Le llamaban El Príncipe del Toreo |
Alfredo Leal debutó como novillero en la plaza más grande del mundo el 11 de junio de 1948, flanqueado por nuestro Alfonso Pedroza La Gripa y Tacho Campos, para lidiar novillos de don Jesús Cabrera, ganadero que tendría predilección por las cristalinas maneras de este torero. Da la vuelta al ruedo tras la lidia del novillo Muñequito en esa oportunidad y se abre las puertas de las demás plazas de la República y así, el 26 de septiembre de 1948, hace su única aparición con ese carácter en el viejo Progreso de Guadalajara, sustituyendo a Rafael Rodríguez, quien dos domingos antes había irrumpido como volcán en la Plaza México. Actuó Leal junto a Arcadio Ramírez y Joaquín Díaz para despachar novillos de Santín. Don Paco Madrazo recuerda así esa actuación: Es un diestro de fino hacer y limpio trazo… La gente comenzó a hablar de Leal, un torero de cristal….
Tras recibir en 1949 dos cornadas de un novillo de La Punta en la Plaza México, Alfredo Leal se aparta de los ruedos, para volver con el ánimo renovado en la temporada novilleril de 1952, misma de la que resulta ser uno de los triunfadores y con ello se ganó el derecho a recibir la alternativa en la siguiente “temporada grande”, misma que se programó para la tercera corrida del ciclo, en la que se anunció originalmente un encierro de Zacatepec para Carlos Arruza – quien toreaba la que resultó ser la campaña de su despedida –, José María Martorell y el toricantano. Al final de cuentas, se lidiaron solo cuatro de los toros del encierro titular y por una cuestión administrativa – el hierro de mayor antigüedad tenía que abrir y cerrar plaza – los dos sustitutos de La Laguna vinieron a corresponder al toricantano.
El toro de la cesión se llamó Cortapelo y Alfredo Leal estuvo bien con él. La tarde fue para su padrino Carlos Arruza, quien realizó una de sus grandes obras en la Plaza México ante Bardobián de Zacatepec. Los sucesos de la corrida los cuenta así la crónica de agencia publicada en el diario El Informador de Guadalajara, del día siguiente del festejo:
México, D.F., noviembre 16. - Ante un lleno imponente se efectuó esta tarde una corrida en la Plaza México, alternando Carlos Arruza, José María Martorell y Alfredo Leal, habiendo recibido este último la alternativa de manos de Arruza. Se lidiaron cuatro toros de Zacatepec y dos de La Laguna; estos exclusivamente para Leal, quien estuvo desafortunado en su faena.
Al primer toro de la alternativa, bravo y pegajoso, le hizo Leal una empeñosa faena, coronándola con una impresionante estocada de efectos rápidos. A su segundo le hizo un trasteo anodino, en el que a menudo fue el toro el que se impuso al diestro. Lo terminó con una buena estocada, ante la indiferencia general.
Arruza se enfrentó a su primero, que resultó el manso de la tarde. Lo banderilleó sin fortuna, pero le hizo una faena dominadora, con muletazos por bajo muy bien rematados, inclusive varios derechazos, antes de matarlo con una estocada caída. A su segundo le cuajó un extraordinario quite por gaoneras; lo banderilleó en forma magistral y le hizo una gran faena con pases de todas marcas; naturales pletóricos de mando, derechazos pausados y dos muletazos de su invención, pasándose la res por la espalda; le hizo un gran molinete de rodillas y mató de una soberana estocada, todo lo cual convirtió la plaza en un manicomio. Se le dieron las dos orejas y el rabo, y se le hizo dar varias vueltas al ruedo.
Martorell también logró una buena actuación. Veroniqueó toda la tarde en forma espectacular, con las manos muy bajas, haciendo que la música sonara varias veces en su honor. Cuajó dos dramáticas faenas, metido siempre entre los pitones para hilvanar naturales y derechazos indiscutiblemente emocionantes. Mató a su primero de una buena estocada y le cortó la oreja, dando la vuelta al ruedo. En su segundo también cortó oreja en medio de aclamaciones”.
La crónica atribuye a José María Martorell el haber cortado dos orejas esa tarde. Por su parte, la estadística que recuperó don Luis Ruiz Quiroz para la obra Plaza México. Historia de una cincuentona monumental, señala que solamente cortó la oreja al quinto de la tarde. El texto de la obra, escrito por don Daniel Medina de la Serna, coincide en lo esencial con la crónica que transcribo, en el sentido de que la alternativa de Leal fue anodina.
La falta de un triunfo sonado en esta fecha le impidió a Alfredo Leal el caminar con la dignidad de matador de toros de inmediato. Tanto así, que al año siguiente renunció a ella y marchó a España a torear como novillero y a conseguir de nuevo la categoría de matador de alternativa, la que ahora sí, paseó con categoría por casi tres décadas por los ruedos del mundo. Pero ese es un asunto del que me ocuparé más adelante en esta misma bitácora.
Alfredo Leal falleció en la Ciudad de México el 2 de octubre de 2003.
Aquí inserto un vídeo de una actuación de Alfredo Leal, a mitad de los años sesenta, en la plaza de toros El Progreso de Guadalajara, donde se puede apreciar la gran calidad de su toreo. Ojalá que lo disfruten.
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