Pensarán Ustedes que nada original tengo para decir, pues de nueva cuenta recurro a la biblioteca para ocupar un espacio – largo contra los consejos de los amigos – en esta bitácora, pero creo que esta otra anécdota lo vale, sobre todo, partiendo del hecho de que en estos días se reivindica la importancia que para la Historia de la Fiesta ha tenido la figura de
Ignacio Sánchez Mejías.
Nuestra
Plaza de Toros San Marcos cumplió cien años el 24 de abril de 1996 y en dicho coso han actuado las principales figuras de la torería de su tránsito histórico, salvo los casos en el Siglo XX de
Joselito,
Domingo Ortega y
Antonio Mejías Bienvenida y de los actuales, solamente
Enrique Ponce.
Luis Efrén de la Torre Aguilar,
El-Hombre-que-no-cree-en-nada, nació en Aguascalientes en 1889 y fue colaborador de las más serias publicaciones que sobre toros se han hecho en México, como
El Universal Taurino, Toros y Deportes, La Lidia, El Ruedo, La Fiesta y
El Redondel. Su comentario en torno a la presencia de
Ignacio Sánchez Mejías en nuestra Ciudad lo publicó su sobrino
Jesús Antonio de la Torre Rangel primeramente en el número 91 de la revista
Crisol, correspondiente al 21 de abril de 1997 y posteriormente en este año 2008, como parte del libro
Aguascalientes 1900: toros y sociedad y otros escritos taurinos (ICA - PACMYC, 2008, Págs. 95 - 116), en un extenso capítulo dedicado precisamente a la obra de este importante escritor taurino, que en su época de estudiante, fuera condiscípulo de
Ramón López Velarde, uno de los grandes poetas mexicanos del entresiglos del XIX y el XX.
La anécdota en cuestión es la siguiente:
Ante los triunfos alcanzados en la competencia Gaona - Sánchez Mejías durante la temporada capitalina 1920 - 1921, la empresa encargada de los festejos para la feria primaveral del segundo de los años citados, no vaciló en ajustar a estos dos notables lidiadores, firmando contrato con Sánchez Mejías para tres corridas que deberían verificarse los días 21, 24 y 25 de abril, y con Gaona para las dos últimas. Como un detalle de como se las gastaba nuestro Petronio del toreo, voy a intentar dar una idea de lo acontecido en los fracasados festejos que significaron para la inexperta empresa una pérdida de varios miles de pesos.
Queda dicho ya que Sánchez Mejías debería torear las tres corridas, alternando con Rodolfo en las dos últimas para las que había sido contratado; pero la cándida empresa pasó por alto una cláusula del contrato de Gaona en que se hacía constar que el torearía con quien quisiera. La primera corrida se verificó toreándola Ignacio con Zapaterito, habiendo alcanzado triunfo clamoroso el sevillano, no obstante que la entrada fue tan insignificante por haberse llevado a cabo en día laborable. Tan mala fue la entrada que Mejías, al brindar el primer toro, dirigiéndose a la presidencia (Doctor Rafael de la Torre) y a un grupo de aficionados aguascalentenses que habíamos ido desde esta Capital a presenciar las corridas dijo: “Brindo por usted, por este público que, aunque escaso, es muy selecto”.
Para el segundo festejo se anunció como estaba prevenido, el mano a mano Gaona - Mejías, sorprendiéndose la afición el día de la corrida con la circulación de nuevos programas conteniendo la novedad de un cambio radical en el cartel: Sánchez Mejías sería sustituido por Carlos Lombardini en atención (esto no lo rezaban los programas) a la famosa cláusula de imposición. Mejías alegó insistentemente su compromiso y absoluto derecho para tomar parte en la lidia de esa tarde; Gaona se impuso y hubo de recurrirse a la intervención de las autoridades, inclusive la del señor don Rafael Arellano, Gobernador del Estado, para hacer desistir a Sánchez Mejías de su decisión de presentarse en la plaza vestido de luces a la hora de la corrida, llegándose por fin a hacer uso de la fuerza armada para que impidiera aquella justa determinación, lo que se logró gracias a la intervención de los señores Madrazo, propietarios de la ganadería de La Punta, quienes se llevaron a Ignacio a su finca poco antes de que empezara el festejo.
La corrida resultó un verdadero desastre. Lombardini fue cogido al intentar banderillear a su primer enemigo y Gaona, a quien correspondía cargar con el peso del encierro, hizo una de las suyas, fracasando rotundamente.
Este es el testimonio de
El-hombre-que-no-cree-en-nada, que nos revela por un lado la presencia de
Ignacio en estas tierras y por el otro, confirma la animadversión que se guardaban
Gaona y él, llevada a extremos tales por el
Califa de León, que le llevó a modificar un cartel previamente anunciado, con tal de no encontrarse con él.
Respecto de esta tarde, decía don
Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de esta tierra, que cuando le reclamaban a
Gaona su mala actuación ese 24 de abril, respondió a sus interpelantes:
si quieren verme bien, vayan a México, allá es dónde…
El cartel que anuncia el documental
Ignacio Sánchez Mejías. Más allá del toreo, es obra de
Claqueta