Arruza y Moro lograron cortar apéndices... luego de los dos bravos encierros enviados por los ganaderos de La Punta y San Mateo, la corrida de Peñuelas vino a poner un desairado epílogo a la primera entre las Ferias de México... Ayer, cuando los de Peñuelas, además de mansedumbre, sacaron genio en exceso, realizando un tipo de lidia difícil en extremo, por la forma descompuesta en la que acometían y por los continuos cambios de estilo o de tendencias, tan solo Carlos Arruza, en el segundo de los suyos y Humberto Moro, merced a un riñonudo y meritísimo trasteo consiguieron la anhelada obtención de apéndices... La hazaña de Arruza. Bien había estado Carlos con su primero, un bicho con temperamento, que empujaba mucho para las tablas y que, inclusive, lo achuchó de mala manera cuando trataba de colocarlo en suerte para clavar un rejón... Sin embargo, mejor estuvo Arruza cuando, pie en tierra, con unos cuantos muletazos de tremenda eficacia se adueñó del bicho para propinarle una estocada honda... Con el cuarto, Carlos se superó toreando a caballo: lo mismo en su forma de encelar al bicho, manejando a la jaca con alarde de mando y seguridad, que clavando rejones y banderillas con una y con las dos manos, el Ciclón hízose aplaudir rotundamente... Y para concluir, acometió una hazaña sin precedente hasta la fecha, según nuestro leal saber y entender: la de estoquear desde el caballo. Acero en la diestra, echóse Arruza sobre el morrillo del morlaco y le dejó un estoconazo hasta la bola... Estalló naturalmente una ovación de las gordas. Dos orejas, el rabo del burel y una vuelta al ruedo en triunfo: tal fue el premio a la proeza del Ciclón. El triunfo de Moro. Triunfó, sí, el de Linares en la faena a su primero. Y triunfó, por sobre el toro y a pesar del toro, lo que reviste su éxito de un relieve muy especial, pues el bicho, mansurrón y con genio rehusaba además la embestida... exponiendo y toreando de verdad, logró Moro pasarlo por derechazos de excelente factura, tirando del manso en forma superior. Vinieron más tarde adornos, mostrándose siempre valeroso y con afán de palmas y por último la estocada que hizo doblar... Oreja y vuelta al ruedo entre el cerrado aplauso de los aficionados...
viernes, 26 de abril de 2013
Tal día como hoy. 1959: Carlos Arruza estoquea desde el caballo y se alza con el triunfo
domingo, 19 de diciembre de 2010
24 de diciembre de 1939: Conchita Cintrón se presenta en El Progreso de Guadalajara
Anuncio de la presentación de Conchita Cintrón Informador, Guadalajara, 20 de diciembre de 1939 |
...apareció Jesús Solórzano, y con su entrada en el tentadero, tres vidas cambiaron de rumbo.
- Oiga Usted Da Camara - le oí decir una mañana al descansar con nosotros de su faena -; estos bueyes son muy marrajos. ¿Por qué no lleva usted a Conchita a mi tierra? ¡Allí podría torear ganado de casta!
- Sería una idea magnífica - asintió Ruy -; pero en Méjico no tengo las facilidades necesarias para una cosa así. Por eso había pensado más bien en la posibilidad de llevarla a Portugal o a España, donde tengo muchos amigos, aunque esto, por lo de la guerra civil, no sé cuándo será.
- ¡Vaya! - protestó Chucho -. En Méjico también hay buenos amigos y ganaderías. Mi cuñado es dueño de una de las ganaderías más grandes del mundo, y le aseguro que le ofrecerá las becerras que quiera... si quiere le arreglo un contrato que le pague a Conchita y sus acompañantes la estancia y los viajes de ida y vuelta. Se entrenaría en La Punta; después torearía en algunos pueblos, para terminar debutando en El Toreo de Méjico. ¿Qué le parece?
¡Hecho! - exclamó mi maestro -. Si el padre de Conchita está de acuerdo y si usted habla en Méjico con su cuñado y con la empresa, creo que sería un programa inmejorable; por mi parte estoy de acuerdo en embarcar…
Informador 24/12/1939 |
Algo más de cuatro meses después, la víspera de la Navidad de 1939, don Ignacio García Aceves la llevó a su plaza de El Progreso, en la Perla de Occidente. En esta ocasión para formar cartel – no para alternar, pues lidiaba sus toros previo a los toreros de a pie – con Carlos Arruza, Jesús Guerra Guerrita y Andrés Blando. El encierro sería de la ganadería tlaxcalteca de Zacatepec.
Ya era justo que la anhelante afición tapatía desbordara su entusiasmo en la plaza de El Progreso en alguna fiesta de las que han pasado ya en la presente temporada, en la cual, aunque se han puesto los factores necesarios para el éxito de las corridas, éstas no habían alcanzado el calor ni entusiasmo peculiar de la fiesta máxima, unas veces por culpa de los toros y otras en su mayoría, debido a la apatía de los concursantes.
Pero ayer todo se olvidó, ante la magnificencia del espectáculo que revivió todos sus fuertes tonos, lo bello y emocionante que encierra la brava fiesta y el público que llenó las graderías se sentía satisfecho en muchos de los pasajes de la corrida, como fueron los proporcionados con sus dos bichos por la torera peruana Conchita Cintrón, que fue una revelación de arte y de simpatía, ya que la chiquilla de Sudamérica realizó una verdadera labor de arte. La enorme voluntad de la debutante, y la resolución férrea de que hizo gala, fue bastante cuña para que apretaran los machos los novilleros que tenían que hacerse cargo de la segunda parte de la fiesta, y a esto sin duda alguna obedeció que todos echaran la casa por la ventana, porque no podían consentir que una persona del sexo débil, de cuerpo fino, pero con una alma entera y pujante, llegara a conjuntar los lauros del triunfo desde los primeros instantes que se pasó delante de sus enemigos, y que ellos los que también tenían que aparecer en la escena taurina, tuvieran que hacer el tristísimo papel de derrotados. Así pues, para que la fiesta saliera redonda cooperaron Carlos Arruza, Andrés Blando y Jesús Guerra, Guerrita.
Y pasemos a lo que vimos.
Desde que se abrieron las puertas de cuadrillas y estas aparecieron llevando al frente a Conchita, que montaba al caballo Ojitos para cruzar las arenas del vetusto coso, motivando la clarinada de entusiasmo del conjunto, los impresionantes movimientos fueron como augurios de que veríamos una fiesta de toros cabal y satisfactoria. La esperanza de todos los aficionados en que estaban fundados sus presagios, se fueron confirmando en cada instante que pasaba y que veíamos a la clásica peruana estirar los brazos con suavidad impecable para instrumentar los lances que tanto envidiarían cientos de coletudos que se remolinean en ruedos provincianos o pueblerinos.
El calor empieza a sentirse en el tendido, las exclamaciones de la gente nerviosa intensifican la sensación y las suertes consumadas con arte y con sabor levantan el alboroto para terminar con atronadores aplausos y dianas de la murga.
‘¡Qué corrida!’, gritaban los exaltados. ‘Sí lo que sigue ya no vale nada, nos damos por satisfechos.’, tal era el éxito que estaba alcanzando la torera de los ojos azules, que se había echado a los bolsillos de su corta guayabera al público tapatío.
También se colocó a gran altura como rejoneadora, porque siendo una hábil caballista, logró realizar su obra de elogiosa manera.
Como muletera también, señores, hay que hablar muy despacio; porque solo así se puede concebir la fuerza de su brazo dominador, que adornado de sus faenas con pases de aliño y apañados, llega al fin de la tarea con una seguridad como la de los buenos, dejándose ver de sus enemigos, echándose sobre los puñales de la fiera y sepultando el acero centímetro a centímetro para rubricar la muerte de sus toros con una facilidad suma. Pues esto que la obra de Conchita Cintrón para triunfar firmemente, la recordaremos con entusiasmo…
Informador, Guadalajara, 20 de diciembre 1939 |
miércoles, 20 de mayo de 2009
20 de mayo: 43º Aniversario luctuoso de Carlos Arruza
Este año se cumplen 70 de la alternativa de Manolete y hace apenas unos días, falleció Manuel Capetillo, torero y hombre con el que Arruza tuvo muchas cosas en común. Una arista de su vida taurina en la que confluyeron estas tres leyendas del toreo, tuvo verificativo el domingo 21 de octubre de 1951 en la Plaza de los Tejares en Córdoba, cuando tuvo verificativo una gran corrida de toros organizada por el Ciclón para recaudar fondos para la construcción de un monumento en honor de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez en su ciudad natal y uno de los alternantes, junto con Arruza, sería precisamente el llamado Mejor Muletero del Mundo.
José Luis Sánchez Garrido, periodista conocido universalmente como José Luis de Córdoba había iniciado una campaña para lograr la erección del monumento que honrara la memoria de El Monstruo, pero a casi cuatro años de su deceso, la idea parecía perder fuerza. Es allí cuando Carlos Arruza, torero con el que Manolete formó una extraordinaria pareja en los ruedos, interviene para ver la manera de sacar adelante la idea y concluir de una vez el proyecto.
Arruza propone la organización de una corrida de toros singular, una corrida monstruo, en la que toreros de México y de España se unan para lograr el propósito, tal y como lo contó Rafael Soria Molina, Rafaelito Lagartijo, sobrino del homenajeado y parte del cartel a don Filiberto Mira:
Él – con su apoderado Andrés Gago, al que también estamos muy agradecidos los familiares de Manolete – organizó la llamada ‘Corrida Monstruo’, que se celebró aquí en Córdoba a final de la temporada de 1951. Fue deseo de Carlos que el monumento fuera hecho con el homenaje de toreros mejicanos y españoles.
Se lidiaron once toros de distintas ganaderías que matamos: Gitanillo, Arruza, Parrita, Martorell, Calerito, Aparicio, Capetillo, Jorge Medina (que sustituyó a Silveti), Anselmo Liceaga, el Duque de Pinohermoso y yo…
Tras de sufrir un percance en Jerez a mediados de septiembre de ese año, Arruza da por terminada su campaña a excepción de ese festejo, como lo refleja la información de la agencia Cifra, publicada en el diario barcelonés La Vanguardia del 20 de septiembre de 1951:
El diestro mejicano Carlos Arruza ha pasado la noche bastante tranquilo y con intensos dolores, a consecuencia de la cogida en Jerez… Arruza ha decidido no torear más en España en esta temporada, a excepción de la corrida que él organiza para aumentar los fondos de la subscripción pro monumento a «Manolete».
En esta corrida actuarán cuatro diestros españoles y otros cuatro mejicanos e intervendrán asimismo los rejoneadores Domecq y duque de Pinohermoso. Parece que se celebrará en Córdoba o Sevilla.
Como ya lo decía, la corrida se celebró el Córdoba y el cartel se integró de la siguiente manera: toros – por su orden – de Duque de Pinohermoso – para rejones –, José de la Cova, Felipe Bartolomé, Galache, Sánchez Cobaleda, Alipio Pérez Tabernero, Clairac, Conde de la Corte, Marceliano Rodríguez, Juan Belmonte y Carlos Arruza para el rejoneador Duque de Pinohermoso y los diestros Gitanillo de Triana, Carlos Arruza, Parrita, Manuel Capetillo, José María Martorell, Jorge Medina – sustituyó a Juan Silveti –, Calerito, Julio Aparicio, Anselmo Liceaga y Rafael Soria Molina Rafaelito Lagartijo.
La crónica publicada en La Vanguardia de Barcelona el día 24 de octubre de 1951 dice del festejo:
Presidió el alcalde de Córdoba, don Alfonso Cruz Conde, asesorado por el ex rejoneador don Álvaro Domecq y por el ex diestro «Machaquito». La plaza estaba adornada con banderas españolas y americanas y guirnaldas.
Empezó con el desfile de las presidentas que ocupaban coches enjaezados a la andaluza. Detrás de los alguacilillos hizo el paseo el duque de Pinohermoso y diez matadores con sus respectivas cuadrillas, caso insólito en la historia taurina.
Todos fueron acogidos con calurosas ovaciones. Las cuadrillas, con montera en mano, se situaran frente a la presidencia, y el académico, Federico García Sanchis, hizo un brindis, con palabras líricas, recordando la memoria de «Manolete» y diciendo que al conjuro de su nombre se había llenado la plaza...
Al final de la corrida, Gitanillo y Martorell habían cortado una oreja, Arruza, Parrita, Capetillo, Calerito y Aparicio, las orejas y el rabo de su respectivo toro y Liceaga, Medina y Rafaelito Lagartijo, así como el Duque de Pinohermoso que descordó a su toro, fueron ovacionados. Los momentos más emotivos de la tarde se produjeron aún así, tras la lidia del octavo, cuando Julio Aparicio sacó a dar la vuelta al ruedo a todos los alternantes y a los subalternos que desinteresadamente actuaron en ese festejo y que en tono de apoteosis recorrieron la circunferencia.
El segundo gran momento se produjo cuando Rafaelito Lagartijo brindó el undécimo de la tarde a Carlos Arruza, que recibió en ese momento la ovación más grande de la sesión, en reconocimiento a su labor de conjunción de esfuerzos y voluntades para lograr la erección del monumento que hoy está en la Plaza de los Condes de Priego, frente a la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Concluido el festejo, fue Arruza el que salió en hombros de la plaza, para cerrar el círculo del reconocimiento.
Es así como creo que vale recordar a Carlos Arruza, por sus realizaciones y esta gran corrida y el monumento que le viene como resultado, es una de las importantes en su trayectoria.
jueves, 5 de marzo de 2009
Cañitas
Poco se comentó en México después de la muerte de este valentísimo torero, pero en Madrid se le recordó en esa triste oportunidad, pues es sin duda uno de los hacedores de la historia y la leyenda de la Plaza de Las Ventas.
Edito: Una interesante versión del pasodoble dedicado por Segundo Galarza al diestro mexicano, interpretado por el tenor venezolano Alfredo Sadel y la orquesta de Pedro Mesías, la pueden escuchar en esta localización del Cancionero Torero.
Re - Edito: Igualmente el paso de Cañitas por la plaza de Las Ventas, lo pueden consultar en esta localización.