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domingo, 19 de junio de 2022

15 de junio de 1951. Luis Procuna confirma su alternativa en Madrid

Luis Procuna recibió la alternativa el 5 de diciembre de 1943, en Ciudad Juárez de manos de Carlos Arruza, quien le cedió a Andaluz, el primero de los de Corlomé jugados esa tarde. Ese doctorado lo confirmaría en el Toreo de la Condesa el 26 de diciembre siguiente, apadrinándole Luis Castro El Soldado y atestiguando Luis Briones. El toro de la ceremonia fue Pinturero de San Mateo. Cerró esa temporada 43 – 44, llevándose la Oreja de Oro que disputó con Armillita, Jesús Solórzano, El Soldado, Carlos Arruza y Luis Briones. Con su faena al toro Pompeyo de Coaxamalucan, sexto de la corrida, consiguió el segundo rabo de su historia en ese coso, pues el 23 de enero anterior había obtenido el de Meloncito de Piedras Negras.

Manolete en México

La llegada de Manolete a México en diciembre de 1945 motivó a nuestros toreros a echar el resto para competir con quien, con poco margen para la discusión, era la principal figura del toreo en Europa. Así, le peleó las palmas en cinco de las 38 corridas – también en el único festival en el que el diestro hispano actuó en México – en las que toreó en México el llamado Monstruo de Córdoba. La primera de ellas fue la de la inauguración de la Plaza México, tarde en la que Procuna cortó la primera oreja concedida en la nueva plaza y la segunda en el Toreo de la Condesa, el 17 de ese mismo febrero, tarde en la que Luis se llevó el rabo de Cilindrero, Manolete el de Platino y Pepe Luis Vázquez el de Cazador en lo que seguramente ha sido una de las tardes más redondas de la plaza en el último tramo de su historia.

También alternó con él en León – el 28 de enero de 1946, un festival benéfico –, en Torreón, Nuevo Laredo, la Plaza México – la tarde de la confirmación de El Boni –, y en Aguascalientes, en la penúltima corrida que Manolete toreó en ruedos mexicanos.

Era un torero difícil de alternar con él, porque si los hados estaban de su lado, era muy complicado competir con su hacer en los ruedos. Heriberto Murrieta refiere, citando a José Alameda, que alguna ocasión en la que a Manolete le resaltaban las desigualdades de Luis Procuna, éste les respondió a sus informantes: Sí, pero se pone en donde no se ponen los demás y, además, aguanta lo que no aguanta nadie... Esto nos deja claro que, para los entendidos, Procuna no era ningún indocumentado.

La ruptura de relaciones taurinas con España en 1947, dejó en espera la posibilidad de que Luis Procuna fuera a plazas de ese país a mostrar su singular tauromaquia y a confirmar su doctorado en la plaza de Madrid. Así, tuvo que esperar hasta la reanudación de éstas, cuatro años después, para presentarse en aquellos ruedos.

La confirmación madrileña de su alternativa

La idea que los públicos hispanos tenían de Luis Procuna pudiera bien resumirse en esa afirmación de Ramón de Lacadena Don Indalecio en su tribuna de Toros y Toreros:

«Mexicano ya curtido en el toreo de irritantes desigualdades, con desaprensión notoria muchas tardes. Le echan un toro al corral – o varios toros en varias tardes – y se queda tan fresco…»

Igual lo pretende describir Santiago Córdoba, redactor de El Ruedo, a partir de una entrevista efectuada en el patio de cuadrillas de Las Ventas el día de su confirmación:

El último que entra en “capilla” es Luis Procuna. Le abrazan muchos amigos y admiradores. Viene tranquilo, al menos, así lo parece. Viste azul y oro. Montera en mano y capote al brazo. Destaca como una pincelada el mechón de pelo blanco sobre la sien derecha.

- ¿Qué hará, Procuna?

- Lo que permitan los toros.

- ¿Usted es bueno o malo?

- No sé juzgarme.

- Creo que es desigual, desconcertante.

- Puede ser.

- Tan pronto se pega al toro como se tira de cabeza al callejón.

- Son cosas.

- ¿Pánico?

- Nervios. 

- ¿Qué ve en los toros para esas tremendas: “espantás”?

- No sé explicarlo...

- Cuáles le dieron más cartel, ¿las buenas o las malas?

- Usted pregunta cosas inesperadas.

- Contesté, cuando se habla de un torero es por algo. 

- ¿Su mayor admiración?

- Por Manolo, “Manolete”. ¿Puedo hacer el paseo ya?, dice con acento significativo.

- Gracias, y muchas felicidades, Procuna...

Entre esa clase de cuestionamientos confirmaría su alternativa en Madrid Luis Procuna

El cartel de la corrida lo completaban el madrileño de Paracuellos del Jarama Paco Muñoz y el lusitano Manolo dos Santos. Enfrentarían en inicio tres toros de don Joaquín Buendía y otros tres de don Felipe Bartolomé, todos de encaste Santa Coloma. Al final de la tarde se lidiaron solamente dos de cada uno de los hierros anunciados y completaron la tarde otros dos del Conde de Mayalde. El lote de Procuna se integró por los toros Guareño de Buendía y Cartujano de Bartolomé, sobre los que Alberto Vera Areva, escribió en el ejemplar de El Ruedo salido a los puestos el día 21 de junio siguiente:

“Guareño”, número 137, negro entrepelao, de Buendía, acudió sin gran alegría a cuatro varas, en las que, sin embargo, apretó, derribando en, la segunda. Pasó a la muleta algo tardo, pero embistiendo con celo y nobleza, especialmente por el lado izquierdo... “Cartujano”, número 167, de Bartolomé, se estrelló contra un burladero al perseguir a un peón, quedando resentido en los cuartos traseros del violento topetazo. Tomó tres varas, acusando casta en todas y derribando en la segunda. Toro muy bueno, aunque por falta de poder se cayó dos veces durante la faena de muleta...

Con esos mimbres se produjo la confirmación de Luis Procuna.

Su actuación esa tarde

Escribió Manuel Sánchez del Arco Giraldillo en su crónica publicada en el ABC de Madrid del día siguiente al de la corrida:

…la presentación de Luis Procuna era un acontecimiento de esos que promueven el sí y el no de las discusiones, el es y no es de las opiniones encontradas, salsa y picante que hacen que los caracoles sean gustosos, aún más que el propio manjar importa su salsa. Esto, por lo que le vimos, es lo que Procuna interesa. Apresurémonos a decir que, en el primero de la tarde, que cabeceaba peligrosamente por ambos lados, especialmente por el derecho, mostró mucha inteligencia y decisión. Paquito Muñoz le confirmó la alternativa y, ante la expectación de los aficionados, salió el mejicano tenido por genial, a realizar una faena inteligente y valerosa. Aguantó mucho las entradas descompuestas que la res hacía. Mostró, además, su personalidad y las variantes que ha sabido llevar a la monótona tarea de pasar de muleta, que Procuna alegra y esmalta con arranques brillantísimos. Mató a este su primer toro de media estocada. La faena, seguida con atención y jaleada, se premió con ovación y saludos…

El segundo toro de su lote lo hirió durante la faena de muleta y en un alarde de hombría, Luis Procuna intentó pasaportarlo, pero la cornada sangraba con profusión y terminaron llevándolo a la enfermería y el primer espada, terminando con los días de Cartujano. El parte facultativo rendido por el doctor Jiménez Guinea es de la siguiente guisa:

Luis Procuna ha sido curado en esta enfermería de una herida en la cara posterior interna del tercio superior del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de veinte centímetros que interesa el muslo bíceps, contusionando el nervio ciático mayor, asciende a la región glútea, pasando por debajo de los músculos del mismo nombre, otra descendente de cinco centímetros que interesa el músculo bíceps y otra de dos centímetros en la región geniana del lado derecho. Pronóstico grave. – Después de curado el diestro herido fué conducido al Sanatorio de la Milagrosa.

Luis Procuna perdía en el futuro inmediato, la tarde del domingo 17 siguiente, en Madrid, corrida en la que ante toros de Manuel Sánchez Cobaleda, alternaría con Antonio Bienvenida y Juan Silveti, que confirmaría su alternativa. Terminó esa campaña con 26 corridas toreadas en Barcelona (6), Sevilla (2), Algeciras, Madrid, Burgos, Pamplona, La Línea de la Concepción, Córdoba, Valencia (2), Santander, Málaga, San Sebastián, Palencia, Murcia, Albacete, Valladolid, Salamanca, Arles y Burdeos.

Cambio de percepción

Los sucesos de la tarde de su confirmación, motivaron un cambio en la percepción de la prensa hispana. Manuel Casanova, director de El Ruedo, firmando como Emecé, hace el siguiente balance de la corrida de la confirmación de Luis Procuna:

¿Qué clase de torero es Luis Procuna? Resultaría aventurado definirlo por una sola actuación. Habrá que esperar a un nuevo examen, porque, en general, causó buena impresión, pero ella iba acompañada de alguna sorpresa ante ciertos lances y ciertos gestos no frecuentes… Se le aplaudió afectuosamente, aunque entre los espectadores quedó la duda. La alternativa, indiscutible momento de emoción; su primera faena en Madrid; un toro no demasiado claro... Todos factores influyentes. ¿Será? ¿No será? … La incógnita tampoco pudo quedar despejada en el cuarto toro, que le correspondió al recobrar su antigüedad... Al dar uno por alto, el de Buendía le enganchó y le derribó, hiriéndole de importancia... A la salida se preguntaban unos a otros los espectadores: ¿Qué opina usted de Procuna? Y en esto estamos hasta que Procuna vuelva a las Ventas, ya que a causa de la cogida perdió la corrida del domingo…

Luis Procuna seguiría en los ruedos dos décadas más todavía, pues toreó la corrida de su despedida el 10 de marzo de 1974 en la Plaza México. Alternó con Eloy Cavazos y Jesús Solórzano en la lidia de toros de Mariano Ramírez. Le cortó a ley el rabo a su último toro de nombre Caporal.

Luis Procuna ha sido uno de los toreros más singulares que México ha dado. Calesero decía lo siguiente: 

...otra cosa que yo veo es que, en mis tiempos de matador en activo, todos éramos diferentes; pienso en Armillita, “El Soldado”, Antonio Bienvenida, Garza, Silverio, Solórzano, Arruza, Manolete, Pepe Luis, Procuna, yo mismo. Todos inconfundiblemente personales y distintos. Y lo más importante: cada uno de nosotros hacíamos nuestro toreo totalmente diferente y original; ninguno llevábamos una faena hecha de antemano o estereotipada y el público que nos iba a ver siempre estaba a la expectativa de la sorpresa, de la espontaneidad, del momento inspirado...

Casi toda esa variedad está perdida en estos tiempos, por eso es importante recordar a Luis Procuna, un torero diferente, como pocos hemos tenido.

domingo, 13 de junio de 2010

Detrás de un cartel (II)

Algunos antecedentes

En junio de 1993 participé en un congreso en la ciudad de Toluca, lugar en el que la primavera y el verano son verdaderas entelequias. De regreso a Aguascalientes, paré un momento en la Calle de Moras, en la Colonia del Valle, para saludar a mi hermano Ricardo y pedirle que me llevara al aeropuerto, para así completar el regreso a casa. Después de la comida, llegó la hora de la salida y al pasar por la Plaza de Tlacoquemecatl - por cierto, lugar de reunión de muchos aguascalentenses radicados en el D.F. -, Ricardo me dijo que en una papelería vendían unos carteles de la época de Joselito. Considerando que íbamos apretados de tiempo y que por asuntos de trabajo estaría viajando constantemente a la Capital, le dije que esperaría otra oportunidad para verlos, pero mi hermano insistió y antes de que pudiera pensarlo, ya estábamos estacionados frente al establecimiento. Se notaba a leguas que la papelería vivió mejores tiempos, pues mercancía de su giro casi no se veía, pero destacaba una máquina para vender boletos de lotería deportiva. En un aparador se encontraba solitario un cartel de toros. La dueña del establecimiento - una señora española, mayor y muy agradable -, me dijo que era el último que le quedaba. Dudé un momento y al ver la fecha del cartel, decidí comprárselo. Pagué el precio que me pidió y envuelto en una bolsa de papel lo metí en mi portafolio.

No quise sacar el cartel de su envoltura durante el vuelo y al llegar a casa advertí que anunciaba una corrida celebrada en la Plaza de Barcelona el 30 de abril de 1916, en la que habrían de lidiarse 4 toros de los herederos de Esteban Hernández y otros 4 del Conde de Santa Coloma, por los diestros Manuel Torres Bombita Chico, Agustín García Malla, Isidoro Martí Flores y Francisco Madrid. Agregaba el cartel que era la función número diez y que el festejo iniciaría a las cuatro menos cuarto de esa tarde.

Me imaginé de pronto que debió ser una tarde triunfal, pues alguien tuvo el empeño de cruzar el Atlántico con el cartel y después, colocarlo en un marco para engalanar un rincón con sabor taurino. De otra forma no me explicaría la presencia de ese cartel en mis manos sesenta y siete años después. Aparte, tanto Manolo Bomba como Paco Madrid fueron gente en el planeta de los toros y aunque de momento no reconocí los nombres de Malla y Flores, alguien habrán sido también.

Por otra parte, me asaltó la duda de la plaza en la que se celebró el festejo, pues en la primera década de este siglo funcionaban dos plazas de toros en la Ciudad Condal y suponía que la llamada Monumental aún no tomaba esa denominación, por lo que tenía la impresión de que se llevó a cabo en Las Arenas. Esto me motivó a tratar de reconstruir los sucesos en torno a esa tarde de toros.

Posteriormente, en el año de 1995 mi hermana Rosa María tuvo la oportunidad de vivir en la Capital de Cataluña y aprovechando su estancia por esas tierras, le pedí que me buscara en alguna hemeroteca una crónica o reseña del festejo, recibiendo al cabo de un tiempo, unas copias del periódico La Tribuna de esa Ciudad, fechado el propio día de la corrida. Ya en estos días, el acceso a otras fuentes digitalizadas, como el semanario La Lidia o varios de los diarios madrileños – evidentemente La Vanguardia de Barcelona no refiere información sobre el festejo –, me permite ampliar la perspectiva y con esta información comparto con Ustedes lo averiguado sobre el particular.

La Monumental de Barcelona

Entre 1914 y 1923 Barcelona tuvo 3 plazas de toros funcionales. La llamada Barceloneta o Plaza Antigua, que funcionó de 1824 a 1923; después se construyó la de Las Arenas, ubicada en el centro de esa Ciudad y que fue escenario taurino de 1900 a 1977 y a cuya defunción taurina me he referido en otro espacio de esta misma Aldea y el 12 de abril de 1914 se inauguró la plaza original llamada del Sport con una corrida de toros del Duque de Veragua para Vicente Pastor, Bienvenida, Vázquez II y Torquito. Dos años después de su apertura se amplía la capacidad de la Plaza del Sport y se le agregan doce mil localidades, para dejarla con un aforo de veinte mil espectadores y el 27 de febrero de 1916 se reinaugura, nombrada ya como Plaza Monumental con el cartel formado por Joselito, Francisco Posada y Saleri II, quienes lidiaron a muerte una corrida de Pablo Benjumea.

Revisados estos datos, me enteré de que el cartel que tenía en mis manos, era de una de las primeras corridas de la primera temporada de toros que se dio en la Plaza Monumental de Barcelona, lo que a mi juicio, le daba ya un valor especial.

Los toros

De los toros a lidiarse en el festejo anunciado, me llama la atención el anuncio de los de Esteban Hernández, en esos días ya a cargo de sus herederos. Producto entonces su ganadería de un interesante cruce de reses de Mazpule, Trespalacios, Conde de la Patilla y Saltillo, destacaron siempre por su impecable presencia. Tanto, que Antonio Díaz Cañabate escribió sobre esta los toros de esta ganadería:


Una de las ganaderías de más prestigio que han pastado en la Tierra de los Toros fue la de Esteban Hernández y Martínez, con antigüedad de 1891… La lámina de estos toros es solo comparable en mi estima a la de los de Don Felipe de Pablo – Romero… Como es natural, entre los toros de Don Esteban había de todo. Bravo y manso. A mí no me importaba si salían de una forma o de otra, a mí lo que realmente me importaba era como salían del chiquero. Y en esto no fallaba ni uno: parecía que se iban a comer el mundo de la torería.
El Conde de Santa Coloma tiene en su haber el logro de amalgamar en una importante medida a dos de las más notables ramas que surgieron de lo que fuera la ganadería del Conde de Vistahermosa. En el año de 1905 adquiere de Manuel Fernández Peña la mitad de lo que fuera la ganadería de Eduardo Ybarra, quien a su vez adquirió de doña Dolores Monge Viuda de Murube la mitad de la vacada que esta señora poseía, así pues, en Santa Coloma se quedó la cuarta parte de lo que fue de Murube, formada a su vez con reses de Vistahermosa, procedentes del Barbero de Utrera y Arias de Saavedra. Más o menos al mismo tiempo, el Conde adquiere una importante porción de la ganadería del Marqués del Saltillo, también de origen Vistahermosa, pero vía Salvador Varea y Picavea de Lesaca.

Se presenta como ganadero en Madrid el 17 de mayo de 1908 con divisa celeste y encarnada y hasta el año de 1932 mantuvo un gran cartel, siendo preferidos sus toros por diestros de la talla de Joselito y Belmonte. En este último año, pasa la propiedad de la ganadería, hierro y divisa a la sociedad formada por don Joaquín Buendía Peña y don Felipe Bartolomé Sanz, lidiándose los toros a nombre del primero.

Como podemos ver, los toros anunciados eran de inmejorable origen y de reconocido prestigio, tal y como corresponde a una plaza del fuste de la recién inaugurada Monumental de Barcelona.

Los toreros

El primer espada del cartel fue Manuel Torres Reina, Bombita Chico, hermano de Emilio y de Ricardo, que en su andadura por los ruedos, utilizaron el mismo alias taurino. Manolo Bomba era originario de Tomares, Sevilla, lugar en el que nació el 13 de marzo de 1884. Se presentó como becerrista en Sanlúcar de Barrameda el 9 de septiembre de 1898 y el 26 de junio de 1904, en la despedida de su hermano Emilio, se le permite matar el último toro de la corrida.

El 15 de septiembre de 1907 su hermano Ricardo le otorga la alternativa y se la confirmará siete días después en Madrid, con el testimonio de Regaterín, cediéndole el toro Vizcoleto, que como todos los lidiados esa tarde, fueron de las dehesas de Pablo Benjumea.

Su temporada más destacada es la del año de 1913, aquél en el que la Feria de Sevilla fue la de los dos Gallos y los dos Bombas y en ella, su labor no desmereció ante lo desarrollado por sus alternantes. A partir de aquí inicia una carrera de altibajos y sin la protección de su hermano Ricardo, decide retirarse de los ruedos el año de 1917. Muere en Valencia el 10 de octubre de 1936.

Como segundo espada de la corrida iba Agustín García – Malla Díaz, natural de Vallecas, Madrid, donde vio la luz primera el 28 de agosto de 1886. Torero de sino trágico, se presenta como novillero en su pueblo el 17 de septiembre de 1907, ya con veintiún años largos. Esta tarde recibe su bautizo de sangre, al sufrir una cornada en la boca.

El 28 de agosto de 1909 se presenta como novillero en Madrid y el valor es la nota de su actuación, lo que le vale torear otras cuatro novilladas seguidas, lidiando bichos de Miura, Aleas, Trespalacios y Surga. Vuelve a derrochar redaños y en premio, se le pone como sobresaliente en el mano a mano que sostuvieron Rodolfo Gaona y Algabeño en Madrid, lidiando toros de Vicente Martínez. Se luce en quites y se le permite matar el sobrero de la corrida.

Un desacuerdo con Indalecio Mosquera, a la sazón empresario de Madrid, le aleja de la plaza grande y por ello se ve obligado a recibir la alternativa en Carabanchel, el 27 de marzo de 1910, de manos de Lagartijillo Chico, quien le cedió el toro Mirondo, de Aleas. En esta corrida fue corneado de consideración por el segundo de su lote. Será hasta el 25 de mayo de 1911 cuando confirme su alternativa en Madrid de manos de Vicente Pastor y con el testimonio de Rafael El Gallo, dando cuenta la terna de toros de Miura.

Marcha a América en 1912 y es herido en las tres oportunidades en las que actúa en Lima. De regreso a España, vuelve a ser corneado de gravedad por un toro de Ángel Sánchez, en la plaza de Torrijos, Toledo. A causa de sus frecuentes cornadas reduce el número de sus actuaciones y se ve forzado a hacer campaña en Venezuela el año de 1919. En 1920 regresa a su patria y el 4 de julio de ese año se presenta en la plaza francesa de Lunel, para lidiar junto a José Gárate Limeño, una corrida francesa de Agustín Lescot. El quinto de la tarde, negro zaino, tomó cuatro varas y mató dos caballos. Al iniciar la faena de muleta, Malla intentó un pase por alto y el toro le prendió por el pecho, atravesándole el corazón. Llegó muerto a la enfermería.

Cossío le juzga así:


Ni fino, ni elegante, toreaba con soltura de capa; estaba oportuno en los quites; con la muleta no hacía más que defenderse y atender a cuadrar al toro para estoquearlo. Le costaba mucho igualar a los toros y con el estoque se mostraba certero y con estilo. Tenía muchas pretensiones y poco conocimiento de las reses. Su prestigio de gran estoqueador sostuvo su cartel, pero por poco tiempo, pues su mérito no fue para tanto.
En tercer lugar actuaría Isidoro Martí Flores – Ferrando, natural de Altarrasí, Valencia desde el 12 de mayo de 1884. Sus padres emigraron a Francia, lugar en el que estudió comercio antes de dedicarse a los toros.

El 6 de febrero de 1900, actúa como banderillero a las órdenes de Anastasio Escobar Juanerito en Valencia y el 12 de octubre de ese año cambia la plata por el oro, para actuar como novillero en la propia Valencia.

Madrid le recibe de luces el 15 de julio de 1906 y en ese momento se inicia una carrera ascendente que le llevará a encabezar el escalafón menor hasta el año de 1910, recibiendo el 28 de septiembre la alternativa en Sevilla, de manos de Quinito y llevando como testigo a Rafael El Gallo. El toro de la ceremonia fue Obispero, de las dehesas de don Anastasio Martín.

Los años de 1911 y 1912 hace campaña en México y al final de la temporada española de este último calendario, el 15 de septiembre, confirma su alternativa en Madrid, de manos de Rafael El Gallo. Entre 1913 y 1915 actúa poco, pero a partir de 1916 entra en la esfera de protección de Joselito y mejora el número de contratos, que vuelven a descender a la muerte del torero de Gelves.

El 26 de junio de 1921, actuará en la plaza francesa de Beziers, para lidiar toros de Alipio Pérez Tabernero. Uno de los de su lote, le infiere una cornada penetrante de tórax que le perforó un pulmón. No sana completamente de la herida, pero hace campaña americana, teniendo triunfos en Perú, Colombia y Venezuela, en cuya capital Caracas, muere el 6 de diciembre de ese año, a consecuencia de la cornada de Beziers.

José María de Cossío emite este juicio sobre Flores:


…fue un excelente torero y un estoqueador seguro, a quien no se dio la importancia que en realidad tenía. Era valiente y pundonoroso, por lo que jamás hizo un mal papel en la plaza. Modesto y serio por naturaleza, no sabía ponerse en efusivo contacto con los públicos, que atienden fríamente al final a quien no les miente una sonrisa y un valor del que a veces se carece…
El malagueño Francisco Madrid y Villatoro completa el cartel. Nació el 4 de octubre de 1889 y antes de ser torero, fue tornero y fogonero de los Ferrocarriles Andaluces.

Se viste de seda y oro por primera vez el 12 de mayo de 1911, en Guareña, Sevilla, llevando de alternante nada menos que a quien sería después El Pasmo de Triana, para lidiar novillos de Manuel Albarrán. Poco menos de un año después, el 17 de marzo de 1912, se presenta como novillero en Madrid y el 26 de mayo hará lo propio en Sevilla, para el 8 de septiembre despedirse de la afición como novillero, pues al día siguiente El Gallo, con el testimonio de Isidoro Martí Flores, le haría matador de toros al cederle el primero de los toros de Pablo Benjumea que se lidiarían esa tarde.

A partir de su alternativa y el año de 1921, promedia unas veinte corridas al año, siempre con toreros de categoría. En 1922 baja considerablemente el número de festejos en los que actúa y sintiéndose mermado de facultades, deja de torear el año siguiente y reaparecerá en los ruedos hasta el año de 1935, año en el que lidiará siete festejos, en 1936 se viste de luces solo una vez y en 1937 torea su última corrida, alternando con Cayetano Ordóñez y Vicente Barrera previo preludio ecuestre de Juan Belmonte, dando cuenta la terna de toros de Villamarta. Muere en su tierra el 29 de octubre de 1957.

Esta es la opinión que le mereció a Cossío este torero:
Paco Madrid fue un diestro venido en mala hora a los ruedos… con los bríos y la ambición de la juventud, cubrió su puesto brillantemente en los comienzos de su carrera, llegando a considerársele un nuevo Mazzantini. La comparación no era, quizá, muy descaminada, aunque si excesiva, ya que el malagueño tuvo unos comienzos rápidos y gloriosos como el guipuzcoano, y su concepto del toreo, menos inteligente y amplio, probablemente, que el de Mazzantini, tiene bastantes puntos de contacto con el de éste. De todos modos Paco Madrid merece una benévola mención en la historia del toreo, por su valentía a la hora de la verdad y por la resolución y contundencia con la que manejaba el estoque, que fue el arma con la que conquistó sus mayores triunfos.
La corrida

El periódico La Tribuna de Barcelona del propio 30 de abril de 1916, contiene la reseña de lo sucedido en los siete primeros toros. Nos indica al iniciar lo siguiente:

Que conste, antes de empezar; ocho toros son muchos toros en una sola sesión y si bien es verdad que lo que abunda no daña, puede cansar y si no es temiéndolo, me encamino hacia la plaza, donde Dios nos la depare buena.

Como la tarde es larga, el lector me dispensará de preliminares y dándole por enterado de los consabidos y sin decir más que la entrada es regular al comenzar la fiesta, he aquí como se ha ido esta desarrollando…
Y en verdad le resultaron muchos toros, pues la hora del cierre de la edición le ganó al anónimo cronista de La Tribuna y la crónica solamente alcanza a cubrir siete toros. El festejo fue accidentado. Malla y Paco Madrid pasaron por la enfermería. El primero en brazos de las asistencias y el segundo iría por su propio pie. También el banderillero Rafael sufrió una contusión que ameritó su tratamiento médico en la misma plaza. La lesión de Agustín García le fue inferida por Zagalo de Esteban Hernández, segundo de la tarde y le impidió continuar la lidia, razón por la cual, Bombita III tuvo que estoquear 4 toros esa tarde. El Heraldo de Madrid, en su edición nocturna de la misma fecha del festejo, describe así el percance:

Emocionante cogida de Malla

Segundo. - De Hernández, grande, mansote. Malla da el quiebro de rodillas con gran limpieza y ciñéndose brutalmente (Ovación.) Lancea luego con gran valentía. Alternan en los quites Malla y Flores. El primer quite Malla lo hace muy bien y lo remata ciñéndose mucho. El bicho se revuelve, cogiéndole a la altura de la faja, volteándole, metiéndole la cabeza. El diestro queda tendido en el suelo sin conocimiento. Pasa a la enfermería en brazos de las asistencias. (Emoción grande.) Los banderilleros cumplen; Bombita encuentra al toro difícil. Lo muletea con brevedad, y en cuanto iguala le da una estocada corta y baja; El toro dobla. (División.)  En la enfermería dicen que Malla sufre varetazos en la ingle y en el vientre y conmoción cerebral.
El recuento que hace Don Severo, en el número de La Lidia publicado el 8 de mayo siguiente implica el siguiente sumario:

El aburrimiento con vistas al hule.
¡Ocho toros en cada Plaza. y la mar y de sosería y mala pata!
Un estupendo cambio de rodillas de Agustín García Malla, al segundo toro lidiado en la Monumental, - un cambio de rodillas ceñido, preciso, excelente — un quite superiorísimo en una caída peligrosa al descubierto ocasionada por el quinto toro, y la forma inmejorable, de entrar a matar, cinco veces, de Paco Madrid; una faenita de Manolo Belmonte en las Arenas: el muleteo y la estocada de Blanquito al tercer novillo, en la misma Plaza; una estocada de Chanito, unos muletazos de Salvador Freg; y las faenas notables y oportunísimas de Alfredo Freg, en la brega; he aquí lo que se registró digno de anotarse en las corridas del domingo.
Lo demás...
Bueno. Yo no creo que merezca los honores de un detenido comentario, las muchas cosas regulares, medianas y malas que hicieron Manolo Bombita, Flores, Chanito, Freg. Belmonte II, Blanquito, y los numerosos picadores y peones que constituyen sus respectivas cuadrillas.
Bombita no parece de la familia. Está apático y prudente con los toros. No los domina, no los manda, un los torea. Con el primero - que era tonto de remate — y con el sexto del domingo podía haber armado una revolución. Podía haber honrado la dinastía taurina a que pertenece. Y sin embargo...
Flores es un torerito muy apañado, elegante y valiente. A Flores le he visto muy bien con los toros y he visto como se las entendía, con conocimiento y a conciencia, con toros grandes y con muchos pitones y con huesos.
Sí. Todo eso está muy bien, pero el Flores a que yo me refiero, no pareció el domingo por ninguna parte. Ni con el capote, la muleta y el estoque, vimos al bravo matador de toros Isidoro Martí Flores. ¿Que será de él?
Paco Madrid sin estar tan mal como sus compañeros, tampoco estuvo muy bien. Algo embarullado con el capote y no muy fácil con la muleta. Hay que hacer algo más amigo; que no sólo de la estocada vive el hombre. Y aun esta no siempre la da usted.
El ganado estuvo bien presentado, lo mismo el de don Esteban Hernández que el del Conde de Santa Coloma. Gordos, grandes, finos... pero con relativa bravura.
El séptimo, de Santa Coloma, fue el primero que se ha fogueado en la Plaza Monumental. Un 'honor' para el ganadero...

Como podemos ver, el festejo que anuncia el cartel no pasó de ser, discutiblemente, una medianía.

La historia tras del cartel

Esta es la historia detrás del cartel, una historia que nos muestra la grandeza de la fiesta y la tragedia que reviste. Dos de los alternantes de esta corrida fueron víctimas de los toros (Malla y Flores), lo que de alguna manera nos recuerda las palabras del Padre Cué: …el toreo es juego de tres…

También al penetrar en la información en torno al festejo, nos enteramos de que ese particular domingo, en Barcelona se dieron dos festejos y que en ambos se completó más de la mitad del aforo de las plazas. La Lidia señala que en Las Arenas, en un festejo mixto en el que se lidiaron 4 erales de Solís para Blanquito y Manolo Belmonte y 4 novillos del Duque de Tovar para Chanito y Salvador Freg se llenó el tendido de Sol y fue buena la entrada en sombra, en tanto que en la Monumental, la entrada fue mediana, lo que nos demuestra la afición, el arraigo y el interés que desde siempre hay por estas cosas en Barcelona, pese a lo que se quiera decir hoy.

También el cartel retiene una efeméride que no se quisiera recordar por algunos, la del festejo en que se fogueó el primer toro por manso en ese ruedo y fue Cabrillo, del Conde de Santa Coloma, séptimo del festejo y que correspondió a Isidoro Martí Flores.

Agradezco a mis hermanos Ricardo y Rosa María el haberme acercado a la oportunidad de repasar los hechos que dieron vida a esta tarde de toros, mismo que hoy podemos conocer, gracias al interés que han mostrado por ayudarnos a conocerla

sábado, 21 de marzo de 2009

José Chafik y el retorno de los Coquillas a México


Necesaria aclaración previa: He planteado ya en este espacio algunos aspectos del origen de la ganadería de lidia en México. En esta oportunidad y en torno a un homenaje que en España se ha rendido recientemente al personaje central de esta entrada, me parece que vale la pena el retomar un artículo escrito hace ya una década y media (es de 1994, publicado originalmente en el diario Hidrocálido). Además de lo anterior, tiene de reprochable su extensión, pero aún así, espero que resulte de su interés.


A finales de 1993, en una forma un tanto discreta, José Chafic y Marcelino Miaja, propietarios de los hierros de San Martín, La Gloria y El Olivo, anunciaron la adquisición de la ganadería española de Sánchez Fabrés Hermanos. El móvil de la compra lo expresa así el primero de los ganaderos mencionados: …la unica explicación por lo que a mi se refiere, es que le tengo un gran cariño a la Fiesta de los Toros, un gran cariño al encaste de Saltillo; que en España se va perdiendo poco a poco…


Las palabras de José Chafic son en parte ciertas, porque como ya lo he expuesto alguna otra oportunidad, la generalidad de las grandes ganaderías españolas se inclinaron por la linea de sangre del Conde de Vistahermosa que vía José Arias de Saavedra se derivó en las ganaderías de Murube, Ybarra y Parladé, encaste que en México pervive testimonialmente en las ganaderías de Matancillas, Pastejé y Las Huertas, pues hoy en ellas predomina la línea del Marques del Saltillo, traída principalmente a México en 1908 por don Antonio Llaguno y que igualmente deriva del tronco vistahermoseño.


La critica que puedo hacer a la exposición de motivos de Chafic es, que el origen de la ganadería de Sánchez Fabrés Hermanos, no es Saltillo en pureza, pues si bien comparte el común origen Vistahermosa, con lo de Coquilla, lleva mezclados otras derivaciones del encaste generado por esa casa condal.


Fernando Freire, vecino de Alcalá del Río, en Sevilla, ad¬quiere en 1823 ganados aptos para la lidia de la testamentaria del Conde de Vistahermosa. Filiberto Mira señala que fueron 5 sementales y más de cien vacas. Los Freire eran ganaderos de antiguo, pues ya en 1784, adquirieron doscientas cabezas de ganado bravo a los frailes de la Cartuja de Jerez, reses que por su origen andaluz tendrían características genéticas similares a las de Vistahermosa y demás de esa región y con las que mezclaron lo recién adquirido.


Los Freire enajenan sus toros a Justo Hernández en 1846 y en 1883 las adquiere el romántico Faustino Udaeta, quien cruzó sus nuevos toros con cuatro sementales de Miura, mismos que se dice le ligaron admirablemente. La aventura ganadera de Udaeta termina el 13 de mayo de 1894, cuando una corrida suya despachada por Espartero, Guerrita y Reverte sale mansa de solemnidad. Refiere Fernández Salcedo que esa tarde don Faustino ordenó mandar toda su ganadería al matadero, dado el papelón que jugaron sus toros ante la Infanta doña Isabel de Borbón.


Antes de que Udaeta acabara con su ganadería, vendió simiente a Juan Rico, quien a su vez la transfirió a don Andrés Sánchez Rodríguez, propietario de la finca salmantina de Coquilla, en el año de 1905 y después agregará sementales de Veragua y de Carreros. Con este encaste, hereda la ganadería Francisco Sánchez, hijo de don Andrés, mismo que será universalmente conocido como Paco Coquilla y que vendrá a definir los caracteres de esta ganadería y del encaste que propiamente representa.


Paco Coquilla adquirirá en 1916 ganado tanto del Conde de Santa Coloma como del Marqués de Albaserrada. No encontré referencias de que en Coquilla se haya desechado lo originario, que por cierto, es del mismo origen que lo recién adquirido. Con esas bases, en Coquilla se desarrolló un toro fino, recortado de tipo, bravo y noble, preferido por toreros como Manuel Jiménez Chicuelo.


En 1934 por vicisitudes económicas Paco Coquilla enajena su ganadería en varios lotes, quedando el hierro original en manos de Daniel Ruiz Yagüe y el resto del ganado en poder de Justo Sánchez Tabernero, José Maria López Cobos y el Marqués de Villagodio.


Justo Sánchez Tabernero inscribe su parte de Coquilla a nombre de sus hijos, los señores Sánchez Fabrés, para que en 1951 se vendiera la mitad de la ganadería a José Matías Bernardos y la otra mitad se anunciaría como Herederos de Sánchez Fabrés.


Muere en 1972 Alfonso Sánchez Fabrés y la ganadería se anuncia a nombre de sus herederos, que son representados por Juan Sánchez Fabrés. La ganadería había dejado los primeros planos ya que con la rectificación en la presencia y el tipo del toro en la época posterior a El Cordobés, se alejó de las plazas de importancia y por ello, al final de la década de 1980, Juan Sánchez Fabrés echó a sus vacas un toro de los hermanos Martinez Elizondo, intentando dar más cara y alzada a sus productos.


Por su parte, Pablo Martinez Elizondo en 1946 adquiere la ganadería de Demetrio Fraile, creada con reses de Santa Coloma, Albaserrada y Graciliano Pérez Tabernero. En 1967 se agrega un toro padre de Urquijo, puro Murube y en 1964 un lote de vacas y sementales de Joaquín Buendía, que no es mas que la original ganadería del Conde de Santa Coloma.


Como podemos ver, el encaste predominante en la ganadería de Sánchez Fabrés Hermanos es pues el de Santa Coloma – Albaserrada, que en 1905 fuera fundada con reses de Eduardo Ybarra y añadido en 1912 con reses del Marqués del Saltillo. Es menester señalar que la original ganadería del Marqués de Albaserrada, hoy de Victorino Martín, surge de la de Santa Coloma en 1913. La de Santa Coloma es vendida en 1935 a la sociedad formada por don Joaquín Buendía Peña y don Felipe Bartolomé Sanz, misma que al terminar, dejó el hierro de Santa Coloma en manos de don Joaquín y don Felipe lidiaría en lo sucesivo con el antiguo de Surga.


La conclusión hasta aquí es que si bien el hierro de los Sánchez Fabrés tiene predominantemente sangre de Saltillo, su encaste real es santacolomeño, que en principio es una mezcla de Saltillo y Murube, conjugando características de ambos orígenes, con un sello y personalidad propios.


De lo expuesto puedo deducir que los motivos de Chafic y Miaja no son precisamente los de preservar en España el encaste de Saltillo, sino que como lo veremos enseguida, es dar un nuevo giro a la ganadería brava en México, que de resultar, será muy interesante.


José Chafic y Marcelino Miaja compraron en 1966 al varilarguero Juan Aguirre Conejo Chico quien anunciaba a su nombre la ganadería, que se presentó en El Toreo en 1937. La vacada fue formada con ganado de San Mateo y Zacatepec, de origen saltillero puro de la primera y la segunda fundada con ganados de San Mateo, Piedras Negras y Carmen de Federico. En 1958 se agregan toros de Mimiahuápam de origen San Mateo y Pastejé, este predominantemente murubeño. En 1968 se agregan toros y vacas de San Mateo, José Julián Llaguno y Valparaíso, acentuando el aspecto saltillero de la ganadería.


En 1988, Chafic y Miaja en sociedad con el rejoneador Ramón Serrano adquieren la ganadería de Tequisquiapan, fundada en 1942 por don Fernando de la Mora Madaleno y don Carlos Cuevas Lascuráin con ganados de este último, originarios de Zacatepec, San Mateo, vacas de Coquilla y un toro de Graciliano Pérez Tabernero. Como dato curioso, señalaré que esta ganadería nació en los terrenos de la Hacienda de Los Morales, hoy elegante zona residencial de la capital de la Republica.


En 1990 se rompe la sociedad Chafic – Miaja – Serrano y se hacen una serie de intercambios de ganados de tres hierros involucrados en la transacción (San Martín, La Gloria y Tequisquiapan) y así nace el de El Olivo, que permitiría a Chafic y Miaja el refrescar sus ganados con los de Tequisquiapan, hierro que quedó en manos de Ramón Serrano, refrescado con ganado de San Martín y La Gloria. Agustín Linares señala que la ganadería de Tequisquiapan se formo con cien vacas y cinco sementales de Carlos Cuevas, de puro origen Coquilla, como se dejo sentado con anterioridad.


En la declaración invocada al principio, Chafic señala lo siguiente: ... a nosotros nos beneficiara porque se abrirá la consanguinidad y eso en los ámbitos humanos y genéticos es importante. De esta manera se evitan la consanguinidad, las posibles mutaciones y los problemas de poca fuerza...


Entonces, parece resultar que en el fondo, la finalidad de Chafic y Miaja no es la de salvar en España la sangre de Saltillo, predominante en México, sino la de abrir una nueva linea en sus ganaderías que a la fecha, son únicas en México, dado el origen singular de la sangre Coquilla que hay en ellas; lo que sin duda, dará un nuevo matiz a la crianza del toro bravo en México, que ojala sea para bien.


Si a lo anterior sumamos que se adquirió también para San Martín, El Olivo y La Gloria, simiente de Victorino Martín y que se planea enviar simiente mexicana a España tanto a Victorino como a Sánchez Fabrés (que se anunciará ya como San Martín allá en España), veremos que aunque sin confesión, lo que se pretende en realidad es el ampliar el horizonte genético de la ganadería de lidia de aquí y de allá.


Post – Scriptum: A quince años de distancia, lo que barruntaba entonces parece que se confirmó, aunque con algún cariz distinto. Chafic y Miaja han cedido la mayor parte de su participación en la San Martín hispana a Ignacio Huelva. En México, El Olivo hoy lidia como Julián Hamdam y parece que es donde se ven los frutos de los esfuerzos del que fuera en su día apoderado de Manolo Martínez, pues San Martín, por razones que tienen cierta comprensibilidad, se ve relegada a lidiar en plazas de poco fuste y además, la importación de ganado español se amplió a otras procedencias, lo que nos ha dejado ver, aunque sea a cuentagotas, ejemplares con sangre de encastes como Domecq y Atanasio Fernández, lo que a pausas, ha dado algo de variedad al ganado que se lidia en este país.


No obstante, los que deciden en esto no terminan por aceptar el ganado que trae el renuevo importado a instancias de José Chafic. Las sinrazones que se ponen para ello son múltiples, pero sinrazones al fin. Ojalá que pronto alguien se decida a dejarnos ver lidiar con más frecuencia algo distinto a lo habitual en nuestras plazas.

Aldeanos