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domingo, 15 de septiembre de 2013

14 de septiembre de 1968: Alternativa de Curro Rivera en Torreón

Curro Rivera, Aguascalientes Ca. 1976
Francisco Martín Rivera Agüero nació en la Ciudad de México el 17 de diciembre de 1951. Fue hijo de una de las figuras importantes de la mitad del siglo XX, el potosino Fermín Rivera y sobrino por la vía materna del gran estoqueador bilbaíno Martín Agüero. Se presenta como novillero con caballos en la plaza de toros que hoy lleva el nombre de su padre el día 6 de agosto de 1967, acartelado con Mario Sevilla y Jorge Blando para enfrentar un encierro de Valparaíso.

A partir de esa presentación Curro Rivera realizará una fulgurante campaña por los ruedos mexicanos, ofreciendo a la afición un toreo de sólidas bases técnicas pero reforzado con un refrescante aire nuevo que reflejaba por una parte la juventud del diestro – apenas 16 años – pero por la otra, la intención de escalar las más altas cumbres de la fiesta.

Su alternativa se programó para el día 14 de septiembre de 1968 en la plaza de Torreón, Coahuila, dentro de los festejos de la Feria del Algodón. Le apadrinaría Joselito Huerta y constataría la ceremonia Jaime Rangel. El encierro elegido para la ocasión fue de San Martín. Ya desde la víspera se hacían diversos comentarios sobre ese festejo, que sería el primero de feria. El licenciado Pedro Ramírez Rubio, en su columna Momento Taurino”, del diario El Siglo de Torreón, expresó lo siguiente la víspera:
Gran aparato en torno a Curro Rivera, deseosos estamos de conocerlo y posteriormente emitiré mi opinión... No cabe duda de que su padre conoce el medio... Don José Huerta, el maestro de Tetela de Ocampo, será todo un señor padrino y sabrá darle una buena lección… Jaime Rangel, esperamos verlo en su tarde... Los toros de San Martín y Zacatepec, afirman que son garantía... Parece que al fin el monopolio se acordó de nuestro coso... ¡Suerte a la afición lagunera!
Al día siguiente al festejo, se publicó sin firma, una crónica de la siguiente guisa:
Huerta fue el triunfador de la corrida ayer en esta ciudad. Rivera tomó la alternativa. Joselito Huerta cortó dos orejas, y fue el triunfador de la corrida celebrada ayer en la Plaza de Toros de esta ciudad, en la que tomó la alternativa Curro Rivera quien por pinchar 3 veces perdió los apéndices… Se lidiaron seis toros de San Martín que cumplieron y uno de Zacatepec, manso. Se registró media entrada y la corrida se celebró con tiempo que amenazaba lluvia… Curro Rivera toreó estupendamente con el capote al toro del doctorado por verónicas y gaoneras. Trasteo variado con el sello personal de la casa. Por pinchar tres veces perdió la oportunidad de cortar las dos orejas. En el otro bien con el capote, faena torera y voluntariosa, recibiendo aplausos, y regaló el sobrero de Zacatepec que no se prestó a lucimientos, pero mereció aplausos por su actuación… Joselito Huerta fue ovacionado con el capote en el primero, desarrollando faena de gran maestro destacando las series de derechazos y naturales con adornos. Mató de estocada. Dos orejas; en el otro, se mostró torero y fue aplaudido por variado trasteo, mató de tres viajes y dio vuelta al redondel… Jaime Rangel cargó con lo menos propicio del lote. En el primero fue ovacionado con el capote, trasteo breve, silencio. En el otro, mostrándose voluntarioso y valiente, mata de pinchazo y estocada, escuchando ovación.
El toro de la ceremonia se llamó Presidente y fue de la ganadería titular, por esas fechas recien adquirida por Jose Chafik y Marcelino Miaja a quien la fundó, el picador retirado Juan Aguirre Conejo Chico.

Podrán preguntarse el por qué de lo escueto de la crónica de un festejo ferial. De hecho y en primera instancia yo quedé sorprendido de la cobertura tan breve que se le dio a ese festejo, pero recorriendo las páginas del diario advertí que se había decretado la evacuación de distintas zonas de la ciudad de Torreón previéndose inundaciones por crecientes extraordinarias del río Nazas, debidas estas al ingreso a tierra del huracán Naomi que entró por el puerto de Mazatlán en la costa del Pacífico.

En esa forma, las páginas del diario estaban casi todas ocupadas con las distintas instrucciones que se daban acerca de las zonas tanto de Torreón, como de sus conurbadas Ciudad Lerdo y Gómez Palacio – estas pertenecientes al Estado de Durango – que deberían ser evacuadas con la intención de evitar en lo posible desgracias personales. Igual, se daba cuenta de una compañía vinícola que ofrecía hacer esfuerzos extraordinarios para salvar la cosecha y la producción de la región.

Los festejos de la Feria del Algodón de 1968
Por otra parte, el mismo 15 de septiembre de 1968 se anunció la suspensión del resto de los festejos de la Feria del Algodón en la siguiente gacetilla:
Se suspenden actividades de la feria. Las actividades de la Feria del Algodón tuvieron que ser suspendidas desde anoche y pospuestas para reanudarlas en la fecha que oportunamente se dará a conocer, tanto al público, como a los expositores… Se tomó esta medida en virtud de que el ambiente no es de fiesta y aunque el tiempo hubiera permitido el funcionamiento de la exposición agrícola, industrial, comercial y ganadera, se prefirió posponerla porque quizás hubiera habido pocos visitantes… Hoy tendrán los miembros del Club Rotario y los organizadores de la Feria una entrevista con el Gobernador del Estado, Sr. Braulio Fernández Aguirre, para solicitarle su opinión y su apoyo para pedir de la Secretaría de Gobernación el permiso para prorrogar el plazo que se les había concedido… Por su parte el Centro Campestre suspendió también el Baile de Independencia anunciado para esta noche, no así el Club de Leones, que efectuará el suyo en su Casino de la Colonia San Isidro.
Esta nota no hace alusión a la segunda corrida de la feria, en la que recibiría la alternativa el diestro venezolano Carlos Málaga El Sol, pero el día del festejo – 16 de septiembre – se publicó lo siguiente: 
Carlos Málaga “El Sol”, de Venezuela se hará matador de toros en otra ocasión. Esta tarde aquí estaba anunciada tal ceremonia, pero la corrida se suspendió por los torrenciales aguaceros que están cayendo en la ciudad… La mayor parte de las calles están inundadas, el río Nazas amenaza con desbordarse, y por ese motivo se decidió suspender el festejo taurino… Se dijo que la corrida se dará una vez que se normalice la situación… En el cartel de esta tarde estaban anunciados Raúl García que sería padrino de la alternativa de Carlos Málaga “El Sol” y Eloy Cavazos como testigo y los toros de Zacatepec.
El Sol recibiría la alternativa dos semanas después, el 29 de septiembre, en San Miguel de Allende, de manos de Eloy Cavazos y fungiendo como testigo mi paisano Fabián Ruiz. Los toros serían de Campo Alegre.

Curro Rivera salió de Torreón la noche misma de su alternativa a torear a Ciudad Juárez, plaza en la que recibió una cornada de consideración cuando alternaba mano a mano con Raúl García, perdiendo, según su administración al menos cinco fechas, según nota publicada en el diario El Informador de Guadalajara:
Curro Rivera tiene para 20 días de reposo. El diestro mexicano Curro Rivera que resultó gravemente herido ayer domingo en Ciudad Juárez al día siguiente de su alternativa, tiene una cornada de doce centímetros de extensión en el muslo izquierdo… La parte afectada es la cara anterior del tercio medio y con dos trayectorias, una de doce centímetros y otra de quince, que dejan al descubierto el fémur, la safena y la femoral… Según los médicos que le atienden, Curro Rivera – que por este percance pierde sus cinco primeras corridas como matador de alternativa – tardará en sanar unos veinte días.
Así fue el arranque de una carrera que concluyó en una primera etapa el 15 de noviembre de 1992 en la Plaza México, con el toro Cumbre de Julio Delgado, al que le cortaría las dos orejas, alternando con José Ortega Cano y Miguel Espinosa Armillita Chico. Volvería un par de ocasiones a los ruedos. La primera, el primero de enero de 1995, para dar la alternativa en San Luis Potosí a Miguel Lahoz, con el testimonio de Jorge Gutiérrez y toros de Xajay y una segunda el año 2000, iniciando el 27 de agosto, fecha en la que también en la plaza El Paseo – Fermín Rivera doctoró a Fermín Spínola y a Óscar López Rivera – ambos sus discípulos – y después actuó en un breve número de corridas, cerrando el calendario – 30 de noviembre – en la Plaza México en un festival a beneficio de la Fundación Teletón, en el que cortó dos orejas y junto con El Juli se alzó como triunfador.

Curro Rivera falleció en la finca de La Alianza, asiento de la ganadería que fuera de su padre, el 23 de enero de 2001 a causa de un infarto masivo de miocardio. Se asegura que tras de la redonda actuación del Festival del Teletón del anterior noviembre, la empresa de la Plaza México le había contratado para reaparecer vestido de luces en la corrida del 5 de febrero, la fecha estelar de la temporada americana y que allí se estaba preparando para esa importante cita a la que ya no pudo llegar.

Hoy le recuerdo en este aniversario de su llegada a la dignidad de matador de toros.

domingo, 9 de junio de 2013

En busca de la competencia

Diego Silveti en Madrid (19/05/2013)
Foto cortesía de altoromexico.com
En 1989 vio la luz una obra escrita por el matador de toros y escritor de toros Juan Posada que lleva el título que he escogido para esta entrada. Contiene el sumario que hace el torero – escritor de los sucesos más relevantes de la temporada de ese año en España y en él, en plena era de Espartaco aparte de presentar un ensayo literario sobre los sucesos de ese calendario taurino, reflexiona sobre la necesidad de que Juan Antonio Ruiz encontrara competidores entre sus pares. Su impresión es que en esos días, el único torero que se le aproximó – taurina y no numéricamente – fue Roberto Domínguez y que otros diestros, como Julio Robles u Ortega Cano, teniendo todo para asaltar la cumbre, discurrieron por otras vías.

Hoy únicamente tomo prestado el título de la obra de Juan Posada, pero la aproximación al tema, pretendo que sea distinta. Espero no faltar a la memoria y a la obra de quien concibió el título que aprovecho.

Habían pasado trece años sin que un matador de toros mexicano cortara una oreja en la Plaza de Toros de Las Ventas. Hace un año la temporada madrileña se prestaba para que nuestros toreros replicaran lo que por última vez – 22 de mayo de 2000 – realizó Eulalio López Zotoluco en la que se considera la principal plaza de toros del mundo, pues actuaron en esa ocasión siete matadores de toros y un novillero. Las cosas no resultaron de la manera esperada y el intento quedó postergado para este año, en el que la presencia numérica de los toreros mexicanos fue inferior a la del año anterior y según la opinión de algunos, en condiciones más desventajosas que en años anteriores.

Arturo Saldívar, Madrid, 28/05/2013
Foto cortesía de altoromexico.com
El día 19 de mayo se rompió el maleficio. Diego Silveti, en un ejercicio de entrega y valor, en medio de una granizada, cortó una oreja al toro Orador de Fermín Bohórquez; obtuvo réplica de Arturo Saldívar nueve días después – se llevó la oreja de Afrentoso de El Ventorrillo – y ya en el llamado Ciclo del Arte y la Cultura – que tiene solución de continuidad con San IsidroJoselito Adame consumó una actuación que, al decir de las crónicas escritas, fue la más contundente de nuestros paisanos, poniéndose, como en alguna de esas relaciones se dijo, a una espada de la Puerta Grande, obteniendo la oreja de Hojalayero de Montecillo

La presentación de Sergio Flores como matador de toros se fue por el camino de las espinas, pues el toro de su confirmación le hirió y le impidió mayores hazañas. Juan Pablo Sánchez se presentó el 7 de junio y en uno de esos vuelcos que da la fortuna, uno de sus alternantes ha sido Joselito Adame, quien se ganó la sustitución de Iván Fandiño con su entonada actuación de tres días antes y tras de saludar en su primero, volvió a pasear una oreja del segundo de su lote, Alcaparrito de Alcurrucén, en tanto que su paisano y alternante, Juan Pablo Sánchez corrió con poca suerte Hacía 41 años que un torero mexicano no cortaba dos o más orejas en una temporada madrileña. Eloy Cavazos y Curro Rivera fueron los anteriores, en el ya lejano San Isidro de 1972.

Por el lado contrario, varios aficionados de pro consideran que la plaza de Madrid ha perdido seriedad – verbenera u orejera le llaman – y discuten la solidez de los triunfos obtenidos durante estos ciclos feriales. Insisten en que el rasero que implica la obtención de trofeos se ha reducido al mínimo y que hoy resulta fácil – si es que hay alguna facilidad en intentar hacer el toreo – cortar orejas en la Villa y Corte.

Mi conocimiento de los hechos de nuestros toreros viene de la televisión. La tele nos lleva los toros a la comodidad de nuestro salón, pero también nos muestra una imagen parcializada de los sucesos en la plaza. Vemos en acercamiento al torero y al toro, pero el resto de la escena que se nos muestra – en audio y vídeo – está sujeto a la voluntad – o al interés – del productor de la transmisión. Por esta razón, mis apreciaciones pueden resultar incompletas o equivocadas.

Joselito Adame, Madrid, 04/06/2013
Foto cortesía de altoromexico.com
Yo no voy a discutir el valor de las orejas cortadas por los toreros mexicanos en esta primavera madrileña. Lo que veo yo en la concesión de ellas, es más bien el interés de una afición que, después de muchos años de ver repetidos nombres y bosquejos de triunfos en Las Ventas, encontró a un grupo de jóvenes que sin duda, han demostrado que quieren y pueden ser toreros y consideró que ellos, que se han conducido sin complejos en un escenario que impone, pueden ser los que despierten de su marasmo a quienes han mantenido bajo anestesia general las cosas de toros y toreros allá en España.

Creo que es por eso que las actuaciones de los toreros de México – y también tuvo ese síntoma la presentación del novillero colombiano Sebastián Ritter – han sido valoradas en esa forma. Tengo la impresión de que ahora es la afición – y los públicos – la que, a falta de que los miembros del establishment taurino intenten romper con esa inercia negativa, intenta encontrar a quien o quienes se encarguen de revertir ese estado de cosas, aún a riesgo de que se considere que los triunfos obtenidos son sobrevalorados.

El otro ingrediente para propiciar esa competencia está en quienes se autocalifican como los profesionales. Son ellos los que tienen en sus manos la ocasión de propiciar y fomentar esa competencia que los que pagan por entrar a las plazas esperan hallar en el ruedo. Es a esos profesionales a quienes debe interesar que los encuentros entre una generación mexicana de toreros – que en el ambiente hispano serían emergentes – y quienes ocupan puestos de importancia en el escalafón se produzca e invite a la gente a volver a los tendidos.

Creo que los cimientos están ya puestos, ahora sigue levantar el edificio. La pregunta aquí es: ¿se pondrán los interesados a hacerlo, o mantendrán la posición cómoda y cortoplacista que ahora guardan? Solo el tiempo nos dará la respuesta.

domingo, 28 de abril de 2013

Tal día como hoy: 1973. Tormentoso prólogo, triunfalista epílogo


El festejo del 28 de abril de 1973 era el estelar de la Feria. En él se reunían por primera vez en la Plaza de San Marcos, en un mismo cartel los nombres de Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera. Los toros anunciados para esa tarde fueron de la ganadería de Torrecilla, que por esos días estaba en el mejor de sus momentos y sus toros eran de los que las figuras nacionales y extranjeras exigían para tener una mejor posibilidad de éxito.

Recuerdo que desde la hora del sorteo las cosas no iban bien. El encierro que llegó a los corrales de la plaza carecía del mínimo respeto y de las condiciones para ser lidiado en una corrida de toros, por lo que desde unos días antes se estuvieron trayendo y llevando reses para intentar mejorar lo presentado por el ganadero José Antonio Llaguno Ibargüengoitia. Al final, el Juez de Plaza, don Jesús Gómez Medina indicó que suspendería el festejo por la impropiedad del ganado y por alguna razón urdida en los entretelones de la fiesta y de la administración, la corrida terminó celebrándose, a condición de que el ganadero sería multado y la sanción comunicada a la afición antes de iniciar la corrida.

Don Jesús Gómez Medina, que combinaba el ejercicio de la presidencia de los festejos con la crónica en el diario El Sol del Centro, refleja en su recuento el tenso ambiente previo y el vivido en la corrida. De su relación cito lo que sigue:

Preámbulo tormentoso y epílogo triunfal de la corrida. Gran faena de Curro Rivera al sexto con orejas y rabo y apéndice a Manolo y Eloy... Apología “pro domo sua”. Pues, a partir de 1948, desde que en forma casi ininterrumpida, he venido haciendo las crónicas de toros en este periódico, desafío a toreros, a ganaderos y empresarios a que demuestren que en alguna ocasión, o en cualquier fecha o lugar, quien esto escribe haya demandado de alguno de ellos alguna dádiva, alguna retribución, algún servicio a cambio de un elogio, de un panegírico, del comentario más simple... Y esto, que en el planeta de los toros pudiera sonar como insólito, no lo comprenden quienes viven por y para los toreros; quienes han hecho un oficio de alterar la verdad en provecho de no importa qué intereses... si me equivoqué al sancionar un encierro que no reunía el trapío y el peso requeridos para una corrida de toros – de lo que no tan sólo yo, sino cuatro mil y más espectadores fueron testigos – acepto plenamente mi responsabilidad y la culpa consiguiente... Y si el procurar la defensa de los intereses de los aficionados es razón y motivo para que se me destituya, ¡enhorabuena! Ya en líneas anteriores lo dije explícitamente: no estoy casado con el puesto; lo acepté con todos sus inconvenientes, en atención al amigo, mas estoy dispuesto a dejarlo si ello es necesario... Tan sólo una cosa pediría antes de esto: hacer exigible, a despecho del Reglamento, la instalación de una báscula en el Coso San Marcos, para que no continúen dándonos coba con los pesos de los bureles... Curro Rivera, el triunfador. Pese a la hostilidad pública, Curro, con el tercero, estuvo torero y acertado. Buenos muletazos, sin emoción, por la falta de respeto del adversario, al que pinchó dos veces antes de dejarlo en manos de los mulilleros... Y con el sexto, “Serenito”, bravo y alegre – el único bravo del encierro – Curro triunfó cabalmente, rotundamente. Buenos lances con el percal; y en el último tercio, un trasteo pleno de torerismo, de temple, de quietud y de mando; imprimiendo a los muletazos dimensión y hondura, sacudiendo vivamente la sensibilidad colectiva, pues el público terminó entregado a su arte y a la plasticidad de su bien torear, en el que se aúnan con admirable síntesis el clasicismo con lo moderno. Media estocada en todo lo alto; las orejas y el rabo y doble vuelta al ruedo, en pleno triunfo...

Lo que nos transmite don Jesús es, creo, claro, conciso y suficiente para expresar los sucesos ocurridos en esa fecha. Sin embargo, me parece que no tiene desperdicio lo publicado al margen de la crónica por el periodista Agustín Morales Padilla, en el mismo diario y de lo que extraigo lo que sigue:

Un fraude más… La multa que la autoridad aplicó al propietario de “Torrecilla” fue benigna. Lo correcto hubiera sido impedir que los novillitos fueran lidiados, ya que no tenían la edad, ni el peso, ni el trapío reglamentario. Ahora bien, pudo haber sucedido que era el único encierro disponible y ante los riesgos que habría supuesto la cancelación de la corrida, se decidió darla... ¿Podría establecerse el origen de todo ese estado de cosas que privó en el coliseo taurino? Desde luego que sí. Dicho sin mayor preámbulo, habría que señalar en primer término, la compra, por la empresa de un encierro de mini toros para la corrida estelar de la Feria... Los diestros, particularmente Manolo y Eloy, tampoco son ajenos, pues se sabe que este último, sobre todo, pugnó por el cambio de toros y logró sustituir Valparaíso por Torrecilla... Tan existe culpabilidad de ellos, que, una vez anunciada por el sonido local la multa aplicada al ganadero, ambos se solidarizaron – y cómo no iban a hacerlo – con Antonio Llaguno y se negaban a hacer el paseíllo, desoyendo y burlándose de la reiterada orden para el despeje...

La multa anunciada por la megafonía fue de cinco mil pesos – en esos días equivalentes a unos cuatrocientos dólares – y la corrida, celebrada al fin, pasó a formar parte de la historia de nuestra Feria.

El festejo de hoy: Dos reses de Bernaldo de Quirós para rejones y cuatro de El Junco para Pablo Hermoso de Mendoza, Octavio García El Payo y Sergio Flores.

miércoles, 25 de abril de 2012

Tal día como hoy: 1982. Curro Rivera lidia en solitario y triunfalmente 14 toros


A partir de que Manolo Martínez celebró su corrida número mil matando seis toros en la Plaza México, se comenzó a otorgar valor a esa meta estadística. El hecho de que el crecimiento del número de festejos que se daban en el país permitía que los toreros alcanzaran ese número de festejos toreados en plenitud de facultades, daba lugar a que celebraran la efeméride lidiando una corrida de toros en solitario.

En el caso de Curro Rivera, la conmemoración de su corrida mil y el inicio de lo que pudiera ser su segundo milenio, tendrían esa connotación y se convertían prácticamente en el eje de atractivo de la Feria de San Marcos del año 1982 y se programaron para el día del Santo Patrono, a las cinco de la tarde, la primera encerrona, en la que el hijo del Fermín el de San Luis daría cuenta de seis toros de su propia ganadería y la segunda, a las nueve de la noche, en la que se enfrentaría a un encierro compuesto por siete toros que por su orden fueron de Campo Alegre, Carranco, San Antonio de Triana, San Martín, Mimiahuápam, Santo Domingo y José Julián Llaguno. Creo que es innecesario aclarar que el acontecimiento se anunció como único en la Historia del Toreo.

Un par de antecedentes próximos

Hurgando la biblioteca y las hemerotecas, me encuentro un par de ocasiones en las que se anunciaron festejos similares, pero que por circunstancias diversas, no tuvieron una debida culminación.

El primero que encuentro tuvo lugar el 16 de junio de 1960. Antonio Bienvenida intentó realizar la gesta de torear dos corridas él solo en un mismo día en la Plaza de Las Ventas de Madrid. El encierro de la corrida vespertina se compuso de toros de Concha y Sierra, Felipe Bartolomé, Joaquín Buendía, María Montalvo, Herederos de Flores Albarrán y Fermín Bohórquez – en ese orden –. Bienvenida fue silenciado en el 1º, 4º y 6º; escuchó palmas en el 5º, división de opiniones en el 3º y pitos en el 2º. El sobresaliente fue José Urías.

Para la sesión nocturna, los toros anunciados fueron salmantinos de Graciliano Pérez – Tabernero, Alipio Pérez – Tabernero Sanchón, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Barcial y Vizconde de Garci – Grande. Por desgracia, sufrió una serie calambres en las piernas durante la lidia del 3º, a causa, según el parte médico del doctor Jiménez Guinea, del insuficiente riego sanguíneo consecuencia de cornadas anteriores y eso le impedía continuar en la lidia.

Por ese impedimento, los tres últimos toros los despachó el sobresaliente Antonio Mahillo. Bienvenida oyó palmas en sus tres toros; mientras que Mahillo dio la vuelta en el último. Bienvenida vistió de verde y oro por la tarde y de verde y plata por la noche.

Un segundo anuncio de esta naturaleza se hizo para el 22 de mayo de 1971, también en Madrid, pero en la Plaza de Toros de Vista Alegre de Carabanchel. En plena guerrilla, Sebastián Palomo Linares anunció que en esa fecha – misma en la que en Las Ventas, dentro de la Feria de San Isidro, se presentaría la ganadería mexicana de Mimiahuápam –, enfrentaría en dos festejos, toros de Miura, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Herederos de Carlos Núñez, Victorino Martín y Núñez Hermanos y en el segundo, a los de Juan Pedro Domecq, Baltasar Ibán, Atanasio Fernández, Juan Mari Pérez – Tabernero, Manuel Arranz y Miguel Higuero.

El doble festejo se quedó a la mitad. La tarde fue lluviosa y la popular Chata de Carabanchel en esos días todavía no tenía la conformación actual – un escenario multiusos techado –, sino que era una plaza de toros convencional, con una capacidad de unas nueve mil personas. La segunda corrida, la nocturna, quedó aplazada para el 6 de junio de ese año. Palomo Linares salió al tercio en el 1º, cortó las dos orejas al 2º, dio una vuelta protestada en el 3º, cortó el rabo al 4º y cortó una oreja en el 5º y 6º.

Hace 30 años

Las crónicas de las dos corridas llevadas a cabo el 25 de abril de 1982 no son prolijas en detalles acerca del quehacer artístico de Curro Rivera. Se concentran más bien en el hecho de que el torero logró completar la hazaña. Y es que, en los días previos se hablaba más que nada, de la incapacidad física que le sobrevino a Antonio Bienvenida – padrino de la confirmación madrileña de alternativa de Curro – veintidós años antes y que no le permitió completar la gesta que había iniciado.

En el festejo de la tarde, aunque se anunciaron seis toros, Curro Rivera mató siete, pues regaló el sobrero. Campanero, Arriero, Gordito, Cara Limpia, Milenario, Caramelo y Campeador fueron los nombres, por su orden, de los siete toros de Francisco Rivera lidiados en esta ocasión y obtuvo de ellos, las dos orejas de 3º, 4º y 5º. Los sobresalientes fueron el matador de toros Eduardo Liceaga y el entonces novillero Luis Fernando Sánchez, a quienes se les permitió intervenir en quites en el que cerró este festejo.

A las nueve de la noche Consentido, Tocayo, Siempre Juntos, Para ti, Amigo Milenario y Ahijado – el nombre del abreplaza no fue consignado por el cronista – fueron saliendo por la puerta de toriles. Es quizás en esta segunda parte del acontecimiento en la que Curro Rivera fue mayormente recompensado en materia de trofeos, al cortar las orejas y el rabo de Siempre Juntos de San Martín – 11º del doblete y 4º de ese festejo – y de Ahijado de José Julián Llaguno – 7º de la corrida y 14º de la doble jornada –, para sumar en ambos festejos diez orejas y dos rabos en una fecha que constituye por sí sola, un hito difícil de superar en la Historia Universal del Toreo.

Otros datos para recordar

Curro Rivera banderilleó a dos de los toros de esa memorable fecha, al 5º de la primera corrida y al 7º de la nocturna y que en el entreacto de los toros segundo y tercero del capítulo de noche de la gesta, directivos de la Organización Editorial Mexicana entregaron al torero un reconocimiento, tanto por haber alcanzado la cifra de los mil festejos toreados, como por estar en vías de completar la gesta que ahora intento relatarles.

Al final de cuentas, ese día, resultó lo que el cronista de El Sol del Centro – la crónica no está firmada – decía en uno de sus párrafos:

Los aficionados taurinos al referirse a los carteles del día clásico de Aguascalientes, llegaron a decir que “era mucho Curro”. Y no se equivocaron en lo más mínimo, porque eso demostró Francisco Rivera con sus dos encerronas en las que estoqueó 14 bureles...

Efectivamente, ese 25 de abril de hace 30 años, Curro Rivera fue mucho Curro, que no es lo mismo que demasiado Curro y lo afirmo porque me tocó ver la primera de las dos corridas y se veía en extraordinarias condiciones físicas y anímicas para enfrentar el reto que él mismo se planteó. El resultado que es motivo de este comentario así lo confirma.

El festejo de hoy. 2ª corrida de feria: 2 de Los Encinos para rejones y 4 de Campo Real para Pablo Hermoso de Mendoza, Fermín Spínola y Arturo Macías.

domingo, 22 de abril de 2012

Tal día como hoy: 1973. En la alternativa de Vito Cavazos, es Curro Rivera el que hace el toreo


El primer toro que se lidiaría en la Feria de San Marcos de 1973 sería un toro de alternativa. El suceso también tendría un dejo de novedad en nuestro ciclo abrileño, pues si bien en el pasado reciente del Coso de la calle de la Democracia se habían celebrado dos ceremonias de investidura de matadores de toros – El lusitano Óscar Rosmano el 29 de noviembre de 1970 y Armando Mora el 28 de marzo de 1971 –, la última que se había celebrado en un festejo sanmarqueño había tenido lugar en 1960, cuando Luis de Seda y Oro elevó a la categoría superior al trianero Rubén Salazar el primero de mayo de ese calendario.

La información previa al festejo, publicada en el diario El Sol del Centro refleja la expectación que producía el serial y en sí el cartel inaugural, tanto por la reaparición de Eloy Cavazos y Curro Rivera, como por la novedad que revestía el investir en la Feria a un nuevo matador de toros, en este caso, David Vito Cavazos. De esa nota, entresaco lo siguiente:

Reaparecen Eloy y Curro y se doctora Vito Cavazos. A guisa de preámbulo de lo que será esta Feria, ya el cartel inicial incluye la actuación de dos de las tres máximas figuras del toreo nacional: Eloy Cavazos, el sensacional pequeño y gran torero de Monterrey; Curro Rivera, el autor de la que fue, indiscutiblemente, la mejor faena en la pasada temporada metropolitana... Y al lado de ambos, compartiendo responsabilidades y disfrutando también, desde hoy, de idéntica jerarquía, Vito Cavazos, que en esta primera corrida alcanza la meta codiciada por cuantos en un día vistieron por vez primera el traje de torear: la alternativa, el doctorado...

Yo asistí a esta corrida. Mis recuerdos se limitan principalmente a los seis toros que se lidiaron en ese festejo al que fui llevado por mi padre. El toro de la ceremonia – un negro listón, al que recuerdo con mucha cara y arrobas – volteó la cara al primer picador y le comenté a mi padre que el toro era manso. En cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando todo esto sucedió, mi padre me dijo Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual... Al final de la corrida tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente al Ingeniero Mariano Ramírez, el ganadero de la tarde, quien se encontraba conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas. No recuerdo la respuesta que me dio don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.

Alguna información más precisa

Para este serial don Jesús Gómez Medina había vuelto a ocupar su cátedra en El Sol del Centro, combinando esa actividad con la Presidencia de los festejos taurinos en la Plaza San Marcos y de su narración de la corrida se desprende con más detalle y precisión lo siguiente:

¡Torear bien!... ¡Torear con arte!... Torear, en suma, como ayer lo hizo con el nobilísimo “Cartujo” del Ing. Mariano Ramírez, Currito Rivera. Feliz conjunción del burel dechado de alegría y excelente estilo, con el torero – torero, con el torero artista.
¡Oh! aquellos naturales cadenciosos, de dilatada trayectoria, ligados a la perfección en el último sitio y culminados, según la ley de toreo rondeño, con el pase de pecho ejecutado al mismo ritmo caricioso de los muletazos precedentes.
Especialmente en la segunda de las dichas series pareció culminar la plasticidad, la hondura y el bien torear. Negreaban las pisadas de “Cartujo” en torno del torero, transformado en epicentro que giraba levemente sobre las plantas, mientras que de su muleta brotaban, como rojas amapolas, la milagrería de aquellos pases naturales, flor de clasicismo, sí; pero nimbados a la vez con la luz iridiscente de un arte juvenil, radioso, alegre...
El toreo es liturgia y rito; pero, también, gallardo desplante, bizarría y alarde jocundo y triunfal.
Más tarde, con la diestra, idéntico derroche de torerismo y de belleza en los derechazos, en los pases circulares, en los molinetes; en toda la gama, en suma, de bien torear a que daba pie la nobleza sin límite y la aterciopelada embestida de “Cartujo”.
A estas alturas, prácticamente las orejas y el rabo estaban ya en las manos de Currito; más precipitóse un tanto éste, llevado sin duda del deseo de acabar cuanto antes; y aunque se fue en corto y por derecho, particularmente la segunda ocasión, pinchó dos veces antes de sepultar hondo el acero, en sitio un tanto trasero... se esfumaron los apéndices; más los aficionados, embriagados todavía de emoción taurina, hicieron a Curro Rivera objeto de una cálida, estentórea ovación, mientras los despojos de “Cartujo” habían desaparecido sin recibir en homenaje de que eran merecedores...

Don Jesús califica la actuación de Eloy Cavazos como integrada por una media faena y la de su hermano David, el toricantano como deslucida. El toro de la alternativa se llamó Esclavino y fue de pelo negro listón.

Algunas reflexiones finales

De la misma crónica de la corrida y a partir del hecho de que don Jesús Gómez Medina estimó en ella que el quinto de la tarde, Cartujo, merecía premio a sus despojos y de otro hecho ocurrido al final de la lidia del cuarto de la tarde, en el sentido de que Alberto Ortiz El Chaval de Orizaba, banderillero de la cuadrilla de Eloy Cavazos ahondara una espada para precipitar la muerte del toro, transcribo lo siguiente:

Se impone concluir esta reseña con algunas consideraciones de carácter netamente personal: ¿por qué el que esto escribe, al actuar como Juez de Plaza, no ordenó los honores que merecían los despojos del estupendo “Cartujo”? ¿Y también por qué no hubo sanción alguna para el Chaval de Orizaba?
En el primer caso, visto el desenlace poco feliz de la gran faena de Curro Rivera y conociendo la índole de los aficionados, juzgué que al tributar un homenaje al astado, aquellos interpretarían que con éste queríase decir que el torero no supo estar a la altura del toro; lo que era inexacto y por tanto, resultaría injusto.
En cuanto a la falta de sanción para el Chaval de Orizaba, que estas líneas sirvan de aviso a él mismo y a otros subalternos, a efecto de que, en los posteriores festejos se abstengan de realizar actos tan rotundamente antitaurinos como el llevado a cabo por dicho banderillero...

El festejo de hoy. 1ª corrida de feria: 2 de Fernando de la Mora para rejones y 4 de Jesús Cabrera para Pablo Hermoso de Mendoza, Rafael Ortega y Alejandro Amaya.

domingo, 10 de julio de 2011

Torería (I)

11 de enero de 1981, Plaza México, tarde de la confirmación de alternativa de Pepe Luis Vargas

Esta es una de las corridas de las que tengo recuerdos muy claros. Fue la inauguración de la temporada 1981, en la que el Dr. Alfonso Gaona celebraba sus 40 años como empresario, la ganadería de Piedras Negras reaparecía en la gran plaza después de 11 años justos de ausencia, tras de resolver en alguna medida los problemas derivados de una reforma agraria mal encauzada y de la falta de fuerza que mostraron sus toros en las últimas tardes que fueron a ese ruedo y Curro Rivera realizaba lo que se dio en llamar por esos días una gesta, intentando remontar un bache que su trayectoria guardaba ante la afición de la capital mexicana desde la temporada anterior.

La última corrida que Piedras Negras había lidiado en la Plaza México antes de la que ahora les comento, fue la del 11 de enero de 1970, para Ángel Teruel y Curro Rivera, mano a mano. Esa tarde solamente Curro Rivera le cortó una oreja a Zalamero, segundo de la tarde y después de ello los toros de don Raúl González y González no volvieron a la llamada primera plaza de América, sino hasta el día que es motivo de este comentario.

El cartel de toreros era completado por el que es quizás el torero mexicano más poderoso de la segunda mitad del Siglo XX, Mariano Ramos, que cerca de cumplir una década como matador de toros, estaba a punto de llegar a la cúspide de su andar por los ruedos y un joven torero de Écija, que venía precedido de los mejores augurios y que con el andar del tiempo, terminaría ignorado por las empresas y además, como remate la fatalidad se cruzaría en su camino: Pepe Luis Vargas.

El encierro de Piedras Negras fue justo en su presencia, pero ajustado al tipo de la ganadería. Algunos de los toros acusaron todavía cierta propensión a perder las manos, pero en el conjunto, la corrida mostró el comportamiento del toro bravo, del que tiene mucho para toreársele y que cuando el torero se pone en el terreno y la distancia adecuados, puede hacerle cosas, puede torearle, no solamente dejarle pasar, citándole con la muleta retrasada y esperando que el bobalicón prácticamente siga una trayectoria preconcebida.

Pepe Luis Vargas confirmó con el toro Estanciero, del que aún recuerdo el quite por las afueras que le realizó en el primer tercio, su limpísimo toreo al natural y la manera tan pura y efectiva con la que ejecutó la suerte de matar, en la que el toro vendió cara su muerte. Voy a recurrir a la crónica aparecida en el diario El Informador de Guadalajara, pues no conservo notas propias de la corrida y la memoria elude el detalle. La relación invocada, refiere así su actuación con ese toro, del que obtuvo la oreja, la primera de la temporada:

Curro cede la muerte del primero al sevillano José Luis Vargas, un jovencillo con hechuras que se granjea simpatías con el capotillo al recibir a “Estanciero”. Tiene ideas el chaval, pisa bien en el ruedo y no le faltan cadencia ni valor. Entre sus muletazos al primero, sobresalen cuatro naturales sabrosos. No hay mucho paño de donde cortar, y el burel mete peligrosamente el pitón derecho. Se perfila clásicamente José Luis y mete el estoque en el hoyo de las agujas. Una gran estocada, de efectos escenográficos bien aprovechados por el joven misacantano. La borla es para un auténtico matador de toros; un señor de la suerte suprema. Merecida oreja, vuelta al ruedo.

Sobre el quite por las afueras, Nelson Arreaza escribe lo siguiente:

“El Quite por las Afueras” fue el tercer quite creado por el maestro tapatío Pepe Ortiz. Fue ejecutado por primera vez el 27 de enero de 1929 al toro “Duquesito”, de “La Laguna” en la plaza “El Toreo”, de La Condesa de la capital mexicana. Se ejecuta caminando, dándole el perfil al toro y pasándoselo por la espalda. Antiguamente, como su nombre lo indica, se daba al “quitar” al toro del caballo, y se realizaba de los tercios a los medios, es decir, “de dentro hacia fuera”, pero ahora es más común verlo realizar de los medios hacia los tercios para “poner” en suerte al toro. Algo muy importante: en esta suerte no se gira, sino siempre el torero camina hacia delante, alternando la salida del toro por la espalda. Algunos cronistas llaman a este lance “chicuelinas andantes” o chicuelinas al paso”, expresiones no acertadas, pero que resulta lo bastante gráfica para entender esta suerte, pues se le asemeja mucho.

Mariano Ramos por su parte, cortó la oreja de Don Fulano, tercero de la tarde, tras una faena en la que se tuvo que imponer al toro, primero dominándolo y después procurando el lucimiento. El relato del cronista anónimo de la agencia AEE es de la siguiente guisa:

Parece faltarle una vara a "Don Fulano". La muleta marianesca la sustituiría con el aliño de una lidia caminándole hacia los medios, imperativo y seco. Luego alterna las series de derechazos mandones, enérgicos, fuertes y lentos, con algunos naturales de corte clásico. La faena tiene cohesión y liga, arquitectura; y dos ayudados por abajo, tres pases de pitón a pitón, abaniqueo y el desplante severo y audaz del teléfono. Buena serie sin interrupción ni enmienda. Pincha levemente y clava el estoque fulminando. Ovación y oreja, con vuelta.

Y Curro Rivera. El hijo de Fermín el de San Luis había salido con malas cuentas con la afición de la Ciudad de México la temporada anterior, así que volvía a tratar de recuperar el sitio que le correspondía, imprimiendo un aire distinto a su toreo, dejando atrás ese aire que en sus inicios supuso una renovación a algunas formas, para presentar una imagen más propia del asentamiento que genera la madurez en los toreros. 

Él mismo, obtuvo uno de sus más grandes triunfos en la Plaza México con un piedrenegrino, fue el 20 de abril de 1969, en la corrida del Estoque de Oro, cuando le cortó el rabo a Soy de Seda de la emblemática divisa roja y negra y en esta oportunidad intentaba rehacerse ante toros de la misma ganadería.

El primero de su lote fue nombrado por don Raúl González precisamente Soy de Seda, pero en esta ocasión le sucedió lo que a todas las segundas partes y el torero nunca se confió, por lo que fue abroncado. El resarcimiento vino con Rondinero, segundo de su lote, refiriendo el cronista lo siguiente:

Con el cuarto, “Rondinero”, se saca la espina. No obstante las frecuentes caídas, el burel tiene embestida suave, y Curro logra, en terreno de toriles, varias series de derechazos sedeños, interminables y majestuosos. La faena de Rivera, hoy, apunta al inicio de un nuevo período en su carrera. Ha cambiado el chaval de ayer. Está maduro, con calidad nueva, y da a sus pases en redondo una suavidad silveriana, con un corte recogido y recoleto. Más cerca, más puro, más entregado con el capote y con la muleta, Curro es otro. Mata con certera estocada de efectos inmediatos, y con la oreja en la mano diestra recorre el anillo...

La Plaza México se llenó para ver a los toros de Piedras Negras y los toreros ante ellos exhibieron un valor que hoy en día es bien escaso en los ruedos: la torería. No se concretaron a esperar al toro de entra y sal, sino que adaptándose a sus condiciones y aprovechando sus particulares circunstancias, les realizaron las faenas que cada uno pedía y sin aspavientos o gesticulaciones inútiles, los toreros en lo suyo. Por ello los que llenamos la plaza salimos satisfechos y convencidos de que Curro Rivera, Mariano Ramos y Pepe Luis Vargas se comportaron en el ruedo con una especial torería, lo que hizo que esa tarde, la del 11 de enero de 1981, fuera diferente y digna de ser recordada por mucho tiempo.

Por eso es que, sin ser la efeméride del día, traigo al recuerdo esta corrida, porque puede ser que haya visto tardes en las que se hayan cortado más apéndices o en las que hayan sucedido hechos que destaquen más en los libros de historia por alguna razón, pero en mi opinión, la torería desplegada ese día, en el ejercicio de tres tauromaquias distintas le concede a mi parecer, un lugar distinto a esta y por eso tengo el gusto de recordárselas.

domingo, 6 de febrero de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, I

6 de febrero de 1971: Se inaugura el alumbrado de la Plaza de Toros San Marcos. Curro Rivera mata 6 de Santo Domingo en solitario.

De acuerdo con la versión de don Jesús Gómez Medina, es en junio del año de 1969 que terminó una época en el manejo de los asuntos de la fiesta en Aguascalientes. Don Jesús Ramírez Alonso, después de casi medio siglo, dejó la empresa de la Plaza de Toros San Marcos, para dar paso a la gestión de don Guillermo González Muñoz, quien sería el organizador de los festejos taurinos en nuestra ciudad hasta el año de 1983.

Guillermo González adquiriría la propiedad de la plaza de San Marcos en el año de 1970, de la familia Madrazo Solórzano – en ese tiempo también titulares de la ganadería de La Punta –, según documentos archivados en el Registro de la Propiedad y acometería una serie de reformas a la misma, la primera de ellas, la introducción de un sistema de alumbrado que permitiría la celebración de festejos nocturnos en su ruedo, en previsión de la introducción de una nueva manera de presentar la arista taurina de la Feria de Abril, mejorando la calidad y la cantidad de los festejos que la componían.

Los prolegómenos del festejo

La idea de presenciar una corrida de toros por la noche causó expectación en la afición local y generó curiosidad dado que era en buena medida un espectáculo inusitado en Aguascalientes. Un par de días antes del evento, Everardo Brand Partida, en ese tiempo encargado de la información taurina del diario El Sol del Centro, proporcionaba la siguiente información:


…Es muy grande el interés que ha despertado en la afición no solo de Aguascalientes, sino de varias Entidades circunvecinas e incluso de la misma Capital de la República, la corrida del próximo sábado por la noche en el Coso San Marcos... Ese interés, es oportuno señalarlo, se ha reflejado en la gran demanda que han tenido los boletos de admisión, especialmente del tendido cálido, que en esta ocasión brindará, salvo la distinción, las mismas comodidades que el de sombra. Se trata de una corrida nocturna... es oportuno señalarlo, que después de 25 años volveremos a presenciar una corrida nocturna, en una plaza a la que se le ha introducido un extraordinario sistema de alumbrado… Las pruebas al respecto se verificaron recientemente, y con bastante éxito, ya que se apreció una perfecta visibilidad en el Coso, desde cualesquiera ángulo... Todo en sí, nos hace suponer que el sábado presenciaremos el acontecimiento taurino de la temporada. La inauguración del alumbrado, la lidia por vez primera en el Coso San Marcos de una corrida de Santo Domingo, y la actuación del chaval del ex – diestro Fermín Rivera, “Currito”, quien se las verá ahora, ante seis toros...
Como se desprende de la transcripción, se hacía notar el interés de la afición por el festejo, la facilidad con la que se adquirieron las localidades del tendido de sol, que con precios más económicos, de noche, tenían las mismas ventajas que el de sombra y las excelencias del alumbrado. Asistí a ese festejo y sí recuerdo que efectivamente, el tendido cálido estaba lleno, en tanto que el de sombra tenía grandes huecos en sus localidades. También hay la mención a otro festejo en la noche de un cuarto de siglo antes, pero como veremos después, el mismo se dio, pero no tanto tiempo antes y el alumbrado utilizado en aquella oportunidad, antes de la instalación del que en esta ocasión se inauguraba, fue retirado por completo, según alcanzo a recordar.

El día de la corrida

La ceremonia protocolaria de inauguración del alumbrado ocurrió a las 5 de la tarde del 6 de febrero de 1971. Acudieron el Gobernador del Estado, el Alcalde y lo bendijo el padre Roberto González Padilla, originario de esta tierra y en esas fechas, Capellán de la Plaza México. Entre otras prendas, don Roberto era también un notable aficionado práctico. También asistieron al acto, algunos de los diestros que residían en esta ciudad, como Rafael Rodríguez, Humberto Moro, Alfonso Ramírez Calesero y el mismo Fermín Rivera que acompañaba a su hijo Curro entre otros.

No obstante lo que se pregonaba en las informaciones previas a la corrida, el encierro de Santo Domingo no fue lo que se esperaba. La información publicada en El Sol del Centro del día del festejo dice lo siguiente:

…BONITO, PERO MUY CHICO, EL ENCIERRO DE SANTO DOMINGO; NÚMEROS Y NOMBRES. – Como lo imaginábamos, desde que tuvimos conocimiento de esta corrida y la procedencia del ganado, el encierro de “Santo Domingo”, ganadería que hoy debuta en Aguascalientes, es precioso, muy fino, bastante cómodo de cabeza, muy pareja, empero... muy chico. Si acaso, el toro más pesado, dará en la romana 360 kilos... Esto dio margen a la intervención de las autoridades locales, quienes estarán precisamente en el Palco de la Autoridad esta noche, haciendo un llamado de atención a la empresa, ya que de acuerdo con el Reglamento Taurino en vigor, los toros no dan el peso. Ayer por la mañana, en los mismos corrales de la plaza se suscitó una polémica de uno de los inspectores de espectáculos, quien finalmente accedió a que se lidiara el encierro... Por primera vez una ganadería envió dos toros de reserva. Olvidándonos un poco del tamaño y peso de los astados, recalcamos que el encierro es muy bonito y consideramos que trae una excelente, extraordinaria nota de tienta, lo que dará margen para el lucimiento, para el triunfo de "Currito" Rivera, único espada en el cartel… Los toros que se lidiarán esta noche son: “Campasolo”, marcado con el número 4; “Marquesito”, número 11; “Tunero”, número 215; “Guantero”, número 196; “Faisán”, número 194; “Tunero”, número 221, y los dos de reserva “Peluquero”, número 128 y “Potosino”, número 233, éste un precioso cárdeno, que repetimos, trae una muy buena nota de tienta…
Como podemos ver, el festejo, antes de iniciar, ya suscitaba polémica, pues habiendo razón suficiente para suspenderlo, el mismo se echó para adelante. Sin embargo, su presunto matador no parecía preocuparse por esas pequeñeces, según se desprende de una entrevista que le realizó Everardo Brand minutos antes de la corrida, en el hotel en el que se vestía de torero:

...“Me siento muy bien”, dijo en tono un tanto suave, evitando hacer movimientos en tanto le colocaban la “coleta”, “y pueden afirmar que les cortaré las orejas” agregó “Currito” en tono seguro y determinante... “Sé que los toros están preciosos, y que vienen de ‘Santo Domingo’, es una extraordinaria ganadería, de primera – enfatizó – y siempre salgo muy a gusto con ese ganado”… “Con esta será la cuarta corrida que mato de Santo Domingo, y confío plenamente en el éxito”...
La corrida

Corrida de expectación, corrida de decepción, dice el adagio, y para no dejarlo hueco, se cumplió. Recuerdo que la gente se comenzó a meter con Curro a partir del tercero de la noche y al final salió abroncado, tanto por lo insignificante del encierro, como por lo que le hacía a lo que le salió por la puerta de toriles. Al final, hasta por lo estrambótico del terno que sacó – rosa mexicano y plata – le tocó un rapapolvo. Tal parecía que se cuidaba para mejor cumplir en San Luis Potosí, donde junto con Manolo Martínez era base de una feria de tres festejos en la que también participaba Paquirri. Esa noche fue el principio de una relación de amor – odio entre la afición de Aguascalientes y Curro Rivera.

La relación de Everardo Brand Partida en El Sol del Centro, destaca lo siguiente:

La otra faceta de “Currito”. La apatía. – Tras de desorejar al cuarto de la noche, fue despedido a cojinazos; inaugurando el alumbrado. – Francisco “Curro” Rivera nos mostró, anoche, el reverso de la medalla... su otra faceta, la apatía. Su primera “encerrona” de la que fue escenario el Coso San Marcos y testigo la afición hidrocálida, fracasó rotundamente, y en ese fracaso arrastró a la ganadería debutante en esta plaza, “Santo Domingo”... Sólo de esa forma se explica el triste final que tuvo la corrida nocturna de la que fue único protagonista Francisco Rivera, quien había desorejado a su cuarto enemigo, empero, su abulia y apatía en la lidia de los corridos en primero, segundo, tercero, quinto y sexto lugar, originó la cojiniza que se desató sobre el matador actuante, al doblar “Faisán”, un cárdeno bragado, marcado con el número 194, que cerró plaza... Así demostró el público hidrocálido su indignación por la pobre, desangelada y triste actuación de Curro Rivera...
La actuación de Curro Rivera efectivamente se distinguió por su falta de ajuste, por estar llena de precauciones y sin entrega. Como asegura el cronista de El Sol, no se vio mal en ningún momento, pero tampoco se vio bien, simplemente se vio… apático.

El antecedente inmediato

El día 2 de febrero de 1956, es decir, 15 años antes, no 25, como decía la nota previa al festejo, se ofreció a la afición de Aguascalientes otro festejo nocturno. En aquella oportunidad actuaron ante toros de Heriberto Rodríguez, Luis Procuna, Rafael Rodríguez y se presentaba ante nuestra afición Joselito Huerta. A propósito del encierro a lidiarse, El Sol del Centro de la víspera del festejo, reseñaba lo siguiente:

...amén de lo inusitado que a estas alturas resulta un encierro formado por toros de pelambre castaño, el aficionado pudo apreciar en los de don Heriberto Rodríguez, las características de la casta sanmateína, que tan acertadamente ha conservado el ganadero de Apan. Y pudo apreciar además, que en Apan los barberos están en huelga de brazos caídos, porque ¡vaya que los seis bichos ostentan desarrollada y bien pulida cornamenta!...
Si observamos, la diferencia entre una corrida nocturna y la otra, está bien marcada en cuanto al ganado, pues en esta, los toros resultaron ser uno de los principales atractivos, tanto así, que el reclamo publicitario de la empresa iba en el sentido de invitar a la afición a apreciar el trapío de la corrida en los corrales de la plaza.

Al final, el resultado de este festejo fue exitoso. Rafael Rodríguez cortó la oreja a Cantinero, segundo de la noche y Joselito Huerta desorejó a Cordobés, tercero de la jornada. Luis Procuna estuvo discreto nada más.

40 años después

Les decía que Guillermo González Muñoz preparaba un vuelco en la forma de presentar los toros durante la Feria de San Marcos. La instalación del alumbrado en la Plaza de la calle de la Democracia resultaría ser uno de los ejes sobre los cuales giraría esa gran reforma proyectada. Unos cuantos días después del festejo inaugural, se anunció esa nueva fisonomía de la feria, la que actualmente tiene y que este próximo abril cumplirá 40 años. Con esta, inicio una serie de participaciones acerca de este aniversario, que considero importante para lo que hoy sucede en las cosas de los toros aquí en esta tierra.




 

domingo, 21 de marzo de 2010

El Palacio de los Deportes: una feria atípica (1976)

El Palacio de los Deportes


Una vez que se anunció que la Ciudad de México sería la sede de los Juegos Olímpicos de 1968, se acometieron una serie de edificaciones de audaz arquitectura. Una de ellas fue el Palacio de los Deportes, ubicado dentro del complejo denominado Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca cuyo diseño y construcción fue encomendado a los arquitectos Félix Candela, Antonio Peyrí y Enrique Castañeda Tamborrell.

Es un edificio de planta circular cubierta con una cúpula cuyo claro máximo es de 160 metros, con una superficie de 171,000 metros cuadrados y fue diseñado originalmente para albergar las competencias de basquetbol, boxeo, lucha libre, levantamiento de pesas, gimnasia y esgrima y su utilización posterior a la Olimpiada se destinaría para otros eventos que necesitan una gran superficie para su desarrollo como hockey sobre hielo, espectáculos ecuestres, danza, circo, centro de convenciones y exposiciones y sala de conciertos.

Cuenta con 22,370 asientos, de los cuales 7,370 son desmontables y su signo distintivo es la cúpula que lo cubre, que es un paraboloide hiperbólico de aluminio tubular sostenido por enormes arcos y techado con láminas de madera impermeabilizada recubiertas con placas de cobre, diseño del arquitecto hispano – mexicano Félix Candela (1910 – 1997), uno de los distinguidos huéspedes que recibimos de la diáspora republicana.

La Fiesta y la Ciudad de México en 1976

Daniel Medina de la Serna llama a la temporada 1975 – 76 de la Plaza México la temporada a la deriva. Fue la última que ofreció Diversiones y Espectáculos de México S.A. (DEMSA) – de infeliz memoria en su paso por la gran plaza – y lo hizo sin contar con la presencia de Manolo Martínez y Mariano Ramos, que eran los triunfadores del serial anterior, así como tampoco con los toreros españoles, dado que por esos días se había producido una nueva ruptura del convenio que regula la actuación de los toreros de aquí y de allá, aquí y allá.

Las atracciones de esa temporada eran la reaparición de Manuel Capetillo, que volvía a los ruedos después de algo más de 7 años de ausencia, Eloy Cavazos, Curro Rivera y Manolo Arruza que regresaba de cumplir una interesante campaña española. La temporada de 16 corridas transcurrió entre tumbos y con muchos carteles, a decir del citado Medina de la Serna, con tufo a novillada. Capetillo no logró captar el interés de la afición y se la pasó armando mítines. Cavazos mantuvo esa relación tortuosa que tuvo siempre con la afición capitalina y Curro Rivera y Manolo Arruza no demostraron tener la personalidad suficiente para cargar con el peso de una temporada como la de la Plaza México.

Para la anécdota, vale contar que el candidato único a la Presidencia de la República, José López Portillo, asistiría a la corrida del 28 de marzo, acompañado por Armillita, Silverio, Calesero, El Soldado y Lorenzo Garza y que al siguiente domingo, el 7 de abril, terminó la temporada con la corrida del Estoque de Oro, misma que representó la última vez que Manuel Capetillo pisó el ruedo de la plaza de Insurgentes vestido de luces. El trofeo en disputa fue para Manolo Arruza.

El cierre de la Plaza México

El 2 de mayo de 1976, el novillero retirado Carlos González, en su carácter de representante de DEMSA, anunció a los medios de comunicación que la empresa se retiraba del negocio de los toros en la Plaza México por incosteable.

Ya durante los dos años anteriores se había mantenido una campaña mediática criticando el sistema impositivo que gravaba a la fiesta en la Capital de la República, mismo que databa de la década de los cuarenta y que aparte de las contribuciones regulares a cualquier actividad empresarial, llevaba una sobretasa del 10 por ciento sobre las entradas brutas, destinadas a la asistencia pública, producto de aquella oscura donación que hizo la familia de Maximino Ávila Camacho de las acciones de El Toreo S.A. a la Beneficencia Pública.

La realidad de los hechos es que cuando se montaron carteles con imaginación y se provocaron entradas respetables en los tendidos, la sobretasa de referencia nunca fue un gran lastre. Se convirtió en tal, cuando la empresa intentó aplicar la ley del menor esfuerzo e intentó conseguir las mismas entradas con carteles con tufo a novillada – reitero la misma terminología de Medina de la Serna – sin pensar que el destinatario final del producto que ofrecen, aún conserva su libertad de elegir si asiste o no al festejo anunciado.

La Plaza México permanecería así, cerrada, sin empresa al frente de sus destinos, hasta el 13 de febrero de 1977.

Jaime de Haro Caso

Jaime de Haro Caso no era una persona ajena al mundo de los toros. Su hermano Manuel era ganadero en Tlaxcala y él mismo tenía una estrecha relación familiar con don Juan Sordo Madaleno, ganadero de Xajay. Aparte, en 1974, había ya organizado en Marbella, una corrida de toros en la que Paco Camino y Manolo Martínez despacharon mano a mano un encierro de Carlos Núñez. El objetivo del festejo era que se transmitiera en vivo a México, así que el festejo fue nocturno (a la media noche de España) y aunque el resultado artístico fue un petardo, fue un buen intento de demostrar que toros y tele podían convivir de una manera rentable y conveniente.

Ante la ausencia de quien se hiciera cargo de los destinos de la Plaza México, la imposibilidad de acceder a su manejo y el hecho de que El Toreo de Cuatro Caminos tampoco estaba disponible para ser utilizado de inmediato, se dio a la tarea de conseguir un escenario en el cual ofrecer festejos taurinos y por otra parte a intentar destrabar el conflicto existente entre las torerías de España y México.

Jaime de Haro consiguió que el Gobierno de la Ciudad de México le rentara el Palacio de los Deportes, en el que inició de inmediato las obras de acondicionamiento y el 18 de agosto de 1974, con la presencia de Jaime Ostos en México, anunció la reanudación de relaciones taurinas - las diplomáticas se reanudarían entre 77 y 78 - entre México y España. Rafael Morales Clarinero, se lo contó así a don Martín Luis Guzmán:

Jaime Ostos, jefe de los diestros españoles, pasó por México y reanudó el convenio taurino entre México y España. Desde el 18 de agosto, diestros de uno y otro país podrán torear, libremente, aquí y allá. Los intereses, que siempre pesan más que los principios, abren el cauce a la variedad de carteles que se pueden hacer en las temporadas próximas…

Solucionados esos problemas, se anunció que del 12 al 19 de septiembre se darían en el Palacio 8 corridas de toros, seguidas, en un hecho inusitado en la Capital del País, pues regularmente allí los festejos son de domingo a domingo y por rarísimo acaso – diría Alameda – ocurre alguna ocasión en la que se llegan a dar dos en días seguidos. Las combinaciones anunciadas fueron las siguientes:

Domingo 12 de septiembre 1976: Jesús Solórzano, Rafael Torres y Manolo Arruza. 5 Las Huertas, 1 Manuel de Haro.

Lunes 13 de septiembre 1976: Manuel Capetillo, Marcos Ortega y Gabriel Puerta. 5 Campo Alegre, 1 Zacatepec.

Martes 14 de septiembre 1976: Curro Rivera, Roberto Domínguez y Cruz Flores. 6 San Miguel de Mimiahuápam.

Miércoles 15 de septiembre 1976: Manolo Arruza, Manili y Cruz Flores. 6 Manuel de Haro.

Jueves 16 de septiembre 1976: Curro Rivera, Roberto Domínguez y Ricardo Balderas. 7 Santo Domingo.

Viernes 17 de septiembre 1976: Curro Rivera, Miguel Villanueva y Rafael Torres. 5 Manuel de Haro, 1 Coaxamalucan.

Sábado 18 de septiembre 1976: Curro Rivera, Manolo Arruza y Cruz Flores. 7 Tequisquiapan.

Domingo 19 de septiembre 1976: Manuel Capetillo, Jesús Solórzano y Gabriel Puerta. 7 Coaxamalucan.

Podrán observar las ausencias de Manolo Martínez y Eloy Cavazos. La del primero resulta evidente, dado que al ser televisada totalmente la feria, el asunto era para él una cuestión de principios y en el caso de Cavazos, al parecer fue una cuestión de pesos y centavos. De los presentes, Rafael Torres, Gabriel Puerta, Roberto Domínguez, Manili y Cruz Flores confirmaron sus alternativas y Ricardo Balderas hijo la recibió. El asunto de las confirmaciones lo comentaré más adelante.

En el renglón trofeos, se cortaron 12 orejas y un rabo, Curro Rivera fue el triunfador numérico al llevarse 7 y un rabo, Manolo Arruza y Cruz Flores obtuvieron 2 orejas cada uno y el sevillano Gabriel Puerta cortó una oreja, por cierto, la primera de la feria. En el renglón de los percances, Manili sufrió una cornada de 7 centímetros de extensión que le impidió continuar en la feria y Roberto Domínguez una contusión al lidiar un toro de regalo en su actuación final de la feria.

El momento más destacado de esta feria, para Rafael Morales Clarinero, resultó ser la faena realizada por Curro Rivera al toro Consentido de San Miguel de Mimiahuápam, el 18 de septiembre, faena de la que hace el siguiente recuento:

En la biografía de Curro Rivera y en los anales de la tauromaquia mexicana va a quedar, eternizada en letras de oro y en crónicas ricas en superlativos, la faena extraordinaria, genial por momentos, que el hijo del potosino Fermín le hizo al noble Consentido de la ganadería de San Miguel de Mimiahuápam. Mire Usted señor Martín Luis, cómo el entender al toro mexicano ha llevado a Curro a faenas muy armoniosas, muy acompasadas, tan limpias en su ejecución, que yo solo podría equipararlas al más liso lenguaje de Cervantes en las Novelas Ejemplares. Sin duda alguna el toro fue nobilísimo, sin malas intenciones, más merecedor de vuelta al ruedo que de arrastre lento, pero en otras manos que no hubieran sido las de Curro, hubiese parecido un poco soso. Curro consintió a Consentido y el toreo alcanzó uno de sus inolvidables momentos en el tiempo, distancia y forma…

Sobre esta feria escribió en su día Joaquín Vidal a propósito de una entrevista que realizó a Roberto Domínguez sobre su participación en esta feria:

...la feria tiene interés, por la atención que le presta el público, pero cuenta con el gran inconveniente de la mala calidad del ganado. «En cuanto a trapío, los toros vienen a ser como los que se lidian en España en plazas de segunda categoría. En cuanto a casta no hay comparación posible: apenas si se les vislumbra.»

Los toros de las mejores ganaderías, Vistahermosa, San Mateo, Torrecillas, Llaguno, los tienen copados las principales figuras mexicanas, para lidiarlos en los festejos de la temporada grande. Lo usual en México es que las figuras adquieran corridas completas para los festejos en que han de participar. Adelantan una señal por cada corrida reseñada y cuando se embarcan para su lidia abonan el resto. Naturalmente, en los contratos que firman con las empresas se tiene en cuenta el precio del ganado. No es, por otra parte, una práctica original y exclusiva. Sabemos que en España las figuras también imponen hierros y reses, y cuentan con veedores para la selección en el campo…


La realidad es que al ser el toro mexicano genéticamente diferente al español, su trapío tiene que ser valorado en la medida de su encaste. Admito que en la feria del Palacio de los Deportes de 1976 hubo algún baile de corrales y algún toro devuelto después de salido al ruedo, pero de los 50 lidiados, la mayoría tuvieron el tipo y la categoría suficiente para ser lidiados en una plaza de primera categoría.

El asunto de las confirmaciones

Decía hace unos párrafos que Rafael Torres, Gabriel Puerta, Roberto Domínguez, Manili y Cruz Flores confirmaron sus alternativas en la feria. De todos estos toreros, solamente Roberto Domínguez y Cruz Flores volvieron a actuar como matadores de toros en la Capital mexicana y específicamente en la Plaza México. A ambos se les hizo confirmar de nueva cuenta su alternativa.

Daniel Medina de la Serna – como muchos otros –, al referirse a esas confirmaciones del Palacio de los Deportes, las cuestiona, entrecomilla el término confirmación y las llama evidentemente inválidas. La realidad de los hechos es que quienes cuestionan la validez de esas confirmaciones de alternativa lo hacen amparados exclusivamente en un sentimiento de defensa de una supuesta tradición que no tiene sustento alguno, pues en todo caso, la confirmación de alternativa es un hecho que está reglamentado y que se sujeta a la normatividad que rige los festejos taurinos en la Ciudad de México.

El artículo 1º del Reglamento de los Espectáculos Taurinos de 1953, vigente en el Distrito Federal en 1976, cuando las confirmaciones en cita se dieron, establecía que las plazas de toros eran de primera categoría cuando tenían capacidad de 10 mil o más espectadores; de segunda, cuando su capacidad era entre 4 mil y 10 mil y de tercera, aquellas con cupo inferior a 4 mil.

Por su parte, el artículo 68 del mismo Reglamento decía en su parte conducente lo que sigue:

…el matador que actúe por primera vez en una plaza de primera categoría en el Distrito Federal, matará en esa ocasión el primer toro, previa cesión de trastos que le haga el espada correspondiente, excepto en el caso de que el matador que se presente ocupe el primer lugar en el programa, pues entonces le cederá los trastos el que le sigue en antigüedad…

Como se observa, la regla es clara al hablar de plaza de primera categoría y el Reglamento no hace excepción en cuanto a que la plaza sea fija, desmontable o transitoria, así como tampoco exige que la confirmación o cesión de trastos se deba hacer en la plaza de mayor capacidad del Distrito Federal, simplemente exige que se haga en una que sea de primera.

Entonces, el que se exija que solamente sean válidas las confirmaciones de la Plaza México, es un verdadero despropósito y el haber obligado en este caso a Cruz Flores a que confirmara de nuevo el 5 de marzo de 1978 y a Roberto Domínguez el 1º de febrero de 1981 en la Plaza México, un verdadero atropello, puesto que en su día, habían confirmado debidamente sus respectivas alternativas, aunque a más de algún defensor de las tradiciones no le pareciera y demostrara con ello, su ignorancia del entorno jurídico de este asunto.

Colofón

Al final de la feria, en un alarde populista, las autoridades de la Ciudad de México anunciaron que no se volvería a facilitar el Palacio de los Deportes para un espectáculo elitista como el taurino y es que los precios de acceso al inmueble fueron muy diferentes – al alza – que los de la Plaza México. También dejaría claro que el maridaje toros – televisión, sujeto a determinadas medidas de control y difusión beneficia a la fiesta y a sus actores.

El tiempo demostraría que en política, como ante los toros, se vale rectificar y el Palacio de los Deportes, algo más que una década después, volvería a albergar festejos taurinos y los toreros que echaron a las cámaras de las plazas, abogarían por el regreso de ellas. De este último asunto, ya me ocupé en otro espacio de esta misma Aldea. Del otro, del regreso de los toros al Palacio de los Deportes, espero hacerlo pronto.

Aldeanos