Ha concluido de manera abrupta y por ende inesperada la edición
2009 de la
Feria Nacional de San Marcos. La cuasi pandemia de lo que coloquialmente se conoce como la
Influenza Porcina ha aconsejado que nos pongamos a buen recaudo y que todos los lugares que funcionan a partir de la concentración de grandes grupos de personas – las plazas de toros incluidas – cierren sus puertas hasta una ocasión mejor.
Bajo esa lamentable circunstancia, en esta oportunidad, la
Feria de San Marcos terminó con la apariencia de las que se daban entre la mitad y el último cuarto del pasado siglo. Tres festejos, dos corridas y una novillada. En aquellos días, era lo que había, hoy, nada más lo que pudo ser, quedándose en el caldero la parte más nutrida del serial, en la que participarían
El Juli,
Sebastián Castella y los jóvenes mexicanos
Joselito Adame y
Octavio García El Payo, como los principales atractivos de ese tramo del cartel ferial.
De acuerdo con declaraciones del Gerente de la Empresa, el matador de toros retirado
Ricardo Sánchez, se calculaban entradas que rozaban el lleno para los días 30 de abril y 1, 2 y 3 de mayo. Me consta por otra parte, que para la corrida del día 2, ya no había entradas
ni para remedio, como decía mi padre. Estas buenas entradas, sumadas al lleno de
no hay billetes del día 25 de abril, redundaría seguramente en un éxito económico para los organizadores de la Feria, que al final de cuentas, verían que más de la mitad de los festejos mayores que ellos propusieron – la corrida de la
Oreja de Oro la ofrece la Asociación Sindical de Matadores – tuvieron entradas calificables de extraordinarias, lo que no sucedía en muchos años.
En los festejos ocurridos, habrá que destacar por una parte la entrega y el valor del torero local
Fabián Barba, que venía jugándose el futuro a una sola carta no obstante su interesante actuación del año anterior. Le correspondieron dos toros con diferente tipo de complicaciones – de esas que dan la edad y la casta – de la muy bien presentada corrida de
Medina Ibarra, en el festejo del día 24 de abril. Evidenció que ha visto poca acción, pero suplió las deficiencias que la falta de sitio ocasiona poniendo el corazón por delante y cortando dos muy merecidas orejas en una tarde en la que
Rafael Ortega poco expuso a pesar de la voltereta que se llevó;
Antonio Barrera estuvo anodino – como casi siempre que está por aquí – y
Juan Antonio Adame vio descender su cotización de una manera estrepitosa.
El día del Santo Patrono algunos pronósticos se cumplieron. En efecto,
José Tomás y
Arturo Macías fueron los que se quedaron con la atención de la afición que se congregó en la
Monumental Aguascalientes y los que escribieron las páginas más memorables de la historia de esa tarde. El
numerito de la sesión, quedó a cargo de los ocupantes del palco de la Autoridad, que una vez más exhibieron que en eso de medir, existen cuando menos dos varas.
La faena de
José Tomás fue una de las importantes que se han realizado en el ruedo de nuestra plaza, mal culminada, con un pinchazo en lo alto y una estocada trasera y tendida. Al final, se obsequió la petición mayoritaria y se le concedió la oreja.
Arturo Macías evidenció asentamiento, un avance que sin duda le lleva por el camino de consolidarse como uno de los toreros que pueden llevar con orgullo el pabellón mexicano en cuanta plaza se presente. Su faena tuvo momentos de mucha plasticidad y de toreo suave, acariciador, pero también, hay que reconocerlo, por instantes, recordó el torbellino que era y que le llevó a los primeros triunfos. Eso sí, sin que disminuyera la algarabía en los tendidos en momento alguno. A la hora de oficiar con la tizona, primero un pinchazo y después un espadazo atravesado que
hace guardia y que habilidosamente extraen las infanterías. Don
Manuel Ramírez de la Torre, Juez de Plaza – Presidente – de inmediato obsequia la petición popular con dos orejas, las que recibió entre algunas protestas el paisano.
Las circunstancias del remate de las faenas fue similar, un pinchazo seguido de una estocada defectuosa. ¿Cuál era el motivo de premiar de manera distinta? Una segunda oreja chauvinista en lugar de valorar un
gran triunfo, pone en entredicho el real valor de la actuación de un torero. Y pensar que el Alcalde nombró solamente a un Juez de Plaza para evitar esas
divergencias de criterio. ¿Se imaginan lo que sucedería si ocuparan el palco varios en los distintos festejos? ¡Guárdenos Dios!
En esta misma tarde actuó
Zotoluco, que tuvo que ir a revientacalderas en el cuarto. Cortó una meritoria oreja en una tarde en la que se observó en los tendidos la urgencia de que terminara con su actuación para que dejara el ruedo libre a
José Tomás y a
Arturo Macías. Tiene sus inconvenientes el acartelarse con determinados toreros, porque a la hora de la verdad, no se valora en justicia lo que se hace frente a los toros, sobre todo, cuando andan bajos de raza.
La novillada del día 19 fue una prueba para los jóvenes que la enfrentaron. Al final, el mayor rodaje de
Fernando Labastida fue lo que le permitió salir avante,
Jorge Adame exhibió que tiene idea pero que le falta rodaje y el caleño
Fernando Alzate volvió a mostrar su indómito valor, pero también confirmó que, de acuerdo con lo que le vimos el año pasado, ha retrocedido algo en cuanto a su hacer delante de los toros.
En cuanto a los tres encierros jugados – dos corridas y una novillada – habrá que señalar que los toros de
Medina Ibarra tenían cuajo, fueron bravos para los montados y que sacaron las complicaciones que son propias del toro bravo que lo es por su edad. El quinto de esa corrida, segundo del lote de
Rafael Ortega, era un toro para salir con un gran triunfo de la plaza, pero su matador prefirió instrumentar un trasteo de cara a la galería y en esa tesitura, hasta una voltereta sacó, lo que le impulsó a cambiar el planteamiento y a salir del paso con brevedad. Solamente
Fabián Barba aprovechó dentro de sus capacidades el lote que le correspondió.
La corrida de los
Herederos de Teófilo Gómez hizo buenas las previsiones que sobre ella se plantearon. Muy justa de presencia, muy escasa de raza y aunque se concedió el arrastre lento a un torito de esos de
entra y sal, a falta de ese ejemplar y de la entrega de
José Tomás y
Arturo Macías, se pudieron cargar la tarde. Desde antes del festejo muchos nos preguntábamos por la fijación del de Galapagar por esos ganados, pues el año pasado, en la misma fecha, salió con lo mismo. Después, en un programa de radio, el matador retirado
Ricardo Sánchez dio algo de luz sobre el asunto cuando dijo que en muchos casos, no es la Empresa la que adquiere los toros, sino que son los toreros los que se los revenden. ¿Será este uno de esos casos? Sobre este particular
recomiendo ver esta interesante entrevista, realizada al ganadero mexicano José Marrón, en su calidad de
Presidente de la
Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia.
La novillada de
Malpaso sacó complicaciones, pero los novilleros están en una etapa de aprendizaje y en esa etapa es donde se tienen que adquirir las habilidades necesarias para dar a cada toro la lidia que requiere. En la carrera de un torero habrá más de un toro que le pida a su presunto matador
el carnet y la única manera de aprender a resolver las interrogantes que estos plantearán, es delante de los que vayan saliendo. Seguramente que en esta tarde los interesados habrán obtenido ideas que en lo futuro les serán de gran utilidad.
En cuanto a la autoridad, aparte de lo ya indicado arriba, habrá que señalar que sin justificación, ordenaron el retiro de los montículos de arena que se colocaban delante de cada uno de los burladeros y que constituían un obstáculo visual para evitar que los toros se estrellaran en ellos. Eso tuvo su precio. El tercer toro del día 25 de abril se estrelló de salida y cayó fulminado allí mismo. Quizás no se vean muy estéticos esos cúmulos de arena, pero en verdad que en los casi treinta y cuatro años de existencia de la plaza, esta es la primera vez que esto sucede. Ojalá enmienden para futuros festejos.
Ya no resta más que esperar para el mes de noviembre, cuando se dé el
Festival de Calaveras, en el que ya se habla de que en lugar de la solitaria corrida que se acostumbra, quizás se ofrezca una mini – feria de tres o cuatro festejos. Ya veremos…