Don
Ignacio Ruiz Quintano mantiene una bitácora titulada
Salmonetes Ya No Nos Quedan, en la que trata, según su subtítulo,
temas de la vida privada y como ocasionalmente entre estos se cuentan los de esta fiesta, con esa frecuencia lo visito.
En la entrada fechada el día de hoy me he encontrado allí con una cita que me obliga, casi, como dijera el inmortal
López Velarde, a
alzar la voz a la mitad del foro y a señalar una necesaria precisión -lo hago aquí pues en la bitácora no veo la posibilidad de hacer comentarios a las entradas allí puestas- y una anécdota concomitante.
La cita en cuestión es la primera cuarteta del soneto
Tiempo, obra de don
Renato Leduc y no como erróneamente lo señala el señor
Ruiz Quintano, de
Rubén Fuentes Leduc. Ese soneto, cuenta la leyenda, se escribió aquí en Aguascalientes, en lo que en su día fue el
Hotel Francia y que hoy es una tienda de departamentos.
Allí, en el bar, durante la
Feria de San Marcos se reunían personajes como
José F. Elizondo alias
Pepe Nava,
Antonio El Brigadier Arias Bernal, Miguel Álvarez Acosta y otros conspicuos miembros del ámbito cultural de este país y entre los que escribían, se daban
pies para después versificar en torno a ellos, en un grupo conocido como
La Cofradía del Petate según me ilustra el buen amigo don
Gustavo de Alba y que patrocinaba el entonces Gobernador del Estado
Edmundo Gámez Orozco desde sus tiempos de Senador.
Afírmase que la palabra
tiempo es complicada para ello -algunos dicen que es de rima imposible- y se la lanzaron a
Leduc -tío por cierto del matador de toros
Rogelio Leduc, ya fallecido- durante esa especie de certámen paralelo a los
Juegos Florales correspondientes al mes de abril de 1950 0 51 y en un rato don Renato armó el siguiente soneto:
Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán; dar tiempo al tiempo…
que de amor y dolor alivia el tiempo.
Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo
tan acremente como en ese tiempo.
Amar queriendo como en otro tiempo
—ignoraba yo aún que el tiempo es oro—
cuánto tiempo perdí —¡ay!— cuánto tiempo.
Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo…
Años después, un gran músico mexicano,
Rubén Fuentes, hizo la parte musical de la obra para que voces como las de
Pedro Vargas,
Marco Antonio Muñiz -que hizo una real creación de ella- y muchos otros, cantaran la obra de don
Renato, que es el único autor de la parte literaria de
Tiempo.
Como ante el toro señor
Ruiz Quintano, se vale y a veces es necesario rectificar...
Edito esta entrada al día suguiente de su publicación, con la docta ilustración del buen amigo don Gustavo de Alba y agrego además, que en los muros del Bar del Hotel Francia, durante muchos años estuvo un bronce que perpetuó la creación de esa obra de Renato Leduc.