La actuación de Sixto Vázquez vista por el ilustrador del diario madrileño Informaciones (10/08/1955) |
Hace una semana decía que la unanimidad quedó patente en las diversas versiones periodísticas que registraron los sucesos ocurridos en la plaza de Las Ventas el domingo 31 de julio de 1955. Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, encargado de la crónica taurina en el ABC madrileño, relata así los hechos sucedidos esa tarde:
…El cuarto, a pesar de meter el hocico entre las patas y tardear, se arrancó al fin con alegre ímpetu, rabo en alto, codicioso. “Canastillo”, número 7, entró también cinco veces al caballo, proporcionando el tercio más bello de la corrida. Y el público, inteligente, probó que en Madrid se sabe ver toros; que no se ha perdido el gusto por la suerte de varas, que es la fundamental del arte. El picador mejicano Sixto Vázquez – que vino a España con Miguel Ángel y ahora actúa a las órdenes de Jaime Bravo – triunfó en la patria de los Calderones, Trigos, Badila y Agujeta. Lo celebramos como propio, lo incorporamos a los representantes de la mejor escuela española. Y se le premió – ¡caso insólito! – con una vuelta al ruedo. Entre nuestros piqueros los hay de categoría, pero no brillan. Creen que deben estar a la orden incondicional del espada y ser ellos los primeros matadores, los encargados de aniquilar a las reses... Las ovaciones que premiaron los cinco puyazos que clavó en todo lo alto Sixto Vázquez, montando con garbo de rejoneador y encarándose con el buen novillo de Ortega en rectitud y vaciando con arte, deben estimular a nuestros picadores. El nombre del piquero mejicano puede anunciarse con letras gruesas en los carteles. El matador que le lleve – si continúa picando como el domingo lo hizo en Madrid – tiene hecha la mejor propaganda. Algo así como cuando “Guerrita” iba de banderillero. ¿Qué exageramos? Nada de eso. Aún nos parece soñar. Sixto Vázquez, mejicano, resucitó la bella suerte de picar... Esto fue lo mejor de la corrida. Esto y la alegría valerosa con que Jaime Bravo se desenvolvió... Pero Jaime no halló sitio ni forma a la hora de matar y consiguió no más, que ovación y vuelta al ruedo... Fue entonces cuando marchó a buscar a su compatriota subordinado Sixto Vázquez y con él dio la vuelta al ruedo... La plaza, casi llena…
La opinión de Sánchez del Arco nos deja muy clara la diferencia de criterios que se expresaron en cuanto al juego de los toros, en especial en lo que a este Canastillo, cuarto de la tarde, se refiere y que fue con el que el varilarguero de Uruapan quedó inscrito para siempre en la historia de la fiesta. La crónica completa la pueden leer aquí.
No obstante, alguno se preocupó por intentar minimizar el triunfo de Sixto Vázquez, tal fue el caso de Curro Castañares, quien en el diario Ya de Madrid, publicado el martes 2 de agosto de 1955, al hacer referencia a la actuación de Sixto Vázquez y a otro hecho protagonizado por Jaime Bravo, escribe lo que sigue:
...¡Nada nuevo señores!Al salir de la plaza, los comentarios se polarizaban en torno a dos sucesos ocurridos en la plaza y que algunos espectadores reputaban de casos nunca vistos en el ruedo... Uno de estos sucesos era que al entrar a matar por cuarta vez Jaime Bravo a su segundo bicho, tiró la muleta y entró a matar con la zurda abierta a guisa de engaño. Bueno; pues no es caso nuevo. Es antiquísimo. Y hace veinte años, en el coso madrileño, lo hicieron dos espadas, también mejicanos… El Soldado y Lorenzo Garza... El otro suceso, lo más sorprendente de la novillada toda, fue la vuelta al ruedo del picador azteca Sixto Vázquez, tras el arrastre del cuarto de la tarde, magníficamente picado por él mismo... El matador mismo, Jaime Bravo, le sacó a los medios entre estrepitosos aplausos. Tampoco este caso es nuevo. Otro mejicano, Carlos Arruza, hace tres años, en la feria de la Merced, de Barcelona, sacó en el ruedo monumental entre grandes aplausos a su picador de confianza, cuyo viaje de Méjico le costó muchos miles de duros. ¡Nada hay nuevo bajo el sol!...
Aquí creo necesario hacer un apuntamiento a la segunda afirmación de Castañares. Arruza, que reaparecía en Barcelona, toreó 2 corridas en La Merced de 1952 y en ambas toros de Urquijo. El 27 de septiembre con Aparicio y Jumillano y 28 de septiembre, en la despedida de Parrita de la afición barcelonesa y la alternativa de César Girón. Las crónicas que pude leer en La Vanguardia y en El Mundo Deportivo no reflejan ningún honor especial a su picador Alfonso Tarzán Alvírez. Además, el primer diario de los mencionados en nota del 26 de septiembre anterior, relata la llegada a Barcelona del Ciclón Mexicano acompañado de su esposa, el banderillero Ricardo Aguilar Chicopollo y el citado varilarguero, que era un fijo en su cuadrilla en cuanta plaza toreó vestido de luces.
La parte de la crónica publicada en el número 580 del semanario madrileño El Ruedo, aparecido el 4 de agosto de 1955 a la que inicialmente tuve acceso, aparece sin la firma de su autor, no obstante, el bibliófilo mexicano Daniel Medina de la Serna asegura que es obra de Benjamín Bentura Barico y en la misma se resaltan los valores de la suerte de varas y la manera en la que Sixto Vázquez la ejecutó ese domingo de toros en Las Ventas:
…Lo ocurrido merece que echemos las campanas a vuelo. ¿Ustedes ha visto picar irreprochablemente alguna vez? ¿Sospechaban ustedes, después de ver tanta calamidad en el primer tercio, que puede ser artístico el hecho de picar reses bravas? Sí, amigos, sí. Ahí está Sixto Vázquez, que picó al novillo «Canastillo», de Ortega, para demostrarlo. Sixto Vázquez, que merece, como en sus tiempos de subalterno consiguió «Guerrita», que su nombre se anuncie en los carteles en letras del mismo tamaño que las empleadas para dar los nombres de los espadas… Arte brillante este menester de picar cuando se realiza como lo hace Sixto Vázquez. No es cosa fácil, aunque lo parezca a los no aficionados. La primera condición precisa para picar como él es saber montar muy bien a caballo. La segunda, tener el valor suficiente para prescindir de los «monos», y la tercera, conocer a fondo los secretos de la profesión. ¡Poca cosa!... El picador que pretenda parecerse a Sixto Vázquez en este arte se coloca frente al astado, y, sin ayuda de nadie, hace que el caballo avance en derechura hacia su enemigo. Si estima que el burel va a tardar en arrancarse, procura alegrarlo levantando la vara, paralela al suelo, para que el bicho la vea, y hasta empinándose repetidamente sobre los estribos para que el astado responda a lo que, al parecer, es una provocación; pero si, a pesar de todo esto, el toro no se arranca, hay que procurar que lo haga toreando a caballo, en un gallardo juego de arranque y retroceso que no puede ser puro capricho del jinete, sino medida justa y perfecta que lleve rápidamente a la consecución del fin propuesto: la arrancada del toro. Una vez conseguida, no es lícito, o, por lo menos, no debería serlo, esperar a que la fiera meta la cabeza en el peto, para entonces, impunemente, clavar la garrocha a mansalva. Sixto Vázquez hace cosa muy distinta: clava la puya cuando el burel está en su jurisdicción, antes de que llegue a cornear el peto, y detiene, en lo posible, la acometida. Luego, sin rectificar ni taparle al bicho la salida, pone a prueba la potencia de su brazo en pugna con la fuerza bruta de su enemigo, para terminar la suerte tirando las bridas hacia su izquierda, mientras empuja con la puya hacia su derecha al toro. Así lo hizo por tres veces, en el novillo «Canastillo» el magnífico jinete, el gran picador Sixto Vázquez… La suerte de varas, hundida por la mediocridad de la inmensa mayoría de quienes la practican, ha sido reivindicada por ese picador mejicano que trajo a Madrid Jaime Bravo… Tres varas, tres ovaciones; dos saludos castoreño en mano, otra ovación – con parte del público en pie – al retirarse, y, una vez arrastrado el novillo, una vuelta al ruedo… ¿Quién dijo que no interesa ya la suerte de varas? Cuando es un arte, interesa, emociona y entusiasma… Al lado de lo que hizo el picador Vázquez, el resto de lo ocurrido en la novillada del domingo, o tuvo poca importancia o careció de ella en lo absoluto...
La sección de esa relación, que es la referida a la actuación de Sixto Vázquez, la pueden leer en esta ubicación.
Edito: Esta misma mañana, Paco Abad, en su Aula Taurina de Granada, publica ahora sí, completa, la crónica de El Ruedo y me aclara que efectivamente está firmada por Barico. La pueden leer en esta ubicación.
Edito: Esta misma mañana, Paco Abad, en su Aula Taurina de Granada, publica ahora sí, completa, la crónica de El Ruedo y me aclara que efectivamente está firmada por Barico. La pueden leer en esta ubicación.
Como se puede desprender de la lectura de las crónicas transcritas hasta aquí, los criterios se vuelven diversos únicamente cuando se hace relación al juego de los toros. La gama de opiniones es amplia, pues oscila entre los extremos que consisten en la mansedumbre declarada por Don Luis en la Hoja del Lunes, hasta la alegre bravura precedida de alguna duda que nos relata Giraldillo en el ABC madrileño y entre esos confines, hay varios matices intermedios. Resulta difícil hacer un juicio acerca del comportamiento de un toro a partir de la mera lectura, pero el hecho de que Canastillo haya acudido tres veces al caballo y haya peleado en ellas, refleja algún grado de bravura.
No fue obra de la casualidad
Una semana después Sixto Vázquez toreaba en El Puerto de Santa María con su matador Jaime Bravo. De nuevo volvía a tener una sobresaliente actuación y de nuevo recorría el anillo acompañando a su matador. De esta ocasión se afirma que se le llegó a conceder una oreja por su actuación, lo que raya en la exageración. Transcribo completa la crónica aparecida en el ABC de Sevilla del 9 de agosto de 1955, en la que se cuenta con brevedad, pero con concisión lo sucedido en El Puerto el domingo anterior:
Puerto de Santa María 7. – Novillos de Marqués de Villamarta. - Jaime Bravo, faena ovacionada para una entera y descabello. (Ovación, petición de oreja y vuelta). El picador Sixto Vázquez da también la vuelta. El segundo lo brinda el diestro a Sixto y hace una faena que es ovacionada. Media estocada. (Ovación, dos orejas, rabo y dos vueltas acompañado del picador). Joaquín Bernadó, faena que se ovaciona para media que basta. (Ovación, dos orejas y vuelta). A su segundo, faena con pases de todas las marcas para un entera que basta. (Ovación, dos orejas, rabo y dos vueltas en unión del mayoral y de los otros dos diestros. El toro es ovacionado en el arrastre). Juan Antonio Romero, bien con los palos. Inicia la faena sentado en una silla. Da pases de todas las marcas para una entera. (Ovación, dos orejas, rabo y dos vueltas). Al que cierra plaza, faena muy buena para una entera que basta. (Ovación, dos orejas, rabo y vuelta). Los tres toreros salen a hombros. – CIFRA.
Como podemos ver, lo informado por el corresponsal de la agencia CIFRA y publicado en la versión hispalense del diario ABC en ningún momento refiere que Sixto Vázquez haya sido galardonado con una oreja. La crónica la pueden leer en su fuente original aquí.
Y después de lo sucedido en El Puerto, a los cuatro días, en Las Arenas de Barcelona Sixto Vázquez, ahora a las órdenes de Antonio del Olivar, volvió a tener una nueva tarde de triunfo, según lo relató en su día para La Vanguardia, Eduardo Palacio:
…Con una entrada más que superior, tuvo efecto ayer en las Arenas la novillada anunciada, cuyo cartel componíanlo seis reses salmantinas, con divisa verde y encarnada, de la ganadería de don Ignacio Sánchez y Sánchez, para los diestros Gregorio Sánchez y los debutantes Antonio del Olivar, de Méjico, y Ángel Jiménez «Chicuelo III». Pues bien, a los seis minutos de terminar el paseíllo de cuadrillas, al veroniquear Gregorio Sánchez el primer buey de la jornada, que se vencía claramente del lado derecho, fue prendido y derribado de mala manera el diestro, al que se trasladó a la enfermería, al parecer, con una cornada en el bajo vientre. Quedó, pues la corrida en un forzoso mano a mano entre los debutantes ya mentados, quienes, aunque pusieron en su cometido una gran voluntad y no poco valor, no lograron más que, en contados momentos, animar el espectáculo... Los seis novillos jugados, unos más y otros menos, fueron mansos, si bien tenían arrobas, no estaban mal encornados y, por lo menos dos, el lidiado en tercer puesto y el soltado en quinto lugar, sirvieron para que «Aldeano» mostrase sus excelentes condiciones de picador en el primero, y el varilarguero mejicano Sixto Vázquez, que tan gran alboroto promovió en Madrid tardes pasadas, demostrase en Barcelona que aquel éxito no fue casualidad. Es, en efecto, un gran jinete y un soberano piquero. Fue muy justa, por tanto, la clamorosa ovación que escuchó, en las Arenas, al clavar dos soberanos puyazos en dicho quinto toro...
La versión íntegra de esta crónica pueden leerla en esta ubicación.
Concluyendo
Sixto Vázquez ejerció el noble arte de picar toros durante treinta y seis años. El domingo 8 de abril de 1984, en la 12ª novillada de la temporada de ese calendario en la Plaza México, en la que para lidiar novillos de Tepetzala, alternaron Alberto Ortega, Manolo García y Alberto Galindo El Geno, terminaría su tiempo de lucir el castoreño. Tras del arrastre de Faisanero, quinto de la tarde y último toro que picó en su vida, se anunció su despedida de los ruedos y para no perder la costumbre, dio una aclamada vuelta al ruedo en la plaza de toros más grande del mundo.
Sobre este hecho, recomiendo leer un interesante reportaje de José Luis Suárez - Guanes publicado el 10 de abril de ese 1984 en el ABC de Madrid, a propósito del adiós del picador uruapense. Lo pueden ubicar aquí.
Para entonces, su hermano Israel había seguido su mismo camino, su hijo Mario – anunciándose como El Politécnico, por ser estudiante del Instituto Politécnico Nacional – intentó ser matador de toros y su sobrino David también se caló el castoreño para ser un prestigiado varilarguero, continuando con la dinastía de los Vázquez de Uruapan en los ruedos de México y el mundo.
Sixto Vázquez falleció en la Ciudad de México el 6 de agosto de 1995.
El día de mañana aparecerá en esta misma bitácora un anexo gráfico relacionado a este tema, mismo que es posible gracias al doctor Rafael Cabrera Bonet, quien a partir de la consulta que le hice y que relaté en la entrada anterior, localizó en el archivo de don Félix Campos Carranza, en su día Presidente de la plaza de Las Ventas y que ahora tiene en su posesión algunos documentos que me permitieron redondear estas líneas. Con mi gratitud, don Rafael.
Aclaración pertinente: Los subrayados en las crónicas transcritas, son imputables únicamente a este amanuense.