Mostrando entradas con la etiqueta Inauguración. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Inauguración. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de septiembre de 2024

30 de septiembre de 1928: Inauguración de la Plaza de Toros de Granada


La plaza de toros de Granada, actualmente conocida como la Monumental de Frascuelo, no fue un proyecto gestado tras un proceso extenso de discusión, sino que resultó tras de un cuestionado concurso de adjudicación de la Plaza de Toros del Triunfo. Se anunciaba en el diario El Defensor de Granada del 10 de febrero de 1927:

Esta Sociedad abre concurso para el arriendo de la Plaza de Toros, a partir del 1º de Enero de 1928, con sujeción a las condiciones que están de manifiesto en las oficinas cíe esta Sociedad, sita en el mismo edificio de la plaza, los días laborables, de once a trece, desde el día 31 del corriente, hasta el día 3 de Marzo próximo. – Granada a 28 de Enero de 1927. – El presidente del Consejo de Administración, Miguel López Sáez.

Pronto se hizo público que el matador de toros retirado José Moreno Lagartijillo Chico optaba por ser considerado para dirigir esa plaza y la afición granadina tenía gusto por esa opción, puesto que el diestro era reconocido como un taurino responsable. Así, el citado diario El Defensor de Granada del 4 de marzo siguiente daba a conocer:

En la tarde de ayer tuvo lugar el concurso para el próximo arriendo de nuestra Plaza de toros, y por el resultado de los tres pliegos leídos, ha sido adjudicado el mismo al inteligente aficionado y ex matador de toros José Moreno «Lagartijillo Chico»… Gran entusiasmo ha causada entre la afición granadina el resultado de este concurso, ya que a partir del año próximo tendremos al frente de la Plaza un buen aficionado y conocedor de estos menesteres, el que, como en su etapa anterior, sabrá complacer al público… Reciba también nuestra enhorabuena el Consejo de Administración de la Sociedad propietaria de la Plaza de Toros por el acierto al convocar dicho concurso y la comparecencia en él de tan popular como inteligente aficionado…

Todo hacía suponer que José Moreno se haría cargo, al menos por los siguientes dos años, del granadino coso del Triunfo. Pero siempre hay imponderables en ese tipo de concursos. El domingo 13 de marzo de ese 1927 se ofreció un banquete a Lagartijillo Chico. La crónica del mismo en El Defensor de Granada del día 15 siguiente, entre otras cosas, dice:

Conforme anunciamos, el domingo último, a los dos de la tarde, tuvo lugar en el hotel Inglaterra el banquete que sus amigos íntimos ofrecían al que fue valiente torero granadino José «Lagartijillo», hoy don José Moreno Sánchez, prestigioso comerciante, y ex empresario taurino… don José Gómez Jiménez ofreció el banquete, diciendo que en actos de afecto como éste debe enmudecer la palabra y dejar que hable el corazón. Después de un canto a la amistad, expresó a qué causa se debía este homenaje: expresión de simpatía hacia la persona que ha sufrido un acto injusto, y que está en la conciencia de todos; acto realizado con José Moreno, al no concederle el arrendamiento de la plaza de toros… Historia de lo ocurrido en este asunto: las proposiciones presentadas, y el resultado de la adjudicación, hecha por un voto de diferencia, a una proposición no presentada descubiertamente, como era la de José Moreno… Dice que quizá lo ocurrido haya convenido a los intereses de Granada, porque el resultado de la adjudicación ha sugerido a muchos elementos la idea de constituir una sociedad para la construcción de una nueva plaza con suficiente cabida para que en ella puedan darse notables espectáculos a precios reducidos. Esta idea va ya en camino de pronta realidad… El resultado del concurso ha hecho surgir la idea de construir una nueva plaza; las cosas van por buen camino, y ya se ha recibido contestación favorable de la dueña de unos apropiados terrenos (la que reside en Madrid)… «Construyendo una plaza de capacidad para 15,000 espectadores, y dando buenos y baratos espectáculos, los aficionados quedarán satisfechos y Granada también» – concluye diciendo el agasajado –, que como los anteriores oradores, es muy aplaudido…

Como se puede leer, ya adjudicada la plaza a Lagartijillo Chico, se valoró una propuesta que, presentada en sobre cerrado, no fue considerada en su día, revocándose el resultado inicial de la licitación y concesionándola a un grupo encabezado por Rogelio López Cravioto, sin mediar explicación alguna, según se desprende de la información periodística. El resultado de la retractación inicial de la adjudicación y la reasignación de ésta, fue la decisión de edificar en Granada una nueva plaza de toros.

En consecuencia, el 14 de mayo de 1927, se constituyó la Sociedad Nueva Plaza de Toros, cuyo consejo de administración estaba presidido por los señores Rafael Díaz y Rogés, marqués de Dílar, Celestino Echevarría, Valeriano Torres, Manuel López López, Emilio Dávila Ponce de León y Pérez, conde de Guadiana, José Cassinello, Juan Luis Trescastro de Medina, José Bernedo Arévalo, Francisco Sánchez Urrutia y por supuesto, José Moreno Lagartijillo Chico. Posteriormente, para completar los costos de la obra, se invitó a participar en el capital a aficionados y empresarios de Granada, encontrándose en las actas de la sociedad que participó el señor Federico García Rodríguez, padre del poeta Federico García Lorca.

El proyecto se encargó al arquitecto local Ángel Casas Vílchez, quien partió de un trabajo que había presentado en 1912, tiempo en el que Gallito impulsaba la edificación de plazas monumentales para hacer más accesible la fiesta de los toros, adjudicándose la obra al maestro de obras José Jiménez Huertas El Pajarero, quien a finales de julio de ese 1927, se compromete a tener terminado el coso en un año.

La inauguración de la plaza

A finales de marzo de 1928 la sociedad constructora de la plaza ofreció un desayuno en la meseta de toriles de la plaza a la prensa local, para que pudieran apreciar el notable avance de la obra y en el mismo, se anunció que sería inaugurada con una corrida de toros el domingo 30 de septiembre de ese año.

El cartel de ese primer festejo se formaría con Manuel Jiménez Chicuelo, Joaquín Rodríguez Cagancho y Félix Rodríguez, quienes se enfrentarían a un encierro de la Viuda de Concha y Sierra. Los toros fueron desencajonados públicamente el día 26 de septiembre, según se relata en El Defensor de Granada:

Ayer tarde y como se tenía anunciado, se verificó el desencajonado de los toros que han de lidiar las cuadrillas de los afamados matadores Chicuelo, Félix Rodríguez y Cagancho el próximo domingo con motivo de la inauguración del nuevo circo taurino… La presentación de los seis ejemplares que ha enviado la señora de Concha y Sierra todos los espectadores la encomiaban, pues realmente hacía tiempo que no se lidiaba en Granada corrida con más tipo de toros hechos, lustrosos de pelo, gordos y con abundancia de pitones…

También, la sociedad constructora ofreció obsequiar a los pobres cuatro mil kilos de pan la víspera del festejo y por su parte el compositor granadino Francisco Alonso, autor de famosas obras como el pasacalle Los nardos o el chotis El Pichi, ofreció la composición de un pasodoble alusivo a la apertura del nuevo coso, e incluso dirigir a la banda municipal en tan señalada oportunidad. En la misma nota antes citada, se refiere a este propósito lo siguiente:

Se ha recibido el paso doble que nuestro paisano Paco Alonso ha compuesto y que se estrenará el día de la inauguración, que lleva por lema «Nueva Plaza de Toros» y que inmediatamente se ha puesto a ensayarlo la banda municipal…

El día 28 de septiembre se anunció a la afición que el cartel inaugural sufría un cambio en su composición, pues el santanderino Félix Rodríguez no estaría en condiciones de cumplir el compromiso adquirido por cuestiones de salud y su lugar sería ocupado por Fermín Espinosa Armillita Chico:

El elegante y gran artista del toreo Fermín Espinosa «Armillita Chico», que tan excelente cartel conquistó en la pasada feria, tomará parte en la corrida del domingo sustituyendo a Félix Rodríguez, el cual se encuentra enfermo con alta fiebre… El público tenía grandes deseos de volver a ver torear a «Armillita Chico» y, por tanto, la sustitución no ha podido ser más en armonía con el deseo de los aficionados… El torero mejicano con esta corrida es la última que torea en España, embarcando seguidamente para Méjico, donde ha sido contratado para diez corridas…

Félix Rodríguez había firmado 114 corridas para ese año de 1928 y apenas pudo torear 24 de ellas, debido a su ruinoso estado de salud.

Es importante destacar que la empresa de la Plaza de El Triunfo también programó una corrida para ese domingo 30 de septiembre, con toros de Trespalacios para Antonio Márquez, Manuel del Pozo Rayito y Gitanillo de Triana. Al final el llamado Belmonte Rubio sería sustituido por Mariano Rodríguez Exquisito.

En la tarde del 29 de septiembre fue bendecida la plaza de toros y en acto previo, por la mañana, allí mismo también se entregaron las cuatro toneladas de pan a los pobres:

En la tarde de ayer tuvo lugar la bendición de la plaza de toros de la calle de Olóriz, por el señor cura párroco de la iglesia de San Ildefonso, concurriendo a tan hermoso acto numerosa y distinguida concurrencia… También se verificó, como ya teníamos anunciado, el reparto de pan a los pobres, ayer por la mañana, oyéndose constantes muestras de alabanza por acto tan humanitario como el realizado por la propiedad de dicho edificio, aliviando así las necesidades de la gente pobre…

En la misma víspera del festejo, el compositor Francisco Alonso avisó que no le sería posible asistir a la corrida como era su deseo, por una cuestión familiar:

El presidente de la Sociedad Nueva Plaza de Toros ha recibido una carta de nuestro paisano Paco Alonso, comunicándole que con motivo de la enfermedad que padece su señora esposa, no puede tener el gusto de dirigir la banda municipal que ha de estrenar en la corrida de esta tarde el pasodoble de que es autor; en su lugar lo hará el director de dicha banda, el señor Montero…

La corrida inaugural

Quien firmó como El Bachiller Cantaclaro para El Defensor de Granada, comienza su relación de la siguiente guisa:

La tarde comentó con mal cariz, amenazó lluvia. Pero al mediodía abrió el tiempo, y a la hora de los festejos lucía el sol en el firmamento… La edificación de la nueva plaza, hecha en un año, es otro sorprendente caso de voluntad insospechada, No vamos ahora a volver a detallarla, sólo diré que el edificio es magnífico y de una capital de primer orden… Media hora antes de comenzar el festejo, la banda municipal, dirigida por el maestro Montero, se sitúa en el anillo e interpreta el nuevo pasodoble dedicado a esta plaza y original del paisano Paco Alonso… Se trata de una preciosa composición, en la que brilla, una vez más, la musa alegre del maestro granadino… El público la ovacionó y hubo de ser repetido el pasodoble… Presenta la Plaza grandioso aspecto. En palcos y delanteras, la mujer granadina luciendo las más clásicas galas… Asesora el gran ex torero Rafael Guerra «Guerrita», que es ovacionado cariñosamente al aparecer en el palco, así como las bellas presidentas… Despeja muy bien el caballista Paco Rodríguez y surgen después los aguaciles y las cuadrillas a cuyo frente figuran «Chicuelo», «Cagancho» y «Armillita chico», que vienen vestidos, respectivamente, de azul, verde y rojo, con golpes de oro…

El primer toro de la corrida se llamó Tumbaguito, número 32, negro, entrepelado, bragado y no sucedió nada extraordinario en su lidia, más que nada, porque según cuenta el citado Bachiller Cantaclaro, el toro se rajó después de los primeros compases de la lidia. No obstante, por haber sido el primero en pisar la arena del nuevo coso, la empresa pidió se conservara su cabeza, para que la preservara el taxidermista.

El único apéndice de la tarde se lo llevó Chicuelo tras de lidiar al cuarto de la tarde. Escribe el Bachiller Cantaclaro:

«Agujito», núm. 73, sardo y más pequeñito. Este bicho fue el primero que fue desencajonado... «Chicuelo» veroniquea y se adorna... Cuatro varas, sin recargar el bicho, constituyen el primer tercio... Los matadores actúan quitando, vamos al decir (pues el bicho no lo necesita), y «Cagancho» es empujado por acercarse. ¿Sí llevará «razón» el hombre al no hacerlo? … «Chicuelo» hace una faena con salsa. Solito en ella, se adorna, suavísimo, en un ayudado bueno, y sigue por alto, con tranquilidad, y jugando con el mosquito... Se pasa la muleta por la espalda... Obliga al bicho para un natural con la zurda, sin resultado. Más adornos, un ayudado alto, tres por bajo y un afarolado. Quiere citar varias veces, y el bicho no fija... Lo cambia de terreno, y ataca para un pinchazo, que salta, sin que «Agujito» haga por él. (El diestro ha entrado con su poquito de balanceo, y así repite con otro pinchazo igual, después de tres pases). Dos pases más, y media arriba que tira. (Ovación, vuelta al ruedo y saludo). Con benevolencia, se le concede la oreja...

Armillita enfrentó a Bordador, número 29 y Ermitaño, número 50, resultando ovacionado en ambos, pudiendo haber cortado apéndices, pero por el mal manejo de la espada, los perdió; y por su parte, Cagancho, pues, en lo suyo, se llevó un par de broncas.

La plaza nueva casi se llenó, salvo algunos claros en las andanadas de sombra, que mostraron algunos claros. Las crónicas reflejan que la Plaza de El Triunfo sí se llenó. Los tiempos eran otros, dos corridas de toros el mismo día y en la misma ciudad, con las dos plazas repletas, cosas que ya no hemos de volver a ver.

domingo, 25 de agosto de 2024

26 de agosto de 1951: En la inauguración de la plaza de Piedrahita, recibe la alternativa Paco Ortiz

Anuncio de los festejos de inauguración
Diario de Ávila 23 de agosto 1951

Piedrahita es la cabecera de uno de los municipios de la provincia de Ávila, situado en el valle de Corneja, en la Sierra de Gredos, actualmente parte de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Hace 73 años tenía una población algo superior a los tres mil habitantes, que se distinguía en esos días por contar en su casco urbano con el palacio de los duques de Alba, el templo de La Asunción, el convento de los Carmelitas, y muy principalmente la Ermita de la Virgen de la Vega.

El entonces interventor de la Administración del Estado en Ávila, Eugenio Gómez Pereira, tuvo la iniciativa de construir una plaza de toros en Piedrahita, según declaró al Diario de Ávila, fechado el día 23 de agosto de 1951:

Ilusiones nacidas del cariño que siento por el pueblo; no en balde soy hijo adoptivo del mismo y eran varios los años que, al llegar la época de las fiestas, escuchaba sus lamentaciones por el poco realce que alcanzaban al no haber Plaza de Toros. Esta fue la causa de que yo tomara la iniciativa para su construcción…

La obra se encargó al arquitecto municipal Clemente Oria González, quien también es el autor del proyecto y quien realizó un coso de mampostería con una capacidad para cinco o seis mil personas, según la fuente que se consulte. Dice la nota aparecida en el diario madrileño ABC del 28 de agosto del mismo 1951:

Ya tiene la ciudad abulense un circo taurino de primera categoría; su aforo es dé 6,000 localidades y está construido en piedra. Las obras han costado dos millones de pesetas…

La inauguración de la plaza de toros, nombrada la Monumental de Castilla la Vieja, constituiría un evento importante para la comunidad de Piedrahita.

Los preparativos del festejo

La comunidad piedrahitense esperó con alegría la inauguración del escenario que daría realce a sus fiestas de agosto. Así, en el Diario de Ávila del 22 de septiembre anterior a la corrida, se anuncia que uno de los principales establecimientos de la localidad se hacía eco del festejo inaugural:

Con una delicadeza exquisita, propia del establecimiento «Bazar El Siglo» se exhibe en sus escaparates un verdadero museo taurómaco, en el que no falta detalle de todos los aditamentos propios de la fiesta nacional… fotografías y programas de distintas épocas y gustos, desde el papel de estraza, hasta el de seda y raso, regalos de aficionados al arte de Cúchares, a sus novias, y, en fin, tantas y tantas cosas, que han llamado enormemente la atención del público, y que ha felicitado por esta nueva al dueño del establecimiento, el amigo Desiderio, que a pesar de haber permanecido mucho tiempo allende los mares, volvió a su patria chica que tanto añoraba…

También, la misma publicación daba cuenta de la reseña de los toros salmantinos de doña María Antonia Fonseca que lidiarían Pablo Lalanda, Julio Aparicio y Paco Ortiz quien recibiría la alternativa en tan señalada tarde:

Se lidiarán seis hermosos toros de la acreditada ganadería de doña María Antonia Fonseca Herrero, del campo de Salamanca, con divisa blanca y negra, que no hay duda darán guerra a los varilargueros y a los rehileteros, para después llegar a los maestros, de los que esperamos buenas lecciones… Los toros nos dicen que son de lámina y trapío y que prometen dar juego, y la lista por el orden de números es como sigue: el Número 43 «Botonero», negro; 57 «Sombrerero», negro listón; 74 «Lavandero», negro bragado; 31 «Perdido», negro; 33 «Pimentero», negro listón; 90 «Jovencillo», negro bragado»…

Los toros eran en ese día de origen Coquilla y el hierro y divisa que llevaban actualmente corresponde a la ganadería que se anuncia como Los Guateles. Julio Aparicio era uno de los toreros predilectos en esa casa.

En el número de El Ruedo salido el 16 de agosto anterior, se publicó este curioso adelanto:

El próximo día 26, domingo, se inaugurará la Plaza de toros de Piedrahita con una corrida en la que actuarán Pablo Lalanda, Julio Aparicio y el novillero mejicano Paco Ortiz, que tornará la alternativa, por acuerdo especial, de manos del segundo espada, de Julio Aparicio…

Como adelante veremos, las cosas no sucederían exactamente así.

La corrida inaugural

La Monumental de Castilla la Vieja casi se llenó en su primera tarde de toros y llevando como alguacilillo al frente al pequeño hijo del promotor de la obra Eugenio Gamo Gómez Pereira, los alternantes partieron plaza, guardando en el paseíllo justamente los puestos que por su antigüedad les correspondían, por lo que el anticipo de El Ruedo vino a ser cuando mucho, una declaración de buenas intenciones.

Paco Ortiz cortaría la oreja al toro de su alternativa. El cronista del Diario de Ávila, firmando como P.P. Luis, relata:

Paco Ortiz le recoge con unos lances muy ceñidos y con una sola vara, porque el pobre torete no puede más, se cambia el tercio en que los banderilleros cumplen… Pablo Lalanda entrega dos trastos de matar al mejicano que abraza emocionado a los dos matadores y empieza su faena que ha brindado al público, con unos pases por alto a los que siguen unas manoletinas y dos naturales que se aplauden, después intercala unos mantazos raros que un vecino del callejón califica de “pase del desprecio” y entra a matar agarrando un pinchazo y después una estocada. El público le aplaude y la Presidencia le concede la oreja…

En el segundo toro de su lote, el toricantano vuelve a conquistar la atención de la concurrencia. Sigue contando el cronista:

Sexto, negro. Paco Ortiz recoge al toro que es más grande y con más poder que sus hermanos y ejecuta unas chicuelinas ceñidísimas. Los piqueros cumplen y Ortiz que está deseando agradar comienza su faena que brinda a la señora de González de Vega (don Ramón), arquitecto de Ávila, con unos pases ayudados por alto a los que siguen una agrie de naturales, de pecho y les otros de su invención. Con un valor extraordinario aguanta varias tarascadas que le larga el morlaco, resultando cogido aparatosamente, pero se levanta sin inmutarse y con el traje destrozado sigue la faena va lentísimo, terminando con el toro de dos buenas estocadas…

Perdió los trofeos por los fallos con los aceros, pero dejó constancia de su valor y su entrega en una tarde trascendente para su futuro.

Pablo Lalanda, por su parte, le cortó las dos orejas al cuarto de la tarde, el que mejor comportamiento tuvo en el ruedo:

Pablo Lalanda le fija con unos capotazos y pide a la Presidencia que cambie el tercio, sin que los de aúpa intervengan y con el toro enterito, después de brindar a la Princesa de Bulgaria que ocupaba una barrera acompañada del Cónsul de Bolivia, empieza la faena de rodillas, siguiendo con pases de todas las marcas en los que sobresalen varios naturales citando de hinojos, (ovación) sigue con unas manoletinas mirando al tendido y otra serie de naturales y desplantes que se ovacionan. Entra a matar agarrando media estocada que con otra entera superior hacen rodar al toro sin puntilla, ovación dos orejas, vuelta al ruedo y salida al tercio…

Por su parte, Julio Aparicio sorteó el lote menos adecuado para el lucimiento y solamente pudo dar una vuelta al ruedo tras finiquitar al tercero de la corrida.

Nada nuevo bajo el sol...

P.P. Luis hace notar la irregularidad existente en cuanto a la integridad y la presencia de los toros que se lidiaron al inicio de su crónica:

La inauguración de una Plaza de toros en la provincia y el cartel anunciado para ello, trasladaron ayer al revistero a la Villa del Corneja, y a fe que llevaba la esperanza de pasar una gran tarde de toros, porque en aquellos momentos del viaje, en una buena tarde de sol que amortiguaba el aire serrano, no se acordaba que, en estos tiempos modernos, “Fígaro” tenía sucursales en casi todas las dehesas donde se cría ganado que algunas veces resulta bravo… Pero los tiempos adelantan que es una barbaridad como decía don Hilarión y así vimos que los toros enviados por doña María Antonia Fonseca Herrero, del Campo de Salamanca, además de pequeños, tenían tan bien cuidada la cabeza que quitaban toda emoción a la fiesta…

No cambian las cosas. De lo que hoy en día podemos enterarnos casi en tiempo real, hace casi tres cuartos de siglo, se dejaba patente en letra impresa. Los toros anunciados como tales, no lo parecían y también se hacía evidente que las astas de los lidiados en la fecha, no estaban íntegras, lo que, como dice el cronista, le quita el ingrediente de la emoción al espectáculo, indispensable en todo festejo taurino.

Y es que agrega, la calidad de la plaza que se inauguraba ameritaba otra presentación del ganado:

Y nos volvimos un poco apenados al comprobar cómo en una cabeza de partido puede llegarse a construir una plaza de toros, que es el espectáculo que mueve a las multitudes, mientras en la capital tenemos que seguir con este encerradero de ganados que creemos mandó construir Recaredo…

Sin embargo, el ambiente festivo contagió a quienes asistieron a este festejo de inauguración y así, se llevaron en hombros a la fonda a Pablo Lalanda y a Paco Ortiz, como triunfadores de la tarde.

Esta alternativa, la segunda que recibiría en su carrera, Paco Ortiz la confirmaría en la Plaza México el 6 de marzo de 1952, de manos de Félix Briones, quien le cedió al toro Churumbel de Atlanga, en presencia de Pepe Luis Vázquez (mexicano). También renunciaría a esta alternativa, para recibir una tercera el 16 de noviembre de 1959, de manos de Luis Castro El Soldado, en Pachuca, misma que ya no confirmó.

Paco Ortiz falleció en Pachuca, Hidalgo, el 13 de junio de 1984.

Aviso parroquial: Los resaltados en los extractos de la crónica de P.P. Luis son obra imputable únicamente a este amanuense, porque no obran así en su respectivo original.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Hace 70 años. Inauguración de la plaza de toros de Colima

Vista aérea de la Plaza de Toros de Colima
Foto: Google Maps

El libro Tauroefemérides de Sergio Martín del Campo Rodríguez contiene la siguiente entrada: 

4 de noviembre de 1953: Con aforo de 3,500 asientos se inaugura oficialmente el coso de Colima, México, hicieron ese primer despeje de cuadrillas Manuel Capetillo y Curro Ortega para enfrentarse a cuatro astados del hierro de San José de Buenavista.

Ordinariamente se considera que la fiesta de toros en la capital colimense es la que se verifica en su conurbada Villa de Álvarez, en la mundialmente conocida plaza de toros artesanal La Petatera, que se levanta anualmente para la feria que se celebra hoy en día en las inmediaciones de los carnavales, pero que históricamente nació para celebrar a San Felipe de Jesús, el 5 de febrero. Cuenta Roberto C. Huerta Sanmiguel:

Quizá debido al espíritu liberal de la época, y a la vez, a la coincidencia histórica entre dos hechos totalmente opuestos que para entonces se conmemoran el mismo día: la antigua celebración del cinco de febrero a San Felipe, se convierte por unos años en la celebración de la Constitución, por lo que las corridas de toros se empiezan a hacer normalmente, pero ahora, se apropian de la tradición con otro pretexto totalmente laico... ("Plaza de Toros La Petatera. Patrimonio sustentable de Colima". Miguel Fernando Elizondo Mata y Alfonso Cabrera Macedo, coordinadores. Universidad de Colima, 2018.)

La feria actual es una de las de más tronío de ese segmento temporal del calendario taurino mexicano y aunque es breve, por la singular naturaleza del coso en la que se verifica y por los nombres que la visten, capta la atención de todo el planeta de los toros.

La inauguración de plaza fija en la capital de Colima

La efeméride que he citado, no dejo de reconocer que me causó sorpresa, porque supuse que esa plaza de toros ya no estaría en pie hoy en día. Y, sin embargo, al empezar a investigar en las redes, me encontré con que aún está en el sitio en el que se puso a funcionar hace 70 años. Ya no se aprovecha para la fiesta de los toros, pero sí como centro de espectáculos.

La construcción de la plaza, según el Diario de Colima, fue gracias a los empeños de don Roberto Téllez Velázquez. No hay más información en ese diario, porque, cuestión curiosa, la relación del festejo de apertura, celebrado en el marco de la XVII Feria Regional Agrícola, Ganadera, Industrial y Comercial, se encuentra justamente en el primer número del periódico, salido a la luz el domingo 8 de noviembre siguiente. 

Quien firmó la crónica como Un Asoleado, reflexiona lo siguiente acerca de esa inauguración:

El empeño de Roberto Téllez Velázquez para construir su modesta placita de Almoloyan y crear la afición taurina, presentando espectáculos de categoría, merece el más sincero de los elogios, pero es indispensable, que el fracaso de la corrida juevetina, le sirva de experiencia, y en lo sucesivo sea más cauto en sus contrataciones, para evitar que los intereses del público y los suyos propios resulten afectados...

Ya está allí el adelanto del resultado del festejo. No fue uno de esos que se quedan en la memoria de la afición y quisiera pensar que los hechos que confluyeron en ese desenlace, se debieron a la inexperiencia del novel empresario.

La corrida de apertura

Sigue contándonos ese Asoleado:

La corrida del jueves fue anunciada a las cuatro de la tarde y eran las cinco, sin que diera principio, lo cual constituye una falta de seriedad de la empresa y una condescendencia excesiva de la autoridad, en perjuicio de la consideración que debe guardarse al público... se anunció que se lidiaría ganado de XAJAY, pero los toros presentados ostentaban la señal de sangre propia de la ganadería de Piedras Negras... A las cinco y diez minutos de la tarde hicieron el paseo las cuadrillas, encabezadas por Manuel Capetillo, de azul y oro y Curro Ortega de rosa y oro...

Inicio tardío, cambio del encierro anunciado y en el desarrollo de su crónica, el relator hace notar que es indispensable que las autoridades estatales pongan en vigor un reglamento para proteger los intereses de afición y público. Y es que, en esos días, la reglamentación estaba en manos de las legislaturas, no de los municipios, como en nuestros tiempos actuales.

Una apreciación que me llama la atención es que el cronista señala: los toros presentados ostentaban la señal de sangre propia de la ganadería de Piedras Negras.... Supongo que se refería a la corbata o señal de sangre en la badana que es propia de la vacada prócer de Tlaxcala. Pero viendo la efeméride relacionada por Sergio Martín del Campo y que señala que se lidiaron toros de San José de Buenavista, creo prudente señalar que también en esa ganadería guanajuatense se usa una señal de sangre similar, pero la dirección del corte de la badana es distinta. En Piedras Negras, se corta de arriba hacia abajo y en San José de Buenavista, de abajo hacia arriba. Quizás allí, el Asoleado cronista, se confundió.

Manuel Capetillo solamente mató al primero de la tarde, pues el segundo de su lote fue un manso de libro y no fue posible lidiarlo de manera alguna:

Sale enterándose. Negro listón, bragado, corto y vuelto de pitones, casi capacho, un poco más chico que los anteriores, pero enmorrillado, más gordo y de bonita lámina... Los peones inútilmente se afanan por correrlo, pero el toro rehúye decididamente a los capotes y barbea las tablas, buscando la salida. Es manso perdido... Salida infructuosa de los varilargueros y esfuerzo en vano de todos los coletudos, que no logran su propósito de que el toro se acerque a los de aúpa... La cosa se prolonga indefinidamente y la gente se aburre. Capetillo obtiene del Juez su anuencia para que el toro pase sin varas y entran en funciones los rehileteros, quienes después de angustiosas fatigas logran dejar tres medios pares, diseminados en todo el cuerpo del animal, que está hecho un marmolillo… En respeto de su categoría y con buen juicio, Manuel consigue la venia para que el sobresaliente pasaporte al toro. El muchacho se arma de los trastos toricidas y se da a corretear tras su enemigo que no quiere verlo ni con prismáticos. No hay faena, ni puede haberla. El toro es indigno del cuchillo de un matancero, y su presunto matador se ve obligado a devolver los avíos y quedar inédito... Como no había reservas ni cabestros, el toro tuvo que ser sacrificado en el redondel, lo cual requirió la intervención de las cuadrillas, caporales, empleados de la plaza y hasta espontáneos. Después de quince minutos de carreras y sustos, fue posible lazar al animal y apuntillado vivo…

Por su parte, Curro Ortega tuvo la actuación menos desairada de la tarde ante el segundo de la función:

Sale con muchos pies y es negro azabache, largo y hondo, astifino y bien puesto de pitones. Hace salida natural... Apenas corrido por su peón de confianza, Curro Ortega lo saluda con un precioso lance a pies juntos y aprovechando el viaje. Como el toro mansurronea, el espada se dedica a sujetarlo, alternando los doblones con intentos de verónicas, de las cuales dos le resultan. Remata con una vistosa rebolera y pasamos al tercio de varas... Un picador robusto y mal encarado, con el alma más negra que un catafalco, agarra un puyazo a medio lomo, hundiendo hasta la arandela. El boquete abierto en el infeliz animal podía apreciarse a una legua. Banderilleado con aseo, pasa el toro al último tercio y el Curro inicia la faena con derechazos suaves, para que no se le desplome el pupilo, que pierde sangre a borbotones por el ojal causado por el centauro asesino... La faena carece de relieve y el Curro busca la igualada. Tres pinchazos y una entera perpendicular y contraria. Palmitas y a otra cosa...

De lo contado por el cronista, pudiera deducirse que el puyazo tremebundo que recibió el toro en mal sitio y de gran profundidad mermó en tal manera sus facultades, que privó a su matador de una actuación con más brillo, pero eso en realidad solamente lo supieron quienes lo vieron en su día.

El devenir de la plaza de Colima

La plaza de toros que se inauguró hace 70 años no arraigó entre los llamados profesionales de la fiesta. La vida temporal y cíclica de La Petatera, que se ubica a unos minutos de distancia, de la plaza fija, tenía ya capturado el atractivo taurino de esa región. Así, revisando anuarios, entre 1958 y 1991, apenas pude localizar siete festejos realizados en ella, normalmente en el mes de noviembre, quiero suponer, durante la celebración de la Feria en la que fue inaugurada. 

Eso sí, pisaron su ruedo, diestros como Alfredo Leal, José Ramón Tirado, Jaime Bravo o Juan Jiménez El Trianero, quienes en su día y en la historia, han sido gente en esto.

Pero allí sigue la plaza, firme en sus cimientos, recordándonos lo que un día pudo ser.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Quadragesimo anno

Programa de la inauguración de la plaza Monumental Aguascalientes
La construcción de la plaza de toros Monumental Aguascalientes se inició en marzo de 1974, sobre el lecho del Arroyo del Cedazo, quedando lista pues, – más no totalmente terminada – para su estreno en un período de ocho meses. Los materiales utilizados para su edificación, fueron concreto y acero, y su cupo al ser inaugurada era de nueve mil espectadores, repartidos en ocho filas de barreras, trece filas de tendidos generales y palcos de contrabarrera.

El acto protocolario de inauguración se llevó a cabo a las doce horas del 23 de noviembre de 1974, por parte del entonces Gobernador doctor Francisco Guel Jiménez, quien después de la explicación de las características técnicas del inmueble y de la intervención del ingeniero Jorge El Vago López Yáñez, a nombre de la afición local, declaró inaugurada la plaza de toros Monumental Aguascalientes – que ese es su nombre oficial – develando la placa alusiva al fasto.

Una hora después, pues el protocolo político de la época así lo exigía, Monseñor Salvador Quezada Limón, Obispo de la Diócesis de Aguascalientes bendijo las instalaciones y presidió la celebración eucarística en los bajos del tendido de sombra, pues en ese momento la capilla del coso aún no estaba concluida, como tampoco lo estaban muchas otras de sus dependencias.

Ya en lo taurino, decía don Jesús Gómez Medina en su nota publicada en El Sol del Centro de hace cuarenta años:
La afición espera con expectación la alternativa del nuevo espada, a quien por cierto, para estar a tono con la significación de la fecha, le tocará lidiar a Hidrocálido, el toro de Torrecilla, que será el de su doctorado, y que será lidiado en primer término en honor de la ciudad, de su nueva plaza y de Fermincito…
Alternativa de Fermín Espinosa Armillita
A las cinco de la tarde se abrió la puerta de cuadrillas y partieron plaza Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Fermín Espinosa Armillita, quienes darían cuenta de un encierro de Torrecilla. El primer toro que saltó a la arena fue el ya referido Hidrocálido, número 58, negro bragado y el primer capotazo en la brega lo recibió de Alfredo Prado. Los primeros lances a la verónica y la consiguiente ovación fue para el toricantano Fermín Espinosa. A Isabel Prado le correspondió aplicar la primera vara y fue el propio Fermín quien se encargó de colocar el primer par de banderillas.

Huelga decir que el primer torero alternativado en la plaza fue el hijo del Maestro de Saltillo y es a Manolo Martínez a quien correspondió el cortar la primera oreja que se otorgó en la nueva plaza al toro Doctor, primero de su lote.

De la crónica escrita publicada en el diario El Sol del Centro, sin firma, pero atribuible a su cronista titular, don Jesús Gómez Medina, extraigo lo que sigue:
Muleta en mano y en sus dos adversarios, trazó el de Monterrey, reiterada, asiduamente, la parábola señorial del toreo en redondo con una y otra mano. Naturales y derechazos en apretadas series; derechazos y naturales plenos de aguante, de temple y de mando, engranados mediante el leve y precioso giro de la mano y rematadas las series ya con el pase de pecho, según la norma clásica; ya girando en el centro de la suerte como hoy en día es común hacerlo; cuando dejando caer la muleta para cortar el viaje del burel con el latigazo implacable del pase del desdén... Y si con su primero, que traía su ración de guasa, Manolo necesitó primero de imponérsele al de Torrecilla para torearlo luego a placer; con el cuarto, el dócil Arquitecto, el regiomontano, al torear de muleta, apuró prácticamente todas las posibilidades del natural y del derechazo, realizándolos a pies juntos, abierto el compás; en los medios, en el tercio, también en las tablas, cuando Arquitecto, agotado, buscó en ellas amparo... Mediante un pinchazo y una estocada honda liquidó Manolo a “Doctor”; y un picotazo seguido de un cuarto de acero y febril labor de enterramiento de los subalternos bastaron para poner fuera de acción a “Arquitecto”. Y si la faena de “Doctor” valióle a Martínez una oreja, la primera, repetimos, que se cortó en la nueva plaza, con la subsecuente vuelta al ruedo; su actuación con “Arquitecto” tan solo fue premiada con el recorrido en torno a la barrera... Eloy Cavazos es un torero. En ocasiones, como el 25 de abril último, todo un señor torero que, dejándose de firuletes, se lía los bureles a la cintura y les corre la mano y liga las series de muletazos con tanta verdad como brillantez y hondura. Ayer, en cambio, usó más la mano izquierda – la mano torera – para darle coba al público que para torear por naturales. Sus faenas, en suma, estuvieron fincadas preferentemente en lo espectacular, en lo superfluo con demérito de lo auténtico, de lo genuino, de lo de buena ley; aunque esto último no haya estado por completo ausente en la actuación del pequeño diestro... Dos espadazos igualmente espectaculares pusieron fin a la vida de sus dos enemigos, ambos por igual de alegres, prontos en la embestida, si bien “Constructor”, sacó su dosis de genio. Oreja y vuelta en el segundo, “Empresario”; y puesto ya en el camino, autoridad y subalternos no se mostraron remisos para concederle las dos de “Constructor”, a cuyos despojos las mulillas, de regreso de su fugaz movimiento de huelga, motu – proprio dieron la vuelta al ruedo... ¡Aquellos naturales de Fermín Espinosa! Fueron tres tan solo; pero, en verdad, valieron por toda una faena: ¡Así resultaron de quietos, de mandones, de sentidos!... Con ellos, con esos tres muletazos al sexto, “Maestro”, el nuevo doctor demostró cumplidamente que tiene derecho a llamarse Fermín y apellidarse Espinosa, según dijo de otro gran torero, en inolvidable crónica, “El Tío Carlos”... Porque fueron, en verdad, muletazos de torero grande, de torero caro. Pases impregnados de torerismo y de clase, como también dos trincherazos al mismo sexto burel. Idénticas virtudes de conjuntaron en las verónicas con que este novísimo Armillita toreó a “Hidrocálido”, el de su alternativa; un toro de preciosa estampa, hondo, apretado de carnes; pero al que entre un puyazo demasiado fuerte y la menguada casta que traía dentro, convirtieron luego en un inválido que rodó varias veces por la arena, frustrándose lo que se esperaba brillante faena tras de la ceremonia del doctorado... Pero esos naturales a “Maestro”, realizados ya a la luz de los reflectores, parecieron iluminar el crepúsculo con el arrebol de la esperanza. ¡Será este joven delgaducho y patilargo nacido en Aguascalientes, hijo y nieto de toreros, el renovador, el vivificante que requiere ya el toreo mexicano?...
En la segunda corrida de lo que podríamos llamar la feria de la inauguración de la plaza de toros Monumental Aguascalientes, el inolvidable Guillermo Cabezón González confeccionó un cartel de los que después se dio en llamar de banderilleros, en el que actuaron Jesús Solórzano, Antonio Lomelín y Manolo Arruza, para lidiar toros del ingeniero Mariano Ramírez.

El primero de la tarde fue bautizado como Pinocho, en honor del que fuera subalterno y en ese entonces apoderado de toreros, Manuel González, así apodado, que llevaba gran amistad con el ganadero. El encuentro de Solórzano y Pinocho también nos lo recuerda la crónica firmada por don Jesús Gómez Medina, publicada en el diario El Sol del Centro del día 25 de noviembre de aquellas calendas, bajo el título Con el estupendo Pinocho, Solórzano bordó el toreo:
Y en la palestra del nuevo coso se produjo ‘el milagro de la verónica’ como si, al torear de capa, Chucho Solórzano fuese repitiendo el soneto de Xavier Sorondo: ‘Los brazos pordioseros, como péndulo doble, arrastran por la arena la comba del percal...’ Un vibrante escalofrío barrió los tendidos, sacudidos por el flamazo de la emoción más noble que pueda depararnos la fiesta brava: La emoción del arte; mientras Solórzano concluía los lances antológicos con un recorte señorial… ¡Admirable conjunción aquella! El toro, prototipo de bravura y buen estilo y el torero, dechado de calidad y de arte. Y si ‘Pinocho’ aportó nuevos lauros a la triunfadora vacada del Ing. Mariano Ramírez, Chucho por su parte, ilustró con nuevas hazañas los blasones de la afamada dinastía moreliana... A la elegancia, al aplomo y al buen gusto para realizar las suertes añádase la variedad, que no parecía sino que, al torear de muleta, Solórzano tenía por norte el poema de Gerardo Diego ‘Oda a la Diversidad del Toreo’. En esta forma, en lugar de los trasteos a golpe cantado, asistíamos al gozoso espectáculo de un Solórzano que, sin desviarse de la norma clásica, con los naturales cadenciosos, apretados, de genuina estirpe rondeña; y al lado de los derechazos pausados, ceñidos, la mano baja y la pierna contraria al frente, intercalaba los de trinchera, los firmazos, el afarolado y los molinetes, de los que hubo uno, girando lentamente ante la propia cara del burel, que hubiese firmado Belmonte. Filigranas éstas de la mejor calidad y del gusto más exquisito que, lejos de restarle hondura a la faena – ¡A la gran faena! – le infundieron mayor brillantez a la manera que una rica pedrería embellece una joya forjada con oro de la mejor ley… A un tiempo, sepultó Chucho todo el acero ligeramente trasero. Rehusábase ‘Pinocho’ a doblar y para conseguirlo, su matador apeló a un recurso de vieja ejecutoria: Extrajo la espada y, corriéndola hasta el cerviguillo, descabelló al segundo intento, a cambio de verse achuchado y sufrir un varetazo. Ovación estruendosa. Las dos orejas y el rabo de ‘Pinocho’, el nobilísimo ejemplar para cuyos despojos ordenóse, con toda justificación, el arrastre lento… Y con los apéndices y la doble vuelta al ruedo, Chucho Solórzano recibió de nuevo la pleitesía de un público, que una vez más, supo rendirse ante la manifestación de la más noble expresión de la fiesta: La del toreo – arte…
Momento durante la bendición de la nueva plaza
Así pues, con esta actuación del hijo del Rey del Temple, se precisaron dos importantes efemérides de la recién inaugurada plaza Monumental Aguascalientes: las del primer rabo otorgado en su albero y el primer toro premiado con el arrastre lento, el nobilísimo Pinocho del ingeniero Mariano Ramírez.

De esta segunda corrida de inauguración, la crónica de don Jesús nos recuerda también un extraordinario par de banderillas de poder a poder que Antonio Lomelín puso a Romancero, segundo de la tarde y por supuesto, las dos fulminantes estocadas con las que liquidó a los toros que le salieron por la puerta de toriles.

En cuanto a la actuación de Manolo Arruza, destaca también su actuación en el segundo tercio ante el sexto, Platero y el tesón exhibido toda la tarde, a despecho del viento y del frío que dice la relación del festejo en su final: habían ahuyentado a la concurrencia, que apenas bastó para ocupar la mitad de los vastos graderíos

La historia de las plazas de toros se transforma siempre en leyenda a partir de triunfos, fracasos y tragedias. Este fue el primer paso de una andadura que en este día llega ya a su cuarta década.

Aldeanos