Un recuerdo personal
Hierro y divisa de la ganadería fundada por el Ing. Mariano Ramírez, hoy Puerta Grande |
El pasado mes de abril se cumplieron 38 años de una tarde memorable para la afición de Aguascalientes, pues en la feria abrileña de 1973 se lidiaron aquí catorce toros de las dehesas entonces propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez Miguel, destacando de manera importante diez de ellos. De estos últimos, seis se lidiaron en la corrida del 22 de abril de ese año, fecha en la que recibió la alternativa David Cavazos El Vito. A ese festejo fui llevado por mi padre y al ver al de la ceremonia – un negro listón con mucha cara y arrobas – voltear la cara al primer picador le dije: Éste ya salió manso. . .; en cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando esto sucedió, mi padre me dijo Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual. . .. Afortunadamente el presagio no fue muy efectivo, pues en esa tarde y en dos mas de ese abril, vimos más toros de don Mariano que materialmente robaron la atención de esa feria, consolidando a la ganadería jalisciense como una de las primeras de América.
Ese año de 1973, también tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente a un ganadero de bravo y curiosamente este ha sido don Mariano. Recuerdo que se encontraba junto a la puerta de acceso a las barreras de sombra, conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas y con la sangre fría que proporciona el tener doce o trece años de edad, irrumpí en el grupo y me dirigí al Ingeniero Ramírez para felicitarle por el extraordinario juego que dieron sus toros esa tarde – la de la alternativa de David Cavazos – y por supuesto, para ufanarme ante él que conseguí las seis divisas de los toros lidiados, mismas que por mucho tiempo conservé. No recuerdo la respuesta de don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.
El Origen
Clásico toro cárdeno de Mariano Ramírez, hoy Puerta Grande |
El Ingeniero Mariano Ramírez Miguel fue originario de Encarnación de Díaz, Jalisco, e inicia su andadura como ganadero de bravo en la segunda mitad de la década de los cuarenta. Obtiene de don Eduardo N. Iturbide, cofundador de Pastejé treinta vacas y dos sementales como pago de sus servicios profesionales, pues don Mariano realizó para el llamado Ganadero Poeta una serie de obras hidráulicas en los potreros que ocupó la histórica vacada de la divisa amarilla y negra, formada en un inicio con los restos de la ganadería guanajuatense de Jalpa – creada con reses de San Nicolás Peralta – se criaron toros variopintos y de irregular comportamiento en el ruedo. Previa selección se agregaron reses de la familia Urquijo y del Conde de la Corte, puro Vistahermosa, descendientes de Murube, Ybarra, Parladé, Mora Figueroa y la Marquesa de Tamarón. Esta nueva etapa de la ganadería se inauguró con la ejemplar lidia que dieron Tanguito y Clarinero, en una tarde que se recordará por siempre en la Historia de nuestra Fiesta.
Con estas bases iniciará don Mariano su camino por los ruedos, para en 1952 realizar las primeras pruebas a los productos de los empadres que realizó. Así, el 12 de diciembre de 1953, su ganadería, anunciada como San Antonio se presentaría en la Plaza de Toros Revolución de Irapuato, Guanajuato, lidiando seis toros para Luis Procuna, Jesús Córdoba y Manuel Calero Calerito. Tres años después se presentará en la Plaza México, el 14 de octubre de 1956, lidiando seis novillos para Paco Ortiz, Héctor Luquín y Chano Ramos. Fue exitosa la presentación, pues Cabrillo, número 43 con 410 kilos de peso, recibió los honores del arrastre lento esa tarde.
Es en ese año de 1956 que el Ingeniero Ramírez comienza a sentirse insatisfecho con los resultados de los productos murubeños de su ganadería y la enajena casi en su totalidad a su paisano don Gustavo Álvarez Alba y al tiempo, adquiere la mitad de la ganadería de Zotoluca, formada con simiente de Piedras Negras con sus agregados de Tepeyahualco y originada esta con raíces de Concha y Sierra, Veragua, Miura, Anastasio Martín y muy principalmente Saltillo.
El ganado proveniente de Zotoluca – que corresponde a un octavo de la original fusión de Piedras Negras y Tepeyahualco ocurrida en 1908 – es adicionado con toros padres de Piedras Negras y La Laguna, mismos con los que se fundieron vacas muy seleccionadas del hato original de origen Pastejé. Esta afirmación es personal e intentaré demostrarla mas adelante.
Don Mariano afirmó que con la formación de ese pié de simiente, tenía en sus hatos la sangre mas pura del Marqués del Saltillo que había en México. La afirmación es interesante, porque cierto es que la ganadería del Ingeniero Ramírez Miguel crió toros con el inconfundible fenotipo del marquesado andaluz, pero la genética – de la que don Mariano era un gran conocedor – tiene una serie de leyes y de procesos inexorables y hasta hace no mucho, inexpugnables, lo que al cabo de unas cuantas generaciones, nos demuestran algunas cosas que en la superficie no se observan.
Otro ejemplar típico de la casa |
En efecto, el pelo clásico del encaste saltillero es el cárdeno, con algunas variantes que van del cárdeno claro al negro entrepelado. Hay algunos zainos y algunos colorados, pero pelos como el sardo y el salinero no corresponden en principio al tronco Vistahermosa, sino al Vazqueño. Aquél quinto de la tarde de la alternativa de David Cavazos era un toro de pelo salinero, pues tenía perfectamente entremezclados pelos rojos, blancos y negros. Correspondió a Curro Rivera, quien le cortó una oreja. Esto demuestra hasta donde yo entiendo, que si bien el encaste predominante en la ganadería de don Mariano era el de Vistahermosa, vía el Marqués del Saltillo, los goterones de otras castas igualmente trascendentes, presentes en el origen piedrenegrino de su ganadería, se reflejan con el complicado juego de las leyes de la genética, que nos recuerdan a través de las generaciones quienes somos y de dónde venimos.
Lo anterior parece confirmarlo don Felipe González y González, ganadero de Coaxamalucan y heredero de los fundadores de Piedras Negras cuando afirma:
…En 1908, Tepeyahualco es adquirida por los señores de Piedras Negras. Incrementándose con ella las ganaderías de Zotoluca, La Laguna y la propia Piedras Negras… Del ganado comprado por los señores González de Tlaxcala, se le dieron veinte vacas y un semental a don Antonio Zamora para que fundara la ganadería de Ajuluapan y con el resto se hicieron cuatro lotes para repartirlo equitativamente entre Piedras Negras, Coaxamalucan, Zotoluca y La Laguna. La simiente española del marqués del Saltillo quedó en poder de Piedras Negras… En 1888 se agrega un toro de Benjumea para padrear. . . En 1896 llegan a Piedras Negras tres toros de Murube…
Como se ve, a Piedras Negras le tocó lo puro de Saltillo, pero también su alícuota de lo demás y a Zotoluca le correspondió por decirlo de alguna forma, lo no puro, pero bañado con la generosa sangre saltillera. De allí creo que queda justificado mi aserto en el sentido de que la ganadería del Ingeniero Ramírez, tenía predominantemente sangre de Saltillo, pero no en absoluta pureza, lo que explica la presencia repentina de toros de pelajes que son característicos de otros encastes.
Lo anterior, a mi juicio, hace mas grande la labor del Ingeniero Ramírez Miguel, pues es de probada experiencia que esos encastes son explosivos e inciertos cuando no se obtiene el justo medio en su manejo, lo que don Mariano pareció lograr, pues sus éxitos fueron repetidos y resonantes y así recordamos a varios toros bautizados como Tejón, comenzando con el que Alfredo Leal escribió una de las mas grandes páginas de su historia de torero; Billetero, lidiado por Jesús Solórzano el día de la despedida de Luis Procuna; Pinocho, igualmente inmortalizado por el hijo del Rey del Temple y varios mas, como los 14 lidiados en la feria de abril de 1973 o aquél Tejoncito al que Manolo Martínez cortara el rabo en la Plaza México.
A guisa de remate
El nuevo toro de Puerta Grande |
Independientemente de la pureza de la sangre saltillera en los hatos de don Mariano, se observa en el manejo de estos un depurado equilibrio genético, pues no obstante las raíces tan dispersas que muestra la historia de su ganadería, en la plaza logró siempre una uniformidad caracterizada por el trapío y la bravura de sus toros, de los que, como queda fijado al epígrafe, decía que vivían de el y no él de ellos, situación que en pocos años le permitió escalar la cumbre del campo bravo mexicano.
El 30 de diciembre de 1980 dejó de existir don Mariano Ramírez Miguel y al poco tiempo la vacada, finca, hierro y divisa cambió de propietarios, adquiriéndola los hermanos Gerardo y Carlos Salas Luján junto con el matador Manolo Espinosa Armillita, quien al cabo de un par de años, cedió a los primeros su parte de la vacada. Pronto se perdió el equilibrio en ella y se generalizó un problema de falta de fuerza y de caídas en los toros, mismo que apenas se comienza a ver superado.
A partir del año 2001, los hermanos Salas Luján dejaron de lidiar a nombre de Toros de Mariano Ramírez, para hacerlo a nombre de Toros de Puerta Grande, mostrando a la vez un cambio en la estructura genética de la ganadería, pues agregaron sementales de sangre española de origen Sánchez Fabrés vía Paco Camino y otros de línea Murube – Ybarra – Parladé, a partir de las últimas importaciones hechas en los años noventa, dando un giro a la base genética de su ganadería, mismo que quizás resulte ser el revulsivo necesario para superar el mal de la debilidad que la había separado de las grandes citas y la había relegado a los carteles de rejoneadores, siendo en ese nicho, la preferida de Pablo Hermoso de Mendoza que durante varias campañas, les mató camadas enteras.
Aquí está pues, otra vista de lo que es la cabaña brava de México. Espero que les haya resultado de interés.