De izquierda a derecha: atrás Víctor José López El Vito, Antoñete don Manuel de Haro, Manuel de Haro hijo y Carlos Hernández Pavón |
En otro espacio de estas páginas virtuales ya había contado los conflictos con los que inició la temporada 1970 – 71 en la Plaza México, causados principalmente por la exportación de ganado a Sudamérica. Eso abrió, lo que hoy llamaríamos una ventana de oportunidad para que algunas ganaderías de nuevo cuño pudieran presentarse en la plaza más grande del mundo y para don Manuel de Haro Caso, la oportunidad se presentó en la novena corrida de ese ciclo, en la que ante César Girón y Raúl Contreras Finito, confirmarían sus alternativas Mario Sevilla y Raúl Ponce de León.
La ganadería de don Manuel de Haro
Se funda en el año de 1966, cuando al partirse la herencia de don Wiliulfo González, se adjudica a doña Martha González de De Haro, una fracción de La Laguna, consistente, según Heriberto Lanfranchi en 46 vacas y un semental. Esa transmisión de ganado les permite lidiar un primer encierro a su nombre al año siguiente, el el 11 de agosto de 1967, en Huamantla, cuatro toros para Manolo Espinosa Armillita y Eloy Cavazos, a nombre de Martha González de Haro.
Se presenta bajo la misma denominación en la Plaza México el 9 de noviembre de 1969, con seis novillos para Miguel Villanueva y Raúl Ponce de León, mano a mano. En esa oportunidad se lidiaron solamente cinco, pues el 4º fue devuelto por débil y sustituido por uno de Santoyo.
La crianza del toro de lidia ha sido una forma de vida en la familia de don Manuel y doña Martha, y así, cinco de sus hijos varones son, o han sido criadores de reses de lidia: Jorge quien lidia a su nombre o como La Antigua desde 1973; Manuel, fallecido en 2013, quien reinstauró la denominación de Tepeyahualco, también en 1973, actualmente de la titularidad de Ignacio; Xalmonto hierro instaurado en 2011, de Pablo y Antonio quien es el titular del hierro originario de la familia, que como decimos, data de 1966.
La corrida de la presentación
La corrida de la presentación en la Plaza México ya se lidió a nombre de don Manuel de Haro y fue de ocho toros. El primero que salió al ruedo se llamó Quiebra Platos y fue el que sirvió para que Mario Sevilla confirmara su alternativa, pero también lo envió a la enfermería con una cornada. La crónica de Ernesto Navarrete Don Neto, para la Agencia France Presse (AFP), aparecida en el diario El Informador de Guadalajara del día siguiente del festejo, en lo conducente dice:
Sevilla toreó con mucha clase y arte con el percal. Sus verónicas fueron muy bonitas. Con la muleta toreó a ese magnífico toro de Haro estupendamente con la derecha y con la zurda, por alto y por abajo y cuando quiso dar un pase cambiado por la espalda, el toro lo prendió y le propinó una cornada en el tercio superior, cara interna del muslo derecho con dos trayectorias, una de ocho y otra de 10 centímetros y una pequeña cornada en la axila derecha. El joven diestro se quedó en la arena hasta ver morir al causante de su percance. Fue despedido con una gran ovación…
El segundo de la corrida se llamó Brisquero y fue el de la confirmación de Raúl Ponce de León. De la lectura de las breves crónicas de agencia que pude consultar, parece haber sido el mejor de la corrida y ante él, el confirmante pudo llevarse apéndices, más se hizo presente el pero de la toledana, según versiona el nombrado Don Neto:
Ponce de León se llevó un bravísimo ejemplar y con él toreó bien a secas con el capote, pero con la muleta realizó un bonito trasteo en el que hubo derechazos de magnífica calidad y muy toreados naturales. La faena la estructuró con mucho temple y clase y al finalizar su labor de varias punzaduras dio una vuelta al ruedo…
En crónica aparecida en el diario El Siglo de Torreón, de la misma fecha que el anterior, sin firma, de la agencia Informex, se dice que Ponce de León dio dos vueltas al ruedo:
Raúl Ponce de León fue ovacionado con el capote y en una brillante faena de muleta con pases de todas marcas, citó a recibir, dejando una estocada, añadió un pinchazo y estocada para ser premiado con dos vueltas al ruedo…
César Girón, el padrino de la ceremonia tuvo una actuación que fue de más a menos, misma que terminó en una gran bronca. Dice el corresponsal del semanario El Ruedo de Madrid, en el número aparecido el 26 de enero de 1971:
César Girón hizo al tercero de la tarde faena con buenos pases sobre las dos manos. Dos pinchazos y estocada. Silencio. En el quinto toro, soso, que embestía con la cara echada hacia arriba, hizo faena enterada. Mató con estocada y falló en repetidas ocasiones al descabellar, lo que provocó una ensordecedora rechifla. Hubo palmas para él toro en el arrastre. Mató al séptimo toro en sustitución de Mario Sevilla. Otro toro soso, provocando el público «olés» burlones, lo cual determinó que Girón pidiese la espada para pinchar en cuatro ocasiones y dejar media estocada en medio de fenomenal bronca…
Finito por su parte se vio ausente, quizás ya acusando los problemas que posteriormente serían causa indirecta de su muerte. Fue silenciado en sus dos toros.
Acerca del encierro, las crónicas coinciden en que fue muy bien presentado, bravo para los caballos y que algunos de los toros acusaron debilidad de remos.
El parte médico de Mario Sevilla
En el citado número de El Ruedo, se transcribe el siguiente parte médico:
«Ingresó en la enfermería después de la lidia del primer toro el diestro Mario Sevilla, presentando dos heridas por cuerno de toro. La primera, de siete centímetros de longitud, en el hueco axilar derecho, interesando piel y tejido celular. La otra, tiene orificio de tres centímetros y está situada en el tercio superior, cara posterior del muslo derecho, con dos trayectorias, una de diez centímetros hacia arriba y adentro y otra de ocho hacia arriba, interesando músculos de la región. Tardará en sanar quince días si no presentan complicaciones.»
Dramatis personae
Manuel de Haro: Se convertiría en un referente de la crianza del toro bravo en México y sería un ganadero de gran predicamento en Venezuela, lugar en el que sus toros darían la ocasión a que Antoñete la que fue quizás la última y definitiva de sus resurrecciones. Hoy, la labor que inició con su esposa doña Martha, se ve reflejada en el hacer de sus hijos ganaderos y en el respeto con el que se ve a los toreros que se anuncian con los toros de su casa.
César Girón: Sin saberlo, hoy hace medio siglo que el ahijado de Carlos Arruza toreó la última de las doce corridas en las que actuó en la Plaza México. Ya no era el huracán que todo lo arrasaba como cuando llegó a ese ruedo en 1953, ni el torero maduro y centrado que exactamente diez años antes había cortado el rabo al toro Cascarrabias de Tequisquiapan allí mismo. Al César le sucedió al contrario que a Guerrita, no se fue, lo echaron de la México. Moriría en las astas del toro negro de la carretera el 19 de octubre de ese mismo año en su Venezuela natal.
Raúl Contreras Finito: El torero que debió ser emparejado con Manolo Martínez para formar un dúo de atractivo comercial y taurino estaba inmerso en una espiral de esas de las que es difícil de salir y eso se veía en los altibajos que su carrera sufría por esas calendas. Los días felices de cuando cortó a Sonajero de Torrecilla el rabo allí mismo el año 68, parecían historia cada día que pasaba. Tanto así, que ya nada más le quedaban por delante tres tardes más en la gran plaza.
Mario Sevilla: Alternativado el 1º de mayo de 1969 en San Luis Potosí por Antonio Velázquez, en la última corrida que éste toreo en su vida y llevando de testigo a Curro Rivera con toros de Santa Marta, fue herido por el toro de su confirmación. Volvería para la 13ª corrida del serial y volvería a ser víctima de las astas de los toros, esa tarde particularmente, no tendría oportunidad de matar ninguno, pues fue herido al abrirse de capa con el primero de su lote.
Raúl Ponce de León: Fue hecho matador de toros en Ciudad Juárez el 19 de julio de 1970, siendo su padrino Raúl Contreras Finito y en presencia de Mario Sevilla, cediéndosele los trastos para matar al toro Huracán de Santacilia. No obstante haber sido el mejor librado la tarde que hoy me ocupa, no regresaría a la Plaza México sino hasta la última corrida de la temporada 1972 – 73.
Así sucedieron los hechos en la plaza más grande del mundo, hoy hace medio siglo.
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