El cartel de la remembranza |
José Ramón Tirado había debutado
en la Plaza México en septiembre de 1950. Su divisa fue el valor a toda prueba
y un toreo pirotécnico, en el que lucía su dominio de lo que muchos consideran suertes accesorias y que combinadas con la exposición con la que
las ejecutaba, involucraban de inmediato a los públicos en su quehacer en el
ruedo, independientemente de que los aficionados más ortodoxos reconocieran su
gran valentía, pero no quedaran muy conformes con sus procedimientos.
Tirado, de la mano de El Pipo
Apoderado por Rafael Sánchez
El Pipo, llegó a España en 1956 y acerca de esa relación entre el
torero de Mazatlán y su peculiar apoderado, Javier Manzano cuenta lo que sigue:
Su primera peripecia, añagaza y osadía la perpetró a finales de los 50 con el mexicano José Ramón Tirado a quien para darle a conocer en España le inventó la siguiente historia contada por él mismo: "iba a llegar Franco de un viaje y llamé a Tirado para que sacase un billete de avión para ese mismo día pero que no viajase. En el aeropuerto estaba toda la prensa esperando al Caudillo y yo a través de un fotógrafo amigo hice correr el rumor de que el torero que llegaba ese día no lo haría porque se había tirado del avión. Al momento todos los periodistas estaban a mi alrededor y yo inventando la historia; al día siguiente todo el mundo conocía a Tirado. Pero no me quedé ahí sino que la seguí alimentando y un par de días después me inventé que un barco había rescatado al torero en alta mar y que aquello era un milagro. Tirado volvió a llenar páginas de periódicos y revistas, y esa temporada todo el mundo quería verle torear...
En ese ambiente se presenta en
Madrid el 8 de julio de 1956. Los novillos fueron 5 de Atanasio Fernández y uno
de El Pizarral de Casatejada. Sus alternantes Fermín Murillo y Paco Pita y le
cortó la oreja al primero de su lote, lo que le aseguró ser repetido el
siguiente jueves, en esta ocasión alternando con Pepe Cáceres y Victoriano
Valencia y lidiando de nueva cuenta novillos de Atanasio Fernández.
Hace 57 años
Esta última tarde
cortó una oreja al sexto y dejó las cosas listas para que el
domingo 15 volviera a actuar en Las Ventas, esta vez alternando con Pepe
Cáceres y Juan Jiménez El Trianero para dar cuenta de un encierro
de Garro y Díaz Guerra procedencia José Bueno (hoy la ganadería es la de
Laurentino Carrascosa y se ha decantado por el encaste Domecq).
En esa tercera ocasión José Ramón
Tirado abriría la puerta grande de la plaza de Madrid y de acuerdo con las
crónicas que pude localizar, lo hizo a base de redaños y de carisma. En primer
término está la apreciación de don Luis Uriarte Don Luis, en la Hoja de Lunes del día siguiente al festejo, de la que extraigo lo
que sigue:
Dos orejas al mejicano Tirado en Madrid. Valor atómico... El valor de que hace alarde el mejicano José Ramón Tirado es más que heroico, más que temerario, más que brutal; es un valor de locura, que tendríamos por inconsciente si ello no fuera lo consciente en la fiesta de toros – como si se tratara de la guerra – de un torero que quiere ser torero. Dada la época en que vivimos, nada lo calificaría mejor que decir que es un valor atómico. Hasta por la impávida tranquilidad con que lo derrocha el mejicano en cuestión... Saltemos, para seguir con lo mejor de lo bueno e hilvanar con lo que decíamos del valor de Tirado, al tercer novillo. Un bravo ejemplar, como casi todos los lidiados, con excepción del sexto, de Garro y Díaz Guerra, quienes se apuntaron un nuevo y muy estimable éxito. El mejicano lo había lanceado a la verónica y quitado por chicuelinas con su reconocida valentía. El primer muletazos lo dio, según acostumbra, sacándose al enemigo por la espalda. Después, en los redondos sobre la derecha, en los naturales sobre la izquierda – con el mismo aguante de sus anteriores actuaciones, pero más erguido y con más temple – y en los de adorno de frente, de costadillo, de espaldas y hasta de coronilla, dicho sea sin exageración, puesto que en uno de ellos cayó, empitonado, cabeza abajo, compuso un faenón que se jaleó con inusitado estrépito, entre un entusiasmo elevado al cubo del paroxismo. Y como de contera se volcara sobre el morrillo para clavar una estocada que puso el punto y raya del matador a la emocionante labor del torero, las dos orejas se le concedieron sin discrepancias y la ensordecedora ovación no se interrumpió mas que al final de la vuelta al ruedo, en breves instantes de respiro, para volver a tronar mientras el triunfador saludaba nuevamente desde el tercio. Pocas veces hemos visto en una plaza de toros un mayor y más increíble desprecio del peligro... Así quedó plantado en lo más alto el pabellón taurino del mejicano, ya que lo del sexto novillo no cuenta, por ser absolutamente cierto que el morlaco, manso, bronco y peligroso, no se prestaba a más que a la faena de aliño con que Tirado lo preparó para quitárselo de enmedio con dos pinchazos, media estocada y un descabello. Se le aplaudió en reconocimiento de la dificultad del trance...
La segunda es la aparecida en el
diario madrileño ABC, firmada por José María del Rey Caballero
Selipe. quien según Joaquín Vidal era, un ejemplo permanente de dignidad en el ejercicio de la profesión para cuantos nos dedicamos a este oficio... y retomo de lo escrito por él, lo
que sigue:
Sangre vivaz. Se llenó la plaza, sin duda porque el cartel reunió aliciente, y, sobre todo, orque el mejicano Tirado, que en él figuró, había despertado, por sus temeridades de días anteriores, el interés de la gente... Los Sres. Garro y Díaz Guerra, que por la presentación de su ganado cumplieron con las exigencias de la plaza madrileña, por la bravura de sus reses, gustaron el aplauso del graderío, que vio como los novillos, con temperamento inextinguible, mantuvieron codicia y bríos para la pelea con los montados, y empuje sostenido para el cite de los engaños: es posible que los lidiadores estimasen excesiva la acometividad de los astados, pero los aficionados se recrean en el juego que las reses desarrollan, sin apagamiento, durante su vida en la arena. La excepción al conjunto, merecedor de buena nota para los criadores, la constituyó el novillo lidiado en último lugar... Entre todas las reses recibieron veintiún puyazos, y a alguna, como la corrida en cuarto lugar, el castigo le resultó insuficiente... El mejicano Tirado, que se recreó al ceñirse por chicuelinas en un quite al primero y con el capote a la espalda en otra intervención ante el segundo novillo, se apretó en el lanceo al tercero, aunque no cumplió los tiempos de la verónica, si bien se ajustó en su sucesión y en la media de remate; despertó la emoción de la galería en un quite temerario por chicuelinas, con cierre de revolera, y desarrolló una labor abierta, con cite en los medios y salida de la res al variarla con displicente asomo de la franela por la espalda, y continuada con agobio de terrenos y correlativo sobresalto del graderío, progresivamente entusiasmado a mediad que el muletero, en los redondos, en multitud de pases de espaldas, en otros de rodillas, en afarolados y en molinetes, acertaba a mover los resortes más sensibles de la masa, que cuando el azteca, con sentido de la proporción, arrancó oportunamente a matar, y lo hizo de una estocada hasta las cintas en el primer envite, solicitó los trofeos con tal frenesí, que la presudencia hubo de otorgarlos al máximo... Unos entusiastas alzaron a hombros a Tirado y pese a disconformidades, ruidosamente manifestadas, se lo llevaron... por la puerta grande. Valdría la pena defender la tan ponderada seriedad de la plaza de Madrid...
Tirado y Pepe Cáceres en la óptica de Antonio Casero (ABC, Madrid 17 de julio de 1956) |
Como lo ven, de las relaciones
escritas de Don Luis, y de Selipe, se advierte el reconocimiento sin cortapisas
al valor del torero mazatleco, aunque de la opinión de ambos se desprenda que
no convienen totalmente en los procedimientos que usaba ante los toros. No
obstante, la tarde que aquí me ocupa José Ramón Tirado salió en hombros de Las
Ventas y sumó algo que al paso de los años se vuelve cada vez más complicado de
replicar, pues en una semana toreó tres veces allí y cortó cuatro orejas de los
novillos que enfrentó.
Otras informaciones de la prensa de esos días
La prensa de la fecha hablaba
además del homenaje que se hizo a Nicanor Villalta en Zaragoza y en el que se
lidiaron novillos de Moreno Yagüe y en el mismo, toreó el propio Villalta que
cortó una oreja; también cortaron una oreja Domingo Ortega, Julián Marín y
Jumillano, en tanto Antonio Vázquez fue ovacionado y Marcos de Celis se llevó las
2 orejas de su novillo. Al final del festejo, el alcalde de Creta, Teruel, le
entregó a Villalta una placa con el título de hijo predilecto... También
relata que el novillero de Arles, Pierre Schull fue herido de gravedad en Carabanchel,
en tanto que Joselito Huerta, en la corrida final de la feria de Pamplona cortó
el rabo al segundo de su lote (6º), en tarde en la que alternó con Antonio
Bienvenida, Paco Mendes y el rejoneador Ángel Peralta en la lidia de toros del
Vizconde de Garci – Grande, y Gallardo (3º). También consigna que Gregorio
Sánchez fue herido en La Línea de la Concepción al enfrentar toros de José
Villar alternando con Dámaso Gómez y Chicuelo II. Por otra parte,
deja constancia de que Chamaco cortó 4 orejas y rabo y Carlos Saldaña 3 y rabo
en Barcelona cuando alternaban con Rafaelito Chicuelo en la lidia de novillos
de Antonio Urquijo. Cierran estos retales lo sucedido en San Sebastián, donde Paco Pita resultó lesionado en un ojo, en tanto que Fermín Murillo cortó una oreja y Sergio Díaz
fue ovacionado al lidiar novillos de Escudero Calvo.
José Ramón Tirado |
Tirado recibió la alternativa en
Mérida, España el 12 de octubre de ese mismo año, apadrinándole Litri y llevando el testimonio de Antonio Ordóñez. El toro de la
ceremonia se llamó Cuellolargo y fue de Manuel González. La confirmó en la
Plaza México el 13 de enero siguiente, recibiendo otra vez los trastos de manos
de Litri y siendo el testigo el Güero Miguel Ángel y el toro Remador de La Laguna el de la cesión.
En el San Isidro de 1957 El
Pipo le consiguió tres tardes y en la primera, el 10 de mayo, confirmó su
alternativa extremeña de manos de Julio Aparicio y fungiendo como testigo Antoñete. El toro cedido fue Medianejo de Eusebia
Galache. Tirado ya no pudo repetir los exitos de su temporada novilleril y este
paso isidril fue el último que hizo por la plaza madrileña.
José Ramón Tirado falleció en
Ontario, California, Estados Unidos, el 27 de marzo de 2010.
Ví a Tirado con frecuencia en Barcelona donde tenía muy buen cartel.Y en efecto,era un torero muy variado y sobre todo muy valiente.Creo recordar que me enteré de su muerte por este Cuaderno.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Fran: Tirado fue un torero que tuvo su predicamento durante un tiempo que puede parecer corto, pero es cierto que era variado y "explosivo", lo que le daba empatia con las tribunas. Su muerte fue triste, porque paso cerca de un mes para que sus restos fueran reclamados. Sus cenizas se esparcieron en el ruedo de la plaza de Tijuana. Gracias por pasar por aqui.
EliminarXavier:
ResponderEliminar¿Un novillero comiéndose todo lo que le ponían por delante? ¿Que le repetían en una plaza por haber estado bien en el último festejo? ¿Valor sin trampas? No me imagino yo dos de esos ahora mismo. Ahora no tienen por qué comerse nada, porque están muy bien alimentados, no les repiten bien porque ya tienen la temporada hecha, o porque uno que sí la tiene, le quita el puesto ganado en el ruedo y lo del valor, igual sí que lo tienen, pero se dejan llevar por ese vicio por la trampa.
Un saludo
Es que entonces no habían “ponedores”, ni “cambiadores de cromos”, la repetición se ganaba en el ruedo, delante de los toros. En cambio, hogaño, no hay que tener más que una buena cuenta bancaria (propia o ajena) y “asunto arreglado”… Gracias por pasar por La Aldea.
EliminarMaese: La última vez que El Pipo estuvo en México fue si no mal recuerdo en el ' 83 y se quedó allá varios meses. Había escapado literalmente de una casa de reposo donde lo habían recluido sus familiares. Llegó acá con varios sombreros, dos paelleras, una pequeña maleta un montón de proyectos relacionados con su larga experiencia de restaurantero y empresario del ramo alimentario que a la postre no cuajaron. Su viejo amigo don Pedro Illana lo hospedó en el Tío Luis y después se mudó a un hotel en Insurgentes.
ResponderEliminarNuestro inolvidable Cajerito y tu servidor a veces nos reuníamos a charlar con él y fueron pocas las vagancias taurinas rumbosas que corrimos, aunque el hombre repetía que se encontraba algo harto de esto.
Una mañana me llamó a mi oficina y me dijo:
--Moncá...quiero que me acompañes a saludar a Tirado; no nos hemos visto desde el rompimiento hace muchos años y quiero verlo antes de que me muera; traigo una espina clavada.
Me disculpé por no poder hacerlo, y luego supe que aquella reconciliación fue, no como cualquiera pensase, sabiendo como se las gastaban ambos en cosas de fiesta, sino todo lo contrario. Es una historia triste que Pipo -quien era en el fondo un hombre de una gran ternura- me contó más tarde con los ojos llenos de lágrimas y que seguramente Palacios te refirió en alguna ocasión.
Un entrañable recuerdo para estos tres personajes irrepetibles, extraordinarios.
Efectivamente Ilustrísima: Esa fue la última vez anduvo por aquí El Pipo y estuvo un tiempo aquí en Aguascalientes, en casa de Ramón Ávila Salceda (quien tenía un establecimiento, “La Nueva York”, de ropa para caballeros). Contaba Ramonín que un día le llevó a la Comercial Mexicana a comprar marisco, porque algo iba a preparar El Pipo y allí vio un cuchillo “cebollero” y se lo echó a la bolsa del saco. A la salida, los vigilantes de la tienda le querían detener porque se “había robado un cuchillo” y allí se soltó y dijo que sí, que le había gustado “para matar a Benítez, que tanto le quitó”. Al final, acabó haciendo trueque con el gerente de la tienda, le dejó un libro de su autoría (creo que se titula “Así fue”) y todos en paz. Después de unas semanas en casa de los Ávila, la señora de Ramonín lo echó a la calle (fue mucha fiesta y juerga, según ella) y acabó su estancia aquí en el Hotel Imperial, frente a la Plaza de Armas. Gracias por pasar por La Aldea.
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