Antonio Lomelín se lleva el Escapulario de Oro
La séptima corrida de la feria se celebraría el 25 de abril, el mero día de San Marcos y como se empezaba a acostumbrar, era el festejo llamado en la voz popular la corrida del toro, mas no por el hecho de que en ella se lidiara un encierro de impecable presentación y características, sino porque en el mismo se anunciaba a seis espadas de los más notables que se presentaron en los demás festejos feriales, matando un ejemplar cada uno y para dar algún aliciente a toreros y afición, se ponía en disputa un trofeo.En esta oportunidad, estaba en juego de nueva cuenta el Escapulario de Oro, aportado por la Casa Pedro Domecq y los toreros que irían a por él serían Raúl Contreras Finito, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Mario Sevilla y Adrián Romero, quienes enfrentarían una corrida del ingeniero Mariano Ramírez. La corrida interesó a la afición, dado el gran éxito que resultó la del año anterior, en la que Manolo Martínez y Manolo Espinosa Armillita, escribieron una de las grandes páginas de la historia de esta etapa de la Feria de San Marcos.
El resultado del festejo
En esta oportunidad Francisco Lazo, transitoriamente encargado de la crónica taurina en El Sol del Centro, no elaboró nota previa o columna relacionada a esta corrida. El 26 de abril de 1972 aparece una breve relación suya, casi telegráfica, que reproduzco en su integridad:
La Plaza San Marcos registró otro lleno hasta la azotea.
Había expectación, “clima”, como decía Paco Malgesto al entrevistar a los seis alternantes por la radio. ¡Seis toreros por un solo boleto, amigo, aquello estaba rebosante!... Sólo que el encierro del ingeniero Mariano Ramírez, muy bien presentado, una auténtica corrida de toros, que peleó con los lanceros, pero que lamentablemente no fue debidamente picado, resultó poco propicia para el éxito de los de a pie. Si acaso, los tres primeros acusaron un poco de mejor estilo, pero los otros, francamente tiraban a bueyes.
Los toreros estuvieron empeñosos y si poco lograron, nos regalaron con seis estocadas que aligeraron el aburrimiento comenzaba a hacer presa de los tendidos.
Raúl Contreras “Finito” salió por delante y se enfrentó a un cárdeno con unos pitones impresionantes al que lanceó muy bien. Una gran vara de “Barana”, arriba y castigando de firme al toro que empujaba bravo, pero que salió doblando las manitas, débil. Raúl lo toreó a media altura, con buenas maneras, pero el público quería que echara la mano abajo y eso no era posible. Lo intentó “Finito”, y la res rodó por la arena. Iba bien el astado, pero sin fuerza y finalmente con la cabeza arriba, pasando apenas. Y vino una soberbia estocada que le agradecieron con aplausos.
Chucho Solórzano le salió a un castaño que arrancó aplausos en los tendidos. Muy bien de capa y banderilleó con lucimiento. Bravo, fue picado por “Zacatecas V” y se cambió el tercio precipitadamente. Con la derecha, toreó bien Chucho y cuando el toro fue acortando la embestida, toreó por la cara y con adornos, para estocada con travesía y golpe de descabello. Vuelta.
Antonio Lomelín se enfrentó a un cárdeno oscuro, bajito, lleno y logró verónicas con mucho sabor. Bravo el toro, fue banderilleado por Antonio, logrando un tercer par excelente. Este toro sacó mejor estilo y Antonio lo aprovechó debidamente, mientras la res tuvo fuerzas. Y le toreó en redondo y al natural, cada vez mejor que, ya decimos, Antonio parece recuperar su forma física y mejorar notoriamente su quehacer taurino. Escuchó aclamaciones y derribó de una gran estocada, entrando muy derecho y mojándose los dedos. Petición, oreja, vuelta. A la postre, el triunfador.
“Currito” Rivera sigue siendo hostilizado y como el chamaco se irrita pronto, pues las cosas se complican. Se enfrentó a un toro capuchino de pinta, de pésimo estilo. Puso empeño, pero al escuchar muestras de desagrado, se tiró a matar, lo que hizo de una estocada que caló y descabello al segundo golpe, retirándose entre silbidos.
El quinto fue para Mario Sevilla, un berrendo fuerte que pasaron sin que le pegaran debidamente. Muchos problemas presentó en el tercio final, por su arrancada fuerte y descompuesta. Mario terminó de media delantera.
Adrián Romero se enfrentó a un bicho feo, toreando bien a la verónica. Una vara apenas en el pellejo y lo pasan. Termina con la cabeza arriba y moviéndola como rehilete. Tres cuartos de acero, y a otra cosa... Y punto final a la Feria Taurina Aquicalitense de San Marcos 1972...
Como pueden apreciar, pareciera que el cronista capitalino se atoró y que seis festejos consecutivos le vinieron pesando al final del camino, y la andadura que comenzó publicando crónica y columna al mismo tiempo, fue perdiendo velocidad, hasta llegar al punto en que para despachar el último tramo del compromiso únicamente reseñó, en breves líneas, lo que sucedió en ese teóricamente, último festejo de feria.
La entrega de premios
Se había anunciado desde el día 16 de abril la entrega de los llamados Trofeos Domecq al triunfador de la feria y al mejor encierro lidiado en la misma. La ceremonia de premiación se verificó el mismo día 25 por la noche en el stand de esa compañía vinícola, montado en los aledaños del Jardín de San Marcos.
El Jurado Calificador, integrado por Fermín Espinosa Armillita, Jesús Ramírez Gámez, doctor Alfonso Pérez Romo, Jesús Gómez Medina, Jorge Durán, Juan Andrea, Octavio Sanromán y Ramón Morales Padilla, determinó que el triunfador del ciclo era Alfredo Leal y que el mejor encierro fue el de Valparaíso, por lo que se hicieron acreedores a las estatuillas creadas por el maestro Raymundo Cobo para la ocasión. La información de la prensa es en este sentido:
La Feria Taurina de San Marcos llegó, anoche, a su feliz culminación, con la premiación que llevó a cabo la Casa Pedro Domecq, al mejor torero de la feria, a la mejor ganadería y con la entrega del Escapulario de Oro al torero triunfador en la corrida verificada el día de ayer… Fue para Alfredo Leal el magnífico trofeo, obra del escultor Raymundo Cobo, por haber sido el mejor torero de la feria. El Jurado Calificador del Certamen se basó, para emitir su juicio, en las faenas realizadas a los toros de Las Huertas y de Chucho Cabrera… Para la ganadería de Valparaíso fue el trofeo destinado a las dehesas que enviaron el mejor encierro en cuanto a trapío y bravura, y fue para el espada Antonio Lomelín, el Escapulario de Oro, por su actuación en la corrida verificada el día de ayer… Anoche en el stand de la Casa Domecq, tuvo lugar la entrega de los premios a los triunfadores. El matador Alfredo Leal recibió su trofeo de manos de don Eduardo Solórzano ex – matador de toros y representante de la Casa Domecq; el señor José Manuel Garamendi representó a don Valentín Rivero para recibir el trofeo a la mejor ganadería que fue la de Valparaíso y Antonio Lomelín recibió el Escapulario de Oro, todos ellos, de manos del matador Solórzano… Fue el señor Octavio Sanromán quien expresó a los asistentes el deseo de la Casa Pedro Domecq de continuar estimulando la fiesta brava, a través de sus promociones en la Feria de San Marcos... Alfredo Leal agradeció la designación que se hizo para otorgarle el Trofeo Domecq, señalando que su designación por haberse despedido de su carrera en una feria tan taurina como la de Aguascalientes…
Es decir, con este evento se daba, al menos formalmente el cierre de la edición taurina 1972 de la Feria de San Marcos, pero aún quedaba pendiente la novillada de triunfadores que se celebraba tradicionalmente el día 1º de mayo y flotaba en el ambiente una afirmación que hizo el empresario Guillermo González en la entrevista telefónica que concedió a El Sol del Centro el 5 de abril y que se publicó al día siguiente, en el sentido de que aparte de las siete corridas que anticipaba, pudiera darse un festejo más.
Si a esa última afirmación le sumamos el hecho de que el día 24 de abril el empresario declaró a Francisco Lazo el haber adquirido un imponente encierro de La Punta, la especie de la corrida extraordinaria iba cobrando cuerpo. De la novillada y del otro asunto también, me ocuparé según se acomoden las fechas.