Es la tarde del 24 de abril de 1998 una de las más importantes que José Tomás haya vivido en la Plaza Monumental Aguascalientes. En actuaciones anteriores había tenido la ocasión de dejar atisbos de su calidad artística, pero sin contar con la posibilidad de redondear una actuación correspondiente a la leyenda que entre nosotros ya se había forjado al ir construyendo su carrera en los ruedos, principalmente en la Plaza de Toros San Marcos. En ese estado de cosas, la tercera corrida de la feria de 1998 se programó con toros de Vistahermosa para Guillermo Capetillo, Jorge Gutiérrez y José Tomás.
Tuve la oportunidad de asistir a ese festejo y ante una entrada que pudiera calificarse de pobre, José Tomás – vestido de purísima y oro – se mostró con una mentalidad y una preparación diferente a la que hayamos podido apreciar aquí en algún torero. Y es que preparaba el asalto a la cumbre que culminaría en Madrid el 28 de mayo de ese mismo año, motivo por el que cada tarde y cada toro previos a esa cita eran un capítulo más en su preparación para esos trascendentes compromisos.
De la crónica publicada en El Sol del Centro al día siguiente del festejo, sin firma, pero atribuible a don Juan Esparza Rodríguez, encargado ya en esos días de esos menesteres en el diario, extraigo lo que sigue:
José Tomás bordó el toreo de clase y cortó dos orejas. Gran estocada de Gutiérrez que dejó patas arriba a “Lucero”. Capetillo salió del compromiso. Poca gente en los tendidos para un 24 de abril. Salió el colorado “Saleroso”, que no lo fue tanto, pero que sí tuvo clase y permitió a José Tomás lucirse al torear con capa y muleta para luego coronar la actuación con la espada y pasear por el ruedo de la Monumental de Aguascalientes las 2 orejas, hubo arrastre lento para los despojos del astado de Vistahermosa... Podrán los inconformes sostener que “Saleroso” fue un bicho cornigacho y tirando a cubeto, o sea que no ofrecía gran peligro, pero cuando en la faena de muleta trató de que José Tomás se quitase o bien diera un paso atrás, le faltaron más de esos al astado para conseguir su objetivo, ahí inmóvil como estatua permaneció el torero y claro que terminó por obligar al vertebrado a embestir... Pero desde que se abrió de capa fue para ofrecerle a los paganos un recital de lo que es torear con clase a la verónica: brazos desmayados, bajos y llevando embebido al cornúpeta... Fue suficiente un puyazo, entonces José Tomás realizó un quite por principescas chicuelinas, todo era girar las plantas de los pies en un palmo de terreno... Un muletazo por alto, un firmazo hermoso, otro por alto y uno más de la firma, para luego uno hondo trincherazo y el júbilo de los asistentes al magno coso... Tanda de derechazos, eran muletazos aterciopelados... El engaño a la mano izquierda y la faena en el mismo lugar del ruedo de la Monumental... Naturales lentísimos, se podría decir que en cada uno de ellos el tiempo se detenía y al rematar con el de pecho, era un muletazo que iniciaba el 24 de abril para terminarlo el día siguiente... Habrá aficionados que recordarán aquellas verónicas, otros las quietísimas y sedeñas chicuelinas, no faltarán los que se queden con los circulares y todos recordarán aquellos templadísimos naturales, pero habrá algunos que se quedarán con aquellos casi eternos muletazos de pecho... La estocada, tardó en entregarse “Saleroso”, pero estaba herido de muerte y por fin se entregó...
Yo coincido en alguna medida con la relación de don Juan. Efectivamente Saleroso era de escaso trapío por su poca cara, muy justo de fuerza y soso, aunque precisamente podría ser en esas características negativas del toro que residiera el valor de la obra del torero, pues tuvo que ponerlo todo para capturar la atención de la asistencia a la plaza. También recuerdo que una estocada algo desprendida – y que provocó que Saleroso tardara en doblar – le privó quizás de cortar un rabo que seguramente nadie hubiera protestado.
El resto de la corrida participó de los mismos defectos de Saleroso, fue débil, sosa y de pobre presencia. De allí que como señala la cabeza de la crónica que me sirve para apoyar esta remembranza, aparte de la faena de José Tomás, únicamente se pueda traer también al recuerdo una gran estocada de Jorge Gutiérrez al segundo de la tarde.
El festejo de hoy: Novillos de Claudio Huerta - originalmente de Real de Saltillo - para Ricardo Frausto, Nicolás Gutiérrez y Diego Emilio. Los novilleros actuantes se disputan la Oreja de Plata, conjuntamente con los anunciados para el día 10 de mayo.
José Tomás, ¿qué fue de ese torero? Se dice que toreó muy pocas corridas por temporada, lo justito para mantener la expectación y acrecentar la leyenda, pues fuese con lo que fuese, todo se le jaleaba, aunque los torillos fueran de la talla pequeña.
ResponderEliminarUn saludo
Y sin embargo, quizás esa faena de “Saleroso” sea la más importante que haya realizado en nuestra plaza… Gracias por pasar por aquí.
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