Los espectáculos llevados a cabo el martes y miércoles pasados, fueron un desastre económico y en lo artístico están marcados con el signo de la duda. La realidad es que como escribiera Giraldillo en el ABC de Madrid el 19 de julio de 1945, a propósito de la confirmación en Las Ventas de la alternativa de Sidney Franklin, hay cosas del toreo que no tienen traducción posible y la manera en la que se pretende hacer en Las Vegas, lo demuestra así.
Al parecer, el vacío en los improvisados tendidos es uno de los factores del anunciado desastre. Pero la historia de esas entradas magras no es nueva. Ya en 1965 se había producido un fenómeno similar, cuando en el Centro de Convenciones de la Ciudad del Juego se dieron festejos similares, según lo relató Billie Heller en la revista Toros Magazine, de la que cito lo que sigue:
…la ciudad había sido inundada con publicidad, pero la entrada era decepcionante, cerca de mil 500 personas en la arena de cuatro mil 500 asientos. La explicación sobre la pobre entrada fue que el público y los turistas se quedaron con la idea de que el precio de entrada era de 25 dólares, pero sólo para un área especial en la que se encontraba el alcalde (que fungió como juez de plaza), pero en realidad había localidades desde tres dólares. Otros pensaron que quizá fue demasiado ambicioso programar el festejo del viernes al mismo tiempo en que se presentaban en la misma ciudad artistas como Frank Sinatra y Joe E. Lewis en las arenas, Debbie Reynolds en la Riviera, Donald O' Conner en el Sáhara y las mujeres semidesnudas de los shows en el Dunes, el Tropicana y el Stardust. Los boletos de tres dólares se vendieron casi en su totalidad y la mayor parte de los de 5 y 7 dólares, pero las localidades de 10 y 15 aparecían vacías…
De la relación transcrita, aparece que solo se colmaron las localidades de precio más accesible y vemos que en esta oportunidad, Haces pide cientos de dólares por algunas, lo que me invita a recurrir a la razonada reflexión de Jack Moran, un aficionado estadounidense, a propósito de ese asunto:
…creo que si el dinero estuviera allí, los matadores se presentarían, pero parece que se empiezan a desmoronar las piezas y la paga, salvo que el empresario sea un multimillonario y quiera montar festejos por mera diversión. Necesita obtener ganancias, pero sangrar a la afición del dinero que ha obtenido con trabajo duro, es un mal punto de partida… Los precios de acceso a la plaza deben ser consistentes con los de cualquier corrida, sea en Las Vegas o no y el resto de la papeleta, debe obtenerse de otro tipo de mercadeo como espectáculos previos a la corrida, vídeos, etc.… Nadie conoce a los toreros españoles de hoy en los Estados Unidos. Después de Manolete, el matador más famoso aquí era Manuel Benítez ‘El Cordobés’… El promotor debe reeducar al público americano en los gozos de la fiesta, meter más gente a la plaza haciendo accesibles los precios y no poniéndolos solamente al alcance de aquellos que tienen abultadas las billeteras…
Como se ve, el asunto de Las Vegas, ni hace 45 años, ni ahora va a dejar más lustre a los participantes en él. Quizás, expresado en pesos y centavos, les aparezca atractivo en primera instancia, pero en el fondo, nada aporta a su historia personal y taurina, y siempre estará sujeto al azaroso expediente de que lo ofrecido resulte atractivo a quienes deben pagar el acceso al espectáculo. Si eso falla, como sucedió en este caso, probablemente falle todo
Lo que sí resultó de todo esto, fue un nuevo petardo de Pedro Haces, quién resultó en los hechos ser el don Bull Shit del que hablaba en otro espacio de esta misma bitácora, porque su gran temporada, parece ser que solo quedará como una desgraciada anécdota y como una más de las soflamas o habladurías de ese singular y nefando personaje.
Edito: Casi un par de días después de haber publicado esta reflexión (es lunes 21 de septiembre por la noche aquí), llega a mi conocimiento una información que me proporciona el amigo Jim Verner, en el sentido de que la caída del asunto este, se debió a que Pedro Haces no depositó en tiempo y forma los anticipos convenidos a los toreros. Esta es evidentemente una constante en su proceder y la fama que lo precede.
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