La historia de Antonio Velázquez en los ruedos es la de un torero que, a despecho de los obstáculos que la vida y los toros le pusieron en el camino, a partir de una templanza acerada y una voluntad a prueba de cualquier reto, logró escalar las más altas cumbres de la tauromaquia. Comenzó como banderillero en las principales cuadrillas mexicanas y de allí, como antes, dejó de vestir de plata para iniciar su camino como jefe de la suya propia, distinguiéndose siempre por su valor, su honradez y por su entrega en todas las plazas.
Para la cuarta y última corrida de la Feria de San Marcos de 1961 se anunció precisamente para encabezar el cartel a Antonio Corazón de León, quien después de varios abriles de ausencia, regresaba al coso de la calle de la Democracia. Formaron terna con él el mazatleco José Ramón Tirado y el hidrocálido y trianero Rubén Salazar, quien reaparecía también un día antes de cumplirse el primer aniversario de su alternativa en el mismo escenario. Les precedería en la lidia de un toro el rejoneador Gastón Santos. El encierro anunciado era de la ganadería aguascalentense de Peñuelas.
La corrida tuvo como protagonista al toro y del encierro destacó uno llamado por su criador Pajarito, que vino a hacer efectivo el dicho aquél de que no hay quinto malo. Don Jesús Gómez Medina narra así los sucesos del festejo:
Profusión de apéndices en la 4a corrida de Feria. Bravo encierro de Peñuelas, destacando “Pajarito”, el mejor burel de la Feria. Vaya por delante la enhorabuena más cordial y entusiasta para la afición hidrocálida... Ayer su intuición y su perspicacia quedaron puestas de relieve cuando, a despecho de lo espectacular de la actuación de Ramón Tirado con su segundo y pese a la miopía de la Autoridad, fue el público de sol el que impuso su recto parecer a toda la plaza, cuando, a voz en coro, rindió pleitesía a las excepcionales dotes de dicho astado. ¡A la extraordinaria nobleza, alegría y docilidad de “Pajarito”, de Peñuelas! ¡El toro de la Feria, sin lugar a dudas!... Aquellas primeras aclamaciones – ¡Toooro!... ¡Tooro! –, obligaron al resto de la concurrencia a parar mientes en lo que en el ruedo ocurría, ¡Teníamos ante nuestros ojos, un auténtico ejemplar de bandera: bravo, sí, pero, a la vez, dueño de una sedeña y templada embestida! ¡Y tan noble, como diez generaciones de reyes!... Ante un adversario de tan estupendas características, Tirado realizaba monerías de toda especie. Pero pasárselo una y otra vez por el pecho, y ligar los muletazos mandando y pudiendo con el burel, toreando en suma, ¡eso, muy pocas veces!... Aquél primer estallido de admiración quedó prolongado en la triunfal vuelta que los aficionados – ¡los aficionados, conste, no la autoridad! – hicieron obligatoria para los despojos de “Pajarito”... ¡Enhorabuena afición de Aguascalientes!... Lucida reaparición de Velázquez. En su reaparición, Antonio Velázquez mostró el valor constante, sereno de antaño, aunado al aplomo y a la seguridad fruto de sus muchos años de bregar con los toros... Ayer, mediante su derroche de agallas, el leonés hízose aclamar desde el primer momento. Y si en su primero, luego de un valiente y lucido trasteo, coronado con media en lo alto, recibió las dos orejas – galardón excesivo, a nuestro ver –, con el aditamento de la vuelta al ruedo, que acabó difícil y con un lado izquierdo francamente intocable, Velázquez hizo derroche de agallas y expuso y se pasó al pajarraco por la pechera, llevándose inclusive un achuchón con rotura de la taleguilla. Estocada, oreja y dos vueltas, una a hombros de unos intrusos capitalistas. A este su segundo adversario, Velázquez le dio la bienvenida lanceándolo en forma torera y brillante...
Al final el resultado fue superior en apéndices cortados para Antonio Velázquez, además de que su actuación fue más acorde a las condiciones de los toros que le cupieron en suerte. José Ramón Tirado obtuvo las dos orejas de Pajarito, pero con los asegunes que el cronista pone en su relación. Por su parte, tanto el caballista Gastón Santos, como Rubén Salazar saludaron ovaciones en el tercio.
De nuevo, el toro resultó ser uno de los grandes protagonistas de este festejo que quedó para la historia.
El festejo de hoy: Corrida de la Oreja de Oro. Seis de Rosas Viejas - sustituyen a los rechazados de Suárez del Real - para César Delgadillo, Juan Luis Silis, Jorge Delijorge, Antonio García El Chihuahua, Gerardo Adame y Luis Conrado.
Xavier:
ResponderEliminarSi hay toro, todo se ve de otra forma, hasta la tarea del matador por supuesto. Pero quería detenerme en esa ascensión de Antonio Velázquez, ese "cómo antes". Creo que por aquí, el último caso pudo ser el de Mario Coelho. Es verdad que Montoliú pasó de la plata al oro, pero más bien para aprovechar una corriente favorable, pues en su momento ya lo intentó y no pudo doctorarse, y cuando lo hizo, mostró claramente cual era su sitio, el de un gran banderillero.
Un saludo
Enrique: La historia de Antonio Velázquez es una de esas que merecen ser contadas, pues fue figura vestido de plata y de oro, algo de lo que pocos en estos tiempos se pueden ufanar. Hay por aquí en La Aldea algunas cosas que he escrito sobre él y así lo reflejan. Gracias por pasar por esta Aldea.
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