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sábado, 27 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (VIII)

Séptima corrida de feria: Cuando las aguas vuelven a su cauce… ¡La gloria de una tarde de toros!

La corrida anunciada para el 27 de abril de hace medio siglo era un mano a mano entre Manolo Martínez y Eloy Cavazos, quienes se entenderían – o tratarían de hacerlo – con un encierro de Valparaíso. Desde los corrales de la plaza se veía una mejoría en puerta. La corrida no era pareja en presentación, pero sí mejor que lo que se había visto en la semana anterior. Eso daba esperanzas de que las cosas mejoraran, porque el rumbo que iban tomando, según hemos ido leyendo en estos días, no era precisamente el que se pretendía.

Hasta el tono de la crónica de don Jesús Gómez Medina es distinto. Sin dejar de señalar lo que no se ajusta a los cánones, con su prosa, intenta dejar patente la grandeza de los momentos vividos ese sábado de abril:

La diáfana tarde de abril – torera tarde de feria – se vistió de gloria y, arropadas en el nimbo luminoso que de ella surgía, caminaron en triunfo por un sendero cuajado de claveles y ofrendas y entre los jubilosos “hosannas” que brotaban de millares de enfebrecidos corazones, Manolo Martínez, Eloy Cavazos y el ganadero Valentín Rivero… ¡Admirable trilogía de vencedores, que transportaron el arte del toreo a la cúspide señalada a los elegidos! Maravillosa conjunción de torerismo y de arte en los espadas, y de aterciopelado estilo e incomparable docilidad y alegría en los bureles, para forjar con tan excepcionales elementos, la jornada de éxito rotundo, reiterado, estruendoso, que había estado ausente en el transcurso de la feria…

En una breve parrafada nos expresa el resultado de la tarde y la función que en el mismo desempeñaron cada uno de los actores de la corrida. Con este breve introito, podría entenderse que la tarde fue triunfal. Y a fe mía que lo fue, una de las grandes tardes de la historia reciente de la Plaza de Toros San Marcos.

Manolo Martínez

Esta actuación la saldó el llamado Milagro de Monterrey cortándole la oreja al primero de la tarde Saleroso y el rabo al quinto Fundador. No se salvó de un par de volteretas, una en el primero y otra en el segundo de su lote, pero eso no impidió que entregara a la afición de Aguascalientes todo su saber para forjar una importante efeméride en la historia de nuestra fiesta:

¡La gloria de una tarde de toros! ... La gloria de la tarde para ti, Manolo Martínez, en cuyo arte se funden la sobriedad y la hondura del toreo rondeño en la noble indolencia y el ritmo atemperado y entrañable de un estilo surgido del mestizaje; que manejas el capote con la acompasada elegancia con que se lleva un manto cardenalicio y que, en tu muleta, atesoras por igual la exquisitez del temple y la férrea e incontrastable solidez del acero; que no en balde naciste a la vera de la Fundidora regiomontana. Y que ayer, como para redondear tu personalidad artística, te mostraste, en dos ocasiones, como un estoqueador de perfiles clásicos… El quinto se llamó “Fundador”, como un bravo sanmateíno inmortalizado por Lorenzo el Magnífico en el antiguo Toreo… Pues bien; el “Fundador” toreado ayer por este nuevo coloso regiomontano está ya inscrito en la lista de los toros inmortales. Y esto, a despecho de que el cárdeno no tenía toda la alegría y acometividad que fueran de desearse… llegó el momento final; armóse Manolo de toda arma y, al conjuro del temple surgió la gran faena. ¡La gran faena, la faena cumbre de Manolo Martínez! ¿Para qué intentar su descripción? Baste el consignar que fue aquello la fiesta del bien torear; la demostración más cabal de que el temple, “caricia suave”, consigue hacer pasar y repetir incontables veces, a bureles al parecer despojados de toda acometividad; reaviva la bravura que yacía hundida, adormecida, en las entrañas de los astados; y ennoblece a las suertes y las vuelve más intensas y emotivas en virtud de la lentitud a la que son realizadas. Y sí a esto agregamos la ligazón, el cabal redondeamiento de las series y, además, la elegancia, el garbo con que actúa Manolo... Torear – escribió Federico M. Alcázar – torea cualquiera. Lo difícil es torear con arte. Y más difícil que torear con arte, es torear con garbo, porque el garbo es un don de los elegidos... De los elegidos, como este Manolo Martínez que, para concluir en tono mayor una faena que había transcurrido en pleno delirio, se acostó en el morrillo, al volapié neto, y dejó un estoconazo desprendido, mortal de necesidad. Tremenda ovación. Las dos orejas y el rabo. La vuelta triunfal, a paso lento. Y una segunda, en compañía del ganadero…

La tarde de Eloy Cavazos

Quien haya leído los escritos de don Jesús Gómez Medina, sabrá que Eloy Cavazos no era, precisamente, un torero de su predilección. Sin perder la ecuanimidad que debe guardar todo aquel que relata o reseña festejos taurinos, siempre encontraba la forma de dejar claro que el de la Villa de Guadalupe no era un torero que llenara sus aspiraciones como aficionado. En la crónica de este festejo deja claro que independientemente de sus apreciaciones personales, la objetividad va por principio, como enseguida lo veremos.

La gloria de la tarde para ti, Eloy Cavazos, que ayer dejaste facilonas pinturerías y te revelaste, para nuestro asombro y nuestra delicia, como un torero de dimensiones en verdad extraordinarias, al realizar un toreo macizo, rotundo, hecho de quietud, de templanza y mando, del que nos habías dado ya un anticipo en tu actuación del pasado 23 de diciembre, y que ayer culminó en tus faenas al estupendo “Rumboso” y al sexto, “Abrileño”, en las que tu arte, despojado de iridiscencias cascabeleras, adquirió la intensidad, el señorío y la limpidez de aquello que pudiera constituir un dechado de bien torear… Eloy Cavazos, volvemos a decirlo, dejó de ser ayer el torero que busca el aplauso fácil y se transformó ante nuestros deslumbrados ojos, en un señor torero... Eloy Cavazos; un artista todo sensibilidad, volcó en cada pase el caudal emotivo de su corazón y saturó la plaza, ya no con la superficial alegría del torero cascabelero, sino con la entrañable verdad del arte auténtico, del toreo verdad, del toreo eterno...

Paradójicamente, fallos con la espada nada más permitieron a Eloy Cavazos cortar el rabo de Rumboso, que hizo cuarto, en lo que resultó ser una corrida dispareja en presencia, pero extraordinaria corrida en cuanto a juego, enviada por don Valentín Rivero Azcárraga.

Los toros de Valparaíso

Sin toros no puede haber fiesta. De los apuntes anteriores ya se puede advertir que una corrida de buen origen y mejor selección estrecha los efectos del azar en el resultado de un festejo taurino. Escribió don Jesús a este propósito:

Y la gloria de la tarde para usted, don Valentín Rivero, en cuyos bureles alentó ayer, de nuevo, la sangre prócer que hiciera la gloria y fuera el origen de tantas preclaras ganaderías; que en la dócil bravura de los seis bichos que llevaron su señal, se incubó la singular brillantez de esta tarde llamada a hacer historia; y cuya perspicacia y pupila de criador de reses bravas se pusieron de relieve al pugnar, contra el parecer de los apoderados, por la inclusión del ya ilustre “Rumboso”, dentro del lote que habría de ser lidiado…

Qué importante es la opinión del criador en la formación de los lotes que se han de lidiar en un festejo. De primera mano, don Jesús Gómez Medina conoció que los apoderados de los diestros actuantes – José Chafik y Rafael Báez – pretendían dejar fuera a Rumboso, quiero pensar que para dejar en su lugar a un toro más recortado y agradable a la vista de sus poderdantes. Al final, el criterio del ganadero, que es quien sabe lo que lleva a las plazas, fue lo que se impuso y Eloy Cavazos, que fue quien se lo llevó en el sorteo, sacó el premio mayor.

Pareceres divergentes

Alejandro Hernández, en el Heraldo de Aguascalientes, consideró que la concesión de trofeos fue algo exagerada, al inicio de su crónica, escribió:

Cuatro orejas y 2 rabos, los que debieron ser cinco orejas, fue el resultado del mano a mano en el que alternaron Manolo Martínez y Eloy Cavazos, lidiando la corrida de don Valentín Rivero, quien, como gran triunfador, dio en dos ocasiones y con cada torero, la vuelta al ruedo, además de haberse premiado a uno de sus toros con otra vuelta...

Parte del interés de todo esto, es que cada quien puede tener y sostener su opinión. Quizás la concesión de ambos rabos le pareció excesiva a Alejandro por la forma en la que los toreros manejaron la espada, pero al final, el juez supremo, la afición, estuvo conforme. 

En conclusión

La nave parecía enderezarse, después de la tempestad vivida en los tres festejos anteriores. Esta tarde de toros – porque el festejo fue vespertino – dejó en claro que esta fiesta es grandeza, y que nada más hay que respetar sus valores fundamentales y sus principios, para que aquella resplandezca.

Aviso parroquial: Este amanuense se plagió, evidentemente, parte del subtítulo de esta entrada, de la crónica del festejo escrita por don Jesús Gómez Medina. A confesión de parte, relevo de prueba.

lunes, 21 de octubre de 2019

Re – crónica de un petardo consumado… a 45 años vista (II/II)

Manolo Martínez
Después del fárrago que les receté ayer, retomo lo iniciado con algo de lo que escribió acerca del festejo quien firmó como Don Antonio, para el semanario El Ruedo, en su ejemplar aparecido el 22 de octubre de 1974:
…Tuve ocasión de comprobar que mi decisión de no ir a Marbella había sido acertada. Parece que en estos montajes televisivos vía satélite los organizadores piensan que somos nosotros, los aficionados, quienes estamos en la luna y que todo es lícito para sus fines comerciales. Ya lo pude comprobar en la primera corrida «universal» difundida hace años desde la plaza de Jaén. Esta ha venido a ser la segunda estocada transoceánica dada al buen nombre de la Fiesta. Y no me gusta asistir al espectáculo de ver cómo se dan todas las bazas al enemigo, cómo los aficionados pierden toda razón para seguir siéndolo, cómo se arrastran no siete torillos deficientes y deplorables, sino siete harapos desgarrados de lo que debiera ser el manto regio de la corrida de toros... 
Paco Camino anduvo vacilante, incierto, dubitativo toda la noche. Los planos en que nos mostraban más cercano su rostro siempre eran con la mirada puesta en lo que otros tenían que decidir... Apuntó algún detalle de su clase... pero como los toros no tenían claridad, ni fuerza, ni presencia, la cosa quedó deslucida en sus cuatro... Camino se largó de la plaza abochornado y molesto, mientras por los micrófonos internacionales, vía satélite, gritaba llamándole Pepe Alameda: «¡Paco... Paco... Espera... Paco...!»... 
Manolo Martínez nos recordó – ¡y cómo no! – al de hace pocos años en su primera temporada en España. Tampoco fue favorecido por el ganado, pero sí por el señor presidente que le concedió la oreja del segundo cuando nadie se la pedía. Esto es así hasta el extremo de que las cámaras de TV hurtaron el plano del público y los pañuelos mientras Alameda no pudo dejar de traslucir su sorpresa al decir: «¡Le han dado la oreja a Manolo Martínez...!».
¡Eso sí! Nos enteramos a conciencia de lo que era un «martinete». Y de lo gran torero que Manolo Martínez es... en Méjico...
Al final de cuentas, Paco Camino y Manolo Martínez cortaron una misericordiosa oreja cada uno, aparentemente no pedidas por la concurrencia. Triste saldo para tanto boato previo.

Una versión edulcorada del festejo

Encontré en las páginas del diario mexicano El Siglo de Torreón del 21 de octubre de 1974, la siguiente reseña, remitida por la United Press International (UPI) y que dejo aquí a la letra:
Manolo Martínez cortó oreja y Paco Camino rehusó otra 
Marbella, (España), (UPI). – El éxito artístico de la corrida celebrada anoche en la Plaza “Nueva Andalucía” en la que Paco Camino y el mexicano Manolo Martínez lidiaron toros de los Herederos de Carlos Núñez, no respondió a la expectación que había despertado. 
Los toros, en general bien presentados, fueron difíciles para los diestros, por las escasas fuerzas. Los más manejables fueron el primero, segundo, quinto y el sobrero. El tercero, después de un puyazo y un par de banderillas rodó por la arena y hubo de ser apuntillado.
Camino sacó buena faena al primero con tandas de derechazos y naturales y terminó de estocada desprendida. Petición de oreja y saludos. No pudo hacer nada en el tercero que se tumbó y fue apuntillado. En el quinto sobresalieron tres series de naturales y el de pecho para pinchazo y media desprendida. Oreja que el diestro rehusó. En el sobrero sacó superiores tandas de naturales y derechazos, entre los olés del público. Mató de dos pinchazos y estocada, petición de oreja. 
Martínez, que vestía traje negro y oro, faena reposada y amena en el segundo, en la que sobresalieron naturales, derechazos y martinetes. Citó en la suerte contraria y dejó más de media que fue suficiente. Oreja y vuelta. Comenzó bien con el cuarto, pero se le coló y optó por abreviar dejando cuatro pinchazos y casi media. 
En el sexto faena muy torera que refrendó de estocada caída y delantera, palmas. 
Martínez quiso regalar un toro, pero no se lo permitieron. 
Preguntado sobre qué le había parecido el festejo, dijo que: “me siento muy disgustado. La corrida ha sido fatal, de poca casta”.
En ese tenor se informó a la afición mexicana que no tuvo la oportunidad de ver el festejo.

Alguna cuestión previa a destiempo

En el primer ejemplar de El Ruedo citado, se hace un resumen de lo que implicó el festejo en su organización, haciendo ver que al menos en el costo de los honorarios de los toreros, fue en su día, el más caro de la historia. Me llama la atención que esa publicación haga notar que lo que hipotéticamente cobró Paco Camino importó el doble de lo que se llevó Manolo Martínez. Lo publicado es lo siguiente:
La corrida del día 20 en Marbella
Plaza: Andalucía la Nueva
Localidad: Marbella
Clase del festejo: Corrida de toros.
Hora: Corrida nocturna.
Toreros: Paco Camino, de España y Manolo Martínez, de Méjico, mano a mano.
Toros: De Herederos de Carlos Núñez o Joaquín Buendía.
Honorario de los toreros: Según contrato, a convenir. Según informaciones dignas de crédito, diez millones de pesetas, Paco Camino y cinco millones de pesetas, Manolo Martínez.
Divulgación: Transmitida por T.V. color a España, Méjico y países taurinos de habla española.
Organización: «Televisa» cadena de la televisión mejicana.
Es de destacar que antes del anuncio formal de la corrida, existía la posibilidad de que los toros a lidiar fueran de don Joaquín Buendía, de encaste Santa Coloma, pero al final los organizadores y quizás también, los toreros, se decantaron por el encierro de Núñez.

Comentarios a – posteriori

Quien firmó como Uno del Uno, en la columna titulada Chilindrinas toreras, en el número de El Ruedo aparecido el 22 de octubre de 1974, escribió lo siguiente a propósito de este accidentado festejo:
Martínez a «desagusto» 
En otro lugar de este número damos cuenta de los antecedentes, opiniones y resultados de la «irrespetuosa» – por  llamarla de algún modo fino – corrida de Marbella. De entre la mucha cháchara, para despistar, que escuchamos por los micrófonos, nos llamaron la atención dos pequeñeces. Y las dos, referentes a Manolo Martínez, el torero mejicano. 
La primera: que el diestro dijo que estaba «desagusto» con la corrida. Lo cual, si algún tiempo fue vocablo en uso – lo cual habría que consultar –, hace tiempo arcaico que dejó de serlo. Y lo correcto hubiera sido decir «disgusto». 
Como estábamos a disgusto cuantos sentíamos tantas y tan seguidas faltas de respeto al público internacional, tanto agravio para la Fiesta, tanta falta de amor propio en los toreros, tanta vergüenza ajena al escuchar como Pepe Alameda – el comentarista mejicano – trataba de hacernos ver blanco lo negro (mi receptor no captó otro cromatismo) o confundir los colores para quienes veían la corrida en toda su gama de matices. 
La segunda: Martínez afirmó que la corrida había salido mala (de acuerdo) y falta de casta (en desacuerdo). La corrida salió escasa, floja, inválida y mansa. Pero, ¿sin casta? Martínez tiene confundidos los conceptos. Una cosa es la mansedumbre y otra la casta. Casta es eso que hizo que Manolo Martínez estuviera bailando al son de los toros casi toda la noche y en un momento de verdadero apuro en el cuarto. ¿Comprende «mano»?
Las consecuencias de la catástrofe de Marbella tuvieron brazos largos. En el ABC de Sevilla del 30 de noviembre de 1974, apareció publicada la siguiente información:
Madrid, 29. – La Junta Nacional Sindical Taurina ha hecho saber, respecto a la dimisión de Gregorio Sánchez de sus cargos, motivada por el resultado artístico de la corrida de Marbella, televisada a España e Iberoamérica, que, aun respetando la decisión del diestro, no es cometido de dicho organismo garantizar la calidad artística de aquel festejo. 
El diestro Gregorio Sánchez ha presentado la dimisión de sus cargos de vocal y tesorero de la Junta directiva de la Agrupación de Matadores de Toros y del cargo de vocal que, con dicha representación tenía en la Junta Nacional. – Cifra.

Efectivamente, como dice la nota transcrita, las agrupaciones taurinas no tenían la responsabilidad de garantizar el resultado artístico de la corrida, pero, visto lo relatado hasta aquí, sí tenían la de vigilar que se respetara, dentro de unos mínimos aceptables, el decoro de la fiesta, cosa que definitivamente no se hizo.

Por último

La plaza de toros Nueva Andalucía es una de tercera categoría. Inaugurada en 1968, tenía un público más bien turístico, así que no era dable esperar un espectáculo de gran categoría en un escenario de esa naturaleza, por mucho que se fuera a televisar urbi et orbi.

La idea inicial de don Jaime de Haro, de poner a torear juntos a Paco Camino y Manolo Martínez en México, se cristalizó hasta 1977 y permaneció hasta 1978, año en el que el llamado Niño Sabio de Camas se despidió de los ruedos en México.

Lo que demostró esa corrida, es que con ciertas restricciones, los toros y la televisión pueden convivir, sirviéndose los unos de la otra y viceversa para fomentar la afición y generar recursos que la hagan viable en muchos casos.

Agradezco de nueva cuenta a mi amigo Francisco Tijerina el haberme facilitado la información aparecida el diario regiomontano El Porvenir citada en estas líneas.

domingo, 20 de octubre de 2019

Re – crónica de un petardo consumado… a 45 años vista (I/II)

Paco Camino
El 20 de octubre de 1974 se celebró en la plaza de toros entonces llamada Nueva Andalucía y hoy conocida como Puerto Banús, una corrida que se televisó a todos los países de habla hispana en los que la fiesta de los toros tiene arraigo. En ella alternaron mano a mano Paco Camino y Manolo Martínez ante reses de los Herederos de don Carlos Núñez. Como casi todo espectáculo que es motivo de expectación, su resultado fue decepcionante.

El hecho de que el festejo se televisara tuvo en su día un cierto aire de novedad. Para lograr eso, se tuvo que anunciar su realización a las once de la noche, de modo tal que no perjudicara a los empresarios que en esa misma fecha tenían anunciadas corridas o novilladas en horario diurno y al mismo tiempo, se aprovechó la diferencia horaria con el continente americano para que el mismo pasara por la pequeña pantalla en un momento en el cual fuera atractiva la emisión del evento.

El iter de la transmisión

De acuerdo con la información que pude encontrar en la prensa española, al parecer la idea inicial era que el festejo se celebrara en México. Quien gestó la idea de todo este asunto fue el empresario mexicano don Jaime de Haro Caso, a quien he mencionado en alguna otra ocasión en estas mismas páginas y que tenía experiencia en la organización de eventos televisados a escala mundial. Es Vicente Zabala Portolés, en la edición del ABC de Madrid del 13 de septiembre de 1974, que hace las siguientes precisiones:
La prensa mejicana informa de lo avanzadas que van las conversaciones encaminadas a una posible confrontación artística del azteca Manolo Martínez, ídolo de aquella afición, y el español Paco Camino. 
Las pretensiones son ambiciosas. Primero, tienen que contratar a Paco Camino, que goza en aquel país de enorme cartel, pese a hacer muchos años que no actúa ante los aficionados mejicanos; pero dejó grato recuerdo como consecuencia de memorables actuaciones en la Monumental de Insurgentes. 
El primer paso ya está dado: Jaime de Haro ha entrado en conversaciones con Pepe Chafic, apoderado del diestro regiomontano, quien ha dado su conformidad para la «pelea». 
Todo parece indicar que el señor Haro se encuentra en España de riguroso incógnito. Ahora trata de convencer a Manolo Chopera, exclusivista de Camino, para poder llevar a cabo el proyecto. 
Como ya se dijo en su momento, el problema no se encuentra sólo en la contratación de Camino y Martínez, sino en la posibilidad de retransmitir los festejos por televisión a diversos países. Es ahí, en los derechos televisivos, donde está el negocio y la posibilidad de que ambos diestros acepten el enfrentamiento. 
Por otra parte, no creo que a estas alturas ninguno de los dos espadas tengan nada que dirimir. Ambos son de sobra conocidos de los aficionados. Martínez conserva el liderato en su país, mientras Camino se lo ha dejado ir en las tres últimas temporadas en el nuestro. Los dos tienen largas fortunas y reducida afición. Se les presenta la gran ocasión de aumentar sus respectivos capitales. A estas alturas tienen muy poco que perder. Por unas actuaciones más, con mayor o menor suerte, no van a aportar o disminuir nada a sus historiales, que prácticamente ya están escritos. 
En mi opinión harían bien en llegar a un acuerdo y ofrecer esos «manos a manos» para los países de habla hispana. Conocen bien el oficio y cualquiera que sea el momento que atraviesen ambos toreros me consta que no van a hacer el ridículo...
Al final, los hechos se desarrollarían de una manera distinta, pero el apunte inicial deja muy claro que don Jaime de Haro, que tenía fuertes vínculos con el campo bravo mexicano, fue quien planteó y llevó a cabo las bases sobre las cuales se verificó el hecho que hoy intento recordar.

Toros y tele en México

El intento de don Jaime de Haro viene después de que el 19 de enero de 1969 se expulsó de la Plaza México a las cámaras de televisión. Desde esa fecha, la transmisión de las corridas de toros en señal abierta dejó de ser una cosa habitual en la programación y entre esa fecha y el festejo que me ocupa y que espero que les ocupe un rato a Ustedes, recuerdo entre otras, algunas retransmisiones como la del 31 de diciembre de 1972, fecha de la confirmación de Francisco Ruiz Miguel; la del 28 de enero de 1973, corrida de la despedida de Joselito Huerta o la del 10 de marzo de 1974, que representó la despedida de Luis Procuna.

Es decir, de los toros un espacio infaltable en la televisión abierta dominical, se convirtieron en una cuestión puntual y hoy en día prácticamente extinta.

Vientos de fronda

Una vez anunciado el festejo, surgieron algunas inconformidades del lado mexicano. Y es que al pasar éste por la televisión aquí precisamente a las cuatro de la tarde, los festejos programados por las distintas empresas, seguramente se verían afectadas por la competencia de la televisión. En esa virtud, se acordó suspender todos los festejos anunciados para ese 20 de octubre, según nota de la agencia Prensa Independiente de México S.A. (PIMSA), aparecida en el diario El Porvenir de Monterrey, que es de la siguiente guisa:
Suspenden las corridas hoy 
México, Oct. 19 (PIMSA). - Mañana no habrá corridas ni novilladas en el país.
Las empresas de provincia y DEMSA en esta capital y en sus plazas de provincia, decidieron no arriesgar plata y sus cuatro festejos que habían planeado para mañana se posponen ocho días. 
La razón es sencilla: El mano a mano monumental desde Marbella, España, entre Manolo Martínez y Paco Camino, considerados como los dos mejores muleteros del mundo.
Esa suspensión, quizás acordada días antes motivó la airada protesta de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros y de la Asociación de Matadores, que intentaron impedir la transmisión por televisión del festejo. En el semanario El Ruedo, del 22 de octubre de 1974, se relata lo siguiente:
Las Asociaciones de Matadores de Toros y de Subalternos de Méjico se opusieron a su transmisión por televisión… 
Antes de la celebración de la corrida de Marbella, la Junta Nacional Taurina del Sindicato del Espectáculo tuvo que reunirse para autorizar y confirmar su celebración. 
La citada reunión, que se celebró el día 16 y fue presidida por el titular del Sindicato, Jaime Campmany, fue convocada al recibirse un telegrama de las Asociaciones Mejicanas de Toreros y Subalternos, en el que pedían apoyo al Sindicato español para la prohibición de la transmisión del mano a mano. 
Basaban dicha petición el presidente de la Asociación de Toreros Mejicanos Jaime Rangel, y el banderillero Juan Escamilla, en representación de la Asociación de Subalternos, en el grave perjuicio económico que sufrirían los espectáculos taurinos anunciados para ese día en Méjico, por cuanto el festejo se celebró a las once menos cuarto de la noche, hora española, que corresponden a las cuatro de la tarde, hora de Méjico. Y se consideró que un cartel en el que figuraban los dos toreros, de España y América, que cuentan con más partidarios en Méjico, ofrecido en directo por televisión, repercutiría negativamente en las recaudaciones taquilleras de las corridas y novilladas anunciadas en todo el país mejicano. 
Por otra parte, en el citado telegrama, las asociaciones mejicanas hacían hincapié en que Manolo Martínez, el picador de su cuadrilla Juan Carlos Contreras y el banderillero Jesús Morales – llegados con el matador a Madrid – no contaban con los permisos que deben ser concedidos por ellas, aunque tanto el matador como los dos subalternos mejicanos aseguraron tener todos los documentos y permisos en regla...
Y las cosas se llevaron todavía a un extremo mayor. Se amenazó con la ruptura del convenio taurino, según se publicó en la Hoja del Lunes de Madrid al día siguiente del festejo en nota firmada por José Luis Dávila:
Independientemente de su resultado artístico, la corrida hispano – mejicana televisada por vía satélite va a traer cola. 
Una de las consecuencias inmediatas será la de la ruptura del convenio taurino entre ambos países. Por una diferencia muy sencilla: la diferencia de horario entre Méjico y España. Aquí las once de la noche no es inconveniente para la retransmisión de una corrida, pero allá “reciben” el festejo a las cuatro de la tarde, cuando se están celebrando otras corridas, coincidencia que ni por aquellos, ni por estos pagos se permite sindicalmente. Si para montar un saneado negocio se ha conseguido el enlace vía satélite y logrado la colaboración de Manuel Martínez – danza de millones –, el que figure el nombre de este diestro azteca en el cartel de Andalucía la Nueva no impide que los diestros y empresarios mejicanos no vayan a plantear crudamente el problema y a denunciar la infracción manifiesta…
Como se ve, las cosas no caminaban bien y aún no salía el primero de la tarde a la arena.

El resultado

Ya lo decía arriba, corrida de expectación, corrida de decepción. Pero si al adagio agregamos los desatinos organizativos, el resultado no puede ser más que la catástrofe. Encontré tres relaciones de lo ocurrido en el festejo de marras. Son, por decir lo menos, cáusticas. Empiezo, por orden temporal, con la de José Luis Dávila, aparecida en la Hoja del Lunes madrileña del día siguiente al del festejo:
…Los países hispanoamericanos y los televidentes de Norteamérica que lo contemplaron en circuito cerrado se habrán hecho una idea muy pobre de lo que es nuestra fiesta y de lo que son nuestras ganaderías de reses bravas, representadas por los seis toretes – gachos, bizcos, terciados... – de los señores herederos de don Carlos Núñez. Todos los vieron y no vamos a insistir, pero es realmente vergonzoso que sólo recibieron una varita y un par de banderillas cada uno o casi todos, para puntualizar más exactamente. 
Más cosas: después de sus declaraciones en Méjico tras su fracaso en España, nos pareció muy “digno” y “diplomático” el brindis de Manolo Martínez: “Brindo por todo Méjico”. Lo único elegante que mostró el azteca fue su traje de luces... Otro día, hay tela (y “tele”) para rato, hablaremos. Por ejemplo, hubo danza de pesos – y pesetas –, pero no se facilitó ni uno solo de los pesos de los toros. Era delicioso ver una furgoneta con un altavoz anunciando que se lidiaría un toro más. Ni en una plaza de carros del último villorrio celtibérico...
Sigue en su orden la que escribió Vicente Zabala Portolés aparecida en el ABC de Madrid el martes 22 de octubre siguiente y es de la siguiente guisa:
«Perros» en la corrida mundial que presenciaron cerca de cien millones de espectadores 
Paco Camino y Manolo Martínez se prestaron a una torpe burla de toda la afición hispana, desaprovechando una ocasión más de promover y popularizar la fiesta de los toros 
…No hay quien pueda con los taurinos. La creencia general de la calle es que el llamado planeta de los toros está habitado por una grey de pícaros, matones y granujas. Están equivocados. Difícilmente se puede encontrar una tan rara colección de ciudadanos ingenuos, infantiloides, de tan alicorto vuelo intelectual como el de estas gentes de la tauromaquia. 
Ni a propósito se puede hacer tan insistentemente un mayor daño a un espectáculo tan añejo y de tan firmes cimientos. Los más recalcitrantes enemigos de las corridas de toros, los más veteranos y laureados socios de la Protectora de Animales, difícilmente podrían disponer las cosas de manera más corrosiva para la fiesta de los toros que estos delirantes taurinos que los aficionados tenemos la desgracia de padecer… 
Para empezar, aún conscientes de que les contemplaban de ochenta a cien millones de espectadores, muchos de los cuales no tenían ni idea de lo que era una corrida de toros, se llevaron seis «raspas», seis «perros» de Carlos Núñez. Seis puñaladas más a la fiesta nacional, que le fueron asestadas con toda clase de agravantes y alevosía, porque si la corrida de toros consiste en maltratar a una chota que es incapaz de sostenerse en pie, si este arte es una sucesión de vulgares trapazos, si la competencia entre dos toreros se apoya en la grosería de uno de ellos, que, resentido por su anterior fracaso profesional en España, brinda «por Méjico» para luego dejar en ridículo al toreo de su país con un estilo de lo más corrientito y anodino, si no se desprende la emoción ni el arte de ninguna de las acciones que se desarrollan en la arena, ¿qué queda de este espectáculo?... 
Daba pena ver a Paco Camino perdiendo terreno con el capote, a merced de las mal encastadas chotas de Núñez. Ni un lance de capa, ni tan siquiera una de sus socorridas chicuelinas, ni un quite, ni dos pases ligados, templados y rematados. Derechazos con el pico de la muleta, perfilero y desconfiado. Ni un solo gesto de enfado, de vergüenza torera. Antes de hacer el paseo ya había tirado las armas aceptando torear – ¿torear? – tan vergonzosa chotada. Nadie pide que se trajera una corrida de Hoyo de la Gitana, pero ¿tan difícil es conseguir seis toros como los que se lidian en Pamplona, San Isidro, Sevilla o Bilbao? Seis toros de digno trapío. No hacía falta el buey de San Marcos. Podía valer cualquier cosa que se pareciera a una auténtica corrida de toros. 
Y no digamos nada de Manolo Martínez, del muy perfilero «Manolo Telones», toreando arqueado, con la muleta atravesada por la espada, atentando contra los ojos de los becerros, pues con esa horrenda forma de montar la muleta lo único que puede conseguir es dejar tuerto al «perro» de turno. 
Si de verdad estas son las dos máximas figuras del toreo hispano – mejicano, ¡cómo está la fiesta, Dios mío! La corrida mundial ha sido un fracaso, un rotundo fracaso de organización. Una corrida de toros sin toros constituye una burla incalificable que a nadie beneficia, y menos que a nadie a esta pobre fiesta que ha tenido la desgracia de caer en manos de gentes que la manejan con tanta torpeza como desprecio para sus propios intereses, aunque ellos crean lo contrario. Es la prisa de apurar el presente con desprecio absoluto del futuro. Los hombres que no hicimos la guerra sabemos algo de esta sucia teoría.
Dejo aquí por hoy esto, mismo que concluiré el día de mañana.

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