20 de febrero de 1944, Fermín Espinosa corta el rabo a Paracaidista de La Laguna, tras de matar 6 de San Mateo en solitario y ejecuta en El Toreo por primera vez el quite de La Saltillera.
La 12ª corrida de la temporada 1943 – 44 en El Toreo de la Condesa estaba pensada originalmente en un mano a mano entre el Maestro de Saltillo y Silverio Pérez para dar cuenta del encierro de don Antonio Llaguno. Desde esta perspectiva o desde la que finalmente se dio, despertó de inmediato un interés malsano en la afición, dado que la malquerencia entre el ganadero de Zacatecas y los dos toreros que formarían el cartel era de sobra conocida. Al final de cuentas, una semana antes el certero pitón de Zapatero de La Punta se atravesó en el camino del Faraón de Texcoco y la fecha se cerró para la actuación exclusiva de Fermín.
Don Antonio Llaguno tenía una especial antipatía hacia Armillita y todo lo que representaba. La negociación de la empresa de El Toreo con el ganadero culminó en la aceptación de este para que Fermín matara su corrida, lo que Luis Niño de Rivera, en su obra Sangre de Llaguno, explica de la siguiente manera:
…El ganadero estaba convencido de la enemistad del torero hacia su persona, misma que canalizaba a través de la lidia que daba a los toros de San Mateo. Reconocía en Fermín una enorme capacidad como torero, que servía de fundamento para creer que con tanto talento, la única explicación era que no quería darle a sus toros la lidia adecuada para hacerlos lucir. A Llaguno únicamente le cabía en la cabeza que “Armilla” tuviera propósitos ulteriores con los toros de San Mateo, y por consiguiente con él, al torearlos a contra estilo, doblándose con ellos, cuando lo que requerían era darles recorrido para que fueran a más...
…La culminación de esta confrontación se dio la tarde del 20 de febrero de 1944, cuando ambos accedieron a una encerrona del diestro coahuilense con seis bureles del zacatecano. Un verdadero duelo de titanes que no estaba planeado como tal originalmente. El programa inicial incluía al “Faraón de Texcoco”, en lo que sería también un cartel controvertido, en mano a mano entre Fermín y Silverio, con toros de San Mateo, pero el destino puso las cosas de tal manera que había que tomar decisiones de gran altura, si querían comportarse como grandes del toreo...
Los toros escogidos por el ganadero de San Mateo para la ocasión fueron cinco de encaste Llaguno (producto del cruce de ganados nacionales con lo importado de Saltillo) y uno de origen Saltillo puro, de los cuales cuatro tenían 6 años de edad y dos eran cinqueños. Por su orden salieron al ruedo: 1º Lucerito, número 32 con nota de tienta regular, nacido en 1939; 2º Tinajero, número 32, con nota de tienta bueno, nacido en 1938; 3º Vencedor, número 37, con nota de tienta regular, nacido en 1938. Este era Saltillo puro y en la plaza fue anunciado como Jerezano; 4º Barretero, número 82, con nota de tienta bueno, nacido en 1938; 5º Desertor, número 17, no se proporciona nota de tienta, nacido en 1938 y 6º Peregrino, número 50, con nota de tienta regular, nacido en 1939.
Si se observa, la corrida, en el papel, tenía mucho que toreársele. Era muy diferente a los toritos de plomo – Alfonso de Icaza dixit – que el mismo don Antonio le enviaba a Lorenzo Garza – en esa temporada en el retiro – o a El Soldado, por lo que Fermín El Sabio tenía la certeza de que para triunfar esa tarde no solamente tenía que poderle al envío del señor de San Mateo, sino que tendría además que obtener un triunfo rotundo. En esas condiciones, pidió a su amigo Romárico González, ganadero de La Laguna, un toro para regalar si las condiciones se daban. El propio Luis Niño de Rivera lo narra así:
…Armillita sabía de la capacidad de Llaguno para escoger un encierro que le fuera particularmente molesto y difícil. Por su parte, don Antonio entendía con toda claridad que el torero iría bien pertrechado con un “séptimo cajón”. El encierro no podría ser simplemente malo, puesto que se jugaba el prestigio de San Mateo y la posición de su propietario. Por su parte, el maestro tenía que buscar el triunfo a como diera lugar, para demostrar su superioridad sobre los astados del zacatecano...
Al final del festejo, Armillita le había cortado la oreja al primero, Lucerito, la que le tuvo que ser traída del desolladero y dio una aclamada vuelta al ruedo tras de la lidia del cuarto, Barretero, por no haber culminado con la espada lo que varias de las crónicas consideraron que fue la faena de la tarde. Allí se abrió la ventana para el obsequio de Paracaidista – brindado a Mario Moreno Cantinflas – que le permitió al Maestro la realización de una gran faena y el corte de la oreja y el rabo y la salida en hombros de la plaza.
Críticas posteriores a la actuación de Fermín Espinosa se decantaron por intentar minimizar su triunfo ante Paracaidista, señalando la diferencia notoria de trapío que guardaba con los toros de San Mateo que compusieron el encierro titular de la corrida del 20 de febrero. Uno de los que con más insistencia puntualizaron ese hecho, fue Roque Armando Sosa Ferreyro Don Tancredo, en La Lidia de México, que desde su crónica del festejo refería el triunfo del Maestro ante un utrero.
Don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, en refutación a Don Tancredo, expresó lo siguiente:
...nos hemos mostrado extrañados de que el señor ganadero de San Mateo en esta ocasión haya enviado a la arena de “El Toreo” una corrida con toda la barba... Si hablamos de dedicatoria especial por parte del señor Llaguno, téngase en cuenta que lo hemos hecho no por tratarse de “Armillita” y de Silverio, para quienes estuvo destinado el encierro, sino porque de de la ganadería de San Mateo es de donde salen la mayor cantidad de toros con bravura tendiente a la docilidad y en edad cercana a la juventud, con los cuales puede hacerse alarde de preciosismo y pinturería, y siempre han sido puestos sus pupilos en manos de determinados lidiadores para quienes nunca hubo vetos ni prohibiciones. Esta es la verdad escueta, no “nuestra verdad”, pues en ella solamente está comprendida nuestra manera de pensar, y en la primera se halla también el convencimiento de toda la afición... Que hábilmente “Armillita” haya obsequiado un toro de distinta ganadería y en condiciones diversas de edad, peso y estilo, en relación con los primeramente lidiados, para con él hacer patente la diferencia de lo que encierra el lidiar un TORO y un utrero, también es una verdad unánimemente aceptada; pero ello, a mi humilde entender, carece de relación directa con la hazaña momentos antes realizada. Se trató de un obsequio y en él concurrieron las características que quedan mencionadas, y no vamos a querer que Fermín haya contado de antemano con tropezar con un toro que de manera definitiva redondeara su triunfo. Pudo haberse equivocado y entonces, quizá, pudiera él mismo haber hecho disminuir el valer de su actuación, quedando, entonces sí, en un posible ridículo...
No puedo coincidir en que porque se tratara de un regalo, se justificara la alegada falta de presencia del toro de La Laguna, aunque ninguna de las relaciones del festejo – las favorables y las que no lo son – refieren que Paracaidista haya sido protestado, lo que me sugiere que en todo caso desentonó entre los toros de 5 y 6 años por ser quizás cuatreño; pero también me queda claro que el encierro de San Mateo sí iba con dedicatoria y que al final de cuentas, Armillita resolvió con eficacia la papeleta que le planteó don Antonio Llaguno con los toros que le preparó para la ocasión. En esa tesitura, el Maestro obtuvo el triunfo que la afición esperaba y mantuvo su categoría con el toro de Romárico González que previsoramente estaba dispuesto como sobrero.
El apunte de Antonio Ximénez en el que se describe el nuevo quite de Armillita llamado después saltillera |
Para concluir y sobre la nueva suerte que presentó a la afición, el pintor Antonio Ximénez, que elaboraba apuntes para La Lidia de México, la describe brevemente como una gaonera renovada, en tanto que Alberto Lázaro, en su columna semanal Cargando la Suerte en la misma publicación, dice lo siguiente:
…El 20 de febrero de 1944 – fecha que figurará con letras de oro en los anales de la tauromaquia – creó Fermín Espinosa un lance nuevo… Quién afirmó que Fermín había practicado la “tapatía”, quién aseguró que era la “fregolina” y quién, por fin, dijo que era la “caleserina”… Está inspirada en la “gaonera” y en el pase alto ligado a la manera de Victoriano de La Serna… El torero se echa la capa atrás, como para torear por “gaoneras”. Inicia la suerte exactamente como si fuera a dar una “gaonera”, pero en lugar de rematarla llevando el brazo a la altura natural, el torero lo levanta como para dar un pase alto… Es, pues, la suerte creada por Armillita, mezcla de “gaonera” y de pase alto. En su ligazón cobra gran semejanza con los pases lasernistas que se dan con la muleta… Este lance puede ligarse también por el lado izquierdo en la misma forma en que se hace hoy por el lado derecho… Y como la creación es obra de Armillita, por más que haya quienes, como siempre, le discutan el mérito, debemos llamarla en justicia “armillina”…
La historia nos demuestra que el nombre que le quedó al lance, sería el de saltillera, no en recuerdo al nombre taurino de su creador, sino al del lugar del nacimiento de Armillita, Saltillo, Coahuila.
Así es como se escribió otra de las páginas de gloria de la historia en los ruedos de Fermín Espinosa, Armillita.
N.B. El subrayado en la transcripción de la obra de Niño de Rivera es obra de este amanuense.
N.B. El subrayado en la transcripción de la obra de Niño de Rivera es obra de este amanuense.
Que rivalidades en aquellos tiempos! El Sr. Llaguno mandándole una corrida con dedicatória al Maestro Fermín, imáginate Xavier al ganadero de Barralva, echándoles una corrida con dedicatoria al Zotoluco, a Ponce y Macías, para que sacáran su poder! Ya mero! para ellos "teofilitos" y "julitos" Por cierto que en el libro de Paco Malgesto, "Armillita, Maestro de Maestros" él consigna que Fermín tuvo que regalar un utrero de La Laguna, me puedo imaginar el coraje que ha de haber hecho Don Antonio.
ResponderEliminarLas crónicas de la época señalan que efectivamente "Paracaidista" era "un utrero". Me queda la duda si se aplicó aquello de que "a torito regalado, no se le ve el trapío..." o si en realidad solo desentonó por ser algo más joven que el encierro lidiado antes. Pero eso solo lo saben el que lo vio y los libros de los ganaderos.
ResponderEliminarSaludosl
Xavier:
ResponderEliminarEn todas épcas habrá habido sus chanchullos en algunos momentos, pero hay otras cosas que ya parece que no se repetirán, como el que lleguen los hombres de confianza al maestro y que le dijeran que dos de los toros no eran cinqueños, y si el maestro se empezaba a aliviar, le podrían decir que los otros dos tenían seis años. Ahora el veedor esto no lo consentiría.
Un saludo
Viendo la fecha en que el Maestro Fermín introduce la "saltillera" me ´desconcertó, ya que pensaba que ese lance era más antiguo e incluso hay una foto en el libro "Silverio, o la sensualidad en el toreo" de Guillermo H. Cantú, pág. 103, donde aparece aquel malogrado novillero, Esteban García, ejecutando ese lance. No sabría decir si era la primera vez que se realizaba, pero si tomamos en cuenta que Esteban toreó como novillero en "El Toreo" en 1929, el lance en cuestión se ejecutó 15 años antes, quizá nadie le dió importancia, ni el mismo Esteban se preocupo por bautizar esa suerte. Saludos Xavier.
ResponderEliminarVoy a revisar el libro de Cantú, pero en este caso, me refiero a lo que las crónicas consignan. No debemos echar en saco roto, que la memoria "es flaca" y por otra parte, que la polémica entre garcistas y armillistas por el resultado de ese festejo, hacía que se buscaran elementos para atacar o glorificar al Maestro, así que material había que buscar. No obstante, al final de cuentas, la historia le adjudicó a Fermín El Sabio la "paternidad" del lance. Saludos y gracias por pasar por aquí.
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