Joselito Huerta confirmando Foto: El Ruedo |
El curso de 1955 lo haría en ruedos españoles. Le llevó sus asuntos Alberto Alonso Belmonte y el 2 de mayo arranca su campaña en Jerez de la Frontera, tarde en la que alternando con el original Ciclón de Jerez, Juan Antonio Romero y el malagueño Manolo Segura en la lidia de novillos de Juan Guardiola, cortó tres orejas y dejó una excelente impresión, según cuenta Gil Gómez Bajuelo, en el diario ABC de Sevilla, del día siguiente del festejo:
Y ahí va un torero. Se llama Joselito Huertas y es de Méjico. De allá vino recomendado por quien sobrados motivos tiene para saber de estos menesteres. Acá toreó en el campo, causando admiración. Por eso a la novillada de Jerez - presentación de Huertas en España - acudieron muchos y muy buenos aficionados sevillanos... Huertas tiene un sello de elegancia en su toreo. Pero también tiene personalidad. Reúne dos cosas, que pocas veces van juntas: arte y valor. Y si cualquiera de ellas separadas basta para labrar un prestigio taurino ¿qué no lograrán ambas juntas? ...
Sin mayores probaturas se le anuncia para el siguiente domingo – 8 de mayo – en Sevilla, tarde que salda con el corte de una oreja y salida en hombros y para el 24 de julio se señala su presentación en Madrid, fecha en la que saldó su actuación con vueltas al ruedo y en el festejo de día siguiente, ante un complicado encierro de Molero Hermanos ratifica su gran sitio ante los toros.
Torea 37 novilladas en ese ciclo y aunque la prensa indicaba que recibiría la alternativa en Jerez o en Valladolid, ésta se le otorga en Sevilla, en la corrida de la Feria de San Miguel, apadrinándole Antonio Bienvenida y yendo de testigo Antonio Vázquez. Esa tarde le corta la oreja a Servilleto, de don Felipe Bartolomé, toro de la ceremonia. Torearía dos corridas más en aquellas tierras y regresaría a México, donde se iniciaba la temporada.
Su confirmación en la Plaza México se pacta para el día de Navidad de ese 1955. Su padrino sería el leonés Antonio Velázquez e iría como testigo César Girón. El toro de la ceremonia se llamó Limonero y fue negro, como todos los de La Punta lidiados esa tarde y le cortó una oreja. Arranca a torear por los estados y entre sus tardes destacadas está la de su presentación como matador de alternativa en Guadalajara, el 8 de enero de 1956, cuando le corta el rabo a Florido de Pastejé o la nocturna del 2 de febrero en Aguascalientes, cuando le tumba dos orejas al colorado Cordobés de don Heriberto Rodríguez.
La confirmación madrileña
Con ese bagaje, regresó a la Península para el año de 1956, en el que confirmaría su alternativa en la Feria de San Isidro, que por aquellas calendas constó de 9 corridas de toros y una novillada. La confirmación se pactó para el festejo de apertura del ciclo, el jueves 10 de mayo y le apadrinaría de nuevo Antonio Bienvenida, atestiguando el albaceteño Manuel Jiménez Chicuelo II. La tarde fue desapacible y el juego de los toros de Salvador Guardiola tampoco cooperó al éxito de la tarde. El toro de la ceremonia se llamó Vivachón. De esta tarde, José María del Rey Caballero Selipe cuenta entre otras cosas lo siguiente, en su tribuna del ABC madrileño:
Confirmó su alternativa Joselito Huerta con escasa fortuna, porque al viento, que estimamos al igual que para sus dos compañeros, como atenuante, añadió el lote de los enemigos menos apacibles, según de la mención de arriba se desprende; aunque no pudo lucir en los lances de saludo a sus dos toros, escuchó la ovación más cálida en el tercio, ya expresado, del cuarto, al torear con garbo por unos lances de la estirpe de las navarras que realizó el mejicano con notable armonía. En la faena al bicho que rompió plaza no faltaron al muletero ardientes deseos, pero sí el mando necesario para despegarse una arrancada, que casi siempre le quedó ahogada y muchas veces comprometida, consiguió algunos pases aislados, que el público alentó con aplausos; pero no obtuvo consecuencias más halagüeñas de una porfía peligrosa. Los derrotes del sexto, más sensibles por el lado izquierdo, apagaron los muletazos, que terminaron por la cara, luego de haber empezado con bríos y entereza; mató al primero de dos pinchazos y un descabello, y al último, que acabó sin pasar, de tres pinchazos y dos golpes con la espada de descabellar...
Por su parte quien firmó como C en El Ruedo de Madrid salido a los puestos el 17 de mayo siguiente, cuenta entre otras cosas esto:
A Joselito Huerta, mejicano hecho torero en Sevilla, donde disfruta de buen cartel, no le rodó bien la bola en la tarde de su alternativa. Mucho viento y dos toros muy encastados, sobre todo el sexto, que se revolvía en un palmo de terreno y con el que no pudo Huerta, pese a haberse doblado valentísimamente con él. Con la muleta, el muchacho lo intentó todo, con la derecha y con la izquierda, logrando algunos pases lucidos, aunque con ahogos. No estuvo fácil al matar. Al primero lo despachó de dos estocadas y un descabello, siendo muy aplaudido y saliendo al tercio a saludar. AI último hubo de entrarle tres veces para descabellar al segundo intento... Con el capote se ganó al público en dos quites finísimos, y como además tiene buena planta y camina por el ruedo con soltura, es torero al que se volverá a ver con gusto...
La suerte no estuvo del lado de quien sería conocido como El León de Tetela ese día. Regresó a ese San Isidro para la fecha del cierre, el 19 de mayo, alternando con Antonio Bienvenida otra vez y César Girón en la lidia de toros de Alipio Pérez Tabernero. Esa fecha la cerró con una salida al tercio en el tercero y con palmas al retirarse tras de despachar al sexto.
Luis Uriarte Don Luis en la Hoja del Lunes del 21 de mayo de ese 1956, hace un resumen de la feria y entre otras cosas dice:
Les cabría a los toreros la disculpa de que han fallado, en general, los toros. Por su presentación, irreprochables – esmero en los criadores y cuidadosa atención de la empresa –; pero deficientes por sus condiciones de lidia, y acaso más en aquellos de los que menos se podía esperar... Por clase, los mejores fueron los de Guardiola, Barcial, Galache y Cobaleda. Con un toro superior, entre otros buenos, cada una de aquellas dos primeras, que podrían aspirar al consabido premio... Joselito Huerta. – Voluntad... Valentía... No está mal, claro; pero tampoco lo suficientemente bien para un torero que viene a Madrid a confirmar su alternativa con la legítima aspiración de abrirse paso y lo deja tan cerrado como estaba...
Pese a ese análisis lleno de crítica, Joselito Huerta cerraría esa temporada española con 39 corridas. Todavía volvería a Madrid el 10 de junio siguiente, para atestiguar la confirmación de alternativa de Joaquín Bernadó, otorgada por el torero macareno Mario Carrión y en su dilatada trayectoria sumaría 10 corridas en la plaza más importante del mundo, todas excepto una, en la Feria de San Isidro y con alternantes de primera línea.
Coda final
Ese diez de mayo de hace 65 años, era realmente el arranque de una carrera en la que Joselito Huerta, por mérito propio, conquistó el título de figura del toreo. Lo sería tanto en España, como en México. Su pundonor lo llevó a ser duramente castigado por los toros, sufriendo percances que en alguna circunstancia le llegaron a alejar casi un año de los redondeles. Permaneció en activo hasta el año de 1973, cuando se despidió en la Plaza México, cortando el rabo al toro Huapango, de don José Julián Llaguno.
Su calidad de figura le fue reconocida cuando se le invitó a participar en un festival en homenaje y beneficio del diestro valenciano Vicente Ruiz El Soro, celebrado en la plaza de Las Ventas el 2 de marzo de 1997. Esa tarde, luciendo con galanura el traje de charro mexicano, dio la vuelta al ruedo tras despachar al novillo de Torrestrella que salió en segundo lugar y al que pudo cortar la oreja de haber estado fino con la espada.
Joselito Huerta ha sido sin lugar para la discusión, una de las grandes figuras de la Edad de Plata del toreo mexicano. Falleció en la Ciudad de México el 11 de julio del año 2001.