Mostrando entradas con la etiqueta Mariano Ramírez. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mariano Ramírez. Mostrar todas las entradas

domingo, 22 de abril de 2012

Tal día como hoy: 1973. En la alternativa de Vito Cavazos, es Curro Rivera el que hace el toreo


El primer toro que se lidiaría en la Feria de San Marcos de 1973 sería un toro de alternativa. El suceso también tendría un dejo de novedad en nuestro ciclo abrileño, pues si bien en el pasado reciente del Coso de la calle de la Democracia se habían celebrado dos ceremonias de investidura de matadores de toros – El lusitano Óscar Rosmano el 29 de noviembre de 1970 y Armando Mora el 28 de marzo de 1971 –, la última que se había celebrado en un festejo sanmarqueño había tenido lugar en 1960, cuando Luis de Seda y Oro elevó a la categoría superior al trianero Rubén Salazar el primero de mayo de ese calendario.

La información previa al festejo, publicada en el diario El Sol del Centro refleja la expectación que producía el serial y en sí el cartel inaugural, tanto por la reaparición de Eloy Cavazos y Curro Rivera, como por la novedad que revestía el investir en la Feria a un nuevo matador de toros, en este caso, David Vito Cavazos. De esa nota, entresaco lo siguiente:

Reaparecen Eloy y Curro y se doctora Vito Cavazos. A guisa de preámbulo de lo que será esta Feria, ya el cartel inicial incluye la actuación de dos de las tres máximas figuras del toreo nacional: Eloy Cavazos, el sensacional pequeño y gran torero de Monterrey; Curro Rivera, el autor de la que fue, indiscutiblemente, la mejor faena en la pasada temporada metropolitana... Y al lado de ambos, compartiendo responsabilidades y disfrutando también, desde hoy, de idéntica jerarquía, Vito Cavazos, que en esta primera corrida alcanza la meta codiciada por cuantos en un día vistieron por vez primera el traje de torear: la alternativa, el doctorado...

Yo asistí a esta corrida. Mis recuerdos se limitan principalmente a los seis toros que se lidiaron en ese festejo al que fui llevado por mi padre. El toro de la ceremonia – un negro listón, al que recuerdo con mucha cara y arrobas – volteó la cara al primer picador y le comenté a mi padre que el toro era manso. En cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando todo esto sucedió, mi padre me dijo Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual... Al final de la corrida tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente al Ingeniero Mariano Ramírez, el ganadero de la tarde, quien se encontraba conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas. No recuerdo la respuesta que me dio don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.

Alguna información más precisa

Para este serial don Jesús Gómez Medina había vuelto a ocupar su cátedra en El Sol del Centro, combinando esa actividad con la Presidencia de los festejos taurinos en la Plaza San Marcos y de su narración de la corrida se desprende con más detalle y precisión lo siguiente:

¡Torear bien!... ¡Torear con arte!... Torear, en suma, como ayer lo hizo con el nobilísimo “Cartujo” del Ing. Mariano Ramírez, Currito Rivera. Feliz conjunción del burel dechado de alegría y excelente estilo, con el torero – torero, con el torero artista.
¡Oh! aquellos naturales cadenciosos, de dilatada trayectoria, ligados a la perfección en el último sitio y culminados, según la ley de toreo rondeño, con el pase de pecho ejecutado al mismo ritmo caricioso de los muletazos precedentes.
Especialmente en la segunda de las dichas series pareció culminar la plasticidad, la hondura y el bien torear. Negreaban las pisadas de “Cartujo” en torno del torero, transformado en epicentro que giraba levemente sobre las plantas, mientras que de su muleta brotaban, como rojas amapolas, la milagrería de aquellos pases naturales, flor de clasicismo, sí; pero nimbados a la vez con la luz iridiscente de un arte juvenil, radioso, alegre...
El toreo es liturgia y rito; pero, también, gallardo desplante, bizarría y alarde jocundo y triunfal.
Más tarde, con la diestra, idéntico derroche de torerismo y de belleza en los derechazos, en los pases circulares, en los molinetes; en toda la gama, en suma, de bien torear a que daba pie la nobleza sin límite y la aterciopelada embestida de “Cartujo”.
A estas alturas, prácticamente las orejas y el rabo estaban ya en las manos de Currito; más precipitóse un tanto éste, llevado sin duda del deseo de acabar cuanto antes; y aunque se fue en corto y por derecho, particularmente la segunda ocasión, pinchó dos veces antes de sepultar hondo el acero, en sitio un tanto trasero... se esfumaron los apéndices; más los aficionados, embriagados todavía de emoción taurina, hicieron a Curro Rivera objeto de una cálida, estentórea ovación, mientras los despojos de “Cartujo” habían desaparecido sin recibir en homenaje de que eran merecedores...

Don Jesús califica la actuación de Eloy Cavazos como integrada por una media faena y la de su hermano David, el toricantano como deslucida. El toro de la alternativa se llamó Esclavino y fue de pelo negro listón.

Algunas reflexiones finales

De la misma crónica de la corrida y a partir del hecho de que don Jesús Gómez Medina estimó en ella que el quinto de la tarde, Cartujo, merecía premio a sus despojos y de otro hecho ocurrido al final de la lidia del cuarto de la tarde, en el sentido de que Alberto Ortiz El Chaval de Orizaba, banderillero de la cuadrilla de Eloy Cavazos ahondara una espada para precipitar la muerte del toro, transcribo lo siguiente:

Se impone concluir esta reseña con algunas consideraciones de carácter netamente personal: ¿por qué el que esto escribe, al actuar como Juez de Plaza, no ordenó los honores que merecían los despojos del estupendo “Cartujo”? ¿Y también por qué no hubo sanción alguna para el Chaval de Orizaba?
En el primer caso, visto el desenlace poco feliz de la gran faena de Curro Rivera y conociendo la índole de los aficionados, juzgué que al tributar un homenaje al astado, aquellos interpretarían que con éste queríase decir que el torero no supo estar a la altura del toro; lo que era inexacto y por tanto, resultaría injusto.
En cuanto a la falta de sanción para el Chaval de Orizaba, que estas líneas sirvan de aviso a él mismo y a otros subalternos, a efecto de que, en los posteriores festejos se abstengan de realizar actos tan rotundamente antitaurinos como el llevado a cabo por dicho banderillero...

El festejo de hoy. 1ª corrida de feria: 2 de Fernando de la Mora para rejones y 4 de Jesús Cabrera para Pablo Hermoso de Mendoza, Rafael Ortega y Alejandro Amaya.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mariano Ramírez, el señorío de un ganadero

Un recuerdo personal

Hierro y divisa de la ganadería fundada por el Ing.
Mariano Ramírez
, hoy Puerta Grande
El pasado mes de abril se cumplieron 38 años de una tarde memorable para la afición de Aguascalientes, pues en la feria abrileña de 1973 se lidiaron aquí catorce toros de las dehesas entonces propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez Miguel, destacando de manera importante diez de ellos. De estos últimos, seis se lidiaron en la corrida del 22 de abril de ese año, fecha en la que recibió la alternativa David Cavazos El Vito. A ese festejo fui llevado por mi padre y al ver al de la ceremonia – un negro listón con mucha cara y arrobas – voltear la cara al primer picador le dije: Éste ya salió manso. . .; en cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando esto sucedió, mi padre me dijo Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual. . .. Afortunadamente el presagio no fue muy efectivo, pues en esa tarde y en dos mas de ese abril, vimos más toros de don Mariano que materialmente robaron la atención de esa feria, consolidando a la ganadería jalisciense como una de las primeras de América.

Ese año de 1973, también tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente a un ganadero de bravo y curiosamente este ha sido don Mariano. Recuerdo que se encontraba junto a la puerta de acceso a las barreras de sombra, conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas y con la sangre fría que proporciona el tener doce o trece años de edad, irrumpí en el grupo y me dirigí al Ingeniero Ramírez para felicitarle por el extraordinario juego que dieron sus toros esa tarde – la de la alternativa de David Cavazos – y por supuesto, para ufanarme ante él que conseguí las seis divisas de los toros lidiados, mismas que por mucho tiempo conservé. No recuerdo la respuesta de don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.

El Origen

Clásico toro cárdeno de Mariano Ramírez,
hoy Puerta Grande
El Ingeniero Mariano Ramírez Miguel fue originario de Encarnación de Díaz, Jalisco, e inicia su andadura como ganadero de bravo en la segunda mitad de la década de los cuarenta. Obtiene de don Eduardo N. Iturbide, cofundador de Pastejé treinta vacas y dos sementales como pago de sus servicios profesionales, pues don Mariano realizó para el llamado Ganadero Poeta una serie de obras hidráulicas en los potreros que ocupó la histórica vacada de la divisa amarilla y negra, formada en un inicio con los restos de la ganadería guanajuatense de Jalpa – creada con reses de San Nicolás Peralta – se criaron toros variopintos y de irregular comportamiento en el ruedo. Previa selección se agregaron reses de la familia Urquijo y del Conde de la Corte, puro Vistahermosa, descendientes de Murube, Ybarra, Parladé, Mora Figueroa y la Marquesa de Tamarón. Esta nueva etapa de la ganadería se inauguró con la ejemplar lidia que dieron Tanguito y Clarinero, en una tarde que se recordará por siempre en la Historia de nuestra Fiesta.

Con estas bases iniciará don Mariano su camino por los ruedos, para en 1952 realizar las primeras pruebas a los productos de los empadres que realizó. Así, el 12 de diciembre de 1953, su ganadería, anunciada como San Antonio se presentaría en la Plaza de Toros Revolución de Irapuato, Guanajuato, lidiando seis toros para Luis Procuna, Jesús Córdoba y Manuel Calero Calerito. Tres años después se presentará en la Plaza México, el 14 de octubre de 1956, lidiando seis novillos para Paco Ortiz, Héctor Luquín y Chano Ramos. Fue exitosa la presentación, pues Cabrillo, número 43 con 410 kilos de peso, recibió los honores del arrastre lento esa tarde.


Es en ese año de 1956 que el Ingeniero Ramírez comienza a sentirse insatisfecho con los resultados de los productos murubeños de su ganadería y la enajena casi en su totalidad a su paisano don Gustavo Álvarez Alba y al tiempo, adquiere la mitad de la ganadería de Zotoluca, formada con simiente de Piedras Negras con sus agregados de Tepeyahualco y originada esta con raíces de Concha y Sierra, Veragua, Miura, Anastasio Martín y muy principalmente Saltillo.

El ganado proveniente de Zotoluca – que corresponde a un octavo de la original fusión de Piedras Negras y Tepeyahualco ocurrida en 1908 – es adicionado con toros padres de Piedras Negras y La Laguna, mismos con los que se fundieron vacas muy seleccionadas del hato original de origen Pastejé. Esta afirmación es personal e intentaré demostrarla mas adelante.

Don Mariano afirmó que con la formación de ese pié de simiente, tenía en sus hatos la sangre mas pura del Marqués del Saltillo que había en México. La afirmación es interesante, porque cierto es que la ganadería del Ingeniero Ramírez Miguel crió toros con el inconfundible fenotipo del marquesado andaluz, pero la genética – de la que don Mariano era un gran conocedor – tiene una serie de leyes y de procesos inexorables y hasta hace no mucho, inexpugnables, lo que al cabo de unas cuantas generaciones, nos demuestran algunas cosas que en la superficie no se observan.

Otro ejemplar típico de la casa
En efecto, el pelo clásico del encaste saltillero es el cárdeno, con algunas variantes que van del cárdeno claro al negro entrepelado. Hay algunos zainos y algunos colorados, pero pelos como el sardo y el salinero no corresponden en principio al tronco Vistahermosa, sino al Vazqueño. Aquél quinto de la tarde de la alternativa de David Cavazos era un toro de pelo salinero, pues tenía perfectamente entremezclados pelos rojos, blancos y negros. Correspondió a Curro Rivera, quien le cortó una oreja. Esto demuestra hasta donde yo entiendo, que si bien el encaste predominante en la ganadería de don Mariano era el de Vistahermosa, vía el Marqués del Saltillo, los goterones de otras castas igualmente trascendentes, presentes en el origen piedrenegrino de su ganadería, se reflejan con el complicado juego de las leyes de la genética, que nos recuerdan a través de las generaciones quienes somos y de dónde venimos.

Lo anterior parece confirmarlo don Felipe González y González, ganadero de Coaxamalucan y heredero de los fundadores de Piedras Negras cuando afirma:

…En 1908, Tepeyahualco es adquirida por los señores de Piedras Negras. Incrementándose con ella las ganaderías de Zotoluca, La Laguna y la propia Piedras Negras… Del ganado comprado por los señores González de Tlaxcala, se le dieron veinte vacas y un semental a don Antonio Zamora para que fundara la ganadería de Ajuluapan y con el resto se hicieron cuatro lotes para repartirlo equitativamente entre Piedras Negras, Coaxamalucan, Zotoluca y La Laguna. La simiente española del marqués del Saltillo quedó en poder de Piedras Negras… En 1888 se agrega un toro de Benjumea para padrear. . . En 1896 llegan a Piedras Negras tres toros de Murube…
Como se ve, a Piedras Negras le tocó lo puro de Saltillo, pero también su alícuota de lo demás y a Zotoluca le correspondió por decirlo de alguna forma, lo no puro, pero bañado con la generosa sangre saltillera. De allí creo que queda justificado mi aserto en el sentido de que la ganadería del Ingeniero Ramírez, tenía predominantemente sangre de Saltillo, pero no en absoluta pureza, lo que explica la presencia repentina de toros de pelajes que son característicos de otros encastes.


Lo anterior, a mi juicio, hace mas grande la labor del Ingeniero Ramírez Miguel, pues es de probada experiencia que esos encastes son explosivos e inciertos cuando no se obtiene el justo medio en su manejo, lo que don Mariano pareció lograr, pues sus éxitos fueron repetidos y resonantes y así recordamos a varios toros bautizados como Tejón, comenzando con el que Alfredo Leal escribió una de las mas grandes páginas de su historia de torero; Billetero, lidiado por Jesús Solórzano el día de la despedida de Luis Procuna; Pinocho, igualmente inmortalizado por el hijo del Rey del Temple y varios mas, como los 14 lidiados en la feria de abril de 1973 o aquél Tejoncito al que Manolo Martínez cortara el rabo en la Plaza México. 

A guisa de remate 

El nuevo toro de Puerta Grande
Independientemente de la pureza de la sangre saltillera en los hatos de don Mariano, se observa en el manejo de estos un depurado equilibrio genético, pues no obstante las raíces tan dispersas que muestra la historia de su ganadería, en la plaza logró siempre una uniformidad caracterizada por el trapío y la bravura de sus toros, de los que, como queda fijado al epígrafe, decía que vivían de el y no él de ellos, situación que en pocos años le permitió escalar la cumbre del campo bravo mexicano.  

El 30 de diciembre de 1980 dejó de existir don Mariano Ramírez Miguel y al poco tiempo la vacada, finca, hierro y divisa cambió de propietarios, adquiriéndola los hermanos Gerardo y Carlos Salas Luján junto con el matador Manolo Espinosa Armillita, quien al cabo de un par de años, cedió a los primeros su parte de la vacada. Pronto se perdió el equilibrio en ella y se generalizó un problema de falta de fuerza y de caídas en los toros, mismo que apenas se comienza a ver superado.  

A partir del año 2001, los hermanos Salas Luján dejaron de lidiar a nombre de Toros de Mariano Ramírez, para hacerlo a nombre de Toros de Puerta Grande, mostrando a la vez un cambio en la estructura genética de la ganadería, pues agregaron sementales de sangre española de origen Sánchez Fabrés vía Paco Camino y otros de línea MurubeYbarraParladé, a partir de las últimas importaciones hechas en los años noventa, dando un giro a la base genética de su ganadería, mismo que quizás resulte ser el revulsivo necesario para superar el mal de la debilidad que la había separado de las grandes citas y la había relegado a los carteles de rejoneadores, siendo en ese nicho, la preferida de Pablo Hermoso de Mendoza que durante varias campañas, les mató camadas enteras.  

Aquí está pues, otra vista de lo que es la cabaña brava de México. Espero que les haya resultado de interés.

domingo, 25 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1971. Manolo Espinosa se lleva el Escapulario de San Marcos

La noche del 8 de abril de 1967, en la Plaza México, Manolo Martínez lidió el último toro de la corrida del Estoque de Oro, trofeo que se consideraba ya en la posesión de Raúl Contreras Finito, por su faena al quinto de ese festejo, Lobito, que como todos los del encierro fue del Ingeniero Mariano Ramírez. Ese sexto toro se llamó Catrín y ante él, Manolo Martínez salió a defender su interés de aspirar a la cabeza de la torería mexicana, realizó una de las grandes faenas que acabaron consagrándolo como un torero de esa plaza y terminó por llevarse el dorado alfanje a despecho del triunfo del malogrado diestro de Chihuahua.

Este 25 de abril de 1971, una historia similar se produciría en Aguascalientes. Para el día del Evangelista se anunció la corrida en la que ante toros de Suárez del Real, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Finito, Manolo Martínez, Jesús Solórzano y Manolo Espinosa se disputarían el Escapulario de San Marcos, trofeo que durante el boom de la vitivinicultura en nuestro Estado, una casa de estos géneros, obsequiaba al triunfador de este festejo, que se formaba con las principales figuras anunciadas en el serial.

Lo sucedido en esa corrida se relató por don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del día siguiente de esta guisa:


A Fermín Espinosa ‘Armillita’ que en el ruedo ennoblecido ayer por el toreo de ambos Manolos, dejó escritas antaño, muchas jornadas de gloria.


Fue a partir del cuarto burel que la tónica del festejo señaló un ‘crescendo’ que más tarde culminaría en el diapasón triunfal que iba a subsistir hasta el final y a Manolo el de Monterrey correspondió iniciar ese ritmo ascensional…

¿Estaría ya el trofeo en poder de Manolo Martínez? ¡Pues no señores, que voy a hacerlo mío; aquí estoy yo!, preció Manolo Espinosa a través de su actuación desde el lance inicial a pies juntos, hasta la estocada mortal con la que fulminó al nobilísimo ‘Abrileño’.

¡Qué bella lección de arte y torerismo de este Manolo! Y, a la vez, ¡cuánta riqueza de matices y qué insospechada cornucopia de remates y adornos, en el curso de una faena en la que el clasicismo más estricto hermanábase con los momentos de la súbita inspiración del orfebre.

Ah, Manolo Espinosa, hijo y nieto de toreros y gran torero también tú. ¿Cómo pudiste privar a la afición, durante tanto tiempo del ingente caudal de arte que llevas contigo? Olvídate en buena hora del restirador y de la regla de cálculo y date a lo que ha sido la vida y honra de los tuyos, porque eres torero y de los buenos, como a voz en cuello lo proclamó la plaza, cuando tras de fulminar a ‘Abrileño’, con las orejas y el rabo de este recorrías una y otra vez el ruedo acompañado en tu apoteosis por tu ilustre padre, por el ganadero y por Guillermo González, afortunado promotor de estos festejos. Y lo proclama también el trofeo que, por aclamación, te fue entregado al final de la corrida…

Manolo Martínez le había cortado el rabo al cuarto de la tarde y se daba por descontado que el Escapulario era suyo, pero como le sucedió a Finito algo más de cuatro años antes en la corrida del Estoque de Oro, ahora sería el de Monterrey el que vería su suerte cambiar de rumbo en el toro que cerró plaza y el trofeo en disputa acabar en las manos de uno de sus alternantes, en una de las tardes más destacadas de la historia reciente de nuestra feria de abril.

El festejo de hoy: Tercera corrida de feria. Toros de Begoña para el rejoneador Rodrigo Santos y los matadores Eulalio López Zotoluco, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tal día como hoy: El Quitos se alza con el triunfo en el cierre de la Feria del 92.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la segunda novillada y último festejo de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que siguiendo las fechas del cartel original de los festejos concluyo con la publicación de estas ideas, ya que Ustedes no mostraron objeción a ellas durante los días que las puse a su consideración aquí.

Cuando la Feria de San Marcos comienza a adentrarse en el mes de mayo, igualmente surge la dificultad de encontrar recuerdos para hacer y por ende, para presentar. Son pocas los años en los que la feria llega en su vertiente taurina hasta la celebración Día de la Madre y el cartel ofrecido en este 1992 por Guillermo González Martínez, en su último año de gestión al frente de la Monumental lo formaron el utrerano Curro Durán, Roberto Fernández El Quitos y Alejandro Silveti, quienes enfrentarían un encierro de la ganadería que en su día fuera propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez y que seguía anunciándose a su nombre.

Sobre el encierro de Mariano Ramírez, una ganadería de origen Saltillo, pero de la rama afincada en Tlaxcala - originalmente es la mitad de la ganadería de Zotoluca - que estaba en proceso de recuperación, las crónicas refieren que no estuvo muy sobrado, ni de respeto, ni de fortaleza… aunque con claridad de estilo, pero todos fueron sosos.

Y en cuanto a los toreros, señalan que Curro Durán mostró madurez y recursos; que Roberto Fernández El Quitos fue el más aplaudido de la tarde, cortó la oreja al segundo y brindó el quinto a José Manuel Espinosa ya por ese entonces, apoderado de Miguel Espinosa Armillita Chico y en cuanto a Alejandro Silveti refieren que tuvo como norma primordial hacerse tocar las palmas a todo trance y si no lo consiguió en la medida en que se lo propuso, se debió en buena parte a las condiciones de sus adversarios. Y todo ello ante una entrada flojísima.

Es decir, fue un festejo en el que poco fue lo que trascendió y que demuestra la necesidad de concentrar más los festejos en las fechas cercanas al día 25 de abril y no optar únicamente por tener toros los fines de semana, pero para ello, se requiere organizar una feria con carteles verdaderamente sólidos en todo su trayecto y no solo en lo que la empresa considera fechas clave, pues el resumen es que esta fue una corrida de relleno anunciada solo para cerrar la feria con toros, pero sin voluntad de que hubiera real espectáculo.

Con esta aportación concluyo esta serie de recuerdos por este año. Espero encontrar otras páginas de nuestra historia que puedan resultarles interesantes para la Feria del año 2010. Hasta entonces en lo que a esto se refiere.

El festejo que debió de darse hoy: Novillos de La Punta para Roberto Galán, Manuel González Montoyita y Alain de Mora.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Hoy hace 34 años (y II)

En la segunda corrida de lo que podríamos llamar la feria de la inauguración de la plaza de toros Monumental Aguascalientes, el inolvidable Guillermo Cabezón González confeccionó un cartel de los que después se dio en llamar de banderilleros, en el que actuaron Jesús Solórzano, Antonio Lomelín y Manolo Arruza, para lidiar toros del ingeniero Mariano Ramírez.

El primero de la tarde fue bautizado como Pinocho, seguramente en honor del que fuera subalterno y en ese entonces apoderado de toreros, Manuel González, así apodado, que llevaba gran amistad con el ganadero. El encuentro de Solórzano y Pinocho nos lo recuerda la crónica de don Jesús Gómez Medina, publicada en el diario El Sol del Centro del día 25 de noviembre de aquellas calendas, bajo el título Con el estupendo Pinocho, Solórzano bordó el toreo:

Y en la palestra del nuevo coso se produjo “el milagro de la verónica” como si, al torear de capa, Chucho Solórzano fuese repitiendo el soneto de Xavier Sorondo:

“Los brazos pordioseros, como péndulo doble, arrastran por la arena la comba del percal...”

Un vibrante escalofrío barrió los tendidos, sacudidos por el flamazo de la emoción más noble que pueda depararnos la fiesta brava: La emoción del arte; mientras Solórzano concluía los lances antológicos con un recorte señorial.

¡Admirable conjunción aquella! El toro, prototipo de bravura y buen estilo y el torero, dechado de calidad y de arte. Y si “Pinocho” aportó nuevos lauros a la triunfadora vacada del Ing. Mariano Ramírez, Chucho por su parte, ilustró con nuevas hazañas los blasones de la afamada dinastía moreliana...

A la elegancia, al aplomo y al buen gusto para realizar las suertes añádase la variedad, que no parecía sino que, al torear de muleta, Solórzano tenía por norte el poema de Gerardo Diego “Oda a la Diversidad del Toreo”. En esta forma, en lugar de los trasteos a golpe cantado, asistíamos al gozoso espectáculo de un Solórzano que, sin desviarse de la norma clásica, con los naturales cadenciosos, apretados, de genuina estirpe rondeña; y al lado de los derechazos pausados, ceñidos, la mano baja y la pierna contraria al frente, intercalaba los de trinchera, los firmazos, el afarolado y los molinetes, de los que hubo uno, girando lentamente ante la propia cara del burel, que hubiese firmado Belmonte. Filigranas éstas de la mejor calidad y del gusto más exquisito que, lejos de restarle hondura a la faena – ¡A la gran faena! – le infundieron mayor brillantez a la manera que una rica pedrería embellece una joya forjada con oro de la mejor ley.

A un tiempo, sepultó Chucho todo el acero ligeramente trasero. Rehusábase “Pinocho” a doblar y para conseguirlo, su matador apeló a un recurso de vieja ejecutoria: Extrajo la espada y, corriéndola hasta el cerviguillo, descabelló al segundo intento, a cambio de verse achuchado y sufrir un varetazo. Ovación estruendosa. Las dos orejas y el rabo de “Pinocho”, el nobilísimo ejemplar para cuyos despojos ordenose, con toda justificación, el arrastre lento.

Y con los apéndices y la doble vuelta al ruedo, Chucho Solórzano recibió de nuevo la pleitesía de un público, que una vez más, supo rendirse ante la manifestación de la más noble expresión de la fiesta: La del toreo – arte…

Así pues, con esta actuación del hijo del Rey del Temple, se precisaron dos importantes efemérides de la recién inaugurada plaza Monumental Aguascalientes: las del primer rabo otorgado en su albero y el primer toro premiado con el arrastre lento, el nobilísimo Pinocho del ingeniero Mariano Ramírez.

Aldeanos