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domingo, 23 de octubre de 2011

En el centenario de Armillita, X


23 de octubre de 1927: Armillita recibe la alternativa en El Toreo de la Condesa

En algún otro espacio de esta Aldea he explicado que las alternativas obtenidas en plazas mexicanas hasta antes de 1936 no eran reconocidas en España. No obstante, vuelvo a citar para Ustedes el texto de don Luis Ruiz Quiroz al respecto, que señala lo siguiente:

Antes, las alternativas no españolas no tenían validez en España y los matadores de toros extranjeros tenían que tomar la alternativa en su primera actuación en cualquier plaza de la península. Así lo hicieron muchos diestros mexicanos como, por ejemplo, Fermín Espinosa ‘Armillita’, Pepe Ortiz y Juan Silveti… En el primer convenio taurino entre mexicanos y españoles de julio de 1944 se pactó que quedaba reconocida la antigüedad de las alternativas tomadas en la plaza ‘El Toreo’ de la ciudad de México a partir del 18 de julio de 1936… En febrero de 1951 se firmó el segundo convenio entre toreros mexicanos y españoles y la cláusula 3 dice lo siguiente: ‘Las clasificaciones hechas en México y España de los matadores de toros se respetarán mutuamente por las Asociaciones de Toreros de ambos países.’ Es decir, se convino, que la entonces Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos quedaba facultada para clasificar a los matadores de toros mexicanos…

Así pues, aunque ya había relatado aquí mismo la alternativa obtenida por Armillita en Barcelona en 1928, es importante recordar que previo a ella, fue investido matador de toros en la segunda corrida de la temporada 1927 – 1928 de la capital mexicana, celebrada en El Toreo de la Condesa. El cartel formado para la ocasión fue con toros de San Diego de los Padres para el sevillano Antonio Posada, el Orfebre Tapatío Pepe Ortiz y quien recibiría la dignidad de matador de toros, Fermín Espinosa Armillita Chico.

Rafael Solana Verduguillo, responsable de la publicación que ya para esa fecha se titulaba Toros y Deportes y que era la continuación de lo que originalmente se llamó El Universal Taurino, recuerda en su obra Tres Décadas del Toreo en México lo siguiente:

En la segunda corrida, recibió la alternativa Fermín Espinosa “Armillita”; se la dio Antonio Posada, un diestro sevillano a quien no se había incluido en la lista de los espadas al abrirse el derecho de apartado, y fungió como testigo Pepe Ortiz. Los toros vinieron de San Diego de los Padres... El primer toro que estoqueó “Armillita” fue “Maromero” y fue negro entrepelado, bragado, coletero, calcetero y lucero. En el momento de la alternativa, Fermín se hizo un lío; no sabía con qué mano tomar la espada y la muleta que le entregaba Posada... Brindó Fermín la muerte de este su primer toro al conocido aficionado Javier Algara; y estuvo muy bien en todo, por lo que dio la vuelta al ruedo, y salió al tercio, a los acordes de la música...

Pero el gran triunfo de Armillita vendría ante el toro que cerró el festejo, Coludo de nombre y brindado al Califa Rodolfo Gaona. De la crónica del propio Verduguillo, extraigo lo siguiente:

…Brinda Fermín a Rodolfo Gaona, que ocupa una barrera de primera fila, y tras de mandar retirar a las infanterías, se encara con “Coludo” que ha llegado a la muerte, peleando con alegría. No obstante las boyantes condiciones del adversario, el maestro no logra ponerse a tono con los primeros muletazos, pues le vemos encorvado y despegándose al enemigo más de la cuenta. Los de la oposición se frotan las manos: pero nosotros confiamos. Y viene lo grande. Tres de los primeros pases, que fueron por bajo con la derecha, Fermín se aprieta como los guapos, en el cuarto que es un ceñidísimo muletazo de pecho, sacando la muleta por la penca del rabo. Y a partir de eso nos ponemos todos en pie porque a esas cátedras de tauromaquia hay que asistir con todos los respetos. “Armillita” deja que se reponga su enemigo y vuelve a la carga, y suelta un natural con la diestra, pasándose todo el toro por delante, como lo hacía Nicanor Villalta, el creador de este emocionante muletazo, y liga el natural con el de pecho, ceñidísimo. Otro natural con la derecha, y otro más, y después se cambia de mano la franela en la misma jeta del burel. La ovación no cesa un momento. De pronto un molinete un poquitín distanciado, por haber mandado más de la cuenta. Segunda pausa. Reanuda Fermín el trasteo, muy alegre, muy confiado, muy torero. Más naturales con la diestra, uno pasándose la muleta por la espalda, dos de la firma, perfectamente ligados, llevando al toro prendido a la muleta, otro molinete, éste girando el artista en los mismo pitacos. El toro se va agotando; ahora Fermín torea por delante, con gracia, con salsa torera, para refrescarlo. El público se ha quedado ronco de tanto “olear”. Al fin “Coludo” ha juntado las manos. Al hilo de las tablas entra Fermín y pincha en buen sitio. Y poco después hace coraje el artista, se arroja enmedio de los pitones, y hunde todo el acero, un poquitín contrario, a fuerza de atracarse. El toro rueda sin puntilla, y la ovación estalla clamorosa. El público se tira al ruedo y carga en hombros a Fermín, mientras el puntillero por disposición de la autoridad, corta las dos orejas y el rabo del bravo sandieguino…

Así, a los 16 años, 5 meses y 20 días de edad, Fermín Espinosa Saucedo se había convertido en el matador de toros más joven que la historia reconoce. Ganará la Oreja de Oro de esta su primera temporada mexicana como matador de toros, iniciando una andadura que en palabras de Leonardo Páez:

En la cuerda de los llamados toreros largos, de aquellos que dominan un amplio repertorio de suertes en los tres tercios, es el maestro de Saltillo quien en toda la historia ha mostrado mayor versatilidad e imaginación pero, sobre todo, mayor flexibilidad para adaptar su técnica a diferentes épocas, toros y alternantes. Seguramente en su apacible interior resonaba la sabiduría asiática que aconseja: 'Flexibles para no quebrarnos'…

En esta forma es como principió la forja de uno de los más grandes toreros que ha conocido la Historia del Toreo.

Aldeanos