reaparición deslucida:

Aunque en realidad para Alfredo Leal el sorteo le asignó dos mansos de tomo y lomo, también es cierto que Alfredo vióse un tanto frío, indolente, a través de su actuación. Lo que hizo en uno y otro enemigo, no amerita reseñarse; salvo sus desaciertos con la espada en el primero, cuando a punto estuvo de recibir un aviso. A propósito, los impacientes deberían ver el cartel donde se anotala hora exacta en que principia en cada caso el tercio final. Al cuarto, en cambio, lo despachó pronto…”

Como se ve, a pesar de un par de episodios brevemente brillantes, el tedio fue el signo del segundo festejo de la Feria del 73.

Para terminar (por hoy)

Seguía reflexionando don Jesús Gómez Medina:

Nada de extraño, pues, que el espectáculo se torne con frecuencia tan anodino y tedioso como resultó la corrida de anoche, de la que, casi con pinzas, tan solo podemos exceptuar a un astado por haber tenido algo más de acometividad: el tercero. Los cinco restantes fueron otros tantos mansos; y si Manolo Martínez logró redondear un buen trasteo con el segundo y si Mariano Ramos hizo lo propio en el siguiente, todo ello fue fruto, especialmente, del tesón y del torerismo de uno y de otro... Y es que, despojado el toro de lidia de lo que fue su característica primordial y definitiva: la bravura, ¿qué queda de él? ¿Y cómo subsistirá, asimismo, el espectáculo taurino al extinguirse aquella?

La pregunta final de don Jesús es una de esas de difícil respuesta. Medio siglo después, nos la seguimos haciendo y nos seguimos viendo incapaces de responderla.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son imputables exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

sábado, 22 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (IV)

Curro Rivera es el que hace el toreo el día de la alternativa de Vito Cavazos

El primer toro de la Feria de San Marcos del 73 fue uno de alternativa. El suceso también tendría un dejo de novedad en nuestro ciclo abrileño, pues si bien en el pasado reciente del coso de la calle de la Democracia se habían celebrado dos ceremonias de investidura de matadores de toros – la del lusitano Óscar Rosmano el 29 de noviembre de 1970 y la de Armando Mora el 28 de marzo de 1971 –, la última que se había celebrado en un festejo sanmarqueño había tenido lugar el 1º de mayo de 1960, cuando Luis Briones hizo matador de toros al trianero Rubén Salazar en presencia del michoacano Joselito Torres.

La información previa al festejo, publicada en el diario El Sol del Centro en la víspera, refleja la expectación que producía el serial y en sí el cartel inaugural, tanto por la reaparición de Eloy Cavazos y Curro Rivera, triunfadores de fechas anteriores, como por la novedad que revestía el investir en la Feria a un nuevo matador de toros, en este caso, David Vito Cavazos. De esa nota, entresaco lo siguiente:

Reaparecen Eloy y Curro y se doctora “Vito” Cavazos. A guisa de preámbulo de lo que será esta Feria, ya el cartel inicial incluye la actuación de dos de las tres máximas figuras del toreo nacional: Eloy Cavazos, el sensacional pequeño y gran torero de Monterrey; Curro Rivera, el autor de la que fue, indiscutiblemente, la mejor faena en la pasada temporada metropolitana... Y al lado de ambos, compartiendo responsabilidades y disfrutando también, desde hoy, de idéntica jerarquía, “Vito” Cavazos, que en esta primera corrida alcanza la meta codiciada por cuantos en un día vistieron por vez primera el traje de torear: la alternativa, el doctorado...

Yo asistí a esta corrida. Mis recuerdos se limitan principalmente a los seis toros que se lidiaron en ese festejo al que fui llevado por mi padre. El toro de la ceremonia – un negro listón, al que recuerdo con mucha cara y arrobas – volteó la cara al primer picador y le comenté a mi padre que el toro era manso. En cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y, lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando todo esto sucedió, mi padre me dijo: Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual... Al final de la corrida tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente al ingeniero Mariano Ramírez, el ganadero de la tarde, quien se encontraba conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas. No recuerdo la respuesta que me dio don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.

Curro Rivera y Cartujo

Para este serial don Jesús Gómez Medina había vuelto a ocupar su cátedra en El Sol del Centro, combinando esa actividad con la Presidencia de los festejos taurinos en la Plaza San Marcos y de su narración de la corrida se desprende con más detalle y precisión lo siguiente:

¡Torear bien!... ¡Torear con arte!... Torear, en suma, como ayer lo hizo con el nobilísimo “Cartujo” del Ing. Mariano Ramírez, Currito Rivera. Feliz conjunción del burel dechado de alegría y excelente estilo, con el torero – torero, con el torero artista.

¡Oh! aquellos naturales cadenciosos, de dilatada trayectoria, ligados a la perfección en el último sitio y culminados, según la ley de toreo rondeño, con el pase de pecho ejecutado al mismo ritmo caricioso de los muletazos precedentes.

Especialmente en la segunda de las dichas series pareció culminar la plasticidad, la hondura y el bien torear. Negreaban las pisadas de “Cartujo” en torno del torero, transformado en epicentro que giraba levemente sobre las plantas, mientras que de su muleta brotaban, como rojas amapolas, la milagrería de aquellos pases naturales, flor de clasicismo, sí; pero nimbados a la vez con la luz iridiscente de un arte juvenil, radioso, alegre...

El toreo es liturgia y rito; pero, también, gallardo desplante, bizarría y alarde jocundo y triunfal.

Más tarde, con la diestra, idéntico derroche de torerismo y de belleza en los derechazos, en los pases circulares, en los molinetes; en toda la gama, en suma, de bien torear a que daba pie la nobleza sin límite y la aterciopelada embestida de “Cartujo”.

A estas alturas, prácticamente las orejas y el rabo estaban ya en las manos de Currito; más precipitóse un tanto éste, llevado sin duda del deseo de acabar cuanto antes; y aunque se fue en corto y por derecho, particularmente la segunda ocasión, pinchó dos veces antes de sepultar hondo el acero, en sitio un tanto trasero... se esfumaron los apéndices; más los aficionados, embriagados todavía de emoción taurina, hicieron a Curro Rivera objeto de una cálida, estentórea ovación, mientras los despojos de “Cartujo” habían desaparecido sin recibir en homenaje de que eran merecedores...

Eloy y Vito Cavazos

Don Jesús califica la actuación de Eloy Cavazos como integrada por una media faena, la realizada a su primero, de la que dice:

Un puyazo fuerte, con tumbo, aceptó el cárdeno "Cantaclaro" – tocayo del inmortalizado por Silverio, la tarde en que debutó Manolete –. El burel, al parecer, resintióse del encuentro con el piquero, pues a partir de entonces, comenzó a aflojar los remos. Eloy, a su vez, aprovechó el lapso inicial del trasteo para instrumentar su toreo alegre, espectacular; no siempre ortodoxo, pero que "llega" intensamente a los espectadores, que jalearon fuerte sus derechazos, ya abriendo el compás o bien a pies juntos. Estocada honda, el toro que dobla y vuelta al ruedo para el reinero...

Acerca de David, el toricantano, que vistió de azul turquesa y oro, dice que su tarde fue deslucida, aunque en su descargo puedo decir que me parece que el cronista lo juzgó con dureza. El toro de la alternativa se llamó Esclavino y fue de pelo negro listón.

El encierro de don Mariano Ramírez

El toro es el eje de esta fiesta. Cuando está en su sitio, las hazañas de los lidiadores cobran especial importancia y la afición en los tendidos percibe mejor el desarrollo del hacer artístico de los toreros. Al final de estas remembranzas, veremos que uno de los triunfadores del serial sería, por mérito propio, el ingeniero Mariano Ramírez Miguel. Sobre los toros lidiados esta tarde, don Jesús Gómez Medina reflexionó:

Nobilísimo de estilo, bien presentado, con un gran astado, el quinto; tal fue el lote enviado para esta primera corrida por el Ing. Mariano Ramírez... Pese a que algunos bureles mostraron cierta debilidad de remos, la corrida, en conjunto, constituyó un éxito para tan entusiasta ganadero, que mereció de la afición un reconocimiento que aquella no le dio, pero que, desde estas columnas, le rendimos con toda justicia. ¡Enhorabuena, ingeniero!

Las explicaciones del juez de plaza

De la misma crónica de la corrida y a partir del hecho de que el ya citado don Jesús Gómez Medina – ya decía, al mismo tiempo juez de los festejos – estimó en ella que el quinto de la tarde, Cartujo, merecía premio a sus despojos y de otro hecho ocurrido al final de la lidia del cuarto de la tarde, en el sentido de que Alberto Ortiz El Chaval de Orizaba, banderillero de la cuadrilla de Eloy Cavazos ahondara una espada para precipitar la muerte del toro, transcribo lo siguiente:

Se impone concluir esta reseña con algunas consideraciones de carácter netamente personal: ¿por qué el que esto escribe, al actuar como Juez de Plaza, no ordenó los honores que merecían los despojos del estupendo “Cartujo”? ¿Y también por qué no hubo sanción alguna para el Chaval de Orizaba?

En el primer caso, visto el desenlace poco feliz de la gran faena de Curro Rivera y conociendo la índole de los aficionados, juzgué que, al tributar un homenaje al astado, aquellos interpretarían que con éste queríase decir que el torero no supo estar a la altura del toro; lo que era inexacto y, por tanto, resultaría injusto.

En cuanto a la falta de sanción para el Chaval de Orizaba, que estas líneas sirvan de aviso a él mismo y a otros subalternos, a efecto de que, en los posteriores festejos se abstengan de realizar actos tan rotundamente antitaurinos como el llevado a cabo por dicho banderillero...

Así transcurrió esa primera corrida de feria de hace medio siglo. Mañana nos veremos por aquí de nuevo, con algunos recuerdos de la continuación de la feria.

Aviso parroquial: Hace algo más de una década publiqué en este mismo sitio una primera versión de estas líneas, consultable aquí.

domingo, 2 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (I)

El anuncio de la tercera edición

El anuncio original de la Feria de San Marcos 1973

El año taurino del 73 inició con fuerza en lo taurino y en la polémica. El 5 de febrero don Guillermo González Muñoz ofreció una corrida de toros en la que actuaron mano a mano Manolo Martínez y Palomo Linares ante toros de Suárez del Real. El torero de Monterrey tuvo una tarde pletórica y, aunque solamente se llevó cuatro orejas en la espuerta por su manejo con la espada, pudo salir con todos los despojos de sus toros en las manos.

Palomo Linares, por su cuenta, realizó una faena importante al cuarto de la tarde, Platillero, pero a la hora de entrar por uvas, quiso jugar a la segura y trató de provocar el indulto del toro… pero después del primer pinchazo. El entonces juez de plaza, don Jesús Gómez Medina, lo negó y por su cuenta, el torero linarense también desistió de intentar poner fin a los días del toro de don Francisco Suárez del Real, por lo que le sonaron los tres avisos, en medio de una bronca de proporciones épicas. Escribió en su día Everardo Brand Partida para El Sol del Centro:

El de Linares volteó hacia el palco de la autoridad, y el señor Gómez Medina ordenó que debería matar al de Suárez del Real, y entonces Sebastián acató la orden del juez tirándose, pero pinchando en hueso, y fue ahí que consideró que había perdido las orejas, que el triunfo “que tanto necesitaba”, se le iba de las manos, y tras de torearlo nuevamente por lasernistas, “fabricó” e hizo su teatrito, ya que encarándose entonces a la autoridad, pidió que le tocaran los tres avisos reglamentarios, para que el toro fuera devuelto a los corrales... El público no se tragó la píldora, y abroncó al español, al que llevaron – su peón de confianza – las orejas y el rabo, tratando de hacer ver aquello como el indulto del toro concedido por el juez, pero sólo avivó las protestas y rechiflas en su contra, pues ¿“cómo pretende un torero que se indulte un toro después de haberlo pinchado”? y su actitud, su teatro, no fue enérgicamente sancionado, de ahí que señalamos que puso en evidencia a la autoridad... Tras de ese pinchazo, si bien volvió a torearlo, debería de haber intentado la suerte suprema, “y así debería habérselo exigido el juez”, para que diera muerte al astado en el ruedo, pero lamentablemente, sorprendió y esa es nuestra explicación, a la misma autoridad, ya que, aceptando el pedimento del torero, hizo sonar el clarín hasta en tres ocasiones, y el toro volvió a los corrales...

Pues la polémica continuó los meses siguientes y así, en la edición del 10 de abril de 1973 del propio Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina, escribía un artículo titulado Epílogo. El indulto de “Platillero” y los desahogos de S. Palomo Linares:

...No desconozco los ataques que de inmediato, a través del micrófono o bien en publicaciones aparecidas posteriormente, cuando no en corrillos y cafés, me han sido dedicados. Los esperaba, pues desde que, por razones de amistad, acepté el cargo de juez de plaza, sabía a lo que quedaba expuesto… Más es oportuno decirlo: ni ahora, como juez del espectáculo taurino, ni antes - ni tampoco mañana - como cronista del mismo, me ha llevado otro móvil que el de ser consecuente con una afición que llevo conmigo desde muy temprana edad… Esto, y el reconocimiento y la solidaridad de muchos excelentes aficionados, serán, siempre, mi mejor estímulo y la compensación más satisfactoria…

Es decir, intentaba dar por terminada una discusión que era infructuosa y que, a la luz de lo sucedido, ponía la razón de su lado. Me tocó presenciar ese festejo y sí, evidentemente que toda la situación se tornó en un despropósito. Palomo Linares se fue de México después de esa corrida y tardaría 20 años en volver, a torear solamente dos festejos.

El anuncio de una feria de una inusitada extensión

Los diarios de Aguascalientes publicaban, el viernes 6 de abril de 1973, una nota que, a comparación de lo que hoy sucede, resulta escueta, anunciando el elenco y los carteles de la Feria Taurina de San Marcos para ese calendario. Se ofrecían once festejos a la afición, que eran diez corridas de toros y una novillada.

A propósito de ese anuncio escribió don Jesús Gómez Medina en su tribuna de El Sol del Centro de la mencionada fecha:

Según lo previsto, ayer quedaron totalmente confeccionados los carteles de las diez corridas de toros que tendrán lugar en el curso de la próxima Feria de San Marcos... Y también, como en su oportunidad lo dimos a conocer, el elenco de matadores está encabezado por la trilogía máxima de los ases mexicanos de la presente etapa: Manolo Martínez, Curro Rivera y Eloy Cavazos, a cuyo lado entrarán también en funciones los más destacados del resto de lidiadores aztecas, que así mismo tendrán como alternantes a dos coletudos representativos de la torería española y colombiana, respectivamente... En cuanto a las ganaderías, se confirma lo informado anteriormente: por la arena del Coso San Marcos desfilarán las divisas de varias de las ganaderías de mayor y mejor historial en México, de aquellas que, con bravura y nobleza de sus astados, han permitido el desarrollo y auge de la fiesta brava en nuestro país. Pero, dejémonos ya de consideraciones y vayamos concretamente al punto básico, transcribiendo los carteles de los diez festejos, según nos los dio a conocer, ayer, Héctor de Granada...

Los carteles anunciados fueron:

Domingo 15 de abril. – 5 de la tarde. – Novillada del Cristo Negro del Encino: Gilberto Ruiz Torres, José Manuel Montes, Aurelio García Montoya, Luis Niño de Rivera, José Antonio Picazo “El Zotoluco”, y Rafael Velázquez. 6 Chinampas

Domingo 22 de abril. – 5 de la tarde. – Primera de feria: Eloy Cavazos, Curro Rivera, y la alternativa de David “Vito” Cavazos. 6 Ing. Mariano Ramírez

Lunes 23 de abril. – 9 de la noche. – Segunda de feria: Alfredo Leal, Manolo Martínez, y Mariano Ramos. 6 Valparaíso

Martes 24 de abril. – 9 de la noche. – Tercera de feria: Eloy Cavazos, Curro Rivera, y Antonio Lomelín. 6 Jesús Cabrera

Miércoles 25 de abril. – 5 de la tarde. – Cuarta de feria: Gastón Santos (Rej.), Jesús Solórzano, Francisco Ruiz Miguel, y Mariano Ramos. 7 Piedras Negras

Jueves 26 de abril. – 9 de la noche. – Quinta de feria: Alfredo Leal, Manolo Martínez, y Manolo Espinosa “Armillita”. 6 Suárez del Real

Sábado 28 de abril. – 5 de la tarde.  – Sexta de feria: Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera. 6 Torrecilla

Domingo 29 de abril. – 5 de la tarde. – Séptima de feria, corrida del “Escapulario de San Marcos”: Manolo Martínez, Manolo Espinosa “Armillita”, Jesús Solórzano, Curro Rivera, Antonio Lomelín, y Mariano Ramos. 6 Las Huertas

Lunes 30 de abril. – 9 de la noche. – Octava de feria: Antonio Lomelín, Francisco Ruiz Miguel, y Mario Sevilla. 6 Dr. Manuel Labastida

Martes 1º de mayo. – 5 de la tarde. – Novena de feria: Jorge Hernández Espinosa (Rej.), Raúl García, Jaime Rangel, y José Antonio Gaona. 6 Coaxamalucan

Domingo 6 de mayo. – 5 de la tarde. – Décima de feria: Pepe Cáceres, Raúl Contreras “Finito”, y Rafael Gil “Rafaelillo”. 6 Rancho Seco

El día en el que se dio a conocer el anuncio de los carteles, un grupo de aficionados de Aguascalientes residentes en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Tampico y Acapulco, publicaron en El Sol del Centro una carta abierta dirigida a don Guillermo González Muñoz solicitándole la inclusión en ellos del torero de la tierra Armando Mora. Su petición no pudo ser atendida, como se aprecia del resultado del anuncio que en la misma fecha se hacía público.

Como se puede ver, la feria seguía descansando de manera importante en las figuras mexicanas, pero sin faltar la presencia, casi simbólica, diría yo, de algún torero emergente como en el caso de Francisco Ruiz Miguel, o de otro ya consolidado y que reaparecía en ruedos nacionales después de muchos años de no torear ante nosotros, como era el caso de Pepe Cáceres.

También destaca un hecho inusitado en el renglón ganadero, como lo es la presencia de tres hierros del campo de Tlaxcala en la misma feria. Después de ese serial de hace cincuenta años, es algo que no hemos vuelto a ver por aquí. Muy de tiempo en tiempo y por alguna razón testimonial, se anuncia alguna ganadería de esas tierras en nuestras plazas, pero ya no es frecuente ver toros de esas tierras por estas nuestras plazas.

Y por supuesto, se seguía incentivando a la afición y a la población en general a asistir a los toros. Se programaron cuatro festejos nocturnos – a las nueve de la noche – cuando la fecha era en día laborable. Veo que en este año se retoma la idea, quizás el reclamo lleve más gente a la plaza por dos razones: por el hecho de que se ha terminado con los deberes propios del día y también porque a esa hora se está más a salvo de las inclemencias del clima. Cuestión de ver qué es lo que sucede.

Esa fue pues, la oferta de la empresa de don Guillermo González Muñoz para la feria de hace medio siglo. En los próximos días continuaré analizando la información que se fue produciendo en torno a esa feria.

domingo, 10 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (II)

El anuncio de la Feria de 1972

Se publican oficialmente los carteles

El 11 de abril de 1972 se hizo pública en los dos diarios de la ciudad la composición de los siete carteles iniciales que formarían el serial de San Marcos para ese calendario. No medió acto o ceremonia para su develación, simplemente se hizo la inserción en la prensa escrita y se observó que tenía algunas diferencias con lo que cinco días antes el empresario Guillermo González había adelantado por teléfono a su regreso de España, pues quedaron de la siguiente guisa:

Domingo 16 de abril, 5 de la tarde: Paco Pallarés, Jesús Solórzano y Mariano Ramos. Toros de La Punta.

Jueves 20 de abril, 9 de la noche: El rejoneador Felipe Zambrano, Antonio Lomelín, Raúl Contreras Finito y Rafael Gil Rafaelillo. Toros de Suárez del Real.

Viernes 21 de abril, 9 de la noche: Alfredo Leal, Joaquín Bernadó, Jesús Solórzano y Alfonso Ramírez Calesero Chico. Toros de Las Huertas.

Sábado 22 de abril, 5 de la tarde: Curro Rivera, Mario Sevilla, Adrián Romero. Toros de Valparaíso.

Domingo 23 de abril, 5 de la tarde: Curro Rivera, en solitario. Toros de Torrecilla.

Lunes 24 de abril, 9 de la noche: Alfredo Leal en su despedida, Antonio Lomelín y Curro Rivera. Toros de Jesús Cabrera.

Martes 25 de abril, 5 de la tarde, disputándose el Escapulario de Oro de San Marcos: Raúl Contreras Finito, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera y Mario Sevilla y Adrián Romero. Toros de Mariano Ramírez.

El interés de la afición fue grande y aunque no se anunció en ese momento la octava corrida que dejó entrever el empresario en su primer encuentro con la prensa, de inmediato los tenedores de tarjetas de derecho de apartado, así como aquellos madrugadores interesados, se presentaron tanto en las taquillas de la plaza como en el lobby del extinto Hotel Francia a tramitar la renovación de sus apartados o la adquisición de sus entradas a la plaza.

Un nuevo reglamento

En el Periódico Oficial del Estado del 12 de marzo de ese 1972, se publicó el decreto del Congreso del Estado por el cual se aprobaba y ponía en vigencia, a partir del día 20 de ese mismo mes, el Reglamento de los Espectáculos Taurinos, que preveía cuestiones como el hecho de que la edad mínima del toro se fijaba en tres años y medio, con un peso mínimo de 420 kilos. En virtud de que en las plazas no existía báscula, el peso se verificaba en canal, pero no se establecía proporción a considerar para determinar el probable peso en vivo. Admitía la lidia, en novilladas, de desecho de tienta y cerrado y prohibía taxativamente la lidia de reses despuntadas.

El cronista titular de El Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina, a partir de la publicación del Reglamento, hizo una serie de artículos en ese diario, poniendo a la consideración de la afición su contenido y explicándolo de manera didáctica. Sería, aparte de una entrevista que enseguida se tratará, su participación final antes de la Feria, en la que ejercería como Juez de Plaza, encargándose de aplicar ese Reglamento y por ello se abstendría de ocupar su acostumbrada tribuna en el diario decano de esta ciudad.

Las reacciones al anuncio

Pronto se produjeron reacciones y comentarios de los involucrados al anuncio del serial taurino, de las causas que dieron lugar a su conformación en esos términos y el primero en expresarse fue Joselito Huerta, quien en entrevista concedida a don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro de ese mismo 11 de abril, entre otras cosas, dijo:

Nunca he dicho que no me interesaba venir a torear en Aguascalientes. Por el contrario, guardo gran estimación y reconocimiento por este público, cuya capacidad reconozco y cuyo aplauso he tenido la satisfacción de conseguir muchas veces. Lo que ocurrió es que, sencillamente, no pudimos llegar a un entendimiento en el aspecto económico Guillermo González y yo; a esto obedece, exclusivamente, no haberme contratado para la próxima feria. Pero, repito, el público de Aguascalientes merece toda mi consideración… La afición de Aguascalientes es acreedora de toda mi simpatía y afecto por su entusiasmo y porque sabe estimular con su aplauso al torero que busca complacerla. En prueba de esto, próximamente, el día 29, torearé en el festival organizado por el “Comité pro becas para estudiantes” y posteriormente vendré a despedirme de este público toreando una corrida de toros en la que será mi última actuación en Aguascalientes.

Así pues, no fue la salud del torero, sino, según su propia versión, una cuestión crematística la que no permitió su presencia en los festejos formales de la feria, pero, de cualquier modo, no quiso quedar fuera de la vista de la afición y se presentó a torear un festival benéfico, que enriqueció la oferta taurina de ese abril de hace medio siglo.

La versión del empresario

Por otra parte, en el mismo diario, páginas adelante, aparece una extensa entrevista que el periodista Agustín Morales Padilla, en esas calendas, redactor de El Sol del Centro, hiciera a Guillermo González Muñoz, el empresario, quien, entre otras cosas, comentó:

…cuando llegó el momento de formalizar contrataciones, el empresario se encontró con obstáculos que nunca imaginó. Por principio de cuentas, Manolo Martínez, pasando por un compromiso aceptado y faltando, inclusive, a una relación de amistad de mucho tiempo, se puso exigente y hubo que ofrecerle – palabras textuales del “Cabezón” – “todo el dinero que pidió, fechas y encierros” … Cuando le fueron satisfechas sus desorbitadas pretensiones, Martínez planteó otra exigencia, a través de su apoderado Chafic, consistente en ligar en las mismas fechas y al mismo dinero, a Joselito Huerta, lo que el empresario rechazó, por inaceptable…

Luego de ajustar a los diestros aztecas que interesan más en este momento – de los que se quedaron a hacer temporada en el país –, el dueño del coso San Marcos sentó un precedente cuando tomó el avión y se fue a España, no precisamente a traer diestros de esa nacionalidad, sino por los contratos de Curro Rivera y Eloy Cavazos, toreros mexicanos que constituyen la máxima atracción en la actual campaña hispana… Rivera aceptó venir, sacrificando inclusiva la corrida que el domingo 23 debería torear en Alcalá de Henares; pero en cambio Cavazos se vio impedido de hacer el viaje, debido a que tiene ocupadas de antemano, fechas que coinciden, precisamente, con los festejos que se darán en Aguascalientes.

“Quisimos dejar de manifiesto dos cosas” explica Memo González, al referirse a su periplo a la Península: “De una parte, que la empresa taurina a mi cargo sabe cubrir sus compromisos; y de otra, que ningún torero sobra, pero tampoco es indispensable” …

Al final de cuentas, Guillermo González resolvió con atingencia y de manera exitosa el compromiso que se echó a cuestas. Personalmente calculo que Eloy Cavazos pudo haber venido un par de tardes, pues solamente actuó en España los días 9, 16 y 30 de abril, en Las Palmas, Barcelona y Málaga y el 4 de mayo en Palma de Mallorca. Después de esta última fecha, volvió a torear hasta el 18 de mayo en Madrid, pero quizás su administración consideró que no era prudente cruzar el mar para venir a torear ante nosotros.

El futuro de la Feria de San Marcos

En la misma entrevista, Guillermo González comunicó al periodista algunas reflexiones sobre el futuro que apreciaba para nuestra feria y lo que podría venir para los siguientes años en lo que a los toros se refiere:

Mi actividad de empresario taurino presupone un espíritu de superación, en bien de la fiesta brava. Esta es la tercera temporada en que manejo la plaza local y me cabe la satisfacción de que, en tanto que en el lapso 70 – 71 se dieron 24 festejos (18 novilladas y 6 corridas); en la 71 – 72 fueron presentados 30 festejos (22 novilladas y 8 corridas)”.

“Otro dato revelador de la magnitud de nuestro esfuerzo, es que el coso San Marcos es el que da mayor número de festejos, en el mundo, durante una feria, atrás, apenas, de los de San Isidro (Madrid) y Sevilla, España”.

Encarecimiento irrefrenado de la fiesta

Luego, el empresario abordó otra cuestión que ha sido objeto de comentarios abundantes en el ambiente taurino: el encarecimiento gradual de la fiesta. Dice Guillermo:

“Los toreros se ponen cada día más exigentes en sus honorarios y algunas figuras piden un dinero que sencillamente no es posible darles.

Por otra parte, los ganaderos piden más por sus encierros. Esto va conduciendo a un encarecimiento irreversible del espectáculo, nocivo desde luego”.

El empresario afirmó que, sin embargo, en Aguascalientes se mantienen inalterables los precios de acceso al coso. “Es más – subrayó – plazas con mayor aforo, como San Luis Potosí y Querétaro, entre otras, tiene las localidades numeradas mucho más caras que aquí”.

González reafirmó, además, su propósito de continuar manejando el espectáculo en la nueva plaza que construirá el Gobierno del Estado. Dijo que allí se podrán abaratar las localidades populares, gracias a lo cual se dará oportunidad de asistir a los festejos al público de recursos modestos…

Como se puede apreciar, Guillermo González pretendía transformar una feria que promedió tres festejos por ciclo durante décadas, en una que se convirtiera en el referente de este tipo de celebraciones. La historia nos enseña que lo consiguió, que en estos tiempos que corren, lo que comenzaba a construir hace 50 años, es hoy en día la feria taurina más importante de América.

Al momento de esa entrevista las cosas estaban dispuestas para que en menos de una semana saltara el primer toro a la arena de la Plaza de Toros San Marcos. Hoy, medio siglo después, las cosas están en las mismas condiciones. Ya seguiré en los próximos días, recordando los sucesos de esa feria que, a la vista de sus resultados, fue la feria de Alfredo Leal.

domingo, 5 de diciembre de 2021

5 de diciembre de 1971: Mariano Ramos confirma su alternativa en la Plaza México

Mariano Ramos
La temporada de novilladas de 1971, a decir de Daniel Medina de la Serna fue corta, apenas de veintidós festejos. Pero en ese número que el autor de la Cincuentona Monumental… considera breve, aparecieron varios toreros que dejarían su impronta en la historia patria del toreo en diversas capacidades. Así, nombres como los de Rafael Gil Rafaelillo, Curro Leal, David Vito Cavazos, José Antonio Gaona o Miguel Munguía El Inspirado actuaron con mayor o menor éxito en ese serial menor. Pero el nombre que se puso a la cabeza de todos fue el de un torero que tenía sus orígenes en la charrería y que se había formado en la ganadería de Ibarra, a la vera de don Agustín Chávez Magallón. Su nombre era Mariano Ramos.

Desde su presentación en la 6ª tarde de la temporada y hasta su actuación final en ella el 7 de noviembre, en su octava actuación, dejó bien claro que su paso era ascendente, que era un torero de esos que aparecen muy de cuando en cuando. Quedaron sus faenas a Flamenquillo de El Romeral la tarde del 26 de septiembre o la de Agricultor de La Laguna del 31 de octubre, cuando se lleva el Estoque de Plata. Esa tarde, se dijo lo siguiente de su actuar:

El Estoque de Plata fue para Mariano Ramos en una espléndida tarde estival... Mariano, con el segundo de la tarde fue aplaudido con el capote e hizo faena cumbre iniciada con doblones magistrales para continuar con pases de todas las marcas mientras sonaba la música en su honor... Obra maciza, impregnada del mejor torerismo, encontró el colofón de la estocada. Para él fueron las dos orejas ganadas en buena lid y otras tantas vueltas al anillo... (El Informador, Guadalajara, 1º de noviembre de 1971)

Antes, el 10 de octubre de ese 1971, le vimos aquí en Aguascalientes. Alternó con Luis Procuna hijo y Arturo Magaña en la lidia de novillos de don Ezequiel Gutiérrez. Esta fue la impresión que le causó a don Jesús Gómez Medina, cronista de El Sol del Centro:

UN TORERO DIFERENTE, CON MUCHO MANDO Y CLASE ES MARIANO RAMOS... Mucho se había dicho del muchacho, que se reveló en la actual temporada chica capitalina y ayer justificó ante el público de Aguascalientes, el por qué llegó a esta plaza precedido de tales triunfos... En efecto, Mariano Ramos, pese a su corta edad y al poco tiempo que tiene en las filas de la novillería mexicana, demostró que es un torero diferente, muy poderoso, con mucho mando, y si bien los dos primeros adversarios – en la lidia ordinaria – no le dieron margen para el éxito, con el séptimo, de regalo, armó la escandalera... El novillo no era propiamente una “perita en dulce” ya que llegó al tercio final reservón y desarrollando sentido, pero Mariano, con ese valor y ese poderío muleteril, fue mostrando el camino a seguir al astado, exponiendo enormidades y haciendo el toreo de verdad, sin ventajas y sin adelantar en lo absoluto el engaño... Mariano daba la impresión de un torero español, que jamás cita adelantando el engaño, empero sin torear exclusivamente con la muñeca, en sí, que aguantaba a pies juntos la embestida del burel, al que luego llevaba bien acompañado trazando con su muleta la dimensión del pase, surgiendo una faena que mantuvo al público de pie y entregado plenamente a la clase y torerismo de Ramos, que finalizó con tres cuartos en buen sitio, para que doblara el séptimo y último de la tarde, y con ello el triunfo del muchacho, que recibió la oreja de su enemigo... Los tres espadas fueron paseados en hombros de los aficionados, a esas alturas eufóricos, por el resultado de este primer festejo de la temporada 1971 – 72, que se inició con el mejor de los éxitos…

El 20 de noviembre siguiente, Mariano Ramos sería hecho matador de toros en Irapuato por Manolo Martínez, quien en presencia de Francisco Rivera Paquirri, le cedió los trastos para dar cuenta de Campanero de Santacilia

La segunda corrida de la temporada grande 1971 – 72 

El ciclo de corridas de toros se sostendría principalmente con Alfredo Leal, Joselito Huerta, que reaparecería en el tramo final después del evento de salud que tuvo el año anterior, Jaime Rangel, Raúl Contreras Finito, Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera por los toreros mexicanos y con Curro Vázquez, Palomo Linares y Francisco Rivera Paquirri por los hispanos. Se presentarían como matadores de toros y confirmarían sus alternativas Mariano Ramos (2ª) y los ultramarinos José Luis Galloso (6ª) y José Luis Parada (9ª).

El cartel de la segunda corrida de la temporada lo formaron los toros de Tequisquiapan, en esos días de la titularidad de don Fernando de la Mora Madaleno y para enfrentarse a ellos Manolo Martínez, Antonio Lomelín y el confirmante Mariano Ramos, quien resolvió con solvencia el compromiso, pero sin un triunfo señalado. Eso vendría después y en alguna oportunidad, con un toro de esa misma casa. La crónica de la agencia AEE (Asociación de Editores de los Estados), sin firma, publicada en el diario El Siglo de Torreón al día siguiente de la corrida, resume lo siguiente:

Segunda corrida de la temporada en la Plaza México, que registró lleno completo, en una tarde soleada, aunque con ráfagas de viento.

Se lidiaron toros de Tequisquiapan, bien presentados, bravos y fáciles en su mayoría.

Confirmó su alternativa Mariano Ramos. En el toro del doctorado, nada hizo con el capote. Faena valiente y empeñosa, para una estocada atravesada, pinchazo y media. Silencio.

En el sexto fue ovacionado con el capote y en verónicas y una media, muy templadas. Con la muleta desaprovechó un buen toro, al que se dedicó a cortarle los viajes y andarle por la cara sin mayor lucimiento. Estocada atravesada y pinchazo. Silencio.

Manolo Martínez, nada con la capa. Inició la faena con doblones, emocionantes porque el toro repitió con fuerza. Excelentes tandas de derechazos que enardecieron a la multitud. Agregó al martinete una serie de pases con la zurda entre el entusiasmo general, despachando de estocada saliendo derribado sin consecuencias, cortando dos orejas dio una vuelta al ruedo y saludos desde el tercio.

En el cuarto de la tarde, un toro con poca fuerza, no se acopló. Faena breve, de trámite, para pinchazo y estocada. Silencio.

Antonio Lomelín tuvo deslucida presentación en esta temporada. A su primero, sosote, faena empeñosa entre la indiferencia popular. Dos pinchazos y estocada. Silencio.

Con el quinto se metió muy cerca de los pitones, logrando algunos pases templados con la diestra, pero la faena no logró el vuelo triunfal y acabó diluyéndose. Estocada. Nuevamente fue silenciada su labor”

La crónica aparecida en el ejemplar del semanario El Ruedo de Madrid fechado el 7 de diciembre de ese 1971, esencialmente dice lo mismo que la anterior, pero agrega dos datos que, en retrospectiva, parecen interesantes:

MEJICO, 5. (EFE). – El cartel del domingo estuvo integrado por tres toreros mejicanos. Manolo Martínez fue el padrino de Ramos, y Antonio Lomelín, el testigo, porque José Luis «Galloso», que era el diestro español al que la Empresa tenía en cartera para esta fecha, toreó el día anterior en Bogotá y no se contó con la seguridad de que pudiera hacer el viaje oportunamente para actuar al día siguiente en la segunda corrida de la temporada en la plaza México... Ramos ha anunciado que el año próximo piensa hacer campaña en ruedos españoles. Se trata de un torero que hace recordar a los viejos aficionados a Fermín Espinosa «Armillita». con el que tiene una gran similitud, según dicen los amigos mejicanos, aunque en su alternativa no ha tenido una buena tarde.

El toro de la confirmación se llamó Antequerano y pesó 450 kilos.

Dan a entender, maliciosamente creo, que la confirmación de Mariano Ramos llegó casi “de carambola”, sin estar programada, cuando la realidad es que era uno de los eventos importantes de la temporada grande, pues se trataba del triunfador del serial de novilladas inmediato anterior.

Mariano Ramos para la historia

Mariano Ramos toreó más de mil corridas de toros. La de la efeméride la celebró en Torreón, el 23 de julio de 1988, cuando en solitario, vestido de rosa mexicano y oro, enfrentó en solitario, por su orden, seis toros de San Judas Tadeo, Javier Garfias, La Concha, Castorena, La Guadalupana y Valparaíso, cortando dos orejas a Pollito el primero de la tarde y otras dos a Milenario, el tercero.

Toreó 80 corridas en la Plaza México y dejó para la historia varias faenas como las de los toros Abarrotero de José Julián Llaguno el 6 de enero de 1974, toro que fue indultado. Después vendrían las de Azucarero de Tequisquiapan, el 9 de febrero de 1975, la de Mil Amores de Mariano Ramírez el 20 de febrero de 1977 y la que puede considerarse como el epítome de su tauromaquia, la de Timbalero de Piedras Negras, el 21 de marzo de 1982, tema del que ya me he ocupado por estas páginas virtuales. Terminaría su andar por las arenas de la colonia Nochebuena el 6 de enero de 2002, cuando alternando con Federico Pizarro y Juan José Padilla, despachó toros de doña Celia Barbabosa.

Acerca de Mariano, escribió Conchita Cintrón:

Hace años hubo una tarde histórica, en Sevilla, en la cual realizó Mariano Ramos una faena cumbre… Yo tengo dos horas disponibles para describir lo que realizó y no me es posible hacerlo… pues la expresión artística, cuando se revela en toda su plenitud, es tan rica en matices como difícil de analizar… Todo arte se resume en belleza, aunque no todo lo bello se considera arte. El arte, diría yo, nace del propósito de expresar belleza; de la necesidad imperiosa de comunicar un mundo interior, incompatible con las limitaciones impuestas con lo mortal… Por existir belleza sin arte puede haber interpretaciones con momentos hermosos que no llegan a ser expresión artística. Son actuaciones superficiales que, en los toros, incitan al aplauso entusiasmado del aficionado popular que grita, gesticula, y se preocupa muchísimo por la actitud de la presidencia… pero en cambio, a su lado, nunca faltará gente más exigente (¿o será más sensible?) totalmente al margen de la algarabía del tendido. Son personas que esperan algo más profundo de los toros… Aguardan ese momento que nos ofreció ahora Mariano Ramos; ese momento sublime en que el artista de elección, expresando una emoción que le rebasa el alma, le revela en el espectáculo grandioso el encuentro del hombre con la eternidad…

Mariano Ramos nunca anunció una campaña de despedida, ni toreó una corrida a propósito, simplemente fue diluyéndose su presencia de los carteles. En 2008 se le homenajeó en la Asociación de Matadores por haber cumplido 37 años de alternativa. Falleció en la Ciudad de México el 5 de octubre del año 2012, a los 59 años de edad.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Aguascalientes, 20 de abril de 1986: La tarde rotunda de Nimeño II en México

Nimeño II
La prensa del lunes 13 de septiembre de 1989 daba a conocer que Christian Montcouquiol Nimeño II había sufrido un grave percance en el coliseo de Arles la tarde de la víspera, cuando el toro Pañolero, cuarto de una corrida de Miura en la que el francés alternó con Víctor Mendes y Rafael Perea Boni, le volteó y le provocó una caída que el diestro resintió sobre la región posterior del cuello, produciéndole severas lesiones en la columna cervical.

Se le dio el tratamiento de urgencia en la enfermería de la plaza y posteriormente se le trasladó a Marsella, a un hospital especializado en el tratamiento de ese tipo de lesiones. Fieles a su costumbre, los médicos franceses no rindieron un parte de las lesiones sufridas por Nimeño, pero un par de días después, la Agencia France Presse comunicó que había padecido fractura y luxación de las vértebras cervicales que le provocó una parálisis de los brazos y de las piernas y también una parálisis respiratoria.

Poco más de un par de años después, los mismos medios comunicaban que el torero, que había logrado una notable recuperación, pero sin la posibilidad de volver a ponerse delante de los toros, había decidido poner punto final a su existencia. Eso fue el 25 de noviembre de 1991, en su casa, abrumado quizás por la idea de que no podría volver a vestir el terno de luces.

Sus principios en México

Nimeño II llegó a México de la mano de Manolo Chopera y arropado por don Álvaro Domecq Romero en el año de 1979. Podría decirse que casi se bajó del avión para llegar a confirmar su alternativa en la Plaza México el domingo 28 de enero de 1979. Le apadrinó Manolo Martínez que le cedió al toro Pescador de Tequisquiapan en presencia de Dámaso González. Una tarde, recuerdo, algo accidentada para el palco, porque a Manolo Martínez se le concedió una oreja del segundo de su lote, pero la concurrencia pedía la segunda que no fue concedida, con la bronca consecuente para el juez; Dámaso González por su parte, finiquitó su historia en la México entre el desencanto de la concurrencia, a la que no pudo complacer, ni recurriendo al expediente del toro de regalo y el debutante francés se mostró como un torero enterado, que era un fácil banderillero y que podía con los toros.

Reaparecería en la gran plaza el 25 de febrero de ese año del 79 y cortaría su primera oreja a un toro de Xajay. Sumaría en esa campaña 9 festejos en plazas como las de Acapulco, Mérida, Irapuato y Texcoco.

Nimeño y Aguascalientes

En el mismo año de 1979 Christian Montcouquiol se presentó en Aguascalientes. Fue una corrida organizada por don Guillermo González Muñoz que voy a calificar de inusual, en primer lugar, porque tuvo lugar el domingo 18 de febrero, una fecha en la que no existe una tradición en nuestra ciudad para dar toros y después, porque el festejo se dio en la Plaza de Toros San Marcos, que tenía ya algunos años que no se usaba para festejos mayores, dada la existencia de la Monumental Aguascalientes desde el año de 1974. El cartel lo conformaron don Álvaro Domecq Romero, que enfrentó dos toros de Rancho Seco y completó el cartel por los de a pie, Jesús Solórzano, con toros de don Jorge Barbachano.

Esa tarde es recordada por la faena del hijo del Rey del Temple al toro Príncipe, que fue indultado. La crónica de don Jesús Gómez Medina, en El Sol del Centro al día siguiente del festejo, evidentemente se centra en ese hecho, pero trasluce en breves líneas lo que apreció acerca de Nimeño:

Hasta que apareció el sexto, un berrendo en cárdeno bravo y alegre, también de Barbachano, el diestro galo había pasado con más pena que gloria. Era tan solo un torero exótico más... y tan sólo eso... Pero ante el berrendo, el diestro del Midi evidenció mucho mejores cosas particularmente al torear de muleta. El berrendo fue bravo de verdad y peleó reciamente con los montados, y concluyó embistiendo codicioso y repitiendo sus acometidas. Pues bien: “Nimeño II” le paró guapamente, se fue acoplando a su embestida y terminó toreando superiormente. Hubo varios pases naturales estupendos, que emocionaron al graderío. Mas, para su desgracia, falló con el acero y el triunfo se le fue de las manos…

Ya tendríamos oportunidad de apreciar en justicia lo que Nimeño representaba en valor.

La tarde rotunda de Nimeño

Curiosamente, esa buena impresión causada por el torero de Francia no le redituó volver a esta llamada tierra de la gente buena de inmediato, pues tendría que esperar hasta 1986 para volver a ser llamado a torear en ella. Lo hizo en la Feria de San Marcos y en la tarde de su presentación, el 20 de abril, alternando con Mariano Ramos, Humberto Moro y David Silveti en la lidia de una muy seria corrida de Campo Alegre, tuvo, la que, de acuerdo con lo que los resultados arrojan, la tarde más rotunda de su paso por los ruedos mexicanos, pues ese día se entretuvo en cortarles cuatro orejas y un rabo. De la crónica del invocado don Jesús Gómez Medina, entresaco lo que sigue acerca de esa tarde:

…acoplado por entero a la diáfana acometida de “Jaraleño” y ajustado el giro de la muleta a la templada embestida del burel, surgieron límpidos, ligados, estupendos, los mejores pases naturales que llevamos vistos en la feria. La llama del entusiasmo más genuino brotó en todos los pechos y, al calor de las aclamaciones, Nimeño II prosiguió bordando sus muletazos. Pues hubo también, con el refajo en la otra mano, derechazos sensacionales, despatarrado a lo Silverio, para imprimir al pase una hondura y una dimensión extraordinaria. ¡Éste, éste fue el momento cumbre de la faena y también de la corrida! … Vinieron luego los adornos; y, para concluir, la estocada precedida por un pinchazo. Gran ovación. Petición de oreja que la autoridad otorga por partida doble, entre protestas. Y vuelta al ruedo en triunfo.

El octavo y último se llamó “Revenido”, nombre ilustre por una gran faena de Rodolfo el de León. Este "Revenido" fue negro, listón, bien puesto de cornamenta. Y, especialmente, bravo y con buen estilo de principio a fin… Y, ante un enemigo – colaborador, otra faena incrustada con pases de gran brillantez, sobre una y otra mano, aprovechando cumplidamente las singulares condiciones del de Campo Alegre, para concluir con un estoconazo en el que se fue decidido tras del acero. Tardó en doblar "Revenido"; lo hizo finalmente y, entonces, a requerimiento popular, le fueron entregados a su matador las orejas y el rabo del magnífico astado. Y con esos trofeos en las manos y en andas de los capitalistas, abandonó Nimeño II la arena de su doble éxito…

Por esa tarde, Nimeño II fue declarado triunfador del ciclo sanmarqueño por el jurado de los premios Hidrocálido – Domecq y queda en los muros del patio de cuadrillas de la Monumental Aguascalientes, una gran placa que recuerda su triunfo en esa corrida. Cerró su campaña con 16 festejos toreados, cortando 19 orejas y un rabo, en plazas como León, Autlán, Mexicali, Guadalajara y México.

Nimeño y México

Nimeño II torearía poco menos de un centenar de corridas en México, pero estuvo en todas las plazas de importancia del país. Actuó en nueve tardes en la Plaza México, cortando dos orejas en dos de ellas, en Guadalajara también fue muy apreciado, sobre todo, por la catadura de los toros que allí tuvo que enfrentar. El licenciado Francisco Baruqui, cronista del diario El Informador de Guadalajara, así lo describió tras su presentación en esa plaza:

Conecta con los tendidos por el deseoso ánimo que manifiesta. Sabe tomarle la distancia al enemigo, conociendo a la perfección los terrenos y situándose donde debe situarse para ligar los pases, tesonero y voluntarioso cuando es necesario, es un torero que no desentona en cartel alguno...

Toreó su último festejo en Aguascalientes el 7 de mayo de 1988, enfrentando una corrida de San Mateo junto con David Bonilla y Alfredo Ferriño y en México, seguramente sin proponérselo, lo hizo el 21 de enero de 1989, en León, Guanajuato, alternando con Jorge Gutiérrez y Javier Bernaldo en la lidia de toros de Xajay. Se alzó como el triunfador de esa corrida de la feria de San Sebastián al cortarle el rabo al cuarto de la tarde.

El futuro es impredecible y mucho más, en cuestiones de esta fiesta. Poco vimos por aquí a Nimeño II, aunque lo que le vimos fue valioso y bueno, lo que Alameda llamó el seguro azar del toreo terminó, seguramente, de manera anticipada, el paso del torero por los ruedos, sin embargo, la historia le recordará y nos recordará que el toreo es siempre, como escribió el Padre Cue, un juego de tres…

domingo, 5 de septiembre de 2021

Humberto Luis Elizondo Garza. Aficionado de pro

Humberto Elizondo en el puesto de segundo espada con
Alfonso Pérez Romo, Guillermo González Muñoz
Rafael Rodríguez y Gabriel Arellano 
Plaza San Marcos Cª 1955

Hoy en día la participación de los llamados aficionados prácticos en la fiesta de los toros es vista como una parte digamos, complementaria o adicional a los circuitos profesionales de corridas de toros y novilladas que se presentan en temporadas y ferias en las diversas plazas del mundo y muchas veces relegados, los prácticos, a actuar en cortijos o espacios privados distintos a aquellos en los que se presentan los llamados profesionales.

En el pasado reciente nombres como los de Lalo Azcué, Pedro Loredo, Chucho Arroyo, Ángel Talamantes El Exquisito, Paul Armand o el del padre Roberto González Padilla llevaron gente a las plazas con su solo anuncio. Pero ese fenómeno no era novedoso, al menos aquí en Aguascalientes, donde ya los aficionados que se tiraron al ruedo de manera organizada, lograron mantener viva la llama de la afición acalitana.

Lo que siguió al verano del 48

Después de que en el verano del 48 en Aguascalientes hiciera erupción un Volcán, se siguieron dando novilladas intentando descubrir otra gema oculta en el anonimato y así ilusionaron a la afición jóvenes como David Reynoso, quien después triunfaría en el cine; Carlos González, el calvillense Manuel López, el sevillano Antonio Durán o Fernando Brand, pero sin el fuerte impacto que tuvo la aparición de Rafael Rodríguez en la plaza San Marcos ese 18 de julio del 48.

Y la actividad de la fiesta comenzó a languidecer. Se comenzó a limitar a la época de la Feria de San Marcos, como lo relata don Jesús Gómez Medina en su libro La Ciudad, la fiesta y sus plazas:

Al indagar lo acaecido en 1955 se obtiene la evidencia de que aquella onda de cálido entusiasmo taurino que se enseñoreó de Aguascalientes algún tiempo antes, precisamente a raíz de la irrupción triunfal de Rafael Rodríguez, había dejado de tener realidad. Era algo del pasado. De un pasado cuyos efectos se extendieron a los individuos y a los niveles sociales más distintos, haciéndoles participar de un mismo encendido sentir; el del interés más acentuado por el espectáculo taurino y, al mismo tiempo, el de la admiración más calurosa hacia el torero, héroe del redondel… En este año de 1955… únicamente se realizaron cuatro corridas de toros y una novillada, amén de dos o tres festivales con aficionados… En uno de esas funciones tomaron parte el Dr. Alfonso Pérez Romo, Guillermo González, inminente empresario del Coso San Marcos, Gabriel Arellano y Humberto Elizondo, cada uno en franca porfía por mostrar su propio arte y por arrancar el aplauso de los espectadores…

Y es que, en el transcurso de la obra citada, don Jesús deja ver algo que en una ocasión apuntara César Pastor: Aguascalientes está en una posición privilegiada para la organización de festejos taurinos. En esos días en nuestro territorio estaban las ganaderías de Garabato, Peñuelas, Armilla Hermanos, Santa Rosa de Lima, Pedro Castorena y Pablo Baranda; en las cercanías de Zacatecas las de Presillas y El Saucillo y en la vecindad de Jalisco las de La Punta, Matancillas, Chinampas y Corlomé y, además, en Estación Castro, don Raúl J. Guerra criaba ganado de lidia, sin estar afiliado a la Asociación de Criadores.

Eso daba la oportunidad a los prácticos de obtener con relativa facilidad ganado para sus festivales. Y surgieron nombres como los de Jorge López Yáñez, Ramón Morales, el citado Jesús Gómez Medina, Jesús Ramírez Gámez El Abogao, Adolfo de la Serna El Botas, Rubén Ortega, Felipe Reynoso Jiménez, Manuel de Alba de Anda, Roberto Gómez El Loco, Javier Maceira o Felipe Ávila. Los tres últimos nombrados vistieron el terno de luces y alguno de ellos llegó a actuar en la Plaza México.

Los festivales de aficionados prácticos

Las finalidades de esos festivales de aficionados prácticos eran diversas, desde el mero esparcimiento hasta intento de satisfacer causas mejores. Así, se organizaban a beneficio de la Ciudad de los Niños que intentaba poner en pie el Padre Toño; o a favor de las campañas de Desayunos Escolares que entregaba la esposa del gobernador de turno; a favor de alguna de las campañas de las candidatas a Reina de la Feria de San Marcos o de la Cruz Roja. Y los organizaban clubes como el Monjes o el 20 – 30, los estudiantes del entonces Instituto de Ciencias, los colegios de profesionales, o los aficionados individualmente. De lo que se trataba era de no quedarse sin toros y de matar el gusanillo de la afición.

Y la afición acudía a la plaza y al reclamo de aquellos que en el día a día atendían pacientes en un consultorio, publicaban en los diarios noticias que eran leídas por muchos, se encargaban de obras, atendían negocios de índole diversa o defendían causas en los tribunales. Quizás en algunos casos los asistentes iban a la plaza con la curiosidad de ver qué le podían hacer a los novillos o vacas que les tocarían en suerte o en otros, ya enterados de sus habilidades, a apreciar lo que sabían que les podían hacer.

La realidad de esos momentos, es que el grueso de la actividad de la fiesta, descansaba sobre los hombros de esos aficionados prácticos.

Don Humberto Luis Elizondo Garza

Quizás resultó largo el prolegómeno, pero esto no pretende ser una semblanza al uso de un hombre que ha sido un destacado y reconocido aficionado a los toros aquí en Aguascalientes. Estimo necesario entender el tiempo en el que generó su afición, para comprender la importancia que representa hoy en día su presencia y ausencia en las plazas y en los distintos medios en los que se tratan temas relacionados con la fiesta.

Don Humberto realizó estudios en la Escuela Bancaria y Comercial de la capital mexicana y posteriormente se afincó en Aguascalientes donde formó una familia y se dedicó a negocios relacionados con la industria automotriz. Pronto estableció lazos de amistad estrecha con el doctor Alfonso Pérez Romo y con don Julio Díaz Torre. El vehículo de esa amistad fue precisamente la mutua afición por la fiesta de los toros.

Guillermo Gonzalez Muñoz, Humberto Elizondo
y Alfonso Perez Romo Cª 1955

Como lo relata don Jesús Gómez Medina, don Humberto llevó su afición más allá de la mera presencia en el tendido. Su presencia en esos festivales de aficionados prácticos era más que frecuente. Y al decir del doctor Pérez Romo, en ellos se lidiaban novillos ya hechos. En particular, ese de 1955, en el que alternaron con Gabriel Arellano Guerra, Guillermo González Muñoz y Rafael Rodríguez, el ganado fue bastante serio.

Asiduo concurrente a nuestras plazas, en la Monumental tenía fijo su asiento de palco, en tanto que, en los últimos años en la San Marcos, formaba, en las barreras de sombra, en la séptima fila, a la izquierda del palco de la autoridad, tertulia con su hijo Gerardo – casado con una hija de Rafael Rodríguez –, el arquitecto Jesús Rangel y el ingeniero Rafael de los Reyes, siempre con su ocote encendido y dispuesto a disfrutar de su tarde de toros.

Don Humberto siempre fue reconocido como un aficionado serio y cabal. Tanto así que, en muchos de los certámenes organizados aquí en Aguascalientes para premiar triunfadores, tanto en la Feria de San Marcos, como en otros ciclos o festejos sueltos, era convocado como Presidente del jurado respectivo. Su imparcialidad y ecuanimidad eran proverbiales y tenía la facilidad de llevar a buen puerto las decisiones de esos grupos, tan complicados de poner de acuerdo, por su propia naturaleza.

El pasado 29 de agosto don Humberto se adelantó haciendo el paseíllo final. La afición de Aguascalientes ha perdido uno de sus baluartes. Con estas líneas intento reconocer su trayectoria como aficionado recto y cabal. Que en descanse en paz y que su familia logre superar su partida.

Aldeanos