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domingo, 24 de noviembre de 2013

25 de noviembre de 1934: Se inaugura la Plaza de Toros Torreón

El anuncio del festejo inaugural
(El Siglo de Torreón, 25/Nov./1934)
La ciudad de Torreón, Coahuila, tiene un largo historial con las cosas de esta fiesta. La plaza de toros – hoy renombrada en recuerdo de uno de sus toreros, perdido prematuramente, Valente Arellano – cuya inauguración rememoro, sustituyó a otra de madera, que indica Puyazo, en una columna titulada Reminiscencias publicada al margen de la crónica del festejo inaugural publicada en el diario El Siglo de Torreón, funcionó por mas de 20 años entre las avenidas Allende y Matamoros de esa ciudad. Esa vieja plaza fue inaugurada el 26 de enero de 1902 por Antonio Fuentes y Nicanor Villa Villita, quienes lidiaron un encierro guanajuatense de Parangueo.

A ese antiguo coso concurrieron las principales figuras de su época y así Reverte, Machaquito, Antonio Montes, Luis Mazzantini, Vicente Pastor, Rodolfo Gaona, Luis Freg, Martín Agüero, Nacional II o Nicanor Villalta entre los más renombrados, se vieron anunciados en sus rumbosas temporadas.

La plaza nueva

Desde el año de 1932, sigue contando Puyazo, un grupo de aficionados comenzaron a proyectar la construcción de una plaza de toros nueva para Torreón. En esa forma, formaron una sociedad anónima a la que denominaron Plaza de Toros de Torreón, S.A., con un capital inicial de $70,000.00 y en la que destacaron como accionistas los empresarios Fernando Rincón, José Figueroa, Fernando Rodríguez y el ganadero Rafael Gurza, en esos años titular del hierro de Torreón de Cañas.

Algunos datos técnicos

La nota de prensa previa a la celebración del festejo inaugural indica lo siguiente acerca de la nueva plaza de toros:
La plaza de toros que será el segundo coso taurino en la República, por su hermosura y por su cupo, constituye un timbre de legítimo orgullo no solo para la Comarca Lagunera sino para todo el norte de la República, y fue construida a todo costo, pues hasta ayer el costo de la plaza ascendía a ciento cuarenta mil pesos reunidos entre todos los miembros de la sociedad que se formó y de la cual es presidente el señor José Figueroa... La plaza tiene cupo para diez mil espectadores y la primera piedra se sentó en el mes de abril pero no fue sino hasta el mes de junio cuando se empezó ya en firme la obra, quedando ya terminada el 22 del pasado mes de octubre... La arena de la plaza tiene treinta y seis metros sesenta centímetros y es el más grande de la República, después de  la arena de la plaza de El Toreo... En la construcción de la plaza se emplearon seis mil cuatrocientos sacos de cemento y veinticuatro toneladas de fierro... Se ocuparon trescientos sesenta obreros que prestaron sus servicios en las distintas obras del coso... Tiene la plaza todos sus servicios de manera que puede decirse que es el único coso en la República que cuenta con los servicios de plaza completos y arreglados conforme a las últimas disposiciones de la ingeniería moderna...
Se destacaba el hecho de que la plaza de toros fuera construida de concreto armado y el hecho de su gran capacidad, cuestiones que la hacían única en su día.

La corrida inaugural

La Plaza de Toros Torreón en construcción, Cª 1934
(Foto: Archivo Eduardo Guerra)
Con la debida antelación se anunciaron seis toros de San Mateo, de Saín Alto, Zacatecas, con divisa rosa y blanco, propiedad de don Antonio Llaguno, para que los estoquearan mano a mano Fermín Espinosa Armillita y Francisco Martín Caro Curro Caro.

El festejo fue presidido por el regidor José A. Zarzosa, quien llevó de cambiador de suertes a Francisco Carreño y el encargado del servicio médico fue el Dr. Francisco Ahumada. Las cuadrillas se formaron con los picadores Francisco Olvera Berrinches, Adolfo Aguirre Conejo Grande, Felipe Mota, Abraham Juárez Lindbergh, Antonio Silis Cerrajero y Arturo Frontana Portugués Chico; los banderilleros fueron Zenaido Espinosa, Juan Espinosa, Rafael López Valentino, Ricardo Areu, Vicente Cárdenas Maera y Alberto González Rolleri.

Armillita, vestido de obispo y oro fue el triunfador de la tarde. Destaca del conjunto de su actuación su faena al tercero de la tarde, misma de la que el ya citado Puyazo, hace la siguiente relación:
Se llamó “Secretario” y ostentaba el número 16, es cárdeno claro y bien armado, haciendo una bonita salida rematando en tablas… Lo corre Juan Espinosa hasta tres veces, y Fermín trata de fijarlo, porque Zenaido lo trae al terreno del Maestro quien le da cinco lances, sobresaliendo tres verónicas y terminando con una rebolera. Aplausos de la concurrencia… “Lindbergh” pone una vara en cambio de la jaca que pierde, sufriendo aparatosa caída al descubierto, quitando Fermín por chicuelinas y mandiles. Frontana pone dos veces seguidas, recargando en la segunda que fue superior, haciendo el quite con tres chicuelinas y una verónica rodilla en tierra por lo que es aplaudido… Y el Maestro de Saltillo que por lo visto viene con ganas de llevarse al público de calle, toma los garapullos y previa una adornada preparación deja un buen par al cuarteo, sigue galleando y repite otro superior asomándose al balcón y termina con otro que queda erecto en las mismísimas péndolas. Es ovacionado grandemente este formidable palitroquero… Y ya lo tenemos armado de estoque y muleta brindando al general Eulogio Ortiz, Jefe de la 31ª Jefatura de Operaciones Militares. Inicia su faena con uno de pecho, uno de pitón a rabo, uno de pecho, un alto, tres de telón, un ayudado por abajo, el de la firma, dos más arrodillado, sufriendo un desarme y una gran ovación. Rehabilitado sigue con dos molinetes y el de la firma para soltar una lagartijera que bastó. Ovación, oreja, rabo, obsequio del brindado y vuelta al ruedo. Esta fue la mejor faena de esta corrida inaugural en mi concepto...
Curro Caro, que vestía de tabaco y plata no las tuvo todas consigo. Solamente con el segundo de su lote, el bravo Clarito pudo justificarse, aunque sin alcanzar el triunfo.

El ganado, aunque de la primera ganadería mexicana, dejó que desear en cuanto a su presencia y su juego:
A acres censuras se prestó el ganadero de San Mateo, Sr. Llaguno porque a pesar de que fue público y notorio que se le pidieron y pagaron toros de PRIMERA CLASE, no supo corresponder a la afición lagunera y muy especialmente a la nueva Empresa Taurina...
El importe recaudado por el alquiler de las almohadillas – en ese festejo y los subsecuentes – fue cedido por la empresa a la beneficencia:
Los directores de la Plaza de Toros Torreón, S.A., han tenido un bello gesto que mucho les enaltece al ceder el producto de los cojines a favor de la Casa de Beneficencia de La Laguna y de esa manera los niños y los ancianos que están alojados en la casa de asilo, tendrán una entrada segura de más de doscientos cincuenta pesos esta tarde y en las subsecuentes fiestas taurinas...
Y como siempre en este tipo de acontecimientos, se vendieron más entradas de las que correspondían al cupo del inmueble:
Se regresará el importe de boletos a quienes no entraron ayer a la plaza. Por acuerdo de los empresarios de la plaza de toros “Torreón”, en sus oficinas de Cepeda número 226 se regresará íntegro el importe de los boletos que no fueron utilizados en la corrida de ayer, informándosenos que a la sola presentación de los mismos se hará el cambio respectivo...
Así fueron los hechos hace 79 años, cuando se ponía en funcionamiento un escenario taurino que hoy sigue vigente.

domingo, 1 de julio de 2012

Cañitas, Cataluña y Luciano Cobaleda

Hace 65 años... y un mes

El anuncio de la alternativa de Luciano Cobaleda
La Vanguardia (Barcelona 01/06/1947)
Hoy hace un mes que se cumplieron sesenta y cinco años de la alternativa de Luciano Cobaleda en la Plaza Monumental de Barcelona. La recibió de manos de Curro Caro y atestiguó la ceremonia el diestro mexicano Carlos Vera Cañitas. El festejo por sí traspasa la mera efeméride del doctorado del que fuera  Ganadero de Toros de Lidia, miembro del Ejército del Aire de España, Licenciado en Derecho y Matador de Toros – creo que ese es el orden de los hechos – porque como lo comentaba hace un par de semanas, al final de 1946 se comenzaron a deteriorar las relaciones entre las torerías española y mexicana y así, a mediados de mayo de 1947, un grupo de toreros encabezados por Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín y Juan Belmonte Campoy – que no hicieron temporada aquí e invocaban falta de reciprocidad – declararon terminado el convenio que permitía que los nuestros actuaran allá y los hispanos aquí.

Manolete y otro grupo de toreros – que si vinieron a torear a México el invierno anterior – intentaron reparar las cosas y un par de semanas después, se declararon restablecidas las relaciones, situación que perduró algo menos de un mes, porque el 28 de junio de ese año se tuvo por definitivamente suspendido el intercambio y ese estado de cosas permaneció hasta 1951. Nuestros toreros que se quedaron parados allá – y acabaron tomando el camino de regreso – fueron entre otros Fermín Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Arruza, Ricardo Torres, Manuel Gutiérrez Espartero y Antonio Toscano entre los matadores y los novilleros Pepe Luis Vázquez y José Antonio Chatito Mora. También Cañitas, que logró actuar catorce tardes antes de la ruptura, se quedó en la estacada y es así como pasa a ser personaje de esta historia.

Los toros

El encierro anunciado fue de la ganadería de Hijos de Pablo Romero, de los que al final de cuentas se lidiaron solo cinco, por haberse inutilizado uno en los corrales y fue sustituido por uno, salmantino, de don Vicente Muriel. De este particular encierro, cuenta lo siguiente Eduardo Palacio, cronista del diario La Vanguardia de Barcelona, en su edición del 3 de junio de 1947:

…seis buenos mozos de la vacada sevillana propiedad de los señores hijos de don Felipe de Pablo Romero, cuyas reses, procedentes de Gallardo y Vázquez, fueron cruzadas hace siete años con una parte de lo de don Clemente Tassara, sangre de lo de Gamero Cívico. La divisa es celeste y blanca. Desechóse en el apartado de la corrida uno de los toros sevillanos, substituyéndosele con otro del campo charro, ganadería de don Vicente Muriel, divisa encarnada y caña, bicho que fue el que rompió plaza. Era una res grande, gorda, y bien puesta de cuerna...

En el número de El Mundo Deportivo aparecido en la Ciudad Condal al día siguiente del festejo, el cronista A. de Castro resume así las características y comportamiento de los toros:

...Primero. – «Pajarito», Núm. 4, cárdeno, grandote y descarado de cuerna. Es de Muriel... El reserva, al primer puyazo deja enhebrada la vara y admite después el de Muriel otros tres lancetazos derribando al piquero en el primero... Segundo. – «Pichileto», Núm. 48, berrendo en colorado, capirote, grande y bien puesto de pitones... Empujando y recargando admite el Pablo Romero hasta seis varas... Tercero. – «Trillador», Núm. 30, negro bragado, largo y brocho... También este toro es duro y poderoso, toma seis varas y proporciona en dos sendos coscorrones a los del castoreño... Cuarto. – «Pañero», Núm. 70, negro meano, veleto y de peso como sus hermanos... También saca el bicho genio y poder y arremete codicioso seis veces a los caballos... Quinto. – «Espantoso», Núm. 10, cárdeno, astifino... Seis varas... Sexto. – «Espejuelo», Núm. 50, negro entrepelado, bragado y astifino... El de tanda mete el palo seis veces...

Carlos Vera Cañitas
De lo leído, aprecio varias cosas. Primero me llama la atención la afirmación de Eduardo Palacio acerca de un supuesto cruce hecho en 1940 por los señores Pablo Romero con ganados de origen Gamero Cívico vía Clemente Tassara. Lo malo en este caso, es que no cita la fuente de su información. Después, de la descripción de los toros hecha por De Castro, me resulta interesante la del segundo, berrendo en colorado y capirote, una clara reminiscencia del origen Gallardo – Cabrera de los toros hoy anunciados como Partido de Resina y por último, que entre los cinco que se lidiaron, solamente haya salido al ruedo uno solo de pelo cárdeno, cuando hoy en día, esa pinta es prácticamente la insignia de la ganadería.

Luciano Cobaleda Gajate

Curro Caro, leíamos arriba, le cedió los trastos a Luciano Cobaleda para dar muerte a Pajarito, número 4 de la ganadería de don Vicente Muriel. Ante ese toro, al que las crónicas del festejo consideraron uno de los mejores vistos hasta ese momento en la temporada barcelonesa – las mismas relaciones hablan de que el toro era ya famoso por haber sido sobrero en varios festejos ese mismo tramo de temporada –, el toricantano se mostró solvente y hasta con gusto para realizar las cosas, llegando al tendido y dejando en claro que el ser torero no era solamente un pasatiempo para él. La reflexión que hace José Martín Villapecellín en el citado número de Mundo Deportivo sobre su actuación es así:

…Cuando se toma la alternativa en una plaza de la responsabilidad de la de Barcelona, es preciso salir a torear como ha salido esta tarde Luciano Cobaleda; o para llevarse una oreja de la res vencida, muerta, o para llevarse una cornada grande... Hoy el gentío de pie ovacionaba a Luciano Cobaleda cuando iba con el cuerpo roto, camino de la enfermería, porque quiso hacer un quite lento, tan lento cómo va el agua de ese Tormes en su ensanche. Por exceso de dignidad, de una profesión que para Luciano Cobaleda es el más agradable recreo, no le dio tiempo de devolver los trastos a Curro Caro, pero el nuevo torero de Salamanca ya había triunfado apoteósicamente en el toro de su alternativa, dando la vuelta al ruedo… La faena de Cobaleda ha sido reposada, maciza, señorial. Faena campera, sin campo. Con olor a tomillo y sabor a aire de montañas en noche de media luna. Pases por alto, en lo más alto de la emoción, para una serie de tandas naturales con naturalidad de movimientos, en perfecta acción desganada. Pero lo mejor de este nuevo matador de toros, con ser todo muy bueno, es eso: la forma de matar los toros. En corto y por derecho y acusando una recia personalidad, pincha dos veces para agarrar media estocada de matemática perfección. Luciano Cobaleda ha tomado la alternativa y el bautismo de sangre. Justificados están los deseos que él tenía de torear en nuestra plaza...

Como apunta el relator, ya no saldría Luciano Cobaleda a matar al sexto, pues al salir a quitar en el segundo de la tarde, fue herido y pasó a la enfermería. El parte facultativo es el siguiente:

«El diestro Luciano Cobaleda sufre una cornada que le produce una herida inciso – contusa en la región antero – superior del muslo derecho, que interesa aponeurosis y produce desgarro de los abductores, de unos cinco centímetros de extensión por quince de profundidad. Pronóstico menos grave. Doctor Olivé Gumá.»
Para conocer mejor el paso por esta fiesta de Luciano Cobaleda Gajate, principalmente en su arista ganadera, les remito a una extraordinaria pieza escrita por Martín Ruiz Gárate, publicada en su Taurofilia y visible aquí.

Cataluña

Hoy se invoca la falta de taurinidad de Cataluña y de los catalanes. De la crónica del festejo que me tiene aquí, publicada en La Vanguardia, extraigo lo siguiente:

A la fiesta... acudió mucho público a las localidades de sombra y poco a las de sol. No creo que en esto último influyera el hecho de que en las cuatro capitales catalanas hubiese el domingo gestas taurinas: En Gerona actuaron Pepe Luis Vázquez, «Andaluz» y Llorente; en Lérida, «Cagancho» (padre e hijo), «Pedrucho», «Morenito de Valencia» y «Fuentes», y en Tarragona, Carceller, Bamala y «Frascuelo». ¡Vaya si hay afición en Cataluña!...

Agregaría, que Palacio omite señalar que en Gerona actuó también el rejoneador Balañá y que también en Palma de Mallorca se dieron toros, plaza que si bien no está territorialmente en Cataluña, si era parte de la esfera de influencia de la empresa de don Pedro Balañá Espinós.

Cañitas

Curro Caro
Carlos Vera Muñoz resultó a la postre ser el triunfador de la tarde. Le cortó una oreja a cada uno de sus toros a base de lucir y exponer enormidades en el segundo tercio y de pelearse con los toros en el último, como siempre fue su signo. Y se lo llevaron en hombros por la entonces llamada Avenida de José Antonio. Pero antes del triunfo, su presencia fue bien recibida en la Monumental de Barcelona, según se lee en la crónica de Eduardo Palacio, titulada Yerro enmendado:

…Lo cierto y positivo es que los malos entendidos se han aclarado y que desde el domingo pueden los mejicanos pisar nuestros circos. A ningún «aficionado» de España habrá, pues, sorprendido que fuera el señor Balañá el primero que incluyó en un cartel a un diestro azteca...

Ya delante de los toros, Cañitas hizo valer su repertorio e intentó poner los medios para hacer perdurar un restablecimiento de relaciones que se veía endeble – y que a los pocos días se vería que así era – como lo relata la misma crónica citada:

…El mejicano «Cañitas» salió eufórico a la Monumental, comportándose cordialísima y cortésmente con la «afición» y sus compañeros, como verá el que leyere. En sus dos toros derrochó valor, hecho que sirvióle en diversas ocasiones para salvar su no muy extenso arte; banderilleó guapa y soberbiamente ambos cornúpetas, amenizó la música sus faenas de muleta, pasaportando su primer enemigo de un estoconazo en las agujas y el otro de un volapié en la cruz y hasta la cruz. Cortó orejas en entrambos toros, dio sendas vueltas al ruedo recogiendo cigarros y ramos de flores, salió a los medios, incluso después de banderillear, y vio escoltada, en suma, toda su actuación por grandes ovaciones... Y vamos con la cordialidad y la cortesía del valentísimo diestro azteca. Cuando tocaron a matar en su primer toro, el muchacho, antes de brindar a la multitud, destocóse ante: el palco presidencial y dijo: «Saludo al señor presidente y grito con el alma: ¡Viva España!, y ¡Viva Méjico!» Después, cuando el clarín ordenó comenzar el último tercio en el quinto toro, «Cañitas» fue al encuentro del único espada que había en el ruedo, que era Curro Caro, brindóle su actuación y estrechóle efusivamente en un abrazo que simbolizaba el cariño de los diestros mejicanos a todos sus compañeros españoles...

Al comentar las incidencias de la lidia del sexto, que Curro Caro mató por la cornada sufrida por Luciano Cobaleda, en su crónica, Eduardo Palacio le reprocha el no haber correspondido al brindis de Cañitas, calificándolo de una falta de cortesía. Así lo cuenta:

…debe saber Curro Caro que, entre las varias cosas en que no se puede aventajar a los españoles, es en la cortesía con los extranjeros, y si se está en Barcelona, que, según Cervantes, es el archivo de ella, menos todavía… Por eso, por estar aquí ese archivo, terminar la corrida, echarse el público al ruedo, tomar a «Cañitas» en hombros, pasearlo así en derredor del anillo y sacarlo de tal guisa a la calle, fue todo uno. Yo vi el grupo desembocar en la Avenida de José Antonio, y vi cómo la gente se paraba a aplaudir al diestro, aun no habiendo mucha parte de ella asistido a la corrida, y pensé para mi capote que el glorioso manco, que en todo tenía razón, habría gozado al columbrar, desde la mansión de su gloria literaria, cómo el pueblo remediaba gentilmente la falta de cortesía cometida con un extranjero. En definitiva – habrá pensado – así fue, es y será siempre España…

Curro Caro pasó diríamos, con discreción esa tarde.

Así fueron los sucesos de hace sesenta y cinco años. Tres hechos, a mi juicio, dignos de ser recordados.

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