domingo, 22 de mayo de 2011

Mexicanos en San Isidro (I/III)

Monumento a Livinio Stuyck, interior de la
Plaza de Las Ventas
Livinio Stuyck, quien según Dominique Lapierre y Larry Collins, es descendiente de unos alfombristas flamencos llegados a España en la época de Felipe V, era abogado y accedió a la gerencia de la empresa Nueva Plaza de Toros de Madrid S.A. (Jardón) en una situación coyuntural que sería temporal en un principio, más su habilidad innata para dirigir se reflejó también en los destinos de la Plaza de Las Ventas, la más importante del planeta de los toros, lo que le haría permanecer al frente de ella más tiempo del que habrían calculado, tanto él, como quienes le encomendaron esa tarea.

Una de las innovaciones que don Livinio llevó al manejo de los asuntos de Las Ventas, fue la creación de una serie de festejos de gran tronío en torno a la festividad de San Isidro Labrador, patrono de Madrid y que tenían por objeto el resaltar la importancia taurina de la Villa junto con las demás festividades que enmarcaban la celebración. La primera Feria Taurina de San Isidro – aunque las ferias fueran cosa de pueblos el Marqués de la Valdavia dixit – se da en 1947 y ya en relación con los toreros mexicanos, será hasta 1951 cuando comiencen a aparecer en ella, pues es al final de la temporada mexicana 46 – 47, que se rompen las relaciones hispano – mexicanas y se reanudan precisamente hasta ese calendario.

El primer torero mexicano en comparecer en San Isidro será Rafael Rodríguez El Volcán de Aguascalientes, que el 16 de mayo de 1951 entrará a sustituir a Manolo dos Santos en un cartel que éste inicialmente formaba junto a los sevillanos Pepe Luis Vázquez y Manolo González, para lidiar un encierro de don Felipe Bartolomé. Al final, de los toros anunciados, solo se lidiaron cuatro, completando la corrida uno de doña Francisca Sancho Viuda de Arribas y otro de Castillo de Higares de don Pedro Gandarias.

Esa tarde Rafael Rodríguez confirmó su alternativa de manos del Sócrates de San Bernardo, siéndole cedido el toro Guitarrero de don Felipe Bartolomé, toro al que le cortó la oreja, en consecuencia, la primera que un torero mexicano ha obtenido en esta trascendente feria taurina. Para la anécdota, contaba El Volcán que teniendo preparado el inicio de su campaña para unas semanas después, la ropa de torear que había encargado a la maestra Marcén no estaba lista, por lo que cuando se le avisó de la sustitución, no tenía un terno para vestir y de esa manera, Antonio Velázquez le prestó un terno blanco y oro, nuevo, que fue el que sacó para tan señalada corrida, vestido que después le obsequió Corazón de León y que la familia del diestro hidrocálido aún conserva con gran orgullo.

Debido a la extensión del tema – abarca seis décadas – intentaré presentárselos en tres partes, la primera que cubrirá las décadas de los 50 y 60; una segunda que se referirá a los años 70 y 80 y la final que amparará desde los años 90 y hasta la fecha. El objeto de lo que se relacione aquí, será exclusivamente la Feria de San Isidro, motivo por el cual, no obstante su cercanía cronológica, no quedarán comprendidos aquí, hechos ocurridos en otras ferias o festejos señalados, como la Corrida de la Beneficencia, o la Feria del Campo, que se daba en los años 50, la de la Comunidad o la más reciente del Aniversario, insisto, aunque a veces, en el tiempo, no tengan diferencia temporal con la del Santo Patrono, pues el objeto es meramente lo que se anuncia y abona como Feria de San Isidro.

Los 50 y 60. La Edad de Plata Mexicana

Ya apuntaba arriba que fue El Volcán de Aguascalientes quien abrió la presencia mexicana en lo que inicialmente se quiso denominar como Corridas Extraordinarias del Santo Patrono y en esos cuatro lustros de lo que bien puede considerarse como la Edad de Plata del Toreo en México, fueron quienes llevaron el pendón nacional a lo que se considera la principal plaza de toros del mundo.

Confirmaron su alternativa o actuaron en ese periodo de tiempo, además del citado Rafael Rodríguez, diestros como Manuel Capetillo, Jesús Córdoba, Juan Silveti, Joselito Huerta, El Ranchero Aguilar o Alfredo Leal y de lo sucedido en esas calendas, destaco lo siguiente:

Juan Silveti
1952: El 15 de mayo de 1952 confirmó su alternativa Manuel Capetillo. Le apadrinó Paquito Muñoz y llevó de testigo a Antonio Ordóñez. Esa tarde le cortó la oreja a Brillante, que fue el toro de la ceremonia y que fue de Antonio Pérez de San Fernando, como todos los corridos ese día. Giraldillo, cronista del ABC madrileño, señaló acerca de la actuación del diestro mexicano: …hubo unánime petición de oreja, concedida con los honores de la vuelta al ruedo y la salida hasta el centro, pues las palmas seguían. Capetillo, en el séptimo toro de los 63 que han de correrse, había puesto un punto de luz en la Feria de San Isidro...

El día 24 de mayo Jesús Córdoba tras de fallar con la espada da dos celebradas vueltas al ruedo en corrida en la que alternó con Manolo Vázquez y Julio Aparicio en la lidia de toros de Sánchez Cobaleda. De él dijo esa tarde Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, cronista del diario ABC de Madrid: Torea tan limpiamente que ello, acaso, le perjudique para los que adoran el barullo del torero y el toro rebujado en maraña emocionante... sin una concesión ni a los morenos del sol ni a los pálidos de la sombra…

Al día siguiente, Juan Silveti se convertiría en el primer torero mexicano en abrir la Puerta Grande de Las Ventas en San Isidro y escribiría una de las grandes páginas de su historia y de la Feria, al quedarse casi con la corrida completa de Pablo Romero que en principio lidiaría en unión de Raúl Acha Rovira y Pablo Lozano. Canario, el tercero de la tarde hiere primero a Pablo Lozano y después a Rovira. Así, Silveti se queda con Chaleco, Campero Cautivo y es al quinto, Campero, al que de acuerdo con la crónica del nombrado Giraldillo, el hijo del Tigre de Guanajuato, toreó estupendamente al natural, para cortarle las dos orejas y salir a hombros junto con el mayoral de la ganadería.

1953: Por primera vez en la historia de la Feria, un diestro mexicano se acartela tres tardes. Es Jorge El Ranchero Aguilar, quien había confirmado el verano del año anterior. La primera, el 10 de mayo, sirviendo de testigo para que Jerónimo Pimentel le confirmara la alternativa a Emilio Ortuño Jumillano, con toros de Antonio Pérez de San Fernando, siendo aplaudido; la segunda, el día del Santo, para lidiar toros de Fermín Bohórquez y alternar con Rafael Ortega y Antoñete, con lleno de no hay billetes, está discreto y dos días después, alternando con Antonio Bienvenida y Rafael Rodríguez en la lidia de toros de Joaquín Buendía, salda su participación con una vuelta al ruedo tras la lidia del tercero.

1957: José Ramón Tirado, hábilmente apoderado por El Pipo, quien aprovechó que en la temporada anterior el sinaloense cortó orejas en tres novilladas consecutivas, abriendo la puerta grande la última de ellas, le coloca en tres de los carteles más señalados de la Feria de ese mayo. Confirma el 10 de mayo, de manos de Julio Aparicio y llevando como testigo a Antoñete, lidiándose toros de Eusebia Galache de Cobaleda. Repite al día siguiente alternando de nuevo con Julio Aparicio y Manolo Vázquez en la lidia de 3 toros de Atanasio Fernández, 1 de El Pizarral de Casatejada (3º), 1 de Flores Albarrán (5º) y 1 de Eusebia Galache (6º) y cierra su comparecencia a la semana exacta de su presentación actuando junto a Gregorio Sánchez y de nuevo Manolo Vázquez para enfrentar toros salmantinos de Barcial. El resultado de las tres tardes del mazatleco no fue halagüeño y quedan como un hecho meramente anecdótico.

En esa misma feria, Joselito Huerta – quien había confirmado en el San Isidro del año anterior –, el 15 de mayo, al alternar con Rafael Ortega y Chicuelo II en la lidia de toros de Pablo Romero – el de Tetela sustituía a Antoñete – fue herido gravemente. El parte rendido por el doctor Jiménez Guinea dice: Herida en parte alta de la región glútea izquierda, con una trayectoria ascendente de 15 centímetros hacia región lumbar, que produce destrozos en los músculos de la región lateral del abdomen y termina a nivel de la duodécima costilla, calificada de pronóstico grave.

Jesús Córdoba
El 19 de mayo Jesús Córdoba actuó por última vez en una Feria de San Isidro, sustituyendo al herido Joselito Huerta. Alternó con José María Martorell y Gregorio Sánchez y llevaron por delante al rejoneador portugués Simao da Veiga. Los toros fueron de Salvador Guardiola para los de a pie y del Marqués de la Ribera para rejones. La opinión de José María del Rey Selipe acerca de esta actuación del Joven Maestro es en este sentido: …Llevó a cabo el mejicano dos faenas limpias, tersas y elegantes, con un sereno entendimiento del toreo, que desarrolló principalmente con la muleta en la mano derecha mediante pases redondos acabados y de excelente traza... Esta actuación fue premiada con una aclamada vuelta al ruedo, quedándose sin orejas nuevamente por sus fallos con la espada.

1962: Alfredo Leal firma tres tardes para la Feria de este calendario. Se presenta el 13 de mayo alternando con Gregorio Sánchez y Curro Girón, con el prólogo del rejoneador Ángel Peralta, para lidiar 5 toros de Antonio Pérez Angoso (uno para rejones) y 2 de María Montalvo (5º y 6º). La segunda comparecencia de El Príncipe del Toreo sería siete días después, flanqueado por Curro Romero y Manolo Vázquez y llevando por delante al caballero jerezano Fermín Bohórquez. Los toros para la ocasión serían de Carlos Núñez para los de a pie y el de rejones, de las dehesas del propio caballista. Cerraría su actuación abriendo con los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta y alternando con Curro Girón y Rafael Chacarte en la lidia de 7 toros de Clemente Tassara. De acuerdo con las crónicas de Antonio Díaz – Cañabate – por lo leído, poco amigo de lo mexicano – la actuación de Leal fue desafortunada en esas tres tardes.

1963: Se presentan por primera vez novilleros mexicanos en la Feria. El 25 de mayo lo hace el regiomontano Fernando de la Peña, quien alterna con Jerezano y José María Aragón en la lidia de 4 novillos de Carmen González de Ordóñez y 2 de Antonio Ordóñez (2º y 6º) y el día 26 cierra la feria Óscar Realme, que alterna con Jerezano y Antonio Medina en la lidia de novillos de Clemente Tassara. Al final, Realme y Jerezano quedaron mano a mano, pues el tercero de la tarde hirió muy grave a Medina.

1964: El 31 de mayo Antonio Sánchez Porteño, debutante en Madrid, abre la Puerta Grande – es el último mexicano en hacerlo en esta etapa histórica – de Las Ventas al cortarle las dos orejas al tercer novillo de un importante encierro del Marqués de Albayda, cuando alternaba con José Luis Barrero y Antonio Sánchez Fuentes. Sobre este festejo escribió Antonio Díaz – Cañabate: La novillada del señor marqués de Albayda fue magnífica. Fue soberbia. Fue ejemplar. Sobre todo esto, ejemplar. Demostró lo que vengo sosteniendo con reiteración, que la fiesta es de toros y que los ganaderos, en su afán de complacer a los toreros, la han convertido en fiesta de los borregos. El señor marqués de Albayda, por lo menos en esta novillada, ha sabido conservar la casta, la fiereza de los toros... Dos vueltas al ruedo a dos toros, primero y quinto. Cuatro orejas e innúmeras ovaciones a los toreros. Vuelta al ruedo acompañado de los espadas. Es decir, la apoteosis de la casta. El triunfo de los toros sobre los borregos... Un triunfo auténtico del novillero acapulqueño, que no tuvo ocasión de reiterarse. 

Alfredo Leal
Antes, el tlaxcalteca Gabino Aguilar se había presentado el día 10 de mayo, alternando con Rafael Corbelle y el cordobés Manuel Cano El Pireo en la lidia de novillos de Andrés Parladé. El compromiso lo cerró Gabino con discreción, teniendo ya en puerta su alternativa en la cercana Corrida de la Beneficencia.

1966: El 26 de mayo el torero de Monterrey, Raúl García confirma su alternativa de manos de Paco Camino y llevando de testigo a El Cordobés. El toro de la cesión se llamó Camilloso, de Francisco Galache. Fue una corrida en la que el padrino y el testigo fueron abroncados toda la tarde, por imputárseles la blandura y poca presencia de los toros lidiados, en tanto que al regiomontano, como confirmante, se le trató respetuosamente, pero el éxito fue ausente para todos.

Resumen del periodo

Años de ausencia: 1958, 1959, 1960, 1961, 1967, 1968, 1969.

Festejos toreados en el periodo:

Joselito Huerta, 7 [1956 (2), 1957 (1), 1964 (2), 1965 (2)]; Jesús Córdoba, 5 [1952 (2), 1954 (2), 1957 (1)]; Manuel Capetillo, 3 [1952 (2), 1963 (1)],  Jorge El Ranchero Aguilar, 3 [1953]; José Ramón Tirado, 3 [1957]; Alfredo Leal, 3 [1962]; Rafael Rodríguez, 2 [1951 (1), 1953 (1)]; Juan Silveti, 2 [1952 (1), 1954 (1)]; Antonio Campos El Imposible, 2: [1963]; Miguel Ángel García, 1 [1955]; Raúl García, 1 [1966]; Fernando de la Peña, 1 [1963, novillada]; Óscar Realme, 1 [1963, novillada]; Antonio Sánchez Porteño, 1 [1964, novillada]; Gabino Aguilar, 1 [1964, novillada].   

A mi parecer, estos son algunos de los hitos que marcan la presencia de México en la Feria de San Isidro en este periodo de la Historia. Cada quien, en su opinión particular, podrá recordar estos mismos u otros distintos. No obstante, la riqueza de esta fiesta y de su Historia, está precisamente en lo que cada uno de nosotros podamos aportar a su recuerdo.

Continuará… 

2 comentarios:

  1. Maese Xavier:
    Hace tiempo, una periodista o escritora, Ana Gacia Bergua, publicó un artículo sobre el vértigo que se produce cuando se habla de los saldos de la guerra civil española y de sus protagonistas sobrevivientes cuando la memoria de su gente los abandona.
    Ella se refería a la tristeza y a la desolación que martirizaron a miles de hombres y mujeres y familias que salvaron la vida huyendo del fascismo franquista.
    Ana García desmenuza un canalla olvido bíblico que no perdona a nadie y que acecha impávido e impune desde las páginas del Eclesiastés.
    ............................

    Antonio Campos "El Imposible", matador poblano, -qué carajos- murió hace casi medio siglo.
    Se le recuerda poco. No era español ni tenía nada que ver con este ausnto, ni con la guerra española. El era un artista.
    Tampoco era de Aguascalientes ni era una figura del toreo mexicano o mundial; no era un ídolo en su país ni en la península.
    Antonio, salvo su pase de muleta en tablas que hoy ejecutan únicamente El Pana, El Zapata y los valientes, ni siquiera ha pasado a la historia como un revolucionario del toreo o como un espada de primer nivel.
    Antonio era un joven matador, valiente e innovador que deseaba abrirse paso acá y allá con su tauromaquia genuina y valerosa. Las cornadas y la suerte lo detuvieron en seco su carrera.
    Todavía recordamos las fotos del "Esto" donde aparecen sus tragedias contínuas en España, en particular aquella de la cornada en la que un compañero (el Viti, o un banderillero de su cuadrilla?) se quita la corbata para hacerle un torniquete.
    Algunas peñas vetustas y tertulias locales de México recordamos todavía que la única oreja del San Isidro de aquel año, la cortó Antonio
    Saludos.

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  2. Xavier:
    Hoy hemos podido ver a un torero mexicano en Madrid y la desgracia ha hecho que un Partido de Resina, imponente con una arboladura más imponente aún, le haya pegado un derrote seco y le haya calado en el muslo, aparte de la pérdida de varios dientes. No le ha dado tiempo a nada, ha sido un golpe seco, se le ha venido como una flecha y le ha hecho irse a la enfermería.
    Espero nuevos capítulos para llegar a Manolo Arruza, que creo que es el primero que yo recuerdo haber visto en la plaza.
    Un saludo

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