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domingo, 9 de junio de 2024

4 de junio de 1931: La alternativa de Carmelo Pérez en Toledo

Carmelo Pérez
Toledo 04/06/1931
Carmelo Pérez había recibido una alternativa el 13 de enero de 1929, en Puebla, apadrinado por Joaquín Rodríguez Cagancho y con el testimonio de Heriberto García, ante toros de San Nicolás Peralta. Sin embargo, el torero mexiquense ejercería poco tiempo ese doctorado, porque regresaría a las filas de la novillería el 5 de mayo siguiente, en El Toreo, alternando con Jesús Solórzano y Alberto Balderas.

Carmelo Pérez, Esteban García y Jesús Solórzano terminarían siendo los triunfadores de esa temporada novilleril de 1929. El texcocano ganó, en una tercia de festejos mano a mano con Esteban García celebrados los días 18 de julio, 18 de agosto y 1º de septiembre de ese año, un anillo de oro con un gran brillante y por su parte el futuro Rey del Temple se llevaría a casa la Oreja de Plata disputada el 15 de septiembre en un cartel de cuatro toreros y ocho toros.

La obtención del anillo de oro hizo pensar, ahora en este caso, a la empresa de El Toreo, que era el momento de que Carmelo Pérez se convirtiera en matador de toros de nueva cuenta. Rafael Solana Verduguillo, en su obra Tres Décadas de Toreo en México, cuenta lo siguiente a este propósito:

Al correrse la voz de que Carmelo iba a doctorarse y a tomar parte en la temporada grande, muchos viejos aficionados, amigos del diestro, nos pusimos en movimiento tratando de evitar que el torero de Texcoco cometiera semejante disparate… Yo hablé con Carmelo con toda claridad: Mira Carmelo, tú todavía no estás preparado para la alternativa, te cogen mucho los novillos… Cuando vengan las corridas gordas y graneadas, va a ser diferente el caso, vas a tener que sortear y si te toca un toro fuerte, te puede lastimar de verdad…

Al llegar a tratar con la empresa, encabezada por Rodolfo Gaona y Benjamín El Chato Padilla, Carmelo Pérez intentó evadir el compromiso, señalando precisamente la apreciación de Verduguillo, en el sentido de su verdor. El Califa de León insistió en hablar con su apoderado, Carmelo de la Rosa, quien era el encargado del zarzo de banderillas de la plaza y le empujó a firmar un contrato para una alternativa prematura y que como la historia lo demuestra, tuvo un final trágico.

En esas condiciones, Cagancho volvió a hacer matador de toros a Carmelo Pérez, en esta ocasión en El Toreo de la Condesa, el 3 de noviembre de ese 1929, con el testimonio otra vez de Heriberto García, con toros de San Diego de los Padres. El toro de la ceremonia se llamó Granado, y como lo vaticinó Rafael Solana, en la faena de muleta le dio una dura paliza. Tres domingos después, otro sandieguino, éste llamado Michín, marcaría el inicio del fin para los días del torero texcocano.

Después de Michín

Los médicos Javier Ibarra, José Rojo de la Vega y Carlos Herrera Garduño salvaron la vida de Carmelo, pero en una situación en la que la medicina carecía de los avances que hoy tiene, la ausencia de equipos de diagnóstico y de antibióticos, convirtieron en un verdadero vía crucis la recuperación del torero de Texcoco. A ese propósito, cuenta Guillermo H. Cantú:

Al despertar de la anestesia, Carmelo constató una cosa: el infierno no habían sido las cornadas tremendas de “Michín”, sino la penosísima, lenta e incompleta recuperación que en esos instantes se iniciaba… En 1929 aún no existía la penicilina ni otros antibióticos, la fístula de la espalda hubo de ser controlada con métodos prolongados como dolorosos. Una a una, las costillas del costado derecho de Carmelo fueron extirpadas… No fue únicamente tener que respirar con un solo pulmón, ni cargar el resto de su ya corta vida apósitos de algodón para dar volumen a aquél medio torso disimulado y supurante… sino además “un sufrimiento todavía mayor y para el que Carmelo necesitó echar mano de toda su hombría y de toda su fuerza de voluntad: desacostumbrarse a la droga, a la morfina, a base de la cual había vivido medio año”. ¡Y también lo logró! …

Los médicos que le atendían, advirtieron a Carmelo que era necesario guardar reposo absoluto para completar su recuperación y permitir en un futuro la reparación de la fístula que se generó a causa de la cirugía a la que se le sometió para reparar las heridas de la cornada. Pero el torero tenía otros planes al parecer, y en cuanto sintió las fuerzas suficientes se puso a prepararse para reaparecer, haciendo ejercicio para recuperar la condición física y haciendo toreo de salón.

Reapareció el 4 de enero de 1931 en El Toreo, alternando con Luis Freg y Manolo Bienvenida en la lidia de toros de La Laguna y volvería a la gran plaza los domingos 11 y 18 de ese mismo mes. Justamente en la corrida del día 11, alternando con Chicuelo y David Liceaga que recibía la alternativa, le cortó el rabo al toro Viñero de Zacatepec. El 15 de febrero en Guadalajara, realizó otra gran faena a otro toro número 66 de don Daniel Muñoz y terminó su campaña en México el 22 de febrero en El Toreo alternando con Francisco Tamarit Chaves y Pepe Ortiz en la Corrida de Covadonga.

España y Toledo

Terminada su campaña en México, Carmelo cultivó la idea de confirmar su alternativa en Madrid y hacer una campaña en forma por aquellas plazas, consiguiendo que le apoderara don Domingo González Mateos Dominguín.

Las alternativas recibidas en México no fueron reconocidas en España durante muchos años, así que los toreros mexicanos y en general, quienes las recibían aquí, tenían que volver a hacerlo en una plaza de allá para poder actuar como matadores de toros. La de Carmelo Pérez se programó para el 4 de junio de ese 1931, en Toledo. Era la tradicional Corrida del Corpus. Originalmente estaba puesto como su padrino Gitanillo de Triana, pero el 31 de mayo anterior Fandanguero de Graciliano Pérez Tabernero acabó a plazo con su vida en Madrid y se contrató para sustituirle a Manuel Jiménez Chicuelo. El testigo sería un torero de la tierra recién alternativado llamado Domingo Ortega. Los toros serían del Conde de Antillón antes de Ildefonso Sánchez Rico, de origen Contreras. Al final solamente se lidiaron cinco de los toros anunciados, pues el primero de la tarde fue de Terrones, llamado Presidente, sustituto de uno que fue muerto en los corrales.

Escribió Recorte para el diario madrileño La Libertad del día siguiente al del festejo:

El alternativado Carmelo Pérez no estuvo muy afortunado en el reparto, y de aquí que el resultado de su actuación no respondiese a lo que nos habían prometido sus mentores y nuestros compañeros del país de Moctezuma. Quizá la diferencia de temperamento en el ganado, unido al desentrenamiento que motivó una convalecencia de cerca de un año, a consecuencia de una gravísima cornada que recibió, y por añadidura el desconocimiento del carácter de nuestro público. Influyese en cierto apocamiento, azoramiento o preocupación que observamos en el nuevo matador… Sin embargo, le vimos ceñirse extraordinariamente con el capote y templar, ejecutando algo así como aquel lance que se denominó el «puente trágico», y en esto fue ovacionado… Luego, con la muleta, estuvo demasiado breve en el toro de la alternativa; dos muletazos tan solo, porque vio el mejicano que el enemigo no estaba para adornos. Al sexto, que ofrecía peligro por el lado derecho, le dio tres soberbios muletazos de pecho por el lado izquierdo, «haciendo la estatua». Matando estuvo muy breve también… Como fue tan sucinta la labor de Carmelo Pérez no nos atrevemos a formular juicio respecto a su porvenir en la carrera taurina, y hemos de conformarnos con hacer constar que la Empresa de El Toreo, de Méjico, ganó con Carmelo una buena cantidad de miles de pesos…

Por su parte, Corinto y Oro, en el ejemplar de La Voz, salido la noche misma del festejo, elaboró el siguiente análisis:

Carmelo Pérez recibe la alternativa de manos de Chicuelo y pasa a entendérselas con el toro, que está difícil y nada en su favor para debutar en España. El bicho está cada vez más bronco y tirando infinidad de cornadas por minuto. El mejicano le hace una faena brevísima y lo tumba de un sartenazo... Sexto. – Negro. De lámina, una preciosidad. Veremos de lo otro. Pues de lo otro, que se lleva muy poco con los anteriores; es decir, que es manso, sin redención posible. Salta al callejón por el 1. Carmelo Pérez veroniquea parando mucho y echando la mano abajo, como los toreros buenos, y lo mismo hace en el primer quite. Este torero, al toro que te le arranque franco le hará cosas de mucha emoción; con el difícil le falta prestancia y soltura. El bicho es tardo en varas y retrocede siempre ante los toreros de a pie… El mejicano insiste en pararse con el enemigo en dos ocasiones, pero le falta adversario claro… Carmelo Pérez quiere pararse con el toro en el pase de la muerte; pero el adversario le dice que nones; es decir, que no se le arranca. Un poco precipitado y algo inconsciente de lo que el toro necesita, que es machetearlo sobre las piernas para apoderarse de él, lo busca porfiadamente, queriendo hacer la estatua y sacarle la muleta por el rabo; pero no lo consigue, porque el bicho retrocede siempre. Y tras una faena breve, con dos pinchazos, sin estar el toro perfectamente igualado, y media estocada, lo entrega a las mulillas…

El mal juego de los toros redituó en una tarde en la que reinó el aburrimiento, conclusión unánime de los dos cronistas ya citados, así como de Gregorio Corrochano en el ABC madrileño, Rehilete en el diario La Tierra o Francisco Martínez Corbalán F. Asturias en el diario Ahora.

Después de la corrida de Toledo, Carmelo Pérez decidió ponerse en las manos del renombrado cirujano Jacinto Segovia para intentar librarse de la fístula torácica que tanto le molestaba. Ello a pesar de que ya desde antes de salir de México los doctores Ibarra, Rojo de la Vega y Herrera Garduño le habían advertido que era una cirugía de muy alto riesgo y que no merecía el riesgo intentarla. Sin embargo, la intentó y el resultado final ya lo conocemos y está contado en estas mismas páginas virtuales (aquí).

domingo, 31 de marzo de 2024

1º de abril de 1908: Rodolfo Gaona actúa por primera vez en ruedos de España

Rodolfo Gaona 1º de abril de 1908
Foto: Yrigoyen - La Fiesta Nacional

Rodolfo Gaona y Jiménez
, natural de León, Guanajuato, discípulo de Saturnino Frutos Ojitos y matador de la cuadrilla juvenil que éste dirigía, había iniciado ya sus pasos como novillero en el año de 1905 y un par de calendarios después ya había logrado presentarse en el Toreo de la Condesa, despertando un interés tal, que incluso, en la temporada de corridas de toros, se le incluyó, para matar un novillo, como fin de fiesta para cerrar algunos festejos que en el papel revestían alguna flojedad.

Esas actuaciones exitosas durante 1907 animaron a Ojitos a llevar a su discípulo más aventajado a España en 1908, con la finalidad de que allá recibiera la alternativa, a ser posible en Madrid. Una vez allá, quien en su día fuera banderillero de Frascuelo, se dedicó a tratar de reencontrarse con los amigos de su tiempo. Así se lo contó Gaona a Monosabio, en Mis Veinte Años de Torero:

En casa de la hermana de “Ojitos”, en los barrios bajos madrileños, en lo más clásico y típico, vivimos algún tiempo. Tan pronto como descansamos del viaje, nos echamos a la calle. “Ojitos” en busca de sus amigos. Yo acompañándole, para ir conociendo la ciudad. Los amigos de “Ojitos” ya no eran de este mundo. Casi todos habían muerto. Restaba uno que otro viejecillo – toreros retirados – que lo abrazaban con cariño. Entre esos amigos estaban el ex – matador Valentín Martín y el crítico taurino Eduardo Rebollo, “El Tío Campanita”, que escribía en “Sol y Sombra”…

La narración de quien después sería renombrado El Califa de León nos deja ver con claridad que el conocimiento de Ojitos de la taurinidad de Madrid se quedó estacionado en el entresiglos del XIX al XX, y que la consecución de una oportunidad para su torero sería algo complicada. No obstante, fue a visitar a don Indalecio Mosquera, quien apenas el año anterior había ganado la subasta del arriendo de la plaza de Madrid, tras de que Pedro Niembro, el anterior arrendatario, abandonara la empresa, acuciado por las pérdidas que esta le generaba. El gallego Mosquera manifestó no saber quien era Gaona, no obstante que los toreros que habían hecho campaña en estas tierras debieron darle referencias suyas. Así pues, Ojitos se buscó otro valedor:

“Ojitos” buscó a Mazzantini y pidióle lo recomendara con la empresa. Nada. En Madrid nos vimos solos... en quien Saturnino ponía todas sus esperanzas era Rebollo. Y Rebollo, un buen aficionado, chapado a la antigua, y cuya opinión se oía con respeto, no tenía ningún valimiento...

Por lo visto, Indalecio Mosquera no pensaba correr riesgo alguno con un torero ultramarino, así que prefirió mejor voltear hacia otro lado e ignorar incluso la recomendación que pudiera hacerle una figura del toreo en el retiro como lo era en ese momento don Luis Mazzantini.

Ojitos pone manos a la obra

Ante la imposibilidad de conseguir, aunque fuera novilladas para su pupilo, Ojitos tuvo que urdir la manera de que la afición, los taurinos y la prensa madrileña vieran a su torero. Así, rentó la placita de la Puerta de Hierro para que, en un festejo privado, por invitación, le vieran matar dos toros y pudieran apreciar sus aptitudes. Sigue contando Gaona:

Hasta que Saturnino dio señales de vida; viendo que no había manera de darse a conocer, fue y se compró dos toros de Bañuelos y alquiló la placita de Puerta de Hierro, para dar una encerrona de invitación. Fueron invitados Mazzantini, los más conocidos aficionados, los toreros, los críticos de todos los periódicos… Ese acto de “Ojitos” me parece que estuvo bien. Era para que vieran que yo no era un equivocado…

La placita se llenó y Gaona enfrentó esos dos toros, que las relaciones de la prensa que pude recopilar, califican desde dos becerrotes, hasta dos cuatreños. Al final de cuentas, las fotografías que se conservan del evento, reflejan, a mi juicio, que eran adecuados para la prueba de la que se trataba. Los recuentos de la prensa son favorables, según podremos ver a continuación:

En El Correo Español del 3 de abril siguiente, escribió Bruno del Amo Recortes:

Dos toreros mejicanos: Aquél se apellidaba Segura, éste Gaona. Al primero nos lo presentó Antonio Fuentes; la prensa adicta, por ser cosa del maestro, lo ensalzó, relatando sus hazañas. Al segundo lo presenta el antiguo banderillero Saturnino Frutos, “Ojitos”; nadie hasta hoy sabía que existía tal torero… Llegó Segura a Madrid, y se anuncia para tomar la alternativa, resultando su aparición en el ruedo un completo fracaso. Viene Gaona, y su padrino quiere que la afición madrileña dé su fallo antes de presentarlo en la Plaza de Madrid; al efecto, celebra una corrida en la Plaza de Puerta de Hierro, el muchacho torea y mata dos novillos… Puede estar satisfecho el veterano banderillero, su discípulo será un buen torero. Con la capa toreó con habilidad y soltura, y a la hora de matar se le ve engendrar el viaje en corto y por derecho, cruzando perfectamente con la muleta y dejando en lo alto la estocada… Resumen: que sin golpes de bombo ni platillos hay aquí un muchacho que en día no lejano se hará aplaudir en la Plaza de Madrid, que las empresas pueden contar con un novillero más al que no arredran los pitones ni desconoce el arte, y que no me equivocaré en augurarle un porvenir en el toreo.

Es interesante la comparación que hace Recortes acerca de la manera en la que fueron acercados a la empresa y afición de Madrid los toreros mexicanos Vicente Segura y Rodolfo Gaona. El primero iba apadrinado en su día por la principal figura de su tiempo y quien hoy me ocupa, no. Aparte de la diferencia de trato, también resalta la de aptitudes, distinguiendo a Gaona como un torero completo.

En El Imparcial de la misma fecha, se publicó sin firma:

El nuevo diestro se llama Rodolfo Gaona; ya ha toreado con éxito grande en las plazas mejicanas, y aquí se ha ofrecido al juicio de aficionados, críticos, toreros y terribles entendedores en una fiesta íntima celebrada en la placita de la Puerta de Hierro… Gaona tuvo que habérselas con dos becerrotes adelantados, grandes y con «respeto», mansurrones y broncos, y en ambos demostró tranquilidad; valor, conocimiento, destreza y una decisión y una habilidad tales al arrancar a matar, que le aseguran un porvenir de aplauso y de dinero en esta profesión… La opinión de los técnicos es que Gaona es un torero y un matador de toros seguro y valiente. Con la muleta sabe más que muchos que bullen, lucen y cobran; con el estoque tiene decisión para atacar por derecho, sobre corto y mirando al lugar sagrado de los billetes... El voto del público, selecto y entendido, le fue totalmente favorable…

El semanario El Toreo, salido el 6 de abril siguiente, sin firma también, sacó a la luz:

El principal objeto de la fiesta, era el de presentar el antiguo ex banderillero del inolvidable “Frascuelo”, Saturnino Frutos (“Ojitos”), a su ahijado y discípulo el mejicano Rodolfo Gaona a la afición madrileña, y para ello dispuso que se lidiaran dos toritos cuatreños de la propiedad de D. Félix Sanz… Rodolfo Gaona, que era el protagonista de la fiesta, dejó buena impresión en todos los que acudimos a presenciar esta encerrona. Gaona es un joven de unos veinte años y de buen tipo para torero. Maneja el capote y la muleta con desenvoltura, parando los pies y estirando los brazos, y al herir, se arranca desde corto y por derecho y pincha en lo alto. Los dos toretes los tumbó: al primero de una estocada contraria y un descabello, y al segundo, de una buena, que le valió palmas…

La información de El Toreo, refiere que los toros que se lidiaron en la fecha, fueron de Félix Sanz, ganadero de Colmenar, ubicación también de la de Manuel Bañuelos, que es la que el propio torero y la mayoría de las relaciones dan como origen de los toros que enfrentó Gaona.

Y en La Fiesta Nacional, de Barcelona, aparecido el 16 de abril siguiente, quien firmó como Pepe escribió:

A juzgar por cuanto de este muchacho se ha dicho en México, es indudable que debe valer algo. De no ser así, su maestro Saturnino Frutos “Ojitos” – antiguo banderillero de “Frascuelo” – no se hubiera arriesgado a presentar a Rodolfo ante un público tan distinguido y tan inteligente como lo era el que juzgó la labor del novillero mexicano, el día 1o del corriente en la plaza de la Puerta de Hierro. Gaona salió bien librado de la prueba, lo que no es poco decir, sabiendo que entre el público que le juzgaba había una buena porción de coletas que a buen seguro deseaban fracasase Gaona…

Como podemos ver, Rodolfo Gaona pasó con una calificación que pudiéramos señalar como sobresaliente, la prueba a la que lo sometió su mentor. Él mismo se juzga, en retrospectiva, de la siguiente manera:

Los dos toros salieron mansos y no los pude torear con lucimiento ni con el capote ni con la muleta. Pero los maté bien. Me felicitaron de don Luis para abajo. Y al día siguiente los periódicos me ponían por las nubes y todos encomiaban mi valentía y el buen estilo que tenía para matar. No pudieron juzgarme como torero y afirmaron que era matador…

Rodolfo Gaona y Paco Frascuelo
1º de abril de 1908
Foto: Yrigoyen - La Fiesta Nacional


Lo que después vendría

Después de la prueba de Puerta de Hierro, su mentor Ojitos volvió a visitar a Indalecio Mosquera y éste volvió a fingir que no sabía quien era Gaona. Eso motivó que, ante el evidente desprecio del empresario de la Plaza de la Carretera de Aragón, el propio Saturnino Frutos le organizó la corrida de su alternativa a Rodolfo Gaona en la plaza de Tetuán de las Victorias el 8 de mayo siguiente y tras de ella, una corrida en solitario en la misma plaza el 28 de junio siguiente. 

Hasta que eso sucedió, fue cuando cedió Mosquera, que por fin le ofreció a Gaona su presentación en Madrid y la confirmación de su alternativa y es así como la triunfal historia de Rodolfo Gaona como matador de toros se empezó a escribir en los ruedos de España y del mundo.

domingo, 3 de marzo de 2024

3 de marzo de 1912: interesante concurso de ganaderías celebrado en El Toreo de la Condesa

El anuncio de la corrida concurso
El Diario 2 de marzo 1912

La temporada 1911 – 12 de la capital mexicana constó de 21 festejos que se celebraron entre el 15 de octubre de 1911 y el 10 de marzo de 1912. El peso del ciclo recayó sobre el madrileño Vicente Pastor, quien toreó en 10 de esas tardes y Rodolfo Gaona, quien actuó en 9. Es también necesario destacar que la mayor parte del elenco eran toreros ultramarinos, porque aparte del Califa de León, solamente actuaron Luis Freg y Pedro López por los diestros nacionales. En el renglón ganadero de los toros que salieron al ruedo, solamente 15 fueron españoles, de Veragua, Miura, Arribas y Anastasio Martín. De nuestras fincas, Piedras Negras fue la que más ejemplares presentó, en número de 46, seguida por San Diego de los Padres con 20. Pero no abundó lo bueno, según escribe Ceniza en su crónica aparecida en el diario El Tiempo de la capital mexicana:

La temporada ha sido tan endeble; en ella hemos visto tanto malo y tan poco bueno, que los aficionados cansados y aburridos habían visto con indiferencia carteles de tanto fuste como sea aquellos en que figuran los nombres de Pastor y de Gaona, pues el público bien sabe que aunque a estos diestros les sobra corazón y manera para enfrentarse con astados brutos, sus esfuerzos se estrellan cuando tienen que habérselas con bichos que no llevan una gota de sangre brava en el cuerpo, los cuales, por desgracia, han menudeado en la temporada que terminará el próximo domingo...

La penúltima fecha de ese ciclo lo dedicó don José del Rivero a un festejo con carácter benéfico. Organizó una corrida de concurso de ganaderías, a beneficio de la Cruz Blanca Neutral, un servicio de atención médica fundado por la enfermera Elena Arizmendi Mejía y que tenía por función el suplir las funciones de la Cruz Roja en los puntos en los que se combatía en la Revolución Mexicana y ésta última se negaba a socorrer a los revolucionarios heridos. Ya distintas personalidades del mundo del espectáculo como Virginia Fábregas, María Conesa o Leopoldo Beristaín habían organizado eventos para recaudar fondos a favor de las causas de esta asociación.

Seis ganaderías de primera línea ofrecieron toros de irreprochable presencia para el festejo de concurso, como lo fueron Atenco, San Diego de los Padres, Santín, San Nicolás Peralta, Piedras Negras y Tepeyahualco y los enfrentarían Vicente Pastor, Fermín Muñoz Corchaíto y Rodolfo Gaona.

El toro de mejor presencia y el toro más bravo serían calificados por un jurado integrado por el periodista Eduardo Noriega Trespicos quien además lo presidía, el doctor Pedro Pablo Rangel, el licenciado Abel Botello, el profesor Benjamín Liz, el señor Fernando A. Colín, el matador de toros Diego Prieto Cuatrodedos y el banderillero Manuel Barciela Ostión.

El encierro y el toro mejor presentado

De acuerdo con los reclamos que a página completa aparecieron en la prensa generalista de la época, los toros que los ganaderos presentaron al concurso fueron Canastero, número 30 de Atenco, castaño, ojo de perdiz, bien armado; Grillito, número 35 de San Diego de los Padres, negro zaíno, bien armado; El Colibrí, número 12 de Santín, castaño, ojo de perdiz, bien armado y se hacía la precisión de que no tenía cruza española; El Chato, número 530 de San Nicolás Peralta, negro entrepelado, bien armado; Recluta, número 18 de Piedras Negras, negro zaíno, bien armado y Tordo, número 13, de Tepeyahualco, negro zaíno, bien armado. Como veremos más adelante, no todos los anunciados fueron lidiados.

El jurado se reunió en la víspera de la corrida para examinar a los seis toros, que de conformidad a las fotografías que se publicaron en la prensa y con las cuales, dicen las crónicas del festejo, don Pepe del Rivero hizo extensa difusión en aparadores y vitrinas de los principales comercios de la capital mexicana, hacían un conjunto bien presentado. El acta de esa sesión se publicó en el diario El Imparcial del día de la corrida y en lo conducente dice:

Previa votación secreta y firmando cada uno de los jurados su voto, fue concedido el premio de presentación al toro de Tepeyahualco por mayoría de cinco votos correspondientes a los votos de los señores Noriega, Rangel, Colín, Botello y Liz, contra uno del señor Barciela a favor de San Nicolás y otro de Diego Prieto a favor de Atenco… Se concedió un “accésit” al toro de Atenco, también por mayoría de cinco votos y mención honorífica al de Santín, por cuatro votos… El toro de Tepeyahualco, premiado en lo que a presentación se refiere, será jugado en sexto lugar, por ser el toro de la ganadería más moderna, el cual será estoqueado por Rodolfo Gaona…

Como se puede ver, los aficionados concurrieron de manera unánime a favor del toro de Tepeyahualco, en tanto que los toreros dividieron su opinión al votar Cuatrodedos por el toro de Atenco y el banderillero Ostión por el de San Nicolás Peralta.

El juego de los toros y el resultado del concurso en el ruedo

El toro es el que determina todo lo que en el ruedo ocurre, incluso cuando se trata de examinar preponderantemente su comportamiento. No me queda duda de que los seis ganaderos que concurrieron al evento, anunciado como primicia en el coso de la Colonia Condesa, enviaron ejemplares de irreprochables notas que pudieran prever un juego destacado en una circunstancia como la que los reunió en una misma tarde. Pero a veces lo que el ganadero espera no resulta exactamente así, y eso le sucedió a los señores de Atenco, San Diego de los Padres y San Nicolás Peralta. Escribe Ceniza, para el diario El Tiempo:

“Canastero”, de la ganadería de Atenco, castaño, ojo de perdiz, de gran romana, muy bien colocado de pitones y de hermosísima presencia... Su salida es acogida con una salva de aplausos, los cuales en breve se tornaron en sonoros pitos al ver que tenía tanta mansedumbre como hermosura, por cuya razón, y muy justificadamente, regresó al chiquero. ¡Lástima de toro! ... Fue sustituido por otro de la misma ganadería de nombre “Grifo”, retinto, rebarbo, algo sacudido de carnes y con las armas cortas... Después apareció el toro de San Diego de los Padres a quien decían “Grillito” y es un toro negro, muy largo, gordo y bien armado... “Grillito” resultó un manso de solemnidad, por cuya razón salió a substituirlo “Herrero”, retinto, albardado, gordo, muy bien armado y grande... se arrancó siempre de largo, con gran codicia y bravura y recargó muchísimo. ¡Vaya un toro bravo! ¡Mi aplauso muy entusiasta, señores Barbabosa, y muchos toros como éste! ... “El Chato”, negro, entrepelado, más gordo que una pelota, recogido de cuerna y una figura digna de una corrida de concurso... El bicho tenía mucha fachada, pero poca vivienda, o lo que es lo mismo, mucha hermosura, pero más mansedumbre que ésta, circunstancia por la cual fue “p’adentro”... Lo sustituyó un toro castaño, gordo, grande y bien armado, el cual fue más manso que su antecesor, siendo condenado justamente, al tueste...

Los toros titulares de Atenco, San Diego de los Padres y San Nicolás Peralta fueron devueltos al corral por mansos. Los sustitutos de las dos primeras ganaderías salvaron el honor de sus casas y el de San Diego, de hecho, fue valorado en las crónicas como el toro más bravo de la tarde, pero sin posibilidad de ser premiado. El caso de San Nicolás Peralta es patético, porque devolvieron al titular y foguearon al sustituto y, sin embargo, veremos adelante que la actuación más redonda de la tarde fue ante este bicharraco.

El gran triunfo de Vicente Pastor

El cuarto – bis de la tarde de San Nicolás Peralta fue condenado al tuesten, porque ya no podía ser devuelto a los corrales y sustituido por otro, dada su notoria mansedumbre, pero el torero de la calle de Embajadores no quería irse de la plaza sin un triunfo, considerando que la temporada, al menos en el renglón ganadero, como comentaba antes, no había dejado mucho margen de lucimiento para los toreros. Miguel Necoechea Latiguillo, en su tribuna de El Imparcial, resume así su actuación ante el buey de don Ignacio de la Torre y Mier:

Tocó este hueso a Pastor. Menos mal. Vicente que es como el Tenorio, hombre capaz de hacer platos con las calaveras de todos los mansos, desplególe la sarga en los hocicos, le porfió en todos los terrenos y hecho un fenómeno logró hacer del manso, no un toro bravo, porque eso es imposible, pero sí lo que él solo es capaz, es decir, consiguió que el toro le tomara la muleta en tres o cuatro ocasiones… Todavía rebosando venía el toro rebrincando con los cohetes y ya había caído sobre él la muleta – garra del madrileño, primero en un esbozo de pase de rodillas y después en varios pases redondos en que el estoque golpeando el anca hacía revolver al manso sobre el bulto que se le metía entre los pitones… La faena entusiasmó al público y el éxito más colosal fue proclamado cuando Vicente, arrancándose para hacerlo todo por el animal, le hundió el estoque, ¡qué ovación! Lejos está Madrid, pero hasta la misma Puerta del Sol debe haberse estremecido ante la tempestad desencadenada en el coso… Una vuelta al ruedo, otra vuelta, otra, la oreja y no cesó aquel entusiasmo extraordinario sino hasta que ya se banderilleaba al quinto toro. El ruedo se llenó de sombreros y Vicente debe haber valorizado aquella ovación como una de las más estruendosas y merecidas de su vida...

El resultado del concurso

Al final de cuentas, el jurado declaró desierto el premio del concurso. Del acta publicada en el periódico El Diario, extraigo:

Que tratándose de un concurso de ganaderías bravas, al dar el diploma al toro que mereciese el premio, daban a la ganadería un justificante con el cual pudiera hacer presente la sangre y bravura de sus reses, y que, como entre todas las lidiadas no hubo una que mereciera propiamente el título a que el ganadero aspiraba, convinieron en no otorgar el premio ofrecido por la empresa, dejándolo vacante… Hacemos constar que conforme a la segunda de las bases generales para el concurso, entregadas a cada uno de los jurados, el toro de reserva en caso de lidiarse, quedaba fuera de concurso… Eduardo Noriega, Pedro Pablo Rangel, Benjamín Liz, Abel Botello Garay, Fernando A. Colín, Diego Prieto. – Rúbricas… En vista de la determinación del jurado, nos manifiesta el señor José del Rivero, director de la empresa de toros El Toreo y organizador de esta corrida, que ha dispuesto que los 1,000 pesos del premio, se den a la Cruz Blanca Neutral.

Al final, aparte del beneficio que le representó el producto del impresionante lleno hasta las azoteas, la Cruz Blanca Neutral se llevó un beneficio adicional, pues el premio que pudo ser para alguno de los ganaderos concursantes, también se aplicó para sus causas.

Un par de personajes en ese entonces, menores

La narración de la lidia del quinto toro de la tarde, el Recluta de Piedras Negras, refleja que fue picado por Ramón Frontana Portugués chico y por Aurelio Sánchez Mejías, quien llegara a México un par de años antes a cargo de los encierros españoles que se lidiarían en El Toreo y que después se quedó en el coso como guardaplaza. El segundo tercio de ese mismo toro fue cubierto por Alvaradito, que resultó prendido sin consecuencias en el segundo par y por un jovencito llamado Ignacio Sánchez Mejías.

Unos cuantos años después volvería este último a El Toreo, pero ya no colocado en la cuadrilla de algún paisano suyo, sino en calidad de figura del toreo y para ocupar un importante sitio entre la afición mexicana. Los giros de la existencia son inexplicables a veces, pero el camino siempre se recorre andando y en los ruedos de México fue donde lo inició Ignacio Sánchez Mejías.

Así estaban las cosas de la fiesta en este país hace 112 años.

domingo, 18 de febrero de 2024

Rodolfo Gaona y Revenido de Piedras Negras a un siglo de distancia

Muchos proclaman que la faena que Rodolfo Gaona le realizó al cuarto toro de la corrida del 17 de febrero de 1924 en el Toreo de la Condesa, fue la mejor de su carrera aquí en México. Después de tanto tiempo transcurrido, es complicado hacer una afirmación de esa naturaleza. Lo que se puede afirmar con certeza, es que fue una gran obra y que provocó una gran controversia en su momento, porque los opinadores más destacados de su tiempo se pronunciaron acerca de ella y lo hicieron en sentidos diversos y hasta opuestos.

Esa corrida fue el beneficio del torero de Alhama de Aragón Juan Anlló Nacional II, que fue acompañado en el cartel por el valenciano José Roger Valencia y el Califa Rodolfo Gaona, para enfrentar un encierro de Piedras Negras, ganadería de Tlaxcala dirigida en esos días por don Lubín González

Para esa temporada del 23 - 24, don Pepe del Rivero trajo para competir con Gaona precisamente a Nacional II, a Valencia, a Facultades y a Mariano Montes entre los hispanos, y entre los nacionales destacaron como siempre Juan Silveti y Luis Freg. A decir de Verduguillo en su recuento de la historia de esos tiempos, Gaona ya expresaba su cansancio por cargar con el peso de la fiesta aquí y quizás por eso el empresario Del Rivero le preparó un elenco de toreros que aprietan lo que pueden, pero que no podían con El Petronio.

El beneficio de Nacional II transcurría por buenos cauces. Valencia había emocionado a la concurrencia al despachar al segundo de la corrida con un soberbio volapié, que Varetazo, el cronista titular de El Universal Taurino calificó de tremebundo y Juan Anlló, al tercero de la tarde le realizó una buena faena, bien rematada con la tizona, que le valió el corte de las dos orejas del toro. Por otra parte, es menester reconocer que los toros que envió don Lubín González eran hasta ese momento de irreprochable presentación y de excelente juego.

Revenido, número 14, de Piedras Negras

El primer punto de controversia que despertó la faena de Rodolfo Gaona a Revenido fue el toro mismo. Por una parte, el doctor Carlos Cuesta Baquero, firmando como Roque Solares Tacubac, en El Universal Taurino, afirma:

Un toro de escaso “respeto”; aunque no propiamente una “mona”, sí de mediana corpulencia y de no grande cornamenta. Toro que hizo franca pelea en los dos primeros tercios de la brega… En el último tercio, teniendo el toro todas las condiciones que requiere en sus adversarios el “Señor Gaona”: bravura, parsimonia en el acometer, sencillez para tomar cumplidamente el engaño. Lo que da motivo para el calificativo de “toro ideal” …

Por su parte, Varetazo, en la extensa crónica que hace de la corrida, también resalta algunas condiciones de Revenido:

El cuarto fue más pequeño que sus hermanos, cárdeno oscuro, con bragas vuelto de cuerna, número 14 y responde al nombre de “Revenido” (¡vaya nombrecito!). Hace salida contraria, y para demostrarlo, se lleva en su viaje a los dos picadores, tomando un refilonazo de cada uno… Don Rodolfo brinda la muerte de “Revenido” al general Arnulfo Gómez, Jefe de la Guarnición y de las Operaciones del Valle… Aquí va él hacia el toro, y ordena, enérgico, que se retire la peonada. Hay expectación, porque el toro no es una gran cosa. Es bravo y codicioso, sí, pero tiene sus defectillos, uno de ellos – el más importante, quizá – es que no toma bien el engaño…

Los dos cronistas exponen que el toro era de menos volumen o corpulencia que los tres anteriores que salieron al ruedo. Quizás, a un siglo de distancia, podríamos pensar en que se trataba ya de un toro mejor proporcionado, con más hechuras asaltilladas que lo hacían distinguirse de los demás que venían en el lote que fue a el Toreo.

La gran faena de Rodolfo Gaona

En 1951, en el desaparecido diario Noticiero Gráfico, Rafael Solana Verduguillo, publicó una serie de artículos con su visión de la historia taurina de México. Don Humberto Ruiz Quiroz los coleccionó y aunque por motivos profesionales Verduguillo dejó su recuento en el año de 1934, los Bibliófilos Taurinos de México los recopilaron en una obra titulada Tres Décadas de Toreo en México. En dicho recuento, el citado autor reflexiona:

Una tarde se lidiaron toros de Piedras Negras. Entre ellos salió un cárdeno listón, muy abierto de pitones, que se llamaba “Revenido”. Lo toreó muy bien Rodolfo con el capote... Llegó la hora de la muerte. Rodolfo brindó la faena de “Revenid” al general Arnulfo Gómez, comandante militar de la plaza... Se hincó Rodolfo, y obligando mucho a “Revenido” le dio dos muletazos por alto; ya de pie, le ligó una serie de pases maravillosos; y a media faena, volvió a hincarse Gaona y surgieron otros muletazos brillantísimos... El público ardía en una llamarada de entusiasmo...

Fue, desde este punto de vista, una obra en la que el torero se impuso a las condiciones del toro, que, recurriendo al recuento de Varetazo, parece ser que efectivamente no tomaba bien los engaños.

Una segunda versión es la de don Luis de la Torre El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, quien en la sección La Página del Público, en el número del Universal Taurino fechado el 26 de febrero de 1924 entre otras cosas escribió:

Sí, señores. en esa labor, grande entre las grandes, desde el primer muletazo iniciado y consumado de rodillas, hasta el momento en que el estoque desapareció palmo a palmo en el morrillo del toro, hubo de admirarse valor enorme y sereno, tranquilidad pasmosa, sapiencia por toneladas y, sobre todo, arte puro, delicado y. exquisito. ¡El acabose, señores! Torear con mayor quietud, con mayor dominio, con mayor coraje y con mayor belleza – sin hipérbole –. ¡IMPOSIBLE! … Para esa faena cumbre, que nació inmortal, es una fortuna que los cronistas taurinos no hayan podido describirla: merece ser cantada por artistas capaces de producir, al hacerlo, una obra tan perfecta como lo fue la misma faena; necesita ser dibujada por mano maestra capaz de hacer comprender toda la belleza contenida en cada uno de sus detalles admirables… Bien sé que no faltará quien diga que exagero; sé perfectamente que ha habido va, que hay y que habrá quien se proponga restar méritos a la prodigiosa labor, encontrando defectos en verdaderas insignificancias. Pero, ¡qué importa! ¿No quedó ya, como prueba irrefutable de su grandeza, en la mente de más de veinte mil espectadores, la ovación más clamorosa y de mayor duración que nunca se haya escuchado? …

Don Luis califica la hazaña del Califa de León como una página de diamante de la historia de la tauromaquia… Nada más.

Por su parte, el doctor Carlos Cuesta Baquero, reflexiona:

El “Señor Gaona”, que no es lerdo, comprendió la “idealidad” y la aprovechó según la manera que él quiso aprovecharla. Hizo trasteo profuso en “pinturería”, aunque no en belleza que proviniera de arte clásico. En la que podía proporcionar con la mano izquierda, enlazando los pases para hacer la faena en corto terreno y teniendo quietud en los pies… Con la mano izquierda fueron muy contados los muletazos – si acaso los dio, ¿por qué no los menciona el cronista áulico, el de cámara? –, todo fue con la mano “diestra”, en pases ayudados, estando el “Señor Gaona” de pie o arrodillado… ¿Verdad que tan fatigoso no hubiera sido aquello, si el “Señor Gaona” lo efectúa toreando tal y como debió ser? ¿Verdad que, a los toros bravos, nobles y “pastueños” hay que “trastearlos” sin exceso de adorno, pero sí bellamente sujetándolos en poco trecho y así, sin necesidad de recurrir a “el agua”? … Pero éstas son observaciones de vejete rancio, que en antaño vio toros y leyó de toros. Yo, prescindiendo de mis ranciedades, digo que esa faena fue estupenda, que merece la placa que para conmemorarla solicitan. Seré de los que lean, una y mil y pico de veces, la inscripción que en esa placa graben...

Aún aquellos que no convenían con los procedimientos que resultaron de la evolución torera de Rodolfo Gaona, tuvieron que convenir en que la faena de Revenido no fue cosa de todos los días.

Con más ditirambos, Varetazo, el cronista titular de El Universal Taurino, describe lo que vio de la siguiente manera:

En uno de los tercios de sombra, Rodolfo está ya arrodillado, sosteniendo la muleta entrambas manos. Alegra, arranca “Revenido” y se produce un ayudado alto, magistral. Magistral y valiente, porque el burel no entró con franqueza, sino que gazapeó. Un berrido de entusiasmo lanzó la multitud... Ya de pie, Gaona, con la derecha, dio un pase de pecho, soberbio. Con los pies quietos, jugando sobriamente los brazos, sin ninguna afectación, con elegancia refinada. Esto es canela. El toro pasó limpiamente, como un juguete, como un animal inofensivo... Entra la fiera, y el artista, con pasmosa suavidad, con temple indescriptible, lo pasa ante sí, lo manda y en el momento de rematar, quita rápidamente la muleta de la cara del bruto, y sale majestuosamente, paso a paso... Gaona está hoy desconocido. ¿Pero éste es aquel señor que toreaba encorvado, patiabierto y con el pico de la muleta? No. Este es otro. Este es el artista máximo de la torería. Este... La ovación es lo más grande que yo he oído en mi vida. Los músicos ya no tocan, porque los pobres, en el paroxismo del entusiasmo, ¡están aplaudiendo!...

Lo que se refleja de las apreciaciones citadas, es que la faena fue de una gran importancia y que causó un evidente impacto entre quienes llenaron el Toreo de la Condesa ese domingo de hace cien años. El propio Rodolfo Gaona le confesó a Monosabio para su libro Mis Veinte Años de Torero:

La mayoría de los aficionados ha dicho que la faena a “Revenido”es la mejor que tengo hecha aquí. Creo lo mismo. Y por esto: Hubo dominio completo y cuanto arte puede echarse a un toro… Cuando de un toro se hace lo que se quiere y se le obliga a pasar, a ir de aquí para allá, y se le hace acometer o detenerse cuando uno quiere, entonces es el torero el que manda y el toro quien obedece. Y es el hombre el que lo ha dominado por su arte, por su inteligencia. Esto es lo más que puede pedirse a un torero…

Lo que vino después

La cabeza de Revenido fue reservada por algún aficionado. En la sección de Información General del Universal Taurino del 19 de febrero de 1924 se publicó lo siguiente:

Parece ser que la cabeza del toro “Revenido” de la famosa vacada tlaxcalteca de Piedras Negras, lidiado el domingo último en “El Toreo” y al que Rodolfo Gaona hizo una estupenda faena de muleta, también pasará a formar parte del ornato de los salones del antiguo “Majestic” …

Por otra parte, para el día 29 de febrero – también fue bisiesto 1924 –, el Club Taurino ofreció una comida a Rodolfo Gaona:

Con el objeto de agasajar al diestro Rodolfo Gaona, como acción de gracias por la asombrosa faena que el leonés ejecutó con el toro “Revenido” de la famosa vacada tlaxcalteca de Piedras Negras, el domingo 17 de los corrientes, un numeroso grupo de socios del Club Taurino ha organizado para el próximo día 29 un banquete que será servido en los salones de la mencionada organización… Han quedado ya abiertas las inscripciones para tener derecho a sentarse a la mesa en esa festividad, en la Administración del Club, en la inteligencia de que para poder tomar parte no es necesario ser socio, pues según manifiestan los organizadores, quieren que el homenaje que se le tribute al leonés sea lo más suntuoso…

Breviario cultural

En la misma sección del Universal Taurino en la que se informó el destino de la cabeza de “Revenido”, aparece la siguiente información:

La hermosa colección de cuadros con que cuenta el “Club Taurino” ha sido enriquecida con el reciente donativo que ha hecho el diestro Rodolfo Gaona. Consiste el obsequio en un hermoso cuadro, pintado al óleo por el conocido artista Diego de Rivera y que representa al picador “Mangas”.

Con frecuencia surge la pregunta acerca de la identidad del picador que pintó Diego Rivera. Pues aquí está la solución de esa incógnita. Y ahora sí, hasta la próxima semana.

domingo, 3 de septiembre de 2023

3 de septiembre de 1972: Alternativa de José Antonio Gaona en Málaga

Alternativa de José Antonio Gaona
Foto: Arenas / El Ruedo
El año de 1970 despuntó con la presentación en los ruedos del nieto del gran Rodolfo Gaona. Aquí en Aguascalientes lo vimos en una de las primeras novilladas que ofreció don Guillermo González a la afición, en una temporada en la que vimos también por aquí a otros jóvenes descendientes de hombres ilustres de nuestra fiesta, como José Luis Velázquez o José Antonio Ramírez El Capitán. En la tarde de su presentación cortó dos orejas a uno de sus novillos y al decir de don Jesús Gómez Medina, produjo gratísima impresión y despertó grandes esperanzas entre quienes asistimos a su presentación…

El año de 1971 se presentó en la Plaza México y fue uno de los personajes de la temporada novilleril de ese calendario, detrás de Mariano Ramos y Rafael Gil Rafaelillo, quienes al final, en la historia, resultaron ser los estandartes de ese ciclo. Escribió Daniel Medina de la Serna:

José Antonio Gaona, nieto del Califa de León y sobrino de Jesús Cabrera – su madre era hermana del ganadero –, se presentó (7ª) con los mejores auspicios, demostrando personalidad y clase pues no en balde era nieto de quien era, a todos convención con su muleta de seda aunque estuvo muy mal con el pincho; quince días más tarde, con un toro de regalo convenció hasta a los más escépticos de que podía llegar a ser un torero grande y por lo pronto comenzaron a considerarlo la revelación de la temporada…

Sumó seis tardes en esa temporada, en las que echó a perder varias actuaciones de calado por sus defectos con la espada, pero en la novillada del 26 de septiembre de ese año, en la que alternó con José Ángel Adame y Mariano Ramos, por fin pudo redondear una faena. Escribió el cronista de la agencia que proveyó la información al diario El Siglo de Torreón:

Dos cosas buenas para José Antonio Gaona, ahora mata más que el cólera... y otra, que no se achicó ante el éxito de Ramos... se agigantó con el sexto, cuya muerte brindó al excelente as taurino español Domingo González Lucas “Dominguín”, resplandeciendo como oro de ley la clase de José Antonio, en una faena de pases de todas marcas entre incesantes ovaciones y otra vez a matar superiormente, para lograr una oreja muy bien ganada... El paseo triunfal a hombros fue el obligado epílogo a una tarde de muy grato recuerdo de Mariano y José Antonio...

Después de esa fecha participaría en un par de festejos más, incluido el del Estoque de Plata y empezaría a planear el viaje a la Península Ibérica, mismo que podía sospecharse, del brindis relatado en el párrafo antes transcrito.

Su campaña española de 1972

Llegó a tierras hispanas el 9 de marzo de 1972, con la intención de torear novilladas allá para entrar en el ambiente y recibir la alternativa al final de la temporada que por esas fechas iniciaba. Unos días después de su llegada, Jesús Sotos, redactor del semanario El Ruedo de Madrid, publicó una entrevista con el recién llegado, de la que extraigo:

- ¿A qué aspiras en España?

- A torear veinte o veinticinco novilladas y tomar la alternativa. Mi gran ilusión es ésta.

- ¿Tu debut?

- El domingo que viene, en Sanlúcar de Barrameda con Manolo de los Reyes y Currillo, lidiando ganado de Álvarez Hermanos.

- ¿Quién es tu apoderado?

- Manuel Morillas.

Llega el apoderado a la reunión. Le preguntamos:

- ¿Crees que estará listo el torero para tomar esa alternativa esta misma temporada?

- El chico está puesto y posee magníficas cualidades. Debe, primero, «tomar tierra», compenetrarse con el toro y el ambiente español… Posiblemente para el mes de agosto pueda con toda tranquilidad doctorarse en tauromaquia…

Al final torearía once novilladas entre ese 19 de marzo y la fecha de su doctorado, siendo Zaragoza, Córdoba y Sevilla las plazas de mayor categoría en las que actuó. Su segunda actuación en el ruedo maestrante, el 6 de agosto, alternando con José Andana y Andrés Parrado Niño de la Mañé en la lidia de novillos de Arcadio Albarrán, le reportó la oreja del segundo de su lote. Para el ABC de Sevilla, escribió Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II:

La tarde de su debut en Sevilla, José Antonio Gaona nos pareció un torero correcto y fácil, pero frío. De aquí que pasara sin pena ni gloria. El domingo cambió notablemente la decoración, porque el nieto del famoso Rodolfo Gaona puso ardor en el empeño y superó la prueba airosamente. Su quehacer, auspiciado por el coraje, llegó a tener la vibración necesaria para calentar a la masa, sobre todo en el cuarto novillo, del que cortó una oreja el mozo azteca... A su segundo novillo lo recibió con elegantes lances rodilla en tierra y con ambas rodillas en la arena lo tomó gallardamente en la muleta. Luego, ya erguido, desarrolló un ajustado trasteo, casi todo sobre la derecha, en el que descollaron los pases en redondo. Con celo e inteligencia se impuso al temperamento de la res, a la que tumbó de media estocada, precedida de pinchazo. Por solicitud mayoritaria, obtuvo una oreja, que ostentó con legítima ufanía durante el paseo triunfal...

Terminaría su paso por la novillería la víspera de su alternativa, en Marchena, cortando cuatro orejas y un rabo a los novillos del Conde de la Maza que le tocaron en suerte. 

La tarde de la alternativa

El festejo que se anunció en Málaga para el domingo 3 de septiembre de 1972 tenía un atractivo para la afición local. El cartel era encabezado por dos toreros de la tierra, Andrés Torres El Monaguillo y Pepe Luis Román, quienes, apuntando siempre buenas maneras, no habían tenido suerte para despuntar en plazas de primera importancia. El cartel lo completaba José Antonio Gaona, quien recibiría la alternativa y los toros serían de la ganadería de Pepe Luis Vázquez.

Al final de cuentas solamente se lidiaron cuatro toros de la ganadería titular, uno de Caridad des Allimes de Núñez (2º) y uno de Manuel García Fernández Palacios (3º). El de la alternativa de José Antonio se llamó Serenito. La crónica de Mariano Tudela, enviado especial de El Ruedo al acontecimiento, relata:

LAS BUENAS MANERAS. – Me gustó, y mucho, el temperamento porfión y la gran voluntad torera — de casta le viene al galgo — del nieto de aquel mejicano que tan sonora hizo oír su voz en tiempos en que hacían todo el gasto en los ruedos Joselito y Belmonte. Exhibió, claro, esa falta de placeo de quien no ha toreado mucho en lo que va de temporada, pero demostró, a quienes nos dimos cita en los tendidos de la Malagueta, que mimbres hay para hacer buenos cestos de cara artesanía, teniendo en cuenta, sobre todo, que el joven Gaona se las ha visto el domingo con dos auténticos toros, tan distintos, sin duda, a los novillos que ha despachado hasta ahora en su corta carrera taurina… Si en el toro de su alternativa el público le obligó a dar una generosa vuelta al ruedo, precisamente como premio a las buenas maneras, tras un pinchazo bien señalado y otro hondo, en el otro se le concedió la oreja con toda justeza. Justeza por la valentía y la precisión con que se entregó al matar, volcándose sobre el morrillo y consiguiendo un estoconazo hasta las cintas, que tumbó al toro con espectacularidad. Fue, señores, la estocada de la tarde a un toro – toro que cobraba sentido, probaba, tiraba cornadas y se quedaba a medio viaje…

Si bien la tarde de su doctorado no fue precisamente redonda, José Antonio Gaona pudo dejar una buena tarjeta de presentación en su ingreso al escalafón superior. Agrego aquí que sus alternantes también cortaron una oreja cada uno, El Monaguillo al cuarto de la tarde y Pepe Luis Román al segundo.

Después de la alternativa, torearía seis corridas más, en Melilla, Alcañiz, Morón de la Frontera – plaza esta, propiedad de su apoderado –, Ibiza y dos tardes en Palma de Mallorca, lo que considero que demuestra el interés que creó en su momento, por una parte, su importante ascendencia y por otra, la calidad de su hacer ante los toros.

Su cierre de campaña

El semanario El Ruedo del 17 de octubre de ese año anunciaba que José Antonio Gaona había roto con su apoderado Manolo Morilla. El torero le declaró a Jesús Sotos, entre otras cosas, lo siguiente:

No estaba contento con su dirección y lo mejor que podía suceder era separarnos… ¿Quién te apoderará en el futuro? … La futura temporada española espero que me la trace el gran empresario Diodoro Canorea. Estamos ahora en conversaciones y es muy posible que comience el año taurino precisamente en la Feria de Abril sevillana…

b regresaba a América para estrenar su alternativa en Lima, en la Feria del Señor de los Milagros, en la segunda corrida de ese ciclo, anunciado con toros de Salinas y alternando con José Mari Manzanares y Rafael Puga, quien recibiría la alternativa.

Y todavía, en el número del 31 de octubre, volvió a declarar de nueva cuenta a Jesús Sotos de El Ruedo:

El nieto de Rodolfo Gaona… toreó unas quince novilladas y donde tomó la alternativa. Se llama José Antonio y tiene diecinueve años, y no soy un torero señorito. Yo tengo el apellido Gaona y mi familia el dinero… Vine con el que gané de novillero en Méjico. Allá no se explican siendo el triunfador de la última temporada de novilladas, qué es lo que me ha pasado en España… por una mala administración he pasado inadvertido. Mi apoderado no ha servido ni para aprovechar el cartel que traía de Méjico, ni siquiera para explotar mi apellido... José Antonio piensa que su apellido le debió abrir muchas puertas, y que, si no hubiese demostrado nada después, pues a casa, y en paz. José Antonio dice todas estas cosas del señor Morillas, que también ha roto con José Luis Parada…

Ya en México, José Antonio Gaona empezó el siguiente calendario confirmando en la Plaza México su alternativa malagueña, lo que hizo el 21 de enero de 1973, en una corrida de ocho toros de Tequisquiapan que enfrentaron Jesús Solórzano, Francisco Ruiz Miguel, el colombiano Jaime González El Puno y José Antonio Gaona. En virtud de que El Puno también era confirmante, José Antonio recibió los trastos para pasaportar al segundo de la tarde, nombrado Cazador para la fecha.

José Antonio Gaona ya no volvería a la Plaza México y aquí en Aguascalientes, donde le vimos en sus inicios, le tendríamos en la Feria de San Marcos de 1973, el 1º de mayo y sobre su actuación, escribió don Jesús Gómez Medina:

El José Antonio Gaona que vimos actuar el pasado día primero, sin mengua de su calidad congénita, pudo exhibir un asentamiento, una seguridad y una flexibilidad para hacer el toreo como ahora se estila, sin rigideces ni tiesuras y con ello tuvo para calentar los ánimos de los espectadores… Hay en José Antonio solera taurina de la mejor clase; y no tan solo porque sea nieto del Califa de León, sino también por la calidad y el buen gusto con que hace el toreo…

Así como José Antonio Gaona no volvió a la Plaza México tras de confirmar allí su alternativa, tampoco regresó a nuestras plazas en Aguascalientes. Hoy se desempeña entre otras cuestiones como Juez de Plaza en Puebla y tengo el gusto de recordarle en este aniversario de su alternativa.

domingo, 2 de julio de 2023

1º de julio de 1923: se cierra la historia de Rodolfo Gaona en ruedos de España

Anuncio de la corrida en el diario
Noticiero Universal 30/06/1923

La temporada 1922 – 23 en el Toreo de la Condesa fue, para Rodolfo Gaona, una de marcados contrastes. En la columna de los grandes triunfos, han pasado a la historia sus actuaciones en la 12ª tarde del ciclo, cuando realizó su gran faena al toro Curtidor de Atenco y la del domingo siguiente, después de que sus seguidores le colocaran la tiara de Pontífice del Toreo, a Sangre Azul de San Diego de los Padres

Pero también tuvo tropiezos significativos, pues en la tercera, se le fue vivo Cubeto de Piedras Negras; en la cuarta, un toro de Atenco lo hirió de consideración en un brazo; en la décima, él y Marcial Lalanda salieron abroncados después de una tarde aciaga y en la décimo sexta, sin tener que ver en el asunto, la concurrencia desquitó con el Califa su enojo, porque le correspondió el lote parchado de un encierro de Palha, que llegó a México con solamente cinco toros aptos para la lidia.

Quizás era que la afición de la capital estaba impresionada por los alardes de valor de diestros como Luis Freg, Juan Silveti – que fue el que más tardes actuó en la Condesa – o aquél que fue banderillero de Belmonte, el trianero Manuel García Maera, quien en una tarde cortara los dos rabos de los toros que le tocaron en suerte. Y también las valerosas excentricidades de Larita. La cuestión es que, había razones suficientes para justificar la subida del nivel de exigencia hacia el llamado Petronio de los ruedos y los que pagan su entrada, las hicieron valer.

Rafael Solana Verduguillo narra en su recuento histórico de la fiesta de esa época, acerca de esa situación, lo siguiente:

A mediados de ese año de 1923, Gaona partió para España. No tenía el menor deseo de ir a despedirse de los públicos españoles, pero “Monosabio” y yo casi lo obligamos… “Debes poner tierra de por medio. Rodolfo, dijo don Carlos Quirós en cierta ocasión en que comíamos juntos accidentalmente… Le decía yo a Rodolfo, manifestó don Carlos, que sería muy conveniente que se fuera a España. Es necesario que la gente deje de verlo, que se ausente para que el público lo extrañe. Cuando los artistas viven en un lugar, como que se le pierde la estimación a fuerza estarlos viendo a todas horas… Soy de la misma opinión, dije yo, Gaona debe irse, aunque toree poco, aunque no gane nada. La ausencia estimula al afecto…”. Al terminar la comida, Gaona nos prometió que saldría para Europa. Torearía poco, unas cuantas corridas en España, otras en Francia y se despediría definitivamente de aquellos públicos…

Así fue, de acuerdo con el periodista veracruzano, que don Rodolfo Gaona se decidió a intentar una campaña de despedida en los ruedos de Europa.

La realidad de la fiesta en España

Al llegar Rodolfo Gaona a tierras hispanas, se encontró con una realidad muy distinta a la que había dejado allá un par de años antes. Ahora para actuar en las plazas de importancia había que pertenecer a la Sociedad de Matadores de Toros y Novillos, una agrupación sindical que era controlada bajo cuerda por la Asociación de Empresarios y Propietarios de Plazas de Toros de España, misma que, si hacemos caso a la historia escrita en España, surgió hasta 1924 y con la finalidad de impedir que Ignacio Sánchez Mejías pudiera torear en las plazas que pertenecían a esa asociación – Madrid, Sevilla,  Bilbao, Valladolid y Vitoria entre las más destacadas – estableciendo además para los otros toreros, un honorario máximo de siete mil pesetas. Así se lo contó a Monosabio el Indio Grande:

Yo fui a España a saludar a mis amigos y a despedirme de los públicos que más me quisieron: torearía ocho, diez corridas, en ciertas plazas: serían las últimas corridas, porque ya hay que ir pensando en otra cosa… Eso sí: mantendría mi categoría y la haría respetar en todo, especialmente en lo que mejor se demuestra: ¿Cuánto cobras? Tanto vales… Nada de pensar en pelear con nadie, ni en quitar a ninguno el sitio que justa o injustamente disfrute… Pero, no pudo ser sino a medias... Las empresas estaban sindicalizadas. Los toreros sindicalizados y los ganaderos también. Para torear había que ingresar en esa Asociación que manejan los empresarios: ellos fijaron que ningún matador de primera fila habría de cobrar más de siete mil pesetas, y para mí esa suma es una insignificancia, porque no me alcanza para los gastos más indispensables. No quisieron hacer sino una excepción en favor de Rafael “El Gallo”, pero no para mí… Y yo pensé que las categorías y el precio los señalan los públicos y no los sindicatos. Está bien que se reúnan en manada los que no pueden andar solos… El cartel hay que buscarlo toreando. Y no accedí a ingresar en el Sindicato, ni acepté la tarifa standard que habían aprobado Y... no pude torear sino en las plazas que habían quedado fuera del control de las empresas asociadas y con los toreros que no se habían sindicalizado...

Ante ese escenario, Rodolfo Gaona apenas pudo actuar en un puñado de festejos y por supuesto, las plazas de importancia quedaron excluidas de su gira de despedida. Sin embargo, en Lisboa cobró lo que ninguno antes había recibido por actuar allí y en Barcelona, no en la Monumental, tampoco en Las Arenas, pero sí en La Barceloneta, pudo impartir su postrera lección magistral, misma que ha quedado para la historia, por lo que el hecho en sí representa, como por lo que en la fecha el torero de León realizó.

Rodolfo Gaona y Beato

Para el domingo 1º de julio de 1923 se anunció una corrida de toros en la plaza de toros de La Barceloneta. La publicidad señalaba que se lidiaría un encierro de Arribas por Rodolfo Gaona, en su despedida, Diego Mazquiarán Fortuna y Francisco Vila Rubio de Valencia. Aclaro que la publicidad anunciaba los toros como procedentes de Arribas, porque posteriormente la mayoría de las crónicas señalarían que procedieron de Andrés Sánchez y Sánchez, de Salamanca y aún algún otro indicó en su información que fueron de la Viuda de Tovar.

El cuarto de la sesión se llamó Beato, fue cárdeno oscuro y tras de ver el resultado del conjunto del festejo, fue el mejor de la corrida. Ante ese Beato, fue que Rodolfo Gaona dejara su última gran exhibición de arte y de poderío en ruedos españoles. La impresión que causó a quien firmó como Carrasclás en el diario barcelonés Noticiero Universal, fue la siguiente:

El toro “Beato”, un cárdeno de buen tipo, no fue un portento de bravura. Fué más noble que bravo, aunque se arrancó pronto y bien a los caballos. Lo que hizo a pedir de boca es embestir, dando lugar a Gaona, que no deseaba otra cosa que un buen toro para torear, á que nos extasiara primero con unos lances de capa que fueron un modelo de arte, de temple y de finura, que se premiaron con una atronadora ovación… Cambiado el tercio, cogió banderillas Gaona y en un santiamén, pronto y ligero, para que no se le agotase el toro, con su arte peculiar y su seguridad pasmosa, clavó cuatro soberanos pares, premiados con otras tantas ruidosas explosiones de palmas… Pero con todo y ser lo relatado tan exquisito, dejó Rodolfo lo más asombroso para el final… Y el acontecimiento fue un faenón enorme. El soberbio ayudado con que Rodolfo lo empezó, levantó un olé, y al olé siguió una formidable ovación por tres naturales magnos que dio Gaona a continuación, ligándolos admirablemente, a los que siguieron uno alto finísimo y otro de pecho estupendo… El entusiasmo que la faena provocó, delirante. No tuvo Rodolfo completa suerte al matar. Aunque arrancó con decisión y bien, coló poco el estoque en las dos veces que entró, y tuvo que descabellar, pero no por esto dejó de ser la ovación final tan enorme como fue la faena, viéndose obligado el gran torero a dar una vuelta triunfal y á salir tres veces á los medios por no cesar los atronadores aplausos...

Por su parte, el corresponsal del diario El Heraldo de Madrid, advirtió lo siguiente:

Cuarto. – Cárdeno y bien puesto. Gaona es ovacionado al veroniquear; en un quite, en el que deja saborear su excelente estilo de torero, es de nuevo ovacionado. Gaona coge los palos, y al cuarteo, deja un par superiorísimo; repite con otro de poder a poder, inconmensurable. (Ovación). Clava otro en la misma forma y cierra el tercio con uno de frente muy bueno. Brinda la muerte desde el centro de la plaza. Comienza la faena de muleta con un pase ayudado por alto con los pies hundidos en la arena, y después lo más grande que Gaona ha hecho en Barcelona; una faena ligada de pases de pecho y naturales, pases improvisados, pases de molinete; se tira a matar y deja media estocada; sigue toreando entre ovaciones y música, y se tira de nuevo y señala un buen pinchazo; intenta el descabello, y acierta al primer intento. (Ovación, dos vueltas al ruedo y salida por tres veces a los medios. Petición de oreja que el presidente no concede)…

El diario madrileño Informaciones, en la relación de su corresponsal, destaca:

CUARTO. – Gaona da unos lances quieto y airoso y es muy aplaudido. Tardeando y sintiéndose al hierro toma el toro las varas reglamentarias y hay un quite por barba, muy adornados. Rodolfo coge los palos, y en un santiamén pone cuatro pares; los tres primeros de poder a poder, estilo Joselito, que se ovacionan, y el cuarto cambiando el viaje, muy fino. (Ovación)… Brinda desde el centro de la Plaza para despedirse, y empieza la faena con un pase por alto, superior; sigue con tres naturales, soberbios, seguidos del de pecho, continúa con la faena más grande que ha hecho este torero en Barcelona, en la que cada pase es un derroche de arte y maestría. (música, ovación continua y el delirio). Entra bien a matar para media desprendida. Más trasteo y un pinchazo alto. Descabella. a pulso y se repite la ovación grande, petición de oreja que ha debido concederse; vuelta al ruedo y salida tres veces a los medios. Todo merecido…

¿El pase del centenario?

El cronista del Noticiero Universal, al mediar el cuerpo de su narración de la faena de Gaona a Beato, se detiene a describir lo siguiente:

Loco el público, pidió música, y a sus acordes Gaona prosiguió su magnífica labor, dando dos vistosísimos pases cambiándose la muleta, tras de los cuales cayeron gorras y sombreros al redondel; dos ayudados finísimos, uno soberbio de rodillas, un molinete, dos de costado (a modo de gaoneras), dos de pecho con la izquierda y un natural con la derecha, todos ellos dados con arte soberano y una finura, una suavidad y un temple superiores a toda ponderación…

Dos de costado a modo de gaoneras... Eso seguramente es una descripción de una suerte no vista antes por el cronista de Barcelona y que fue estrenada por Rodolfo Gaona el 20 de septiembre de 1921 en el Toreo de la Condesa, aunque en las crónicas de la corrida celebrada el 27 de abril de 1919 en Madrid, al describirse su faena al toro Vizcaíno del Duque de Veragua, también se relata que con la muleta dio dos preciosos pases gaoneros, como las gaoneras o de frente por detrás… No es una suerte que se haya prodigado y parecía en buena medida una verdadera entelequia, pero ya tenemos aquí una tercera referencia escrita a su realización en una corrida de toros por parte de su autor.

La prensa de Madrid

La prensa taurina madrileña materialmente ignoró el paso de Rodolfo Gaona por España en esa breve y última temporada que hizo por sus plazas. Pero tuvo buen cuidado de anunciar su regreso a México, como se puede ver de esta nota aparecida en el semanario El Toreo del 16 de julio del mismo 1923:

Amigos íntimos de Gaona expresan la amargura que este diestro ha sentido por el vacío que se le hace en España… Volvió a España, esperando una acogida satisfactoria; pero se duele de la actitud de sus compañeros españoles, que le dificultan actuar, poniéndole vetos que le hacen imposible su estancia, malogrando sus deseos de despedirse del público español… Se dice que vendrá a España con objeto de organizar corridas por su cuenta y dar trabajo a los toreros modestos, despidiéndose después; pero las empresas y los toreros le han impedido que actúe en plazas no asociadas… La última corrida que ha toreado en Barcelona cierra su despedida en España… Ahora marcha a Lisboa, regresando seguidamente a Méjico… Hace comparación entre el modo que se le atiende a él aquí y cómo se le recibe a los toreros españoles que van a Méjico… Cree absurdo pagar una multa y sufrir un castigo que le imponga la Unión de Matadores, ligándole a una dependencia de las empresas…

Como se puede leer, las heridas que quedaron abiertas con la salida de Gaona de España en 1920, no estaban debidamente cerradas. La prensa de la capital española no le podía perdonar que se hubiera mantenido en una primera fila por más de una docena de años en competencia con las cumbres de la llamada Edad de Plata de la fiesta española.

Pero se pudo despedir, donde sus méritos fueron tenidos en cuenta, como una figura del toreo, demostrando que estaba en plenitud de facultades y que podía, de así quererlo él, competir con quien se le pusiera delante.

domingo, 25 de junio de 2023

Mexicanos en solitario en ruedos europeos

Hace una semana el michoacano Isaac Fonseca, demostrando una vez más que lo único seguro en el toreo es el azar – Alameda dixit – terminó por matar con lucimiento él solo seis toros en la plaza de Colmenar Viejo. El festejo, final de la Copa Chenel, se anunció como un mano a mano en el que alternaría con el salmantino Juan del Álamo, con toros de tres ganaderías diferentes y de distintos encastes y que, al decir de las crónicas, algunos fueron destartalados en sus hechuras.

El que abrió plaza se echó a los lomos apenas en los quites a Juan del Álamo y ese seguro azar del toreo dejó las cosas dispuestas para que Isaac Fonseca tuviera a su disposición la corrida completa, que al final, resultó ser de cuatro ganaderías distintas y solamente se lidiaron cuatro de los toros anunciados originalmente. Es de resaltarse que el torero mexicano también fue herido por el tercero de la tarde y que, con discreción, se mantuvo en el ruedo y concluyó la tarde. Llevaba, durante la lidia de los tres últimos toros, una cornada de 18 centímetros en la zona de la rodilla derecha, lo que no le impidió cerrar triunfalmente su actuación.

El resto de esta historia ha sido ya contado con amplitud y también se da seguimiento a la evolución de los toreros heridos, pero al calor de este suceso, surgen preguntas acerca del número y época de las oportunidades que han tenido nuestros toreros de actuar en solitario en ruedos de Europa, sea porque así se hayan anunciado o porque la suerte los dejó en esa circunstancia. 

Hemos hecho una revisión de los libros de la historia, y esto es algo de lo que se ha podido encontrar.

Rodolfo Gaona

28 de junio de 1908, en Tetuán de las Victorias, cuatro toros de Basilio Peñalver. Esta actuación la organizó su maestro Ojitos, con la finalidad de que la prensa madrileña y el empresario de Madrid, Manuel Retana lo vieran y le dieran la ocasión de confirmar su alternativa. Fue la primera corrida que Gaona toreó como matador de alternativa. Me he ocupado en estas páginas con mayor extensión de este festejo en este lugar.

14 de julio de 1912, en Madrid. Gaona se anunció para matar seis toros de Trespalacios. Al final se lidiaron cinco de estos y uno de Benjumea. Esa tarde salieron al ruedo por su orden Monterito, Saltador, Garabito (este de Benjumea), Granizo, Azafranero y Churrero en una tarde ventosa, que impedía el lucimiento de los toreros y sí a esto sumamos el hecho de que los seis toros, de acuerdo con la crónica publicada en El Imparcial, parecieron una parada de cabestros, el resultado para el discípulo de Ojitos no fue halagüeño, pues el de Benjumea se le fue vivo tras los tres avisos y el sexto le dio una paliza tal, que obligó a que por orden de la presidencia del festejo, lo terminara el sobresaliente Carlos Lombardini. De esta tarde ya me había ocupado por aquí en este sitio.

Fermín Espinosa Armillita, Madrid, 24 de julio de 1932

La empresa madrileña anunció para el 9 de junio de 1932 una corrida extraordinaria, en la que alternarían Luis Fuentes Bejarano, Armillita y Manolo Bienvenida, quienes darían cuenta de una corrida de Marcial Lalanda, que haría su presentación en la capital de España como ganadero de reses de lidia. No está de más hacer notar que los toros llevaban todavía el hierro de don Antonio Flores Tassara, que fue quien enajenó la ganadería al más grande, según dice su pasodoble. 

Esa corrida se suspendió por la ausencia del hijo del Papa Negro principalmente, pero la prensa madrileña de la época acusó al entorno de Armillita de pretender extorsionar a la empresa ya en el patio de cuadrillas para que se le incrementaran sus honorarios y se le firmara un par de corridas más.

Al final de cuentas, el Maestro de Saltillo logró saldar sus cuitas con Retana y para el 24 de julio siguiente se anunció en solitario con los toros de Marcial Lalanda. Huelga reiterar que continuó la conjura de la prensa madrileña en su contra, aplicando un criterio imperante en estos tiempos, en el sentido de que no salió de la plaza con las orejas en las manos y cargado a hombros por la afición. Pero tampoco fue un fracaso rotundo. La reflexión final de la crónica de Gregorio Corrochano en su crónica del ABC madrileño, es ilustrativa:

Hubiera deseado una tarde decidida, que fuese una lección a los toreros españoles que no quisieron la corrida de Marcial, incluyendo el propio ganadero. Porque ¿para cuándo se deja la ocasión de ser torero? Al ver don Marcial que no querían sus toros, debió decirle a Marcial: toréalos tú...

La carrera de los toreros, aún la de las grandes figuras de la historia, no se ilustra en blanco y negro exclusivamente, también tiene amplias gamas de grises. De esta accidentada tarde me ocupé en su día aquí y aquí.

Carnicerito de México, 12 de octubre de 1932

El mismo año en el que Armillita lo intentó en Madrid, don Pedro Balañá decidió terminar su temporada reiterando su admiración y respeto por los toreros que llegaban de este lado del mar. Para la Fiesta de la Raza, como entonces se celebraba, anunció una corrida de toros de los hermanos Pallarés Delsors para que los lidiara como único espada el diestro originario de Tepatitlán, Jalisco, José González Carnicerito, con el agregado de México, para evitar allá en España, se le confundiera con Bernardo Muñoz Carnicerito de Málaga.

El resultado no fue halagüeño, la crónica que se publicó en el semanario La Fiesta Brava de la Ciudad Condal únicamente establece que Carnicerito pudo con los toros, que, por su parte, sacaron guasa y poca fuerza, logrando cortar una oreja al segundo de la tarde.

Fermín Rivera, Burdeos, 22 de septiembre de 1946

Fermín Rivera fue uno de los diestros que durante el conflicto entre las torerías de México y España que abarcó los años de 1936 a 1944, no dejó de torear en Europa. Lo hizo en ruedos de Francia y Portugal, junto con varios otros diestros de su generación, como Silverio Pérez o Ricardo Torres, quienes tuvieron un sólido cartel ante aquellas aficiones y eran la carta de presentación de nuestra fiesta en esas tierras. Aprovechaban así el ritmo lento que las cosas de los toros toman aquí en México durante el verano.

Ya en el 46 las cosas estaban más o menos arregladas y los nuestros volvieron a España, pero también muchos se presentaron en plazas francesas y los que ya eran conocidos allí, como el Maestro de San Luis, tuvieron ocasión de ampliar los horizontes de su temporada europea aprovechando los contactos y triunfos obtenidos con anterioridad. Así fue como Fermín Rivera llegó al coso de Burdeos para matar un encierro de Pouly. La crónica publicada en el ABC madrileño del 25 de septiembre siguiente dice entre otras cosas:

...ha revestido caracteres de sensacional acontecimiento, ya que la afición y crítica han recordado como único caso el de “Guerrita”, que también fue capaz de llenar por sí solo la plaza francesa para la lidia de seis toros. Los billetes se agotaron dos días antes y concurrió la élite de la afición francesa...

Esta tarde fue triunfal para Fermín Rivera, pues la saldó con el corte de siete orejas y un rabo y fue llevado en hombros por la afición por las calles de la ciudad por un largo rato después del festejo.

Rodolfo Rodarte

San Sebastián, 25 de mayo de 1911. La novillada programada para esa fecha era un mano a mano entre el torero de San Buenaventura y el vallisoletano Pacomio Peribáñez, quienes enfrentarían seis ejemplares de Amador García, antes del Cura de la Morena. En un caso parecido al de Juan del Álamo, Peribáñez se fue a la enfermería para no salir tras los primeros lances de capa. Se fue con una herida en las inmediaciones del ojo izquierdo, que dice el parte médico que quedó al descubierto.

Así, Rodolfo Rodarte tuvo que despachar la novillada completa y lo hizo con lucimiento. La crónica aparecida en El Pueblo Vasco del día siguiente al del festejo, dice:

La corrida fue dura, muy dura; ofreció dificultades, que el gran Rodolfo supo vencer a fuerza de valor y arte, y el público, que festejó sin interrupción al chico, dio pruebas de una inteligencia y una justicia dignas del mayor elogio...

Saldó el compromiso cortándole una oreja al quinto y también, dicen las crónicas, con un metacarpiano fracturado al aguantar un derrote tras de matar al sexto. Así, sigue el cronista, se lo llevaron en hombros hasta la fonda.

Tetuán de las Victorias, 1º de agosto de 1915. Se le anunció para matar seis novillos de Antonio Arroyo, antes Ángel Cabezudo, hierro que hoy corresponde a la ganadería de La Guadamilla. El sobresaliente del festejo fue un torero que hizo campañas aquí en México, Emilio Mayor Mayorito y que cobraría protagonismo, por solicitar a la presidencia del festejo – de rodillas – que se le permitiera matar al sexto, cosa que ni Rodarte ni quien presidió aceptaron, con cierto desagrado de la concurrencia.

El coahuilense radicado en Aguascalientes terminó el festejo cortándole la oreja al cuarto de la tarde. La concurrencia, que llenó la plaza, salió complacida, algunos cronistas no tanto, como el de La Lidia”, que resumió:

El ganado cumplió, sin excederse. Rodolfo Rodarte superior en dos y bien en los restantes. Lo mejor de la corrida, dos pares de banderillas en el cuarto toro de José Rodarte, El servicio de caballos, detestable… La presidencia, muy acertada.

En la variedad estará siempre el gusto y de la discusión, normalmente, siempre nace la luz.

Dos menciones especiales

El 31 de mayo de 1911, en Cáceres, se contrató a Rodolfo Gaona para torear un mano a mano con Cocherito de Bilbao lidiándose toros de Palha. El diestro bilbaíno fue herido por el tercero de la tarde y el Califa terminó despachando cinco de los toros que se anunciaron. Le cortó una oreja al cuarto de la tarde y al final de la tarde se lo llevaron en hombros.

El 25 de mayo de 1952, en el festejo que cerró la Feria de San Isidro de ese año, se anunció una corrida de don José Luis y los herederos de don Felipe de Pablo Romero para Raúl Acha Rovira, Juan Silveti y Pablo Lozano. El tercero de la tarde causó una conmoción cerebral a La Muleta de Castilla tras arrollarlo cuando pretendía recibirlo a porta gayola y después hirió a Rovira en la suerte de matar. Así, el hijo del Tigre de Guanajuato se quedó con cuatro toros de ese encierro y le cortó las dos orejas a Campero, el quinto, consiguiendo así abrir la Puerta de Madrid, siendo el primer torero mexicano en hacerlo en una Feria de San Isidro.

Para terminar

Cada una de las historias aquí pergeñadas merece ser contada de manera individual, extensivamente, porque encierran importantes dosis de valor y de torería. Son, en una medida importante, parte de los cimientos sobre los cuales se sostiene el edificio de nuestra tauromaquia contemporánea, pues sin ellas, sin sus actores, sin los logros que consiguieron, no es posible entender lo que hasta hoy se ha avanzado y lo que está por venir.

Aldeanos