En una entrada anterior, también referida a un festejo celebrado en La Maestranza, decía que un cartel de toros puede ser apreciado desde muchas aristas. Hoy agrego que también pueden ser muy variados los recuerdos que traiga a aquellos que vean el cartel después de tiempo, sea porque asistieron al festejo y les trae a la memoria momentos vividos o porque sin haber estado en la plaza, o se conoce a alguno de los que en él participaron o se mantienen recuerdos con hechos posteriores que guardan relación con él.
El domingo 20 de mayo de 1956 se anunció una novillada, seguramente dentro del abono de la temporada sevillana, que vería la presentación de un torero madrileño, de dinastía, como lo es el caso de Félix Saugar Pirri y la actuación de otros dos que estaban ya prontos a tomar la alternativa uno andaluz, Juan Antonio Romero ya conocido como El Ciclón de Jerez – como podemos ver, el remoquete no es ni novedoso, ni exclusivo del que actualmente lo usufructúa – y el otro, sudamericano, de Colombia, Pepe Cáceres, que unos meses después, en esa misma arena, sería elevado a la categoría de matador de toros.
Los toros
Para la ocasión la Empresa Pagés puso un encierro de los herederos de Baldomero Sánchez y Sánchez, vacada que inicialmente se formó a partir de un lote de ganado de la legendaria de Aleas que se cedió a Emilia García – Aleas. Baldomero Sánchez lo adquirió en 1948 y le agregó simiente de Carlos Núñez y cuando fallece en 1955, se anuncia a nombre de sus herederos, que la enajenan en 1956 a José Luis Hidalgo Rincón. Tras pasar por diversas manos, entre ellas las de José Luis Martín Berrocal, llega a las de Juan Antonio Ruiz Espartaco, a cuyo nombre se lidia en la actualidad, cambiando la base ganadera, por la de Domecq.
La tarde que me tiene delante de Ustedes en la relación que presentó Gómez Bajuelo a los lectores del diario ABC de Sevilla, refiere acerca del encierro, estos reveladores conceptos:
Magnífica presentación de novillada: ¿Quién dijo que las gentes no eran aficionados al toro? Se ha dicho y creo que se ha escrito. Quedaban tan solo los viejos aficionados. Los de ahora mostraban su preferencia por la res liviana y cómoda, propicia al toreo moderno. Se hablaba de la humanización de la fiesta y se resumía el concepto en la frase de que con el toro antiguo no se podía ejecutar el toreo de hoy. Sin embargo, el domingo ocurrió algo muy distinto, que nos encauza a revisar ciertas afirmaciones. Ocurrió que los herederos de don Baldomero Sánchez enviaron una novillada de peso, poderosa y alta de cabeza... El salto a la areba de estos bichos provocó, súbitamente, una reacción admirativa en el público, corrieron aires de emoción por el graderío. Tono de revalorización de la fiesta y asentimiento clamoroso en la presencia y en algunos arrastres, canalizados hacia el palco ganadero. Y si la alegre y poderosa acometida no tuvo... una continuación de bravura, considérese que los novillos son desechos de tienta... Constituyó, pues, un éxito la presentación... Y en bravura y genio brilló, por encima de todos, el que abrió plaza...
Félix Saugar, Pirri
Decía que Félix Saugar es un torero de dinastía. Y es que su padre y sus hermanos se han dedicado a ser toreros, aprendiendo en el viejo matadero de Madrid, el de Legazpi, en donde Félix, Emilio, Manolo y Lorenzo Saugar conocieron las primeras letras ante los toros que encontraron la muerte sin el brillo ni la gloria de las plazas de toros.
Emilio y Lorenzo fueron desde siempre hombres de plata. Félix intentó ser matador de toros, pero como lo cuenta él mismo en un espléndido reportaje de Vicente Zabala Portolés que nos presenta Paco Abad en su Aula Taurina de Granada, los toros le castigaron mucho y pronto. Por eso empleó las enseñanzas obtenidas en ser un extraordinario subalterno, porque llevar a un Pirri en la cuadrilla hoy y siempre, ha sido una seguridad y un lujo.
Pirri: 9 tardes en Las Ventas y 16 en La Chata |
Emilio y Lorenzo fueron desde siempre hombres de plata. Félix intentó ser matador de toros, pero como lo cuenta él mismo en un espléndido reportaje de Vicente Zabala Portolés que nos presenta Paco Abad en su Aula Taurina de Granada, los toros le castigaron mucho y pronto. Por eso empleó las enseñanzas obtenidas en ser un extraordinario subalterno, porque llevar a un Pirri en la cuadrilla hoy y siempre, ha sido una seguridad y un lujo.
Los vigentes Pablo – él sí llegó a matador de toros –, David y Víctor Hugo confirman esa gran calidad con la capa y con los palos y es recurrente el apellido Saugar o el apodo Pirri yendo de fijos en cuadrillas de toreros como Luis Miguel Dominguín, Pedrín Benjumea, José María Manzanares, El Soro, César Jiménez o El Cid.
De su actuación esta tarde, Gómez Bajuelo, en la crónica en cita, destaca lo siguiente:
El debut del 'Pirri': Hizo su presentación en esta plaza Félix Saugar ‘Pirri’, precedido de fama por sus actuaciones en las plazas nórdicas. Le tocó el primero de la tarde, bonito, levantado de cabeza, acometiendo con alegría... En este novillo, el ‘Pirri’ causó muy biena impresión... el genio del animal encontró el reductor de unos doblones eficaces del torero, sin perderle la cara al astado. Hubo aguante en los primeros redondos, aplaudidos por el respetable, y después, la excelente ejecución de cuatro redondos, ligados con el de pecho, provocaron la ovación y los sones de la música... Buena faena, en la que el torero no se dejó dominar por el temperamento del novillo... El ‘Pirri’ salió al tercio a saludar...
El Ciclón de Jerez
El torero jerezano volvía a Sevilla. Por lo que narra Gómez Bajuelo en su presentación no había confirmado la fama que se había labrado toreando por fuera, pues califica su paso por allí de borroso y desvaído. En esta oportunidad le va a resaltar lo que sería la divisa de su paso por los ruedos, el ánimo y la voluntad, aquellas virtudes que motivaron a Manolo Liaño, a llamarle hace ya once lustros El Ciclón de Jerez. Juan de la Plata escribe al respecto en su Historia del Toreo en Jerez:
El torero jerezano volvía a Sevilla. Por lo que narra Gómez Bajuelo en su presentación no había confirmado la fama que se había labrado toreando por fuera, pues califica su paso por allí de borroso y desvaído. En esta oportunidad le va a resaltar lo que sería la divisa de su paso por los ruedos, el ánimo y la voluntad, aquellas virtudes que motivaron a Manolo Liaño, a llamarle hace ya once lustros El Ciclón de Jerez. Juan de la Plata escribe al respecto en su Historia del Toreo en Jerez:
…Juan Antonio Romero recibiría el sobrenombre de ‘El Ciclón de Jerez’, acertadamente impuesto por el crítico taurino del diario ‘Ayer’, Manolo Liaño. Sobrenombre muy bien aceptado por el torero, que lo utilizaría en su propaganda, y que sería recogido y aprovechado por los empresarios, que a partir de entonces, lo colocarían bajo su nombre, en los carteles de las numerosas corridas que llegaría a torear…
¡12 orejas, 3 rabos y 1 pata! |
Ese toreo alegre en todos los tercios, le vuelve el amo del Rincón del Sur y así, el 17 de julio de 1955 acomete la hazaña de torear 3 festejos en un día, en San Fernando al mediodía, en Jerez por la tarde y en Cádiz en la noche, redondeando una terna de triunfos reflejados en 12 orejas, 3 rabos y una pata. Vistió el mismo terno grana y oro, el que después ofrendó a la Virgen de la Merced, patrona de Jerez. Sus alternantes en distintas combinaciones fueron Chano Rodríguez, El Pío y mi paisano Joselito Huerta. Este episodio también lo recuerda con emoción don Marciano Breña Galán en su bitácora De España Hasta los Cantares.
Tras de tomar la alternativa en 1956, permanece en ese escalafón hasta 1961, pues en 1962 y hasta el 68, pasa a formar con los hombres de plata, siendo parte de las cuadrillas de Antonio Ordóñez, Victoriano Valencia y Luis Parra Jerezano. En 1966 vuelve a tomar muleta y estoque, permaneciendo en el escalafón mayor hasta 1968, cuando vuelve a vestir la plata para formar parte de la plantilla de Miguelín y de Currillo. Fallece a causa de una larga enfermedad el 29 de diciembre de 1974, a los 42 años.
Juan Antonio Romero fue el más claro ejemplo de profesionalidad, de entrega total y honradez… fue uno de los toreros más taquilleros de la segunda mitad del siglo que se nos va de las manos. Para las empresas, un cheque al portador. Como lo fueron en su tiempo ‘Litri’ y Aparicio, ‘El Cordobés’, Paco Ojeda y como lo es hoy en día ‘El Juli’…
Pepe Cáceres
Al único que vi en los ruedos fue a Pepe Cáceres. Fue la tarde del 6 de mayo de 1973 en la Plaza de San Marcos, en la última corrida de nuestra Feria de Abril de ese año. Es una de las tardes que se me han quedado en la memoria, porque en ella Rafael Gil Rafaelillo realizó una de las faenas más grandes que he visto en mi vida. Ese día Pepe Cáceres estuvo aseado, pero sin fortuna y es que el primero de su lote le pegó un cornalón a su peón Manolo Pérez, prensándolo contra las tablas del burladero que queda abajo del tendido de sol, al salir de un par de banderillas. Tras de ello, el torero colombiano pareció tener la mente en otro lugar.
Pero esta tarde de diecisiete años antes, la historia era otra. Estaba en pleno asalto a la cumbre y repitió triunfo en la Maestranza, cortando una oreja y dando un par de vueltas al ruedo tras de terminar con el sexto, que brindó nada menos que a Juan Belmonte. Y lo sacaron en hombros, porque como escribe don Antonio Burgos:
...Por la calle Iris. Como siempre se han sacado a los toreros en Sevilla, antes de la moda del mito del cuento del envergue de tanta Puerta del Príncipe… O por la del Príncipe o ninguna, parecen decir. No quieren salir por la calle Iris, como no sea andando y hacia el cochecuadrillas aparcado en la calle Antonia Díaz… Cuando por la calle Iris, y a hombros hasta el Hotel Cecil Oriente donde se vistió, salió Curro Romero la tarde de su debú y su triunfo con «Radiador» de Benítez Cubero. Por la calle Iris han salido a hombros Manolete y Arruza, y Antonio Ordóñez, y Pepín Martín Vázquez, y Pepe Luis Vázquez, y Chicuelo. Entonces era lo normal. Por eso la otra noche daba gloria ver a los chavales compañeros del novillero triunfador que se echaron al ruedo y lo sacaron a hombros por la calle Iris, y por Antonia Díaz lo llevaron hasta el hotel. Recuperada la costumbre, conviene, pues, aclarar que aquí no está prohibido sacar a un torero a hombros por la calle Iris. Aunque parezca lo contrario...
Su affaire con Sevilla continuaría, tanto, que el 30 de septiembre de ese mismo año, don Antonio Bienvenida le haría matador de toros en ese mismo ruedo cediéndole al toro Secretario de don Joaquín Buendía, delante de José María Martorell. Iniciaba así una larga trayectoria en los ruedos que se prolongaría durante tres décadas y una miajita más.
Pepe Cáceres, dice Gloria Sánchez – Grande, acabó mal. El día 20 de julio de 1987, el toro Monín, de la ganadería de San Esteban de las Ovejas le infirió una cornada en el tórax en la plaza de Sogamoso – misma que hoy lleva su nombre – y a causa de esa herida falleció en Bogotá el 16 de agosto siguiente. Un interesante reportaje sobre el final de este torero, – publicado en La Revista de la Asociación Taurina Cultural, que es quizás el más clásico que ha dado Colombia –, lo pueden leer entre las Cosas de Toros de Cordoncillo.
Pepe Cáceres, dice Gloria Sánchez – Grande, acabó mal. El día 20 de julio de 1987, el toro Monín, de la ganadería de San Esteban de las Ovejas le infirió una cornada en el tórax en la plaza de Sogamoso – misma que hoy lleva su nombre – y a causa de esa herida falleció en Bogotá el 16 de agosto siguiente. Un interesante reportaje sobre el final de este torero, – publicado en La Revista de la Asociación Taurina Cultural, que es quizás el más clásico que ha dado Colombia –, lo pueden leer entre las Cosas de Toros de Cordoncillo.
La letra pequeña: El Coli
Así apareció en La Vanguardia de Barcelona |
Andrés Travesí escribió una extraordinaria pieza, casi una oración fúnebre en la edición del ABC madrileño del día siguiente de la tragedia, de la que extraigo lo siguiente:
‘El Coli’, Manuel Leyton, ‘El Coli’, esperó a ‘Cuatrero’ – un nombre para la historia dramática de los toros: negro bragao, número 88, de la ganadería de don Ángel Rodríguez de Arce, de El Espinar – con el capote desplegado. El novillo, un cuatreño con cuajo de toro, había rebrincado al pisar la arena, tenía poder en su poderosa cabeza y llevaba la muerte en sus afilados cuernos. ‘El Coli’ le tanteó por la izquierda: ‘Cuatrero’ se revolvió pronto y acudió al engaño. Buscó el cuerpo. ‘El Coli’, Manuel Leyton, ‘El Coli’ – un nombre para la historia dramática del toreo – cayó al suelo pesadamente, de bruces. ‘El Coli’ quedó inmóvil. En el suelo, por debajo de la chaquetilla, le prendieron de nuevo los afilados puñales de ‘Cuatrero’... ‘El Coli’, en un último y supremo esfuerzo, se incorporó levemente. Fue un instante de angustia que muy pocos espectadores, distraída su atención por los azares de la lidia, pudieron percibir. ‘El Coli’ se derrumbó definitivamente. Cuando lo recogieron no llevaba sangre en su traje de luto, pero llevaba ya la muerte en el alma...
El escueto parte médico del doctor Jiménez Guinea dice así:
Durante la lidia del primer novillo, el banderillero Manuel Leyton Peña, 'El Coli', ingresó en la enfermería ya cadáver, con una herida por asta de toro en la región costolumbar del lado izquierdo.
La novillada se suspendió tras del arrastre del tercero de la infausta tarde.
También El Coli acabó mal. Y cómo Pepe Cáceres, entró a la gloria taurina, pero por la angosta puerta del sepulcro.
También El Coli acabó mal. Y cómo Pepe Cáceres, entró a la gloria taurina, pero por la angosta puerta del sepulcro.
Y termino
Las historias que hay detrás de un cartel se entrelazan y nos presentan aristas de la vida de los personajes que lo integran que van más allá del festejo que se anuncia. Algunas de las historias de este cartel de hace 54 años son las que pongo aquí. Espero no haberme extendido más allá de lo medianamente razonable.