sábado, 28 de mayo de 2011

Mexicanos en San Isidro (III/III)

Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid
El último tramo cronológico del tema que me ha ocupado estas últimas fechas, va a contener un importante número de novedades, pero implicará también, a la manera de la presentación de los grandes maestros de la música, una especie de encore de algunos importantes diestros de generaciones anteriores que, a pesar de haber dejado su impronta en la Monumental de Las Ventas en su tiempo, volvieron a intentar ratificar su categoría en su redondel – y alguno lo consiguió – a pesar de que en España y en México, venían promociones de toreros empujando fuerte y el promedio del aficionado que ocupaba los tendidos de la plaza, ni siquiera tenía idea de quienes eran.

En este misma sección temporal, vuelven a hacerse presentes en el ruedo madrileño los novilleros de nuestro país, que durante las dos décadas anteriores habían estado ausentes de lo que se reconoce como la feria taurina más importante del mundo y durante algunos años, fue su actuación la única que mantuvo presente a la torería mexicana en este serial. Tendremos también en esta última época la feria – la actual, de 2011 – con la mayor cantidad de toreros mexicanos actuando, cinco en total, superando al año de 1963, en el que estuvieron presentes cuatro diestros nacionales – dos matadores de toros y dos novilleros – aunque en aquella oportunidad ocupando seis fechas, al igual que este año.

Los contemporáneos en San Isidro

Decía arriba que los toreros contemporáneos son en la mayor medida los personajes de este último capítulo, aunque nos encontraremos en fechas señaladas con la presencia de nombres destacados de generaciones anteriores que volvieron a Madrid a demostrar que seguían siendo figuras del toreo. Alguno lo consiguió, otros simplemente acusaron los efectos del paso de Cronos. Aquí pues, lo que considero que destaca de las dos últimas décadas en la presencia mexicana en la Feria de San Isidro:

1991: Miguel Armillita, la tarde del 21 de mayo, en que alternó con Curro Vázquez y César Rincón en la lidia de toros de Baltasar Ibán, materialmente atestigua el surgimiento de una figura de época, en la persona del torero colombiano. De su actuación esa tarde, Vicente Zabala Portolés, escribió para el ABC madrileño lo siguiente: Armillita se dejó ir un buen toro. Inicia bien, pero no remata. Me parece que le falla el motor. Dicen en México que se trata de un buen torero, que se ha sacrificado poco. Me parece que no van descaminados. Fea se le pone la campaña española. Y lo siento, porque soy un sincero admirador de las dinastías toreras. Pero no olvide que los blasones hay que mantenerlos relucientes. Mala cosa es dormir sobre los laureles de la historia.


Miguel Espinosa Armillita Chico
El 29 de mayo, reaparecía en Las Ventas Eloy Cavazos. Su última actuación en ese ruedo fue el 18 de mayo de 1975, prácticamente 16 años antes. Con Roberto Domínguez y Joselito enfrentó 3 de Los Guateles (2º, 3º y 4º), 2 de Peñajara (1º y 6º) y uno de Alcurrucén. Tras del festejo, declaraba a Emilio Martínez, de El País, lo siguiente: «Animado por el cariño de este gran público, a mi primer toro le di, con mi estilo alegre y variado, los ocho ó 10 pases que tenía». El mexicano creía que el público también valoró mucho su valentía y entrega a la hora de matar: «No es ningún mérito, es que, como soy tan chaparrito, no me queda otro remedio. Hay que hacer honor a nuestra profesión de matador de toros, ¿no?».
 
El 1º de junio, es nuevamente Eloy Cavazos el que da la nota. Alternó con Fernando Lozano y Enrique Ponce en la lidia de toros de Los Bayones y le cortó una oreja al cuarto. Joaquín Vidal, en su crónica del diario madrileño El País, reflexionó lo siguiente: Eloy Cavazos contribuyó a la diversión toreando con alegría. Dios le bendiga por eso. En época de toreros aburridos, de toreros que confunden la grandeza del arte de torear con darse ínfulas -y acaban siendo bastante horteras, los pobres- era un gozo ver al veterano mexicanito, chiquito pero matón, alegrando la embestida del toro, llamándole de usted – «¡Ándele no más!», decía –, y con la sonrisa en los labios, sin necesidad de poner cara de drama, ni fingir tentativas de suicidio, iba y le enjaretaba redondos, ligándolos sin perder ni un milímetro de terreno, que es como se hace el buen toreo.

Mariano Ramos
1993: El 16 de mayo reaparece Mariano Ramos en Las Ventas. Alterna con José Antonio Campuzano y Vicente Ruiz El Soro, para lidiar una corrida portuguesa de Murteira Grave, cinqueña y que sacó muchísimas complicaciones. Vicente Zabala Portolés tituló así su crónica para el ABC de Madrid: Los Lozano se olvidaron de poner a Bombita, Machaquito y Vicente Pastor. Esta crónica la debería haber firmado Dulzuras, primer crítico de ABC. El torero, tras del festejo, declaró a Luis García, del mismo diario, lo siguiente: He visto lidiar toros de Murteira en varias ocasiones. Los he visto buenos; algunos con problemas; pero como éste, ninguno. Parece como si el más malo de la ganadería me lo hubieran reservado... Es posible que no haya acertado a cogerle la distancia, pero no obstante, he de decir que ha sido un toro más para el público que para el torero... espero poder desquitarme en la otra corrida que me queda.

El 30 de mayo volvió a actuar Mariano Ramos, esta vez alternando con Pepín Jiménez y Mariano Jiménez en la lidia de toros de Celestino Cuadri. De nuevo se vio desconfiado, aún teniendo un toro (4º) que de acuerdo con las crónicas, servía. Al final del festejo, declaró a Luis García lo siguiente: Esta profesión es complicada y tengo que decir que me voy en deuda con Madrid y su afición. Con una espina clavada, que voy a tener presente hasta que goce de una nueva oportunidad para quitármela.
 
1994: El 14 de mayo confirma su alternativa Alejandro Silveti. David Luguillano, en presencia de Miguel Rodríguez, le cede al toro Pastelero de Peñajara. De su actuación, Joaquín Vidal rescata: …Inválido el primero, Alejandro Silveti apenas pudo instrumentarle tres verónicas ceñidas, par de gaoneras, otros tantos derechazos. En el cuarto repitió Silveti las gaoneras, dio dos espeluznantes pedresinas en el centro geométrico del redondel, sorteó las inciertas arrancadas... y tras del festejo, el torero declaró a Luis García lo siguiente: Hubiera querido hacer mis cosas con más claridad... pero ha resultado imposible rematar la tarde. Después de esta actuación se queda uno con ganas de volver...


1995: El 2 de junio, en corrida en la que Miguel Armillita actuaba con Manuel Caballero y Antonio Borrero Chamaco, para lidiar toros de Juan Andrés Garzón (1º, 2º y 6º), Gabriel Hernández García (4º y 5º) y Herederos de Carlos Núñez. El cuarto de la tarde, al tirarle un derrote, le hiere gravemente en el cuello con una banderilla. El parte facultativo, aunque lacónico, no deja lugar a dudas de la gravedad del percance: El diestro Miguel Espinosa Armillita Chico fue herido en la región lateral izquierda del cuello. Trayectoria hacia adentro de 15 centímetros, penetrando en faringe. Contusión de arteria carótida y venas yugulares. Pronóstico muy grave. Pasa a la clínica La Fraternidad, de Madrid. Firmado: Dr. Máximo García Padrós.

2000: El 22 de mayo, fueron acartelados Eulalio López Zotoluco, Enrique Ponce y Manuel Caballero para dar cuenta de toros de El Puerto de San Lorenzo y Peñajara (6º). Zotoluco cortó la oreja al 4º de la tarde y de su actuación, Joaquín Vidal destaca lo siguiente: El torero más interesante de la tarde fue el llamado Zotoluco. Serio y entregado en la lidia, pundonoroso en los trasteos de muleta, empeñado en aplicarles a los toros el toreo puro, desgranó muletazos de alta escuela... La segunda faena, tenaz y valiente, también con algunos pasajes cálidos, alcanzó la cumbre en la suerte suprema: perfilado en corto, atacó no echándose fuera como se acostumbra, ni siquiera pasando al hilo del pitón, sino que se abalanzó sobre la cuna y fue la mano izquierda – la muleta echada bajo los belfos – la que vació, mientras hundía el acero en las agujas y salía limpiamente por el costillar... La estocada, por sí sola, valía una oreja. Y se la dieron. Y menudo iba de contento el moreno aceituno Zotoluco presumiendo de ella en su vuelta al redondel.

Octavio García El Payo
2001: El 16 de mayo se produce la reaparición de la novillería mexicana en la Feria de San Isidro. Corresponde a Leopoldo Casasola quien alternó con Javier Valverde y el portugués Luis Vital Procuna, en la lidia de novillos de La Quinta. Casasola solamente pudo recoger una ovación al retirarse a la enfermería tras de llevarse una paliza en el cuarto. El parte facultativo dice: Leopoldo Casasola sufrió una herida inciso - contusa en la región frontal de ocho centímetros. Ligera conmoción cerebral. Puntazo en el tercio superior del muslo izquierdo. Pronóstico reservado. Firmado: Dr. Máximo García Padrós.

2009: Octavio García El Payo, confirma su alternativa el día 20 de mayo, de manos de Miguel Abellán y llevando como testigo al torero catalán Serafín Marín. Se lidiaron 3 de Peñajara (2º, 4º y 5º), Hermanos Torres Gallego (1º), María Cascón (2º) y Pío Tabernero de Vilvis (6º). El toro de la confirmación fue Arábigo, de Hermanos Torres Gallego. El confirmante dio la vuelta al ruedo en el 6º. De la crónica de Antonio Lorca, de El País, recojo lo siguiente: ...algo se puede salvar del desastre. Primero, el torero mexicano El Payo, que sorprendió a todos con su arrojo, valentía, disposición e inteligencia... El sexto era un soso zambombo con el que estuvo hecho un tío, un torero de los pies a la cabeza, y trazó muletazos hondos por ambas manos, aunque sin la necesaria continuidad... pero su forma de estar en la plaza y su disposición le auguran un futuro prometedor. Que no se olvide el tercio de quites que él y Abellán protagonizaron en el primero. Hasta cinco quites entre ambos: El Payo, por gaoneras, chicuelinas y delantales, y Abellán, por verónicas y delantales. No fue un tercio grandioso, pero sí alegre, emotivo y novedoso en tiempos de tanta uniformidad.

2011: El día de San Isidro, Morante de la Puebla, confirmó la alternativa de Arturo Saldívar, en presencia de Alejandro Talavante. El encierro fue de Núñez del Cuvillo. El toro de la ceremonia fue Aguador. De la actuación del torero de Aguascalientes, que salió dos veces al tercio, Ignacio Álvarez Vara, Barquerito, destaca lo siguiente: Confirmó la alternativa ambiciosamente el mexicano Arturo Saldívar... El de la alternativa se movió con son agresivo, y mal ahormado o díscolo, pegó muchos cabezazos. Saldívar, bien conocido en las Ventas como novillero valeroso, salió arrancado y, de rodillas y en los medios, citó de largo para una aparatosa tanda en redondo: los cabezazos del toro fueron como balas que le pasaron silbando las sienes. Si llega a estar Saldívar en pie, no lo perdona el toro, que no vino metido en el engaño. Sopló viento pero no se arredró ni volvió la cara el torero de Jalisco. Firmeza y ajuste impecables, conmovedores. No ceder ni un paso ni un centímetro. La segunda faena de Saldívar, a toro bastante más apacible que el de la confirmación, volvió a tener el sello de la firmeza y la resolución... Arturo repetiría el 27 de mayo en sustitución del linarense Curro Díaz, herido en la Feria de Abril de Sevilla.

El domingo 22 de mayo, reaparecía en Las Ventas Ignacio Garibay. Sus alternantes fueron Serafín Marín y Sergio Aguilar, quienes lidiaron toros de Partido de Resina (3º a 6º), Nazario Ibáñez (1º) y Los Chospes (2º). Pese a que algún sediciente iluminati – y para más tristeza, de Aguascalientes –, con ínfulas de sabio, ha querido hacer aparecer la actuación de Garibay como un fracaso, la realidad es que fue de una gran dignidad ante una corrida que presentó un gran número de complicaciones. El toro, llamado Morito, cercano a los seis años de edad y con 672 kilos de peso, lo brindó en comandita a Eloy Cavazos, Palomo Linares y César Rincón, más o menos en estos términos: Maestros: Quiero brindarles este toro y decirles que me voy a jugar la vida por ustedes, por lo grandes que han sido.

La visión de Andrés Amorós acerca de su actuación es esta: Ignacio Garibay se muestra toda la tarde digno y con oficio. El primero, de Nazario Ibáñez, es muy flojo. Aunque lo lleva templadito, se derrumba. Consigue algunos derechazos de mano baja, asentado y firme. Prolonga la faena y mata mal. El cuarto pesa 672 kilos, es abierto de pitones: ¡un tío! Lo ovacionan de salida pero mansea claramente, barbea las tablas. Huyendo, recibe seis picotazos. No se amilana Ignacio, lidia con oficio pero el toro va con la cara muy alta; en un arreón, lo voltea y se ceba con él. Hasta acabar con el toro, no pasa por su pie a la enfermería: hemos vivido el lado más áspero de la Fiesta. El parte facultativo es el siguiente: «Herida en el tercio medio del muslo derecho de 25 centímetros, con destrozos en músculos tensor, vasto y recto, con salida en el tercio superior». Pronóstico «grave».

El 23 de mayo se presentó en la Feria el novillero de Tlaxcala Sergio Flores, para alternar con el francés Thomas Duffau y el madrileño López Simón en la lidia de novillos de Montealto. La visión de Patricia Navarro, en el diario madrileño La Razón sobre su actuación es la siguiente: La voluntad del mexicano no tuvo fisuras, tampoco en el remate, buscando ajustarse con el toro, llegar al público, transmitir, y se tiró a matar con todo. Se le pidió la oreja, pero esta vez el presidente sacó la vara de medir con el novillero que olvidó con los matadores en otras tardes. El chaval, como si le hirviera la sangre, no quiso dar la vuelta al ruedo. El quinto fue un toro mucho más serio que muchos de los que han salido por Madrid en los últimos tiempos. Derribó al caballo, manseó después y se dejó en tres o cuatro arrancadas por abajo. Había que marcarle muy bien el camino, mucho toque, llevarle, guiarle. En nada ya no había toro, había sido una alucinación, y dejó Flores una faena de novillero cuajado que quiere, con buen concepto y corazón del bueno.

Joselito Adame
Foto: Juan Pelegrín
El 25 de mayo confirmó su alternativa Joselito Adame. Ofició como padrino Sebastián Castella y atestiguó la ceremonia Miguel Ángel Perera. Los toros fueron de Alcurrucén y el de la ceremonia se llamó Escribano, cuya muerte brindó al Rey Juan Carlos I. Tras de su lidia fue llamado a saludar en el tercio. De su actuación escribe Andrés Amorós: Comienza la tarde con ilusión pero se va despeñando hacia la grisura... Quedan en el recuerdo, en definitiva, la alternativa del mexicano Joselito Adame, y la presencia del Rey, al que brindan los tres toreros... Confirma Joselito Adame con «Escribano», levantado, bien hecho, que huye de salida; luego, resulta manejable. Muestra su disposición en chicuelinas. En la muleta, aguanta algún derrote, a costa de enganches. Va mejor por la derecha y consigue buenos pases, arrastrando la muleta por la arena. Mata con decisión. El último, «Guitarra», que pertenece a la famosa familia de los músicos, huye, casi salta la barrera, es francamente difícil. Brinda a sus padres. El mexicano se muestra dispuestísimo: firme, quieto, muy valiente. Aguanta parones y se saca al toro por la espalda. Se la juega de verdad: merece todo el respeto...


Este 30 de mayo se cierra la participación mexicana programada en esta Feria de San Isidro. Y es un cierre que por sí mismo hará historia. Diego Silveti, con su comparecencia, hará presente a la tercera generación de los Silveti en la Plaza de Toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Su abuelo Juan, su padre David – su tío Alejandro también – y ahora él. Y ya que echamos cuentas – como decimos aquí en México –, sería la cuarta generación de toreros Silveti en las plazas de Madrid, porque también Juan, El Meco, su bisabuelo, inició la historia de esta dinastía en Madrid el 8 de abril de 1917 en la Plaza de la Carretera de Aragón, cuando Rafael El Gallo, en presencia de Pacomio Peribáñez y Cocherito de Bilbao, le cedió al toro Zarcillo, de García de la Lama, para confirmarle la alternativa.

El cartel de ese día lo forman el nombrado Diego Silveti, Víctor Barrio y Rafael Cerro, quienes se enfrentarán a una novillada de El Ventorrillo. Insisto, solamente el anuncio del cartel, es motivo para entrar en la historia, pues creo que pocos son los toreros de cuarta generación que han pisado la Plaza de Las Ventas.

Resumen del Periodo


Años de Ausencia: 1990, 1998, 1999, 2003, 2006, 2007.

Festejos toreados:

Miguel Armillita, 9: [1991 (2); 1993 (2); 1995 (2); 1997 (2); 2001 (1)]; Zotoluco, 8: [1997 (1); 2000 (2); 2001 (1); 2002 (1); 2004 (2); 2005 (1)]; Eloy Cavazos, 3: [1991 (2); 2002 (1)]; Alejandro Silveti, 3: [1994 (1); 1995 (1); 1996 (1)]; Jorge Gutiérrez, 2: [1992 (2)]; Mariano Ramos, 2: [1993 (2)]; Manolo Mejía, 2: [1996 (2)]; Arturo Saldívar, 2: [2011 (2)]; El Payo, 1: [2009 (1)]; Arturo Macías, 1: [2010 (1)]; Ignacio Garibay, 1: [2011 (1)]; Joselito Adame, 1: [2011 (1)]; Leopoldo Casasola, 1: [2001 (1) novillada]; El Payo, 1: [2008 (1) novillada]; Mario Aguilar, 1; [2009 (1) novillada]; Arturo Saldívar, 1: [2010 (1) novillada]; Sergio Flores, 1: [2011 (1) novillada].

Carlos Vera Cañitas
Sumando actuaciones fuera de San Isidro, así como en los periodos anteriores objeto de esta serie – en corrida de toros y vestidos de luces – de los diestros que actuaron en el periodo de tiempo que abarca la parte final de esta serie de remembranzas, Miguel Espinosa Armillita y Zotoluco, suman 12 en total, lo que les coloca en el segundo lugar histórico de los toreros mexicanos que más han actuado en la Plaza de Las Ventas, solamente detrás de Carlos Vera Cañitas, que logró en total en su carrera, 14 corridas de toros en ese escenario entre 1944 y 1951. Por su parte, Eloy Cavazos, con las cuatro del periodo anterior, suma 7 en total para su contabilidad histórica; Jorge Gutiérrez así totaliza 6 y Mariano Ramos 4.

Concluyendo

Escribe Javier Villán que hacer una antología es hacer una opción y que hay tantas antologías como antólogos haya. Esta – que en tres partes les he presentado – es la mía. Insisto que cada uno de Ustedes puede tener algún recuerdo más importante para destacar que los que aquí les he presentado y esa diversidad de criterios es lo que hace rica y culta a esta Fiesta. Mi único interés es el recordar el hecho de que nuestros toreros y en algún momento también nuestros toros han sido parte crucial de lo que es reconocido como la feria taurina más importante del mundo. Ojalá que eso motive a nuestros toreros y a nuestros ganaderos a seguir siendo parte activa de ella, para seguir contribuyendo a la grandeza que es consustancial a la fiesta de los toros.

1 comentario:

  1. Xavier:
    Sigo recordando a Armillita, al que como ya te comenté vi torear como los ángeles, del que recuerdo como se movía en la plaza con una parsimonia cansina que se transformaba en lentitud al torear. De Alejandro Silveti esa capacidad para conseguir que se le cortara la respiración a casi 24.000 almas. Y la esperanza en El Payo, que estuvo muy, muy bien de novillero, del que si se dice que estuvo valiente sería una injusticia, porque toreo de verdad, pero al que parece que han querido hacer desaparecer de nuestras plazas. A mi personalmente me gustaría volverle a ver y comprobar si sigue siendo el torero que vimos de novillero.
    Un saludo

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