Este año se cumplen 70 de la alternativa de Manolete y hace apenas unos días, falleció Manuel Capetillo, torero y hombre con el que Arruza tuvo muchas cosas en común. Una arista de su vida taurina en la que confluyeron estas tres leyendas del toreo, tuvo verificativo el domingo 21 de octubre de 1951 en la Plaza de los Tejares en Córdoba, cuando tuvo verificativo una gran corrida de toros organizada por el Ciclón para recaudar fondos para la construcción de un monumento en honor de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez en su ciudad natal y uno de los alternantes, junto con Arruza, sería precisamente el llamado Mejor Muletero del Mundo.
José Luis Sánchez Garrido, periodista conocido universalmente como José Luis de Córdoba había iniciado una campaña para lograr la erección del monumento que honrara la memoria de El Monstruo, pero a casi cuatro años de su deceso, la idea parecía perder fuerza. Es allí cuando Carlos Arruza, torero con el que Manolete formó una extraordinaria pareja en los ruedos, interviene para ver la manera de sacar adelante la idea y concluir de una vez el proyecto.
Arruza propone la organización de una corrida de toros singular, una corrida monstruo, en la que toreros de México y de España se unan para lograr el propósito, tal y como lo contó Rafael Soria Molina, Rafaelito Lagartijo, sobrino del homenajeado y parte del cartel a don Filiberto Mira:
Él – con su apoderado Andrés Gago, al que también estamos muy agradecidos los familiares de Manolete – organizó la llamada ‘Corrida Monstruo’, que se celebró aquí en Córdoba a final de la temporada de 1951. Fue deseo de Carlos que el monumento fuera hecho con el homenaje de toreros mejicanos y españoles.
Se lidiaron once toros de distintas ganaderías que matamos: Gitanillo, Arruza, Parrita, Martorell, Calerito, Aparicio, Capetillo, Jorge Medina (que sustituyó a Silveti), Anselmo Liceaga, el Duque de Pinohermoso y yo…
Tras de sufrir un percance en Jerez a mediados de septiembre de ese año, Arruza da por terminada su campaña a excepción de ese festejo, como lo refleja la información de la agencia Cifra, publicada en el diario barcelonés La Vanguardia del 20 de septiembre de 1951:
El diestro mejicano Carlos Arruza ha pasado la noche bastante tranquilo y con intensos dolores, a consecuencia de la cogida en Jerez… Arruza ha decidido no torear más en España en esta temporada, a excepción de la corrida que él organiza para aumentar los fondos de la subscripción pro monumento a «Manolete».
En esta corrida actuarán cuatro diestros españoles y otros cuatro mejicanos e intervendrán asimismo los rejoneadores Domecq y duque de Pinohermoso. Parece que se celebrará en Córdoba o Sevilla.
Como ya lo decía, la corrida se celebró el Córdoba y el cartel se integró de la siguiente manera: toros – por su orden – de Duque de Pinohermoso – para rejones –, José de la Cova, Felipe Bartolomé, Galache, Sánchez Cobaleda, Alipio Pérez Tabernero, Clairac, Conde de la Corte, Marceliano Rodríguez, Juan Belmonte y Carlos Arruza para el rejoneador Duque de Pinohermoso y los diestros Gitanillo de Triana, Carlos Arruza, Parrita, Manuel Capetillo, José María Martorell, Jorge Medina – sustituyó a Juan Silveti –, Calerito, Julio Aparicio, Anselmo Liceaga y Rafael Soria Molina Rafaelito Lagartijo.
La crónica publicada en La Vanguardia de Barcelona el día 24 de octubre de 1951 dice del festejo:
Presidió el alcalde de Córdoba, don Alfonso Cruz Conde, asesorado por el ex rejoneador don Álvaro Domecq y por el ex diestro «Machaquito». La plaza estaba adornada con banderas españolas y americanas y guirnaldas.
Empezó con el desfile de las presidentas que ocupaban coches enjaezados a la andaluza. Detrás de los alguacilillos hizo el paseo el duque de Pinohermoso y diez matadores con sus respectivas cuadrillas, caso insólito en la historia taurina.
Todos fueron acogidos con calurosas ovaciones. Las cuadrillas, con montera en mano, se situaran frente a la presidencia, y el académico, Federico García Sanchis, hizo un brindis, con palabras líricas, recordando la memoria de «Manolete» y diciendo que al conjuro de su nombre se había llenado la plaza...
Al final de la corrida, Gitanillo y Martorell habían cortado una oreja, Arruza, Parrita, Capetillo, Calerito y Aparicio, las orejas y el rabo de su respectivo toro y Liceaga, Medina y Rafaelito Lagartijo, así como el Duque de Pinohermoso que descordó a su toro, fueron ovacionados. Los momentos más emotivos de la tarde se produjeron aún así, tras la lidia del octavo, cuando Julio Aparicio sacó a dar la vuelta al ruedo a todos los alternantes y a los subalternos que desinteresadamente actuaron en ese festejo y que en tono de apoteosis recorrieron la circunferencia.
El segundo gran momento se produjo cuando Rafaelito Lagartijo brindó el undécimo de la tarde a Carlos Arruza, que recibió en ese momento la ovación más grande de la sesión, en reconocimiento a su labor de conjunción de esfuerzos y voluntades para lograr la erección del monumento que hoy está en la Plaza de los Condes de Priego, frente a la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Concluido el festejo, fue Arruza el que salió en hombros de la plaza, para cerrar el círculo del reconocimiento.
Es así como creo que vale recordar a Carlos Arruza, por sus realizaciones y esta gran corrida y el monumento que le viene como resultado, es una de las importantes en su trayectoria.
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