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domingo, 27 de noviembre de 2022

27 de noviembre de 1942: Se publica en México el primer número del semanario La Lidia

El periodismo taurino en México

Mi amigo Salvador García Bolio, en su obra de 1991 El Periodismo Taurino en México. Historia, fichas técnicas, cabeceras, apunta que ya hay vestigios de información de interés para los aficionados a la fiesta en los medios generalistas y hasta culturales mexicanos desde el siglo XVIII y precisa que en el número 61 de la Gaceta de México de Sahagún de Arévalo, de diciembre de 1732, se registran las primeras reseñas taurinas que en su investigación pudo encontrar.

La centuria siguiente será la que vea el nacimiento del periodismo taurino como una rama especializada y así, el 9 de noviembre de 1884, sale a los puestos el primer número de El Arte de la Lidia en la Ciudad de México, aun estando vigente la prohibición de Benito Juárez de noviembre de 1867. La dirigía Julio Bonilla Recortes, periodista mexicano que era a su vez corresponsal de diversas publicaciones hispanas y que dejó de aparecer hasta el año de 1903. Pero ya antes se habían hecho intentos de difundir la fiesta en singular, aparte de la información general, escribe García Bolio:

No puedo dejar de mencionar que, en 1815, don José Joaquín Fernández de Lizardi “El Pensador Mexicano” (autor de múltiples escritos y de quien destaca entre sus obras “El Periquillo Sarniento”) dedicó de su periódico “Alacena de Frioleras” dos números (4 y 13 de mayo) a las corridas de toros. Antecedentes del que sería, 69 años después, el primer periódico taurino mexicano. (Pág. 15)

Otras publicaciones decimonónicas destacadas son El Arte de Ponciano, El Correo de los Toros, El Mono Sabio, La Lidia en San Luis Potosí o La Banderilla, semanario taurino ilustrado, estos dos últimos, del año 1887.

El siglo XX tuvo ya un mayor número de publicaciones, unas de mayor predicamento y recorrido que otras, pero destacan por su trascendencia El Universal Taurino, que es considerado por muchos, superior a cualquier otro de sus contemporáneos, en todo el llamado planeta de los toros; el sucedáneo de éste, Toros y Deportes, después, en el tiempo estaría El Redondel, que tenía la particularidad de salir los domingos, unas horas después de terminado el festejo en la capital mexicana con la crónica de ese día; o El Taurino. Estos aparecen dentro de las primeras tres décadas de la pasada centuria.

No se trata aquí de hacer una historia de la prensa y periodismo taurinos en México, sino nada más de establecer un contexto a lo que enseguida intento exponer.

Pablo B. Ochoa 

Pablo Boeuf Ochoa debió ser un hombre de un intenso espíritu emprendedor. Mi amigo Rafael Gómez en su bitácora Toreros Mexicanos lo señala como originario de la Ciudad de México, en tanto que don Daniel Medina de la Serna lo sitúa como nativo del estado de Oaxaca. Intentó ser torero y a la usanza de entonces, su recorrer de la legua le llevó hasta El Toreo de la Condesa, lugar en el que se presentó, lidiando un novillo de regalo el domingo 10 de octubre de 1937, en una accidentada novillada que torearon Gabino Aguilar padre, Juan Estrada y Gregorio García. Los novillos de Piedras Negras fueron escasos de presencia y difíciles, por lo que los espadas anunciados fueron abroncados. A manera de fin de fiesta se obsequiaron dos novillos de Rancho Seco, el que salió en séptimo lugar fue para quien se anunció como Manuel Luceño, que no era más que Pablo B. Ochoa y el octavo lo despachó Alberto Olvera. Ninguno de los dos debutantes obtuvo algo para contar en casa esa noche, o después.

Años después, Josefina Vicens, firmando como Pepe Faroles en su semanario Torerías, realizó una extensa entrevista al ya empresario Pablo B. Ochoa, en donde rememora en algo esta tarde:

Pablo B. Ochoa es un hombre joven, inteligente y dinámico, apasionado de la fiesta brava, a la que ha dedicado buena parte de su vida. Tiene además la cualidad, que ya va siendo extraordinaria, de cumplir estrictamente con la palabra que empeña. Como prueba de esto, referiremos aquí una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: “Era la víspera de su presentación como novillero en la plaza de El Toreo; iba por fin a ver cumplido su más ferviente anhelo. En el Ritz, platicando con su apoderado, le hizo esta promesa: Yo le aseguro a usted que mañana corto una oreja; pero le aseguro también, que si no la corto, no vuelvo a vestirme de luces”. Pablo B. Ochoa no cortó la oreja ofrecida, y nunca más volvió a vestirse de luces. (En Torerías, Núm. 27, 7 de marzo de 1944)

Pues bien, Pablo B. Ochoa en 1942, ya curado del mal de montera estaba dedicándose a un nuevo empeño. Ese empeño era la edición y publicación de un semanario taurino y para ello conjuntó un interesante grupo de escritores y cronistas que le dieran cuerpo y vida a una publicación que tuviera calidad y categoría. 

Ellos fueron Roque Armando Sosa Ferreyro, Don Tancredo; Rodolfo Garza, Pedro de Cervantes, el doctor Carlos Cuesta Baquero, Roque Solares Tacubac; Arturo Allsoff Villa, Francisco L. Porcel, Francote; Federico M. Alcázar, Felipe Sassone, Vicente Morales, P.P.T.; Josefina Vicens, Pepe Faroles; Enrique Arzamendi, B. Torralba de Damas, Pedro Patiño, Oñitap; Patricia Cox, Flavio Zavala Millet, Paco Puyazo; Alberto Guzmán, Alberto Lázaro y don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada. También contó con colaboraciones ocasionales de don Carlos Septién García, El Tío Carlos.

Con esos mimbres nacería un semanario que permaneció casi una década informando sobre las cosas de los toros en México.

El primer número de La Lidia

El viernes 27 de noviembre de 1942 vio la luz el primer número de La Lidia. Revista gráfica taurina. Anunciaba que sus oficinas estaban ubicadas en el despacho 212 del número 69 de la Avenida Madero, que su director – gerente era Pablo B. Ochoa; su director, Roque Armando Sosa Ferreyro y el jefe de redacción Pedro de Cervantes. Consta de 32 páginas, contando la portada y la contraportada y lleva numerosas fotografías, las que tienen crédito, se atribuyen a Arroyo y también dibujos y viñetas de Antonio Ximénez. El contenido de ese primer número es el siguiente:

Portada: Lorenzo Garza de luces, foto de estudio (Pág. 1)

Contraportada: Maximino Ávila Camacho a caballo vestido de corto (Pág. 32)

- Pág. 2. “La despedida de Lorenzo Garza”, entrevista por Arturo Rigel, fotografías de Arroyo.

- Pág. 4. “El buen humor de los toreros”

- Pág. 5. Editorial y directorio

- Pág. 6. “La Fiesta Nacional”, por Manuel Machado, con ilustración de Antonio Ximénez

- Pág. 7. “Los Subalternos”. Dedicado a Román “El Chato” Guzmán, por Roque Armando Sosa Ferreyro, fotografías

- Pág. 8. “El boicot a los toreros mexicanos”, entrevista a Eduardo Solórzano, por Rodolfo Garza, fotografías

- Pág. 9. “Las tragedias del toreo”. Carmelo Pérez y Michín, fotografías

- Pág. 11. “Gloria y Pasión de Carmelo Pérez”, por José Quijano Pitman

- Pág. 12. Alfonso Ramírez “Calesero”, un torero que no puede faltar en la temporada, fotografías

- Pág. 13. “Las enfermerías taurinas”, por el Doctor O’Bon, fotografías

- Pág. 15. “Entre la vida y la muerte”, por “Don Tancredo”, fotografías

- Pág. 18. Los toreros… ¿Y los toros?, por “El Resucitado”

- Pág. 20. Anuncio de la próxima alternativa de Antonio Velázquez, triunfador de las novilladas de 1942

- Pág. 21. “Joselito”. Con dedicatoria al Gral. Maximino Ávila Camacho, por Pablo B. Ochoa

- Pág. 22. “Salvado por boyante”, por Carlos Cuesta Baquero “Roque Solares Tacubac”, fotografías

- Pág. 24. Espartero, más valiente, más artista, fotografías

- Pág. 26. “Algo sobre la historia y lengua de los gitanos”. Con dedicatoria al Ing. Marte R. Gómez, por Arturo Allsoff Vila

- Pág. 28. “Lo que cuesta una revista taurina”, entrevista al Dr. Alfonso Gaona, por Pedro de Cervantes

- Pág. 31. Anuncio de la corrida del 29 de noviembre siguiente, con Silverio Pérez, Carlos Arruza y toros de Zacatepec

Del primer editorial de la publicación, extraigo lo siguiente:

“La Lidia” es el resultado del esfuerzo y buena voluntad de todos quienes la hacemos: editores, redactores, dibujantes y fotógrafos, y quienes sacrificamos personales intereses, tiempo y afanes para ofrecer al público esta revista de orientación y crítica taurina que sintetiza su programa en solo cuatro palabras: servir a la afición.

Con el juego de intereses que es hoy la fiesta de los toros, los puntos de vista de sus diversos factores chocan o se fusionan para alcanzar mayores rendimientos económicos, y la única y permanente víctima es el espectador de la tragicomedia que se desarrolla en redondeles y hospitales, en las oficinas de las empresas, en los cafés y en la calle…

Nuestros antecedentes son la mejor carta de presentación que ofrecemos a los lectores y anunciantes y confiamos en que nuestra actuación merecerá el favor de los mismos para hacer de “La Lidia” un periódico digno de la confianza pública y refleje en sus páginas el pensamiento y sentimiento de los aficionados…

La declaración de intenciones es clara. Se trata de dar a conocer lo que en la fiesta de los toros sucede, de dar bases para que los aficionados formen su propio criterio y de que quienes no lo son, adquieran el conocimiento de lo que es y representa este juego de vida y de muerte. También se hace un crítico señalamiento a aquellos que únicamente pretenden los llamados dineros del toro, sin reparar en las consecuencias que eso podría tener hacia el futuro. La información y el conocimiento eran propuestos entonces, como armas contra la destrucción que implica el querer ganar sin invertir. Nihil novum sub sole.

El devenir de La Lidia

En septiembre de 1944 nace La Fiesta. Semanario gráfico taurino. Sin base objetiva, puedo afirmar que hubo en La Lidia un cisma editorial, pues del editorial de su primer número se desprende:

En otro ruedo. – Por convenir a sus intereses, el periodista Roque Armando Sosa Ferreyro y casi todos los escritores y artistas que colaboraron con él en la revista "La Lidia", inauguran hoy este ruedo periodístico... (García Bolio, Pág. 65) 

Así, en este nuevo semanario colaborarían entre los más notables, Josefina Vicens, Pepe Faroles; al doctor Cuesta Baquero, a Flavio Zavala Millet, Paco Puyazo y la corresponsalía de Federico M. Alcázar entre los nombres más notables que arrancaron con la publicación objeto de estas líneas. La Fiesta saldría a los puestos hasta el año de 1950.

La Lidia cambiaría a partir de enero de 1945 su cabecera para llamarse La Lidia. Revista gráfica de espectáculos, introduciendo en sus páginas temas ajenos a la tauromaquia, aunque esta fuera su principal línea argumental, siguiendo en su dirección su fundador Pablo B. Ochoa y a partir de noviembre de 1946 se llamaría La Lidia de México, ya dirigida por Nicolás Herrero. Entre las tres épocas del semanario, salieron a la luz alrededor de unos 360 números.

Lo que siguió

A la par y después surgieron aquí publicaciones como Torerías; El Ruedo de México de don Manuel García Santos; Arena, patrocinada por el doctor Alfonso Gaona; Torerísimo, ¡Toro¡, Sol y Fiesta;  Matador; 6 Toros 6; la segunda época de El Redondel; y muchas otras de circulación más local o regional que informan a la afición.

La entrada y acceso general a estos medios digitales han desplazado en importante medida las publicaciones impresas, sin embargo, el hecho de que esas revistas periódicas sean coleccionables, permite su archivo y consulta, porque la información de internet tiende a “caducar” y a perderse y el papel, debidamente conservado, permanece y tiene valor propio.

Aviso parroquial primero: La obra de Salvador García Bolio, El Periodismo Taurino en México. Historia, fichas técnicas, cabeceras, se puede consultar en línea en el portal de la Biblioteca del Centro Cultural Tres Marías de Morelia que lleva su nombre.

Aviso parroquial segundo: La cita de la entrevista de Pepe Faroles a Pablo B. Ochoa está tomada de Las crónicas de Pepe Faroles y otras escrituras. – Norma Lojero Vega (Edición y prólogo), Alejandro Toledo (epílogo). – Fondo de Cultura Económica. – México, 1ª edición 2022.  – ISBN 978 – 607 – 16 – 7491 – 3.

domingo, 11 de mayo de 2014

Mexicanos que cortan orejas en la Feria de Abril de Sevilla

En la Feria de Abril sevillana – paradójicamente verificada en mayo – de este año de gracia de 2014, se anunciaron tres toreros mexicanos. Es este un hecho que llama la atención a la afición, sobre todo si consideramos que en los últimos ciento tres años (1911 – 2014), es más el tiempo muerto que el coso del Baratillo ha representado para nuestra torería.

Afirmo lo anterior porque durante los siguientes calendarios no localicé presencia de toreros mexicanos en la temporada sevillana: 1911, 1913, 1915, 1920 – 1929, 1931, 1932, 1934, 1936 – 1944, 1948 – 1953, 1958 – 1962, 1966, 1967, 1970, 1973 – 1976, 1980 – 1982, 1984, 1985, 1987 – 1993, 1995 – 1997, 1999 y 2003 – 2007.

Como lo reflejan las cifras, en ciento tres años, cincuenta y ocho de ellos han visto transcurrir el abono de Sevilla – y por ende su Feria de Abril – sin el concurso de nuestros diestros. De allí que ahora me ocupe de localizar quienes han actuado en ella más de una tarde – y aclaro desde ahora que solo me limito al espacio de tiempo de esa feria abrileña – y a que en ella hayan cortado alguna oreja.

Rodolfo Gaona

Abre esta relación el Califa de León, que el 21 de abril de 1918 cortó una oreja al segundo de su lote, de Concha y Sierra, en tarde en la que alternó con Gallito y con Fortuna. La relación aparecida en el diario El Imparcial de Madrid, al día siguiente del festejo, dice lo que sigue:
En Sevilla, La cuarta de feria. Ganado de Concha y Sierra para Gaona, Joselito y Fortuna. Una oreja a Joselito y otra a Gaona. Sevilla 21 (6:10 tarde). Con el tiempo amenazando lluvia y un lleno completo se celebra la cuarta corrida de feria, en la que se corren toros de Concha y Sierra... Cuarto. - Un aficionado salta al ruedo para torear, cae ante la cara del toro y de milagro no es empitonado... Gaona torea por gaoneras, siendo colosales las tres primeras. (Ovación)… El mejicano empieza la faena de muleta con un pase de rodillas colosal; luego, pases de tirón para llevarse el toro a los medios. Allí hace una gran faena; arregla la muleta de espaldas al toro. Entrando bien, da un volapié inmenso y se sienta en el estribo, mientras el bicho dobla sin puntilla. (Grandísima ovación, oreja y vuelta al ruedo. Al cabo, con la colosal faena, ha redimido en parte el mejicano sus culpas de las anteriores tardes)...
Del mismo Madrid, El Heraldo, la noche misma del festejo, dice lo que sigue:
Cuarto. – «Rutinero», castaño... Un capitalista se arroja al ruedo. Gaona da dos verónicas valientes y una gaonera superior. Después hace un quite muy lucido. Gallito otro bueno y Fortuna otro de valiente... Gaona cuartea en un par muy fino. Repite con otro igual. Termina con otro, al cuarteo, de buena ejecución... Toma los trastos y da el primer pase hincado de rodillas. Sigue cerca, con pases de tirón para llevarse el toro a los medios. Una vez conseguido el objeto, da dos pases de rodillas agarrando el pitón. Un molinete muy lucido. La faena es muy adornada. Entrando de manera colosal, deja una estocada en la cruz. El toro tarda en doblar y Gaona se lo lleva al sol, donde dobla…
La crónica de El Heraldo no consigna el otorgamiento de la oreja, igual que el semanario El Toreo. Habría que aclarar que en el que abrió plaza también se le tiró un espontáneo a El Petronio y que Joselito le cortó una oreja al segundo de la tarde. La oreja obtenida por Gaona resulta ser, según los historiadores de la Maestranza, la tercera que se concedía en la historia de la plaza.

Armillita

La siguiente oreja que cortó un torero mexicano la obtuvo Fermín Espinosa Armillita el 20 de abril de 1933, cuando para lidiar toros de doña Carmen de Federico alternó con Manolo Bienvenida y Domingo Ortega. Es curioso que el Maestro, pese a la excelente impresión que causó en esa plaza, de acuerdo con la crónica publicada en el ABC de Sevilla por Juan Mª Vázquez al día siguiente de la corrida, no terminaría de entrar en ella sino hasta 1945, cuando corta un rabo a un toro de Manuel González en la Corrida de la Prensa. De la relación indicada extraigo lo que sigue:
Ocho toros y un torero… No necesitaron ser muy puros ni absolutamente reposados los cinco naturales que Fermín Armillita engarzó en su corrida de la Feria de septiembre, para que el ágil y gracioso torero de Méjico sobrepujase – aparte la gentileza de sus adornos sevillanos – la impresión producida entonces por las estrellas que le acompañaban en el cartel, de las cuales, porque eran estrellas fugaces, sería inútil preguntarnos ahora los nombres... Únicamente por el esfuerzo de su mano izquierda Armillita ha vuelto a Sevilla, y, gracias a su vuelta, volverá otra vez, como primerísima figura, a figurar en nuestras corridas más solemnes... Adornado, pinturero, valiente, decidido a abrirse paso... él – nadie más que él – alegró el circo de la Maestranza durante la lidia de una corrida que hizo difícil, no la malicia – que no existió –, sino la bravura auténtica y pegajosa de unos bichos en los cuales la traza veragüeña derivaba mejor al estilo pastueño, encarrilado y lento, de los murubes, por el camino sinuoso, de apremiantísimas curvas, de la sangre de Saltillo. Suelto, desahogado, muy torero, el reposo suave de sus verónicas, el floreo multicolor de sus quites y la majeza de sus pares de banderillas – al quiebro y al cuarteo – acusaron al único torero de la tarde, que, si un poco atosigado al muletear, por el nervio de sus enemigos, de ellos dio cumplida cuenta bien pronto, sin que le hubiese abandonado la tranquila sonrisa de quien sabe lo que hace, cómo lo hace y cuál ha de ser el resultado feliz de su esfuerzo... Armillita, frecuentemente ovacionado, cortó la oreja del quinto toro, y fue despedido con una calurosa salva de aplausos...
En el caso de Armillita hago una necesaria y muy honrosa excepción en esta relación de triunfos, porque en 1933, el Maestro actuó una sola tarde.

Carlos Arruza

El Ciclón Mexicano, el 18 de abril de 1945 será el siguiente en obtener un trofeo. Esa tarde los toros fueron de Clemente Tassara y sus alternantes Manolete y Pepe Luis Vázquez. La crónica de Antonio Olmedo Don Fabricio, también en el ABC de Sevilla, refiere lo que sigue:
Dos taleguillas rotas... El tema de los toros ha vuelto al ser habitual en esta nuestra Sevilla, madre del toreo. La expectación, forjada a fuerza de valor y estilo por esas dos figuras señeras de la tauromaquia, que son Manolete y Arruza, se ha justificado ayer plenamente sobre el ruedo de la Real Maestranza... Dos taleguillas rotas, las que ciñen Arruza y Manolete, califican y ponderan el éxito del festejo de ayer; las dos primeras taleguillas de la torería actual, hechas jirones por las astas de los toros de Tassara, son el exponente de una competencia que devuelve a la fiesta su emoción sustancial, sin la cual degeneraría el toreo... Arruza merece la consideración de benemérito de la fiesta nacional... Las faenas a sus dos toros fueron sencillamente inenarrables. La primera breve, pero cerquísima y eficaz, para matar como los cánones mandan. La segunda faena, tan cercana como la otra, más reposada y completa, sobresaliendo los pases por bajo iniciales, los magníficos naturales con la izquierda y dos emocionantísimos y soberbios molinetes de rodillas... La faena había puesto en vilo a los espectadores y como la estocada fue certera, hubo oreja y aún unánimemente se pedía mayor premio para el aclamado espada...
Al día siguiente, 19 de abril, alternando de nueva cuenta con Manolete y completando la terna Pepín Martín Vázquez, Carlos Arruza volvió a cortar otra oreja a uno de los toros de Carlos Núñez que le tocaron en suerte.

Jesús Córdoba

En 1953 Jesús Córdoba le cortó una oreja a un Miura el día 24 de abril y al día siguiente, otra a un sobrero de Benítez Cubero que los maestrantes le obsequiaron para que in extremi” salvara un festejo que se había ido por la borda a causa de la falta de casta y fuerza de los toros de Sánchez Cobaleda y Escudero Calvo corridos en la lidia ordinaria. De ese par de tardes me he ocupado ya en esta ubicación por lo que les remito a ella para recordar las particularidades de esas hazañas del Joven Maestro en el coso del Baratillo.

Joselito Huerta

El León de Tetela es el siguiente torero mexicano que actuó un par de tardes en la Feria de Sevilla y salió al menos con un apéndice en la mano. El 17 de abril de 1957 fue acartelado con toros de Manuel Sánchez Cobaleda y Carlos Núñez (4º, 5º) y con Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez como compañeros de terna. La tarde transcurrió entre el sopor que producen el calor y el mal juego de los toros. La crónica de Gil Gómez Bajuelo en el ABC de Sevilla apunta lo que sigue:
En el segundo festejo Joselito Huerta realizó brillante labor, premiada con un apéndice… Los «cobaledas», gordos, congestivos, quedados al máximo, pero sin malas ideas... La fiesta transcurrió sosa, monótona, apenas sin relieve... El brindis de Joselito Huerta. Cuando juzgamos la labor del mejicano, el Domingo de Resurrección, dijimos que era muy otro del año pasado. Que se había superado... Hubo un momento ayer - ¡hombres de poca fe - en que estuvimos a punto de retractarnos... Y llegó el sexto. Tenía los cuernos en alto, ancha la cuna. Nada con el capote. El caballo repelía al toro. Estaba la atmósfera cargada de pesadez. Los banderilleros acentuaron el clima. Sólo Luis Andaluz pareó con discreción. Y vimos como Joselito Huerta molido por la paliza que le dio su toro anterior, cosido y recosido el traje en el callejón, salió al tercio brindando a la plaza. ¿Brindar de qué? ¿Qué había visto? Hasta el viento se levantó, haciendo el quite al torero, tratando de hacerle desistir. Pero el mejicano no cedió. Empapó de agua la muleta, para vencer al aire primero y vencer después al toro. Surgieron indómitas las reacciones del indio bravo. Le consintió a fuerza de arrimarse. Le hizo embestir, lo dominó y surgió en varias fases una magnífica faena, en la que los redondos fueron el motivo de varias tandas de naturales, soberbios, magistrales, en los que el mejicano tomó de largo al toro y lo llevó con temple, embarcándolo, corriendo la mano superiormente... Estupenda, magnífica faena, valerosa y artística, que culminó con la estocada, que puso al toro patas arriba, en decúbito supino, Aleteó de albura el graderío y el presidente concedió la oreja al mejicano. Quedó justificado el sorprendente brindis y nosotros sentimos el gozo de diferir la íntima retractación…
Curro Rivera

Pasarían 14 años para que otro diestro mexicano obtuviera algún apéndice y es en este orden Curro Rivera quien, alternando con Curro Romero y Victoriano Valencia en la lidia de toros de Fermín Bohórquez logra la hazaña. La tarde del 19 de abril de 1971 corta tres orejas y se convierte en el primero y único torero mexicano entre 1911 y esta fecha en abrir la Puerta del Príncipe en la Feria de Abril de Sevilla. Manuel Olmedo Don Fabricio II, relató en el ABC de Sevilla lo siguiente:
Curro y Currito… La presentación de Currito Rivera en la Maestranza ha sido triunfal y convincente. Lo hemos visto en todo momento muy seguro y muy suelto. Al tercero de la tarde lo lanceó con tanta decisión como prestancia... Luego, dominador y arrogante, con sereno coraje compuso una faena de muleta superior a las condiciones del toro... Excelente fue el trasteo y soberbia fue la estocada con que Currito tumbó a su adversario... difícilmente superable por la guapeza, por el buen estilo y por la precisión con que realizara la suerte el joven diestro, premiado justamente con las dos orejas de su adversario. En el sexto, manso integral... Currito lo persiguió denodadamente y le dio muchos pases, deshilvanados, llenos de majeza... concluyó su esforzada labor con un estoconazo, saliendo trompicado. Hubo eufóricos en número suficiente para que al interesante espada le concedieran una oreja. Halagüeño debut...
Los toros a los que Curro Rivera cortó las orejas fueron Zalamero (3º) y Gavilán (6º).

Joselito Adame

Cierra esta relación el torero de Aguascalientes, quien el 16 de abril de 2012, enfrentando toros del Conde de la Maza, cortó una oreja al segundo de su lote – sexto de la tarde –, en tarde en la que alternó con Luis Bolívar y Salvador Cortés. A esa fecha, habían pasado 41 años entre la tercera oreja de Curro Rivera – también cortada al sexto de aquella corrida – y esta obtenida por Joselito. Fernando Carrasco, cronista del ABC de Sevilla, contó así lo sucedido:
Joselito Adame capea la mansedumbre… Al que cerró plaza le dejó un quite por lopecinas para el recuerdo. Vino con muchas ganas este Adame, que brindó al respetable. Se la jugó sin cuento en unos estatuarios ajustadísimos rematados con un extraordinario pase del desprecio. Muy bien el mexicano, que le dio distancia a su oponente y al natural, le hilvanó una tanda majestuosa. Sin humillar del todo, Adame supo sacarle todo el partido por ambos pitones. Estuvo pinturero y a la par valeroso para tragar en las embestidas con la cara a media altura de «Puritito», que finalmente claudicó. Buena la estocada. Una oreja de ley por cómo planteó y resolvió la situación…
He de aclarar que en la Feria de 2012, esta fue la única tarde a la que Joselito Adame fue contratado.

El pasado viernes – 9 de mayo –, Joselito Adame cortó una oreja, de nuevo al sexto de la corrida de Victoriano del Río, un colorado llamado Despreciado. Sus alternantes fueron Enrique Ponce y Sebastián Castella. De nuevo y para no romper la línea de citación de opinión seguida, recurro a la crónica de Fernando Carrasco publicada en el ABC de Sevilla en la que expresa esto:
A por todas… Joselito Adame ha recibido a sus dos toros a portagayola. Muy bien el inicio de faena a su primero, un toro encastado que ha pedido mando y que le dejasen la muleta en la cara. Así lo ha entendido el mexicano, que ha brillado sobre todo sobre la diestra. Toro importante al que le ha tragado en los últimos compases de faena. Los dos descabellos han dejado todo en una vuelta al ruedo... Otro toro bueno ha sido el sexto, repitiendo y con vibración. Adame, queriendo mucho, lo ha toreado muy bien, primero en estatuarios y luego sobre la diestra en series quizá algo ligeras pero emocionantes. Bajó algo al natural pero subió de tono sobre la diestra, donde recibió una fea voltereta al rematar con un molinete. Se levantó sin mirarse y una postrera serie a diestras encandiló al respetable. Y la gran estocada, que ha necesitado de dos descabellos, le ha puesto la oreja en sus manos…
Dados los tiempos muertos a los que me he referido al inicio y a la gran cantidad de festejos fuera de feria a los que han acudido nuestros toreros, la cosecha de apéndices en los de abril es breve. Pero todos tienen su historia. Aquí tienen lo que yo considero lo más relevante de ella.

Aldeanos