Rafael Guerra y Bejarano Guerrita, había decidido a poco tiempo de la muerte de El Espartero, en mayo de 1894, apartarse de la plaza de Madrid, donde un grupo influyente de la afición no le profesaba mucha estima. Tras de cumplir su compromiso en el abono de ese calendario, el diario El Liberal anunció que en Salamanca, El Guerra anunció que se iba de los ruedos y le atribuyó una expresión que ha trascendido: en Madrid, que toree San Isidro… A este propósito, escribe Antonio Peña y Goñi en su libro Guerrita:
Así las cosas, y cuando el verano actual había sido para Guerrita una sucesión de triunfos realmente inverosímil, llevólo su mala estrella a Salamanca y le deparó allí, en forma de corresponsal de diario madrileño, a un apreciable caballero, ávido sin duda de notoriedad… El cual caballero apreciable, haciendo gala de una discreción y de un tacto superiores a todo encomio, telegrafió á El Liberal que Guerrita había manifestado ante varias personas su resolución de no volver a torear en la plaza de la corte, añadiendo estas memorables palabras: “¡En Madrid, que toree San Isidro!... La política veraniega daba poco de sí y Guerrita interesaba más que Sagasta; por lo cual gimieron las prensas, estremeciéronse los chivaletes y los cajistas temblaron... Aquello era un inesperado oasis en el árido desierto de los triunfos de Guerrita, y en él se refugiaban apresuradamente sus sempiternos enemigos para presentarlo como niño sin entrañas que desprecia e insulta a su madre… Guerra contestó al famoso corresponsal salmantino negando en redondo la veracidad de sus asertos, pero aquél replicó e insistió en lo dicho. ¡Pues, hombre, no faltaba más! …Sí, señor; el cordobés había pronunciado las históricas palabras en el café Suizo de Salamanca, y cuantos respetabilísimos salmantinos escuchaban al diestro juraban y perjuraban haberle oído decir: “¡En Madrid, que toree San Isidro!”…
Al final de cuentas, Guerrita se desdijo de lo de la retirada y permaneció en activo un lustro más. Pero sí mantuvo su idea de mantenerse alejado de Madrid, cuando menos por ese año de 1895, prueba de ello es que, en la parte central del abono de la capital española, se anunció para torear tres festejos el domingo 19 de mayo de ese calendario. Lo haría en las plazas andaluzas de San Fernando, Jerez de la Frontera y Sevilla, ciudades todas ellas conectadas por ferrocarril y que, aunque de acuerdo a los trazados de las vías actuales, apenas representan una distancia de 137 kilómetros, en esa época, representaban por otros medios, un día de camino.
Los carteles confeccionados para la ocasión serían: en San Fernando, toros del Marqués del Saltillo para Guerrita y Pepete; en Jerez, toros de José Manuel de la Cámara, para Guerrita y Fabrilo y en Sevilla, toros de Murube para Guerrita y Antonio Fuentes. Se dispusieron trenes especiales para los aficionados que quisieran asistir a las tres corridas y también otro, especial para el torero de Córdoba y su cuadrilla. La razón de esos trenes especiales era que harían el trayecto sin escalas en las estaciones intermedias, como lo haría otro de línea regular.
San Fernando, siete de la mañana
Apenas amanecía cuando comenzó la jornada de lo que los diarios de la época llamaron el récord de Guerrita. La relación más prolija de los sucesos es la que apareció publicada en la primera plana de El Imparcial de Madrid, firmada por José de la Serna Aficiones, cronista taurino del diario en la época y que se subió a los trenes para seguir al que sería después el segundo Califa del Toreo de Córdoba. Escribió en la previa:
Comenzamos el desayuno taurino a las siete de la mañana. El cielo estaba cubierto y “chispea”... en ambos sentidos de la palabra: acuático y vinícola… No han acudido muchos forasteros: de éstos hay algunos aficionados de Madrid. La plaza, cuyo redondel allá se irá con el de la de Vallecas que llena hace seis mil entradas, está mediada de público. Noto con vivo dolor la ausencia del bello sexo. Es una corrida solo para hombres…
Los toros de Saltillo fueron, digamos, cómodos. Solamente el quinto, de acuerdo con las distintas relaciones de prensa, se distinguió por su buena presencia, y con él, Guerrita tuvo su mejor momento en esa primera corrida de las tres de la señalada fecha. Relató Aficiones:
El quinto era buen mozo, cárdeno bragao, bien puesto y de arrobas. El único de los lidiados que tenía “tipo“… Con mucho poder sufrió siete puyazos, matando un caballo… En los quites Guerrita se adornó como él sabe y puede, y Pepete también… El público entusiasmado pidió que los matadores banderilleasen. Se negaron éstos, y entre protestas y silbidos Almendro y Mojino salieron del paso… Guerrita, cerca y parando, toreó de muleta y metió un volapié neto, una gran estocada hasta la mano. Sacó el estoque y descabelló al primer intento… Ovación…
Pepete salió del paso en los dos que mató, porque el sexto de la corrida, al salir del segundo puyazo cayó al suelo y ya no pudo ser levantado, por lo que se le apuntilló allí mismo y así concluyó la corrida.
Jerez de la Frontera, once y media de la mañana
Escribió Zaldúa, corresponsal del diario madrileño El Liberal, quien cubrió las dos primeras etapas de la gesta de Guerrita:
El trayecto a la estación ha sido Un nuevo triunfo para el Guerra. Medio San Fernando en las calles, los balcones llenos de gente, los vítores y aplausos atronando el espacio. El gentío acompaña al Guerra hasta la estación. En ésta hay preparado un tren especial dispuesto por la empresa de la plaza de toros. El tren no es bastante para cuantos quieren ir en él. Muchos se disponen a hacer el camino subidos en los estribos. Arranca el tren y el público hace a Guerra la ovación de despedida. Las estaciones del tránsito están llenas de curiosos En la de Jerez recíbenos un gentío inmenso y bandas de música. Las calles están animadísimas. En los balcones hay muchas mujeres guapas…
El mismo corresponsal agregó que Guerrita hizo el viaje vestido de torero, con el terno verde y oro con el que toreó en San Fernando y a falta de referencia de que haya cambiado de ropa de torear, asumo que actuó con la misma indumentaria en Jerez, plaza en la que ahora fue el tercero de la tarde, un hidalgobarquero nombrado Canito, el del triunfo de Guerrita:
“Canito” consumió el turno tercero. Fue retinto albardao y muy voluntario… Nueve varas de castigo pusieron Beao y Pegote, perdiendo una jaca… Almendro y Mojino cumplieron en el segundo tercio, y Guerrita hizo una faena superiorísima con la muleta. Pases de pecho, adornados, molinetes... de todo hubo, para rematar con un volapié soberbio hasta la bola, que hizo polvo a Canito… Gran ovación. Esta ha sido la mejor faena del récord...
Guerrita y Fabrilo banderillearon al quinto de la tarde, con más voluntad que lucimiento. El diestro valenciano fue aplaudido tras la lidia del sexto. La plaza de Jerez no se llenó y la corrida de José Manuel de la Cámara fue más pareja y mejor presentada que la matinal.
Sevilla, cinco y media de la tarde
La corrida que cerraba el ciclo tenía también el cartel más redondo. Guerrita y Antonio Fuentes ante toros de Murube – las informaciones de la época ponen Muruve – y se estableció que daría inicio a la hora anunciada, aunque El Guerra se retrasara en llegar desde Jerez. Escribe Del Río, corresponsal de El Liberal:
Hay una animación extraordinaria; verdaderamente extraordinaria, aquí donde tan acostumbrados estamos a los espectáculos taurinos… Todo el mundo anda preguntando qué se sabe de las corridas de San Fernando y de Jerez… En las esquinas de la calle de las Sierpes se fijan boletines dando cuenta de las corridas… El día está nublado. El tren en que viene Guerrita llegará a las cuatro y cuarenta… La corrida empezará a las cinco y media. Si se retrasase el tren comenzará la lidia matando Fuentes el primero…
Pero eso no fue necesario. Guerrita llegó a Sevilla a las cuatro de la tarde y eso le permitió estar puntual a su cita en la Maestranza. Para cerrar el ciclo, de nueva cuenta sería el quinto de la tarde el toro de su triunfo. Escribió Aficiones:
Barquerito, grande, bien puesto, de mucha cabeza… Procura varios tumbos de mayor cuantía, do los que salieron lastimados el Beao y el Chano… Salieron al ruedo los matadores con los palos. Fuentes entró bien y dejó un par desigual… Guerra, después de dos salidas falsas, colgó medio par. Fuentes, al repetir, puso un magnífico par al sesgo… Y Guerra dio fin al poema, a la trilogía, a la odisea y al récord con seis buenos pases y una estocada monumental hasta el pomo… (Ovación extraordinaria, “delirium tremens” al Ercilla, Wagner, Virgilio y Zimmerman, todo en una pieza) …
Antonio Fuentes, por su parte, tuvo una actuación muy lucida ante el segundo, Regalado, al que propinó la estocada de la tarde. La entrada fue calificada por los cronistas de buena.
Reflexiones a posteriori
En el Suplemento a El Enano aparecido el 22 de mayo siguiente, se hace una prolija relación y crítica de los hechos ocurridos el 19 anterior. Aparece firmada por Carlos L. Olmedo, quien para el diario hispalense Noticiero Sevillano, firmaba sus colaboraciones como Farolillo. Entre otras cosas dijo en su día:
Tres de tres, para uno, único y solo que se ha llevado la luz, dejando a la Empresa con mucho sol; pero deslumbrada y sin moscas. (Léase dinero)... con toa la esplendidez digna únicamente de un guardia municipá agradecido, tomó los apuntes verídicos, de cómo Guerra con Pepete en la Isla, con becerros de Saltillo, y en Jerez con Fabrilo y novillos de Cámara, ejecutó las dos primeras partes del acontecimiento «cómico – bufo – taurino», que le pone a mayor altura en que se colocaron Pedro Romero y Manuel Domínguez, cuando mataban ocho toros de á siete años cumplidos, todos en la suerte de recibir… Éste también recibe... nueve mil duros libres de toda indigestión de pitones... Por datos que tenemos a la vista de las tres corridas, solo una, la de Sevilla, ha producido verdaderos resultados prácticos. En cambio, en San Fernando y Jerez, solo se ha conseguido llenar media plaza respectivamente… Con lo cual el único que no ha perdido, ha sido el beneficiado, esto es, Rafael Guerra, que esta vez puede decir, si buenas palmas me han tocado, buenos dineros les cuesta…
También se ocupa, de manera casi telegráfica, de exponer los sucesos ocurridos en el ruedo, pero la crítica al hecho de que Guerrita haya percibido sus cuartos por torear tres veces ese día y que las plazas, al menos las de San Fernando y Jerez, no se hayan llenado, son la médula de su argumentación.
Por otra parte, está la aportación que hace Jerónimo – Antonio Peña y Goñi – en La Lidia, el 27 de mayo, en un número especial dedicado principalmente a recordar el primer aniversario de la muerte de Espartero. Allí reflexiona:
Con éxito superior a las más halagüeñas esperanzas, ha realizado Guerrita, el 19 del actual, fecha que pasará a la historia, la hazaña nunca vista hasta ahora, de torear tres corridas en un solo día, en tres plazas diferentes: a las siete de la mañana, en San Fernando; a las once, en Jerez, y a las cinco de la tarde, en Sevilla... Ovaciones en San Fernando, ovaciones en Jerez, ovaciones en Sevilla; las tres corridas han sido para Guerra una serie ininterrumpida de vítores; una verdadera marcha triunfal, homenaje merecidísimo a la maravillosa maestría del torero, a la resistencia fenomenal del hombre... Si las tres famosas corridas de Rafael hubieran traído aparejada una derrota, ¡sólo Dios sabe los denuestos de todo linaje que los antiguerristas que pululan en la prensa mucho más que en el público, hubiesen lanzado contra el gran cordobés!... El tiempo, que es gran maestro de verdades, me dará la razón; y Rafael Guerra, separado momentáneamente de nosotros, por las iras incalificables de una minoría exigua, volverá a Madrid, donde le esperan impacientes cuantos posponen las pequeñas miserias al porvenir del arte, y ven en el gran maestro de Córdoba la única áncora de salvación…
Esta es la otra cara de la moneda, la del guerrista, que intenta encontrar el atisbo de grandeza en lo realizado por el torero, despojando su actuación de las externalidades que pudieran ensombrecerla. Y sí, en lo taurino y en lo histórico, sin duda, estas tres corridas en un mismo día, quedaron como una marca, como una meta a alcanzar para todos los que se visten de torero por muchos, muchos años, independientemente de lo que hayan o no producido en otros aspectos no taurinos.
En conclusión
Guerrita viajó apenas 137 kilómetros en trenes de vapor. No tuvo a su disposición, como Arruza y Dos Santos en 1951 aquí en México, un avión como el de Rico Pani; o como Efrén Adame, Antonio Canales y Felipe Zambrano en 1965, quienes contaron con el de este último, empresario y rejoneador, para torear tres festejos en un mismo día y poderse desplazar sin sobresaltos de un sitio a otro con rapidez. Hoy eso puede hacerse con una asombrosa facilidad, hace 129 años, nada más lograrlo, era una auténtica proeza.