El percance fatal de Punteret La Lidia, Madrid, 7 de mayo de 1888 |
Pensar en toros en Sevilla hoy en día es acompañar la imaginación con el calorcillo de la primavera y el ambiente primero, del cierre de las conmemoraciones de la Semana Santa y después, según el calendario eclesiástico, con el de la feria del mes de abril de la capital hispalense. Particularmente me resulta complicado imaginar en cualquier ciudad española, un festejo taurino para abrir el año, sin embargo, en el desarrollo de estas líneas veremos que en ese declinar del siglo XIX era algo quizás frecuente.
Punteret
Joaquín Sanz Almenar es originario de Játiva, Valencia, donde nació el 10 de octubre de 1853. Se inició en las capeas pueblerinas ya talludito dice Cossío. En 1877 se presenta en Valencia en una novillada junto con Luis Jordán Gallardo, quien después sería su banderillero, comenzando a actuar en las plazas de su región con algún éxito. En su historia destaca el hecho de que el 21 de julio de 1878 se tira de espontáneo en Alicante en una corrida que torean Cara Ancha y El Gallo y con permiso de la autoridad coloca tres pares de banderillas con gran éxito. A partir de allí comienza a actuar indistintamente como novillero o banderillero en festejos que torean El Gallo y Juan Ruiz Lagartija por todo el Levante español.
Se presenta como banderillero en Madrid el 19 de diciembre de 1880, alternando en las suertes con otro conocido de nuestras tierras, Ramón López y debutará como novillero allí mismo el 9 de enero de 1881 junto con Juan Pastor, lidiando novillos de Fierro. Gustó su manera de hacer el toreo y comienza a actuar junto con espadas de alternativa desarrollando indistintamente labores de banderillero o de media espada. Su presentación en Sevilla como novillero el 9 de agosto de 1885, alternando con Miguel Almendro y Manuel García Espartero. Esa campaña la cierra con importantes triunfos que le llevan a la alternativa.
La alternativa
El año de 1886 Punteret lo iniciará recibiendo en Sevilla el grado de matador de toros. Le apadrinará Luis Mazzantini y completará el cartel su compañero de andanzas novilleriles Manuel García Espartero. Los toros serán de Saltillo. La crónica del festejo publicada en El Enano, Boletín de Loterías y de Toros, aparecido en Madrid el 11 de enero siguiente y firmada por el corresponsal Cachete, entre otras cuestiones relata:
...se dio suelta al primero “Cornado” de nombre, abanto en un principio y bravo después; recibió de Caro dos puyazos a cambio de dos caídas, de Moreno tres con un tumbo, y de Crespo dos con un crismazo.
Pulguita y Tomás ceden los palos, en señal de alternativa, al Panadero y Valladolid. Panadero clava dos pares al cuarteo, desigual el primero; Valladolid cumple con par y medio en igual suerte.
A otra señal del Presidente, Luis cede los trastos a Punteret en señal de tomar el grado de doctor en tauromaquia y le dice:
Toma espada y muletas;
salud y muchas pesetas.
Se dirige mi hombre al palco presidencial, pronuncia el discurso de ordenanza y se va a su adversario, que se encontraba noble. Le dio dos pases naturales, uno preparado de pecho, otro redondo, un cambio y se arrancó a matar sin cuadrar la res, y dio un pinchazo delantero; uno con la derecha y otro redondo para otro pinchazo bueno; dos naturales y una estocada buena llegando con la mano al morrillo. (Muchas palmas.)...
Existe alguna controversia en cuanto al nombre del toro de la alternativa de Punteret, pues algunas fuentes señalan que se llamó Bailarín. El semanario madrileño El Toreo no cubrió el festejo, así como tampoco el diario sevillano La Andalucía, así que la controversia queda abierta.
El relativo éxito con el que saldó la tarde de su doctorado, lleva a Joaquín Sanz a actuar en las principales plazas españolas ese calendario hasta el mes de octubre, cuando confirmará su alternativa en Madrid.
La confirmación
Para el día 10 de octubre se le anuncia con Frascuelo y Cara Ancha, con toros de don Eduardo Ibarra para recibir el refrendo de su alternativa en la plaza de la Carretera de Aragón. Esta tarde no fue de triunfo para Punteret. Solamente pudo matar al toro de la confirmación, Coriano número 127, manso, condenado a banderillas de fuego. Paco Media Luna, cronista del semanario El Toreo, relata:
…Ostión y Regaterín, cumpliendo lo que disponen las ordenanzas taurinas en días en que hay graduandos, con la finura que les es característica, entregaron los palos de truenos a “Valladolid” y Luis Jordán (“Gallardo”), banderilleros de la cuadrilla del neófito... Salvador, con la solemnidad propia del caso, y las ceremonias que son de rúbrica, entrega estoque y muleta á Joaquín Sanz, conocido entre los de coleta por “Punteret”, el cual vestía traje color lila con golpes de oro y cabos rojos.
Y cuentan los que pasan por bien enterados que el primero dijo al segundo:
«Hoy, según están las cosas, la mejor carrera científica que hay es la que hemos elegido. Es también la más productiva si so sabe ejercer. Muchas cosas ha menester el que la signe para ello. Tú verás si las reúnes todas. Si no más vale que te cortes el pelo porque somos muchos... como dice el apóstol. Muchos son los llamados y pocos los escogidos. No olvides los siguientes preceptos: Hay que arrancarse a matar, corto y derecho. Para torear hay que parar, y parar mucho. A los toros hay que consentirlos, y hasta dejarse coger para que se descubran. Y sobre todo hay tres condiciones que son esenciales, la primera valor, la segunda valor y la tercera valor.».
Y se separaron.
“Punteret” marchó enseguida a cumplir con la presidencia y lleno este requisito, se encaminó en busca de “Coriano”. Una vez ante el cornúpeto, desplegó el trapo y tanteó con un pase natural al que siguieron dos de la misma clase, cinco con la derecha, tres altos, tres cambiados y uno de pecho, buenos en general y parando los pies, para arrancarse al volapié con un pinchazo caído.
Un pase con la derecha y uno alto, precedieron a un pinchazo en su sitio a paso de banderillas, cuarteando y echándose fuera.
Tres pases naturales, cuatro altos cambiando de mano en uno de ellos, tres naturales y uno cambiado, y larga un pinchazo barrenando saliendo por la cara, perseguido y achuchado, perdiendo el trapo. Intenta saltar la valla, pierde el estribo, y el toro le tira varios derrotes, en uno de los cuales le suspende y le hace caer al otro lado del callejón.
Se levanta y vuelve al circo. Sin preceder pase alguno, da un pinchazo y cae delante de la cara, estando oportuno al quite “Frascuelo”. Repuesto “Punteret”, da tres pases naturales, uno con la derecha y tres altos y en uno sale encunado, perdiendo el trapo y no sufre un percance gracias al capote de “Cara”, que se llevó al cornúpeto, al que dio unos capotazos buenos.
Vuelve a la pelea, y sin andarse ya por las ramas, larga una baja con tendencias.
El diestro cojeando, y oyendo palmas y pitos, cumple con la presidencia y se retira a la enfermería…”
Y en el capítulo de Apreciación, en el que el entonces llamado revistero hacía un análisis de la actuación de los toreros, Media Luna reflexiona así:
“Punteret”, que ayer consolidaba su situación de matador de toros de alternativa. Sólo mató el primer toro, y a pesar de todo lo que le sucedió en las tres veces que fué cogido y una achuchado, estuvo valiente y no permitió que Salvador continuara la lidia a pesar de que éste le cogió una vez los trastos, ni obedeció la orden de los alguaciles, que por mandato de la presidencia le invitaron a retirarse a la enfermería.
En los primeros pases que dio, estuvo fresco y paró. Después tuvo mucha desgracia.
Así es que no hemos de imitar nosotros a los que silbaban a un diestro que tomaba ayer la alternativa con un toro que había sido fogueado y que hacia una faena para deslucir al mejor maestro...
El parte facultativo de las lesiones sufridas por Punteret rendido por el doctor José Lacasa fue el siguiente:
El espada Punteret, ha sufrido una herida contusa en la región subescapular izquierda, otra en el tobillo derecho y varias contusiones de primero y segundo grado en diferentes partes del cuerpo; lesiones todas que le impiden continuar la lidia.
El día después
Es Cossío quien señala que esta tarde le representó a Joaquín Sanz un retroceso en su carrera y que a partir de ella se procuró el refugio en las plazas americanas, mismas que le eran ya conocidas pues desde el invierno 1884 – 85, antes de recibir la alternativa, ya había actuado en las plazas de la República Oriental del Uruguay.
Sigue intentándolo en España, pero será propiamente en Montevideo en donde se erija como ídolo. Y allí será donde toree su última tarde, el 26 de febrero de 1888, en lo que fuera la Plaza de Toros de la Unión, en la que alternó con Juan Jiménez Ecijano – otro torero de sino trágico – y Pepete en la lidia de toros de Felipe Victoria. El toro Cocinero, que correspondía a Ecijano, le infirió una grave cornada al intentar banderillear sentado en una silla.
El diario La Razón de Montevideo, reflexiona lo siguiente acerca del percance:
El accidente de Punteret fue casi un suicidio, como lo sería el abocarse a la sien una pistola cargada aun sin ánimo de disparar el tiro. Basta entender medianamente lo que es el toreo para darse cuenta de que aquello, con ajuste a las reglas del arte, no debió suceder. El matador se ensartó en el cuerno, como se estrella un albañil contra el suelo al pisar un andamio flojo...
Joaquín Sanz Punteret falleció a consecuencia de las heridas recibidas dos días después.
Los toros al Sur del Ecuador
Estamos acostumbrados a pensar siempre en que al Sur del Ecuador la fiesta reside en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, pero pasamos por alto que hubo un día en el que al menos se intentó radicar para satisfacer la afición de los emigrados españoles y sus descendientes en otros países más australes como la República Oriental del Uruguay y en Argentina, pero que la influencia del pensamiento de otros grupos de nacionalidades europeas prevaleció y terminaron por erradicarla.
Sin embargo, las actuales formas de comunicación me descubren que, por ejemplo, en Uruguay hay interesantes grupos de aficionados, que hoy pueden disfrutar de la fiesta, aunque ésta se desarrolle en lugares lejanos a su tierra, en la que no la pueden disfrutar. Y luego se quiere afirmar que la fiesta de los toros no es universal. Simplemente hay que ver un poco más allá de la calle de enfrente y nos daremos cuenta de que tiene presencia donde menos nos imaginamos.
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