domingo, 25 de mayo de 2014

La sentencia de Frascuelo

Salvador Sánchez Frascuelo
El pasado martes – 20 de mayo – ocurrió en la plaza de Las Ventas un hecho infrecuente. Tras de estoqueado el segundo toro de la tarde el festejo tuvo que ser suspendido porque los tres espadas del cartel estaban ingresados en la enfermería del coso y el servicio médico determinó que no les era posible continuar en la lidia. De inmediato se trajeron al recuerdo algunos de los antecedentes más inmediatos de suspensiones similares. De mi cuenta, repasé la historia de la plaza y creo haber encontrado todos los casos en los que sucesos así se han producido. Un breve recuento de cada uno de ellos es el siguiente:

26 de junio de 1955: Novillada picada. Alternaron Juan Gálvez, Jaime Ostos y Arán de la Casa Morenito de Talavera – la crónica le llama Antonio –. Salieron al ruedo 2 novillos de Fermín Bohórquez y uno de El Pizarral de Casatejada (1º, sustituto del titular, devuelto por reparado de la vista). 

Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, en su crónica publicada en el diario ABC de Madrid, entre otras cosas, relata lo que sigue:
En el segundo lance de la corrida Gálvez sufría una cogida que le produjo una herida de diez centímetros en el muslo derecho. El novillo era peligrosísimo por el lado derecho y reparado de la vista por el izquierdo. El presidente, según lo pedía el público, lo retiró y salió uno de «Pizarral», despachado por Jaime Ostos. El segundo novillo fue también, naturalmente para Jaime... Va su deseo más allá del genio del novillo. Se queda en la cara, sufre un pitonazo y dos achuchones más. Se pasa sin herir; tres pinchazos, media estocada. Descabella. Pasa a la enfermería. Cuando sale el tercero está solo el novel «Morenito»... Procura sobreponerse Antonio de la Casa... Ya está el cuarto sobre la arena. También ha de ser para «Morenito», según el turno del forzado mano a mano. Al dar Antonio uno por alto con la mano izquierda es enganchado y revolcado. Otra cornada en el muslo derecho, de diez centímetros de extensión y otra en la región perineal anterior... Ostos coge los trastos. Y el novillo le coge a él en seguida... Conmocionado, pasa a la enfermería... Pedro de la Casa despachó al novillo. El público pensó que iba a continuar la fiesta. Apareció el texto del artículo 97. Dentro quedaban dos novillos de Bohórquez. Un escándalo...”
Partes facultativos: Juan Gálvez sufre una herida en el tercio inferior, cara interna del muslo derecho con trayectoria ascendente de 10 centímetros, que deja al descubierto el conducto de los abductores, de pronóstico menos grave. «Morenito de Talavera» dos heridas: una situada en la cara interna, tercio inferior del muslo derecho, con dos trayectorias, una ascendente de 10 centímetros, que produce destrozos en los músculos semimembranoso y semitendinoso y tercer abductor y otra oblicua, de 15 centímetros que atraviesa el muslo y termina en el tejido celular subcutáneo de la cara externa, contusionando el paquete vascular y el nervio ciático; y otra herida en la región perineal anterior, con una trayectoria oblicua hacia adelante y abajo, que termina en la cara interna, tercio superior del muslo izquierdo. Pronóstico muy grave. Jaime Ostos, puntazo en la región glútea, conmoción cerebral y erosiones de pronóstico reservado. 
25 de mayo de 1975: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaron mano a mano Francisco Ruiz Miguel y Antonio José Galán. Se corrieron 5 toros de Alonso Moreno de la Cova y uno El Jaral de la Mira (6º), que hirió al sobresaliente Julián de Mata. La corrida de Alonso Moreno sustituyó a una de Osborne, rechazada en el reconocimiento.

Vicente Zabala Portolés escribió en su día lo siguiente:
Afortunadamente las aparatosas cogidas de Galán y Ruiz Miguel no han revestido caracteres graves. A partir del quinto toro se quedó solo el sobresaliente Julián de Mata, al que conozco desde hace más de veinticinco años, cuando iniciaba su carrera en unión de Alfonso Merino, Luis Parra «Parrita»... y otros tantos que iban a torear de salón al «Pilón» junto a la vía del tren de Arganda... Ni los años ni el desentrenamiento perdonan... Quiso dar la cara, pero ya no está en condiciones para ello. En mi vida me he acongojado más en una plaza de toros. El sobrero de Jaral de la Mira le atravesó un pulmón. Pudo costarle la vida el querer volver a sentir emociones, que bien muertas están...

Partes facultativos: Ruiz Miguel: Herida superficial en región malar izquierda. Puntazo en cara posterior del muslo izquierdo. Conmoción cerebral. Pronóstico Reservado. Antonio José Galán: Contusiones y erosiones múltiples. Conmoción cerebral. Pronóstico reservado. Julián de Mata: Herida por asta de toro en cara posterior del hemitórax derecho, entre novena y décima costillas, penetrante en cavidad torácica, produciendo graves destrozos en lóbulos inferior y medio del pulmón derecho, contusionando el pericardio. Intenso shock traumático que precisa 1,200 centímetros cúbicos de sangre. Pronóstico muy grave.
26 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Los diestros fueron Rafael de Paula, Manolo Cortés y Francisco Ruiz Miguel. Salieron al ruedo dos toros de El Torero y uno de Juan Andrés Garzón (3º). 

Es de nuevo la crónica de Vicente Zabala Portolés, publicada en el ABC madrileño, la que nos relata lo sucedido ese día:
El Paula no midió que le quedaban tres toros. Animoso como estaba quiso darle un quite al toro de Torrealta. Recogió el capote y muy al filo del pitón, sin cruzarse, dibujó tres lances de corto mando, pero de precioso trazo, tres verónicas de pura filigrana por lo lentas y cadenciosas. Cuando se presentía el remate, el toro se le quedó debajo del capote. Lo derribó y le metió la cara en el suelo corneándole con saña. El gitano no pudo incorporarse. Estaba inconsciente. La cogida fue impresionante, pues Rafael sangraba por la cara abundantemente. Fue llevado a la enfermería sin sentido enmedio de la general preocupación. Ahí se acabó la corrida... Ruiz Miguel también salió con ganas de triunfo... Luego los nervios le traicionaron. Se aceleró un poquitín. Sufrió una cornada en un muslo de pronóstico menos grave, pero siguió en la arena hasta que mató al toro. Los aplausos le acompañaron hasta la enfermería. Parecía que Manolo Cortés había respondido al tratamiento del neurólogo que le asistió en Sevilla... Pero aquí volvió a hacer su aparición la parálisis precisamente ante el toro, que se manifiesta con una flojedad terrible que le deja indefenso. Mató como pudo al noble toro de Garzón... Según mis noticias no solo peligra su carrera taurina, sino que de avanzar la enfermedad medular, Manolo Cortés podría acabar sus días en una silla de ruedas... Con el cuarto toro en la arena se suspendió la corrida. Jaime Ostos saltó al redondel. Pidió autorización, a la vieja usanza, para estoquear los toros que quedaban. El presidente denegó el permiso. No era un chaval o un indocumentado el que pedía que la corrida continuara. Bajo la responsabilidad de Ostos, cuya profesionalidad está largamente acreditada, el usía debió complacer al público. Reglamentariamente cumplió, pero ¿cuántas veces se hace la vista gorda?...
28 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaban Paco Alcalde, Ortega Cano y Niño de Aranjuez. Se lidiaron dos toros de Victorino Martín y uno de El Torero (3º).   

Vicente Zabala atestiguó dos días después del festejo anterior otra tarde con visos de tragedia. Así lo contó en el ABC de Madrid:
La corrida de Victorino salió con un trapío decoroso... La corrida de Victorino era eso; una corrida de toros para una plaza de primera. No cabía motejarla esta vez de terrorífica... No tiene justificación la disparatada actuación de Paco Alcalde, que ha podido concluir en tragedia por haber perdido totalmente los papeles... cuando los toreros pierden el sitio, «su sitio», aunque sea el de voluntariosos trotarruedos, es absurdo insistir... Mal estuvo Alcalde con su primero... El toro de Victorino iba muy bien, especialmente por el lado derecho, pero no había que dudarle, afianzar las zapatillas y cerrar la mano... Al final incluso sacó algún muletazo aceptable. Pero se veía la inseguridad del que no está en su momento. De pronto se lo echó a los lomos. El «victorino» le corneó con rapidez, muy certero, volviendo a meterle la cara en el suelo... Ortega Cano, joven torero, está en su momento. La revelación de San Isidro se ve de lejos que tiene afición y unos enormes deseos de ser figura del toreo... Ortega Cano se había entregado con ese celo admirable de los toreros que quieren ser... a continuación, muy despacio, emprende el volapié con la mirada fija en el morrillo. El toro era rápido. Y también rápido había que haberle entrado. Cogida de novato, de honrado, de «primo» suelen decir las gentes de coleta en su jerga... El Niño de Aranjuez venía a sustituir a Ruiz Miguel. El hombre se llevó un sobrero de la ganadería de Salvador Domecq, más espectacular que los propios «victorinos», un auténtico «tío» manso y con fuerza. El de Aranjuez, muy nuevo todavía, anduvo a empellones con él. El muchacho quiso justificarse, pero el «pavo» era un regalito. Lo hirió por la axila. Cuando vino a la barrera muy pocos vieron que llevaba la casaquilla manchada de su propia sangre... Una vez más, por favor, respeto para los que se juegan la vida. Hay que pronunciarse al final de las actuaciones, incluso con toda la dureza que se crea conveniente, pero fuera de la broma, el pitorreo (que viene de pito) y las palmas de tango durante la lidia. No se pide blandenguería ni tolerancia. Solo justicia y respeto. Sobre todo respeto…

Partes facultativos: Paco Alcalde sufre dos heridas por asta de toro, una en el tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo con trayectoria hacia abajo, de 20 centímetros de profundidad, que produce destrozos en músculos aductores y contusiona el paquete vásculo – nervioso y otra en el tercio medio de la cara interna del muslo derecho con trayectoria hacia arriba, de 15 centímetros, que produce destrozos en el músculo vasto interno. Pronóstico grave. Ortega Cano sufre herida por asta de toro con entrada en cara posterior del tercio inferior del muslo izquierdo, con trayectoria hacia arriba de 25 centímetros, que produce destrozos en el músculo semimembranoso y tiene su salida en el tercio superior del mismo muslo. Pronóstico grave. Pedro Fernández «Niño de Aranjuez», sufre herida por asta de toro en la cara interna del tercio superior del brazo derecho, con trayectoria hacia arriba, de 10 centímetros, que contusiona el paquete vásculo - nervioso. Pronóstico menos grave.  
En el límite

Hay múltiples tardes en las que un solo torero se ha quedado con varios toros o con la corrida completa por percances de sus alternantes. Algunas de las que la historia recuerda o de las que he encontrado de interés son las siguientes:

18 de mayo de 1941: Corrida de toros. Alternaban Gitanillo de Triana, Pascual Márquez y Fernando Domínguez. Enfrentaron toros de Concha y Sierra. Es la tarde de la cornada mortal de Pascual Márquez – falleció 12 días después – y aunque don José Mª Sotomayor afirma que Gitanillo de Triana mató 5 toros porque Fernando Domínguez solamente mató uno, la crónica que Giraldillo hace de la corrida afirma que el vallisoletano solamente se preocupó por salir ileso de la tarde, y lo logró

12 de agosto de 1945: Novillada picada. Alternaron Rafael Llorente, Jesús Guerra Guerrita y Manolo Navarro. Novillos de Demetrio Fraile. Rafael Llorente mató los seis novillos por percances de Guerrita – grave – en el segundo de la tarde y de Manolo Navarro – menos grave – en el tercero.

25 de mayo de 1952: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Raúl Acha Rovira, Juan Silveti y Pablo Lozano. Toros de Pablo Romero. El tercero de la tarde envió a la enfermería a Pablo Lozano y a Rovira. Así, Silveti mató 4 toros y se convirtió en el primer torero mexicano en abrir la puerta grande de Las Ventas en una feria de San Isidro, tras de cortar las dos orejas a Campero, quinto de la corrida.

26 de octubre de 1952: Novillada picada. José Rodríguez Pichardo, Manolo Cano y Francisco Blázquez Pacorro. Los novillos fueron de José Carvajal. Rodríguez Pichardo mató 5 novillos por cornadas de sus alternantes. Pacorro no mató ninguno. Ambas cornadas recibieron calificativo de graves. El encierro lidiado era el sexto que presentaba el ganadero en su prueba de ascenso.

13 de julio de 1968: Novillada picada. Juan Antonio Alcoba El Macareno, como único espada. 6 novillos de El Castillejo. Fue herido al iniciar la faena al sexto de la tarde con el cartucho de pescao en los medios. El sobresaliente Pedro Santamaría finiquitó el festejo.

30 de mayo de 1971: Corrida de toros. Feria de San Isidro, Antonio Bienvenida y Andrés Vázquez. Mano a mano. Concurso de ganaderías: Palha, Juan Mari Pérez Tabernero, Passanha, Alonso Moreno de la Cova, Fermín Bohórquez y Murteira Grave. Andrés Vázquez fue herido por el 4º y así Antonio Bienvenida mató cuatro toros esa tarde y cortó cuatro orejas en una de las tardes más grandes de su trayectoria por los ruedos.

17 de octubre de 1971: Novillada picada. Ángel Rodríguez Angelete, Bartolomé Sánchez Simón, Antonio Martín Guerrita y Eduardo Torres Bombita (Rej.). 5 novillos de Flores Albarrán (1 Rej.) y 2 de García Aleas (4º y 5º). Angelete mató 5 novillos por percances de Simón en el 2º de la tarde – menos grave – y Guerrita en el 3º - probable fractura de húmero, pronóstico reservado – y además el banderillero Aurelio Calatayud, también ingresó en la enfermería con probable fractura de costillas.

La sentencia de Frascuelo

El 13 de noviembre de 1887 se celebró – tras dos posposiciones – la corrida a beneficio de la sociedad filantrópica El Gran Pensamiento. Ante diez toros de varias ganaderías actuaron Frascuelo, Cara – Ancha y Ángel Pastor. Originalmente Luis Mazzantini iba en la combinación, pero con el cambio de fechas no pudo actuar por tener programado un viaje a América y los toros de su lote los estoqueó al final de la corrida Rafael Sánchez Bebe, a quien Salvador Sánchez quería otorgar la alternativa al siguiente año en Madrid.

El primer toro de la tarde se llamó Peluquero, era de la ganadería de Antonio Hernández y de capa negra. Al tirarse a matar, el toro prendió a Frascuelo por debajo de la faja y le infirió una cornada en el vientre. Aún encontrándose herido se levantó y permaneció en el ruedo para finiquitar al toro.

Pasó a la enfermería y allí los médicos Pérez Obón y Alcaide de la Peña procedieron a explorar la herida y a practicar las primeras curaciones. Los miembros de su cuadrilla los miembros de su cuadrilla Ostión, Pulguita, Ojitos y Bebe aparecieron por la enfermería y el primero de ellos hizo un gesto de condolencia por el estado de su maestro. Ante tal expresión, la respuesta del Negro fue la siguiente:
Los toros dan esto porque no pueden dar otra cosa. Si dieran caramelos daría gusto torear. Pa evitar verse así no hay más que dos caminos: huir o cortarse la coleta…
Y remató la lección:
No me había tocao en toa la temporada un toro tan bueno como éste. Le toree a placer y cuando le vi cuadrado, quise meterle el pie a favor de obra, porque yo daba la espalda a los chiqueros. Entonces, se tapó. Quise ponerle en suerte y como hoy había en Madriz una teja que tenía que caerle a alguien en la cabeza, me cayó a mí. No ha pasao más
Apostilla final

En una de sus relaciones Vicente Zabala Portolés reclama respeto para los toreros. El contexto en el que lo pide es bien distinto al que en estos días se reclama ese mismo respeto para quienes se visten de luces. Hoy, la falta de respeto de un sector de la población es evidente y en los días de Zabala, me parece, era mera exigencia, subida de tono quizás, pero exigencia al fin, derecho inalienable del que paga una entrada para ver un espectáculo íntegro.

En estos tiempos, individuos sin nombre y sin rostro se dedican a injuriar y a denostar a quienes se visten de luces por el mero hecho de hacerlo. Sin embargo, los sucesos del pasado martes y los que aquí les presento de la historia de la plaza de Las Ventas, creo que dejan claro que en el enfrentamiento del hombre con el toro, el piso está parejo.

Aclaración necesaria: Los resaltados en los textos que se citan, son obra imputable exclusivamente a este amanuense.

5 comentarios:

  1. Magnífico, Xavier. Toda una lección de cultura taurina. Menos mal que seguís ahí. Por eso aún no me he borrado...

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    1. Paco: Gracias por pasar por esta Aldea. Creo que quedó algo farragoso, pero no encontré manera de partirlo en dos sin quitarle sentido. Y más que cultura, diría yo que es repaso por la hemeroteca. Saludos.

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  2. Yo lo he leído al tirón... Y saber buscar en la hemeroteca (y tenerla) es cultura taurina...
    Un abrazo

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  3. Ojalá fuese un simple repaso por la hemeroteca. Mi reconocimiento por la afición, entrega y dedicación por ese trabajo que no es de un par de horas.

    Además, esa frase de Frascuelo es para la inmortalidad...Saludos!

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    1. Miguel Ángel: Quizás no sea un "simple paseo", pero al final de cuentas no deja de ser un repaso hemerográfico de los sucesos. Gracias por pasar por esta Aldea.

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