Anuncio de los festejos de inauguración Diario de Ávila 23 de agosto 1951 |
Piedrahita es la cabecera de uno de los municipios de la provincia de Ávila, situado en el valle de Corneja, en la Sierra de Gredos, actualmente parte de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Hace 73 años tenía una población algo superior a los tres mil habitantes, que se distinguía en esos días por contar en su casco urbano con el palacio de los duques de Alba, el templo de La Asunción, el convento de los Carmelitas, y muy principalmente la Ermita de la Virgen de la Vega.
El entonces interventor de la Administración del Estado en Ávila, Eugenio Gómez Pereira, tuvo la iniciativa de construir una plaza de toros en Piedrahita, según declaró al Diario de Ávila, fechado el día 23 de agosto de 1951:
Ilusiones nacidas del cariño que siento por el pueblo; no en balde soy hijo adoptivo del mismo y eran varios los años que, al llegar la época de las fiestas, escuchaba sus lamentaciones por el poco realce que alcanzaban al no haber Plaza de Toros. Esta fue la causa de que yo tomara la iniciativa para su construcción…
La obra se encargó al arquitecto municipal Clemente Oria González, quien también es el autor del proyecto y quien realizó un coso de mampostería con una capacidad para cinco o seis mil personas, según la fuente que se consulte. Dice la nota aparecida en el diario madrileño ABC del 28 de agosto del mismo 1951:
Ya tiene la ciudad abulense un circo taurino de primera categoría; su aforo es dé 6,000 localidades y está construido en piedra. Las obras han costado dos millones de pesetas…
La inauguración de la plaza de toros, nombrada la Monumental de Castilla la Vieja, constituiría un evento importante para la comunidad de Piedrahita.
Los preparativos del festejo
La comunidad piedrahitense esperó con alegría la inauguración del escenario que daría realce a sus fiestas de agosto. Así, en el Diario de Ávila del 22 de septiembre anterior a la corrida, se anuncia que uno de los principales establecimientos de la localidad se hacía eco del festejo inaugural:
Con una delicadeza exquisita, propia del establecimiento «Bazar El Siglo» se exhibe en sus escaparates un verdadero museo taurómaco, en el que no falta detalle de todos los aditamentos propios de la fiesta nacional… fotografías y programas de distintas épocas y gustos, desde el papel de estraza, hasta el de seda y raso, regalos de aficionados al arte de Cúchares, a sus novias, y, en fin, tantas y tantas cosas, que han llamado enormemente la atención del público, y que ha felicitado por esta nueva al dueño del establecimiento, el amigo Desiderio, que a pesar de haber permanecido mucho tiempo allende los mares, volvió a su patria chica que tanto añoraba…
También, la misma publicación daba cuenta de la reseña de los toros salmantinos de doña María Antonia Fonseca que lidiarían Pablo Lalanda, Julio Aparicio y Paco Ortiz quien recibiría la alternativa en tan señalada tarde:
Se lidiarán seis hermosos toros de la acreditada ganadería de doña María Antonia Fonseca Herrero, del campo de Salamanca, con divisa blanca y negra, que no hay duda darán guerra a los varilargueros y a los rehileteros, para después llegar a los maestros, de los que esperamos buenas lecciones… Los toros nos dicen que son de lámina y trapío y que prometen dar juego, y la lista por el orden de números es como sigue: el Número 43 «Botonero», negro; 57 «Sombrerero», negro listón; 74 «Lavandero», negro bragado; 31 «Perdido», negro; 33 «Pimentero», negro listón; 90 «Jovencillo», negro bragado»…
Los toros eran en ese día de origen Coquilla y el hierro y divisa que llevaban actualmente corresponde a la ganadería que se anuncia como Los Guateles. Julio Aparicio era uno de los toreros predilectos en esa casa.
En el número de El Ruedo salido el 16 de agosto anterior, se publicó este curioso adelanto:
El próximo día 26, domingo, se inaugurará la Plaza de toros de Piedrahita con una corrida en la que actuarán Pablo Lalanda, Julio Aparicio y el novillero mejicano Paco Ortiz, que tornará la alternativa, por acuerdo especial, de manos del segundo espada, de Julio Aparicio…
Como adelante veremos, las cosas no sucederían exactamente así.
La corrida inaugural
La Monumental de Castilla la Vieja casi se llenó en su primera tarde de toros y llevando como alguacilillo al frente al pequeño hijo del promotor de la obra Eugenio Gamo Gómez Pereira, los alternantes partieron plaza, guardando en el paseíllo justamente los puestos que por su antigüedad les correspondían, por lo que el anticipo de El Ruedo vino a ser cuando mucho, una declaración de buenas intenciones.
Paco Ortiz cortaría la oreja al toro de su alternativa. El cronista del Diario de Ávila, firmando como P.P. Luis, relata:
Paco Ortiz le recoge con unos lances muy ceñidos y con una sola vara, porque el pobre torete no puede más, se cambia el tercio en que los banderilleros cumplen… Pablo Lalanda entrega dos trastos de matar al mejicano que abraza emocionado a los dos matadores y empieza su faena que ha brindado al público, con unos pases por alto a los que siguen unas manoletinas y dos naturales que se aplauden, después intercala unos mantazos raros que un vecino del callejón califica de “pase del desprecio” y entra a matar agarrando un pinchazo y después una estocada. El público le aplaude y la Presidencia le concede la oreja…
En el segundo toro de su lote, el toricantano vuelve a conquistar la atención de la concurrencia. Sigue contando el cronista:
Sexto, negro. Paco Ortiz recoge al toro que es más grande y con más poder que sus hermanos y ejecuta unas chicuelinas ceñidísimas. Los piqueros cumplen y Ortiz que está deseando agradar comienza su faena que brinda a la señora de González de Vega (don Ramón), arquitecto de Ávila, con unos pases ayudados por alto a los que siguen una agrie de naturales, de pecho y les otros de su invención. Con un valor extraordinario aguanta varias tarascadas que le larga el morlaco, resultando cogido aparatosamente, pero se levanta sin inmutarse y con el traje destrozado sigue la faena va lentísimo, terminando con el toro de dos buenas estocadas…
Perdió los trofeos por los fallos con los aceros, pero dejó constancia de su valor y su entrega en una tarde trascendente para su futuro.
Pablo Lalanda, por su parte, le cortó las dos orejas al cuarto de la tarde, el que mejor comportamiento tuvo en el ruedo:
Pablo Lalanda le fija con unos capotazos y pide a la Presidencia que cambie el tercio, sin que los de aúpa intervengan y con el toro enterito, después de brindar a la Princesa de Bulgaria que ocupaba una barrera acompañada del Cónsul de Bolivia, empieza la faena de rodillas, siguiendo con pases de todas las marcas en los que sobresalen varios naturales citando de hinojos, (ovación) sigue con unas manoletinas mirando al tendido y otra serie de naturales y desplantes que se ovacionan. Entra a matar agarrando media estocada que con otra entera superior hacen rodar al toro sin puntilla, ovación dos orejas, vuelta al ruedo y salida al tercio…
Por su parte, Julio Aparicio sorteó el lote menos adecuado para el lucimiento y solamente pudo dar una vuelta al ruedo tras finiquitar al tercero de la corrida.
Nada nuevo bajo el sol...
P.P. Luis hace notar la irregularidad existente en cuanto a la integridad y la presencia de los toros que se lidiaron al inicio de su crónica:
La inauguración de una Plaza de toros en la provincia y el cartel anunciado para ello, trasladaron ayer al revistero a la Villa del Corneja, y a fe que llevaba la esperanza de pasar una gran tarde de toros, porque en aquellos momentos del viaje, en una buena tarde de sol que amortiguaba el aire serrano, no se acordaba que, en estos tiempos modernos, “Fígaro” tenía sucursales en casi todas las dehesas donde se cría ganado que algunas veces resulta bravo… Pero los tiempos adelantan que es una barbaridad como decía don Hilarión y así vimos que los toros enviados por doña María Antonia Fonseca Herrero, del Campo de Salamanca, además de pequeños, tenían tan bien cuidada la cabeza que quitaban toda emoción a la fiesta…
No cambian las cosas. De lo que hoy en día podemos enterarnos casi en tiempo real, hace casi tres cuartos de siglo, se dejaba patente en letra impresa. Los toros anunciados como tales, no lo parecían y también se hacía evidente que las astas de los lidiados en la fecha, no estaban íntegras, lo que, como dice el cronista, le quita el ingrediente de la emoción al espectáculo, indispensable en todo festejo taurino.
Y es que agrega, la calidad de la plaza que se inauguraba ameritaba otra presentación del ganado:
Y nos volvimos un poco apenados al comprobar cómo en una cabeza de partido puede llegarse a construir una plaza de toros, que es el espectáculo que mueve a las multitudes, mientras en la capital tenemos que seguir con este encerradero de ganados que creemos mandó construir Recaredo…
Sin embargo, el ambiente festivo contagió a quienes asistieron a este festejo de inauguración y así, se llevaron en hombros a la fonda a Pablo Lalanda y a Paco Ortiz, como triunfadores de la tarde.
Esta alternativa, la segunda que recibiría en su carrera, Paco Ortiz la confirmaría en la Plaza México el 6 de marzo de 1952, de manos de Félix Briones, quien le cedió al toro Churumbel de Atlanga, en presencia de Pepe Luis Vázquez (mexicano). También renunciaría a esta alternativa, para recibir una tercera el 16 de noviembre de 1959, de manos de Luis Castro El Soldado, en Pachuca, misma que ya no confirmó.
Paco Ortiz falleció en Pachuca, Hidalgo, el 13 de junio de 1984.
Aviso parroquial: Los resaltados en los extractos de la crónica de P.P. Luis son obra imputable únicamente a este amanuense, porque no obran así en su respectivo original.
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