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domingo, 26 de mayo de 2024

26 de mayo de 1968: Gastón Santos lidia en solitario seis toros en Tampico

Gastón Santos aumentó su afición a los caballos durante su estancia en una academia militar en los Estados Unidos donde cursó estudios de secundaria y bachillerato y ya de regreso en México continuó tomando clases de monta a la alta escuela. Como parte de esas clases, se incluían ejercicios relacionados con suertes del rejoneo, mismas que ligadas a su afición por la fiesta de los toros le llevaron a procurarse un mayor y mejor conocimiento del llamado Arte de Marialva.

Para ello se traslada a Portugal y consigue que Joâo Branco Nuncio, una de las piedras angulares del rejoneo lusitano moderno, a su vez discípulo de Antonio Luis Lopes y de Antonio Cañero le admita en su finca y le transmita sus conocimientos. Para el año de 1954, el maestro Nuncio considerará que su discípulo mexicano está listo para la siguiente etapa y le programa la alternativa en el coso de Campo Pequeno para el día 2 de septiembre, en un cartel en el que actuarán él mismo, el rejoneador Francisco Sepúlveda – también discípulo suyo – y los matadores de toros portugueses Diamantino Vizeu y Paco Mendes ante toros de Faustino da Gama.

En esa tarde tuvo una lucida actuación y así se Gastón Santos se convertía así en el primer rejoneador mexicano en ser alternativado en la primera plaza del mundo para el toreo a caballo, para de allí arrancar una carrera que terminaría alrededor de un cuarto de siglo después, presentándose en las principales plazas de México, España y Sudamérica. 

Toreó catorce tardes en la Plaza México, siendo la primera el 6 de marzo de 1955, precediendo a Luis Briones, Emilio Ortuño Jumillano y Juan Posada que confirmaba su alternativa en la lidia de 4 toros de Ernesto Cuevas – uno para rejones – y 3 de Tequisquiapan. El toro de su presentación se llamó Antequerano.

En 1963 haría una primera campaña europea, actuando nueve tardes en ruedos de España. Se presentó en Sevilla el 12 de mayo, tarde en la que cortó una oreja y la tarde final de esa gira la firmó en Madrid, el 23 junio, en una corrida de toros en la que alternaron Antoñete, Joaquín Bernadó y Rafael Chacarte, quienes enfrentaron un encierro portugués de Infante da Cámara. Por su parte, Gastón Santos lidió uno de Dolores de Juana de Cervantes.

Su segunda campaña en ruedos hispanos se dio en 1969 y constó de siete tardes. En esta oportunidad se presentó el día de Santiago en Barcelona, y en Madrid lo haría en dos ocasiones, el 27 julio, para enfrentar un toro de El Pizarral de Casatejada en una corrida en la que Vicente Punzón, Aurelio García Higares, José Falcón, quien confirmaba su alternativa, lidiaron una corrida de Murteira Grave y volvería el 7 de septiembre, en la corrida en la que actuaron de nuevo Antoñete José Falcón con Florencio Casado El Hencho ante toros de José María Moreno Yagüe. El toro que enfrentó el ya llamado Centauro Potosino fue de El Jaral de la Mira.

Seis toros en solitario

El que un torero a caballo enfrente seis toros en solitario es un hecho infrecuente en la historia del toreo. De la información que pude recabar para redactar estos apuntes, solamente pude encontrar breves referencias a lo que traigo a estas páginas virtuales el día de hoy, porque incluso, en su día, la prensa mexicana poco o casi nada se ocupó del hecho.

Para del domingo 26 de mayo de 1968 se anunció en la plaza de toros Rodolfo Gaona de Tampico, que Gastón Santos enfrentaría en solitario una corrida de San José de Buenavista, ganadería guanajuatense con importantes antecedentes vazqueños.

Pude localizar solamente una breve gacetilla en el periódico El Informador de Guadalajara, de la agencia Informex, que reseña lo sucedido en esa corrida y que es de la guisa siguiente:

Tampico, Tamps., mayo 26. - Buena entrada. El rejoneador Gastón Santos se encerró con éxito con seis toros, caso que se produce por primera vez en la historia del toreo... La corrida tuvo en pie un promedio de 460 kilogramos... Gastón cumplió en su primero; cortó una oreja a su segundo; las dos orejas al tercero. Realizó a pie toda la lidia del cuarto, dando una vuelta más, y volvió a cabalgar para lidiar a la jineta al quinto y al sexto, dando en ellos sendas vueltas al ruedo...

Llama la atención lo que se relata acerca de que Gastón Santos se bajó del caballo para lidiar a pie al cuarto de la tarde. No tengo duda de su capacidad y calidad como estoqueador, porque en varias tardes en las que le vi actuar en los ruedos, al no ser efectivos los rejones de muerte, preparaba con eficacia la suerte de matar a pie y se tiraba tras de la espada con decisión, dejando buenas estocadas, pero el hecho de hacerse cargo de la lidia completa de un toro a pie, es algo que no me imaginaba que pudiera haber hecho.

La capacidad y calidad como estoqueador de Gastón Santos queda patente si recordamos que en el año de 1979, se le otorgó el Trofeo Domecq a la estocada de la temporada en la Plaza México por la que le dio al toro Lisboeta de Zotoluca, en la corrida a la portuguesa que allí se dio el domingo 4 de febrero de ese año, misma que fue de extraordinaria ejecución y colocación.

En suma, la tarde del 26 de mayo de 1968 en Tampico, resultó ser para Gastón Santos una de esas que resultan ser auténticamente redondas para un torero, porque pudo probarse a sí mismo y a quienes se reunieron en la plaza a verle actuar, que tenía la capacidad artística y técnica para resolver los enigmas que le representaron los seis toros que enfrentó en esa oportunidad.

La continuación de su carrera

Gastón Santos fue un torero que mantuvo firme el bastión del toreo a caballo en nuestro país durante un cuarto de siglo. Toreó en ese lapso alrededor de 1,350 corridas de toros y se preocupó por que el rejoneo tuviera presencia en las principales plazas y ferias de la República, consiguiendo, el 22 de abril de 1974, que se incluyera por primera vez en una feria, la de San Marcos, una corrida del arte del rejoneo. 

También se dedicó a la crianza del caballo lusitano y del toro de lidia, esto último a partir del año de 1966, llevando líneas de origen Saltillo con simiente de Campo Alegre y Mariano Ramírez y de Parladé, con simiente de Palomeque, formada con vacas y sementales españoles de Gamero Cívico.

Torea su última corrida en la Plaza México el 2 de marzo de 1980, conmemorando el vigésimo quinto aniversario de su alternativa, cuando abrió la tarde en la que actuaron Gabriel de la Casa, Marcos Ortega y Cruz Flores ante toros de Santoyo. El último toro que enfrentó se nombró Don Cosme, de la ganadería tlaxcalteca de Zotoluca.

Vendrá a Aguascalientes por vez final el 5 de mayo de 1982, para actuar en una corrida nocturna en honor al Cuerpo Diplomático acreditado en México, junto con Gerardo Trueba y los matadores a pie Mariano Ramos y Marcos Ortega, con un variopinto encierro de San José de Buenavista.

La tarde final de su dilatada carrera la torearía el 2 de abril de 1983, en Tantoyuca, Veracruz, cuando formó cartel con Manolo Espinosa Armillita, Jesús Solórzano y Ernesto Sanromán El Queretano, para lidiar toros de su propia ganadería, anunciada como Palma Cerrada.

A partir de esa fecha, el nombre de Gastón Santos seguiría apareciendo en los carteles, pero ya en el renglón correspondiente al ganadero. Siguió también dedicado a la cría de los caballos lusitanos, actividad de la que fue el pionero en México.

Gastón Santos falleció en su rancho de San Luis Potosí, a los 92 años de edad, el 17 de enero de este 2024, siendo el decano de los rejoneadores. Esta es una pequeña estampa de su historia en los ruedos, de la que queda mucho por contar todavía.

lunes, 22 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (III)

Segunda corrida de feria: Orejas para todos los rejoneadores

La década de los setenta trajo un revulsivo para el toreo a caballo en los ruedos europeos. Los hermanos Ángel y Rafael Peralta junto con Álvaro Domecq y el lusitano José Samuel Lupi, integraron una formación que pronto fue llamada Los Cuatro Jinetes del Apoteosis y toreaban alrededor del centenar de tardes por temporada. Con el avance de la década se les agregaron nombres como Manuel Vidrié, Javier Buendía o el Conde de San Remy, quienes le dieron, insisto, nueva vida al toreo ecuestre.

En México, el rejoneo avanzaba con más lentitud, pues a más de Juan Cañedo, quien para esos días ya estaba en el retiro y de Gastón Santos, quien era el principal representante de nuestros toreros a caballo, contados eran aquellos que lo practicaban de manera profesional. Pero el hecho de que al otro lado del mar se desarrollara una nueva etapa de esta vertiente de la fiesta, invitó a varios a intentar desarrollarse en ella y así, los hermanos Felipe y Evaristo Zambrano, Jorge Hernández Espinosa primero y después su hijo Jorge Hernández Andrés ofrecieron a las empresas opciones en este sentido.

Así y con la llegada de don Pedro Louceiro a México, se empezó a buscar la manera de ofrecer a la afición mexicana en las ferias y temporadas al menos una Corrida del Arte del Rejoneo, en la que los toreros a caballo no fueran meros teloneros del espectáculo esperado por las mayorías, y así, en Aguascalientes, el 22 de abril de 1974, se ofreció por primera vez una de ellas.

La corrida del arte del rejoneo

El anuncio del festejo era en sí atractivo. Se invitaba a la asistencia a la corrida, indicando que se presentarían en ella cinco millones de pesos en caballos. De hecho, a la hora del sorteo – allí estuve – en el patio de caballos de la Plaza San Marcos, varios de esos hermosos ejemplares estuvieron allí a la vista del público, de manera que se pudiera constatar la calidad de las monturas de quienes actuarían esa noche.

También en los corrales estaba un muy bien presentado encierro de El Rocío, ganadería de origen Murube, fundada por don Manuel Buch y en esas calendas ya propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez, que llamó la atención de los aficionados. A este propósito escribió para El Heraldo de Aguascalientes, su cronista Alejandro Hernández:

Con menos de media entrada en ambos tendidos y muy buena en el callejón, se dio la segunda corrida de feria con la participación de los rejoneadores Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que lidiaron una verdadera corrida de toros procedente de la ganadería de El Rocío que resultaron bravos para los montados…

Quien escribió la breve reseña que apareció en El Sol del Centro – no aparece firmada – asegura que la entrada cubrió tres cuartas partes de los tendidos. Mi personal recuerdo en este caso, se ajusta más al de la media entrada, porque la realidad es que fue muy floja la asistencia a esta corrida, lo novedoso del festejo no fue atractivo suficiente para llevar a la gente a los toros.

El triunfo de don Pedro Louceiro

Al final de cuentas quien se alzó como el triunfador de la corrida fue el rejoneador lusitano Pedro Louceiro, quien cortó dos orejas al toro que lidió en solitario, que fue el segundo de la noche. Así describe Alejandro Hernández su actuación:

En segundo término y su casaca de tabaco y oro, el maestro del rejoneo Pedro Louceiro, quien recibió al astado a porta gayola, clavándole el primer rejón de castigo ante el asombro del respetable por lo valeroso de la acción… Toda una señora cátedra nos ha ofrecido don Pedro Louceiro, en las suertes del rejoneo, al clavar rejones y banderillas con gran acierto y en muy buen sitio, en el terreno de adentro, o sea, pasándose el caballista entre el toro y las tablas, resultando en un espacio donde apenas cabía el caballo. También supo lucirse al torear con el caballo, llevando al toro prendido en la cola del equino, con gran temple y suavidad, mató desde su montura, consiguiendo que la res doblara merced a la magnífica colocación del rejón de muerte, ya que éste quedó en todo lo alto, para que el juez le otorgase las dos orejas, y dar con ellas la vuelta al ruedo…

En retrospectiva, creo que puedo afirmar que don Pedro era el rejoneador que más sitio tenía de los actuantes esa noche, lo que le permitió aprovechar a cabalidad al buen toro de El Rocío que le tocó en suerte.

El resto de la corrida

Gastón Santos le cortó una oreja al toro que abrió plaza y Felipe Zambrano recibió, después de fallar varias veces con el rejón de muerte, las dos orejas de su toro, mismas que se le obligó a tirar. Por su parte, Jorge Hernández Andrés también fue premiado con las dos orejas del toro que mató en solitario.

Los dos últimos toros de la corrida fueron lidiados en colleras. El quinto de la noche le correspondió a Gastón Santos y Pedro Louceiro y fue de Las Huertas, según las crónicas, en tanto que el sexto, éste sí, de la ganadería titular, fue para Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés. Ambas colleras fueron ovacionadas tras de terminar su actuación.

El caballo Triunfador

Triunfador uno de los caballos de la cuadra de Gastón Santos, fue alcanzado y herido en el vientre por el primero de la tarde, al tratar de clavar un par de banderillas a dos manos. Al parecer la herida revistió gravedad, según escribió el relator de El Sol del Centro:

Al final del festejo Gastón se mostraba alarmado, pues uno de sus caballos, “Triunfador”, al que alcanzó el primer toro, estaba grave, acusando una cornada en el vientre. Le inyectaron suero y el caballista potosino ordenó que posteriormente fuera llevado a San Luis donde le operaría un veterinario de las confianzas del torero. Se mostraba pesimista y creía que su caballo, ya de quince años, moriría finalmente…

En la crónica de El Heraldo, se afirma que la cornada pudo ser causada por el hecho de que Triunfador ya tenía quince años de edad y por ello, sus facultades estaban ya mermadas. Ya no se informó en el resto de la feria, sobre el estado del caballo.

Hacia el futuro

Sería hasta el 4 de mayo de 1995 cuando la Feria de San Marcos volviera a ver una corrida de rejones en su programa. El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron toros de La Soledad, que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de esa corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

Posteriormente se ha regresado al formato tradicional de llevar a un rejoneador por delante o al de la llamada corrida mixta, aunque este año, el día 1º de mayo, se retoma este tipo de corrida de toros, infrecuente todavía en nuestro país.

domingo, 11 de julio de 2021

Gastón Santos, decano de los rejoneadores

Gastón Santos
Plaza de Las Ventas, Madrid
Gastón Santos Pue nació en Tamuín, San Luis Potosí el 12 de julio de 1931. Es hijo de un connotado militar y político mexicano que fue diputado federal, senador y gobernador de su estado. Se educó en una academia militarizada en los Estados Unidos, donde encauzó su afición por los caballos y ya de regreso en México siguió tomando clases de monta a la alta escuela. En esas clases, como ha sucedido en muchos casos, se presentan ejercicios relacionados con suertes del rejoneo y esos ejercicios y su afición por los toros llevaron al joven Gastón Santos a procurar a un buen instructor en el llamado Arte de Marialva.

Es así que se traslada a Portugal y consigue que Joâo Branco Nuncio, una de las piedras angulares del rejoneo portugués moderno, a su vez discípulo de Antonio Luis Lopes y de Antonio Cañero le admita en su finca y le transmita sus conocimientos. Será en el año de 1954, cuando considere el maestro Nuncio que su discípulo mexicano está listo para la siguiente etapa y le programa la alternativa en el coso de Campo Pequeno para el día 2 de septiembre, en un cartel en el que actuarán él mismo, el rejoneador Francisco Sepúlveda – también discípulo suyo – y los matadores de toros Diamantino Vizeu y Paco Mendes ante toros de Faustino da Gama.

El festejo se hizo público el día 28 de agosto cuando se anunció en las páginas del Diario de Lisboa y el día 30 de ese mes apareció la siguiente nota publicitaria:

Jueves 2 de septiembre a las 22 hrs. 8 hermosos toros 8 de variedad española de la ganadería acreditada en Excmo. Sr. Faustino da Gama. Una corrida que será memorable por su perfecta organización.

El Maestro JOÃO BRANCO NUNCIO Dará la alternativa de un torero al distinguido caballista mexicano GASTON SANTOS, de quien es íntimo amigo. FRANCISCO SEPULVEDA Un artista tan querido por el público volverá a revelar sus méritos en el arte del toreo a caballo.

Pero por si esto fuera poco, los amigos de la Fiesta Brava tendrán la oportunidad de presenciar un sensacional mano a mano, que será inolvidable, entre nuestros dos grandes matadores portugueses.

DIAMANTINO VIZEU y FRANCISCO MENDES, cada uno con su propia característica individual son dos ases consagrados por la afición. Ambos tienen su estilo y también sus admiradores. El público, sin parcialidades, tiene ahora el momento de elegir su ídolo: ¿DIAMANTINO?, MENDES? Aquí está lo desconocido que se presenta a los aficionados.

El Excmo. Ricardo Rhodes Sergio dirigirá el distinguido Grupo de Forcados Amateurs de Santarém, cuyas tradiciones de valentía se han establecido desde hace mucho tiempo. La venta de entradas comienza hoy en la taquilla de Plaza de los Restauradores 7, Tel. 21712. Señores, los abonados deben recoger sus entradas antes del día 30 y 31. Después de este período, perderán el derecho a sus apartados.

El reclamo publicitario fue eficaz. Campo Pequeno tuvo un lleno esa noche y la actuación de los toreros a caballo fue exitosa. El Terrible Pérez, cronista del Diario de Lisboa, refiere, el día después de la corrida, lo siguiente acerca de su actuación y de la alternativa de Gastón Santos:

Campo Pequeno se llenó por segunda vez y, si pregunta por qué el queso tenía agujeros antes, cada uno atribuye el milagro a su propio tronco. Solo mediante un balance retroactivo, o la futura exclusión de nuevos elementos, se podría llegar a una conclusión que, de hecho, es más importante para la empresa y para los propietarios. Pero el partidismo prevalece, y afortunadamente, en cierta medida, y ayer, además de la riada, hubo debate de opiniones, llegando al punto de dar en el 6 y gritar a todo el mundo. Que la corrida fue a menudo animada, y los toros del Sr. Faustino da Gama, todos bien presentados y satisfaciendo a casi todos, se debe, en gran parte, al éxito de los toreros, empezando por el caballero Joâo Branco Nuncio, a quien le gusta la bravura de esta vacada, que en esta oportunidad le dio una apoteosis triunfal. Antes, le había dado la alternativa a Gastón Santos. Joven mexicano que lo eligió como maestro, y que se formó en el toreo ecuestre a la portuguesa, con casaca bordada y tricornio de plumas. Por todo ello, recibió bien merecidos elogios, el joven caballero fue aplaudido y brindado incluso por los valientes forçados amadores de Santarém, que brindaron, junto con Joâo Nuncio, por el exiliado Simâo da Veiga…

Gastón Santos se convertía así en el primer rejoneador mexicano en ser alternativado en la primera plaza del mundo para el toreo a caballo. Y de allí arrancaría una carrera que terminaría tres décadas después, actuando en las principales plazas de México, España y Sudamérica. Se presentó en la Plaza México el 6 de marzo de 1955, precediendo a Luis Briones, Emilio Ortuño Jumillano y Juan Posada que confirmaba su alternativa en la lidia de 4 toros de Ernesto Cuevas – uno para rejones – y 3 de Tequisquiapan. El toro de su presentación se llamó Antequerano.

Regresaría a Europa en 1963 y se presentaría en Sevilla y en Madrid. En la Maestranza incluso cortaría una oreja en su debut, el 12 de mayo, en una novillada en la que actuaron Luis Parra Jerezano, Curro Montenegro y nuestro paisano Oscar Realme, que también debutaba. De su actuación allí, Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II, escribió en el ABC hispalense:

El caballero en plaza Gastón Santos venía precedido de renombre, que justificó plenamente en su debut en la plaza del Arenal. Vistosamente ataviado a la federica, realizó montas notabilísimas, seguras y espectaculares, sobre corceles de bella estampa, que evidenciaron perfecta doma, a la par que demostró relevantes cualidades de lidiador, cuyos méritos encarecieron las condiciones de su enemigo, un novillo de don José Luis Hidalgo Rincón, distraído, de irregular embestida y quedado al final... Siempre hizo la reunión con habilidad y justeza y siempre clavó en lo alto. Una certera lanza de muerte acabó rápidamente con el novillo, del que, a petición unánime, le fue otorgada al caballero una oreja. Brillante presentación la del rejoneador mejicano, rubricada por admirativos clamores...

El 23 de junio siguiente haría lo propio en Las Ventas en Madrid. Ahora en una corrida de toros con Antoñete, Joaquín Bernadó y Rafael Chacarte. Los toros serían de Dolores de Juana de Cervantes para rejones y 6 de Infante da Cámara para los de a pie. Una típica corrida del verano madrileño. Las crónicas se concentran en la alabanza de la bravura de los toros portugueses y reseñan con brevedad la actuación de quien ya era anunciado aquí en México como El Centauro Potosino, así, José María del Rey Caballero Selipe, en la Hoja del Lunes del día siguiente a la corrida, dice:

Abrió el espectáculo el rejoneador mejicano Gastón Santos, que salió vestido a la usanza de los caballeros en plaza portugueses; montó con soltura y dominio magníficos caballos, consintió al enemigo, emplazado, y clavó, con diversa suerte, arpones, banderillas y rejones de muerte; remató al enemigo pie a tierra. Creemos que puede alcanzar superior brillantez...

Toreó también en Santa Cruz de Tenerife – donde abrió su campaña –, El Puerto de Santa María y Barcelona en esa campaña. Volvería a ruedos españoles en 1969.

Es en la década de los 70 cuando junto con don Pedro Louceiro impulsa la cultura del toreo a caballo entre los aficionados mexicanos. Así, logra que en la Feria de San Marcos de 1974 se incluya por primera vez una corrida de rejoneadores, que se celebró la noche del 22 de abril de ese año y en la que actuaron tanto Gastón Santos como don Pedro, junto con Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés en la lidia de toros de El Rocío y Las Huertas, en la que todos cortaron orejas y en la que Triunfador uno de los caballos veteranos de la cuadra de Gastón resultó con una cornada de consideración.

Después, para los festejos del aniversario de la Plaza México en 1979, convencen al doctor Gaona de dar una corrida a la portuguesa, es decir, con el paseíllo donde los rejoneadores parten plaza en carruajes, los toreros de a pie, salen por un costado, los forçados por el otro y se hacen las llamadas cortesías. Ese 4 de febrero, domingo, actuó junto con don Pedro Louceiro, Jesús Solórzano y el torero de Mozambique, Ricardo Chibanga, que confirmaba su alternativa. Fue un espectáculo de gran lucimiento y que, atrajo a muchos aficionados y a una gran cantidad de curiosos.

El intento era para, decía, difundir la cultura del toreo a caballo, para quitarle el sambenito de ser una especie de añadido extraordinario o lúdico que poco o nada tenía que ver con lo que se podría considerar el programa principal, que sería el cartel de toreros a pie – aunque más de alguno haya utilizado rejoneadores con tal fin – y eso motivó que muchos jóvenes se interesaran primero, por aprender la monta a la alta escuela y de allí, a un paso, el toreo a caballo.

En nuestro país impulsó y defendió el sitio de los rejoneadores mexicanos. Creo que no es casualidad que sea precisamente el estado de San Luis Potosí donde se concentre una importante veta de dinastías de rejoneadores de renombre, con los que, curiosamente aquellos llegados de ultramar, en sus giras invernales, no gustan de alternar. Es sintomático, desde mediados del pasado siglo, que los toreros de a caballo que vienen de Europa, en pocas tardes actúan en carteles con los nuestros. 

Gastón Santos fue durante algo más de treinta años el representante más destacado del toreo a caballo de México. Cumple mañana noventa años de edad y con seguridad es el decano de los rejoneadores en el mundo. ¡Que los lleve de maravilla!

domingo, 20 de diciembre de 2020

En el centenario de Carlos Arruza (y XVII) / I

Carlos Arruza. Torero a caballo

Carlos Arruza
Cortesía: altoromexico.com

Si hemos de aceptar lo que Ignacio Sáez Boil narra en su obra Antología del Toreo a Caballo, la primera vez que Carlos Arruza toreó a caballo fue en Lisboa el año de 1939. Esta historia la recoge a su vez Luis Nieto Manjón en La Historia Insólita del Toreo a Caballo, de la manera siguiente:

La importancia del matador de toros Carlos Arruza en el toreo – fue uno de los máximos competidores de ‘Manolete’ – es trascendental y muy conocida; en contraposición a su breve e insólito paso por el rejoneo. Sáez Boil apunta que en 1939, en Portugal, un aficionado le hizo una apuesta al inquieto y valiente diestro mexicano. La misma consistía en rejonear un astado a caballo. El historiador asevera:

«Entrenando media hora con una montura prestada, lidió un novillo sin embolar... En América, Portugal y España se hizo un sitio en los carteles con su simpatía y pundonor. Su empeño en abrirse nuevas sendas le hizo progresar rápidamente, dominando incluso los pares de banderillas a dos manos...»

Por supuesto que ese hecho aislado no se puede interpretar como el arranque de la carrera del Ciclón Mexicano como rejoneador. No sería más que una mera anécdota, pues en esos días sus ilusiones y sus intereses estaban fijados en ser figura del toreo a pie, lo que, como hemos desarrollado ya en esta serie, consiguió con creces. La etapa del toreo a caballo vendría de forma deliberada, meditada y bastantes años después.

Las angustias del retiro

Cuando tras de la Corrida Guadalupana de 1953 y la de Ciudad Juárez del siguiente domingo a beneficio de su cuadrilla, Carlos Arruza se decide a dejar los ruedos y dedicarse al campo y a su familia, pronto entra en una espiral que había padecido en el tiempo de la primera vez que decidió irse de los ruedos, en 1948, la de no tener una actividad con la cual ocupar una gran parte de su tiempo y sobre todo, mantener contacto con la gente que lo admiraba. En ese año del 48 incluso llegó a incursionar al servicio público, pero su honradez intachable le impidió aceptar determinadas costumbres inveteradas y lo dejó.

Esta ocasión su compadre Jesús Solórzano le propuso aprender a montar a la alta escuela y aprender a jugar polo, un deporte en el que tendría contacto con el público, en el que en principio no estaría de constante gira por todas partes y con el que podría consumir esa angustia de no saber qué se es, como decía Rafael Rodríguez cuando estaba a las puertas de la despedida.

Carmelita Madrazo, en el libro biográfico de El Rey del Temple brevemente narra esta cuestión:

Carlos fue motivado por Ponciano para que aprendiera a montar a caballo, cosa que no sabía hacer ni le interesaba. Pero como el matador Solórzano pretendía que algún día Carlos Arruza jugara polo, de allí la insistencia para que Arruza supiera montar; efectivamente que aprendió, pero jamás lo convenció de que jugara al polo, por considerar Arruza que era un deporte muy peligroso.

Entonces Chucho le aconseja compre la ganadería de Pastejé. Al comprarla el matador Arruza, se traslada a vivir al campo y las visitas de Solórzano a la ganadería eran muy frecuentes.

Dicha hacienda Chucho la conocía perfectamente. Primero, había pertenecido a sus parientes los Pliego, luego a don Eduardo Iturbide y Tono Algara...

Verbalmente, Salvador Solórzano me contó que Arruza intentó jugar polo, pero que en una caída de un caballo se lastimó un hombro y que por ello desistió del intento. Mi impresión es que la consideración del peligro no hubiera hecho a Arruza dejar de jugar polo, más bien, creo que en el aprendizaje de la monta a la alta escuela se encontró con algo que llamó más su atención y fue precisamente el toreo a caballo.

El aprender a montar y la tenencia digamos, ilimitada, de toros en el campo son una combinación que fácilmente pueden mitigar la angustia a la que vengo refiriéndome. Ya había citado lo que Budd Boetticher, en el biopic Arruza decía a partir de un hecho campero de una vaca o novillo desmandado:

La tranquilidad de la vida en el campo era una bendición, pero la rutina diaria de Pastejé se volvió aburrida y el fastidio era una nueva y misteriosa experiencia para Carlos Arruza… Entonces, una tarde sucedió… hay un caballo suelto, un vaquero se descuidó al atarlo… una vaca que va a reunirse con la manada… una vaca embravecida embiste a cualquier cosa en movimiento… el plan de Arruza es muy simple, atraer a la vaca hacia él y llevarla hacia la manada… ahora con el sombrero, está atrayendo a la vaca… Mari Arruza reconoce ese juego por su niñez vivida en Sevilla… se llama rejoneo…

Así es que decide iniciar un nuevo camino por los ruedos con la cuadra de caballos portugueses que en principio había adquirido con la única finalidad de aprender a montar.

La primera etapa

Carlos Arruza inicia su andar como torero a caballo en Nogales, el 16 de septiembre de 1956 con toros de Pastejé, su ganadería y llevando en el cartel a Luis Briones y Luis Solano, comenzando así un camino que tendría un punto y seguido cuatro años después, en Ciudad Juárez. 

Es en este tiempo cuando se decide volver a los ruedos europeos, en los que había dejado de actuar desde 1952, el año de las corridas del millón y contrata para 1957 veintinueve fechas, siendo el segundo del escalafón de rejoneadores detrás de Ángel Peralta. Inicia su trayectoria allá nada menos que en Lisboa, donde actúa los días 14 de abril y 19 de mayo, anunciándose en la publicidad del Diario de Lisboa que torearía a pie y a caballo

Las crónicas de El Terrible Pérez en ese mismo periódico aseguran que clavó buenos fierros, entrando directo por dentro, siempre con alegría y destreza, realizando acertados pasos y recortes y consumando las suertes con facilidad. Es decir, aunque el público lisboeta esperaba ver al torero de a pie, reconoció que Carlos Arruza era también un buen torero a caballo.

La presentación en España sería en Barcelona, el 2 de junio siguiente, para lidiar por delante un toro de Manuel Sánchez Cobaleda junto con José María Martorell, Miguel Báez Litri y Manolo Vázquez, quienes se enfrentarían a un encierro de Baltasar Ibán. La tarde fue un acontecimiento. La crónica de Eduardo Palacio en La Vanguardia de Barcelona, refiere que dentro del gran lleno observó en los tendidos al Ministro de Comercio, al Capitán General de la Región, a toreros retirados como Julio Pérez Vito, Chaves Flores, Manolo Carmona o Esparterito y también expresó lo siguiente:

Tarde calurosa y sol verdaderamente cegador... Estamos a 25 de julio. Santiago, Patrón de España… La tarde de toros a que aludo tuvo efecto el año de 1944. El cartel componíanlo seis reses de Cobaleda para Manuel Jiménez «Chicuelo», el espada local Mario Cabré y trufado entre ambos, un diestro azteca de raigambre española llamado Carlos Arruza que hacía su presentación en Barcelona... Al final de la corrida el espada fue tomado a hombros, paseado así primero por el circo y luego por la avenida de José Antonio y Ramblas hasta el Hotel España donde se hospedaba... Pues bien, desde hace unos meses se aseguraba en los medios taurinos que Arruza volvía a los ruedos como rejoneador y que haría su presentación en la madre Patria, en una de las benéficas corridas de más tronío de las que anualmente tienen por escenario el coso de la capital de España. No lo creí ni me hice eco de ese rumor, por entender que si Arruza era verdad que públicamente pisaba un circo taurino, habría ser necesariamente el de Barcelona el primero. Aquí se hizo, aquí se le clasificó de fenómeno y aquí tiene, a más de infinitos admiradores, un empresario que siempre lo ha querido y mimado como merecía. En efecto, el domingo, con la Monumental abarrotada... presentóse el rejoneador don Carlos Arruza... En el tendido 5 exhibíase un cartelón que decía: «Arruza, tu Peña te saluda». Hizo el paseo y ocurrió lo que tenía que ocurrir... Porque si en la presentación recordada cortó dos orejas, igual número de ellas recibió al volver como caballista a Barcelona... El artista es el mismo y el público idéntico. Igual que hace doce años...

Mejor arranque de campaña española no pudo tener. Cuatro días después, el 6 de junio, se presentó en Las Ventas, en la Corrida de Beneficencia. Allí las cosas no se dieron bien para Arruza, ni para Aparicio, Litri o Manolo Vázquez, pues los toros de Urquijo y Felipe Bartolomé apartados para lo que entonces era la fecha más señalada del calendario taurino de España se encargaron de dar al traste con ella. En la crónica que hace José María del Rey Caballero Selipe para el ABC madrileño, señala que Arruza se baja del caballo a petición de la parroquia, pero que sin alarde, únicamente prepara la suerte y descabella con efectividad.

El siguiente puerto de montaña de Arruza en España es en Sevilla y llega allí el 21 de junio, para actuar en la Corrida de la Prensa. Actúa junto con Antonio Vázquez, Pepe Cáceres y Mariano Martín Carriles. La crónica de Gómez Bajuelo para la edición sevillana del ABC señala que Arruza, de nuevo, únicamente bajó del caballo para descabellar y al terminar su labor fue llamado al tercio a saludar, agregando que bien pudo dar la vuelta al ruedo, sin que nadie se lo hubiera reclamado. 

Al margen de su actividad en los ruedos hispanos, el 27 de mayo le fue entregada en Santander la Gran Cruz de Beneficencia, otorgada por el Gobierno de España en reconocimiento a sus repetidos gestos solidarios con distintas causas nobles en aquellas tierras. La entrega se realizó por el General Díaz de Villegas, Director de Provincias Africanas previo a la novillada en la que actuaron Rafael Pedrosa, Claudio Prieto y Juanito Vázquez ante novillos de Salvador Guardiola.

Completó esa campaña en ruedos de ultramar en las plazas de Palma de Mallorca, Cabra, Badajoz, Zaragoza, Valencia, Jerez de la Frontera, Huelva, Alicante, Málaga, Cádiz, San Sebastián, Santander, Linares, Cehegín y Zamora.

El día de mañana concluiré con estos apuntes.

Aldeanos