domingo, 4 de abril de 2021

1963: Gabino Aguilar, dos salidas a hombros consecutivas en Sevilla

Gabino Aguilar
Durante la temporada 1962 – 63 estuvieron en México varias de las figuras hispanas que vinieron o a confirmar sus alternativas a la Plaza México, a actuar en El Toreo de Cuatro Caminos o a realizar campañas en nuestros ruedos. Los más destacados – y los cito por su orden en el escalafón – fueron Joaquín Bernadó, apoderado por Cristóbal Becerra; Pablo Lozano, llevado por sus hermanos José Luis y Eduardo; Paco Camino, exclusivo de la casa Chopera; Juan García Mondeño, a quien traía Alberto Alonso Belmonte; Pedro Martínez Pedrés y Antonio Borrero Chamaco que venían con los Camará y Santiago Martín El Viti, representado por Florentino Díaz Flores. También figuraron Fermín Murillo y Antonio Ordóñez, pero no pude identificar a sus representantes.

Pues bien, esos apoderados hispanos no solamente se dedicaron a atender los asuntos de los toreros que llevaban, sino que, en la busca de nuevos valores para la tauromaquia, volvieron sus ojos a los muchachos que comenzaban a andar por los ruedos y al terminar su periplo americano se llevaron a España a varios de nuestros novilleros para la campaña de 1963. Eran novedad dos de ellos Abel Flores El Papelero, que se colocó con Alberto Alonso Belmonte y Gabino Aguilar, quien se acomodó, seguramente con la casa Chopera.

Además, repitieron allá del ciclo anterior Juan Anguiano, Mauro Liceaga, Óscar Realme, Fernando de la Peña y Guillermo Sandoval, recibiendo estos tres últimos la alternativa en plazas de importancia. Habrá que apuntar aquí que, de todos ellos, Gabino Aguilar fue el novillero mexicano que más fechas sumó ese calendario, con 25 y que también hicieron campaña allá los matadores de toros Manuel Capetillo, Guillermo Carvajal, Gabriel España y Antonio Campos El Imposible.

Sevilla, 30 de junio de 1963

La empresa Pagés anunció para ese domingo de abono, una novillada de Manuel Álvarez y hermanos que sería lidiada por la rejoneadora colombiana Amina Asís y los novilleros Ángel Rodríguez, Manuel Álvarez El Bala y Gabino Aguilar, los tres nuevos en esa plaza.

La tarde representó un triunfo para Gabino Aguilar que salió a hombros de la afición por la puerta de la calle Iris, aunque El Bala lo hiciera por la del Príncipe por una cuestión meramente de números.

Esa tarde, Gabino Aguilar le cortó una oreja a cada uno de los novillos de Álvarez a los que enfrentó en una actuación que Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II, resume de esta manera en el ABC sevillano del 2 de julio siguiente:

El mejicano Gabino Aguilar nos ha causado una grata impresión. Posee un gran sentido de lidiador y relevantes dotes de artista, que brillaron en las verónicas, las chicuelinas y los airosos remates ejecutados en el sexto, y se evidenciaron rotundamente en las dos faenas de muleta, cuyos méritos se encarecen por las dificultades de ambos novillos. Al tercero, cobardón, que se quedaba y derrotaba mucho, lo trasteó con inteligencia, aguante y compostura. Al dominio se unieron en algunos pases estimables detalles estéticos. Murió el animal a efectos de una estocada, y al diestro le fue concedida una oreja. Tiró Aguilar del sexto hacia los medios, y allí, obligando la remisa y corta embestida del animal, cuajó pases muy meritorios. Realizó la suerte suprema con buen estilo y prontitud, y obtuvo el mismo premio que en el otro novillo, con idénticos merecimientos...

La salida de El Bala por la puerta del Príncipe se debió a que cortó tres orejas esa tarde.

Gabino Aguilar iría después a Burgos, dos tardes consecutivas a Madrid, a La Coruña y a San Sebastián antes de volver a la antigua Híspalis.

11 de agosto de 1963, otra salida en hombros

El cartel de esta novillada se integró con Gabino Aguilar, el toledano Miguel Oropesa y el gaditano Manolo Aibar, quienes enfrentarían un encierro de don José María Soto de la Fuente. En esta ocasión Gabino tuvo que matar tres novillos, pues el segundo de la tarde mandó a la enfermería a Oropesa y ya no salió de allí.

El encierro fue una colección de prendas, según lo cuenta quien firma como El Chico del Baratillo en la Hoja del Lunes del día siguiente del festejo:

No resultó la novillada del señor Soto, grata para la afición, pues después de la falta de hechuras y trapío, de fea estampa, a excepción del sexto, bueno en el último tercio, aunque sin fuerza, los demás resultaron al final muy incómodos, por su feo estilo, motivado por su falta de fuerza también, mansedumbre en general que fueron motivos para defenderse en el desarrollo de la lidia. En este menester se destacó el lidiado en cuarto lugar, el peor de todos, porque tenía sentido. Con los jinetes fue superior el primero, mansos tercero y cuarto, cumpliendo los demás...

No obstante, y sin reparar en las condiciones de los toros, Gabino Aguilar se jugó el tipo alegremente. Antonio de los Santos Santiño, haciendo la crónica para el ABC de Sevilla, refleja lo siguiente de su actuación ante el cuarto de la corrida:

Fue en su segundo donde el mejicano dejó bien probadas sus excepcionales aptitudes toreras. El novillo, de tanta presencia como peligro y quizás más acusado éste, había arrollado a un peón con aviesas intenciones. Llegó al último tercio en condiciones totalmente negativas para la lidia más somera, y el diestro azteca luchó con denuedo hasta tirar de él en unos derechazos personales e intransferibles, para luego, en terreno inverosímil, forzar unas series de naturales ligados con el de pecho realmente impresionantes, en los que el valor tenía la misma calidad que la sabiduría torera derrochada por el singular lidiador, subrayada por el confundido murmullo de las aclamaciones y los ecos musicales. La indiscutible proeza hubo de coronarla con una estocada entera, y, tras denegar el presidente la segunda oreja, pedida con rotunda e insistente unanimidad, el majo Gabino hubo de recorrer tres veces el anillo, recogiendo diversidad de prendas…

Nuevamente ante el quinto del festejo Gabino volvió a poner en evidencia su voluntad y su determinación de querer ser, según escribió el ya citado Chico del Baratillo:

Otra vez en el quinto de la tarde – sustituyendo a Oropesa – el mejicano ofreció una brillante estampa como refrendo de su valor y capacidad torera, pues si arte y gracia imprimió su capote, lució más aún con la flámula en otro curso bellísimo de toreo clásico también, que los bordara en muchos momentos de su faena entre música y ovaciones y que para que no faltara lo trágico, fue cogido aparatosamente sin consecuencias y, a pesar de estar visiblemente lastimado, puso epílogo a su labor con un volapié fulminante, volcándose sobre el enemigo. Cortó oreja también, marchándose de la Maestranza con un éxito de clamor, dejando en Sevilla su nombre altamente cotizable...

Y otra vez salió en volandas por la puerta de la calle Iris. Como siempre se había acostumbrado, pues me cuenta Domingo Delgado de la Cámara, que eso de abrir la del Príncipe se empezó a usar hasta el año de 1952 cuando unos triunfos de Luis Miguel Dominguín y Rafael Ortega. Y una vez hecho eso, los toreros ya no querían otra cosa, como lo cuenta don Antonio Burgos:

Por la calle Iris. Como siempre se han sacado a los toreros en Sevilla, antes de la moda del mito del cuento del envergue de tanta Puerta del Príncipe... Pero, hijo, los toreros la desprecian. O por la del Príncipe o ninguna, parecen decir. No quieren salir por la calle Iris, como no sea andando y hacia el cochecuadrillas aparcado en la calle Antonia Díaz. Cuando por la calle Iris, y a hombros hasta el Hotel Cecil Oriente donde se vistió, salió Curro Romero la tarde de su debú y su triunfo con «Radiador» de Benítez Cubero. Por la calle Iris han salido a hombros Manolete y Arruza, y Antonio Ordóñez, y Pepín Martín Vázquez, y Pepe Luis Vázquez, y Chicuelo. Entonces era lo normal… conviene, pues, aclarar que aquí no está prohibido sacar a un torero a hombros por la calle Iris. Aunque parezca lo contrario...

In memoriam

Gabino Aguilar volvería a España la campaña siguiente y se doctoraría en el ruedo de Las Ventas de Madrid el 23 de junio de 1964 de manos de Andrés Hernando y atestiguando Manuel Benítez El Cordobés. Torearía 16 corridas, cortando 23 orejas en esa campaña y a partir de 1965 dedicaría sus afanes a torear en ruedos de México y después del retiro, a criar toros de lidia en El Batán. Pero de este y otros asuntos ya me había ocupado en este lugar de esta misma Aldea.

Gabino Aguilar falleció el día de San José de este 2021. Hoy le recuerdo aquí como lo que siempre ha sido: un triunfador.

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