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lunes, 16 de septiembre de 2024

16 de septiembre de 1934: Ricardo Torres recibe la alternativa en Barcelona

Ricardo Torres fue el triunfador de la temporada de novilladas en El Toreo en 1933. De los 27 festejos que consistió el ciclo, toreó 14, observándose en el elenco que allí se presentó la presencia de nombres como los de Silverio Pérez, Arturo Álvarez Vizcaíno, Alfonso Ramírez Calesero o Manuel Gutiérrez Espartero, quienes bastante darían de que hablar tiempo después. Cuenta Verduguillo en sus Tres Décadas de Toreo en México, la forma en la que se gestó la alternativa de Ricardo Torres en la plaza de la colonia Condesa:

La corrida de Covadonga, que había sido vieja costumbre celebrar, y que era tradicionalmente una de las más rumbosas de cada temporada, no podía celebrarse, porque los toreros estaban muy vistos ya, y el único español de la temporada, Ortega había toreado tanto, y sin interrupción, que ya había colmado la medida; pero entonces, don Antonio Llaguno tuvo una idea; tomó el teléfono y llamó directamente a Madrid a su amigo Victoriano de La Serna, y lo contrató para venir a matar dos corridas de San Mateo... en poco más de una semana lo tuvimos aquí... el “Rex” hacía de Gibraltar a Nueva York cuatro días, y el ferrocarril de Nueva York a la estación de Colonia tres y medio; otros barcos hacían entre La Coruña y Veracruz un promedio de once a quince días de navegación... vinieron las dos corridas de La Serna con los sanmateos: la primera fue la de Covadonga, mano a mano con Balderas, protegido entonces del señor Llaguno; y, la segunda, con Balderas y Ricardo Torres, que recibió la alternativa, esa fue la corrida de la Prensa...

Así pues, esa Corrida de la Prensa se celebró el domingo 18 de febrero de 1934, y en ella, Alberto Balderas, en presencia de Victoriano de La Serna le cedió los trastos para pasaportar al toro Rumboso, primero de la corrida de San Mateo lidiada esa tarde.

Con ese bagaje, el discípulo de Samuel Solís se marchó a España a intentar torear, a sabiendas de que para hacerlo tendría que renunciar a la alternativa recibida en la capital mexicana y torear novilladas para justificar que se le otorgara de nueva cuenta. Su buena manera de hacer el toreo le permite desarrollar una interesante temporada en ruedos hispanos, en la que destacan 5 tardes en Madrid, una en Sevilla y dos en Barcelona. Por ello, la corrida de su alternativa se programó para el día 16 de septiembre de ese año precisamente en la Monumental Barcelonesa, donde le apadrinaría Marcial Lalanda, con el testimonio de Antonio Posada, contándose además con la actuación en el primer y último lugar del rejoneador español Antonio Cañero; los toros serían de Julián Fernández, antes Vicente Martínez y dos de Nemesio Villarroel para el rejoneador. El semanario barcelonés La Fiesta Brava, fechado el 14 de septiembre de ese año, anunciaba:

De padrino oficiará, Marcial Lalanda, al que acompañará Antonio Posada. Los toros serán de Vicente Martínez y antes de la ceremonia habrá un prólogo a cargo del rejoneador Cañero… Ricardo Torres se ha ganado a pulso el doctorado en Barcelona. A la novillada de su presentación vino decidido a ganarse el espaldarazo y la empresa, ante el éxito alcanzado por Torres, se apresuró a ofrecerle la ansiada alternativa… Ricardo Torres llega a la alternativa con el refrendo de los públicos más exigentes de España, ante los que ha demostrado el joven mejicano que hay en él un torero de gran capacidad técnica y de una calidad artística extraordinaria. Esa impresión sacó nuestro público en la novillada de presentación de este artista que el domingo recibirá en España el refrendo de su doctorado en Méjico, ilusión que trajo de su patria y que deseamos vea satisfecha coronada por el éxito más decisivo… ¡Suerte Ricardo!

La corrida del 16 de septiembre de 1934

Abierta la puerta de cuadrillas, sale por delante el caballero en plaza Antonio Cañero, vestido a la usanza campera andaluza, y tras de él a la izquierda de la formación Marcial Lalanda vestido de verde manzana y oro; a la derecha, el sevillano Antonio Posada, quien llevaba un terno rosa palo y oro y al centro, el toricantano Ricardo Torres vistiendo un terno gris perla bordado también en oro. 

El primero de la lidia ordinaria, toro de la alternativa de Ricardo Torres se llamó Verdejo, un toro que de acuerdo a las crónicas era colorado, grande y cornalón. Ante él, la actuación del torero hidalguense que recibía la alternativa fue descrita de la siguiente manera por Fernando Sayos Trincherilla, a la vez cronista y director del semanario La Fiesta Brava:

Ricardo Torres, que vestía flamante terno perla y oro, saludó al que rompió plaza, "Verdejo", castaño, grande y cornalón, con unas verónicas en las que aguantó valerosamente la embestida incierta del enemigo. Se le aplaudió fuertemente, pues hubo en los lances, aparte un innegable valor, mucho arte de torero… Tres veces entró a los caballos el de Fernández, saliéndose siempre suelto, por lo que no hubo ocasión de que intervinieran los espadas… En su afán de complacer. Torres, uno de los banderilleros más grandes que han venido de Méjico, cogió los palos, porfió en todos los terrenos, tratando de alegrar al mansurrón cuya sosería aumentaba por momentos, para prender dos pares en los que Ricardo lo hizo todo… Entre aplausos. Marcial cedió los trastos al neófito, quien abrazó emocionado al padrino, brindando luego a su paisano “Verduguillo”, crítico taurino de “El Universal” de Méjico… Gazapeando tomó la muleta el de los cuernos y Torres, decidido y valeroso lo dobló tres veces con ayudados bajos, perdiendo los avíos en un derrote… Siguió con pases de castigo, muy cerca de los pitones, sin amilanarle los gañafones que le tiraba el galán, y, cuando éste se le puso a tiro, arrancó a herir, pinchó llevándose el arma y repitió con una estocada en la yema que hizo doblar… Hubo aplausos y saludos…

Destaca el hecho de que se hiciera constar en la relación el que Verduguillo hacía labor en aquellas tierras por esos días, siguiendo principalmente, creo, a la pareja Garza – El Soldado que se puso de moda justamente en Madrid en ese mismo calendario.

Por su parte y de manera más escueta, J.M. Hernández, quien escribió la crónica para el diario barcelonés El Noticiero Universal, resume la actuación de Ricardo Torres ante el toro de su alternativa, de la siguiente manera:

Ricardo Torres volvió a tomar ayer tarde la alternativa. La había tomado ya en Méjico este invierno último de manos de Victoriano de La Serna, y al venir a torear a España renunció al doctorado. Cuando se presentó en Barcelona nos impresionó tan favorablemente que dijimos de él se trataba de un gran torero... Con el de la alternativa aun estuvo el muchacho animosillo y torero. Veroniqueó con arte. Puso dos pares de banderillas haciéndolo todo él, porque el bicho esperaba. Lo pasó de muleta cerca, valiente, dominador, salvando por mando en el engaño las coladas del cornúpeto. Mató de un pinchazo sin soltar y una entera caidilla y atravesadilla. Le ovacionaron y salió al tercio...

De lo transcrito se puede advertir que no fue precisamente la alternativa soñada, más como veremos adelante, no ha sido por falta de voluntad de los toreros.

El encierro de Julián Fernández Martínez

Las crónicas que pude consultar se refieren a un a corrida ejemplarmente presentada, aunque la estampa de los toros no correspondiera al juego que después dieron en el ruedo. Señala el ya citado Trincherilla en su crónica del festejo:

Si la bravura hubiera corrido pareja con la presentación, ésta de Julián Fernández hubiera sido una corrida magnífica. El ganadero lo fio todo a la presentación de sus reses – gordas, lustrosas, bien armadas – y el resultado fue una esaborición… Salvo el corrido en quinto lugar – un ejemplar magnífico, berrendo en negro largo, – estupendamente criado y que peleó con alegría y acusó bravura y nobleza hasta el cuarto muletazo – las reses no acusaron aquellas excelentes cualidades que lucieron que los toreros codiciaran la ganadería de Vicente Martínez… Mansotes, reservones, con medias arrancadas, la lidia que dieron estos toros estuvo llena de dificultades, imposibilitando el lucimiento de los espadas…

No obstante, Marcial Lalanda se entretuvo en cortarle el rabo al primero de su lote y Antonio Posada con el quinto de la corrida realizó, a decir de las crónicas, la faena más torera. 

Lo que seguiría en la historia de Ricardo Torres

Ricardo Torres volvería a México a confirmar esta su segunda alternativa a El Toreo el 2 de diciembre de ese 1934, siendo su padrino Domingo Ortega y fungiendo como testigo Antonio García Maravilla, el toro de la ceremonia sería Colorín de Piedras Negras y hasta el año de 1936 volvería a Madrid a confirmarla allá, justamente el 12 de abril de ese año, de manos de Victoriano Roger Valencia II y siendo testigos Pepe Amorós y Pepe Gallardo, cediéndosele el toro Esparragueño de Pallarés Hermanos.

A la altura de esas fechas, Ricardo Torres era el décimo torero mexicano en recibir la alternativa en Barcelona. Antes que él la obtuvieron Carlos Lombardini, Pedro López, Juan Silveti, y Luis Freg en el ruedo de Las Arenas, Joselito Flores en el de La Barceloneta, y Pepe Ortiz, Fermín Espinosa Armillita, Heriberto García y David Liceaga en el de la Monumental.

No obstante, Barcelona seguiría siendo punto de ingreso y destino de la torería mexicana siempre que fue posible ofrecer toros en ese lugar, que más pronto que tarde deberá ser recuperado para la fiesta de los toros.



domingo, 9 de octubre de 2011

12 de octubre de 1977: El Presidente de México va a Sevilla a ver los toros...


28 de marzo de 1976: El candidato López Portillo en los
toros, con su esposa, El Soldado y Calesero

Tiempos hubo en los que la Fiesta de los Toros no era tan políticamente incorrecta y los Jefes de Estado y de Gobierno se dejaban ver en las plazas de toros con frecuencia y lo que es más, obsequiaban a sus visitantes distinguidos con corridas de toros organizadas precisamente en su honor. Aquí en México recuerdo a don Adolfo López Mateos llevando a los toros al en esos días emperador de Etiopía Haile Selassie o al Mariscal Tito de la otrora Yugoslavia y también al personaje que me invita a presentarles estas líneas, José López Portillo, acudiendo a la Plaza México cuando candidato a la Presidencia de la República, durante su campaña electoral, que acompañado de Armillita, El Soldado, Silverio Pérez y Calesero, el 28 de marzo de 1976, asistió junto con su esposa a la 14ª corrida de la temporada 1975 – 76, en la que ante toros de Jesús Cabrera, actuaron el rejoneador Carlos Arruza hijo y los matadores Curro Rivera, Manolo Arruza y Humberto Moro hijo. Es decir, no temió un resultado adverso en las urnas – debo aclarar que era candidato único – por hacer pública su afición a los toros.

José López Portillo y Pacheco fue Presidente de México de 1976 a 1982 y uno de los primeros actos trascendentes de su gobierno en el plano internacional fue el terminar las relaciones de México con el gobierno de la Segunda República Española en el exilio en 1977 – que se mantenían desde 1946 – e iniciarlas con el Reino de España recién reinstaurado. No debo dejar de lado que López Portillo hacía orgullosa ostentación de las raíces hispanas de su familia, los que situaba en una localidad Navarra, Caparroso. Fue hijo de José López Portillo y Weber, hombre de letras y nieto de José López Portillo y Rojas, político en la época porfiriana.

Corrida multipropósito

Imágen aparecida en el ABC de Sevilla con la crónica del
festejo del 12 de octubre de 1977
La corrida del 12 de octubre del 77 tuvo propósitos varios. Primero, la celebración de lo que originariamente se celebraba como El Día de la Raza y que hoy, de una manera más eufónica, se llama El Día de la Hispanidad. Después, también sirvió para apoyar las finalidades de la Asociación de la Prensa de Sevilla y como dirían los vecinos al Norte del Río Bravo last but not least, el agasajar a don José López Portillo, que como Antoñito el Camborio... fue a Sevilla a ver los toros. Para el efecto, se confeccionó un cartel integrado por el diestro de Gines Manolo Cortés, el del Puerto José Luis Galloso y nuestro paisano Manolo Arruza. Los toros inicialmente anunciados eran de los Herederos de Carlos Núñez, aunque al final, el cuarto sería de los Hijos de Eugenio Marín Marcos.

La crónica de Joaquín Caro Romero en el diario ABC de Sevilla, dice sobre el particular lo siguiente:
Tres brindis para México
En la Maestranza estuvo ayer no sólo un político, sino un aficionado a los toros, que sacó más de una vez el pañuelo desde la barrera para pedir la oreja. Pero hay otra faceta en la personalidad de José López Portillo digna de resaltarse. El presidente de la República mexicana es un humanista, un escritor, un poeta. Habrá mucha gente que no lo sepa, por eso yo lo destaco complacido... En México, algunos hombres de letras llegan a ocupar altos cargos políticos. Octavio Paz y Carlos Fuentes, dos extraordinarios escritores de vanguardia, han sido embajadores de México. Y no me extiendo en citar más casos. Antes de comenzar la corrida pensaba yo en uno de los libros que escribió López Portillo, el titulado «Quetzalcóatl», donde su autor trata, en una sugestiva prosa de inspiración lírica, de los orígenes míticos del pueblo mexicano. El espíritu del benévolo dios Quetzalcóatl parecía sobrevolar, mágico y voluptuoso, como un pájaro – serpiente, por las columnas del templo taurino del Baratillo. (Por cierto, esta obra del presidente escritor lleva el mismo título que un gran poema de Luis Cernuda, publicado en una revista mexicana en 1943)… José López Portillo, que es un hombre de visible campechanía, que es un intelectual y se expresa en el mismo idioma que nosotros, sabe lo mucho que hay de Sevilla en México, donde yace, en el Panteón Jardín, nuestro poeta Luis Cernuda, muerto, como tantos exiliados, en la hospitalaria tierra hermana...
Por su parte, don Luis Bollaín, en el mismo diario rememora:
...ayer, 12 de octubre de 1977, en Sevilla... Manolito Arruza nos dejó el paladeo – sin campanas a revolar, ni saludos a la llegada de ningún «Mesías» - de que por la plaza andaba un torero... Una actuación de Galloso cascabelera en sí y premiada con alegre cascabeleo, también, por parte de la presidencia... Cortés – ¡mala suerte en tu lote Manolo! – bordó, con cadencia, ritmo y hondura, los mejores lances de la tarde... A López Portillo – ancha simpatía de brazos abiertos – se le fue para la izquierda la montera brindada; pero, con tino y poder, con casta y amor propio de torero, repitió la suerte y, centrando el gobierno de la montera, la mandó hasta el mismo redondel...
Y también en el sevillano ABC remata don Filiberto Mira:
Estaba en la plaza el presidente de México y el festejo fue realmente un homenaje a su patria que es la de más tradición taurina de cuantas celebran nuestra fiesta. Las lentas, suaves y solemnes verónicas de Manolo Cortés en el quite al tercero fue como un buen recuerdo al buen capotear de Solórzano, de Silverio y El Calesero... Manolo Arruza, nacido allí y con sangre sevillana en sus venas, banderilleó con muchas agallas. En los toros de su lote evidenció que con los rehiletes – como tantos compatriotas suyos – tiene sello propio, pues lo hace levantando los brazos, asomándose al balcón y llegando despaciosamente hasta el filo de los pitones. Con la pañosa estuvo valiente y con el capote variado. Actuación la suya muy en tono mexicano, que no es mala música torera la de los mariachis... ¿Hubiera sido capaz el maestro Armillita de sacarle partido al sexto? Sinceramente creo que no. Lo que le hizo Arruza era lo exactamente correcto...
El resultado final de la corrida fue de un par de silencios para Manolo Cortés, que se enfrentó a Sultán y Serenito (de Marín Marcos) dos orejas y ovación tras aviso para José Luis Galloso, que lidió a Ratonero y Deseado y una oreja y ovación para Manolo Arruza, cuyo lote se integró por Corredor y Lechuguino. Los visitantes presenciaron la lidia de los toros primero y sexto desde el Palco Real y del segundo al quinto desde una barrera de primera fila y recibieron el brindis del primer toro de cada matador.

La realidad es que el viaje de López Portillo fue de promoción para México. Así lo delatan la Revista de tropas que realizara con el Rey Juan Carlos I, las rondas de conversaciones que sostuviera con el Presidente Adolfo Suárez, la presentación del Ballet Folklórico de México en diversos teatros, las ferias de muestras, las charlas que públicamente sostuvo con Felipe González, en esos días uno de los líderes visibles del PSOE y otras actividades, que fueron más allá que ir a Sevilla a ver los toros

En estos tiempos que corren…

Portada del ABC de Sevilla del
12 de octubre de 1977
Lo que me llama la atención de esta historia es el hecho de que a nadie pareció importarle esa presencia en la plaza de toros. Hoy cualquier Jefe de Estado se cuidaría muchísimo de pasar por allí para evitar incomodar a las buenas conciencias. No quisiera imaginarme lo que hubiera pasado, volviendo al anecdotario de don Adolfo López Mateos, si a un Jefe de Estado actual, se le ocurre hacer lo que a éste. Resulta que un día Cagancho fue a buscarle a su despacho. El torero de la calle del Evangelista estaba materialmente tieso. Una vez que le recibió el primer mandatario y el diestro le expuso su situación, llamó a su secretario particular y le ordenó incorporar al señor Joaquín Rodríguez Ortega a la nómina de la Presidencia de la República en calidad de consejero. Una vez que el gitano se retiró agradecido, el secretario preguntó que si ese no era un torero viejo y además español. El Presidente dijo secamente: es mi amigo y está en problemas… ah, y le manda su salario a domicilio… Seguramente en estos días, el Jefe de Estado en cuestión, sería linchado material o políticamente, por su afición y por dilapidar los recursos públicos.

Espero que esto les haya resultado tan interesante como a mí.

Aldeanos