domingo, 28 de julio de 2013

La navaja de Ockham

Cortesía del blog Las Cartas de Iblis
Guillermo de Ockham (o de Occam) fue un franciscano inglés que escribió su obra en el siglo XIV. Se distinguió por ser junto con Juan Duns Scot (o Escoto), por sentar las bases filosóficas de la orden religiosa a la que perteneció y que en lo jurídico, se refleja hoy en día en muchos de los postulados de la Filosofía de la Liberación, curiosamente desarrollada por jesuitas sudamericanos. Entre nosotros, su obra es poco conocida por el hecho de que en 1328 fue excomulgado y aunque la Iglesia le rehabilitó en 1359, 17 años después de su muerte, su oposición a la – dominante – aplicación tomista de las ideas de Aristóteles, le dejó en una situación de desventaja ideológica.  

Ockham propuso lo que en lenguaje coloquial es llamado la navaja de Ockham y que en expresión científica es conocida como el principio de parsimonia o el principio de economía

El principio de parsimonia postula que la pluralidad no se debe postular sin necesidad (Pluralitas non est ponenda sine necessitate), lo que se puede traducir a un lenguaje más llano así: en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta.

Para explicarlo en torno a alguno de los problemas de la Fiesta, quizás podríamos enunciarlo así: muchos toros son mansos, y eso podría ser porque durante ya varias generaciones se ha hecho una selección inadecuada de los que van a las plazas, contra esta otra proposición: muchos toros son mansos, porque en su crianza intervienen una infinidad de factores externos que inciden en su comportamiento en las plazas.

En este ejemplo – burdo, por cierto – resulta sencillo entender cuál es la explicación más sencilla. Guillermo de Ockham hizo evolucionar el pensamiento de su tiempo, al cuestionar también la validez que se le otorgaba a los conceptos universales, postulando que: todo lo que existe es singular. De esa manera, el filósofo abrió para las ciencias un nuevo modelo teórico de posibilidades ilimitadas.

Hoy en día la navaja de Ockham o principio de parsimonia es aplicado para la creación de hipótesis de trabajo en la actividad científica, partiendo de esa idea de que la explicación más sencilla es la más probable, aunque no necesariamente la verdadera y se utiliza en ciencias como la economía, teología, biología o la estadística.

Es un hecho que nos resulta más fácil dar credibilidad a teorías sencillas que otras que revisten mayor grado de complejidad. Albert Einstein lo expresaba así: todo se debe hacer tan simple como sea posible, pero no más simple.

Así pues, otras realidades que afectan el devenir de la Fiesta, como la reducción de festejos o la dominación del monoencaste pueden analizarse a la luz de la navaja. En el caso, diría que aplicar el principio obliga a no pedirle peras al olmo y sí a restarle fuerza a ideas que pretenden hacer complicadamente fortuitas las penurias de la Fiesta de nuestros tiempos, versiones que por cierto, son en la mayor parte de las veces, oficialistas y carentes de sentido común – el menos común de los sentidos, por cierto – que empírica o intuitivamente nos señala como excluir la mentira de la realidad.

Quizás las explicaciones sencillas que nos podamos formular acerca de las penurias por las que pasa el toreo en estos tiempos no sean las más correctas, pero si me resulta cierto que entre más sencilla y digerible sea la explicación de algo, resulta más comprensible y permite separar con más facilidad la paja del grano.

domingo, 21 de julio de 2013

22 de julio de 1979: César Pastor recibe la alternativa en Marbella

César Pastor

El anuncio de la alternativa
de César Pastor
Rogelio César Guedimin Victoria nace en la Capital de la República el 7 de mayo de 1958. Al igual que su padre y sus hermanos dedicados a las cosas del toro, deja para otras causas los apellidos paterno y materno y adopta el alias taurino que ya distingue a los de su casa, para anunciarse en los carteles como César Pastor.

Inicia su andar como novillero el 5 de junio de 1978 en Francia, aunque la mayor parte de ese tiempo se preparó en el campo bravo para obtener el oficio necesario que le permitiera iniciar una campaña formal en su tierra y así, se presenta en la Plaza México el 1º de octubre de 1978 alternando con Luis Miguel Chávez y Felipe González para lidiar novillos de Santa Marta. Su actuación le reditúa la vuelta al ruedo al finalizar la lidia del segundo de la tarde y se gana la repetición para el domingo siguiente, para lidiar junto con Felipe González y José Luis Ortega novillos tlaxcaltecas de Manuel de Haro. Esta fue la tarde en la que el monosabio Rafael Domínguez Gamucita fuera mortalmente herido por Minuto, sexto novillo de la lluviosa tarde, que al saltar al callejón prendió al monosabio y le infirió una cornada que terminó con su vida en la enfermería de la plaza la madrugada siguiente.

El 3 de diciembre de ese mismo año participará junto a Martín Agüero, Ángel Majano, Alfonso Hernández El Algabeño, El Pana y Félix Briones en la disputa del Estoque de Plata. Los novillos fueron de San Marcos y por fallos con la espada solo se lleva una cerrada ovación. Al final de este tipo de festejos, la costumbre era que se presentara a la concurrencia unos carteles con los nombres de los alternantes, a efecto de que por aclamación se determinara al ganador del trofeo en disputa. Era claro que sobre los demás, había dos toreros en el ánimo de la gente; César y El Pana. Las pasiones se desbordaron y convirtieron la premiación en un auténtico herradero, por lo que la Asociación de Matadores en primera instancia determinó declarar desierto el argentino alfanje. Posteriormente se rectificó la decisión y en un acto de estricta justicia, posteriormente se entregó el trofeo a César Pastor, quien lo ganó a ley.

Las pasiones fuera de cauce motivaron que para el siguiente domingo – 10 de diciembre –, la empresa ofreciera un mano a mano entre César y El Pana. Los novillos fueron de Begoña y aunque César cortó dos orejas a Confiado, cuarto de la tarde; El Pana logró el indulto del segundo de su lote – Cariñoso –, lo que dejó dispuestas las cosas para que el siguiente domingo se repitiera el cartel de toreros, quienes despacharon una complicada novillada de Campo Alegre, haciendo efectivo aquello de las segundas partes.

El 6 de mayo de 1979 se presenta en Sevilla, alternando con Fernando Vera y Mario Triana y corta la oreja de uno de los novillos de los Hermanos Sampedro que le tocaron en suerte. El 17 de junio siguiente se presenta en Madrid, alternando con el francés Patrick Varin y el sevillano Mario Triana en la lidia de novillos de Rocío de la Cámara y demuestra estar listo para dar el paso que le convierta en matador de toros.

La alternativa

Para el 22 de julio de 1979 es que se anuncia su alternativa en la plaza de Marbella. Rafael de Paula oficiaría como padrino y Paquirri como testigo. La crónica de la corrida publicada en el diario ABC de Sevilla del 24 de ese mes, fue firmada por Gonzalo Fausto y de ella, recojo lo siguiente:
El domingo, en Nueva Andalucía. El mexicano César Pastor recibió la alternativa. Paula, con el peor lote, fue abroncado y Paquirri cortó cuatro orejas. Buena entrada, pero sin llegar, ni mucho menos, al lleno. El coso tiene mucho aforo y asomaban toneladas de cemento. Plaza de toros de Nueva Andalucía, próxima a Marbella, ahora llamada plaza de toros Puerto Banús… El joven mexicano César Pastor, se convirtió en doctor en tauromaquia. Gustó, porque supo dominar el natural nerviosismo, trascendencia, responsabilidad de la alternativa y estuvo aseado, valiente y tesonero. Vistió de grana y oro, y el nuevo terno terminó roto, a consecuencia de las aparatosas cogidas sufridas. Al dar una media para cerrar una serie de verónicas a su primero, fue volteado, afortunadamente sin consecuencias. El azteca clavó tres pares de banderillas. Alargó demasiado – en su afán de agradar – la faena de muleta al toro de la ceremonia. Pinchazo y media que basta. Fue aplaudido y dio la vuelta al ruedo. En su segundo, que brindó a Antonio Ordóñez, estuvo muy bien. Comenzó con pases de rodilla al filo de las tablas. Midió la duración de la faena. Pinchó dos veces en hueso y estocada. Oreja y vuelta al ruedo.
César Pastor recibe la alternativa de manos
de Rafael de Paula
Foto cortesía del blog Toreros Mexicanos
El toro de la ceremonia se llamó Soñador y esa tarde Rafael de Paula fue abroncado por lo que fue interpretado como una actitud indolente de su parte – aunque la crónica dice que sus toros fueron el peor lote de la corrida – y refiere que se escuchó este grito desde los tendidos: «Paula, ¿es que no puedes ni con las “peritas en dulce” de los carlosnuñez?». Por su parte, Paquirri se alzó como el gran triunfador al cortar cuatro orejas y salir en hombros de la plaza.

Confirmó su alternativa el 22 de diciembre de 1979 en la Plaza México, de manos de Curro Rivera y ante el testimonio de Manolo Arruza, lidiando la terna toros de Campo Alegre – el toro de la ceremonia fue Serenito – y el día de San Isidro de 1982, hizo lo propio en Madrid, de manos de José Fuentes y con Francisco Ruiz Miguel de testigo. El toro de la ceremonia se llamó Pelele y fue del hierro de Francisco Martínez Benavides.

César Pastor se fue de los ruedos en Aguascalientes el 3 de mayo de 1998, después de que las empresas, con su actitud, le dijeron que era un torero que no les interesaba. Esa tarde cortó dos orejas y la impresión que causó fue la siguiente:
El quinto de la tarde, herrado con el número 125, de nombre “Zapatito” y con 488 kilogramos fue el toro de la despedida para César Pastor. El diestro salió a entregarse desde el inicio para recibirlo con dos largas cambiadas pegado a las tablas, posteriormente lanceó a la verónica cargando la suerte. Su enemigo cumplió en varas y Pastor, tras hacer un quite por chicuelinas, se decidió a cubrir el tercio de banderillas... Tras brindar la faena al público el torero hizo un segundo brindis a sus pequeños hijos a quienes entregó la montera. Aprovechó el buen estilo del toro para templar sus embestidas, por ambos lados teniendo de fondo “Pelea de Gallos”. Antes de entrar a matar escuchó “Las Golondrinas” y tras dejar una estocada entera y desprendida, las lágrimas rodaron por sus mejillas. En los tendidos surgió una manta que decía “César, torero honesto, la fiesta te necesita ¡quédate!”… La autoridad concedió las dos orejas y Víctor, hermano del diestro, fue el encargado de retirarle la coleta, misma que César entregó a sus hijos entre la ovación general.
César Pastor retornó a los ruedos el 22 de abril de 2007, para alternar en Mexicali con El Pana y Manolo Arruza en la lidia de toros de Jaral de Peñas. La corrida trascendió por la grave cornada sufrida por el banderillero Pepe Luna, de quien se dijo, había muerto en la plaza, sin que fuera cierto. Al final, lo más torero de la sesión fue la actuación de César Pastor, quien tras de esa tarde, no ha vuelto a vestirse de luces.

Otras informaciones de la fecha

La tarde de la alternativa de César Pastor fue una de acontecimientos importantes en las plazas de España. En el Puerto de Santa María, Paco Ojeda recibía la alternativa, con toros de los Herederos de Carlos Núñez de manos de El Viti y llevando como testigo a José Luis Galloso. También con toros de Núñez, El Cordobés reaparecía en solitario en Benidorm cortando la friolera de cinco orejas y un rabo.

En los hechos por venir, se anunciaban dos mixtas en Madrid, para 25 y 29 de julio, con Andrés Torres El Monaguillo y Bartolomé Sánchez Simón con toros de García Romero y dos novillos de Juan Mari Pérez Tabernero para la torera Maribel Atiénzar. La segunda sería con toros de Arcadio Albarrán, luego sustituidos por un encierro del Marqués de Villagodio para Juan Antonio Alcoba Macareno y Sánchez Cáceres que confirmaba y dos novillos de Peralta para Maribel Atiénzar y también se daba a conocer que la alternativa de Espartaco se programaba para el 2 de agosto en Huelva, de manos de El Cordobés.

En la actualidad, César Pastor se dedica a formar toreros y a guiar la carrera de su hijo José María, quien se prepara para iniciar su carrera en los ruedos como novillero.

domingo, 14 de julio de 2013

Detrás de un cartel (IX)

El cartel de la
remembranza
José Ramón Tirado había debutado en la Plaza México en septiembre de 1950. Su divisa fue el valor a toda prueba y un toreo pirotécnico, en el que lucía su dominio de lo que muchos consideran suertes accesorias y que combinadas con la exposición con la que las ejecutaba, involucraban de inmediato a los públicos en su quehacer en el ruedo, independientemente de que los aficionados más ortodoxos reconocieran su gran valentía, pero no quedaran muy conformes con sus procedimientos.

Tirado, de la mano de El Pipo

Apoderado por Rafael Sánchez El Pipo, llegó a España en 1956 y acerca de esa relación entre el torero de Mazatlán y su peculiar apoderado, Javier Manzano cuenta lo que sigue:
Su primera peripecia, añagaza y osadía la perpetró a finales de los 50 con el mexicano José Ramón Tirado a quien para darle a conocer en España le inventó la siguiente historia contada por él mismo: "iba a llegar Franco de un viaje y llamé a Tirado para que sacase un billete de avión para ese mismo día pero que no viajase. En el aeropuerto estaba toda la prensa esperando al Caudillo y yo a través de un fotógrafo amigo hice correr el rumor de que el torero que llegaba ese día no lo haría porque se había tirado del avión. Al momento todos los periodistas estaban a mi alrededor y yo inventando la historia; al día siguiente todo el mundo conocía a Tirado. Pero no me quedé ahí sino que la seguí alimentando y un par de días después me inventé que un barco había rescatado al torero en alta mar y que aquello era un milagro. Tirado volvió a llenar páginas de periódicos y revistas, y esa temporada todo el mundo quería verle torear...
En ese ambiente se presenta en Madrid el 8 de julio de 1956. Los novillos fueron 5 de Atanasio Fernández y uno de El Pizarral de Casatejada. Sus alternantes Fermín Murillo y Paco Pita y le cortó la oreja al primero de su lote, lo que le aseguró ser repetido el siguiente jueves, en esta ocasión alternando con Pepe Cáceres y Victoriano Valencia y lidiando de nueva cuenta novillos de Atanasio Fernández

Hace 57 años

Esta última tarde cortó una oreja al sexto y dejó las cosas listas para que el domingo 15 volviera a actuar en Las Ventas, esta vez alternando con Pepe Cáceres y Juan Jiménez El Trianero para dar cuenta de un encierro de Garro y Díaz Guerra procedencia José Bueno (hoy la ganadería es la de Laurentino Carrascosa y se ha decantado por el encaste Domecq).

En esa tercera ocasión José Ramón Tirado abriría la puerta grande de la plaza de Madrid y de acuerdo con las crónicas que pude localizar, lo hizo a base de redaños y de carisma. En primer término está la apreciación de don Luis Uriarte Don Luis, en la Hoja de Lunes del día siguiente al festejo, de la que extraigo lo que sigue:
Dos orejas al mejicano Tirado en Madrid. Valor atómico... El valor de que hace alarde el mejicano José Ramón Tirado es más que heroico, más que temerario, más que brutal; es un valor de locura, que tendríamos por inconsciente si ello no fuera lo consciente en la fiesta de toros – como si se tratara de la guerra – de un torero que quiere ser torero. Dada la época en que vivimos, nada lo calificaría mejor que decir que es un valor atómico. Hasta por la impávida tranquilidad con que lo derrocha el mejicano en cuestión... Saltemos, para seguir con lo mejor de lo bueno e hilvanar con lo que decíamos del valor de Tirado, al tercer novillo. Un bravo ejemplar, como casi todos los lidiados, con excepción del sexto, de Garro y Díaz Guerra, quienes se apuntaron un nuevo y muy estimable éxito. El mejicano lo había lanceado a la verónica y quitado por chicuelinas con su reconocida valentía. El primer muletazos lo dio, según acostumbra, sacándose al enemigo por la espalda. Después, en los redondos sobre la derecha, en los naturales sobre la izquierda – con el mismo aguante de sus anteriores actuaciones, pero más erguido y con más temple – y en los de adorno de frente, de costadillo, de espaldas y hasta de coronilla, dicho sea sin exageración, puesto que en uno de ellos cayó, empitonado, cabeza abajo, compuso un faenón que se jaleó con inusitado estrépito, entre un entusiasmo elevado al cubo del paroxismo. Y como de contera se volcara sobre el morrillo para clavar una estocada que puso el punto y raya del matador a la emocionante labor del torero, las dos orejas se le concedieron sin discrepancias y la ensordecedora ovación no se interrumpió mas que al final de la vuelta al ruedo, en breves instantes de respiro, para volver a tronar mientras el triunfador saludaba nuevamente desde el tercio. Pocas veces hemos visto en una plaza de toros un mayor y más increíble desprecio del peligro... Así quedó plantado en lo más alto el pabellón taurino del mejicano, ya que lo del sexto novillo no cuenta, por ser absolutamente cierto que el morlaco, manso, bronco y peligroso, no se prestaba a más que a la faena de aliño con que Tirado lo preparó para quitárselo de enmedio con dos pinchazos, media estocada y un descabello. Se le aplaudió en reconocimiento de la dificultad del trance...
La segunda es la aparecida en el diario madrileño ABC, firmada por José María del Rey Caballero Selipe. quien según Joaquín Vidal era, un ejemplo permanente de dignidad en el ejercicio de la profesión para cuantos nos dedicamos a este oficio... y retomo de lo escrito por él, lo que sigue:
Sangre vivaz. Se llenó la plaza, sin duda porque el cartel reunió aliciente, y, sobre todo, orque el mejicano Tirado, que en él figuró, había despertado, por sus temeridades de días anteriores, el interés de la gente... Los Sres. Garro y Díaz Guerra, que por la presentación de su ganado cumplieron con las exigencias de la plaza madrileña, por la bravura de sus reses, gustaron el aplauso del graderío, que vio como los novillos, con temperamento inextinguible, mantuvieron codicia y bríos para la pelea con los montados, y empuje sostenido para el cite de los engaños: es posible que los lidiadores estimasen excesiva la acometividad de los astados, pero los aficionados se recrean en el juego que las reses desarrollan, sin apagamiento, durante su vida en la arena. La excepción al conjunto, merecedor de buena nota para los criadores, la constituyó el novillo lidiado en último lugar... Entre todas las reses recibieron veintiún puyazos, y a alguna, como la corrida en cuarto lugar, el castigo le resultó insuficiente... El mejicano Tirado, que se recreó al ceñirse por chicuelinas en un quite al primero y con el capote a la espalda en otra intervención ante el segundo novillo, se apretó en el lanceo al tercero, aunque no cumplió los tiempos de la verónica, si bien se ajustó en su sucesión y en la media de remate; despertó la emoción de la galería en un quite temerario por chicuelinas, con cierre de revolera, y desarrolló una labor abierta, con cite en los medios y salida de la res al variarla con displicente asomo de la franela por la espalda, y continuada con agobio de terrenos y correlativo sobresalto del graderío, progresivamente entusiasmado a mediad que el muletero, en los redondos, en multitud de pases de espaldas, en otros de rodillas, en afarolados y en molinetes, acertaba a mover los resortes más sensibles de la masa, que cuando el azteca, con sentido de la proporción, arrancó oportunamente a matar, y lo hizo de una estocada hasta las cintas en el primer envite, solicitó los trofeos con tal frenesí, que la presudencia hubo de otorgarlos al máximo... Unos entusiastas alzaron a hombros a Tirado y pese a disconformidades, ruidosamente manifestadas, se lo llevaron... por la puerta grande. Valdría la pena defender la tan ponderada seriedad de la plaza de Madrid...
Tirado y Pepe Cáceres en la óptica
de Antonio Casero (ABC, Madrid
17 de julio de 1956)
Como lo ven, de las relaciones escritas de Don Luis, y de Selipe, se advierte el reconocimiento sin cortapisas al valor del torero mazatleco, aunque de la opinión de ambos se desprenda que no convienen totalmente en los procedimientos que usaba ante los toros. No obstante, la tarde que aquí me ocupa José Ramón Tirado salió en hombros de Las Ventas y sumó algo que al paso de los años se vuelve cada vez más complicado de replicar, pues en una semana toreó tres veces allí y cortó cuatro orejas de los novillos que enfrentó.

Otras informaciones de la prensa de esos días

La prensa de la fecha hablaba además del homenaje que se hizo a Nicanor Villalta en Zaragoza y en el que se lidiaron novillos de Moreno Yagüe y en el mismo, toreó el propio Villalta que cortó una oreja; también cortaron una oreja Domingo Ortega, Julián Marín y Jumillano, en tanto Antonio Vázquez fue ovacionado y Marcos de Celis se llevó las 2 orejas de su novillo. Al final del festejo, el alcalde de Creta, Teruel, le entregó a Villalta una placa con el título de hijo predilecto... También relata que el novillero de Arles, Pierre Schull fue herido de gravedad en Carabanchel, en tanto que Joselito Huerta, en la corrida final de la feria de Pamplona cortó el rabo al segundo de su lote (6º), en tarde en la que alternó con Antonio Bienvenida, Paco Mendes y el rejoneador Ángel Peralta en la lidia de toros del Vizconde de Garci – Grande, y Gallardo (3º). También consigna que Gregorio Sánchez fue herido en La Línea de la Concepción al enfrentar toros de José Villar alternando con Dámaso Gómez y Chicuelo II. Por otra parte, deja constancia de que Chamaco cortó 4 orejas y rabo y Carlos Saldaña 3 y rabo en Barcelona cuando alternaban con Rafaelito Chicuelo en la lidia de novillos de Antonio Urquijo. Cierran estos retales lo sucedido en San Sebastián, donde Paco Pita resultó lesionado en un ojo, en tanto que Fermín Murillo cortó una oreja y Sergio Díaz fue ovacionado al lidiar novillos de Escudero Calvo.

José Ramón Tirado
Tirado recibió la alternativa en Mérida, España el 12 de octubre de ese mismo año, apadrinándole Litri y llevando el testimonio de Antonio Ordóñez. El toro de la ceremonia se llamó Cuellolargo y fue de Manuel González. La confirmó en la Plaza México el 13 de enero siguiente, recibiendo otra vez los trastos de manos de Litri y siendo el testigo el Güero Miguel Ángel y el toro Remador de La Laguna el de la cesión.

En el San Isidro de 1957 El Pipo le consiguió tres tardes y en la primera, el 10 de mayo, confirmó su alternativa extremeña de manos de Julio Aparicio y fungiendo como testigo Antoñete. El toro cedido fue Medianejo de Eusebia Galache. Tirado ya no pudo repetir los exitos de su temporada novilleril y este paso isidril fue el último que hizo por la plaza madrileña.


José Ramón Tirado falleció en Ontario, California, Estados Unidos, el 27 de marzo de 2010.

domingo, 7 de julio de 2013

Relecturas de Verano IV: Ignacio Sánchez Mejías. Sobre Tauromaquia

Uno de los argumentos más manidos de los que se oponen a la Fiesta de los Toros consiste en intentar negar el valor cultural que tiene. No hay espacio para la duda en cuanto al hecho de que en torno a las cosas de los toros, muchas y muy variadas expresiones culturales se han tejido. Pero aún crece esa vertiente cultural cuando los propios actores de la Fiesta son quienes aportan a esas manifestaciones su visión desde dentro.

Las expresiones literarias de Ignacio Sánchez Mejías parecen hacerse públicas poco tiempo después de su primera retirada de los ruedos en 1922. Aunque solo un año dejará los redondeles, para actuar sin interrupciones hasta 1927, año en el que se mete de lleno, ahora sí, a las cuestiones literarias. Paco Aguado  refiere así esta dedicación a la literatura y la conjunción de Ignacio con la Generación del 27:

Sánchez Mejías fue un humanista, un hombre que mezcló en una sola persona acción y pensamiento y al que la gran Literatura le debe la iniciativa de convocar, congregar y aglutinar a los entonces incomprendidos e inadaptados poetas de la que llamarían Generación del 27. Si Belmonte se puso a la sombra de los consagrados, Ignacio apostó por los malditos en aquella reunión en el Ateneo de Sevilla y la posterior fiesta en su finca de Pino Montano. Su amigo Federico, a quien salvó de la depresión de poeta en Nueva York, se lo pagó con creces escribiendo el epitafio más hermoso que nunca pudo tener un torero. Fue aquel llanto por una muerte que le tenía obsesionado desde la tragedia de Talavera y que los gitanos, como la de Joselito o la de Granero, hacía tiempo que venían oliendo. Porque, volviendo de nuevo a Luján, durante veinte años, se salvó de ella emborrachándola con su propia sangre a cada cornada feroz que recibía, y siempre se libró por milagro...

Entre los incomprendidos a los que se refiere Paco Aguado, se encontraban Rafael Alberti, José Bergamín, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda y Federico García Lorca y a partir de ellos, organiza en Sevilla las conmemoraciones del tercer centenario de la muerte de Góngora, las que tienen lugar el 11 de diciembre de 1927. Después, preparará Las Calles de Cádiz, para reivindicar la pureza y la autenticidad del flamenco y del cante jondo. Las Calles de Cádiz se presentó en el Teatro Español de Madrid el 14 de octubre de 1933 y en él participarán Encarnación López La Argentinita y los bailaores gaditanos Rafael Ortega, La Macarrona, La Malena y La Fernanda, ésta última compañera de cartel de La Gabriela y de La Mejorana en el café sevillano del Burrero.

Es también en 1929 cuando pronuncia su célebre conferencia en la Universidad de Columbia en Nueva York y cuando comienza a publicar artículos de opinión en El Heraldo de Madrid, sobre cosas de toros, pero también, abordando temas complicados como los relativos a la censura a la que oficialmente estaba sujeta la prensa de su época.

Posteriormente abordará también la crítica y la crónica taurinas en el diario sevillano La Unión, en el que contaba a la afición su punto de vista sobre las corridas que toreaba en esos días, llegando incluso a cuestionar con profundidad y calidad de argumentos, la actuación de quienes presidían las corridas en las que él actuaba, mismas que por lo regular eran el objeto de sus narraciones.

Sánchez Mejías, el escritor

El profesor de la Universidad de Sevilla, Juan Carlos Gil González, novillero en su día – Carlos de la Serena fue su alias artístico – es quien estudia a detalle los escritos periodísticos de Sánchez Mejías y hace una interesantísima selección de ellos, de manera tal que pueden cubrir las distintas temáticas que el torero abordaba en esas comunicaciones. Sobre ellas señala el profesor Gil:

…se observa con meridiana claridad su tozuda defensa de la libertad y la fecundidad aplastante de sus reflexiones sociopolíticas. Y algo más, suficientemente inusual como para ser recordado tras el paso de su historia: la decencia de su postura inalterable ante las dictaduras de la pluma periodística al servicio de intereses espurios era una actitud vital. Que se sepa, Ignacio Sánchez Mejías jamás coqueteó con los filibusteros del periodismo para ganarse su favor con fraude de ley. Al contrario, pudo exhibir sin complejos una decencia poco usual en su gremio, muy dado a dejar en manos de terceros sin escrúpulos la fontanería de los bajos fondos. Su aventura de intentar combatir de frente los hechos injustos no mordió su prestigió taurino aunque sí le generó un sinfín de enemistades…

La recta personalidad de Ignacio Sánchez Mejías se mantuvo inalterada aún en los medios literario y periodístico. Igual se condujo delante de los toros, que en los despachos de los empresarios – recuérdese el veto al que fue sometido en 1925 –, como ante los círculos gobernantes del llamado cuarto poder y quizás fuera por ello, que luchara contra esa censura existente de manera oficial en los días en los que publicaba sus pensamientos en los diarios españoles.

El libro

Juan Carlos Gil González reúne en la obra una interesante variedad de textos y prepara el terreno al lector con un minucioso estudio previo. Se incluyen en él dos conferencias. La primera seguramente es – por su temática – la que pronunció en la Universidad de Columbia y hay una segunda dedicada al análisis de los encastes del toro de lidia. Particularmente destacaré un tríptico dedicado a lo que hoy llamamos la defensa de la fiesta, en el que de manera inteligente y por demás amena, aborda el caso de las llamadas sociedades protectoras de animales, mismas que he transcrito en esta misma bitácora y que pueden consultar en estas tres ubicaciones: 1, 2 3.

La publicación de Sobre Tauromaquia, es una especie de continuación del rescate de la obra del torero – literato, dado que unos meses antes, la propia Editorial Berenice sacó a la luz una novela inédita de Sánchez Mejías titulada La Amargura del Triunfo, obra acerca de la que Andrés Amorós considera lo siguiente:

…un retrato prototípico del ascenso y desengaño de un torero, con claves y un trasfondo muy originales debido a las manos, de sobra autorizadas, de las que procede… un verdadero hallazgo literario, por tratarse de un personaje tan importante en la literatura y la cultura española…

La colección recopilada y analizada por el profesor Juan Carlos Gil se formó con materiales procedentes del archivo de la familia del torero y con una concienzuda revisión hemerotecas y se centra principalmente en el ambiente de la fiesta, el campo y – como lo señalaba antes – en la defensa de la Fiesta de los toros. Algunos de los textos seleccionados por el profesor Gil eran inéditos y otros muchos resultaban desconocidos, por estar en las profundidades de las hemerotecas.

Más como en relecturas anteriores, detengo aquí la explicación sobre el contenido de la obra, con la idea de invitarles a su lectura, a descubrir en sus páginas el rigor y la inteligencia con la que Ignacio Sánchez Mejías trataba – sobre todo – los temas de esta Fiesta. Agrego mi acostumbrada coletilla, en el sentido de que no me parece justo el descubrir el total de la obra, pues eso creo que va en detrimento de la posibilidad de que sea leída, lo que contraría la intención de todo autor. 

Sobre Tauromaquia se presentó en Sevilla el 15 de diciembre de 2010 y fue comentado por Antonio García Barbeito, Juan Carlos Gil González y David González Romero.

Referencia Bibliográfica: Sobre Tauromaquia. Obra periodística, conferencias y entrevistas. – Ignacio Sánchez MejíasJuan Carlos Gil González (selección de textos, edición y estudio previo). – Editorial Berenice. – 1ª edición, Sevilla, 2010, 232 páginas, con ilustraciones en blanco y negro. – ISBN 978 – 84 – 92417 – 48 – 3. 

Nota aclaratoria: Esta imagen, que sirve para ilustrar la portada del libro fue tomada en México. Precisamente en la ganadería de La Punta, en donde los hermanos Francisco y José C. Madrazo y García Granados implantaron la moda de practicar el acoso y derribo con un automóvil. La escena resulta interesante, porque todo el atavío andaluz quedó desechado para su práctica en esa forma y si no, obsérvese el sarakoff que adorna la cabeza de Ignacio Sánchez Mejías en la escena campera.

domingo, 30 de junio de 2013

Detrás de un cartel (VIII)

Cartel de la corrida del 7
de febrero de 1909
La temporada 1908 – 1909 en el Toreo de la Condesa se sostuvo en toreros como Rafael El Gallo, Manuel Mejías Bienvenida, Antonio Boto Regaterín, el señor Curro Martín Vázquez y Morenito de Algeciras entre los hispanos más destacados y por primera vez en la historia de esa plaza – breve, apenas tenía dos años en funcionamiento – ofrecía en su elenco a dos toreros mexicanos que habían confirmado su alternativa en Madrid: Vicente Segura y Rodolfo Gaona, quienes serían un atractivo adicional para los carteles de la empresa que dirigía José del Rivero.

Aparte, en esa misma temporada se escribirían varios hitos de la historia de ese coso, pues el 24 de enero de 1909 se dio el primer mano a mano en el que los diestros eran mexicanos y días después, el 14 de febrero, se concedería la primera alternativa en su ruedo, la que Rafael Gómez, entonces Gallito, le concedió a su hermano Fernando – el destinatario del pasodoble Gallito – al cederle los trastos para dar muerte al toro Inglés de Piedras Negras, en presencia de Rodolfo Gaona.

La corrida del 7 de febrero se anunció a partir de un encierro compuesto por toros de Tepeyahualco y  Piedras Negras para El Gallo, Vicente Segura y Rodolfo Gaona y a más de un siglo de distancia, tiene muchos matices que vale la pena observar. Para el caso, encontré tres crónicas en los diarios de la Ciudad de México. La más prolija y detallada es la que escribió Miguel Necoechea Latiguillo para El Imparcial; luego, con más brevedad, pero con sustancia, están las de Luis G. Malváez Don Prudencio, para El País y la de K. CH. T. para La Iberia.

Controversia por el ganado

El primer detalle que abordan las tres crónicas revisadas es el análisis del ganado lidiado. La opinión de Don Prudencio es así:
…bueno será que la autoridad competente ponga el remedio, así como que exija al señor Veterinario e Inspector de Diversiones cumplan con su obligación, pues domingo a domingo se sueltan algunos chotos, con lo que se engaña al público, puesto que los carteles rezan que se lidiarán toros, y por consiguiente soltar becerros es engañar al público… Los toros de Tepeyahualco lidiados en tercero y cuarto lugares, aunque no catedrales, sí fueron aceptables en cuanto a presentación y ambos cumplieron sin sobresalir… Los propietarios de Piedras Negras enviaron toros de todas edades, habiendo algunos becerros que ni por asomo llenaban los requisitos que para el ganado exige el mártir reglamento. ¿Qué dice de esto el veterinario?...
Por su parte K.CH.T. deja entrever que no todos los toros tenían las condiciones para ser lidiados en la primera plaza de México y se expresa en este sentido:
Hubo toros muy bravos y muy nobles, con la edad reglamentaria, y dos toreros artistas, que hicieron filigranas con sus capas y en la candente arena del anchuroso circo nos ofrecieron con su valor y con su arte, todas las bellezas del hermoso y viril espectáculo español… Piedras Negras y Tepeyahualco enviaron toros de empuje, de poder y de extrema bravura; los de aquella ganadería hicieron una pelea franca en todos los tercios y sólo los de Tepeyahualco llegaron un tanto inciertos a rendir el pellejo…
Latiguillo por su parte, elogia la presencia de los toros, la que considera inmaculada, dejando su testimonio en estos términos:
El ganadero, o por mejor decir, los ganaderos, pues han conquistado ayer una ovación, medio ruidosa y envidiable, con que las multitudes han premiado ampliamente sus afanes por hacerse criadores de verdaderos toros de lidia… Pelo liso y brillante, astas finísimas y bien colocadas, pezuñas pequeñas y redondas, la cola barriendo la arena, y en cuanto a la edad, paréceme que cada uno traía como pasaporte su fe de bautismo, expedida hace cinco años allá en la dehesa, donde el aire reverbera entre los altos pastos…
Como podemos ver, hay extremos en los relatos, desde el que habla de chotos indignos, hasta el que asegura que el ganado lidiado era cinqueño. A la vuelta de tantos años, es difícil constatar quien era el que expresaba la verdad ocurrida. El cronista de mayor trascendencia histórica de los tres que me sirven de fuente, es sin duda Latiguillo, pero he de decir que su visión optimista del festejo que da pie a que yo meta los míos ahora, me produce alguna desconfianza. No obstante, no hay más cera que la que arde y con estos mimbres habrá que sacar esto adelante.

A propósito de las crónicas revisadas, diré que me llama la atención que todas comienzan por analizar al ganado lidiado en cuanto a su presencia y juego y enseguida pasan a dejarnos saber la manera en la que se condujeron los varilargueros y dejan para el final la narración de los hechos de los matadores. Quién te ha visto y quién te ve…, hoy se deja para un apartado final – la ficha – algún breve juicio sobre el toro, con mucho énfasis en el peso que dio al llegar a la plaza. Sin duda, la narrativa de la fiesta sale perdiendo con esa nefasta costumbre.

También controversia por la actuación de Vicente Segura

Tanto Don Prudencio, como K. CH. T. coinciden en que la actuación del torero de Pachuca fue desastrosa. En una de las cabezas de su crónica, el primero de los nombrados dice: Segura a la altura del barro…; el segundo resume la actuación del pachuqueño así:
El diestro de Pachuca tuvo una mala tarde. Poco lucido estuvo con el capote y el gesto siniestro de la jindama se dibujó en su rostro al muletear a su segundo toro, en el que había tela para dibujar, pintar, calar, etc., pero el millonario equivocó la faena y dejó dormida la muleta, entre tanto, las «nanas» «Pulga» y «Pepín», descompusieron al torito que murió en manos de Vicente de una estocada baja. ¿Con las banderillas? Si el capote y la muleta no lucen manejadas por el pachuqueño, mucho menos lucen los garapullos. Puso un par medianejo, entrando y saliendo regular. En su abono: toreó con dos primeras figuras del toreo, sin llegar él todavía ni a la mitad del camino. Apláudale el público su afán de alternar con buenos toreros…
En cambio, Latiguillo se deshace en elogios para quien sería después General del Ejército Mexicano y afirma:
Vicente Segura adelanta, adelanta a ojos vistos. Su toreo se hace más afiligranado, su conocimiento de las condiciones de los toros es más perfecto, y su manera de arrancarse a matar se hace más verdad cada día, y eso que tirios y troyanos le han reconocido a este diestro una decisión admirable para meterse entre los pitones, buscando el morrillo con el estoque… En quites estuvo, como siempre, muy oportuno, y los remató con holgura y elegancia. La buena voluntad del diestro pachuqueño ha quedado ayer demostrada de una manera patente cuando cogió banderillas. Hasta la fecha, Segura no había banderilleado toros, y ayer, cuando el público se lo pidió, el espada, sin andarse con repulgos, cogió los palos y demostró habilidad…
Vicente Segura es reconocido históricamente como uno de los grandes estoqueadores que México ha dado a la Fiesta, pero su habilidad con los aceros fue cuestionada así por Don Prudencio:
Una vez más el millonario toreador, nos demostró que se ha equivocado redondamente al elegir como profesión el toreo, el cual, por lo visto, no le entra en la cabeza, y que lo de seguro estoqueador, ha sido sólo un mito, una fábula que él con demasiada candidez se ha creído. ¿Estoqueador seguro? Puede ser, pues en la corrida de autos aseguró a sus enemigos sin fastidiarnos, sí señor. ¡Pero cómo los aseguró! Yéndose descaradamente a los bajos y no de otra manera, perfilándose fuera del pitón derecho y abandonando el planeta aún antes de tocar con la espada la piel de los toretes que le cupieron en suerte. ¡Excelente matador!...
Al final y con el balance de la historia, no me queda más que creer que en extremo, esta tarde fue una de las malas para Vicente Segura, quien en ruedos españoles y mexicanos dejó leyenda de torero valiente y de un extraordinario estoqueador.

Los hitos de Gaona

Apenas ocho meses antes, Rodolfo Gaona había confirmado su alternativa en Madrid. Sus habilidades eran ya conocidas aquí por su paso y desarrollo como torero en la Cuadrilla Juvenil Mexicana que formara Saturnino Frutos Ojitos, llevando como espada principal al de León de los Aldamas. Esos antecedentes le aligeraron las cargas que toda presentación genera a un torero. 

En esta tarde cortaría, según la relación de Latiguillo, una oreja al primero de su lote. De su crónica extraigo lo que sigue:
Gaona se ha revelado ayer, y parodiando una «becqueriana» del Bajío diré: «Ayer lo vide entre los toros…». No cabe duda que hay toro y torero de verdad y para rato. Bullicioso, animado, ganoso de palmas y ansioso de pelea, el diestro leonés toreó a su primero con tres verónicas petronianas, un farol y tres de frente por detrás, engendradas y rematadas con muchísima guapeza. De éstas sólo él sabe el secreto. El público, que está pendiente de lo que hace este muchacho, le aplaude con ruidosas ovaciones al rematar cada uno de sus lances, y al final le tocan música, muy merecidamente… El leonés se aprovecha perfectamente de las condiciones del toro y hace una faena de las que ponen de pie. Sus pases ayudados no tienen desperdicio y son magistrales, por lo tranquilos y ceñidos, sus pases de pecho. Realmente mientras Gaona trastea a su adversario, puede apreciarse toda la elegancia innata que imprime a todas las suertes que ejecuta y que viene a ser el sello de personalidad, con que visa cada uno de sus arrestos… Cuadrado el toro, y en la suerte natural, entra Gaona sin vacilaciones, por derecho, vaciando divinamente y colocando el estoque hasta lo rojo en la mitad del morrillo. Una estocada con todas estas condiciones, tiene que ser de rápido efecto, y así sucede, doblando el toro momentos después de herido y cobrando Rodolfo una gran ovación mientras da la vuelta al ruedo… De la ovación que se le tributó al torero mexicano, se puede juzgar, con decir que se le cortó la oreja al bicho y se le concedió al leonés como el galardón supremo y merecidísimo…
¿La presentación en sociedad de la gaonera?

De lo transcrito deseo hacer notar una parte, la que dice: …el diestro leonés toreó a su primero con tres verónicas petronianas, un farol y tres de frente por detrás, engendradas y rematadas con muchísima guapeza…

Generalmente se admite como fecha de estreno de la gaonera por su autor en El Toreo, la del 23 de enero de 1910, festejo en el que ante toros del Marqués del Saltillo actuaron mano a mano Tomás Alarcón Mazzantinito y Rodolfo Gaona. Se afirma que como matador de toros, El Califa la realizó por primera vez allí ante el toro Pinalito, cuarto de la tarde. Así lo sostiene Horacio Reiba Alcalino y afirma la existencia de alguna noticia de que la ejecutó como novillero en Monterrey, en 1906. Por su parte, don Luis Ruiz Quiroz señala que también como novillero integrante de la Cuadrilla Juvenil, la había realizado ya en el coso de La Condesa el 10 de septiembre de 1907, cuando para lidiar novillos de Atenco y Piedras Negras, fue acartelado con Antonio Ortega.

La realidad es que Latiguillo advierte que ejecutó en este día el lance de frente por detrás, nombre histórico de la suerte, igual como lo hizo en su día Dulzuras, al narrar la corrida del 28 de marzo de 1910, en la plaza de la Carretera de Aragón para el ABC madrileño, cuando ejecutó la suerte ante el toro Sardinito tercero de los de Benjumea jugados esa tarde, en la que alternó con Vicente Pastor y Gallito.

Ya sabemos que la definitiva denominación de la suerte la estableció Don Pío, quien independientemente del antecedente histórico de la suerte, consideró que por la manera tan personal en la que Gaona la ejecutó, debía llamarse gaonera y así es como ha llegado hasta nuestros días.

El Gallo

Donde las crónicas coinciden, es en que la actuación del entonces Gallito fue redonda. Sobre ella afirma K. CH. T.:
Actuaron «Gallito», Segura y Gaona. El primero llegó al ruedo ganoso de aplausos y con sus vistosos lances supo arrancarlos en buena ley; con la muleta trasteó con inteligencia y pupila, y las faenas de sus tres toros fueron muy aplaudidas. En quites entró con oportunidad y se mostró muy buen compañero. Al entrar por uvas no se desvió de la recta y estuvo certero con el estoque…
Toritos de regalo

La función que me ocupa fue extensa, pues en ella se lidiaron nueve toros, los seis de lidia ordinaria y otros tres de regalo. A los cronistas invocados eso les produjo también sentimientos encontrados. En El Imparcial, Latiguillo alaba lo que considera la generosidad de la empresa y los toreros:
Y como apenas ha pasado una hora y cuarto de que empezó la corrida, al momento en que es arrastrado el sexto toro, y como la empresa de «El Toreo» es empresa que no se para en gollerías del toro más o menos para dar gusto al público, hete aquí que el público pide un toro más, que la empresa lo regala de buen grado… [Vicente Segura…] A su vez, hace gala de desprendimiento y de deseos, y regala un toro que ocupa el octavo lugar… En su último toro, que fue el «criminal» aquél de la fea lidia y peores instintos, Rodolfo trasteó con precauciones…
Por su parte, Don Prudencio en El País señala.
Por condescendencia del señor concejal que presidió ayer la corrida, se lidiaron nueve toros, o sean tres más de los anunciados, con lo cual se infringe el Reglamento en vigor, que claramente dice que no podrán lidiarse más toros que los anunciados, y sobre este particular bueno será que la autoridad competente ponga el remedio…

La gaonera, por Rodolfo Gaona
Ya podemos ver que la manía de regalar toros no es enfermedad de estos tiempos, sino que ya hace más de un siglo que se convirtió en inveterata consuetudo… ¿Será por eso que los tres cronistas consultados concluyen en que el festejo – 18ª del ciclo – fue el mejor de esa temporada a esa fecha?

Así vemos que cada cartel, aparte de anunciarnos o recordarnos la celebración de un festejo, nos puede revelar también la manera en la que la Fiesta era vivida en esos días. Lo que intenté contarles aquí, es la historia detrás del cartel y del estado de las cosas de los toros en esos días. Espero que pese a su extensión, la encuentren de interés.

Nota primera: Si alguien desea obtener la transcripción íntegra de las crónicas invocadas aquí, puede solicitármelas mediante algún comentario aquí mismo, o por correo electrónico.

Nota segunda: El resaltado en la crónica de Latiguillo no existe en su versión original, es imputable exclusivamente a este amanuense.

domingo, 23 de junio de 2013

Tesoros Taurinos de la Filmoteca de la UNAM: Recuerdos del Toreo en México (1947 – 1964)

La Edad de Plata del Toreo en México

Ya me había ocupado de la Edad de Plata, cuando se cumplieron sesenta años de la irrupción en los ruedos de los Tres Mosqueteros, terna integrada por Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba y Manuel Capetillo, que alternando con quien fuera llamado el D’Artagnan de la tercia, el valentísimo torero de Apam, Paco Ortiz, tomaron el testigo de los diestros de la generación anterior, los que con justicia, representan nuestra Edad de Oro del toreo. La producción que ahora les presento, recopila en buena medida el tránsito de esa etapa histórica de nuestra Fiesta y para no entrar en repeticiones, les invito a pasar por este lugar para conocer mi pensar acerca de la época que cubre el DVD.

Recuerdos del Toreo en México

Fue en el mes de enero del año 2008 cuando la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentó el cuarto DVD de la colección Tesoros Taurinos de la Filmoteca de la UNAM, titulado Recuerdos del Toreo en México (1947 – 1964), el que se realizó bajo la supervisión del historiador mexicano José Francisco Coello Ugalde.

En esta recopilación se presentan imágenes de toreros como Rodolfo Gaona, José Rodríguez Joselillo, Miguel Báez Litri, Fermín Rivera, Jorge El Ranchero Aguilar, Joselito Huerta, Antonio Borrero Chamaco, Carlos Arruza, Antonio Ordóñez, Rafael Rodríguez, César Girón, Humberto Moro, Silverio Pérez, Fernando de los Reyes El Callao, Manuel Capetillo, Alfonso Ramírez Calesero, Diego Puerta, Manolo Dos Santos, José Ramón Tirado, Paco Camino, Jaime Rangel, Jesús Córdoba, Juan Silveti, Manolo Vázquez, Juanita Aparicio y Samuel Solís entre los más renombrados.

La producción audiovisual resulta de la revisión de más de un centenar de horas de cintas archivadas en la Filmoteca de la UNAM, mucho del cual estaba en mal estado y alguno, del más antiguo prácticamente en estado de descomposición. Por otra parte, señala Paco Coello en el tríptico de presentación de la producción lo siguiente:

Los materiales que aquí se exhiben formaron parte de un sinfín de noticiarios o quedaron como remanentes del trabajo televisivo (lo que todo buen cineasta denomina – como ya se dijo – “descartes”) que supone exhibir los mejores momentos de la corrida o las faenas más significativas de aquellos años. Pero hablamos del quehacer cinematográfico que, como sustento único de evidencias es la única fuente disponible para rehacer capítulos sobresalientes del toreo que se recuperan, afirmando la presencia de un conjunto de toros, toreros y personajes que brillaron con luz propia hace al menos medio siglo...

Así fue como se editaron esos materiales sobrantes, para dar al DVD la ligazón cronológica y la coherencia necesaria, de tal modo que los aficionados estuvieran en condiciones de apreciar el orden de la lidia y la manera en la que oficiaban los espadas filmados. 

Recuerdos del Toreo en México (1947 – 1964) está ilustrado además por la narración del propio José Francisco Coello Ugalde y en la treintena de capítulos de que se integra, veintiocho corresponden a un torero en particular, uno se dedica a la recopilación de una serie de diversos percances captados en ese espacio de tiempo, y al final se ofrece como material extra un reportaje titulado La hacienda de los toros bravos: Santín, de la que su entonces propietario, don José Julio Barbabosa encargó al fotógrafo de cine Julio Lamadrid y que deja en la cinta de plata, las imágenes del último encierro que ese ganadero lidiara de los entonces llamados toros criollos o nacionales, sin cruza de la simiente española que comenzó a importarse a principios del Siglo XX. A propósito de este último documento fílmico, dice Coello Ugalde:

Como remate, seleccionamos una joya, un cortometraje inédito, filmación del año 1929 donde el propietario de la hacienda de Santín, el señor José Julio Barbabosa encargó registrar el denominado reportaje con el título de: “SANTÍN. Domingo 7 de abril de 1929, gran corrida de toros de la acreditada ganadería nacional de SANTÍN”, bajo la idea de que… “de aquí a 50 años o más, los que vivan verán cómo se traían a Santín los toros, como se encajonaban, etc…”. La filmación y edición de la misma estuvo a cargo del reconocido camarógrafo Julio Lamadrid. Es decir, que se podrá admirar parte de un toreo anacrónico, el de una época que parece ya no corresponder con la realidad, puesto que esos toros, los “toros criollos” o los “toros nacionales” fueron una especie de ejemplares sacados del más primitivo de los órdenes de la crianza que hasta entonces privó en una de las haciendas ganaderas más emblemáticas de entre finales del siglo XIX y los primeros treinta del XX. Me refiero, no podía ser de otra forma, a Santín…

Aparte de las imágenes en movimiento, el DVD recopila en otro capítulo de material adicional, vistas fijas y datos biográficos de los toreros cuyas actuaciones fueron recogidas en película en su día y al inicio, la presentación del marco histórico general en el que los sucesos taurinos reseñados se produjeron.

En el acto de la presentación del DVD, José Francisco Coello expresó que la Filmoteca de la UNAM cuenta con uno de los acervos más ricos en el país y en América Latina y que diversos fondos de materiales son de gran importancia, existiendo en ella el suficiente material para realizar quizás unas diez producciones videográficas acerca de la Fiesta. Agregó que aunque se procuró incluir a la mayoría de los toreros del espacio temporal que cubre la obra, hay algunos diestros de los que no se pudieron localizar imágenes y ejemplificó el caso de Paco Ortiz, aunque por otra parte se pudieron obtener unos breves instantes de una actuación de Joselillo, quizás el torero que abre la cronología que comprende la recopilación.

Lo que el DVD aporta

Uno de los valores que a mi juicio tiene esta producción es el que nos deja ver, mediante la imagen en movimiento, la evolución del toro mexicano en las dos décadas que cubre el material central de la obra, haciéndose evidente el que de una manera directamente proporcional al afinamiento del tipo del toro, se comenzó con un proceso – que a mí me parece perverso – de reducirle la casta, lo que en alguna manera permite conseguir una mayor estética en la ejecución de las suertes, pero elimina la mayor parte de la emoción que produce el presenciar la lidia de un toro verdaderamente bravo.

Es preciso señalar, que dada la fuente del material – los descartes a los que alude Coello –, muchas de las faenas que se aprecian no son de las que entraron en la Historia del Toreo por representar grandes triunfos, pero cumplen con la intención general de la obra en cuanto a presentarnos la realidad a la que se refiere.

Con relación a los anteriores discos de la serie, cabría señalar que éste contiene un importante número de imágenes en color – algunas con la fuerte coloratura del glorioso technicolor – y que cubre los festejos dados tanto en la Plaza México como en el extinto Toreo de Cuatro Caminos.

Concluyo señalando que con esta presentación concluyo el análisis de los cuatro discos digitales que forman la colección en la actualidad, quedando en otros espacios de esta Aldea los comentarios acerca de los tres anteriores.

domingo, 16 de junio de 2013

Los Hermanos Becerril en la Plaza de la Carretera de Aragón

Un charro jineteando un toro y otro corriéndolo a una
mano (Hermanos Becerril, Madrid, 16/07/1927)
Cortesía: Carlos Ximenez González
© Aurelio Rodero Reca - Archivo Ragel
Andrés, Antonio y Audómaro Becerril Arzate fueron de los principales exponentes de la charrería en la primera mitad del Siglo XX. Charros por tradición familiar, dominaban todas las suertes del aquí llamado deporte nacional y exhibieron su maestría recorriendo los lienzos charros y las plazas de toros de todo el territorio mexicano y también presentaron su espectáculo en los Estados Unidos, Centroamérica y Europa.

Los hermanos Becerril se presentaron en la Plaza de Toros de la Carretera de Aragón en el 16 de julio de 1927, y repitieron actuación en diversas fechas de ese mes de julio y el siguiente agosto, en una serie de espectáculos charro – taurinos, que fueron captados en una serie de fotografías de Aurelio Rodero Reca. La autoría de las imágenes ha podido ser establecida gracias a que apareció publicada en el semanario Toros y Deportes de la Ciudad de México, en su número 303 correspondiente al 15 de agosto de 1927 y es donde se establece el nombre del fotógrafo que las realizó.

La presencia de los charros mexicanos en Madrid propició muchas relaciones en los diarios madrileños de la época, tanto en vía de reseña de sus actuaciones, como por el hecho de presentar a la afición y público de la capital española a los practicantes de esas suertes camperas que tienen sello propio. En el número citado de Toros y Deportes, se contiene un artículo de Diógenes Ferrand, su corresponsal en esa ciudad, mismo del que extraigo lo que sigue:
Desde Madrid. Presentación de los Charros Mexicanos hermanos Becerril. Clamoroso triunfo en Madrid… Del debut de los notables artistas envié todas las crónicas que cayeron en mis manos, de las que les publicaron los periódicos de Santander, recientemente, cuando hicieron su presentación en dicha capital… A poco emprendieron el viaje a Madrid donde tuve el gusto de que me honraran con su visita… Estos modestos artistas me expresaron la satisfacción que sentían por el feliz resultado de su primera actuación en España y los vivos deseos que tenían por presentarse en Madrid… El único temor que les embargaba era el de que no pudieran lograr potros a propósito para sus vistosos y arriesgados ejercicios… En esa entrevista que tuve con ellos y que les ofrecí repetir, para conocer sus impresiones después que se presentaran en esta plaza, me insinuaron el deseo que tenían de que reprodujese la siguiente crónica que les había dedicado un periódico de Santander… Con gusto les complazco. Ahí va dicho artículo que dice: «Hemos conversado un momento con don Andrés Becerril, uno de los tres hermanos famosísimos maestros como lazadores de potros salvajes y toros, y que pusieron en alto relieve, de manifiesto en la tarde del domingo, sus excepcionales condiciones. Don Andrés Becerril se muestra muy reconocido del público de Santander que de modo espléndido les exteriorizó sus simpatías en la tarde del domingo. Hombre que tiene un alto concepto del sentimiento de la gratitud, nos ha hablado con veneración del general Cruz, Inspector General de Policía de su país y Presidente de la Asociación Nacional de Charros y excelente caballista. En su amabilidad y en su amor por este deporte han encontrado los hermanos Becerril un entusiasta protector. En los contados momentos de nuestra conversación con don Andrés Becerril nos ha hablado con fervoroso entusiasmo de sus comienzos, cuando tienen que adiestrarse en los difíciles y arriesgados ejercicios de florear y manejar la reata y jinetear; luego, en pleno campo con toros chicos, aprenden a banderillear, suerte que andando el tiempo, consuman a la perfección, citando con gran vista a la res y cuando esta acomete, saliendo con suavidad de la suerte, recortando con supremo arte y habilidad y clavando los rehiletes, a dos manos en lo alto del morrillo. Así, con enorme voluntad y constancia, imponiéndose grandes sacrificios hasta llegar a dominar esas difíciles e impresionantes suertes que realizan ante los toros. Este es el caso de Andrés Becerril y de sus hermanos. Los tres, a fuerza de constantes prácticas y de penosas peripecias, han llegado a alcanzar tal dominio del jinete y del lazo que el primero, hace tres meses, luchando con los americanos en Filadelfia, consiguió el elevado honor de la medalla de campeón. Para realizar estas suertes es preciso ser un gran jinete, un habilísimo lazador. Todas aquellas requieren un gran dominio y una excepcional destreza; pero especialmente el derribar los caballos, deteniéndoles con el lazo, así como pasarse a toda velocidad desde un caballo a un potro salvaje. Sin embargo, hay que reconocer que esta fiesta típica, espectacular y vistosa, que domina todas las pasiones en la República Mexicana, en esta población no se ha comprendido. Y es que es necesario ser un gran caballista para darse cuenta de lo difícil y peligroso que resultan esos ejercicios. Más ya está echada la semilla y pronto ese deporte emocionante será cultivado en este país. Por lo pronto, ya han sido contratados para trabajar en varias provincias españolas, en las cuales deseamos a los hermanos Becerril toda clase de triunfos, en proporción a lo que sus valiosos trabajos se merecen»… En Madrid, puedo decirlo con satisfacción, sí ha sido comprendido y celebrado ese bello y original trabajo de los hermanos Becerril… Los señores don Eduardo Pagés y don Victoriano Argomániz, arrendatarios de la plaza de Madrid para dar una serie de espectáculos mixtos taurinos, por las noches, dado lo acogedores que son de todo lo mexicano, tan pronto supieron la llegada de los simpáticos charros, los contrataron para presentarlos en el festejo de anoche… Este lo integraron: primero, la celebrada cuadrilla bufa de Charlot, Chispa y su Botones; segundo, los charros mexicanos; tercero, dos becerros a muerte para “Chavito”, joven aspirante a matador; y cuarto, fuegos artificiales… Aunque no voy nunca a estos espectáculos, anoche asistí por creerme obligado a ello y por lo que me atrae y seduce todo lo de ese querido país… Comenzó el festejo a las once de la noche y terminó después de la una y media… Desde muy temprano se puso el cartel de “No hay billetes” y quedó público sin poder entrar, como para llenar otra plaza… Y a fe que el festejo no pudo resultar ni más divertido, ni más sugestivo… El «chou», indiscutiblemente, fue la parte a cargo de los hermanos Becerril… En conjunto y en detalle fue un éxito, tan unánime, tan frenético, como pocas veces he presenciado… El público entusiasmado, puesto en pie, los ovacionó sin cesar… Triunfo tan clamoroso ha sido ratificado por la prensa y todo hace esperar que la actuación tan afortunada y brillante de estos artistas mexicanos, sea admirada en toda España y que con los aplausos consigan también muchas pesetas. Su repetición en esta corte es de suponer que no se hará esperar y que no será otra vez tan solo. El filón es de larga explotación…
Por su parte, respecto de la presentación de los Hermanos Becerril en la Plaza de Toros de Madrid, el cronista titular del diario ABC de Madrid, Eduardo Palacio, relató lo siguiente:
«Debut» de los charros mejicanos Hermanos Becerril. Anoche, con un lleno imponente y tras una brillantísima actuación de los toreros bufos Charlot, el Chispa y el Botones que fueron ovacionados, como siempre, en la lidia de dos becerros de Santos, debutaron los charros mejicanos Hermanos Becerril… Comenzaron haciendo unos lucidísimos ejercicios de equitación; siguieron, enlazando con singular maestría varios potros; montaron, después de enlazarlo, un novillo, y culminó su labor, que entusiasmó muy justamente al público, pasando uno de los jinetes de un caballo a pelo, a todo galope, a un potro salvaje, que corría, asimismo, a toda velocidad… El notable artista escuchó una ovación clamorosa, como asimismo todo el número, que, repetimos, es interesantísimo y será visto por todo Madrid… El novillero «Chavito» lidió a continuación dos utreros, también de la ganadería de D. Manuel Santos, y si su labor en el primero de aquellos no pasó de regular, y escuchó un aviso, en el otro se hizo aplaudir, especialmente en unos lances de capa, ejecutados con arte, soltura y valor… El espectáculo terminó quemándose una vistosa colección de fuegos artificiales. E.P.
El espectáculo presentado por los charros puede calificarse como un jaripeo, que según el Diccionario de Charrería del Dr. Miguel Ángel Argüelles Mier, es: Ejercicio de las suertes de lazar, colear, jinetear y aún torear y poner banderillas a caballo por diversión o trabajo. Suele ejecutarse solo en el ruedo del lienzo charro y así, de la narración de Eduardo Palacio puedo deducir que describe algunas suertes charras como las manganas y el paso de la muerte, que el diccionario citado explica así:
El Paso de la Muerte: Pasar de un caballo manso montado en pelo, a una yegua o caballo bruto del cual el jinete se sujetará exclusivamente de las crines, puede ser a toda velocidad corriendo alrededor del ruedo, del lado de la máscara, pegado a las tablas, auxiliado por tres arreadores de su equipo, quienes se encargarán de que la yegua corra convenientemente una vez que salga del cajón... Mangana a caballo: Lazo que estando el charro a caballo, tira exclusivamente para lazar las patas delanteras de un animal, con objeto de sujetarlo y derribarlo...
Así los Hermanos Becerril llevaron al público madrileño una reproducción lúdica de lo que originariamente fueron faenas camperas para manejar ganado. 

Apunte de los sucesos en la Plaza de Madrid
R. Marín (ABC, Madrid, 23/07/1927)
Creo que vale apuntar que en la víspera de la presentación de los Hermanos Becerril, tuvo lugar en el mismo escenario la Corrida de la Prensa, festejo en el que ellos hicieron el despeje y pidieron las llaves y al día siguiente de su actuación, recibió la alternativa el torero mexicano Refulgente Álvarez, de manos de Bernardo Muñoz Carnicerito de Málaga y llevando como testigo a Francisco Peralta Facultades, mediante la cesión del toro Capotero de López Plata.

Reportaje en el semanario Mundo Gráfico
(Madrid, 17/08/1927)
Para conocer mejor la vida de los Hermanos Becerril, en especial la de su líder y fundador, don Andrés Becerril Arzate, les invito a visitar la bitácora Hombres de a Caballo, en la que se hace una buena semblanza de su paso por los escenarios de charrería.

Para ver otras fotografías de Rodero, relativas a la actuación de estos torerísimos charros mexicanos, les invito a pasar a la página de Tauropedia en Facebook, la que contiene varias adicionales a la que ilustra esta entrada.

No termino antes de agradecer a Carlos González Ximénez, titular del Archivo Ragel, que se integra entre otras producciones, por la obra de Aurelio Rodero Reca, su autorización para utilizar la fotografía que ilustra este texto en su inicio.

Por último, dejo aquí este vídeo, en el que Jorge Negrete canta al charro de su tierra:


domingo, 9 de junio de 2013

En busca de la competencia

Diego Silveti en Madrid (19/05/2013)
Foto cortesía de altoromexico.com
En 1989 vio la luz una obra escrita por el matador de toros y escritor de toros Juan Posada que lleva el título que he escogido para esta entrada. Contiene el sumario que hace el torero – escritor de los sucesos más relevantes de la temporada de ese año en España y en él, en plena era de Espartaco aparte de presentar un ensayo literario sobre los sucesos de ese calendario taurino, reflexiona sobre la necesidad de que Juan Antonio Ruiz encontrara competidores entre sus pares. Su impresión es que en esos días, el único torero que se le aproximó – taurina y no numéricamente – fue Roberto Domínguez y que otros diestros, como Julio Robles u Ortega Cano, teniendo todo para asaltar la cumbre, discurrieron por otras vías.

Hoy únicamente tomo prestado el título de la obra de Juan Posada, pero la aproximación al tema, pretendo que sea distinta. Espero no faltar a la memoria y a la obra de quien concibió el título que aprovecho.

Habían pasado trece años sin que un matador de toros mexicano cortara una oreja en la Plaza de Toros de Las Ventas. Hace un año la temporada madrileña se prestaba para que nuestros toreros replicaran lo que por última vez – 22 de mayo de 2000 – realizó Eulalio López Zotoluco en la que se considera la principal plaza de toros del mundo, pues actuaron en esa ocasión siete matadores de toros y un novillero. Las cosas no resultaron de la manera esperada y el intento quedó postergado para este año, en el que la presencia numérica de los toreros mexicanos fue inferior a la del año anterior y según la opinión de algunos, en condiciones más desventajosas que en años anteriores.

Arturo Saldívar, Madrid, 28/05/2013
Foto cortesía de altoromexico.com
El día 19 de mayo se rompió el maleficio. Diego Silveti, en un ejercicio de entrega y valor, en medio de una granizada, cortó una oreja al toro Orador de Fermín Bohórquez; obtuvo réplica de Arturo Saldívar nueve días después – se llevó la oreja de Afrentoso de El Ventorrillo – y ya en el llamado Ciclo del Arte y la Cultura – que tiene solución de continuidad con San IsidroJoselito Adame consumó una actuación que, al decir de las crónicas escritas, fue la más contundente de nuestros paisanos, poniéndose, como en alguna de esas relaciones se dijo, a una espada de la Puerta Grande, obteniendo la oreja de Hojalayero de Montecillo

La presentación de Sergio Flores como matador de toros se fue por el camino de las espinas, pues el toro de su confirmación le hirió y le impidió mayores hazañas. Juan Pablo Sánchez se presentó el 7 de junio y en uno de esos vuelcos que da la fortuna, uno de sus alternantes ha sido Joselito Adame, quien se ganó la sustitución de Iván Fandiño con su entonada actuación de tres días antes y tras de saludar en su primero, volvió a pasear una oreja del segundo de su lote, Alcaparrito de Alcurrucén, en tanto que su paisano y alternante, Juan Pablo Sánchez corrió con poca suerte Hacía 41 años que un torero mexicano no cortaba dos o más orejas en una temporada madrileña. Eloy Cavazos y Curro Rivera fueron los anteriores, en el ya lejano San Isidro de 1972.

Por el lado contrario, varios aficionados de pro consideran que la plaza de Madrid ha perdido seriedad – verbenera u orejera le llaman – y discuten la solidez de los triunfos obtenidos durante estos ciclos feriales. Insisten en que el rasero que implica la obtención de trofeos se ha reducido al mínimo y que hoy resulta fácil – si es que hay alguna facilidad en intentar hacer el toreo – cortar orejas en la Villa y Corte.

Mi conocimiento de los hechos de nuestros toreros viene de la televisión. La tele nos lleva los toros a la comodidad de nuestro salón, pero también nos muestra una imagen parcializada de los sucesos en la plaza. Vemos en acercamiento al torero y al toro, pero el resto de la escena que se nos muestra – en audio y vídeo – está sujeto a la voluntad – o al interés – del productor de la transmisión. Por esta razón, mis apreciaciones pueden resultar incompletas o equivocadas.

Joselito Adame, Madrid, 04/06/2013
Foto cortesía de altoromexico.com
Yo no voy a discutir el valor de las orejas cortadas por los toreros mexicanos en esta primavera madrileña. Lo que veo yo en la concesión de ellas, es más bien el interés de una afición que, después de muchos años de ver repetidos nombres y bosquejos de triunfos en Las Ventas, encontró a un grupo de jóvenes que sin duda, han demostrado que quieren y pueden ser toreros y consideró que ellos, que se han conducido sin complejos en un escenario que impone, pueden ser los que despierten de su marasmo a quienes han mantenido bajo anestesia general las cosas de toros y toreros allá en España.

Creo que es por eso que las actuaciones de los toreros de México – y también tuvo ese síntoma la presentación del novillero colombiano Sebastián Ritter – han sido valoradas en esa forma. Tengo la impresión de que ahora es la afición – y los públicos – la que, a falta de que los miembros del establishment taurino intenten romper con esa inercia negativa, intenta encontrar a quien o quienes se encarguen de revertir ese estado de cosas, aún a riesgo de que se considere que los triunfos obtenidos son sobrevalorados.

El otro ingrediente para propiciar esa competencia está en quienes se autocalifican como los profesionales. Son ellos los que tienen en sus manos la ocasión de propiciar y fomentar esa competencia que los que pagan por entrar a las plazas esperan hallar en el ruedo. Es a esos profesionales a quienes debe interesar que los encuentros entre una generación mexicana de toreros – que en el ambiente hispano serían emergentes – y quienes ocupan puestos de importancia en el escalafón se produzca e invite a la gente a volver a los tendidos.

Creo que los cimientos están ya puestos, ahora sigue levantar el edificio. La pregunta aquí es: ¿se pondrán los interesados a hacerlo, o mantendrán la posición cómoda y cortoplacista que ahora guardan? Solo el tiempo nos dará la respuesta.

Aldeanos