Novena corrida de feria: Corrida extraordinaria que no correspondió a lo esperado
La memoria a veces lo traiciona a uno. Tenía presente la celebración de la corrida del 1º de mayo de hace 50 años, porque asistí a ella y daba por hecho de que había sido anunciada con el conjunto de la feria, pero al revisar la prensa de la época para elaborar estos apuntes, me sorprendí con el hecho de que tuvo el carácter de extraordinaria, por haber sido anunciada hasta el 29 de abril, un par de días antes de su celebración, y además, por etapas, según podemos deducir de esta nota aparecida en El Sol del Centro de esa fecha:
Fue hasta ayer cuando se dio a conocer el cartel con el que el día primero se dará el cerrojazo a las corridas de toros de la Feria Nacional de San Marcos. Lo integran Ernesto Sanromán “El Queretano”, Alfonso Ramírez “Calesero Chico” y Rafael Gil “Rafaelillo” quienes despacharán un encierro de la ganadería de don Guadalupe Medina…
Resulta al menos curioso, que Rafaelillo entrara casi con calzador a uno
de los festejos feriales, cuando el año anterior había firmado una de las
grandes faenas de la feria y sostengo, de la historia de la plaza. Se hablaba
insistentemente en esos días, que se preparaba para hacer campaña en ruedos
europeos, cuestión que efectivamente llevó a cabo, presentándose el 23 de junio
siguiente en Palma de Mallorca. Quizás su temporada allá se comenzó a dilatar y
no podía hacer compromisos aquí sin la posibilidad de incumplirlos.
Al día siguiente del anuncio de la celebración de la corrida, se anunció
que entraba a la combinación el caballista Felipe Zambrano, quien el día 22
anterior había tenido una destacada actuación en la corrida del arte del
rejoneo y que, a pesar de sus fallas con el rejón de muerte, fue galardonado
con las orejas del toro de El Rocío que lidió en solitario. Eso añadía interés
a la combinación y la posibilidad de que hubiera una gran afluencia de público
a la corrida:
El rejoneador Felipe Zambrano, que tan lucida actuación tuviera en la corrida del pasado día 22, ha sido incluido en el cartel del primero de mayo, en donde también actuarán Ernesto Sanromán “El Queretano”, Alfonso Ramírez “Calesero Chico” y Rafael Gil “Rafaelillo”, con toros de la ganadería de don Guadalupe Medina… La noticia la dio ayer la empresa de la Plaza de Toros San Marcos, e indudablemente que causará el consabido beneplácito entre los aficionados, ya que Zambrano dejó una muy buena impresión tras de actuar en aquella atractiva corrida de rejoneadores, segunda de feria…
Así pues, la empresa intentaba aprovechar la inercia generada por la semana
anterior, en la que los llenos se sucedieron prácticamente a diario, durante
los ocho festejos consecutivos que se ofrecieron en el grueso de la feria en su
arista taurina.
La corrida del primero de mayo
Al final de cuentas la corrida no fue una de esas que hayan de recordarse
por los triunfos logrados en ella. La entrada a la plaza fue bastante floja,
sin el ambiente que se había vivido en las fechas anteriores. De gris la
califica don Jesús Gómez Medina en su crónica aparecida el día 3 de mayo
siguiente, en El Sol del Centro:
La corrida – epílogo a los ocho festejos anteriores, de los que los dos últimos habían resultado singularmente brillantes tanto por la actuación de los toreros actuantes en una y otra tarde, como por las excelentes condiciones de los bureles, fue la contrapartida de ambas: una corrida gris, carente casi por completo de relieve, en la que, si lo censurable no abundó, tampoco hubo acopio de cosas plausibles… Una corrida más... y basta. Y el público, mostrando su buen olfato, optó por hacer mutis y, por vez primera en la agonizante feria, los tendidos mostraron vacíos desconsoladores…
A veces, aunque lo que abunda no daña, tampoco hace beneficio alguno, y
esto parece ser lo que sucedió ese primer día del mes de mayo del año 74. Fue
una corrida que se ofreció para aprovechar el día inhábil a mitad de semana, a
impulso de la afición del empresario, nada más, porque ni siquiera la presencia
de uno de los triunfadores del ciclo anterior, pudo llevar gente a los
tendidos.
El encierro de don Guadalupe Medina
Quizás un atractivo no debidamente explotado, era la presentación en un
festejo mayor en la Plaza San Marcos de la ganadería aguascalentense de don
Guadalupe Medina, ubicada en la zona serrana de San José de Gracia y que
seguramente probaba en ese festejo, los productos de los agregados de origen
Jesús Cabrera que había añadido en el año de 1970, pero nada de eso trascendió,
por la premura con la que se organizó la corrida. Hoy esa ganadería lidia a
nombre de don Benito Cortés Blancas. Acerca de ese encierro, escribió don Jesús Gómez
Medina:
A todo esto, el encierro de don Guadalupe Medina, tirando más bien a terciado, aunque de buen tipo, resultó sumamente escaso de fuerza, a tal grado que sus frecuentes caídas dieron pie a un grito de actualidad: “¡¿También a estos les echaron amoniaco?!” ... Lástima de lo anterior, pues los toros tenían buen estilo; un buen estilo que no lució debidamente por la razón señalada…
Así pues, terciada, sin fuerza, pero con buen estilo fue la corrida de la
ganadería debutante.
La tarde de Calesero Chico
Alfonso Ramírez Ibarra tuvo en sus días de novillero, casi una década
antes, una serie de tardes muy brillantes en el coso de la calle de la
Democracia. Una de las tardes más recordadas de la historia de esa plaza es
aquella que se dio en llamar la de los tres cachorros, cuando alternando con
Jesús Solórzano y Manolo Espinosa Armillita, llenaron la plaza el 16 de
agosto de 1964 y colgaron un auténtico no hay billetes. Ese día, a pesar de
la debilidad de los novillos que le tocaron en suerte, dio cuatro vueltas al
ruedo tras de su actuación.
Después, tras de su alternativa, los toros a contraestilo le empezaron a
salir uno tras de otro. Esta tarde que aquí me ocupa, intentaba relanzar su
carrera, pero la flojedad de los toros que le tocaron en suerte, no se
prestaron para muchas florituras. Dijo don Jesús:
“Calesero Chico”, en sus dos débiles adversarios apuntó, en ocasiones con rotundez, las excelencias de un arte y de un bien hacer que pudo encaminarlo hacia la cumbre. Dio una vuelta al ruedo…
Recuerdo que tras de pasaportar a su segundo, él, don Guillermo González y
Héctor de Granada entraron a los toriles a ver los toros de reserva,
seguramente con la intención de ofrecer alguno de ellos como regalo, pero al
final de cuentas, no se produjo. Seguramente no advirtió en ellos el torero la
oportunidad de remontar la tarde. Esta fue su última actuación en una corrida
de feria en Aguascalientes.
El Queretano
Ernesto Sanromán El Queretano tenía ya un nombre como torero y hombre de
empresa, porque para mantenerse activo, él organizaba festejos en los lugares
menos imaginados como en la parte no fronteriza de Sonora, en Chiapas, en
lugares como Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Huixtla o San Cristóbal de las Casas
o en Veracruz, abriendo territorios como Misantla, Martínez de la Torre o
Gutiérrez Zamora para la fiesta de los toros. En todas las informaciones de
festejos celebrados cada semana, aparecía una actuación suya. Esta corrida fue
su presentación en nuestra feria. Refiere el anónimo cronista de el Heraldo de
Aguascalientes:
Ernesto Sanromán “El Queretano”, en el toro con el que hacía su presentación ante la afición local no tuvo gran suerte, pues llegó muy aplomado el astado al tercio final, por lo que su faena no fue muy ligada, pero se mostró muy valiente, lo que le valió salir al tercio a petición del respetable…
El quinto de la lidia ordinaria le infirió una cornada en la axila derecha,
la que no impidió que liquidara al toro. Este es el parte médico:
El matador de toros Ernesto Sanromán presenta, herida por asta de toro como de 15 centímetros de extensión, situada en la región axilar derecha, perforando el eje de la misma región, que principia en su borde anterior y termina en el posterior. Interesa piel, tejido celular y descubrió paquete vásculo nervioso, conteniendo colgajo en piel interior. Lavado amplio, la herida no pone en peligro la vida, tardará en sanar menos de quince días, de no presentarse complicaciones…
La información anexa al parte facultativo agregaba que el torero perdía por
lo pronto, tres fechas que ya tenía comprometidas, sin precisarlas. También
esta corrida fue la única y la última que El Queretano toreó en nuestra feria
de abril.
Rafaelillo
A pesar de que un año justo antes, Rafaelillo había dejado una importante
carta de presentación en nuestra feria, en esta oportunidad conocimos la otra
cara de la moneda. Toreo zaragatero, complaciente con la galería y aprovechando
cualquier oportunidad para obtener las palmas, a como diera lugar. Escribió don
Jesús Gómez Medina:
“Rafaelillo” tiene arte, y arte del bueno. ¿Para qué pues, el apelar con demasiada frecuencia a recursos de muy discutible calidad, si toreando tiene de sobra para triunfar en grande? De sus trabucos se arrancó dando dos vueltas al ruedo tras la muerte de su primero y con el último, hábilmente capitalizó el formidable descabello a la ballestilla de Jesús Gutiérrez “El Callos”, adjudicándose una ovación, que, en rigor, era para el puntillero y una oreja que nadie solicitó y, en consecuencia, tampoco fue otorgada…
Con la idea de que todo vale, el de Tijuana se dio vueltas al ruedo por su
cuenta; luego se adjudicó ovaciones que no eran para él y al final, hasta una
oreja se procuró, misma que no le fue concedida por la autoridad. A Rafaelillo seguiríamos viéndole por aquí en años siguientes.
Lo que sí es de hacerse notar, es el hecho de que don Jesús Gutiérrez El
Callos, puntillero de las plazas de esta ciudad durante muchísimos años,
ejecutó la suerte de la ballestilla para apuntillar al sexto de la tarde y le
resultó bien y a la primera oportunidad. De allí que se le haya ovacionado.
Cada vez que un toro se prestaba, don Jesús lo intentaba, con la anuencia del
matador en turno.
Felipe Zambrano
La única oreja digamos, legítima, se la llevó Felipe Zambrano, quien
enfrentó un toro del ingeniero Mariano Ramírez y con el que, según el Heraldo de
Aguascalientes, realizó:
En primer lugar actuó Felipe Zambrano, quien lidió un astado procedente de la ganadería del Ing. Mariano Ramírez, resultando este soso y que terminó aquerenciado en la zona de chiqueros, teniendo momentos muy lucidos con los rejones de castigo, escuchando música. Mató desde el caballo con un rejón un tanto caído, para cortar una oreja y dar con ella la vuelta al ruedo…
El cierre
Esta fue la última corrida de feria celebrada en la Plaza de Toros San
Marcos. La siguiente se daría hasta el 24 de abril de 1996, cuando se ofreció
una para conmemorar el centenario del coso. En esas fechas, hace 50 años, se
rumoraba que la plaza sería derribada, pero casi de inmediato su entonces
propietario, don Guillermo González Muñoz aclaró que eso no sería así, que la
dejaría en pie, aunque fuera nada más para que sus nietos quebraran allí sus
piñatas. Afortunadamente fue remozada y sigue en uso hasta estos días,
primordialmente en lo que su vocación original le ha señalado: para dar
festejos taurinos.