Alfredo Leal fue llamado El Príncipe del Toreo. Creo que no es necesario aclarar que el sobrenombre le viene de la elegancia de su porte y de la que llevaba implícita en sus maneras al hacer el toreo. Aunque el 16 de septiembre de 1952 había recibido en la Plaza México una alternativa de manos de Carlos Arruza y fungiendo como testigo José María Martorell, renunció a esa dignidad en 1953 para ir a España a hacer campaña como novillero. Debutó en Madrid el jueves 26 de agosto de ese año alternando con Luis Francisco Peláez y Alfonso Gómez en la lidia de novillos de Juliana Calvo, Alicio Tabernero y Sánchez de Terrones, con una actuación que le vale la repetición el domingo siguiente, tarde en la que corta una oreja a un novillo de Alicio Tabernero.
Su última comparecencia madrileña en el escalafón inferior en Las Ventas se produjo el 20 de septiembre de ese 1953 fecha del cartel que da pie a que yo meta hoy los míos, cuando para lidiar de nueva cuenta novillos de don Alicio Tabernero, de Villanueva de Cañedo, Salamanca, se le anunció junto con el murciano Ramón Barrera y el donostiarra José María Recondo. Al final solamente se lidiaron cuatro novillos de los anunciados, porque el tercero fue devuelto a los corrales por su invalidez ostensible – cojeaba visiblemente decía la crónica del ABC – y fue sustituido por uno de Ángel Rodríguez de Arce y el quinto, desde el reconocimiento fue sustituido por uno de José Tomás Frías. Así, Leal mató el de Rodríguez de Arce y solamente uno de los titulares.
La entrada fue un lleno, aunque hoy como ayer, la concurrencia fue variopinta, como lo refleja la relación del festejo que para el ABC madrileño escribió quien firmó como M.M.CH.:
Otra novillada sin pena ni gloria la del domingo en Madrid. La cátedra en pleno se congregó en torno al ruedo de las Ventas, atraída por la buena impresión que los tres espadas causaran en anteriores actuaciones. Tarde espléndida, y ni un solo claro en los tendidos. La profusión de cámaras fotográficas y folletos bilingües, en la zona de sombra, denunciaba la presencia de un elevado número de espectadores extranjeros. No hubo pena ni gloria para nadie; ni para los toreros, que si no lograron cosechar nuevos laureles, salvaron el escollo decorosamente y salieron indemnes en que se vieron metidos a lo largo de la lidia; ni para el público, que si no llegó a sestear presa del tedio, tampoco encontró motivo para entusiasmarse…
Más adelante veremos que el juicio inicial del cronista es demasiado duro conforme al resultado del festejo. Ramón Barrera y José María Recondo resultaron volteados sin consecuencias por sus novillos y aunque Leal no se escapó de recibir su dosis de leña, saldó su actuación con vuelta al ruedo y ovación – según el ABC – o con dos vueltas al ruedo – según la Hoja del Lunes – ya vemos también que entonces tampoco había acuerdo en eso. En lo que sí coinciden ambas crónicas, es en el buen hacer del Príncipe. El de Tanda, que escribió la crónica para la Hoja del Lunes, dijo lo siguiente:
Novillada a plaza llena en Las Ventas… Alfredo Leal apencó con el mulo jugado en tercer lugar, reservón y de sentido, y tanto se paró en los ayudados por alto y se recreó en los redondos, y obligó en los naturales, sin que su enemigo se prestara a entrar francamente a ninguno, que el público ovacionó al mejicano con calor en diversos momentos de la valerosa faena, así como le hizo dar la vuelta al ruedo al rematarla con un pinchazo, media estocada y un descabello al cuarto intento... Al sexto lo recogió sobre la derecha para ligarle algunos redondos y ayudados de buena ejecución, que se le aplaudieron, y también dio la vuelta al ruedo al poner fin a su meritoria labor con una estocada y un descabello al segundo golpe…
En tanto, la relación del ABC nos traslada la siguiente información:
El mejicano Alfredo Leal es, a nuestro juicio, el más "puesto" de la terna. A él le tocó cargar con el sustituto de Rodríguez de Arce, cuya muerte brindó a su compatriota Juan Silveti, que ocupaba una barrera. En primer lugar se hizo aplaudir en una serie de ayudados por alto muy ceñidos y muy quietos. El novillo embestía bien, cuando por fin se decidía después de dudar mucho, y Leal se hizo aplaudir nuevamente toreando al natural, después de porfiar mucho. En una ocasión llegó a dar dos vueltas en torno a la res en su intento de lograr la arrancada. Muy tranquilo, volvió a lucirse nuevamente con la muleta en la derecha. Después de un pinchazo logró, entrando muy bien, una estocada perpendicular y descabelló al cuarto golpe. El diestro dio la vuelta al ruedo y el toro fue pitado en el arrastre... En el sexto, muy abierto de cabeza, se hizo aplaudir al ahormar al bicho con pases de castigo por bajo. Al torear en redondo sufrió, sin descomponerse, una impresionante colada. Sigue toreando muy bien en redondo y se aplauden tres estatuarios muy ceñidos. Después de sufrir un achuchón se dispone a entrar a matar, pero se le pide más faena y accede. Toma la muleta con la izquierda y porfía de nuevo, pero el bicho se le cuela por debajo del engaño y el diestro sale nuevamente achuchado. Tras meter el estoque hasta el puño, descabella al segundo golpe y es despedido con aplausos...
Como vemos, hay disparidad en el resultado final de la actuación de Alfredo Leal de ese 20 de septiembre de hace 60 años, pero coincidencia en lo relativo a su tesón, a su valor y a sus buenas maneras.
Al inicio de la temporada siguiente, el 18 de abril de 1954, en Sevilla, Cayetano Ordóñez hijo, ante Manolo Carmona y con la actuación del rejoneador Ángel Peralta, le cedería la muerte de Dadivoso, negro, número 75 de don Tomás Prieto de la Cal, invistiéndolo como Matador de Toros nuevamente. Este doctorado lo confirmaría en Madrid una semana después, el día de San Marcos de 1954 nuevamente de manos del hijo mayor del Niño de la Palma y con el testimonio de Jerónimo Pimentel, con el toro Encendedor de María Matea Montalvo para continuar una carrera en los ruedos que culminaría bien entrados los años ochenta del pasado siglo.
Alfredo Leal falleció en la Ciudad de México el 2 de octubre de 2003
Retales de la prensa de la fecha
Los diarios de esas fechas consignaban que el mismo 20 de septiembre de 1953, Joselillo de Colombia recibió la alternativa de manos de Antonio Bienvenida en Lorca, en tanto que mi compatriota Luis Solano la recibió de manos de Cayetano Ordóñez hijo en Barcelona, llevando como testigo al también mexicano Anselmo Liceaga. También referían que Juan Posada cortaba 4 orejas en Logroño junto a Antonio Ordóñez y Pedrés. Por otra parte daban cuenta de que el novillero mexicano Rafael García – allá llamado García Olmos – toreó ese día en Córdoba. En otra noticia, se recuerda el 51º aniversario de la alternativa de Vicente Pastor.
Por otra parte, me llama la atención el hecho de que se anunciaba la Corrida del Montepío de Toreros para el jueves 24 de septiembre con el rejoneador Ángel Peralta, Julio Aparicio, Antonio Ordóñez y Jumillano, para lidiar todos toros de Manuel Sánchez Cobaleda. Ante tal anuncio, el Real Madrid, que tenía pactado en su Estadio de Chamartín un partido contra el F.C. Nancy de Francia, adelantó un día su juego para no perjudicar en la taquilla al Montepío de Toreros y además solicitó un palco e hizo un donativo de cinco mil pesetas para que los visitantes franceses asistan a la corrida. ¿Alguna diferencia con los tiempos que corren?
Así son las historias detrás de este cartel.
Xavier, que gusto da leer el jugo que le sacas a un cartel y un torero. 1953 fue en España un año muy de México. Como hemos hablado en otras ocasiones así debería seguir... Va mejorando pero ahora todo está parejo en España y en México. No rompen...
ResponderEliminarTe mando, a tu correo, algunos recortes del año incluido el referente al cartel de tu entrada.
Un abrazo.
Paco: Gracias por pasar por aquí. Todos los carteles tienen sus historias detrás, y encontrándolas, a veces, se puede hilar con ellas. Las de este “se prestaron”. No cabe duda que el 53 fue un buen año para la fiesta, porque se dejaron de lado muchas cosas “de despacho” y se concentraron las cosas en el ruedo, que es lo que debe ser. Un abrazo
EliminarNinguna diferencia, ahora ya puede haber lo que sea en Madrid, que a un señor se le ocurre que quiere torear ese día y le tienen que parar, para no correr riesgo de quedarse solo en el tercer toro. Una novillada a plaza llena. Se mira cuál de los novilleros está más hecho, no cuál tiene algo de tablas, y lo más importante, se conmemora el aniversario del doctorado de Vicente Pastor. Todo sigue igual, aunque la señorita de blanco diga que no y me atiborre a pastillitas.
ResponderEliminarUn abrazo don Xavier
Pues no es totalmente así. Hace 60 años los merengues difirieron su juego para no mosquearle la taquilla al Montepío y hasta compraron un palco para invitar a los toros a sus visitantes. ¡Ah!, y en esos días los patasblancas eran manjar apetecido por todos, en estos días, cuando mucho, van a las calles... Gracias por pasar por aquí.
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