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domingo, 3 de noviembre de 2024

1º de noviembre de 1944: Festival homenaje a Rafael El Gallo en Sevilla

Para el día de Todos los Santos del año 44 del pasado siglo, Rafael El Gallo era ya sexagenario y tenía casi una década de haber toreado vestido de luces por última vez. Sus señas reconocidas por la afición, eran las de la tertulia que en torno suyo y el de Juan Belmonte, se formaba en la calle Sierpes, en Sevilla, en Los Corales, que también tenía otro acceso por Almirante Bonifaz. Allí se podía encontrar a ese torero que, a casi siglo y medio de su natalicio, cabe cada vez más en la descripción que de él hiciera en su día Selipe:

Rafael rechazó catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas. Sus suertes no se comprendían en lo definible, ni sus actuaciones dentro de lo regular: era imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a predicciones los inequívocos alardes de valor y los celebrados eclipses del mismo. Tan genuinamente único era en su toreo Rafael "El Gallo" que anduvo solo y revistió de inverosimilitud su imitación. Al lado de la gran pareja de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vivió su carrera diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos. No le estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas...

Rafael no se distinguió por cuidar los buenos dineros que debió ganar en su paso por los ruedos, así, para el mediar de la década de los 40 del pasado siglo, sus pares urdieron el organizar un festejo singular en el que ellos con su actuación, y la afición con su contribución, aportara algo para que el sobreviviente de aquella brillante dinastía de toreros, pudiera seguir caminando hacia adelante con la dignidad correspondiente a cualquiera que se haya vestido de luces.

En esas condiciones se programó un festival en la Maestranza para el jueves 1º de noviembre de ese año del 44 en el que se anunció que actuarían a caballo Juan Belmonte y Álvaro Domecq y a pie torearían Manuel Jiménez Chicuelo, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida, Manuel Rodríguez Manolete, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentarían novillos de Juan Belmonte, Concha y SierraEnrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Carmen de Federico, Pablo Romero, Conde de la Corte y Marqués de Villamarta. También se agregaba al programa que el propio homenajeado y beneficiado saldría en primer lugar, enfrentándose a un novillo de Miura.

La información previa aparecida en el diario ABC de Sevilla del 26 de octubre anterior, adelanta:

Del mayor acontecimiento taurino puede calificarse el grandioso cartel que la Comisión Organizadora de este homenaje ha podido confeccionar... Actuarán como rejoneadores los afamados Juan Belmonte y Álvaro Domecq, y la lidia ordinaria, el homenajeado Rafael Gómez “El Gallo”, que ha solicitado para él el toro de MIURA (¡Rafael siempre será “El Gallo”!), Chicuelo, Ortega, Pepe Bienvenida, Manolete, Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez. Presidirá este magnífico y único espectáculo un ramillete de distinguidas y bellísimas señoritas, asesoradas por veteranos ex matadores de toros, realzando aún más esta fiesta memorable la exhibición de un bello conjunto de caballistas y carruajes enjaezados a la andaluza, que desfilarán al comienzo de la corrida...

En el diario Ayer de Jerez de la Frontera, fechado el mismo 1º de noviembre, aparece una información en la que se hace saber que el 26 de octubre anterior, el doctor Fernández Zumel había intervenido a Domingo Ortega de una lesión en el tendón de Aquiles de uno de sus pies, ordenándole reposo por 15 días. Allí se encuentra la explicación de la nota aparecida en el ABC sevillano del 29 de octubre anterior, donde sin mediar mayor noticia, se anuncia que el torero toledano sería sustituido por Rafael Albaicín.

En la víspera del festival, se hacía el siguiente anuncio en la breve sección taurina de ese número del ABC sevillano:

Como se sabe, “El Gallo” es un apasionado del buen cigarro puro, y deseosa la afición sevillana de obsequiarle, satisfaciendo los gustos del genial artista, la Comisión Organizadora, recogiendo estos deseos, advierte que, en todas las puertas de entrada a la plaza de la Real Maestranza, serán colocadas unas cestas para que cuantos lo deseen puedan depositar en ellas los cigarros puros que hayan de ofrecerle. Estamos seguros que el gran Rafael estimará el obsequio, muy deveras...

El desarrollo del festejo

La tarde del primer día de noviembre de 1944 fue lluviosa, pero eso no impidió que la plaza de la Maestranza se llenara hasta el tope y que se viviera en ella una interesante tarde de toros. Al final de cuentas el cartel originalmente anunciado presentó más cambios como se verá enseguida. Actuaron por su orden: Juan Belmonte, Rafael El Gallo, Luis Fuentes Bejarano, quien sustituyó a Pepote Bienvenida, Cayetano Ordóñez Niño de la Palma, quien cubrió el sitio que no pudo ocupar Chicuelo, Álvaro Domecq, Manolete, Rafael Albaicín, quien ya apuntábamos, sustituía a Domingo Ortega, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentaron por su salida de toriles, novillos de Juan Belmonte, Miura, Enrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Concha y Sierra, Pablo Romero, Conde de la Corte, Carmen de Federico y Marqués de Villamarta.

Belmonte le cortó las orejas y el rabo al novillo que le tocó en su turno; El Gallo dio una aclamadísima vuelta al ruedo en el suyo, acompañado de su banderillero Pepe Rodas, quien bregó y cubrió con lucimiento el segundo tercio; Fuentes Bejarano, Álvaro Domecq y Manolete cortaron una oreja a los que les tocaron y todos ellos brindaron al homenajeado. El noveno del festejo, que correspondía a Pepín Martín Vázquez, regresó vivo a los corrales, dando la impresión, de acuerdo con la opinión de Filiberto Mira, como la del cronista de la agencia Cifra, de que estaba toreado.

Al final, el festival cumplió con su objetivo, Antonio Olmedo Don Fabricio, cronista del ABC de Sevilla, resume así lo sucedido:

Con la prestancia que corresponde al propio animador, se celebró la fiesta homenaje a Rafael “El Gallo”. Sevilla dio ayer una gran prueba de afecto al famoso torero, que ganó millones, pero no supo hacerse rico, siendo esta la más característica de sus genialidades entre las muchas y muy estimables que esmaltan la brillante historia del lidiador excepcional. Desafiando a la lluvia el pleno de la afición vieja y nueva acudió a la Maestranza a rendir a Rafael el tributo de su aplauso y la furia del meteoro quedó burlada...

El festival, en lo humano y en lo económico resultó ser un éxito. Nunca se reveló la suma recaudada para auxiliar al genial torero, pero Álvaro Rodríguez del Moral escribe lo siguiente:

…le preguntaron a Juan Belmonte que como debían entregarle el dinero, si anual o mensualmente. Belmonte contestó que ni siquiera semanalmente, que a diario y a ser posible la mitad por la mañana y la otra mitad por la tarde…

Ya lo decía Don Fabricio, Rafael ganó millones, pero no supo hacerse rico. Era demasiado desprendido.

El domingo 20 de octubre de 1957 se llevaría a cabo otro evento similar en Madrid, organizado por el ABC de Madrid y presidido por Vicente Pastor y Manuel Mejías Rapela El Papa Negro. En él actuaron Luis Fuentes Bejarano, Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, César Girón, Pedrés y Rafael Jiménez Chicuelo hijo, para hacer frente a novillos de Antonio Pérez de San Fernando y de María Montalvo.

Esta clase de eventos son ya cada vez menos frecuentes, tal pareciera que la hermandad entre los actores de la fiesta se va perdiendo y también, que el sentido de la solidaridad de éstos con las mejores causas de la sociedad se disipa. En otros días, cuando una necesidad se hacía presente, nadie tenía que sugerir siquiera la celebración de un festejo para ayudar a aliviar una necesidad real. Hoy, pese a que los medios actuales nos permiten a todos conocerlas en tiempo real, no parecen inmutarse. O témpora, o mores!

domingo, 19 de julio de 2020

Una fotografía con historia (VII)

El Gallo en Pamplona, 1934

Rafael El Gallo en Pamplona 1934
Archivo Rodero - Vaquero
La temporada del año 34 fue turbulenta. Un calendario antes había nacido la Asociación de Ganaderos de Reses Bravas, formada inicialmente a iniciativa de Juan Belmonte, expulsado de la Unión de Criadores por haber ayudado a los hermanos Francisco y José C. Madrazo a traer a México los ganados de Gamero Cívico para su ganadería de La Punta y engrosada después por otros notables miembros como Marcial Lalanda, que llevó a la nueva agrupación su hierro de la Unión y también el que recién había adquirido para su esposa Emilia Mejías a Fermín Martín Alonso y que era el original de Florentino Sotomayor, los adquirentes de la ganadería de Coquilla, que lo hicieron en cuatro distintos lotes y otros notables como Carmen de Federico, Melgar, Escudero y los hermanos Ayala. Y es que en esos días no bastaba adquirir un hierro de la Unión para ser miembro, además se debía ser aceptado.

A ese ambiente caldeado se sumó el hecho de que en alguna forma se conminó por esas fechas al empresario Eduardo Pagés a deshacerse de su ganadería de origen Urcola, que había adquirido a Francisco Molina.

Eduardo Pagés Cubiña

Nacido en Barcelona, Pagés entró al planeta de los toros como periodista y firmando como Don Verdades. Es autor de dos libros Joselito y Belmonte, ¿Cuál de los dos?, de 1918 y La República del Toreo de 1931. También se le tiene por creador de las cuadrillas de toreros bufos, al ser el organizador de la de El Chispa y sus botones y la banda de El Empastre.

Cobra notoriedad cuando en 1932 toma en arrendamiento la plaza de toros de Sevilla por un periodo de cuatro años. Organiza su primera feria de abril al año siguiente y para ese entonces ya daba toros en Madrid, Santander, Salamanca, San Sebastián y Valladolid, llegando a ser, inclusive, propietario de estas dos últimas plazas.

Para la temporada del 34, contaba con ganado de garantías en cantidades limitadas. Entonces, debía suplir esa deficiencia de sus carteles de alguna otra manera. Pagés es el inventor de la exclusiva. En 1925 la patentó con Belmonte, en ese entonces le firmó una serie de corridas a honorario fijo, veinticinco mil pesetas, cinco mil duros, una suma astronómica en esos días, cuenta Paco Aguado, pero recompensable en la taquilla y en la venta de abonos con la presencia de la principal figura de ese tiempo.

Entonces, en 1934 Pagés, entrenado en esas lides, volvió a recurrir al expediente de la exclusiva, pero ya no solamente sacó del retiro a Belmonte, sino que también lo hizo con otro torero legendario y ofreció igualmente a Rafael El Gallo treinta corridas en sus plazas para ese calendario en condiciones que seguramente fueron superiores, porque ambos toreros las aceptaron y terminaron toreando los festejos contratados, con la mejor parte del ganado disponible dadas las circunstancias del caso.

Algo del 34 de El Gallo

En 1934 Rafael cumpliría ya 32 años de alternativa y 52 de edad. Pero su afición y su torería quedaban intactas. De esa manera, Eduardo Pagés lo puso a reaparecer en Sevilla el 1º de abril de ese año alternando con Chicuelo y Paco Perlacia con toros de Esteban González y su actuación lo convenció a darle la sustitución de Algabeño el 19 de abril, donde para lidiar toros de Torre Abad, quedó acartelado con Cagancho, Domingo Ortega y Diego de los Reyes. Esa tarde le cortó el rabo al segundo de su lote y se alzó como el triunfador de esa versión de la feria abrileña. Si alguien tenía duda acerca de la decisión de Pagés, allí quedó claro que había Gallo para un buen rato. Y sí que lo había, el 3 de mayo reaparece en Madrid y pega un petardo de los que solamente él  podía dar y así en ese tono particularmente suyo transcurre esa campaña que es particularmente histórica para la fiesta.

Pamplona, julio de 1934

La plaza de toros de Pamplona, llamada todavía plaza nueva se había inaugurado el día de San Fermín de 1922. Todavía conservaba el diseño original del arquitecto Francisco Urcola y era casi una réplica de la ya entonces desaparecida Monumental de Sevilla. De hecho, la fotografía que da pie a que hoy meta yo los míos, en un primer golpe de vista, sugiere que El Gallo torea en esta última, pero quienes conocen del asunto, Fidel y Julio Carrasco Andrés y Carmen del Castillo, autores de dos magníficas obras sobre la plaza que construyó Gallito, me sacaron del error y me aclararon que fue captada en Pamplona.

Por su parte, Ángel Erro, del Club Taurino de Pamplona ante la noticia de que la imagen se logró en su tierra, me confirmó la fecha de la misma, pues fue la única tarde en la que Rafael El Gallo actuó en ese ruedo, el 10 de julio de 1934, en la llamada Corrida del Comercio. Hoy la plaza de toros de Pamplona tiene una fisonomía diferente, pues sufrió reformas en 1942, 1952, 1966 y 2004 para dejarla con la apariencia que hoy le conocemos. Para conocer algo más de su historia, les recomiendo leer este artículo en el sitio Memorias del Viejo Pamplona.

La tarde del 10 de julio

La Corrida del Comercio del 10 de julio, a la vista del cartel anunciador de la feria, aparentemente estaba fuera del abono de la misma. Fue programada por el comercio organizado de la ciudad y se dio en martes, día hábil, pero como escribió quien firmó como Alfonso, en el diario madrileño El Liberal del día siguiente del festejo, la plaza se llenó. Y es que cartel completo era con toros de Concha y Sierra para Rafael El Gallo, Juan Belmonte y Victoriano La Serna.

La mayoría de las crónicas se centran en el gran triunfo de Belmonte en lo que también era su reaparición en el ruedo pamplonés. Pero ubicar el momento de la imagen que motiva estas líneas es lo interesante y creo que ha sido posible conseguirlo. Debió ser en un quite que Rafael hizo o al primero de su lote o al tercero de la tarde, casi seguramente a éste, según se lee de la crónica de Federico Morena, del Heraldo de Madrid, aparecido la misma noche del festejo:
Primero. - «Morisco», berrendo en negro, (Los toros son de Concha y Sierra.) Rafael torea por verónicas. Pone en la suerte enorme salero. (Ovación.) En el primer quite da una larga cordobesa que es muy aplaudida. Belmonte, en el de su turno, mete dos verónicas y media templadas, geniales. (Olés. La ovación se oye en Triana.) La Serna torea embarullado, unos cuantos lances y está a punto de ser cogido. El Gallo cierra con dos chicuelinas y media (Ovación.) 
El toro es bravo y nobilísimo, en la plaza hay gran entusiasmo… 
Tercero. – «Estafador». Capirote. Botinero. Dobla admirablemente. La Serna veroniquea sin quietud ni cosa que lo valga, (Palmitas. También se oyen algunos pitos.) Quita embarullado. Gallo mete en el de su turno la larga de rigor. (Palmas.) Belmonte derrama la esencia de su arte imponderable (Ovación entusiasta.) El toro se limita a cumplir. 
El Gallo, fuera de turno, nos obsequia con una larga y una revolera vistosísimas. (Palmas.)...
Federico M. Alcázar, en La Voz, también aparecido en Madrid la noche misma del festejo, publicó lo siguiente:
Primero. – «Morisco». Berrendo en negro, buen mozo, bien armado. El Gallo lancea parado y remata con salero. (Palmas.) Luego quita Rafael, dejando al toro en suerte. Belmonte se para, templa y da tres lances y media verónica sublime. (Ovación delirante.) Laserna sale trompicado en el quite. Gallo torea por navarras, provocando el entusiasmo en el público. El toro cumple dócil y suave... 
Tercero. – «Estafador». Berrendo en negro. Laserna baila unos lances que no agradan. Luego se hace un lío con el capote y torea embarullado en el quite. Rafael remata con el capote plegado, dejando al toro en suerte. Después tira una larga afarolada, que se aplaude. El toro cumple dócil…”
La imagen nos muestra al torero saliendo con el capote al hombro rematando una suerte de capa, evidentemente una larga. La pinta del toro es berrenda, y tiene el accidente de ser capirote y botinero, como lo describe Morena en su crónica. Así que es probable que esa imagen de Rafael saliendo andando de la suerte, haya sido captada al rematar la larga que las crónicas describen en el quite al tercer toro, correspondiente a La Serna.

En el fondo de la misma, se observa al peón corriendo a quitar al toro que parece ir a por el despreocupado diestro que sale andando de la suerte o simplemente siguiendo el vuelo de su mágico capote.

Mi gratitud

A Carlos González Ximénez, titular del Archivo Ragel, que contiene también los fondos de los archivos de Aurelio Rodero y Manuel Vaquero, por permitirme utilizar la imagen que da motivo a estas líneas y Fidel y Julio Carrasco Andrés y Carmen del Castillo y a Ángel Erro, este último del Club Taurino de Pamplona, por ponerme sobre la pista de este asunto.

Aviso parroquial

Los resaltados en las crónicas de Federico Morena y Federico M. Alcázar no obran así en sus respectivos originales, son imputables exclusivamente a este amanuense

Aldeanos