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domingo, 8 de mayo de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (y XII)

La feria de 1972 en resumen

La corrida de toros – extraordinaria por donde se le vea – que cerró el ciclo de San Marcos de 1972, se celebró el 5 de mayo. La fiesta entraría en un periodo digamos, de hibernación, pues las actividades en la Plaza de Toros San Marcos se reanudarían hasta el mes de octubre, cuando se celebró la X Convención Internacional de Peñas Taurinas y Aficionados Prácticos entre los días 8 y 15 de ese mes, con una serie de festivales en los que participaron distinguidos aficionados practicantes en el ruedo como Ángel Talamantes El Exquisito, Jaime Femat, Luis López Campa, Lalo Azcué, Paul Armand, Jesús Arroyo, el doctor Manuel Hernández Muro, el ingeniero Valente Arellano, Pepe López Hurtado – quien después se haría matador de toros –,  Guillermo Torres Landa y otros muchos que ahora escapan a mi memoria.

Los festejos formales regresarían la noche del 12 de octubre, inaugurando la temporada 1972 – 73, con una corrida de toros en la que se presentaría la ganadería de Zacatepec en nuestra plaza, para que la enfrentaran Antonio Lomelín, Curro Rivera y Mariano Ramos. Después del banquete ferial, era un buen inicio de campaña para preparar la feria del siguiente calendario.

Lo que se podía esperar para 1973

Después de que en el último cuarto de siglo se promediaran tres festejos por Feria de San Marcos, en 1971 don Guillermo González Muñoz creció la oferta a seis corridas y dos novilladas y el año que ahora me ocupa – y espero que a Ustedes también – se cumplieron ocho corridas y una novillada, festejos que sumados a la corrida verificada en el mes de enero y a las novilladas de la temporada regular, consiguieron que en Aguascalientes se dieran entre junio de 1971 y mayo de 1972, treinta y un festejos, algo verdaderamente inusitado en estas tierras.

En una entrevista publicada el 11 de abril en El Sol del Centro, realizada por Agustín Morales Padilla, en esos días redactor del diario decano de esta capital, el empresario reflexionaba:

¿No estás desalentado por los problemas que has enfrentado para integrar los carteles próximos?

Guillermo se acomoda en el mullido sillón ejecutivo, fija la mirada en el reportero y expresa:

“Esto ha sido un acicate. Los problemas nunca me han arredrado y ésta no podía ser la excepción. Inclusiva, puedo ratificar mi declaración reciente, de que, en 1973, nuestra empresa dará, durante la Feria de San Marcos, un total de 10 corridas”.

¿Con qué objeto es todo esto?

“Mi actividad de empresario taurino presupone un espíritu de superación, en bien de la fiesta brava. Esta es la tercera temporada en que manejo la plaza local y me cabe la satisfacción de que, en tanto que en el lapso 70 – 71 se dieron 24 festejos (18 novilladas y 6 corridas); en la 71 – 72 fueron presentados 30 festejos (22 novilladas y 8 corridas)”...

“Otro dato revelador de la magnitud de nuestro esfuerzo, es que el coso San Marcos es el que da mayor número de festejos, en el mundo, durante una feria, atrás, apenas, de los de San Isidro (Madrid) y Sevilla, España”.

Debo aclarar aquí, que don Guillermo habla de 30 festejos, pues todavía no se anunciaba ni celebraba la corrida del 5 de mayo a la que aludía al inicio de estas líneas. También, en una entrevista diversa, concedida a Everardo Brand Partida, el empresario deja entrever que quizás, la feria siguiente ya se daría en una plaza nueva:

La charla subía en información, y el entusiasmo de Guillermo se dibujaba en su rostro, al seguir diciendo que, para 1973 tendremos mucha mayor experiencia, y posiblemente contaremos con una plaza mucho mayor, que consecuentemente nos permitirá montar un número más grande de festejos y contratar, como ha sido siempre nuestra mete y obligación para con el público, a los toreros que más gustan en la actualidad, en sí, a las primerísimas figuras del toreo mexicano y algunas españolas…

Como podemos ver en retrospectiva, por una parte, el modelo de feria que implantó don Guillermo González Muñoz ya había cobrado carta de naturalidad y por la otra, el reclamo de la afición y de los públicos por asistir a la plaza, hacía necesaria la edificación de otra plaza de toros, dada la imposibilidad material de ampliar el cupo de la San Marcos.

Algunos números del serial

Ya había dejado dicho por aquí que esta feria de 1972 fue la feria de Alfredo Leal. Dos tardes – noches en realidad – toreó y en ambas se alzó como rotundo triunfador, realizando dos importantes faenas a Lupillo de Las Huertas en la segunda y a Chamaco de Jesús Cabrera en la sexta del serial. Se aseguró por la empresa y por el Príncipe del Toreo que esta era su despedida de los redondeles, pero la forma en la que se entendió con los toros lo llevó a reconsiderar y seguir adelante con su carrera. Regresaría en 1973 y volvería a firmar una tarde importante en las tres en las que se presentó.

Curro Rivera, quien se convirtió, por los desencuentros crematísticos entre la empresa, Joselito Huerta, Manolo Martínez y Eloy Cavazos, en el eje y sostén de esta feria del 72, tuvo un paso agridulce por la San Marcos. Si bien tuvo una faena importante ante Bambuco de Valparaíso, a partir de su actuación en solitario el día 23 de abril, las cosas se deslizaron hacia abajo y terminó entre una auténtica división de pareceres en los tendidos de la plaza. También sería de los que volvería al año siguiente.

Antonio Lomelín cortó una oreja a Abrileño II en la segunda del ciclo y otra en la corrida del día 25 a un toro del ingeniero Mariano Ramírez que le valió ser galardonado con el Escapulario de Oro de San Marcos. También le tendríamos aquí el año de 1973 en nuestra feria. Adrián Romero le cortó dos orejas a un toro de regalo, de Valparaíso en la cuarta de feria y en el mismo festejo Mario Sevilla se llevó otra de Bolero, aunque dejó la impresión de que estuvo por debajo de las posibilidades que el toro ofrecía. Mario Sevilla volvería al año siguiente, Adrián Romero, no.

La última oreja de la feria la cortó Fabián Ruiz a Candilejo de La Punta, el toro más pesado que se ha lidiado en una plaza mexicana en toda la historia del toreo nacional. También, las crónicas consideraron que Candilejo no fue enteramente aprovechado y que se premió más el arrojo y valor del diestro hidrocálido. Escribió Everardo Brand Partida en El Sol del Centro:

Imponente el astado, y cuando Fabián se enfrentó con él, los olés se dejaron escuchar, pero sin ninguna justificación, si acaso el valor del torero al pararse frente al toro. Porque, como lo decíamos anteriormente, el hidrocálido no toreó, fueron mantazos por aquí, otros más allá, unos intentos de torear por chicuelinas... pero nada, y el público todo se lo tomaba a bien, porque se enfrentó al toro más grande… y pese a todo, afloraron muchos pañuelos en los tendidos, por lo que el Juez otorgó la única oreja de la tarde, una oreja que bien podemos señalar que fue cobrada por el impresionismo y el valor del hidrocálido, al enfrentarse al toro más pesado que se ha lidiado en plazas mexicanas.

Agregaría, en cuanto a las corridas se refiere, que Jesús Solórzano realizó una entonada faena a un toro de regalo de Las Huertas la noche del 21 de abril y que el 5 de mayo dio una vuelta al ruedo por su labor ante Enanito de La Punta, así como lo hizo ese día también Joaquín Bernadó por su hacer ante Lagrimoso. Por su parte a Rafael Gil Rafaelillo, las prisas del público le escamotearon una bien ganada oreja a Majareta de Suárez del Real, último de la noche del día 20, pues por salir corriendo a la variedad del Palenque, no se preocuparon por pedirla.

En cuanto a la novillada del primero de mayo, la disputa por el Cristo Negro del Encino se centró entre Arturo Magaña y José Antonio Ramírez El Capitán. Al final de cuentas, este último fue el que la afición eligió con su aplauso – cuestionable sistema – como el ganador del trofeo, que se disputó en una novillada accidentada en la que el propio Magaña, Pepe Luis Sánchez y don Alfonso Pedroza La Gripa ingresaron a la enfermería heridos de alguna consideración por unos complicados novillos de La Punta corridos esa tarde.

Los galardonados

La Casa Pedro Domecq puso en disputa dos trofeos, consistentes en unas estatuillas de bronce realizadas por Raymundo Cobo. Se premiaría al triunfador de la feria y al mejor encierro en ella lidiado. Habrá que apuntar aquí que la premiación se realizó la noche del 25 de abril, fecha en la que aún no había sido siquiera anunciada la corrida del 5 de mayo, razón por la cual, se declaró que el mejor encierro corrido hasta ese momento, fue el de Valparaíso, la tarde del sábado 22 de abril.

En cuanto al triunfador de la feria, ninguna duda cupo de que el trofeo era para Alfredo Leal, que, en teoría, con esa redonda y rotunda actuación ponía punto y final a una trascendente carrera desarrollada en los principales ruedos del mundo.

Nombres que ya no escuchamos

Las notas, columnas y crónicas nos hablan de personajes como Fermín Rivera, Ángel Procuna, Manuel Contreras Zacatecas, Abraham Ortega, Enrique Vargas, Jesús Arroyo, don Alfonso Pedroza La Gripa o don Luis Castro El Soldado, todos asistentes a algunos de los festejos del serial y que todavía pudieron apreciar la transición de la manera de ofrecer toros a una que es la que impera en la actualidad.

Ese año de consolidación de nuestra feria la vendría a convertir en una de las más destacadas, pero también cobraría su cuota, porque muchas fechas tradicionales como el 15 de agosto, el 16 de septiembre, el 20 de noviembre, los días de Navidad o del Año Nuevo, se perdieron como fechas para los toros. Todo o casi todo se concentra en dos o tres semanas que transcurren entre abril y mayo. ¿Es ventajoso que sea así?

Así pues, aquí dejo este resumen, apretado, de lo que representó la Feria de San Marcos en su arista taurina hace 50 años, que representó la consolidación de un modelo que sería de observancia casi obligatoria en todas las plazas de importancia en México.

viernes, 6 de mayo de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (XI/II)

La corrida del 5 de mayo y el triunfo de Fabián Ruiz

La corrida con la que se cerró la feria del año de 1972 ha pasado al capitulado de los grandes acontecimientos de la historia taurina de la Feria San Marcos, porque, como lo hemos ido planteando, en ella se lidió la corrida que, en presencia, tipo y por supuesto, pasando por el ineludible baremo de la báscula, resulta ser la corrida de toros más grande que se haya jugado en la Historia del Toreo en México.

Encabezó el cartel Joaquín Bernadó quien durante varios años de la década anterior había tenido triunfos significados en el serial sanmarqueño, como en el de 1964, en la que se alzó como triunfador máximo. Jesús Solórzano hijo, prácticamente un torero de la casa, conceptuado por los más como torero de arte, pero que tenía en su haber un profundo conocimiento de la técnica del toreo y que en el decurso de su andar por los ruedos, acometería varias gestas como la de este 5 de mayo y la presentación ante la afición de su tierra de un torero que tenía por divisa el valor a toda prueba, Fabián Ruiz, quien después de la gravísima cornada penetrante de tórax que sufrió en Tijuana, luchaba por retomar el paso y llegar a ser una figura de los redondeles.

A las cinco de la tarde se abrió la puerta de cuadrillas y salieron a la arena Joaquín Bernadó, vestido de verde claro y oro; Jesús Solórzano, de verde bandera y oro y Fabián Ruiz, de rosa mexicano y plata. La suerte estaba echada.

El comportamiento de los toros en el ruedo

La crónica de Everardo Brand Partida para El Sol del Centro refleja respecto del juego de los toros lidiados, lo siguiente:

Contrariamente a lo que suponía el grueso de los aficionados, tomando en consideración el peso de los astados, éstos no salieron parándose ni a la defensiva. Llegaron al tercio mortal plenos de facultades, esto es, con poder, embistiendo de aquí para allá, francamente, con estilo definido, con son y sólo necesitaban que un torero se les parara, los templara y los mandara, para que hubieran pasado a formar parte de un capítulo memorable de la historia taurina mexicana, y hubieran cubierto de gloria a la divisa y a su criador, el pundonoroso ganadero don Francisco Madrazo… El encierro de La Punta, bonito en verdad, demostró que los toros no llegan al último tercio con media embestida, semi – parados o completamente a la defensiva, exclusivamente por su peso. No, los punteños fueron graneados – no cebados ni engordados prematuramente para cumplir con el requisito del peso – se les apreció fibra y poder, y su sangre brava los hizo embestir en todo momento…

Es decir, los toros no sucumbieron a su volumen. Los toreros que los enfrentaron tuvieron la ocasión de lucirse con ellos, aunque en principio, las intenciones de la concurrencia estaban inclinadas hacia los astados.

El triunfo de Fabián Ruiz

Al cerrarse la tarde el de Aguascalientes, Fabián Ruiz fue el único que salió con una oreja en la espuerta. Se la cortó precisamente al primero de su lote y tercero de la tarde, el toro que acaparaba todas las miradas y comentarios, Candilejo, cuya muerte brindó al maestro Fermín Espinosa Armillita. Esto se escribió sobre su actuación:

Fue “Candilejo”, corrido en tercer lugar, marcado con el número 49, el toro más grande del encierro, con 730 kilogramos de peso. Imponente el astado, y cuando Fabián se enfrentó con él, los olés se dejaron escuchar, pero sin ninguna justificación, si acaso el valor del torero al pararse frente al toro. Porque, como lo decíamos anteriormente, el hidrocálido no toreó, fueron mantazos por aquí, otros más allá, unos intentos de torear por chicuelinas... pero nada, y el público todo se lo tomaba a bien, porque se enfrentó al toro más grande… Con la muleta en la diestra las cosas no mejoraron, y si bien el toro no pasaba de aquí hasta allá, como sus hermanos de sangre, tampoco representaba mayores problemas, y cuanto muletazo ejecutaba Fabián, se lo coreaban, especialmente en el tendido cálido. De una estocada caída y acierto al cuarto intento de descabello, dio cuenta de “Candilejo”, y pese a todo, afloraron muchos pañuelos en los tendidos, por lo que el Juez otorgó la única oreja de la tarde, una oreja que bien podemos señalar que fue cobrada por el impresionismo y el valor del hidrocálido, al enfrentarse al toro más pesado que se ha lidiado en plazas mexicanas…

Con la oreja de Candilejo en la mano, Fabián sacó a dar la vuelta al ruedo al ganadero Francisco Madrazo y al empresario Guillermo González, quienes agradecieron con él desde los medios. Ante el sexto, Sombrerero, el torero de esta tierra se limito a cumplir, que el triunfo ya lo había conseguido.

Bernadó y Solórzano

Joaquín Bernadó se enfrentó a Carretero y a Lagrimoso. El primero de su lote lo brindó al ganadero Francisco Madrazo y mejor estuvo con el cuarto:

Con el cuarto, “Lagrimoso” de nombre, marcado con el número 40 y con 635 kilos de peso, un espontáneo se arrojó al ruedo, alborotó los tendidos con unos pases por alto rodillas en tierra, empero molestó en forma considerable al matador, que veroniqueó rapidillo para ordenar que hicieran acto de presencia las cabalgaduras. Dos puyazos en lo alto, hicieron sangrar al de La Punta, que fue lidiado por Bernadó, pero sin mayor entrega…Mucho conocimiento del oficio, faenas muy parecidas las del catalán, pero hasta ahí las cosas. Con un pinchazo y un estoconazo ligeramente desprendido culminó su actuación, haciéndose merecedor de una vuelta al ruedo…

Por su parte, Jesús Solórzano sacó del sombrero a Recobito y Enanito. También fue que con el segundo de su lote, el hijo del Rey del Temple tuvo sus mejores momentos en esta tarde:

…con la muleta logró algunas series de ayudados, en redondo y por abajo, así como unos naturales, éstos no fueron ligados y menos aún conjuntados como lo merecía el burel. El toro tenía una embestida franca, nobilísima, iba de aquí hasta allá, y al finalizar el trasteo… Rápido se deshizo de él Jesús, cuando la autoridad hizo que la trompeta sonara en una ocasión, ordenando con ello el arrastre lento, pero la cuadrilla “interpretó mal” el toque y fue a cortar una oreja para entregarla a Solórzano, que se vio precisado a tirarla en el centro del redondel, cuando se “tomaba” una vuelta, con algunos pitos del público…

Así fueron los hechos en una tarde que todavía permanece en la memoria de los aficionados de Aguascalientes y que ha motivado la colocación de tres placas en el escenario en el que se produjo, en la Plaza de Toros San Marcos: una dedicada al encierro de La Punta, otra a recordar el triunfo de Fabián Ruiz y una tercera al paso de Jesús Solórzano por su ruedo, en la que se incluye su actuación en esta memorable tarde.

El devenir de La Punta

Don Francisco Madrazo Solórzano afirmaba que esta tarde del 5 de mayo de 1972 había sido su despedida – sin anunciar – como criador de toros de lidia. Sin embargo, después de esa tarde, a su nombre, como titular del hierro y divisa de La Punta, todavía se lidiaron tres encierros aquí en Aguascalientes. 

El primero de ellos fue una novillada lidiada el 8 de mayo de 1977 en la plaza Monumental. El cartel lo formaron José Antonio Ramírez El Capitán, Paco Olivera Bombita, Roberto Ramírez El Oriental, Saúl Saleri, Gerardo Navarro y Ricardo Sánchez.

Posteriormente se presentó en la misma plaza Monumental una corrida de toros el día 26 de abril de 1981. La lidiaron Eloy Cavazos, Jesús Solórzano Humberto Moro. Eloy Cavazos le cortó el rabo al 4º de la tarde, Mayoral y Humberto Moro una oreja a Señorito, sexto de la corrida

Y, el último encierro que bajo su responsabilidad se lidió en Aguascalientes, fue en la Plaza de Toros San Marcos el día 2 de junio de 1991. Fue una muy seria corrida de toros, que fue anunciada antes, con fotografías de los toros para ir predisponiendo el ambiente y la lidiaron Ricardo Sánchez, David Bonilla y Héctor de Granada.

Después de esos festejos, no tengo noticia de que se haya lidiado otro encierro bajo la titularidad de don Francisco Madrazo Solórzano, aunque éste afirmara que eso era cosa de sus hijos.

Así es como concluyo con esta historia y con estos recuerdos de la Feria de San Marcos de hace 50 años.

jueves, 5 de mayo de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (XI/I)

5 de mayo, 8ª de feria, un impresionante encierro de La Punta

El anuncio inicial del serial taurino de 1972 únicamente comprendía siete corridas de toros y el aviso de que se ofrecería la novillada – vigésimo segunda – de triunfadores de la temporada iniciada a mediados del año anterior. No obstante, el 6 de abril se hizo pública una entrevista telefónica con el empresario Guillermo González Muñoz, de la que entre otras cuestiones se dedujo:

En definitiva, don Guillermo González afirmó que la temporada taurina constará de siete corridas formales y una novillada, aunque dejó abierta la posibilidad de que se efectúe otro festejo…

Es decir, la celebración de una corrida extraordinaria nunca estuvo fuera de cuestión. Todo estribaba en que las condiciones entre afición, toreros y ganaderos se conjuntaran para que se habilitara una fecha y se pudiera ofrecer el festejo. En la columna de Francisco Lazo, cronista huésped de El Sol del Centro ese año, publicada el día 23 de abril, se relata lo que sigue:

Ya habíamos dicho que en La Punta hay un encierro que mete miedo, en 680 kilos de peso, con un toro que dio 714 en la báscula. Nos dice Guillermo González que es de su propiedad, pues lo compró ya al ganadero Francisco Madrazo. ¿No iba esa corrida a Tijuana? “No creo, dijo Guillermo, pues la quiere lidiar aquí...

Como se ve, las cosas se iban acomodando. Otras informaciones periodísticas afirmaban que esa corrida de La Punta era una de las que había reseñado la Asociación de Matadores para su corrida del Estoque de Oro que se verificó a principios de marzo. Al final, la corrida se quedó en el campo y entre don Francisco Madrazo Solórzano y don Guillermo González, decidieron que se lidiara aquí en Aguascalientes, a manera de un magno fin de feria.

La conformación del cartel

El 29 de abril se informó que la corrida extraordinaria se verificaría el viernes 5 de mayo y que, junto con los toros de La Punta, estaba ya listo Jesús Solórzano, que no está de más decirlo, era torero de la casa. Se adelantó que se esperaría a la celebración de la novillada del día primero de mayo, para rematar la combinación que se enfrentaría a los toros que ya eran esperados por la afición de Aguascalientes. 

El 1º de mayo se anunció que Fabián Ruiz, torero de Aguascalientes que trataba de remontar la cuesta de un grave percance sufrido el 29 de julio de 1969 en la Monumental de Tijuana, cuando alternaba con Eloy Cavazos y Curro Rivera. Esa tarde, Montañés de Reyes Huerta le partió el pecho y le perforó un pulmón entraba en el cartel. Dijo el doctor José Rodríguez Olivas, jefe de los servicios médicos de las plazas de Tijuana en esos días acerca del percance:

Fue una de las cornadas más graves que se han visto en Tijuana. La herida está localizada a escasos cuatro centímetros del corazón, y hay perforación del pulmón derecho... De estas cosas no sabe uno el tiempo crítico, por tanto, no puede decirse nada sobre el término de 72 horas...

El percance mantuvo parado a Fabián hasta el 2 de febrero del año siguiente, por lo que prácticamente estaba reiniciando su andadura como matador de toros. La fecha además implicaba su presentación en esta, su tierra, como torero de alternativa.

El día primero de mayo se anunció que el encierro sería desencajonado en los corrales de la plaza de toros, quedando a la vista del público a partir del día siguiente y ese día, con el encierro ya manifiesto, se dio a conocer que Joaquín Bernadó era el tercer torero que formaría el cartel:

…está por delante el interés de la afición hidrocálida por ver a Fabián Ruiz, el extraordinario torero de esta tierra, quien, por primera vez, como matador de toros, pisará el ruedo del Coso San Marcos. La animación por ver a Fabián es indescriptible. En todos los medios sociales no se habla de otra cosa que no sea de irlo a ver… La empresa ya confeccionó el cartel, y por esta ocasión se puede decir que tres fundamentales aspectos determinantes han sido conjugados. El tercer espada es el catalán Joaquín Bernadó… Es decir, en la corrida se habrán de juntar los máximos atributos que se requieren para que sobre el ruedo se vea la corrida soñada, La valentía y enjundia de Fabián Ruiz. La plasticidad de Jesús Solórzano y la maestría de Joaquín Bernadó…

Así fue como, casi por entregas, supimos quienes serían los que se enfrentarían al singular encierro de La Punta, que, hasta estos días, medio siglo después, sigue siendo el más grande en cuanto a promedio de peso que se haya lidiado en una plaza de toros mexicana.

En el día de la corrida

Las taquillas de la plaza y los demás puntos de venta de entradas se vieron colmados de interesados en asistir a ese festejo, que por el ángulo que se le mire, era verdaderamente extraordinario. La nota previa al festejo, aparecida en El Sol del Centro, presenta una reseña pormenorizada de los toros que se lidiarían:

“Sombrerero” marcado con el número 61 y con 580 kilos sobre los costillares; “Lagrimoso”, marcado con el número 40 y con 635 kilos; “Recobito”, marcado con el número 65 y 620 kilos; “Carretero”, marcado con el número 20 y 630 kilos de peso; “Enanito” marcado con el número 25 y con 672 kilos y finalmente, el más impresionante de los extraordinarios ejemplares de La Punta: “Candilejo”, marcado con el número 49 y la friolera de 730 kilos de peso… Son esas las características del encierro que ha sido admirado por una considerable cantidad de aficionados, quienes los observaron en los corrales de la plaza, con la opinión unánime de que están verdaderamente imponentes, sobre todo “Candilejo”, para el que se han vertido elogiosos comentarios y la incógnita de que ¿por quién será lidiado esta tarde?, pregunta que será despejada cuando se conozca el sorteo que al mediodía se verifique en la misma plaza de toros…

Es decir, el reclamo de la corrida era precisamente el toro, que presentado en su integridad y con el debido trapío y remate que debiera tener cualquier encierro que se envíe a una plaza, debe ser más que suficiente para hacer que la gente se interese en asistir. No por nada, la fiesta es de toros.

Los rumores sobre Candilejo

Hoy, a cincuenta años de distancia, se sigue rumorando acerca del origen de Candilejo, dudando acerca de su origen punteño y afirmándose, hasta con firmeza, que era un toro de El Colmenar, ganadería entonces de la titularidad del ingeniero Gerardo Martínez Ancira. Lo que cuenta el ganadero Francisco Madrazo Solórzano en su libro El Color de la Divisa acerca de este asunto, es lo que sigue:

...En 1969, le compré, al ingeniero don Gerardo Martínez Ancira, dilecto amigo mío, su ganadería de “El Colmenar”, formada con vacas de “Matancillas” y “La Punta”, aumentada después, con vientres de varias casas de prestigio como la de don Jesús Cabrera, “Mimiahuápam”, Javier Garfias, don Mariano Ramírez, y cinco sementales de las dos primeras vacadas… Lote que un año después vendí, en su totalidad, a don Alberto Bailleres, para su ganadería de “Begoña”. Durante una primavera, empadré con mis vacas, dos de los “Mimiahuápam”, uno de ellos, de pelo colorao bragado, “Vencido” Nº 110, muy bonito toro, muy bien construido y bien puesto de cabeza, que dio estupenda corrida. Y el otro, número 80, entrepelado, listón, bragado y meano, con mucha cabeza, padre de “Candilejo”, Nº 49, negro bragado, que el día de su brillantísima lidia (Aguascalientes, 5 de mayo de 1972), pesó 736 kilos en pie y 434 en canal. Hasta hoy ha sido el toro más grande que se ha lidiado en la historia de nuestra fiesta… Teniendo, por lo tanto, para estas fechas, en la corta piara del ganado bravo que me queda, sangre de “Mimiahuápam”. Hago este pequeño comentario al margen, porque nunca he ocultado lo que pasta en La Punta, y porque jamás he sido un comerciante de ganado bravo, al que tanto quiero, y tanto he respetado… (El Color de la Divisa, Págs. 348 – 349)

A confesión de parte, relevo de prueba. Candilejo quizás no era un toro puro de sangre Parladé, pero era definitivamente de La Punta. Espero que la cita anterior aclare las dudas y los bulos que en torno suyo se han construido y que, con relación a El Colmenar, únicamente tienen que ver en cuanto a que el padre de ese toro, venía con el ganado que compró allí don Francisco Madrazo en su oportunidad.

Pero estas notas ya se van extendiendo más allá de lo recomendable, así que las dejo aquí por hoy y continuaré el día de mañana.

lunes, 25 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (IX)

Antonio Lomelín se lleva el Escapulario de Oro

La séptima corrida de la feria se celebraría el 25 de abril, el mero día de San Marcos y como se empezaba a acostumbrar, era el festejo llamado en la voz popular la corrida del toro, mas no por el hecho de que en ella se lidiara un encierro de impecable presentación y características, sino porque en el mismo se anunciaba a seis espadas de los más notables que se presentaron en los demás festejos feriales, matando un ejemplar cada uno y para dar algún aliciente a toreros y afición, se ponía en disputa un trofeo.

En esta oportunidad, estaba en juego de nueva cuenta el Escapulario de Oro, aportado por la Casa Pedro Domecq y los toreros que irían a por él serían Raúl Contreras Finito, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Mario Sevilla y Adrián Romero, quienes enfrentarían una corrida del ingeniero Mariano Ramírez. La corrida interesó a la afición, dado el gran éxito que resultó la del año anterior, en la que Manolo Martínez y Manolo Espinosa Armillita, escribieron una de las grandes páginas de la historia de esta etapa de la Feria de San Marcos.

El resultado del festejo

En esta oportunidad Francisco Lazo, transitoriamente encargado de la crónica taurina en El Sol del Centro, no elaboró nota previa o columna relacionada a esta corrida. El 26 de abril de 1972 aparece una breve relación suya, casi telegráfica, que reproduzco en su integridad:

La Plaza San Marcos registró otro lleno hasta la azotea.

Había expectación, “clima”, como decía Paco Malgesto al entrevistar a los seis alternantes por la radio. ¡Seis toreros por un solo boleto, amigo, aquello estaba rebosante!... Sólo que el encierro del ingeniero Mariano Ramírez, muy bien presentado, una auténtica corrida de toros, que peleó con los lanceros, pero que lamentablemente no fue debidamente picado, resultó poco propicia para el éxito de los de a pie. Si acaso, los tres primeros acusaron un poco de mejor estilo, pero los otros, francamente tiraban a bueyes.

Los toreros estuvieron empeñosos y si poco lograron, nos regalaron con seis estocadas que aligeraron el aburrimiento comenzaba a hacer presa de los tendidos.

Raúl Contreras “Finito” salió por delante y se enfrentó a un cárdeno con unos pitones impresionantes al que lanceó muy bien. Una gran vara de “Barana”, arriba y castigando de firme al toro que empujaba bravo, pero que salió doblando las manitas, débil. Raúl lo toreó a media altura, con buenas maneras, pero el público quería que echara la mano abajo y eso no era posible. Lo intentó “Finito”, y la res rodó por la arena. Iba bien el astado, pero sin fuerza y finalmente con la cabeza arriba, pasando apenas. Y vino una soberbia estocada que le agradecieron con aplausos.

Chucho Solórzano le salió a un castaño que arrancó aplausos en los tendidos. Muy bien de capa y banderilleó con lucimiento. Bravo, fue picado por “Zacatecas V” y se cambió el tercio precipitadamente. Con la derecha, toreó bien Chucho y cuando el toro fue acortando la embestida, toreó por la cara y con adornos, para estocada con travesía y golpe de descabello. Vuelta.

Antonio Lomelín se enfrentó a un cárdeno oscuro, bajito, lleno y logró verónicas con mucho sabor. Bravo el toro, fue banderilleado por Antonio, logrando un tercer par excelente. Este toro sacó mejor estilo y Antonio lo aprovechó debidamente, mientras la res tuvo fuerzas. Y le toreó en redondo y al natural, cada vez mejor que, ya decimos, Antonio parece recuperar su forma física y mejorar notoriamente su quehacer taurino. Escuchó aclamaciones y derribó de una gran estocada, entrando muy derecho y mojándose los dedos. Petición, oreja, vuelta. A la postre, el triunfador.

“Currito” Rivera sigue siendo hostilizado y como el chamaco se irrita pronto, pues las cosas se complican. Se enfrentó a un toro capuchino de pinta, de pésimo estilo. Puso empeño, pero al escuchar muestras de desagrado, se tiró a matar, lo que hizo de una estocada que caló y descabello al segundo golpe, retirándose entre silbidos.

El quinto fue para Mario Sevilla, un berrendo fuerte que pasaron sin que le pegaran debidamente. Muchos problemas presentó en el tercio final, por su arrancada fuerte y descompuesta. Mario terminó de media delantera.

Adrián Romero se enfrentó a un bicho feo, toreando bien a la verónica. Una vara apenas en el pellejo y lo pasan. Termina con la cabeza arriba y moviéndola como rehilete. Tres cuartos de acero, y a otra cosa... Y punto final a la Feria Taurina Aquicalitense de San Marcos 1972...

Como pueden apreciar, pareciera que el cronista capitalino se atoró y que seis festejos consecutivos le vinieron pesando al final del camino, y la andadura que comenzó publicando crónica y columna al mismo tiempo, fue perdiendo velocidad, hasta llegar al punto en que para despachar el último tramo del compromiso únicamente reseñó, en breves líneas, lo que sucedió en ese teóricamente, último festejo de feria.

La entrega de premios

Se había anunciado desde el día 16 de abril la entrega de los llamados Trofeos Domecq al triunfador de la feria y al mejor encierro lidiado en la misma. La ceremonia de premiación se verificó el mismo día 25 por la noche en el stand de esa compañía vinícola, montado en los aledaños del Jardín de San Marcos. 

El Jurado Calificador, integrado por Fermín Espinosa Armillita, Jesús Ramírez Gámez, doctor Alfonso Pérez Romo, Jesús Gómez Medina, Jorge Durán, Juan Andrea, Octavio Sanromán y Ramón Morales Padilla, determinó que el triunfador del ciclo era Alfredo Leal y que el mejor encierro fue el de Valparaíso, por lo que se hicieron acreedores a las estatuillas creadas por el maestro Raymundo Cobo para la ocasión. La información de la prensa es en este sentido:

La Feria Taurina de San Marcos llegó, anoche, a su feliz culminación, con la premiación que llevó a cabo la Casa Pedro Domecq, al mejor torero de la feria, a la mejor ganadería y con la entrega del Escapulario de Oro al torero triunfador en la corrida verificada el día de ayer… Fue para Alfredo Leal el magnífico trofeo, obra del escultor Raymundo Cobo, por haber sido el mejor torero de la feria. El Jurado Calificador del Certamen se basó, para emitir su juicio, en las faenas realizadas a los toros de Las Huertas y de Chucho Cabrera… Para la ganadería de Valparaíso fue el trofeo destinado a las dehesas que enviaron el mejor encierro en cuanto a trapío y bravura, y fue para el espada Antonio Lomelín, el Escapulario de Oro, por su actuación en la corrida verificada el día de ayer… Anoche en el stand de la Casa Domecq, tuvo lugar la entrega de los premios a los triunfadores. El matador Alfredo Leal recibió su trofeo de manos de don Eduardo Solórzano ex – matador de toros y representante de la Casa Domecq; el señor José Manuel Garamendi representó a don Valentín Rivero para recibir el trofeo a la mejor ganadería que fue la de Valparaíso y Antonio Lomelín recibió el Escapulario de Oro, todos ellos, de manos del matador Solórzano… Fue el señor Octavio Sanromán quien expresó a los asistentes el deseo de la Casa Pedro Domecq de continuar estimulando la fiesta brava, a través de sus promociones en la Feria de San Marcos... Alfredo Leal agradeció la designación que se hizo para otorgarle el Trofeo Domecq, señalando que su designación por haberse despedido de su carrera en una feria tan taurina como la de Aguascalientes…

Es decir, con este evento se daba, al menos formalmente el cierre de la edición taurina 1972 de la Feria de San Marcos, pero aún quedaba pendiente la novillada de triunfadores que se celebraba tradicionalmente el día 1º de mayo y flotaba en el ambiente una afirmación que hizo el empresario Guillermo González en la entrevista telefónica que concedió a El Sol del Centro el 5 de abril y que se publicó al día siguiente, en el sentido de que aparte de las siete corridas que anticipaba, pudiera darse un festejo más.

Si a esa última afirmación le sumamos el hecho de que el día 24 de abril el empresario declaró a Francisco Lazo el haber adquirido un imponente encierro de La Punta, la especie de la corrida extraordinaria iba cobrando cuerpo. De la novillada y del otro asunto también, me ocuparé según se acomoden las fechas.

viernes, 22 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (VI)

Cuarta de feria. Curro Rivera se presenta

Desde los prolegómenos del serial sanmarqueño de hace 50 años, quedó definido que el peso del mismo quedaría sobre los hombros de Curro Rivera, quien con menos de cuatro años de alternativa, tendría la responsabilidad de ser el eje de un serial que, si bien era de cuño reciente, tenía las características suficientes para tomar carta de naturalidad entre la afición mexicana. Interrumpió para ello una campaña europea que cerró con más de 40 festejos toreados y muy importantes triunfos en las principales plazas de aquella geografía. Era un albur fuerte, pues actuaría al final esa cuarteta de festejos aquí y uno más en Acapulco, el último día de abril.

Notas previas del festejo

En el ambiente flotaba todavía la redonda actuación que tuvo la noche anterior Alfredo Leal. Tengo un recuerdo muy vago de esa corrida – la presencié – y es más que nada, referido al emotivo ambiente que en ella se generó. Francisco Lazo, en El Sol del Centro, refiere:

Gran ambiente en el sorteo de Valentín Rivero, propietario de la ganadería de Valparaíso. Muchos taurinos de México y del extranjero, bajo un sol abrasador y metidos en las discusiones de siempre, pero todos de acuerdo en una cosa: la faena que hizo anoche Alfredo Leal a “Lupillo” de Las Huertas, fue excepcional. Y ahí los ve usted, pegando pases a toros imaginarios, a la vez que manifiestan entusiastas: “¡así se lo pasó...!

En ese sorteo de los toros de Valparaíso que se lidiarían la tarde del 22 de abril, el propio Lazo refiere la presencia de personajes que hoy resultan memorables y algunos hasta entrañables, entre apoderados, toreros retirados, ganaderos y demás taurinos de la época:

…Ángel Procuna, Enrique Vargas y Abraham Ortega, apoderados de los toreros que harán el paseíllo esta tarde, Mario Sevilla, “Currito” Rivera y Adrián Romero formaban los lotes, mientras don Valentín Rivero nos da los números y nombres de los toros: 101, “Tango”; 6, “Bolero”; 10, “Danzón”; 42, “Huapango”; 82, “Bambuco” y 90, “Porro”. Una corrida musical… También por allí, Fermín Rivera, padre de “Currito”, elegantemente vestido, con 10 kilos menos de peso y sin acusar nada de los momentos desagradables que vivió últimamente cuando su corazón alteró su ritmo y hubo necesidad de hospitalizarle. Atendía a las cuestiones administrativas de su vástago… Chucho Arroyo, quien estuvo al lado de su muy amigo Luis Castro “El Soldado”, cuando fue operado. Cuenta Chucho que el doctor que extrajo la piedrecilla que lesionaba el riñón de Luis era tal su tamaño que exclamó: “¡Pípila, este señor es el Pípila!”, y Mario Sevilla padre, comentó: “Si esa piedra es producto de la buena vida que se ha dado ‘El Soldado’, debe valer más que las rocas lunares”…

Ese era el gran ambiente que se vivía en el pasillo de los corrales de nuestra plaza de la calle de la Democracia el mediodía del 22 de abril de 1972.

Una anécdota que vale la pena tener presente

Cuenta en la misma columna Francisco Lazo:

Un chiquillo pide su autógrafo a Fermín Rivera y este lo atiende, pero hace un amargo comentario: “¿Para qué quieres sobras, hijo?”. Y allí cerca, Adrián Romero, le dice: “¡Vale más ahora, pues bien se acuerdan de usté!”. Eso hace sonreír grandemente a Fermín...

Un hecho que hoy sería difícil poder apreciar, el viejo maestro pretendiendo hacerse a un lado, suponiendo que ya nadie le reconoce y dejando el paso a quienes en el momento actual cargan el estandarte. Y también, por otra parte, el detalle de torería de Adrián Romero, que reconoce el valor y la posición que ocupa en la fiesta y en su historia el llamado Maestro de San Luis, don Fermín Rivera Malabehar.

Una corrida triunfal

A la corrida de don Valentín Rivero los toreros le cortaron cinco orejas, si bien dos de ellas a un toro de regalo. El cartel, balanceado con una figura joven y dos de reciente alternativa que se abrían paso, justificó la apuesta del empresario Guillermo González.

Mario Sevilla le cortó la oreja al primero de la tarde, Bolero de nombre y ante el cuarto, se desdibujó. Así le vio Francisco Lazo en su crónica:

A Mario Sevilla le correspondió en primer término “Bolero”, un toro extraordinario al que toreó soberbiamente de capa. El astado fue de largo a los caballos, y era una seda en el último tercio. Mario lo toreó con mucho arte y mucho sentimiento, echando la muleta muy adelante para embarcar, jalar, templar y mandar, y remató varias veces los ayudados con la “capetillina” para que sonara la música y escuchara coros de “¡torero – torero!”. Dos pinchazos, dos ayudados más y una entera desprendida, de rápidos efectos. Oreja, vuelta con el ganadero, con “Currito”, sacando al tercio al empresario. Pero Mario tiene un problema a resolver: su inconsistencia, esa que no le permite escalar con firmeza. Su segundo fue un toro propicio para otra faena y si es cierto que lo toreó muy bien de capa, cierto es también que se hizo un lío con la muleta y no pudo ligar la faena que el torito le estaba pidiendo a gritos. Y se desdibujó, y después de derribar, se retiró en silencio... a sabiendas de que había dejado escapar otra gran oportunidad.

Por su parte, Curro Rivera se llevó las dos orejas del primero de su lote, al que le realizó una faena importante:

…Pronto llegará el día en que Francisco Rivera Agüero, madure física y anímicamente y se consolide como gran figura del toreo… En su primero, nos regaló hasta en tres ocasiones con el “circurret”, ese pase que arranca de un derechazo, continúa en un alto por la espalda y vuelve al frente cuando el torero pone nuevamente la muleta en la cara del toro como si fuera a dar otro derechazo. Su temple no ha sufrido merma a pesar de la aspereza del toro español al que se ha estado enfrentando en los últimos meses y la largueza y profundidad de sus pases, no tienen mancha. De una gran estocada derribó al primero, atravesándolo. Dos orejas hacen sonreír ampliamente a Fermín Rivera, padre del torero y quien recibió el brindis por la muerte del morito. Con su segundo que no se dejaba, “Currito” mostró que le puede al bueno y al malo. Le dio pases, sin cuajar la faena, pero le hizo pasar al son que le marcaba. Hacia el final del trasteo, se desataron las pasiones en los tendidos de sol, pero al final, el joven maestro se retiró entre aplausos, después de derribar de dos pinchazos y entera desprendida…

Y en lo que refiere al tijuanense Adrián Romero la reflexión de Francisco Lazo es en el sentido siguiente:

…Su segundo se llamó “Porro”, que arrolló a Romero cuando toreaba de capa, sin consecuencias. Brindó a Rafael Longoria. La res resultó sosa, deslucida, distrayéndose con cualquier cosa. Poco había que hacer allí que no fuera poner voluntad, como lo puso de manifiesto Adrián. Prometió obsequiar uno y tumbó al sexto de pinchazo y estocada caída. También fue de Valparaíso el de regalo, un toro bravo deveras y de gran clase al que Adrián lanceó con mucho arte con verónicas, a la manera de Ortiz y chicuelinas. Hermoso toreo de capa en el centro del anillo. Y nos sorprende gratamente el joven doctor en tauromaquia al cuartear muy bien en un segundo par y al jugarse la piel con banderillas mini – cortas, lo mismo que con una faena artística, variada, que le corean con calor. Tres supernaturales y la plaza ya está al revés. El toro es magnífico y el torero le está haciendo honor. Media en el rincón para terminar y los gritos de “¡torero – torero!”, dos orejas y vuelta a hombros de los entusiastas, que así se lo llevan a la calle...

Los de Valparaíso

Acerca del encierro enviado por don Valentín Rivero, escribió en su día Francisco Lazo:

Hoy día los públicos piden faenas de sesenta pases y quieren que todos sean con mucho temple, largos, sin importarle generalmente las condiciones del toro. Exigen toreo sedeño, artístico, de gran dimensión y profundidad. Para lograr eso, se necesita un toro propicio, que embista de principio a fin de su lidia, que no tenga resabios, que sea claro y noble, pues de otra forma, no es posible que el torero consiga lo primero. Muy pocos diestros logran faenas con toros que no reúnan esas características y son insuficientes para llenar todos los carteles. Don Valentín Rivero ha logrado ese toro en muchos casos, sin demérito alguno de la bravura. Ayer dos de sus pupilos pelearon de firme con los montados y llegaron al tercio mortal queriéndose comer la muleta; fueron tercero y séptimo, éste último que regaló Adrián Romero… Puede decirse que el balance favorece al ganadero, pues además de que sus toros se dejaron hacer, les cortaron cinco orejas…

Así fueron los sucesos de la cuarta corrida de feria de hace medio siglo. Al día siguiente, Curro Rivera acometería la hazaña, por segunda ocasión en nuestra plaza San Marcos, de lidiar en solitario una corrida de toros, en esta ocasión, de Torrecilla. El día de mañana recordaremos lo allí sucedido.

miércoles, 20 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (IV)

Antonio Lomelín y Rafaelillo destacan en la segunda de feria

La noche del jueves 20 de abril de 1972 se celebró la segunda corrida del serial de ese calendario. Se anunciaron toros de Suárez del Real para el rejoneador Felipe Zambrano, Raúl Contreras Finito, Antonio Lomelín y Rafael Gil Rafaelillo. Al final de cuentas, solamente salieron al ruedo seis de los anunciados originalmente, pues el de rejones procedió de La Punta

Lo que costaba hacer una feria

Por su parte, Francisco Lazo, cronista huésped del mismo diario, en columna que publicaba de manera sindicada también en el Esto de la capital mexicana, deja unos trozos de una entrevista que realizó al empresario Guillermo González, en los que le reveló la inversión que realizaba para ofrecer a la afición de Aguascalientes una feria como la que estaba teniendo verificativo:

…orgullosamente, mandó encender la iluminación de la plaza, esta bonita plaza de San Marcos, con capacidad para 3,800 personas. No había una sombra, los reflectores, dando luz de cuarzo, hacen ver el ruedo como si cayera el sol de la tarde. Siguió diciendo Guillermo: “Compré esta plaza en un millón doscientos mil pesos. Le hice mejoras por seiscientos mil, doscientos mil de los cuales, fueron exclusivamente para el alumbrado”.

Guillermo González abrió el domingo pasado la Feria Taurina, dando el primero de los siete festejos que llevará a cabo. “Me fue mal – reconoce –. Hicimos una entrada de 79,800 pesos. Perdí alrededor de 50 mil del águila”.

¿Cuánto cuesta montar la Feria?

“En siete carteles invierto un millón, doscientos mil pesos. Agotando el boletaje en las siete tardes, entran un millón seiscientos mil pesos, lo que me daría una utilidad de 400 mil, aclarando antes, que dentro la inversión, están considerados los impuestos...”.

¿No es mucho arriesgar para lo que puede haber de utilidad?

“Yo trabajo para el futuro. Quiero que la Feria de Aguascalientes llegue a ser la más importante de las que se den en el mundo de los toros. Cuando lo logre, también habré logrado lo otro, ganar mucho dinero...”.

Ya hemos dicho que un lleno total deja 240 mil en taquillas. Guillermo ratifica: “Entre los boletos regalados y pases, hay que descontar un mínimo de $5,000.00 por corrida... Muchas personas, alegando tener algo que hacer en la plaza, consiguen asistir a la corrida sin pagar. Ahí van estos otros números: En la plaza caben 3,800 personas y siempre entran sin pagar un 14 por ciento... No me estoy quejando... Simplemente estoy señalando las cargas que hay en taquillas…”

Si hemos de creer las palabras del Cabezón, la utilidad que obtenía en ese entonces, era meramente marginal y era cierto en verdad que daba toros por pura afición. Es también ilustrativo, el hecho de que señale, con precisión, que más del diez por ciento de los asistentes a un festejo, ingresaban a él sin pagar su entrada. Sin duda, que era una gran carga, sobre todo si se tiene en cuenta el reducido cupo del escenario y el precio accesible de las entradas en aquella época.

La segunda corrida de feria y su resultado

La crónica del nombrado Francisco Lazo nos deja ver que los toros no dieron el juego esperado. El año anterior el encierro de don Francisco Suárez del Real acaparó todos los elogios, pero este 1972 la suerte le fue esquiva:

El encierro que envió el ganadero zacatecano Francisco Suárez del Real, no resultó como el del año pasado; bien presentado sí, cómodo de cabeza, fue disparejo en cuanto a bravura. Tres de ellos mansos sin remedio; otro resultó blando y dos atacaron pronto a la caballería, uno de ellos, el segundo, sacando magnífico estilo y el otro, el que cerró plaza, terminó entregándose al acoso del torero, embistiendo con docilidad. Los conformistas dicen que con dos toros buenos cumple una ganadería. A nosotros nos parece que no, más aún si en el encierro hay reses que acusen falta de sangre brava, que echen la cabeza abajo y rasquen y busquen finalmente por donde huir, como sucedió finalmente con los tres lidiados en primer término. Lo menos que se puede esperar de un toro de lidia, es que peleé, de principio a fin, sea cual fuere la calidad de su embestida. A esos toros que van, los toreros pueden sacarle provecho, mucho o poco según su capacidad, lidiando o toreando, palabras sinónimas que en los toros tienen significado distinto. Si el toro se para, no quiere embestir o busca caminos de salida, todo se desluce, aún el empeño de los diestros…

No obstante, Antonio Lomelín, con el quinto de la jornada, pudo lucir y llevarse una oreja en la espuerta. El toro se llamó Abrileño II, recordando al que el año anterior le correspondió a Manolo Espinosa Armillita y le permitió llevarse el Escapulario de Oro de San Marcos:

…la fortuna sonrió a Antonio y le envió a “Abrileño II” que hizo honor a la familia, pues es sabido que “Abrileño I” dio magnífico juego el año pasado. Bravo fue el torito que llegó al tercio mortal con magnífico estilo, metiendo la cabeza con gran claridad. Y Antonio banderilleó estupendamente, primero al cambio, saliendo un poco comprometido y luego dos cuarteos alzando los brazos, cuadrando y clavando en todo lo alto, le hizo una faena de altibajos. Comenzó con dos cambiados en el centro del anillo, y corrió muy bien la mano para entusiasmar al público... y luego mezcló una serie de vulgaridades que no correspondían ni al toro que tenía enfrente, ni a los pases que había logrado en un principio. De pronto toreó serio, luego toreó de rancho. Pero ya había encendido los entusiasmos y como cobró una magnífica estocada a toro arrancado, fue pedida la oreja que concedió el juez…

Por su parte, Rafaelillo se presentaba en Aguascalientes como matador de toros. Y cayó de pie ante nuestra afición. No cortó orejas por un descuido de la gente, que vista la hora en la que terminó la corrida, salió de la plaza, casi en estampida, para ir corriendo al Palenque a ver el espectáculo de Los Randall:

En su segundo, “Majareta” de nombre, lanceó con mandiles muy suaves y verónicas despatarrándose y cerró el capítulo pintureramente. Ya está la gente con él. Bravo es el toro, se arranca al caballo y llega al tercio mortal un tanto incierto. Pero “Rafaelillo” lo encela y nos regala un trasteo de calidad indiscutible, casi en el mismo terreno y en dos ocasiones el toro se frena a media suerte, pero el chiquillo no mueve una pestaña, solo el brazo para hacerle continuar el viaje. Hay temple y arte, todavía no hay la solidez de una figura consagrada, pero suficiente para tener la seguridad de que “Rafaelillo” va a escalar muy alto. Otra gran estocada y cuando esperamos petición unánime, el público toma las salidas apresuradamente, quizás hacia otros placeres que guardan estas noches de feria en la bella Aguascalientes…

Un hecho poco frecuente

Un error de los torileros hizo que Finito tuviera que matar los dos primeros toros de lidia ordinaria de la jornada. No tuvo suerte con ellos, pero su labor fue reconocida con salida al tercio en ambos casos:

Raúl Contreras “Finito” es un torero que va recuperando el terreno que perdió lastimosamente después de un ostracismo inexplicable. Conserva lo fundamental para su profesión: valor. Y ha refrescado su empeño. Planta los pies de verdad. Su toreo ha sido eso, verdad, y pisa terrenos que lo acercan al drama. Ayer despachó primero y segundo pues el torilero se equivocó y los soltó uno tras otro… La equivocación del torilero dejó aquello en un mano a mano con cuatro toros entre Antonio Lomelín y Rafael Gil “Rafaelillo”…

Felipe Zambrano topó con un toro de La Punta que no se prestó para el toreo a caballo y de acuerdo con la relación que hace Lazo, bastante hizo con poder colocarle los hierros de reglamento y algunas banderillas. Lo dejó para que el sobresaliente – de quien no menciona el nombre – terminara con él, lo que consiguió con una entera caída después de un pinchazo.

Lo que seguiría

Habría toros en días seguidos hasta el de San Marcos. Para la noche del viernes 21, se anunció a Alfredo Leal, Joaquín Bernadó, Jesús Solórzano y Alfonso Ramírez Calesero Chico, con toros de Las Huertas. Ya recordaremos ese festejo el día de mañana.

domingo, 10 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (II)

El anuncio de la Feria de 1972

Se publican oficialmente los carteles

El 11 de abril de 1972 se hizo pública en los dos diarios de la ciudad la composición de los siete carteles iniciales que formarían el serial de San Marcos para ese calendario. No medió acto o ceremonia para su develación, simplemente se hizo la inserción en la prensa escrita y se observó que tenía algunas diferencias con lo que cinco días antes el empresario Guillermo González había adelantado por teléfono a su regreso de España, pues quedaron de la siguiente guisa:

Domingo 16 de abril, 5 de la tarde: Paco Pallarés, Jesús Solórzano y Mariano Ramos. Toros de La Punta.

Jueves 20 de abril, 9 de la noche: El rejoneador Felipe Zambrano, Antonio Lomelín, Raúl Contreras Finito y Rafael Gil Rafaelillo. Toros de Suárez del Real.

Viernes 21 de abril, 9 de la noche: Alfredo Leal, Joaquín Bernadó, Jesús Solórzano y Alfonso Ramírez Calesero Chico. Toros de Las Huertas.

Sábado 22 de abril, 5 de la tarde: Curro Rivera, Mario Sevilla, Adrián Romero. Toros de Valparaíso.

Domingo 23 de abril, 5 de la tarde: Curro Rivera, en solitario. Toros de Torrecilla.

Lunes 24 de abril, 9 de la noche: Alfredo Leal en su despedida, Antonio Lomelín y Curro Rivera. Toros de Jesús Cabrera.

Martes 25 de abril, 5 de la tarde, disputándose el Escapulario de Oro de San Marcos: Raúl Contreras Finito, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera y Mario Sevilla y Adrián Romero. Toros de Mariano Ramírez.

El interés de la afición fue grande y aunque no se anunció en ese momento la octava corrida que dejó entrever el empresario en su primer encuentro con la prensa, de inmediato los tenedores de tarjetas de derecho de apartado, así como aquellos madrugadores interesados, se presentaron tanto en las taquillas de la plaza como en el lobby del extinto Hotel Francia a tramitar la renovación de sus apartados o la adquisición de sus entradas a la plaza.

Un nuevo reglamento

En el Periódico Oficial del Estado del 12 de marzo de ese 1972, se publicó el decreto del Congreso del Estado por el cual se aprobaba y ponía en vigencia, a partir del día 20 de ese mismo mes, el Reglamento de los Espectáculos Taurinos, que preveía cuestiones como el hecho de que la edad mínima del toro se fijaba en tres años y medio, con un peso mínimo de 420 kilos. En virtud de que en las plazas no existía báscula, el peso se verificaba en canal, pero no se establecía proporción a considerar para determinar el probable peso en vivo. Admitía la lidia, en novilladas, de desecho de tienta y cerrado y prohibía taxativamente la lidia de reses despuntadas.

El cronista titular de El Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina, a partir de la publicación del Reglamento, hizo una serie de artículos en ese diario, poniendo a la consideración de la afición su contenido y explicándolo de manera didáctica. Sería, aparte de una entrevista que enseguida se tratará, su participación final antes de la Feria, en la que ejercería como Juez de Plaza, encargándose de aplicar ese Reglamento y por ello se abstendría de ocupar su acostumbrada tribuna en el diario decano de esta ciudad.

Las reacciones al anuncio

Pronto se produjeron reacciones y comentarios de los involucrados al anuncio del serial taurino, de las causas que dieron lugar a su conformación en esos términos y el primero en expresarse fue Joselito Huerta, quien en entrevista concedida a don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro de ese mismo 11 de abril, entre otras cosas, dijo:

Nunca he dicho que no me interesaba venir a torear en Aguascalientes. Por el contrario, guardo gran estimación y reconocimiento por este público, cuya capacidad reconozco y cuyo aplauso he tenido la satisfacción de conseguir muchas veces. Lo que ocurrió es que, sencillamente, no pudimos llegar a un entendimiento en el aspecto económico Guillermo González y yo; a esto obedece, exclusivamente, no haberme contratado para la próxima feria. Pero, repito, el público de Aguascalientes merece toda mi consideración… La afición de Aguascalientes es acreedora de toda mi simpatía y afecto por su entusiasmo y porque sabe estimular con su aplauso al torero que busca complacerla. En prueba de esto, próximamente, el día 29, torearé en el festival organizado por el “Comité pro becas para estudiantes” y posteriormente vendré a despedirme de este público toreando una corrida de toros en la que será mi última actuación en Aguascalientes.

Así pues, no fue la salud del torero, sino, según su propia versión, una cuestión crematística la que no permitió su presencia en los festejos formales de la feria, pero, de cualquier modo, no quiso quedar fuera de la vista de la afición y se presentó a torear un festival benéfico, que enriqueció la oferta taurina de ese abril de hace medio siglo.

La versión del empresario

Por otra parte, en el mismo diario, páginas adelante, aparece una extensa entrevista que el periodista Agustín Morales Padilla, en esas calendas, redactor de El Sol del Centro, hiciera a Guillermo González Muñoz, el empresario, quien, entre otras cosas, comentó:

…cuando llegó el momento de formalizar contrataciones, el empresario se encontró con obstáculos que nunca imaginó. Por principio de cuentas, Manolo Martínez, pasando por un compromiso aceptado y faltando, inclusive, a una relación de amistad de mucho tiempo, se puso exigente y hubo que ofrecerle – palabras textuales del “Cabezón” – “todo el dinero que pidió, fechas y encierros” … Cuando le fueron satisfechas sus desorbitadas pretensiones, Martínez planteó otra exigencia, a través de su apoderado Chafic, consistente en ligar en las mismas fechas y al mismo dinero, a Joselito Huerta, lo que el empresario rechazó, por inaceptable…

Luego de ajustar a los diestros aztecas que interesan más en este momento – de los que se quedaron a hacer temporada en el país –, el dueño del coso San Marcos sentó un precedente cuando tomó el avión y se fue a España, no precisamente a traer diestros de esa nacionalidad, sino por los contratos de Curro Rivera y Eloy Cavazos, toreros mexicanos que constituyen la máxima atracción en la actual campaña hispana… Rivera aceptó venir, sacrificando inclusiva la corrida que el domingo 23 debería torear en Alcalá de Henares; pero en cambio Cavazos se vio impedido de hacer el viaje, debido a que tiene ocupadas de antemano, fechas que coinciden, precisamente, con los festejos que se darán en Aguascalientes.

“Quisimos dejar de manifiesto dos cosas” explica Memo González, al referirse a su periplo a la Península: “De una parte, que la empresa taurina a mi cargo sabe cubrir sus compromisos; y de otra, que ningún torero sobra, pero tampoco es indispensable” …

Al final de cuentas, Guillermo González resolvió con atingencia y de manera exitosa el compromiso que se echó a cuestas. Personalmente calculo que Eloy Cavazos pudo haber venido un par de tardes, pues solamente actuó en España los días 9, 16 y 30 de abril, en Las Palmas, Barcelona y Málaga y el 4 de mayo en Palma de Mallorca. Después de esta última fecha, volvió a torear hasta el 18 de mayo en Madrid, pero quizás su administración consideró que no era prudente cruzar el mar para venir a torear ante nosotros.

El futuro de la Feria de San Marcos

En la misma entrevista, Guillermo González comunicó al periodista algunas reflexiones sobre el futuro que apreciaba para nuestra feria y lo que podría venir para los siguientes años en lo que a los toros se refiere:

Mi actividad de empresario taurino presupone un espíritu de superación, en bien de la fiesta brava. Esta es la tercera temporada en que manejo la plaza local y me cabe la satisfacción de que, en tanto que en el lapso 70 – 71 se dieron 24 festejos (18 novilladas y 6 corridas); en la 71 – 72 fueron presentados 30 festejos (22 novilladas y 8 corridas)”.

“Otro dato revelador de la magnitud de nuestro esfuerzo, es que el coso San Marcos es el que da mayor número de festejos, en el mundo, durante una feria, atrás, apenas, de los de San Isidro (Madrid) y Sevilla, España”.

Encarecimiento irrefrenado de la fiesta

Luego, el empresario abordó otra cuestión que ha sido objeto de comentarios abundantes en el ambiente taurino: el encarecimiento gradual de la fiesta. Dice Guillermo:

“Los toreros se ponen cada día más exigentes en sus honorarios y algunas figuras piden un dinero que sencillamente no es posible darles.

Por otra parte, los ganaderos piden más por sus encierros. Esto va conduciendo a un encarecimiento irreversible del espectáculo, nocivo desde luego”.

El empresario afirmó que, sin embargo, en Aguascalientes se mantienen inalterables los precios de acceso al coso. “Es más – subrayó – plazas con mayor aforo, como San Luis Potosí y Querétaro, entre otras, tiene las localidades numeradas mucho más caras que aquí”.

González reafirmó, además, su propósito de continuar manejando el espectáculo en la nueva plaza que construirá el Gobierno del Estado. Dijo que allí se podrán abaratar las localidades populares, gracias a lo cual se dará oportunidad de asistir a los festejos al público de recursos modestos…

Como se puede apreciar, Guillermo González pretendía transformar una feria que promedió tres festejos por ciclo durante décadas, en una que se convirtiera en el referente de este tipo de celebraciones. La historia nos enseña que lo consiguió, que en estos tiempos que corren, lo que comenzaba a construir hace 50 años, es hoy en día la feria taurina más importante de América.

Al momento de esa entrevista las cosas estaban dispuestas para que en menos de una semana saltara el primer toro a la arena de la Plaza de Toros San Marcos. Hoy, medio siglo después, las cosas están en las mismas condiciones. Ya seguiré en los próximos días, recordando los sucesos de esa feria que, a la vista de sus resultados, fue la feria de Alfredo Leal.

domingo, 3 de abril de 2022

La Feria de San Marcos hace medio siglo (I)

Guillermo González Muñoz y Calesero
Aguascalientes, 13 de febrero de 1966
Archivo Carlos Meza Gómez

Unos preparativos complicados

Durante 1971, don Guillermo González Muñoz, coloquialmente conocido como El Cabezón se dio a la tarea de preparar e implantar en nuestro medio una feria taurina a la manera en la que se hacían en plazas españolas. Para ello instaló un moderno alumbrado en la Plaza de Toros San Marcos con la finalidad de dar festejos nocturnos y de esa manera tener la posibilidad de darlos en días consecutivos, aun entre semana, en días laborables sin afectar el funcionamiento de la industria y el comercio de la ciudad.

Después, armó seis corridas de toros en las que se presentaron los principales diestros de la baraja mexicana con las principales ganaderías de nuestro campo bravo, dividiendo seis corridas en tres nocturnas y tres vespertinas, mas una novillada que llevaba a los triunfadores de la temporada anterior a la Feria, con entradas que fueron a lleno por tarde, en las que la afición quedó satisfecha por lo ofrecido por el empresario y consecuentemente invitada a seguir asistiendo a la plaza de toros.

La Feria del año 72

Las primeras noticias acerca de la vertiente taurina de la Feria de San Marcos de 1972 no eran alentadoras. Se rumoraba que Joselito Huerta había externado que ya no tenía interés en venir a torear a Aguascalientes y que Manolo Martínez, el triunfador del serial anterior pedía emolumentos que se salían de toda razonabilidad, teniendo en cuenta el cupo de la Plaza de San Marcos, el costo de las entradas y la todavía relativa novedad del proceso ferial. Es decir, que sus pretensiones eran desproporcionadas.

Se desataron muchas especulaciones a partir de esas primeras notas de prensa. En el caso de Joselito Huerta, se hablaba de que en realidad no estaba plenamente restablecido del aneurisma que le sacó de circulación a partir del 7 de noviembre del año anterior y que motivó que fuera a Suiza a tratarse, no obstante que había reaparecido el mes de febrero anterior. Y en el caso de Manolo Martínez se pensó que se trataba de una estratagema del empresario Guillermo González para poner algún aire de misterio sobre la conformación del serial.

La realidad se vendría a conocer el día 6 de abril de hace 50 años, cuando en la sección deportiva de El Sol del Centro, el decano de los diarios de Aguascalientes, se publicó una información de la siguiente guisa:

México, abril 5. (EXCLUSIVO POR TELÉFONO). – Guillermo González, el empresario taurino de Aguascalientes, llegó esta madrugada procedente de España, muy satisfecho, porque logró contratar a Curro Rivera, que interrumpe su campaña en la Madre Patria para torear cuatro días en el coso San Marcos durante la Feria… De paso, afirmó que en lugar toreros españoles que no interesan, ya porque están pasados de actualidad, se optó por darle oportunidad a matadores jóvenes como Adrián Romero, Mariano Ramos, Alfonso Ramírez “Calesero Chico”, “Rafaelillo” y Mario Sevilla… En definitiva, don Guillermo González afirmó que la temporada taurina constará de siete corridas formales y una novillada, aunque dejó abierta la posibilidad de que se efectúe otro festejo… Diestros peninsulares solamente vendrán dos, de mucho cartel, como lo son Paco Pallarés y Joaquín Bernadó, pero también actuará el rejoneador lusitano Pedro Louceiro… Pero eso sí, entre los mexicanos que ya han sido contratados para las corridas de feria, están los que más llaman la atención del aficionado… De los auténticos ases de la tauromaquia mexicana, se lamentó González, el único que no podrá estar presente es Eloy Cavazos, pues tiene compromisos que no puede cancelar o rescindir para el 16, el 24 y el 30, en España…

El anuncio hecho por el empresario de la Plaza de Toros San Marcos merece ser analizado. En primer término, deja ver que el peso del serial gravitaría sobre una sola figura, la de Curro Rivera. Y después, en retrospectiva, podemos apreciar que en alguna medida guarda cierta similitud con el anunciado para este año que corre, puesto que la empresa se decidió a abrir sus carteles a matadores de nuevo cuño como Calesero Chico (alternativa de 1966), Mario Sevilla (alternativa de 1969), Adrián Romero (alternativa de 1970), Mariano Ramos y Rafaelillo (ambos con alternativa de 1971) y entre ellos y varios toreros asolerados, armar una feria rumbosa.

La primera versión de los carteles

En la nota ya citada, el empresario anunció que los carteles del serial se conformarían de la siguiente manera:

De cualquier manera, ello no restará lucimiento a la temporada, puesto que se ha logrado integrar carteles con toros y toreros de indiscutible categoría.

El día 16, con toros de La Punta, alternarán los matadores Paco Pallarés, Chucho Solórzano y Mariano Ramos y habrá un toro para el rejoneador Evaristo Zambrano.

El día 20 serán toros de Suárez del Real para Alfredo Leal, Joaquín Bernadó y “Rafaelillo”.

El día 21, con toros de Las Huertas, se las verán Antonio Lomelín, Raúl Contreras “Finito” y Alfonso Ramírez “Calesero Chico”. Este día también habrá un toro para el rejoneador portugués Pedro Louceiro.

Curro Rivera abre su temporada el día 22, alternando con Chucho Solórzano y Mario Sevilla. Para ellos habrá seis toros de Valparaíso.

El 23, Curro Rivera se encierra con seis astados de Torrecilla.

El 24, 8 bureles de Chucho Cabrera para el propio Curro Rivera, Alfredo Leal, Antonio Lomelín y Adrián Romero.

Finalmente, el día 25, seis toros para seis toreros: Curro Rivera, Alfredo Leal, Chucho Solórzano, Antonio Lomelín, Adrián Romero y Mario Sevilla. La ganadería será la de don Mariano Ramírez…

Tras la publicación formal de los carteles, se vería que este primer anuncio sufriría varios cambios, pero sin afectar la presencia de Curro Rivera en cuatro tardes y las de Alfredo Leal, Mario Sevilla y Adrián Romero en dos.

Las palabras del empresario

Ya en Aguascalientes, don Guillermo González Muñoz fue entrevistado por Everardo Brand Partida, quien escribía cosas de toros en El Sol del Centro y entre otras cuestiones, el empresario expresó:

…El empresario hidrocálido dijo que “Curro” habló estupendamente a la prensa española de la Feria de San Marcos, de allí su esfuerzo, respondiendo al de la empresa local, para viajar y reaparecer ante la exigente y conocedora afición aquicalitense. En los mismos tópicos se expresó de otro diestro azteca que causa furor en ruedos españoles: Eloy Cavazos.

Este torero, considerado como uno de los ases de la baraja taurina mexicana, no pudo venir, según figuraba en los planes de Guillermo, en vista de los compromisos creados con anterioridad. El 23 y el 30 de este mismo mes se presenta en ruedos de la Madre Patria, y difícilmente podría volar para torear aquí tan solo una o dos tardes.

Este viaje, continuó Guillermo González, me brindó magníficas y muy gratas experiencias, e hizo que se formara en mi mente la idea de brindar a México, especialmente a nuestra querida patria chica, Aguascalientes, la feria más importante del orbe, en lo que se refiere a materia taurina.

“Si en este año daremos ocho festejos – siete corridas de toros y una novillada – para el próximo ¡bien podemos asegurarlo!, aseguró enérgicamente, serán un mínimo de 10 corridas y una o dos novilladas, y con ello nos acercamos considerablemente, a escasos 3 festejos de la feria sevillana, que en el presente año únicamente contará con 15 corridas de toros”.

La charla subía en información, y el entusiasmo de Guillermo se dibujaba en su rostro, al seguir diciendo que, para 1973 tendremos mucha mayor experiencia, y posiblemente contaremos con una plaza mucho mayor, que consecuentemente nos permitirá montar un número más grande de festejos y contratar, como ha sido siempre nuestra mete y obligación para con el público, a los toreros que más gustan en la actualidad, en sí, a las primerísimas figuras del toreo mexicano y algunas españolas.

Ya para el año próximo planearemos la forma de aumentar a 10 – igualando la de Sevilla – y posteriormente a 17 las corridas de toros en la Feria de San Marcos, que en cuatro o cinco años más podremos – “Confío plenamente en ello” – situar como la primera feria taurina de México y del mundo.

Poco aporta, al parecer, a nuestro empresario, que Aguascalientes cuente tan solo con 200 mil habitantes, contrastando considerablemente con los tres millones de Madrid, España, y de que el turismo que recibe nuestra Entidad ni tan siquiera sea comparado con el de la Madre Patria, pero su meta se la ha trazado: “Esperamos, deseamos sinceramente, que se alcance, tanto en bien de Aguascalientes, de la afición y de la gente del toro…”

Como se puede leer, el empresario ya vislumbraba que Aguascalientes tendría una nueva plaza de toros, que el número de festejos del serial abrileño iría aumentando en cuanto el concepto de feria se fuera arraigando en la afición mexicana y que con la confección de carteles postineros, nuestra Feria de San Marcos se iría posicionando entre aquellas de categoría principal en lo que Díaz – Cañabate llamó en su tiempo el planeta de los toros

El transcurso del tiempo demostró que don Guillermo González Muñoz no estaba equivocado, que nos legó una muy importante feria taurina. Pero por estos días me ocuparé de la de hace medio siglo, conforme las efemérides se vayan produciendo.

domingo, 14 de febrero de 2021

13 de febrero de 1966: Calesero se despide triunfalmente en Aguascalientes

De izquierda a derecha: Un subalterno que no
identifico, Julián Rodríguez, Calesero, Alberto
El Negro Santacruz, José Sánchez y José Luis
Fernández Ledesma. Atrás, entre Calesero y
Santacruz, Arturo Muñoz La Chicha. El niño
del frente es el matador de toros retirado Ricardo
Sánchez
La carrera de un torero tiene que llegar a un final. En el caso de Calesero se trataba de un largo paso por los ruedos del mundo, pues ese febrero del sesenta y seis se cumplían cuatro décadas de ir recorriendo arenas y esparciendo el aroma de su toreo y quizás la hora de decir adiós se había hecho presente.

Calesero le contó al doctor Alfonso Pérez Romo su sentir en los días previos a su despedida de los ruedos en la Plaza México. Entre esas fechas queda esta despedida que hoy me ocupa. Entre otras cosas le relató lo que sigue:

La noche del día doce de febrero de 1966, víspera de mi despedida ante la afición de mi ciudad natal, Aguascalientes, matando seis toros de diferentes ganaderías: La Punta, Torrecilla, Tequisquiapan, Reyes Huerta, Valparaíso y Santa Rosa de Lima, (decidí matar solo esos seis toros para demostrarles a mis paisanos que me iba porque quería, no porque ya no podía; tal hazaña la logré cuando ya tenía veintisiete años de matador de toros; ese público fue el más exigente de todos los que me juzgaron, pero también el que más se me entregó en mis triunfos). Casi no dormí en toda la noche pensando en tantas y tantas cosas que se me venían a mi mente... Recordando toda mi vida de torero que fue muy larga y llena de emociones; soy el torero mexicano que más duró en la profesión: 40 años se dicen pronto. Alterné con tres generaciones del toreo, le di a mi hijo Alfonso la alternativa estando yo en activo. Pasaron cien años para que hubiera otro caso igual al de "Cúchares" que le otorgó la alternativa a su hijo "Currito" estando también en activo… Yo hubiera seguido toreando unos dos o tres años más, pero dos toreros en una misma familia es mucha tela; la esposa, la madre, los hermanos esperando dos conferencias cada día de corrida, es un verdadero martirio… Mi esposa es un caso: el marido torero, tres hijos matadores de toros (actualmente retirados) y ahora el nieto que se inicia de novillero (actualmente matador), calculen ustedes lo que ha pasado esa señora... (“El Aroma del Toreo”, Alfonso Ramírez “Calesero” con Alfonso Pérez Romo, UAA – Julio Díaz Torre, 2005, 1ª edición, Págs. 13 – 14).

Calesero estaba por cumplir 52 años de edad, sufrió pocas cornadas, pero las que recibió fueron de consideración. Su dedicación exclusiva al toreo, la vida metódica que llevaba y la constante preparación que mantenía en el campo bravo – Calesero siempre fue considerado un extraordinario tentador – le permitieron llevar su ejercicio profesional más allá de lo que muchos de sus pares hubieran logrado. 

La tarde del adiós

La publicidad del festejo rezaba que Calesero dedicaba su actuación al C. Gobernador del Estado, Presidente Municipal, Jefe de la Zona Militar y toda la afición.  Para la ocasión eligió un vestido grana y oro que años después pude conocer de cerca en el Museo que tuvo una casa vitivinícola en esta ciudad y cuyo contenido hace algunos años fue rematado en una subasta. No sé si la almoneda incluiría ese vestido de torear que por sí mismo es histórico.

Algunas imágenes que conservo de esa tarde, reflejan que le acompañaron en su cuadrilla su inseparable Arturo Muñoz La Chicha, que fue su compañero de correrías desde el inicio de su andar en los ruedos, Alfonso Pedroza La Gripa y el gran picador de toros Guadalupe Rodríguez El Güero Guadalupe y que salió como uno de los sobresalientes Tomás Abaroa, en esos días matador de toros y tiempo después un destacado peón de brega.

En los corrales de la plaza esperaban los toros de La Punta, Torrecilla, Tequisquiapan, Reyes Huerta, Valparaíso y Santa Rosa de Lima que serían enfrentados por Alfonso Ramírez Alonso y que por ese orden de su antigüedad saldrían al ruedo nombrados como Bordador, Poeta, Artista, Pintor, Pianista y Escultor. Con ellos se entretendría en cortar ocho orejas y un rabo en una tarde que fue triunfal desde el ángulo que se quiera examinar.

El momento cumbre de la tarde

Aunque la tarde fue efectivamente redonda, de apoteosis, donde Calesero estuvo envuelto entre el cariño de la afición de su tierra, su momento más álgido lo tuvo durante la lidia del quinto de la tarde, un toro de Reyes Huerta llamado Pianista. Recurro a la crónica de don Jesús Gómez Medina, publicada al día siguiente del festejo en El Sol del Centro y dedicada a don Luis de la Torre El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, también testigo del acontecimiento, en la que nos dice lo siguiente:

La faena cumbre del quinto. – “Pianista”, de Reyes Huerta, número 14, cárdeno oscuro, corto de defensas, bragado y coletero, de bonito tipo, salió en el llamado lugar de honor. ¡Y a fe que lo mereció!

Porque “Pianista” fue bravo, muy bravo, con la fiereza, con el empuje que ya no es muy común ver en el toro de lidia; pero, a la vez, con el buen son, con el temple, con la nobleza peculiares a los bichos de su progenie.

En estas condiciones y con el público entregado, rendido plenamente ante el arte y el torerismo del Calesero, forjó este el capítulo más lucido en su brillantísima actuación. 

Sus verónicas a pies juntos tuvieron la emoción derivada de la fuerte acometida de “Pianista” – un tío que empujaba con un par de riñones – y del aguante estupendo de que hizo gala el torero; sin mengua, desde luego, de las demás virtudes que brillaron siempre en sus intervenciones con el percal.

Vino luego una escena que, a estas alturas, se antoja anacrónica, pero que, sin embargo, conserva la enérgica belleza, el colorido de una estampa de Perea: cuando el Güero Guadalupe ejecutó “como ordenan los cánones”, la suerte de varas.

Y luego, el trasteo cumbre. ¡La gran faena en una tarde saturada de trances lucidos! Tras un emotivo y brillantísimo preámbulo de hinojos, la faena prosiguió en los medios. Allí, con el refajo en la diestra, alcanzó Alfonso el ápice, la cumbre de su labor en el tercio final.

Una serie prodigios de muletazos en redondo, siete, ocho, aguantando impávido las reiteradas embestidas del bravo ejemplar de Reyes Huerta; pero a la vez, mediante el temple y el mando, imponiendo el señorío de su cerebro y la plasticidad de un exacto y gallardo trazo de los muletazos, a la oscura fiereza de la bestia. Rugía el público de emoción y de gozo a cada pase, mientras el torero, el torero – artista, ebrio a su vez de emoción creadora, embriagado en la belleza de su propia obra, reflejaba también en su semblante los intensos sentimientos de que era albergue su pecho.

Tras de esto, en un clima de rotunda apoteosis, adueñado Alfonso de las mil voluntades que se agitaban en los tendidos y seguro a la vez de su jerarquía sobre el toro, prosiguió el trasteo que culminó, por último, en la concesión del indulto del bravísimo y nobilísimo “Pianista”, otorgado a petición popular.

Tras de esto, el otorgamiento de todos los apéndices, las vueltas al ruedo sin fin, las aclamaciones y el delirio…

Calesero logró, con independencia de lo obtenido en los cuatro toros anteriores, rematar la tarde de su adiós a la afición de su tierra con un triunfo resonante, de los que se quedan en la memoria colectiva, de esos que sirven como signatura de una carrera en los ruedos que en los tiempos por venir sería recordada como ejemplar y como una de las grandes expresiones del toreo – arte que se hayan podido conocer.

Fue un día de fiesta

La celebración no se quedó dentro de los muros de la plaza de la calle de la Democracia. Terminada la corrida se ofreció a Calesero y a su familia por un sector representativo de la afición hidrocálida un banquete conmemorativo. El torero en sus recuerdos lo sitúa en uno de los salones del Hotel Francia; el amigo Gustavo Arturo de Alba en el del Club Rotario:

...Don Enrique Castaingts, con su característico puro, teniendo, regularmente de compañeros a Don Julio y Benito Díaz Torre, Don Anselmo López, Don Manuel Ávila, Don Emilio Berlie, claro está que todos con sus respectivas esposas, a las cuales pido disculpas de no mencionarlas por su nombre, para no caer en la descortesía de olvidarme de alguna de ellas. También batían palmas por las gestas de Calesero don Antonio Garza Elizondo; Rodolfo “El Ronco” González, a quién recuerdo invitándonos, la noche del 13 de febrero de 1966, a seguir la sobremesa de la fiesta de homenaje al “Poeta” en su aristocrática casa que tenía por los rumbos del Jardín de San Marcos, una vez que don Juan Andrea (otro Caleserista) cerró las puertas del local de los Rotarios, en Jardines de la Asunción, donde se había servido una suculenta cena, para más de 150 comensales, después de la apoteósica despedida en la San Marcos del torero del barrio de Triana.... (Gustavo Arturo de Alba en “Alfonso Ramírez ‘El Calesero’. ‘El Poeta del Toreo’”. Gobierno del Estado de Aguascalientes. 1ª edición, 2004. Págs. 152 – 153)

Independientemente del lugar en el que se haya llevado a cabo, resulta significativo que se haya prolongado la celebración de ese adiós al terreno de lo social. En esa reunión, Calesero obsequió a don Guillermo González Muñoz el capote de paseo que utilizó en esa última corrida en su tierra y existe una imagen que puede considerarse premonitoria, pues en ella aparecen el torero de nuestra Triana, don Guillermo y don Jesús, hermano de Calesero y empresario de la Plaza San Marcos. Tal pareciera que se daba a El Cabezón la alternativa para ser titular de la empresa taurina de nuestra ciudad, misma que ejercería con éxito apenas tres años después.

Lo que siguió

Calesero torearía el siguiente domingo su despedida en la Plaza México, alternando con Manuel Capetillo y Raúl García en la lidia de toros de Valparaíso. Allí le cortó la oreja a Mañanero, el último toro que mató vestido de luces en ese ruedo. Torearía 16 corridas ese año de su adiós, entre ellas la de la alternativa de su hijo Alfonso en Ciudad Juárez el 24 de julio; otras dos el siguiente y se vestiría de luces por última vez el 2 de febrero de 1968, en Sombrerete, Zacatecas, alternando con Manolo Espinosa y Manolo Urrutia en la lidia de toros de Torrecilla, tarde en la que les cortó cuatro orejas y un rabo.

Calesero dejó de vestirse de luces, pero nunca dejó de estar presente en la fiesta. Allí es donde reside quizás el más grande de sus valores. Conchita Cintrón parece describirlo en esta reflexión:

…Sobre la plaza aletean golondrinas – de esas que se presiente no volverán. Hay nueva entrega del diestro, nueva métrica, nueva poesía encerrada en el anillo de bravura que circunda su silueta. Y ante el pasmo de las gentes se revela la presencia de un espíritu al que le sobra materia. Realizada la transfiguración ya todo es gloria, apoteosis, triunfo. Pero el espada apenas si esboza una sonrisa. Ha terminado su expresión artística en los ruedos y sin ella – magia y duende de su existencia – abandona la plaza, cargando la cruz que conoce todo poeta enmudecido. (Conchita Cintrón, “¿Por qué vuelven los toreros?”, 2ª edición, México, 1987, Editorial Diana, Pág. 253).

Aviso parroquial: En esta fecha se cumplen 55 años de que este amanuense haya visto con cierto uso de razón un festejo taurino por primera vez. Conforme van pasando los años, me voy enterando de que no pude tener una mejor iniciación en esto…

Aldeanos