Mostrando entradas con la etiqueta Cornadas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cornadas. Mostrar todas las entradas

domingo, 18 de septiembre de 2022

Merced Gómez, una promesa incumplida

Merced Gómez
Foto: INAH - Archivo Casasola
Nació en Mixcoac, Ciudad de México, el 6 de agosto de 1887. Su familia se dedicaba a la explotación de minas de arena, material usado en la construcción. En los albores del siglo XX, empieza a intentar ser torero, logrando presentarse en la plaza de toros Mixcoac que era propiedad de don Joaquín Artau, señalándose desde esas primeras tardes como un torero que tenía por divisa el valor.

En el año de 1910 llega a la principal plaza mexicana, El Toreo de la Condesa, debutando en ella el 3 de abril de 1910, alternando con Luis Freg y Rosendo Béjar en la lidia de novillos de Tenguedó. A partir de ese domingo se iniciaría una atractiva rivalidad entre quien después sería conocido como El Rey del Acero y el torero de Mixcoac. Hace falta hacer notar que, en esos primeros encuentros, Luis Freg denotaba mayor conocimiento del oficio, y es que, fue quizás, el último discípulo de Saturnino Frutos Ojitos, de quien abrevó las artes necesarias para desenvolverse delante de los astados.

Merced Gómez era carismático, le llegaba a los que ocupaban los tendidos y llegó a ser el novillero mejor pagado de esa temporada. Así lo contó Luis Freg a Armando de María y Campos, para las memorias que éste le publicó:

…Fui personalmente a ver a los empresarios, que lo eran “Cuatro Dedos” y el “Tití”. Y no me quisieron oír y no me tomaron en serio hasta que fue herido el novillero Merced Gómez, que tenía mucho cartel. Yo no sabía qué pedir, y pedí lo mismo que le pagaban a Merced Gómez. Cada vez que me preguntaban algo, yo sólo respondía: “Sí señor, lo mismo que a Merced Gómez”.

El 12 de junio de ese 1910, en El Toreo de la Condesa, fue anunciado para lidiar, junto con Agustín Velasco Fuentes Mexicano y el hispalense Antonio Ortiz Morito, un encierro de Jalpa. Esa fue la tarde en la que se metió de lleno en el gusto de la afición capitalina. Le cortó una oreja al sexto de la tarde y fue tal la emoción que produjo, que se lo llevaron a hombros al concluir el festejo.

Actuaría todavía un par de tardes más en ese ciclo novilleril, los días 19 de junio y 3 de julio. En esta última fecha alternó mano a mano con el sevillano José Álvarez Tello, siendo herido de gravedad en el muslo derecho por un novillo de Cañada Honda, percance que detuvo su participación en el resto de ese ciclo de novilladas, pero que le permitió, el 12 de febrero de 1911: salir en una especie de fin de fiesta en la corrida en la que, ante toros de Felipe de Pablo Romero, actuaron Cocherito de Bilbao, Vicente Segura y Rodolfo Gaona. Merced Gómez enfrentaría al final del festejo dos novillos de Sinkeuel.

17 de septiembre de 1911, su primera alternativa

Los resultados obtenidos por el diestro de Mixcoac le permitieron obtener la alternativa en la principal plaza de México en el marco de la Corrida de Covadonga. A ese efecto se anunciaron toros del Duque de Veragua para Francisco Bonal Bonarillo, Merced Gómez y Alfonso Zambrano, recibiendo estos dos últimos la alternativa. Al final se lidiaron reses de Veragua (1º, 3º), Anastasio Martín (2º, 5º y 6º) y San Nicolás Peralta (4º). Señala en su obra de historia don Heriberto Lanfranchi que los toros de Veragua y Anastasio Martín estaban ya pasados de edad, pues tenían varios años padreando en San Nicolás Peralta. Escribe quien firmó como Pata Larga en el periódico El Diario de la Ciudad de México al día siguiente de este festejo:

Merced Gómez. – Para mí que se precipitó al tomar la alternativa, pues debió haber esperado a que la temporada diera comienzo para recibir el doctorado... Ha sido sin duda una de las mejores tardes que ha tenido Merced, o a lo menos la mejor que le he visto... No es un torero muy largo y tiene sus defectos, pero está valiente y con deseos de toros, de escuchar palmas, de competir y de ir más adelante en su carrera... Los dos toros que llegaron en mejores condiciones a la hora de la muerte, le tocaron a este diestro y si no se precipita con el primero, hubiera sacado mejor partido... Lo toreó desde cerca y con solo tres pases que le dio, entró a matar sobre corto, dejando el estoque hasta la empuñadura y cayendo el de Veragua patas arriba... A su segundo lo toreó bien de capa... Con la muleta se arrimó y remató bien los pases y a la hora de herir lo hizo como en el anterior, dejando el estoque un poco caído, pero volviendo a caer el bicho a sus pies...

Pata Larga llevaba algo de razón en su apreciación, pues poco toreó como matador de alternativa en esos días. Se le registra una corrida en Guadalajara, el 1º de octubre siguiente, en la que fungió como testigo de la alternativa que Arcadio Ramírez Reverte Mexicano le concedió a Cayetano González, lidiándose en la fecha toros de Espíritu Santo


Retorno a las novilladas y una nueva alternativa

Pero para el serial novilleril de 1912 se volvió a anunciar en los carteles a Merced Gómez, que actuó en siete tardes y volvió a ganarse el derecho a recibir la alternativa, misma que le fue concedida de nuevo en El Toreo de la Condesa el 1º de diciembre de ese año, por Diego Rodas Morenito de Algeciras y atestiguando Manuel Mejías Bienvenida, con toros de Piedras Negras. Le cortó la oreja al de su alternativa. Entre otras cosas, Miguel Necoechea Latiguillo, relata lo siguiente en su tribuna de El Imparcial de la capital mexicana:

Desacreditadas las alternativas, que son vistas ya por público y toreros sólo como un recurso de novedad y de atracción usado por las empresas, la de Merced ha tenido, sin embargo, el privilegio de ser tomada en serio. Así fue que, al pisar la arena entre la apretada hueste de toreros, recibió una ovación estruendosa... El entusiasmo recorre toda la escala del clamor y llega al delirio cuando el mexicano eslabona tres verónicas, de la cual, la segunda es oro de diez y ocho y radio puro la larga de serpentina con que remata esta su primera hazaña... La hora de la alternativa ha llegado... Ya armado el mexicano se arrodilla, el toro, tardo al principio de la faena, lo ve estupefacto como le llega de rodillas a los hocicos... Hay marcado compañerismo entre los alternantes; Morenito y Manuel Mejías quieren que Merced luzca y al capote sabio del de Algeciras, sigue el cuidadoso de Bienvenida, en un quite oportunísimo, cuando Merced, arrancando sobre corto y recto, pincha en lo duro saliendo rebotado... Tres muletazos más determinan nueva cuadratura. Merced ataca de nuevo y cobra una estocada hasta la mano que hace rodar al toro. La ovación entonces es delirante, surcan el aire sombreros y bastones, trazan polícromas trayectorias las serpentinas... atruena el aire como un solo grito de júbilo el de diez mil gargantas... Merced, premiado con la oreja de su adversario, da la vuelta al ruedo y se ve por primera vez que el éxito sea tan grande que de él participen Diego Rodas y Bienvenida, que también son aclamados por el público...

Tres semanas después, el 22 de diciembre, reapareció alternando con Manuel Mejías Bienvenida y Curro Martín Vázquez en la lidia de toros de San Diego de los Padres. Le cortó la oreja al tercero, llamado Chatito. Por la otra parte, El Papa Negro fue herido por el primero de la tarde, por lo que el señor Curro Martín Vázquez se quedó con 4 toros, su lote y el del compañero lesionado.

Para el año de 1913, volvió un par de tardes a la Condesa. La primera fue el 5 de enero, en la que actuó mano a mano con Rafael González Machaquito, despachando toros españoles de Pablo Benjumea.

Merced Gómez tuvo una destacada actuación esa tarde, lo que le valió volverse a ver anunciado al domingo siguiente, 12 de enero, otra vez con el califa Machaquito y Reverte Mexicano. Esa tarde se corrieron 5 toros del Duque de Veragua y 1 de Tepeyahualco (5º). Asistió al festejo el presidente Madero y la plaza de la Condesa registró un entradón con sobreventa. Machaquito fue herido por el cuarto y Merced Gómez, por el quinto. Los partes rendidos por el doctor Millán dijeron:

MACHAQUITO. – Este diestro tiene una herida de diez centímetros de extensión en el tercio medio del muslo derecho, interesando la piel, tejido celular y fibras musculares, cuya herida no es de las que ponen en peligro la vida, pero sí de las que tardan en sanar más de quince días... MERCED GÓMEZ. – Tiene una herida en el tercio superior de la cara posterior del muslo derecho, que interesó todas las partes blandas musculares, descubriendo el isquion y siendo de pronóstico reservado...

Reverte Mexicano se negó a matar al sexto, y el regidor que fungió como Juez de Plaza autorizó a Serafín Vigiola Torquito a bajar del tendido y finiquitar al veragüeño que Arcadio Ramírez dejó a su suerte en el ruedo, siendo detenido por esa actitud. La crónica de Pata Larga en El Diario y Heriberto Lanfranchi señalan que los toros del Duque fueron sementales durante 3 años de San Nicolás Peralta. Esta fue la última corrida que toreó en su vida Merced Gómez.

Se tuerce el camino de Merced Gómez

Durante el proceso de recuperación de la cornada sufrida a mediados de enero de 1913, Merced Gómez hacía gestiones para ir a torear a España la temporada de ese calendario. Para ello comenzó a frecuentar a Alberto Ortiz Cuatro Dedos mexicano, encargado de organizar las temporadas de novilladas para que le auxiliara en las gestiones necesarias. Se transportaba de Mixcoac a la casa de Ortiz en la avenida San Juan de Letrán en una motocicleta que había comprado para facilitar sus traslados. 

Una falla mecánica le hizo permanecer varios días en la casa de Cuatro Dedos, un sitio de reunión de muchos personajes de distintas tallas de la fiesta, en la que prácticamente noche a noche había jolgorio y veneración a Birjan. La madrugada del 4 de marzo de ese 1913, se suscitó una reyerta entre Merced y un banderillero español, Antonio Ramos Ruiz Carbonero de Sevilla, quien en respuesta a un golpe del torero mexicano que lo depositó en el suelo, sacó de entre sus ropas una puntilla y se la clavó al joven diestro en el muslo izquierdo, produciéndose de inmediato una gran hemorragia.

Se llamó al doctor Carlos Cuesta Baquero, quien vivía en ese rumbo y al ver el estado de Merced Gómez, pidió su traslado al sanatorio de su propiedad, lugar en el que intentó reparar los destrozos del arma blanca. El diario capitalino El País del día 6 siguiente, relata:

El doctor Cuesta, hábilmente secundado por su colega Grande Ampudia, procedieron a practicar una delicadísima operación a fin de examinar la herida y poder proceder con acierto... Después de larga y ardua labor, lograron ligar los dos cabos de la arteria femoral... Terminada esta curación, el valiente espada fue trasladado al sanatorio del doctor Grande Ampudia... temiendo los facultativos, muy seriamente, por la conservación de la pierna, pues la circulación colateral no se ha logrado restablecer aún. Si esto no llega a conseguirse, irremisiblemente tendrá que perder la pierna...

En el número de El Imparcial fechado el 11 de marzo, aparece una información titulada: Merced Gómez murió ayer para la vida del arte taurino. Le fue amputada la pierna herida después de los desesperados esfuerzos hechos por los médicos para salvarlo. Entre otras cosas, dice allí el doctor Cuesta Baquero:

Antier se acordó la amputación en una junta de médicos. Había que tratar de salvar la vida... La pierna, corroída por la gangrena, estaba ya muerta: toda negra hasta la tuberosidad de la tibia; era, pues, imposible salvar ese miembro que el herido arrastraba ya sobre el lecho con hedores de sepulcro, y se eligió para cortar, la parte media del muslo, hasta donde ya comenzaban a notarse las apariencias de la infección gangrenosa...

Así se puso punto final a la prometedora carrera de Merced Gómez, matador de toros. El 20 de abril siguiente, en El Toreo de la Condesa, se le organizó un beneficio, festejo en el que actuaron Eduardo Leal Llaverito y Eligio Hernández El Serio, ante toros de San Mateo. Ese día, Merced dio su última vuelta al ruedo en el escenario de sus triunfos.

Lo que vino después de la tragedia

Decía al inicio que la familia de Merced Gómez y él mismo, tenían por negocio la explotación de minas de arena. Pero, aunque el torero en retiro se dedicó a ellas, supo aprovechar la popularidad que ganó en los ruedos y fue electo alcalde de Mixcoac, cargo que ejerció todo el año de 1921. 

Merced Gómez, pese a ya no tener la posibilidad de enfrentar toros en el ruedo, no dejó de peinar coleta. El que fue quizás, su primer acto como alcalde, fue precisamente cortarse esa seña torera de identidad. Para ello invitó a Rodolfo Gaona, quien le aplicó el tijeretazo el día 3 de enero de 1921, en un evento organizado ex – profeso. El torero permaneció en la alcaldía hasta el 1º de enero de 1922.

El 17 de mayo de 1923, cuando inspeccionaba una de sus minas de arena en Mixcoac, Merced Gómez queda atrapado por un derrumbe en ella. Cuando se logró encontrarle, ya había fallecido.

Una plaza de toros, una calle y una colonia

El 8 de noviembre de 1925, don Próspero Montes de Oca, un comerciante reconocido por su afición a los toros y por ejercer de mecenas de esta fiessta, inauguró una plaza de toros que ubicó en el polígono que forman las actuales calles de Anillo Periférico, Alconedo, Tiburcio Sánchez de la Barquera y Merced Gómez, en lo que hoy en día es la colonia Merced Gómez. La plaza de toros llevó el nombre del diestro mixcoaquense y el festejo de apertura lo torearon José González Carnicerito y Jenaro Corona, quienes lidiaron cuatro novillos de Atlanga. El número de El Ruedo fechado el 6 de diciembre de 1944, relata:

En Méjico, como ya hemos dejado dicho, hay un total de 85 plazas de toros. Pero en realidad, con categoría y capacidad, con un regular número de festejos al año, no pasan de veinte. Aparte de las cuatro plazas que existen en Méjico capital – El Toreo, con 25.000 espectadores de capacidad; Merced Gómez, con 7.000 localidades; Vista Alegre, con 7.500 y La Rosa, con 4.000 –, sólo hay otras quince o dieciséis plazas más en que se den festejos taurinos o se hagan temporadas o ferias...

Por su parte, Heriberto Lanfranchi da como fecha de cierre de la plaza Merced Gómez el año de 1942. Allí se presentaron en la capital mexicana como novilleros toreros de la talla de Carmelo Pérez, Luis Castro El Soldado y Alberto Balderas, además del ya nombrado Carnicerito.

Hoy sigue vivo el nombre de Merced Gómez por la calle y colonia a las que se puso su nombre y en el recuerdo de los aficionados a esta fiesta.

domingo, 21 de agosto de 2022

21 de agosto de 1960. La tragedia de Cañitas

Cañitas en Madrid
10 de junio de 1945
Foto: Martín Santos Yubero
Ya había dejado escrito por estas páginas algunas de las hazañas de Carlos Vera Cañitas, torero mexicano que tuvo por divisa el valor cabal y sin cortapisas. Surgido en una época en la que tuvo que competir con toreros que o dominaban la técnica y el oficio o eran artistas consumados, resultó un ingrediente interesante para integrar carteles en los cuales su manera de hacer el toreo contrastaba con la sabiduría o el refinamiento de sus alternantes, a quienes con sus alardes de temeridad muchas veces empujaba a dar ese paso hacia adelante que en otras condiciones no se produciría.

Alternativado el 26 de octubre de 1941 por Lorenzo Garza en Ciudad Juárez y confirmado en El Toreo el día 9 del mes siguiente por Armillita, en esa tarde comenzó a recorrer las enfermerías de las plazas, pues el segundo de su lote lo hirió de consideración, pero eso no detuvo su actuar por las arenas de nuestro país, aunque en la capital mexicana se le relegara a las temporadas económicas de verano, en las que tuvo faenas como las del toro Serranito de don Carlos Cuevas, o las dos realizadas la tarde de la despedida del Tigre de Guanajuato Juan Silveti.

Al mediar 1944 se reanudó el intercambio taurino con España y de inmediato buscó colocarse en los carteles de aquellas tierras. Logró sumar 19 tardes a pesar de que llegó allá ya avanzada la temporada y confirmó su alternativa en Las Ventas el 10 de septiembre, recibiendo los trastos de manos de Paquito Casado, en presencia de Rafael Albaicín y Arturo Álvarez Vizcaíno, también confirmante. El toro de la ceremonia, primero de la tarde, fue Atendido, de Concha y Sierra y de su actuación, escribió para El Ruedo, Benjamín Bentura Sariñena Barico:

Carlos Vera, Cañitas es un torero valiente, un fácil banderillero y certero estoqueador. Se para a veces con el capote y se ciñe muy decidido con la muleta. No es de los que se asustan con facilidad, y sus rasgos de valor son de los que emocionan al público. Su fuerte, a nuestro parecer, es la muleta, y no porque con ella logre pases de irreprochable factura, sino porque en cada muletazo pone una gran cantidad de valor y un empeño decidido de pasarse al toro…

Esa sería la primera de catorce tardes en las que actuaría en la principal plaza del mundo y que, hasta el 10 de mayo de 2018, lo tendrían como el torero mexicano que más veces había actuado en ese ruedo con catorce festejos. Su facilidad con las banderillas le emparejó con Emiliano de la Casa Morenito de Talavera, con quien toreó allí en seis de esas fechas, y también compartió cartel en distintas tardes con diestros como Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis Vázquez o Ángel Luis Bienvenida y abrió la puerta grande el día 10 de junio de 1945, después de cortarle las dos orejas a Javaíto el quinto de los de Juan Pedro Domecq corridos esa tarde. 

Cañitas tuvo vitola de figura dentro y fuera del ruedo en España. Escribe Francisco Olivencia en El Faro de Ceuta:

Estaba yo en uno de los primeros cursos de aquel bachiller de siete años, cuando, de pronto, irrumpió en las vías públicas de Ceuta un coche extraordinario, aerodinámico, increíble, que dejó pasmada a toda la población… Pronto se supo que era el coche del torero mejicano Carlos Vera “Cañitas”, reconocido por su arte y, sobre todo, por su valor. “Cañitas” acababa de contraer matrimonio con una chica emparentada con el juez Francisco Bocanegra, quien vivía en una de las primeras casas de la calle Real (entonces “Falange Española”) a cuya familia vinieron a visitar los recién casados. Durante los días que estuvieron en Ceuta, el coche de “Cañitas” solía estar aparcado en ese tramo, y generalmente se le podía ver rodeado de curiosos que examinaban su interior y su exterior. Era de una marca estadounidense que ya no recuerdo. En realidad, se trataba del primer “haiga” que pudimos contemplar los ceutíes. Ese curioso apodo de “haiga” se debió a una peculiar circunstancia… Se suponía que cuando uno de tales nuevos ricos, poco cultos, se disponía a comprar un coche, decía siempre: “el mejor que haiga”. Y así se les llamó. El torero “Cañitas” logró triunfar en muchos cosos mejicanos y españoles, sufriendo, por su arriesgado valor, numerosas y graves cogidas… Murió a los 58 años, en 1985, a consecuencia de un infarto. Pero en la retina de todos cuantos vimos aquel majestuoso “haiga” y podemos contarlo todavía, siempre quedará la imagen de un automóvil que nos parecía algo así como venido del espacio…

Sus actuaciones triunfales en plazas como Madrid, Barcelona y Bilbao le valieron sumar 94 corridas en sus campañas por esos ruedos, los años de 1944, 1945, 1946 y 1951 y en el año del 46 fue el torero mexicano que más tardes actuó en esas tierras.

De vuelta en México

A pesar de sus éxitos en los ruedos europeos, resulta paradójico que Cañitas no pudiera actuar en la Plaza México. Su única actuación allí se produjo a las doce del día del 10 de abril de 1955, alternando con Fermín Rivera y Nacho Treviño en la lidia de toros de Santa Martha. Ese festejo con entrada gratuita, fue organizado para la filmación de la película El Niño y El Toro – en inglés The Brave One –, dirigida por Irving Rapper y con guion del proscrito Dalton Trumbo. No había pisado antes ese ruedo vestido de luces y, los hados apuntaban a que ya no lo haría tampoco después.

Bajaron los contratos y se tuvo que buscar una ocupación fuera de los ruedos, colocándose en la Dirección de Policía y Tránsito del entonces Distrito Federal, pero nunca dejó de pensar en recuperar su sitio en los ruedos.

Agosto de 1960

La temporada de toros 1960 de la capital mexicana se repartió entre las plazas México y el Toreo de Cuatro Caminos y se dio sin el concurso de toreros españoles – se vivía una enésima ruptura entre ambas torerías – por lo que muchos diestros nacionales que tenían poco espacio en los carteles, encontraron oportunidades para actuar en distintas plazas. Ese fue el caso de Cañitas que se vio anunciado en Naucalpan, para el domingo 21 de agosto de 1960 para lidiar toros de Ayala, alternando con Luis Briones y Juan Estrada, otros dos sobrevivientes de la Edad de Oro mexicana. Así se resumió la actuación de Cañitas esa tarde:

Carlos Vera “Cañitas” con el que abrió plaza se lució con capa y banderillas. Inició la faena sentado en el estribo y estuvo muy valiente y enterado, terminando con estocada y descabello, para dar vuelta al ruedo. A su segundo, que saltaba al callejón, poco pudo hacerle y sufrió voltereta. Al pasar de muleta lo cogió de forma impresionante. Luis Briones acabó con el causante del desaguisado. La cornada interesó la femoral y es de las que ponen en peligro la vida...

El parte facultativo rendido por el Dr. Javier Ibarra hijo, encargado de los servicios médicos de El Toreo de Cuatro Caminos, decía:

Sufre una herida por cuerno de toro situada en el Triángulo de Scarpa derecho, de cuatro centímetros de orificio de entrada, que interesa piel, tejido graso, aponeurosis, desgarrando los músculos de la región, contundiendo la arteria femoral común y seccionando la arteria femoral profunda, además de la vena femoral. Gran hemorragia arteriovenosa, por lo que hubo de practicársele una transfusión sanguínea de 1,200 centímetros cúbicos. Pronóstico reservado.

La herida, independientemente de la zona anatómica en la que fue inferida, delicada por su naturaleza, fue recurrente con otras anteriores, las que, conforme a los procedimientos quirúrgicos comúnmente aplicados en la época, se repararon ligando los cabos de los vasos seccionados para inhibir la hemorragia, pero con una consecuencia hacia el futuro, que se comprometía la circulación en el miembro afectado. La afectación por cornadas similares de forma reiterada en la misma zona, podría tener consecuencias graves. Así lo refleja la nota aparecida en el diario El Siglo de Torreón fechado el 23 de agosto siguiente:

Quizá sea necesario amputarle una pierna a Carlos Vera “Cañitas” que sufrió una cornada al lidiar el cuarto toro en la Plaza El Toreo, donde alternó con Luis Briones y Juan Estrada... Esta tarde le fue practicada una operación. La intervención tuvo por objeto restablecer la circulación sanguínea en las arterias femoral superficial y profunda de la pierna derecha... Aunque la intervención fue exitosa, el pronóstico sobre la normalización de funciones de la pierna afectada sigue siendo reservado, durante la operación se le aplicaron sueros y transfusiones, el estado general de salud del diestro ha evolucionado satisfactoriamente, sin dejar de ser muy grave...

Al día siguiente, en el mismo diario, se seguía reportando la gravedad del diestro y el hecho de que el miembro afectado seguía sin recobrar la circulación:

Su estado sigue siendo delicado y todavía no ha desaparecido el peligro de que se le ampute la pierna derecha, pues no se ha restablecido la circulación sanguínea... La Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos reveló que “Cañitas” toreaba por un sueldo miserable de mil pesos y que podrá exigir responsabilidades a la empresa, ya que el sueldo mínimo para los matadores debe ser de cinco mil pesos, dijo hoy el Secretario General de ese organismo, Guillermo Carvajal...

El 25 de agosto, de nueva cuenta El Siglo de Torreón daba cuenta de una nueva re – intervención. En esta oportunidad participó en ella, aparte de los médicos de plaza, el cirujano vascular Manuel Castañeda Uribe:

El parte facultativo facilitado por los médicos que intervinieron en la laboriosa operación, es el siguiente: “Se hizo una revisión de la herida operatoria anterior, encontrando la arteria femoral común, la superficial y la profunda, trombosadas hasta la rodilla... Debido al traumatismo que sufren estos vasos, la nueva intervención fue hecha con el objeto de extirpar los trombos formados, cosa que se llevó a cabo con éxito, pues se dejó la sangre circulando en ellos”.

El parte médico continúa reservado para la función del miembro. Se hizo una transfusión de 1200 centímetros cúbicos y suero. Aparte de los médicos de plaza, intervino el especialista en cirugía vascular doctor Manuel Castañeda Uribe. Se espera que con esta nueva operación la recuperación del infortunado diestro sea completa.

Al salir el sol una vez más, la tragedia se había consumado. En el diario El Informador, de Guadalajara del 26 de agosto se relata lo siguiente:

Al mediodía de hoy fue amputada la pierna derecha, hasta arriba de la rodilla, al torero Carlos Vera “Cañitas”, cornado el pasado domingo... Los médicos tomaron esta medida extrema ante el peligro de que se presentara la septicemia gaseosa, al no haberse restablecido la circulación sanguínea en el miembro herido, el torero, al salir de la anestesia, sufrió un ataque nervioso.

Todavía cuando era llevado a la sala de operaciones, “Cañitas” confiaba en que se le practicase una operación más para restablecer la circulación, pero el intenso color amoratado, en algunas partes negruzco de la pierna derecha, indicaba que la amputación debería hacerse desde luego.

Al principiar la operación, la suegra del herido, señora Ana Huerta, presa de una crisis nerviosa pedía a gritos que no le amputaran el miembro, la esposa del diestro Socorro Mendoza de Vera, estuvo a punto de sufrir un desmayo. El doctor Javier Ibarra tuvo que salir del quirófano a calmarlas diciendo: “si existiera una brizna de esperanza no amputaríamos el miembro”.

Dijo inicialmente que se había temido que la amputación se haría casi desde la cadera. El tipo de corte que le fue hecho permite la rehabilitación del lisiado por miembros artificiales.

Al conocerse la noticia de este desenlace, el doctor Alfonso Gaona, empresario de la Plaza México, ofreció el coso para que se organice una corrida en beneficio de “Cañitas”, igual ofrecimiento hará la empresa de El Toreo, en donde toreaba “Cañitas” cuando sufrió la cogida que le seccionó la vena y la arteria femoral.

De esa manera, la cornada que le infirió Buen Mozo, terminó con el andar por los ruedos de Carlos Vera Cañitas.

La solidaridad hacia Cañitas

Carlos Arruza es reconocido como el que organiza el beneficio de Cañitas. Por su parte, Daniel Medina de la Serna, afirma que también se unieron al proyecto don José Murillo Alvírez, Manuel González Pinocho y José Juárez Gitanillo de México. Consiguieron una corrida de don Jesús Cabrera y para el 16 de septiembre de 1960, en la Plaza México, se anunció al propio Carlos Arruza, quien se presentaría como rejoneador en ese escenario, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna, Rafael Rodríguez, Jorge El Ranchero Aguilar y José Zúñiga Joselillo de Colombia.

La gran plaza se llenó y aunque el clima y los toros no colaboraron, pues se devolvió al quinto por manso y fue sustituido por uno de Santín y el sexto se inutilizó y fue reemplazado por otro de Ajuluapan. In extremis, Joselillo de Colombia le realizó una faena vibrante, al anunciado como Sombrerero y le cortó las dos orejas. Se afirma, sin desglosar cifras, que Carlos Vera Cañitas recibió de sus iguales y de la afición una suma cercana al medio millón de pesos, cantidad que le permitió reencaminar sus pasos por la vida ya fuera de los ruedos.

Cañitas falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985, a causa de un infarto de miocardio a los 64 años de edad.

domingo, 14 de agosto de 2022

14 de agosto de 1931: Muere Gitanillo de Triana en Madrid


Hace algo más de un año intenté contar en estas mismas páginas los sucesos en torno a la gravísima cornada que le infirió el toro Fandanguero de Graciliano Pérez Tabernero a Francisco Vega de los Reyes en la octava corrida del primer abono de la temporada madrileña del año 31. Dejé dicho al final de la larga disertación, que llegado el día, me ocuparía del desenlace de esa trágica tarde, ocurrido 75 días después, en el sanatorio del doctor Crespo. Pues bien, esa fecha se ha llegado. 

Los partes facultativos

El doctor Jacinto Segovia, tras de examinar al torero herido en la enfermería de la plaza de la Carretera de Aragón, emitió el siguiente parte médico, aparecido en los diarios nocturnos de la fecha del festejo (Heraldo de Madrid y La Voz) y los del día siguiente:

«Durante la lidia del tercer toro ingresó en esta enfermería el diestro Francisco Vega (Gitanillo de Triana), con una herida de asta de toro en el tercio medio, del muslo derecho, con rotura de los músculos cuádriceps y aductores; otra en el tercio medio del muslo izquierdo. parte interna, con rotura de los músculos cuádriceps y aductores, y otra en la región sacrocoxígea, penetrante en la cavidad pelviana, con rotura del sacro y sección y arrancamiento del nervio ciático mayor. No puede precisarse la profundidad de la herida por el estado del diestro. Pronóstico muy grave. – Doctor Segovia».

Tres días después de la corrida, en el periódico madrileño El Sol, que en su primera página a diario se ufanaba de no publicar noticias relativas a la fiesta de los toros, se publicó el siguiente parte complementario:

«Como consecuencia del arrancamiento de las raíces del nervio ciático mayor (plexo sacro) ha quedado desgarrado el fondo del saco dural, presentándose una abundante eliminación de líquido cefalorraquídeo por la herida operatoria, existiendo el peligro de presentación de una meningoencefalitis que ensombrecería totalmente el pronóstico. – Doctor Segovia».

Como se puede leer, las lesiones que sufrió Curro Puya eran de una gravedad extrema y dada la técnica con las que eran atendidas en aquella época, se procedió a la ligadura de los vasos rotos y al aseo y taponamiento de las heridas en las zonas musculares, la de la región sacro – coxígea se dejó abierta, esperando que la naturaleza hiciera su trabajo y sanara por sí sola.

La evolución del torero herido

Para el día 6 de junio, los diarios de Madrid informaban que ya se había detectado una meningoencefalitis en el torero, y para el 11 de junio, se le diagnosticaba una neumonía basal derecha. Es decir, la evolución de los primeros días no era nada halagadora. Se le mantenía acostado boca abajo inclinado y sometido a fuertes sedantes para paliar sus dolores.

El 17 de junio se le hizo una transfusión de sangre, donada por su amigo Eleuterio Remondo Cojito, fueron 700 c.c. y después de ese procedimiento, mejoró notablemente. A partir del día 4 de julio, las informaciones de la prensa aseguraban que Gitanillo de Triana se reportaba muy aliviado.

Pero a partir del día 28 de julio, su estado se comenzó a deteriorar. Las heridas de las zonas musculares comenzaron a sangrar abundantemente por deshacerse las ligaduras de los vasos. Dice la edición del Heraldo de Madrid del 30 de julio:

«Es digna de todo elogio la labor del médico ayudante del sanatorio Dr. José Seguí, que supo acudir a tiempo en las hemorragias del pasado domingo y de ayer, por lo que libró al herido de una muerte segura... La herida de la cadera no ha sido operada todavía, pues esperaban los médicos que el herido recobrara fuerzas para poder intervenir... Tanto el doctor Goyanes como el doctor Segovia se muestran, muy pesimistas... Anoche hubo necesidad de aplicarle varias inyecciones para reanimarle, y en la madrugada se le pusieron otras de pantopón, para que pudiera conciliar el sueño...»

El testamento del torero

Dentro de la gravedad que se iba generando, Curro Puya se mantenía lúcido y solicitó a su representante don Francisco Arranz que convocara a un Notario para otorgar testamento. El diario La Libertad de Madrid, relata lo siguiente en su edición del 15 de agosto de 1931:

Personado el notario en el sanatorio, el herido dictó su última voluntad con voz serena. Terminado el testamento, y al querer leerlo el notario, le atajó Curro, diciéndole: No hay que quitar ni poner ni una coma. Tráigalo para firmar. Lo que hizo con pulso firme. Francisco Vega nombró herederos universales a sus padres. Deja una pequeña cantidad en dinero. Con los primeros ahorros que consiguió compró una casa, que regaló a sus tres hermanos casados, que son quienes la habitan; después compró otras tres casas, las tres en Sevilla, y situadas en las calles de Santa Patrona 43; plaza de la Mata, y la que él habitaba en la calle de San Jacinto, 85. También deja una manda para que un sobrino suyo a quien la familia llama «Currito» pueda estudiar una carrera...

Esa fue la fortuna material que dejó uno de los más puros intérpretes del toreo a la verónica que ha conocido la historia del toreo.

El fallecimiento de Curro Puya

A las siete y media de la mañana del 14 de agosto de 1931, el torero de Triana dejó de existir. Aparte de las lesiones de las cornadas de Fandanguero, su estado se fue deteriorando. Escribe el redactor del diario Ahora:

A consecuencia de la lesión nerviosa, sufrió una retención de orina y, a consecuencia de ésta, una fístula uretral a nivel del escroto... A todo esto, hay que añadir que este Job de la tauromaquia tenía que estar acostado boca abajo, lo que le impedía descansar apropiadamente... Aun se le produjo otro derrame por la herida de la nalga. Se taponó la herida, pero volvió a producirse la hemorragia a poco de destaponarla... El estado de fiebre constante, unido a toda esta serie de calamitosas complicaciones, tenían al enfermo en un estado de postración muy grande... Luego le aparece la albúmina y se le complica el riñón y el hígado...

En suma, en la jerigonza de los médicos de hoy, bien podríamos afirmar que la causa de su muerte fue una falla orgánica múltiple derivada de las lesiones traumáticas sufridas en la plaza de Madrid.

El 15 de agosto, se verificó la necropsia al cadáver de Francisco Vega de los Reyes. Esto dijo casi toda la prensa madrileña al respecto:

Ayer mañana, a las ocho, los doctores Crespo y Seguí practicaron la autopsia y embalsamamiento de cadáver. Se han comprobado los enormes destrozos producidos por las astas en el cuerpo del desgraciado torero. La herida de la cadera era profundísima y le atravesaba el peritoneo.

La herida se trató conforme a las técnicas quirúrgicas comúnmente aceptadas en la época y con los medicamentos que se tenían a disposición – no había antibióticos, ni siquiera sulfas – así que el resultado podría calificarse, en retrospectiva, como previsible.

Las reacciones al desenlace

El fallecimiento de Gitanillo de Triana generó toda clase de reacciones de afecto hacia el torero fallecido y su familia. Uno de los hechos notables fue el que los ingresados en el Sanatorio de Toreros que se sintieron en condiciones, pidieron autorización a los médicos para asistir al funeral en Madrid. Dice la nota de El Liberal:

Se ha registrado un caso curioso, que demuestra las extraordinarias simpatías de que gozaba el diestro entre sus compañeros. Los toreros heridos que se hallan hospitalizados en el Sanatorio de Toreros y que se encuentran en estado satisfactorio pidieron permiso a los facultativos para rendir el último homenaje a su amigo Gitanillo, y algunos de ellos estuvieron esta mañana orando ante el cadáver del malogrado artista. Entre éstos se encontraba el banderillero Manuel Prieto (Varé), que resultó herido gravísimo en la misma corrida en que sufrió la cogida que le ha causado la muerte a Gitanillo de Triana.

Por su parte, Federico Morena, en el Heraldo de Madrid, reflexionaba lo siguiente:

¿Por qué usaba el remoquete de Gitanillo de Triana? Es, realmente, inexplicable, puesto que tenía un nombre de una sonoridad eminentemente faraónica: Francisco Vega de los Reyes, y un apodo de sabor netamente taurino: Curro Puya.

Hace poco me decía su representante en Madrid, el bueno de Paco Arranz, que sentía verdadera veneración por su pobre amigo:

- Urge que desaparezca de los carteles el seudónimo Gitanillo de Triana. Tiene «jettature». Yo creo firmemente que todas las cosas malas que le suceden a Curro, es por usarlo...

La corazonada de este hombre, todo corazón, se ha cumplido, Gitanillo de Triana tenía, efectivamente, «jettature».

Antonio Conde

Escribe Antonio Díaz Cañabate:

No creo que ningún magnate del mundo, por muy poderoso que sea, pueda tener nunca a su lado un servidor de las condiciones excepcionales y valiosas de un mozo de espadas. Hablo, claro está, de los verdaderos mozos de espadas, porque ya sé que en planeta de los toros abundan los pícaros que a todos los menesteres taurinos llevan su picardía. Un auténtico mozo de espadas es el hombre de confianza del matador y algo más: sus pies y sus manos. Un torero puede prescindir de mucha gente que le rodea en la plaza y fuera de la plaza, pero jamás de un mozo de espadas.

Antonio Conde era el mozo de espadas de Curro Puya. Y desde que se puso el terno gris perla y plata – llamado miércoles de ceniza por los gitanos – el último día de mayo del 31, hasta la hora en que exhaló el último suspiro, no se desprendió del lado de su torero. Fue la única persona que siempre estuvo junto de él. Escribe Gregorio Corrochano en el ABC madrileño del 15 de agosto de 1931:

Merece destacarse este caso de Antonio Conde. Le acompañó a la enfermería el día 31 de mayo, y a su lado estaba todavía esta mañana del 14 de agosto, cuando la muerte llegó. Tiene las piernas hinchadas de no acostarse. No sabe ya lo que es dormir en un lecho. Y a un hombre así se le llama mozo de estoques. Esto quiere decir que mozo de estoques es algo más de lo que su nombre indica. Es el íntimo, el confidente, el criado amigo y cordial, el que se alegra con los éxitos y sufre con las desgracias, el que le lleva a la enfermería, y le asiste en el hospital, y no se separa, ni se acuesta, no vaya a entrar la muerte mientras él duerme. Y a esto, a un hombre así se le llama mozo de estoques...

El mozo de espadas no concreta su labor meramente a entregar los estoques al torero o a ayudarlo a vestirse en la soledad de la habitación del hotel. La descripción que hace Corrochano es bastante amplia y completaría este apartado con una reflexión de Conchita Cintrón escrita en 1973:

Qué poco se ha dicho del mozo de espadas. Y, sin embargo, sin él no sería igual la fiesta. De los años pasados en el ruedo, lo que más extraño es su presencia amiga y dedicada; su figura ejemplar de fiel servidor. Y es que servir es un arte. Y cuando hemos sido bien servidos, jamás podemos olvidar la deuda contraída con quien nos sirvió…

Es por eso que hago este aparte, para recordar la real abnegación de Antonio Conde por servir a su torero, hasta el momento final.

1931, un año teñido de sangre

El año de 1931 fue un calendario sangriento en las cosas de los toros. Por heridas por asta de toro murieron el 30 de junio Sotito banderillero, en Haro, La Rioja; el novillero Miguel Olza Vaquerín el 1º de agosto en Madrid, donde era tratado de una cornada recibida en Calasparra; otro novillero, Manuel López Regional, el 10 de agosto, también en Madrid, a causa de una herida sufrida en Tetuán; el banderillero Francisco Llopis, el 16 de agosto, en Madrid, fue herido en Parla, Toledo; Isidoro Todó Alcalareño II, el 23 de agosto, en Madrid; Manuel Crespo Crespito banderillero, el 22 de octubre, en Madrid y fue herido en Torrelaguna. A estos funestos resultados, bien podemos sumar la defunción de Carmelo Pérez, el 18 de octubre en Madrid, herido en México el 17 de noviembre de 1929.

Ocho toreros fallecidos a causa de las cornadas de los toros en un año. 

Una aclaración oportuna para quintacolumnistas y también para aficionados

Corre la versión, como verdad sabida - incluso en la afamada enciclopedia de internet - de que el percance de Curro Puya se publicó a todo trance en las primeras planas de los diarios madrileños al día siguiente de ocurrir y de que la nota de su fallecimiento mereció en su momento meras gacetillas. Nada más falso. La información pertinente ocupó los debidos espacios en las páginas dedicadas a la fiesta en los diarios e incluso, en el que se ufanaba de no dedicarle una sola línea - El Sol -, se vio precisado a ocuparse del tema. 

Es sencillo querer desinformar para desprestigiar. Pero afortunadamente allí están los archivos y las hemerotecas que dejan clara la verdad. La prensa madrileña y también la de Sevilla siguieron día a día la evolución de la tragedia de Gitanillo, que en paz descanse.

domingo, 19 de junio de 2022

15 de junio de 1951. Luis Procuna confirma su alternativa en Madrid

Luis Procuna recibió la alternativa el 5 de diciembre de 1943, en Ciudad Juárez de manos de Carlos Arruza, quien le cedió a Andaluz, el primero de los de Corlomé jugados esa tarde. Ese doctorado lo confirmaría en el Toreo de la Condesa el 26 de diciembre siguiente, apadrinándole Luis Castro El Soldado y atestiguando Luis Briones. El toro de la ceremonia fue Pinturero de San Mateo. Cerró esa temporada 43 – 44, llevándose la Oreja de Oro que disputó con Armillita, Jesús Solórzano, El Soldado, Carlos Arruza y Luis Briones. Con su faena al toro Pompeyo de Coaxamalucan, sexto de la corrida, consiguió el segundo rabo de su historia en ese coso, pues el 23 de enero anterior había obtenido el de Meloncito de Piedras Negras.

Manolete en México

La llegada de Manolete a México en diciembre de 1945 motivó a nuestros toreros a echar el resto para competir con quien, con poco margen para la discusión, era la principal figura del toreo en Europa. Así, le peleó las palmas en cinco de las 38 corridas – también en el único festival en el que el diestro hispano actuó en México – en las que toreó en México el llamado Monstruo de Córdoba. La primera de ellas fue la de la inauguración de la Plaza México, tarde en la que Procuna cortó la primera oreja concedida en la nueva plaza y la segunda en el Toreo de la Condesa, el 17 de ese mismo febrero, tarde en la que Luis se llevó el rabo de Cilindrero, Manolete el de Platino y Pepe Luis Vázquez el de Cazador en lo que seguramente ha sido una de las tardes más redondas de la plaza en el último tramo de su historia.

También alternó con él en León – el 28 de enero de 1946, un festival benéfico –, en Torreón, Nuevo Laredo, la Plaza México – la tarde de la confirmación de El Boni –, y en Aguascalientes, en la penúltima corrida que Manolete toreó en ruedos mexicanos.

Era un torero difícil de alternar con él, porque si los hados estaban de su lado, era muy complicado competir con su hacer en los ruedos. Heriberto Murrieta refiere, citando a José Alameda, que alguna ocasión en la que a Manolete le resaltaban las desigualdades de Luis Procuna, éste les respondió a sus informantes: Sí, pero se pone en donde no se ponen los demás y, además, aguanta lo que no aguanta nadie... Esto nos deja claro que, para los entendidos, Procuna no era ningún indocumentado.

La ruptura de relaciones taurinas con España en 1947, dejó en espera la posibilidad de que Luis Procuna fuera a plazas de ese país a mostrar su singular tauromaquia y a confirmar su doctorado en la plaza de Madrid. Así, tuvo que esperar hasta la reanudación de éstas, cuatro años después, para presentarse en aquellos ruedos.

La confirmación madrileña de su alternativa

La idea que los públicos hispanos tenían de Luis Procuna pudiera bien resumirse en esa afirmación de Ramón de Lacadena Don Indalecio en su tribuna de Toros y Toreros:

«Mexicano ya curtido en el toreo de irritantes desigualdades, con desaprensión notoria muchas tardes. Le echan un toro al corral – o varios toros en varias tardes – y se queda tan fresco…»

Igual lo pretende describir Santiago Córdoba, redactor de El Ruedo, a partir de una entrevista efectuada en el patio de cuadrillas de Las Ventas el día de su confirmación:

El último que entra en “capilla” es Luis Procuna. Le abrazan muchos amigos y admiradores. Viene tranquilo, al menos, así lo parece. Viste azul y oro. Montera en mano y capote al brazo. Destaca como una pincelada el mechón de pelo blanco sobre la sien derecha.

- ¿Qué hará, Procuna?

- Lo que permitan los toros.

- ¿Usted es bueno o malo?

- No sé juzgarme.

- Creo que es desigual, desconcertante.

- Puede ser.

- Tan pronto se pega al toro como se tira de cabeza al callejón.

- Son cosas.

- ¿Pánico?

- Nervios. 

- ¿Qué ve en los toros para esas tremendas: “espantás”?

- No sé explicarlo...

- Cuáles le dieron más cartel, ¿las buenas o las malas?

- Usted pregunta cosas inesperadas.

- Contesté, cuando se habla de un torero es por algo. 

- ¿Su mayor admiración?

- Por Manolo, “Manolete”. ¿Puedo hacer el paseo ya?, dice con acento significativo.

- Gracias, y muchas felicidades, Procuna...

Entre esa clase de cuestionamientos confirmaría su alternativa en Madrid Luis Procuna

El cartel de la corrida lo completaban el madrileño de Paracuellos del Jarama Paco Muñoz y el lusitano Manolo dos Santos. Enfrentarían en inicio tres toros de don Joaquín Buendía y otros tres de don Felipe Bartolomé, todos de encaste Santa Coloma. Al final de la tarde se lidiaron solamente dos de cada uno de los hierros anunciados y completaron la tarde otros dos del Conde de Mayalde. El lote de Procuna se integró por los toros Guareño de Buendía y Cartujano de Bartolomé, sobre los que Alberto Vera Areva, escribió en el ejemplar de El Ruedo salido a los puestos el día 21 de junio siguiente:

“Guareño”, número 137, negro entrepelao, de Buendía, acudió sin gran alegría a cuatro varas, en las que, sin embargo, apretó, derribando en, la segunda. Pasó a la muleta algo tardo, pero embistiendo con celo y nobleza, especialmente por el lado izquierdo... “Cartujano”, número 167, de Bartolomé, se estrelló contra un burladero al perseguir a un peón, quedando resentido en los cuartos traseros del violento topetazo. Tomó tres varas, acusando casta en todas y derribando en la segunda. Toro muy bueno, aunque por falta de poder se cayó dos veces durante la faena de muleta...

Con esos mimbres se produjo la confirmación de Luis Procuna.

Su actuación esa tarde

Escribió Manuel Sánchez del Arco Giraldillo en su crónica publicada en el ABC de Madrid del día siguiente al de la corrida:

…la presentación de Luis Procuna era un acontecimiento de esos que promueven el sí y el no de las discusiones, el es y no es de las opiniones encontradas, salsa y picante que hacen que los caracoles sean gustosos, aún más que el propio manjar importa su salsa. Esto, por lo que le vimos, es lo que Procuna interesa. Apresurémonos a decir que, en el primero de la tarde, que cabeceaba peligrosamente por ambos lados, especialmente por el derecho, mostró mucha inteligencia y decisión. Paquito Muñoz le confirmó la alternativa y, ante la expectación de los aficionados, salió el mejicano tenido por genial, a realizar una faena inteligente y valerosa. Aguantó mucho las entradas descompuestas que la res hacía. Mostró, además, su personalidad y las variantes que ha sabido llevar a la monótona tarea de pasar de muleta, que Procuna alegra y esmalta con arranques brillantísimos. Mató a este su primer toro de media estocada. La faena, seguida con atención y jaleada, se premió con ovación y saludos…

El segundo toro de su lote lo hirió durante la faena de muleta y en un alarde de hombría, Luis Procuna intentó pasaportarlo, pero la cornada sangraba con profusión y terminaron llevándolo a la enfermería y el primer espada, terminando con los días de Cartujano. El parte facultativo rendido por el doctor Jiménez Guinea es de la siguiente guisa:

Luis Procuna ha sido curado en esta enfermería de una herida en la cara posterior interna del tercio superior del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de veinte centímetros que interesa el muslo bíceps, contusionando el nervio ciático mayor, asciende a la región glútea, pasando por debajo de los músculos del mismo nombre, otra descendente de cinco centímetros que interesa el músculo bíceps y otra de dos centímetros en la región geniana del lado derecho. Pronóstico grave. – Después de curado el diestro herido fué conducido al Sanatorio de la Milagrosa.

Luis Procuna perdía en el futuro inmediato, la tarde del domingo 17 siguiente, en Madrid, corrida en la que ante toros de Manuel Sánchez Cobaleda, alternaría con Antonio Bienvenida y Juan Silveti, que confirmaría su alternativa. Terminó esa campaña con 26 corridas toreadas en Barcelona (6), Sevilla (2), Algeciras, Madrid, Burgos, Pamplona, La Línea de la Concepción, Córdoba, Valencia (2), Santander, Málaga, San Sebastián, Palencia, Murcia, Albacete, Valladolid, Salamanca, Arles y Burdeos.

Cambio de percepción

Los sucesos de la tarde de su confirmación, motivaron un cambio en la percepción de la prensa hispana. Manuel Casanova, director de El Ruedo, firmando como Emecé, hace el siguiente balance de la corrida de la confirmación de Luis Procuna:

¿Qué clase de torero es Luis Procuna? Resultaría aventurado definirlo por una sola actuación. Habrá que esperar a un nuevo examen, porque, en general, causó buena impresión, pero ella iba acompañada de alguna sorpresa ante ciertos lances y ciertos gestos no frecuentes… Se le aplaudió afectuosamente, aunque entre los espectadores quedó la duda. La alternativa, indiscutible momento de emoción; su primera faena en Madrid; un toro no demasiado claro... Todos factores influyentes. ¿Será? ¿No será? … La incógnita tampoco pudo quedar despejada en el cuarto toro, que le correspondió al recobrar su antigüedad... Al dar uno por alto, el de Buendía le enganchó y le derribó, hiriéndole de importancia... A la salida se preguntaban unos a otros los espectadores: ¿Qué opina usted de Procuna? Y en esto estamos hasta que Procuna vuelva a las Ventas, ya que a causa de la cogida perdió la corrida del domingo…

Luis Procuna seguiría en los ruedos dos décadas más todavía, pues toreó la corrida de su despedida el 10 de marzo de 1974 en la Plaza México. Alternó con Eloy Cavazos y Jesús Solórzano en la lidia de toros de Mariano Ramírez. Le cortó a ley el rabo a su último toro de nombre Caporal.

Luis Procuna ha sido uno de los toreros más singulares que México ha dado. Calesero decía lo siguiente: 

...otra cosa que yo veo es que, en mis tiempos de matador en activo, todos éramos diferentes; pienso en Armillita, “El Soldado”, Antonio Bienvenida, Garza, Silverio, Solórzano, Arruza, Manolete, Pepe Luis, Procuna, yo mismo. Todos inconfundiblemente personales y distintos. Y lo más importante: cada uno de nosotros hacíamos nuestro toreo totalmente diferente y original; ninguno llevábamos una faena hecha de antemano o estereotipada y el público que nos iba a ver siempre estaba a la expectativa de la sorpresa, de la espontaneidad, del momento inspirado...

Casi toda esa variedad está perdida en estos tiempos, por eso es importante recordar a Luis Procuna, un torero diferente, como pocos hemos tenido.

domingo, 20 de febrero de 2022

11 de febrero de 1962: Gran faena de Jaime Rangel, cornada grave a Luis Segura en El Toreo de Cuatro Caminos

Jaime Rangel
Archivo Santos Yubero
La octava corrida de la temporada llamada hispano – mexicana del Toreo de Cuatro Caminos para el periodo 1961 – 62, se formó con un cartel de reapariciones. Encabezaría la combinación el caballero andaluz don Ángel Peralta, quien en la sexta no tuvo fortuna con el toro de Xajay que le correspondió en un festejo accidentado que presenció en el tendido la hija del primer ministro soviético Nikita Kruschev. A pie, se anunció a Alfonso Ramírez Calesero, quien, en la segunda tarde, el día de año nuevo, salió abroncado; al madrileño Luis Segura, quien en la cuarta mostró sitio, oficio y valor y Jaime Rangel que en la séptima cortó una oreja a un buen toro de Luis Javier Barroso.

Con esos mimbres se ofreció a la afición de la capital un cartel atractivo en el papel y que provocó una extraordinaria entrada en el desaparecido coso naucalpense, al decir de don Alfonso de Icaza:

Sin llegarse al lleno de los domingos pasados, hay una magnífica entrada en ambos departamentos, y como la tarde es espléndida, y el ánimo del público propicio para que tengamos una gran tarde, sólo nos resta desear que los mejores augurios se confirmen, y que los toros de Jesús Cabrera salgan bravos; el rejoneador Peralta se luzca a sus anchas y los toreros de a pie – “El Calesero”, Luis Segura y Jaime Rangel – corten orejas… ¡Qué así sea! … Hay palmas para todos a la hora del paseo…

El percance de Luis Segura

El torero madrileño venía a reivindicar su posición. Había toreado 34 corridas en la campaña de su tierra con éxito y tenía buen concepto al hacer el toreo. El primero de su lote fue un cabrereño llamado Minero. Su actuación ante él realmente no tiene mayor reseña, según se lee de lo que contó en su día Ojo en El Redondel:

Luis Segura muletea molestado por el aire a un bicho que, reservón y todo, toma bien la franela. Se suceden los doblones, lo que motiva que unos aplaudan y otros piten. El de Madrid compone la figura a ratos, pero sólo al citar, pues en cuanto se le arranca el de Cabrera se encorva y trata sólo de defenderse. Cambia la decoración cuando Segura da un buen pase por alto y aguanta en unos derechazos rápidos pero valientes. Un buen pase de pecho. Otro con la diestra que termina en desarme; breve intervención de la peonería y más toreo por arriba, barriendo los lomos. Nuevos derechazos de valiente, y entre tantos, uno muy bien instrumentado. Se le ovaciona con calor un pase forzado de pecho y dase entonces a instrumentar lasernistas y afarolados, con beneplácito del monstruo. Está a punto de ser cogido, pero como cada vez se muestra más valeroso, acaba por echarse al público a la bolsa. Dos molinetes seguidos, muy feo el segundo… Más muletazos a la trágala; labor de aliño en busca de la igualada, que se dificulta, y un pinchazo llevándose el arma, con salida apurada, que se resuelve con una aparatosa cogida en el pecho, que milagrosamente no tuvo mayores consecuencias. Brega empeñosamente Valencia… Segura parece resentirse del percance, y pincha nuevamente. Ya no puede más el diestro hispano, que en brazos de las asistencias es conducido a la enfermería. “El Calesero” toma los trastos y después de breve muleteo, pincha sin soltar; deja tres cuartas partes de espada que escupe la res; pincha de nuevo entre pitos de los tendidos; deja una media tendenciosa y acaba con un certero descabello…

Lo que aparentaba ser un percance de poca importancia, resultó ser una cornada de grandes proporciones. El parte rendido por el doctor Morales Ortiz fue de la siguiente guisa:

Herida por cuerno de toro como de 8 centímetros en el triángulo de Scarpa derecho, con una trayectoria hacia arriba y afuera que desgarra el músculo psoas ilíaco, con fractura de la espina ilíaca superior. Otra hacia abajo y hacia adentro como de 20 centímetros que rompe el músculo costurero (sartorio) disecando el paquete femoral sin herirlo y la otra hacia abajo y hacia afuera como de 25 centímetros que caló el muslo. Tardará en sanar más de 30 días de no haber complicaciones. Se practicaron las primeras curaciones en la enfermería de la plaza y posteriormente se trasladó al torero herido al sanatorio de Santa María de Guadalupe para proceder a su tratamiento.

La descripción de la herida deja ver que, aunque no fue aparatosa a la vista de los espectadores, sí causó grandes destrozos y aún cuando el torero madrileño intentó, pundonorosamente terminar con los días de su heridor, llegó el momento en el que las fuerzas le abandonaron y tuvo que saldar su tarde sin matar uno solo de los toros que sacó en el sorteo.

Jaime Rangel y Amapolo de Jesús Cabrera

La más firme promesa con la que contaba la tauromaquia mexicana por aquellas calendas era el hidalguense Jaime Rangel, heredero de la real escuela mexicana del toreo, que nace en México con Saturnino Frutos Ojitos y se va trasladando por vía de los discípulos de éste, en el caso particular por vía de Samuel Solís a Ricardo Torres, tío de Jaime – y de Manolo su hermano – que fue uno de los primeros en los que intervinieron en su formación como torero.

Esa tarde de hace seis décadas, Jaime Rangel no salió con las orejas en las manos porque no mató a Amapolo bien y a la primera, pero dejó en el ruedo de Cuatro Caminos una importante declaración de intenciones:

“Amapolo” llega al final conservando facultades y Jaime Rangel que ha brindado a un particular, hace derroche de hombría al dar cuatro pases con las dos rodillas en tierra, que le son ovacionados. Cita de lejos y liga en el centro mismo del anillo, cuatro buenos derechazos, que remata con dos lucidísimos pases de pecho. Ovación y música… Sopla aire, pero Jaime no se aflige por ello y vuelve a ligar derechazos en los que corre la mano desde aquí hasta allá. Los remata con un superior pase de pecho y convierte a la plaza en un manicomio… Claro que el toro es bueno, buenísimo, pero tiene casta y hay que aguantarlo y Jaime lo aguanta como los hombres… Ahora con la zurda; uno, dos, tres, cuatro naturales rematados con el de pecho. Muchas palmas. Se adorna Jaime con medios pases, estando solo en la arena con su adversario y vuelve a correr la mano en derechazos que le resultan pintados y que remata superiormente. Palmas y dianas… Busca Jaime la igualada pero su adversario no humilla, por lo que se precipita y pincha a un tiempo. Más tela y nuevas fatigas para matar. Nueva punzadura, que se comenta con pitos. Tercer alfilerazo; cuarto, otro más... y otro: “Amapolo” se le ha vuelto de hueso al matador… Media estocada delantera; capotazos a granel y el nervioso bicho que se entrega momentáneamente, para ser descabellado por Jaime al segundo intento… Ovación al toro en el arrastre, empeñándose los monosabios en que se le dé la vuelta al ruedo. La autoridad ordena lo contrario y así termina la lidia de “Amapolo” que pudo haber constituido el triunfo definitivo de su matador…

Lo demás del festejo

El otro toro que se prestó fue el piedrenegrino Tabaquito, que abrió el festejo, para rejones y que correspondió a don Ángel Peralta, le permitió un buen lucimiento, logrando como premio a su labor la vuelta al ruedo al término de la misma. Por su parte Calesero tuvo que matar cuatro toros ese domingo, el que hirió a Luis Segura, los dos de su lote y el segundo del madrileño.

El Poeta del Toreo estuvo definitivamente desafortunado, pues fue pitado en el primero de su lote, silenciado en el segundo que sorteó y francamente abroncado en el segundo que hubiera correspondido a Segura. Fue una tarde que el trianero de Aguascalientes seguramente no añadió a sus memorias. Alguno le vio tan mal, como el que firmó como Juan de Dios, para el semanario madrileño El Ruedo, que en su número aparecido el 22 de febrero siguiente, reflexiona:

Por su historial, por su porte y sus hechos, de gran persona, por su indudable aportación a la Fiesta de los toros, nosotros le queremos tratar con cariño y benevolencia. Pero precisamente por este cariño le tenemos que decir al buen Alfonso que ya no está para estos trotes. En ocasiones le fallan las fuerzas; el ánimo, con los años, se hace más reposado; aun cuando en las facciones no se aprecie, el transcurrir de los años, sin embargo, en la Plaza y ante sus enemigos, se ve que el tiempo no pasa en balde, y el que fue una figura señera de la torería mundial, se ve hoy ridiculizado, tomado a broma y criticado por sus propios amigos. Por eso nosotros le recomendaríamos a Alfonso una retirada a tiempo. ¡Y que conste que aún está a tiempo! …

Así fue como se desarrolló una corrida de toros que, sin haber producido triunfos apoyados en una profusión de apéndices, dejó para el recuerdo hechos que se marcan en la memoria de la afición, como lo son el surgimiento de un torero que pudo marcar una época en la historia de la fiesta de este lado del mar y un grave percance de otro, que en su día, llegó a cautivar a la afición más exigente del mundo, la de Madrid.

domingo, 26 de diciembre de 2021

25 de diciembre de 1971: Alternativa de Rafaelillo en San Luis Potosí

Ya había apuntado por estas páginas, que, según el dicho de Daniel Medina de la Serna, la temporada de novilladas de 1971 fue corta, pues solamente se dieron en ella 22 festejos. Pero en ese breve número de festejos, aparecieron varios toreros que dejarían su impronta en la historia patria del toreo en diversas capacidades. Mariano Ramos, Rafael Gil Rafaelillo, Curro Leal y José Antonio Gaona fueron los que acapararon actuaciones en el serial, aunque al final de cuentas, serían los primeros dos nombrados, los que terminarían el calendario ya como matadores de toros.

Don Heriberto Lanfranchi le apunta dos tardes de triunfo a Rafaelillo en ese ciclo. Primero está la del 17 de octubre, cuando salió con las dos orejas de Llorón de San Carlos en las manos y después, la del 31 del mismo mes, cuando se llevó otra de Hechicero de La Laguna. En la novillada del Estoque de Plata, celebrada el 30 de noviembre siguiente, fue el que pudo quitárselo de las manos a Mariano Ramos, pero sus fallas con el acero no le asegundaron el triunfo. La temporada se cerró, por supuesto, con un mano a mano entre los dos destacados del festejo anterior, el 7 de diciembre siguiente.

Rafael Gil cerró su paso por las filas de los novilleros con actuaciones en Aguascalientes, Guadalajara y Celaya, donde el 19 de diciembre, llevando por delante al rejoneador Fernando Álvarez, mató en solitario cuatro novillos de Peñuelas, cortándoles tres orejas y quedando listo para recibir la alternativa.

La corrida de Navidad en San Luis Potosí


La temporada 1971 – 72 vio aparecer por nuestros ruedos a varios toreros españoles, entre los más destacados estuvieron Joaquín Bernadó, Paco Pallarés, Palomo Linares, Dámaso González, José Luis Parada o José Luis Galloso. Evidentemente también hacía campaña por nuestros ruedos Francisco Rivera Paquirri, quien en la Plaza México y también en El Progreso de Guadalajara dejó impronta de ser un torero que no se dejaba ganar la pelea de nadie.

Lo anterior viene a cuento, porque la tradicional corrida navideña en la plaza de toros Fermín Rivera de la capital potosina, se conformaría con Manolo Martínez, el nombrado Paquirri y la alternativa de uno de los triunfadores de la temporada novilleril de ese año en la Ciudad de México, Rafael Gil Rafaelillo. Los toros vendrían de San Martín, la ganadería que fuera en su día del varilarguero Juan Aguirre Conejo Chico y que ya en la propiedad de Marcelino Miaja y José Chafik, comenzaba a lidiar los productos conseguidos a partir de la dirección quienes eran sus dueños desde 1966.

La reseña de la Agencia France Presse que apareció en el diario El Informador de Guadalajara, al día siguiente del festejo, entre otras cosas, cuenta:

El matador de toros español Francisco Rivera “Paquirri” y el mexicano Rafael Gil “Rafaelillo”, que recibió la alternativa, fueron los triunfadores en la corrida navideña celebrada el sábado. El también mexicano Manolo Martínez dio una de cal y otra de arena.

Con buena entrada, se lidiaron seis de San Martín, de los cuales cinco resultaron sosos y quedados en su embestida… Martínez escuchó palmas en su primero y pitos en su segundo.

“Paquirri” lanceó superiormente al tercero de la tarde, cuajó tres pares de banderillas en todo lo alto, ejecutó torerísima faena y mató recibiendo, por lo que le otorgaron dos orejas y rabo, dio dos vueltas al anillo y salió finalmente a hombros… “Rafaelillo” tomó la alternativa en el que abrió plaza y cortó una oreja por bonito y vistoso trasteo. En el sexto fue aplaudido…

El toro de la ceremonia se llamó Caltenguero, en recuerdo quizás de aquella ganadería – Caltengo que tuvo don Felipe Mota, en su día, picador de toros, de los buenos y que al igual que don Juan Aguirre, fue tentador de cabecera de don Antonio Llaguno, quien les cedía a ambos varilargueros, vacas puras de sangre saltillo, para sus ganaderías y en las cuales, junto con la de Cerro Gordo, de don Guillermo Rodríguez Caballero, el entonces titular de San Martín, como gambusino, localizó líneas puras de esa sangre, que Chafik supo aprovechar para construir una importante ganadería en México.

El devenir de Rafaelillo

En un caso que no era infrecuente, Rafael Gil confirmó primero su alternativa en Madrid, el 18 de julio de 1974, de manos de Julio Vega Marismeño y atestiguando Raúl Sánchez. El toro cedido fue Tarifa, de Camaligera, ganadería en esos días propiedad de don Eugenio Marín Marcos, con procedencia Clairac y Albaserrada por vía del Duque de Pinohermoso. Actualmente se anuncia como Aldeaquemada.

La confirmación en México se daría el 29 de diciembre de ese mismo calendario. Le apadrinaría Eloy Cavazos, quien sustituyó al originalmente anunciado Paquirri – que no llegó a México a tiempo por conflictos en los vuelos –, en presencia de Jesús Solórzano, siendo Jerezano de José Julián Llaguno, el toro de la ceremonia. Pudo cortarle las orejas al sexto, pero no estuvo acertado con el estoque.

En su trayectoria se pueden anotar varios triunfos destacados, como el que obtuvo en Aguascalientes el 6 de mayo de 1973, al cortarle el rabo al toro Miraflores de Rancho Seco, siendo en el caso, el último rabo que ha cortado un matador de toros en la plaza San Marcos en corrida de feria de abril.

Su vinculación con la casa Balañá resulta evidente cuando se revisan sus actuaciones en ruedos hispanos. En Barcelona tuvo importantes tardes, la del 8 de agosto de 1974, cuando le cortó las dos orejas al toro Caíto de Domingo Ortega y al jueves siguiente, otras tantas a Calamar de Juan Mari Pérez Tabernero

Su actuación en el San Isidro del 75, el 13 de mayo, sustituyendo a Eloy Cavazos que salió del cartel cuando se confirmó que el encierro de Amelia Pérez Tabernero originalmente anunciado no reunía las condiciones para ser lidiado en Madrid, por lo que fue sustituido por uno de Clemente Tassara – al final se lidiaron 5 de estos y uno de Luciano Cobaleda –, resultó en otra notable actuación, descrita así por Vicente Zabala Portolés en el ABC madrileño del día siguiente del festejo: 

...mató con entrega, pero sin vaciar, saliendo con la pechera rota, como cuentan las viejas crónicas que terminaba “Machaquito” tras los volapiés de atragantón. Le ovacionaron muy fuerte y dio la vuelta al ruedo, recogiendo sombreros de los charros de su país que han venido al homenaje a Agustín Lara. Al sexto lo toreó muy bien con el capote... Faena garbosa y aseadita que le valió una ovación de despedida…

Pero también tuvo sus percances graves. Quizás el primero con resonancia por su gravedad fue el del 14 de mayo de 1977 en Mérida, cuando el toro Cariñoso de Santo Domingo le seccionó la femoral profunda, la tarde de la alternativa de Enrique Fraga. También en Madrid, el 7 de agosto de 1988, alternando con Pascual Mezquita y el confirmante Pascual Gómez Jaén – también herido esa tarde –, el primer toro de su lote, de Cortijoliva, le infirió una cornada penetrante de vientre que le contundió la arteria ilíaca.

Rafaelillo hoy

El torero de Tijuana se mantiene en activo, pues no ha anunciado una despedida formal de los ruedos y todavía en julio de este año se veía anunciado en un cartel, a sus casi 71 años de edad. El festejo se suspendió por las cuestiones sanitarias que nos envuelven en estos tiempos, pero por lo que se ve, la afición no se le ha terminado.

Este día de Navidad se cumplieron 50 años de su alternativa. ¡Enhorabuena!

Aviso parroquial: La imagen del cartel anunciador de la corrida de la alternativa de Rafaelillo me ha sido proporcionada por el amigo El Gallo @ElGallo20364232, a quien agradezco su gentileza por permitirme usarla para ilustrar estas líneas.

domingo, 7 de noviembre de 2021

Noviembre de 1971: Joselito Huerta… las cornadas de la existencia

Mario Carrión, Joaquín Bernadó y Joselito Huerta
Madrid, 10 de junio de 1956
Archivo de la Comunidad de Madrid - Fondo Martín Santos Yubero

Una de las ferias tradicionales del calendario mexicano es la de los Fieles Difuntos en Tlaxcala. La de hace 50 años tenía su miga, porque, dejada de lado la idea de dar toros únicamente el día de la celebración religiosa o cívica, se comenzaba aquí a organizar seriales en torno a esas fechas emblemáticas y así, en una de las cunas de nuestro toro de lidia, se ofrecieron tres festejos, los días 2, 6 y 7 de noviembre, en los que el eje torero fue la presencia de Joselito Huerta y en la cuestión ganadera, prácticamente todos los toros que se lidiaron fueron de la tierra, con dos corridas de concurso, los días 2 y 7, que llevaron a la gente a llenar la plaza hoy nombrada en honor de Jorge El Ranchero Aguilar.

La corrida del cierre de la feria, el día 7, era la de la alternativa de Manolo Rangel, que sería apadrinado por El León de Tetela y atestiguaría su hermano Jaime Rangel. Los toros, en concurso, vendrían de los cerrados de Atlanga, La Trasquila, Zacatepec, Coaxamalucan, Las Huertas y Zotoluca. Manolo Rangel fue investido matador de toros con Mil Amores de Atlanga y resultó herido, pasando a la enfermería y ya no salió de ella.

Joselito Huerta saldría a enfrentar en segundo término al toro de La Trasquila. Estuvo a la altura de las circunstancias con él, la relación publicada en el semanario madrileño El Ruedo del día 9 siguiente, dice al respecto:

Joselito Huerta, en su primero, faena empeñosa, pero sin lucimiento. Estocada. Palmas. Cuando caminaba por el callejón sufrió un desmayo. En una ambulancia fue trasladado a la ciudad de Méjico, donde fue internado en el Sanatorio Español y está sometido a examen médico. Huerta tuvo una peligrosa cornada penetrante de vientre que le obligó a permanecer más de un año retirado de los ruedos… Jaime Rangel mató a los tres toros restantes sin mayor lucimiento. Pero poniendo valor y voluntad.

Para la prensa nacional esa súbita pérdida de la conciencia del torero en el callejón de la plaza pasó poco menos que desapercibida. Es hasta un par de días después que se hace eco de una breve entrevista al torero que cuenta su sentir desde una habitación de hospital:

Otra vez vi la muerte de cerca, sentí que todo se había acabado, fue peor que la cornada que sufrí en el vientre hace más de dos años”, expresó hoy el matador de toros Joselito Huerta, que sufrió un dramático desmayo cuando lidiaba un toro en la plaza de Tlaxcala… “Esa sensación tan angustiosa sólo la sentí el primero de diciembre de 1968, segundos antes de sufrir la cornada del toro “Pablito” en el ruedo de Cuatro Caminos”, dijo el diestro, que se recupera en el Sanatorio Español… El parte médico dado a conocer, dice que no es grave su estado, presenta un cuadro de agotamiento general, la presión arterial le bajó a 45. Era lógico y el intenso dolor de cabeza y el desmayo… (El Informador, Guadalajara, 9 de noviembre de 1971)

La impresión diagnóstica hasta ese momento era la de un mero cuadro de agotamiento general. Sin embargo, los signos que externaba el torero ameritaron el examen por otros especialistas que dictaminarían la realidad clínica de Joselito Huerta, que iba más allá de un simple cuadro de stress.

Aneurisma, el asesino silencioso

El médico de cabecera de Joselito Huerta era Hernán Cristerna, internista, quien solicitó la intervención de Jaime Heysser, médico militar, especialista en neurocirugía, para determinar el origen de los dolores de cabeza que se asociaron antes, durante y después de la pérdida de conocimiento del torero en Tlaxcala y fue este último el que tras de los estudios necesarios, pudo determinar que el problema no era mero cansancio acumulado, sino la presencia de un aneurisma de la carótida izquierda en su tramo intracraneal.

Un aneurisma es una dilatación anormal en la pared de una arteria que hace que pueda llegar incluso a formarse una especie de globo y llenarse de sangre. Tratándose de los que están dentro del cráneo, puede ocurrir que la protuberancia que se forma en la arteria antes de la rotura presione un nervio o el tejido del cerebro que lo rodea. Si esto sucede, puede deteriorarse alguna de las funciones cerebrales o producirse, como en este caso, pérdidas súbitas del conocimiento, por el proceso inflamatorio que generan.

Los aneurismas que están dentro del cráneo, por sí solos, no presentan síntomas. Se conocen cuando se rompen y producen hemorragias o como en el caso de Huerta, producen desmayos que motivan la búsqueda de sus causas. En el caso de las hemorragias, en un buen número de casos, los resultados resultan fatales.

Precisado el diagnóstico, se decidió llevar al torero a Zúrich para ser intervenido. La razón la encuentro explicable dado que el doctor Heysser hizo sus estudios de posgrado en Alemania, así que recurrió a la ayuda de un personaje que resulta ser el padre de la neurocirugía moderna en Suiza, el profesor Hugo Krayenbühl:

El médico calificó de “muy grave” el caso, por lo que se tendrá que recurrir a un especialista de fama internacional “no obstante que en México hay magníficos neurocirujanos” … Se eligió al Dr. Krayenbühl, jefe de neurocirugía del Hospital Cantonal de Zúrich, para que opere al diestro de Tetela, muy posiblemente el lunes próximo… Joselito será llevado mañana a las cinco de la tarde por Air France, vía París, en una camilla acondicionada. Irán con él su esposa Martha Chávez de Huerta, la esposa de su apoderado Marisa R. de González y el Dr. Heysser del Sanatorio Español… (El Informador, Guadalajara, 11 de noviembre de 1971)

La intervención se llevó a cabo el lunes 15 de noviembre. El semanario madrileño El Ruedo, en su número del día 23 siguiente, relata:

La intervención fue hecha por el doctor Krayenbühl – jefe del servicio de Neurocirugía del Kantonspital de Zúrich – y el doctor Yazargil, especialista en estas lesiones. Asistieron a la operación los doctores mejicanos Heysser y Magallanes, que acompañaron a Joselito Huerta hasta Suiza en su delicado traslado, para prevenir cualquier grave contingencia. El doctor Heysser ha sido, a partir de la operación, el portavoz sobre el estado del paciente… «De no surgir complicaciones posteriores e imprevistas, Joselito Huerta quedará como si no hubiera pasado nada y podrá volver a los ruedos», declaró el doctor mejicano, comentando el proceso satisfactorio que sigue el diestro azteca tras la intervención quirúrgica… El estado del torero es bueno dentro de los límites posoperatorios, tras la intervención… «Hasta ahora – precisó el doctor mejicano – se puede decir que la operación ha obtenido éxito. Esperamos que todo siga como hasta ahora y Joselito quedará totalmente restablecido.» …

Una semana después, la misma publicación daba cuenta del regreso del torero a Madrid, para continuar su restablecimiento y el ejemplar de El Ruedo de siete días después daba a conocer una entrevista con el torero en la que contaba su idea de regresar a México el 6 de diciembre a terminar su recuperación.

Así fue la manera en la que abruptamente terminó la temporada de 1971 para Joselito Huerta, en la que toreó 53 corridas, cortando 76 orejas y 8 rabos, quedando – creo que por ese parón involuntario – como segundo en el escalafón y me encuentro con que El Ruedo le apunta un festejo en ruedos de España ese año, aunque no pude localizar fecha y plaza.

La reaparición y el tramo final de una gran carrera

Joselito Huerta volvería a los ruedos. Reapareció en la Plaza México el 13 de febrero de 1972, junto a Alfredo Leal y Antonio Lomelín, para lidiar toros de José Julián Llaguno. Al terminar el paseíllo se le hizo dar la vuelta al ruedo, reconociéndole la afición capitalina su valor y su entrega. Esa tarde le cortó la oreja a Pintor, el primero de su lote. Cerró esa campaña con 44 festejos.

El año de 1973 ya sería el del adiós. Inició esa campaña en Puebla, matando en solitario seis toros de Cerro Gordo, a los que cortó tres orejas el primer día del año. El 7 de enero, en Acapulco, corta cuatro orejas a los toros de Ayala que lidió allí. Al siguiente domingo se lleva las orejas de un toro de San Mateo en Monterrey y el 21 de enero, en León, se entretiene en cortarle tres orejas a los toros de Torrecilla que le tocaron en el sorteo.

Terminó sus días vestido de luces el 28 de enero, en corrida televisada en abierto y a nivel nacional, alternando con Manolo Martínez y José Mari Manzanares en la lidia de toros de José Julián Llaguno. El último que mató de luces se llamó Huapango y le cortó el rabo ante una plaza llena y entre la admiración, el respeto y la entrega de la gente.

Y es que Joselito Huerta ya tenía que dejar los ruedos, porque unos días antes había tomado posesión del cargo de Alcalde de Atizapán de Zaragoza, asiento de sus negocios y de su residencia, por el periodo 1973 – 1975, y ya resultaba incompatible el ir y venir de la vida del torero, con la del Presidente Municipal que tiene que atender a sus conciudadanos. Seguía en la actividad pública, en contacto con la gente, pero ya no como el ídolo de la multitud, sino como servidor de ella.

También tendría más tiempo para dedicarse a una actividad que le venía por herencia ancestral, la práctica del llamado deporte nacional, la charrería, a la que impulsó y patrocinó desde su posición política y que le permitió cuantas veces le fue posible, como fin de fiesta, lidiar y matar un novillo para gozo de quienes asistían a ver al equipo en el que participaba.

Las cornadas de la existencia

Necio sería negar que Joselito Huerta fue un torero muy castigado por las astas de los toros. Sin mayor investigación puedo afirmar que no hubo continente del llamado planeta de los toros en el que no haya sido herido a causa de su entrega y pundonor. Y en más de alguna ocasión, el León de Tetela pudo conocer lo que se afirma es la frialdad de la muerte.

En lo que hoy trato de contarles, no fueron las astas de los toros las que lo pusieron al borde de una situación fatal, sino la vida misma, un mal congénito que, visto como lo enfrentó, demuestra que esa manida afirmación de que los toreros están hechos de otra pasta, tiene mucho de verdad. Otra persona, en su situación, quizás se hubiera visto superada por ella.

Al final, las cornadas fueron las que terminaron con la vida de Joselito Huerta, pues falleció, en la Ciudad de México, a causa de las secuelas de una Hepatitis “C”, derivada de alguna o algunas de las transfusiones de sangre recibidas para curarle de alguna de esas 13 heridas por asta de toro que sufrió en su paso por los ruedos, el día 12 de julio del año 2001.

Aldeanos