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sábado, 21 de noviembre de 2009

Zorrito de San Mateo


Hace cuatro días, Javier, en Toro, Torero y Afición, publicó una entrada a partir de un comentario de Oselito, en el que se aludía al indulto del toro Zorrito de San Mateo, que le tocó en suerte a Manolo Espinosa, Armillita, la tarde del 5 de febrero de 1966, en la desaparecida plaza de toros de El Progreso, en Guadalajara, Jalisco, en cartel en el que alternaron con el hijo mayor del Maestro de Maestros, Santiago Martín, El Viti y Jaime Rangel, llevando por delante a Carlos Arruza, en la última tarde que actuara en esa plaza El Ciclón Mexicano, quien perdiera la vida en un accidente de carretera el siguiente mes de mayo.

Este asunto va a quedar algo extenso, así que me pongo manos a la obra. Espero que quede entendible.

El origen de Zorrito

En algún otro sitio de esta misma Aldea, comentaba que los hermanos Antonio y Julián Llaguno importaron de España entre 1908 y 1911 dos toros padres y 16 vacas del Marqués del Saltillo. Entre el primer lote de ganado que importaron, venía una vaca, la Vidriera, número 11, que en el año de 1909 parió un becerro, nombrado Vidriero por su madre y herrado con el número 2. Este Vidriero fue engendrado en España y junto con el Conejo, toro importado en 1908, fue uno de los hacedores de la hoy ganadería madre de la cabaña brava mexicana, San Mateo. El gráfico que está enseguida, ilustra la genealogía paterna del toro que es el tema en esta oportunidad.

Zorrito se llamó en los libros de la ganadería Zorrillo, pero para lidiarlo en la plaza, se modificó su nombre para evitar la cacofonía del mismo, pues en nuestro lenguaje coloquial, es la forma con la que designamos a la mofeta. Su nacencia es del año de 1962, lo que me sugiere que se lidió de utrero, lo que se confirma de observar su trapío en el primer tramo del vídeo que ilustra la entrada de Javier y que da pie a que yo meta los míos en esta oportunidad.

La afirmación que hago en el sentido de que se lidió de utrero, la deduzco también de la reseña del encierro publicada en el diario El Informador de Guadalajara, la víspera del festejo, que refleja en lo sustancial lo siguiente:

El ganado que lucirá la ilustre divisa rosa y blanco de "San Mateo" a lidiarse en la primera de las tres corridas de que consta la Tercera Feria Taurina de Guadalajara en la plaza "El Progreso" se compone de siete toros que oportunamente se han estado exhibiendo.

Para que los aficionados conozcan sus características, ofrecemos la información. El ejemplar cárdeno listón marcado con el número 67, pesó al desembarcarlo 445 kilos netos. Hay otro de igual pinta que hizo mover la báscula hasta los 475 kilogramos y se distingue por el número 37. También el mismo pelaje tiene el número 47 con un peso de 455. El que ostenta en los costillares el número 51, cárdeno, se carga sobre los lomos 480 kilos. Los toros de color negro, uno meano, el otro bragado y el restante entrepelado, son respectivamente los marcados con los números 42, 66 y 65 de un tonelaje de 485, 465 y 450 kilos.

Todos estos astados de la propiedad de los señores José Antonio Llaguno e Ignacio García Aceves, reúnen finura, juventud, correctas cornamentas, escogidos de lo de la mejor nota; sin ser unas catedrales están en su mero punto…


Como se puede ver, desde la reseña periodística del encierro, se advertía que el encierro era cómodo y sobre todo, joven.

El festejo

El festejo tuvo como mayor fasto el indulto de Zorrito, el triunfo de Manolo Espinosa y el hecho de que Jaime Rangel saliera herido. La crónica de Latiguillo en El Informador revela que la corrida al final no dio el resultado esperado:



Para apreciar debidamente la labor de los matadores, diremos que el primero de San Mateo resultó bravo a secas, el segundo tuvo el defecto de llegar soso y aplomado al final, el tercer mereció el indulto y prestigió, tanto, al espada en turno, como a sus dueños, el cuarto también llegó soso y aplomado al último tercio, el quinto resultó demasiado difícil y el sexto no permitió el éxito a su victimario. El que correspondió al "Ciclón" Carlos Arruza empezó quedado, pero terminó embistiendo con bravura…


Sobre la actuación del hijo mayor de Armillita ante el toro de la tarde, el mismo Enrique Aceves escribió:

…Le tocó al hijo del que fuera gran maestro de los ruedos, don Fermín Espinosa "Armillita", lidiar al mejor toro del encierro, es decir al que los propios aficionados pidieron su indulto, después de la extraordinaria pelea que dio en los tres tercios pues fue bravo con el percal, arremetió con fuerza a los caballos y llegó al final embistiendo fieramente a la muleta. ¡Un gran toro!...

…la escandalera vino con la muleta, cuando Espinosa, después de brindar la faena a su señor padre, ejecutó toda clase de suertes del toreo, sin que faltaran los clásicos naturales y templados derechazos, todos a la mínima distancia y en medio de una gran algarabía, ya que los olés resonaban en los tendidos y las ovaciones se sucedían unas a otras…

Otra efeméride a destacar, es en el sentido de que esta tarde fue la primera vez que los señores García Aceves y García Villaseñor, compartían una vuelta al ruedo por un triunfo con José Antonio Llaguno García, ya como condueños de San Mateo y al paso de los años, acabarían por adquirir la totalidad de la titularidad de la vacada.

…Como este bravo toro, ya lo mencionamos fue indultado a petición del público, al diestro triunfador se le otorgaron, simbólicamente, las dos orejas y el rabo, con los cuales dio varias vueltas al ruedo, primero solo y luego con los ganaderos José Antonio Llaguno e Ignacio García Villaseñor, hijo de Nacho García Aceves, y con su señor padre, don Fermín Espinosa…


El destino de Zorrito

Zorrito volvió a los potreros de San Mateo, donde fue puesto con las vacas, pero también dejó progenie en las ganaderías de San Martín, Los Martínez y con Javier Garfias, quien lo retentó aproximadamente al año de haber sido indultado, en la plaza de la Hacienda de Santiago, donde entonces tenía el asiento de su ganadería y allí lo volvió a lidiar Manolo Espinosa y el toro no acusó los efectos de la lidia previa a la que había sido sometido. Si se ve con cuidado el segundo tramo del vídeo al que he aludido antes y se compara el trapío del toro con el que lucía cuando fue a la plaza, se puede ver que efectivamente, fue lidiado de utrero.

Años después, concluido su ciclo reproductivo, el toro fue llevado de nueva cuenta al ruedo de El Progreso, donde por última vez, lo lidió Armillita. Sobre el particular, el torero le contó lo siguiente a Guillermo Salas Alonso, cronista del diario El Universal hace algo más de 5 años:

Fue un gran toro. La tarde que se indultó lo lidié a placer con la mano derecha, me tocó la inspiración con su varita mágica. Al año siguiente, en el tentadero de Javier Garfias iba temeroso de que Zorrito, que me dio tanto, hubiese adquirido resabios que ya no me permitieran torearlo.

Como dejando volar el pensamiento tras una pausa, nos explica: En Guadalajara la faena reunió muchos pases por el pitón derecho, ya con Garfias fue mejor por el izquierdo… Volví a sentirlo, a gozar con su raza y estilo.

Cuando me habló don José Antonio Llaguno García y me dio a conocer el plan de volverlo a torear para matarlo en Guadalajara, la plaza que el destino le dio la oportunidad de seguir viviendo, acepté, pero con las dudas de que si se dejaría torear por tercera ocasión. Me dejó mudo… ¡Volvió a embestir!

Es un caso que deja ver la raza de procedencia del encaste de Saltillo, a través de San Mateo... ¡Bendita sangre!

Esto es pues algo de la historia de Zorrito (Zorrillo en los libros), número 51, cárdeno claro, apretado y vuelto de cuerna, nacido en el año de 1962, corrido en tercer lugar de la lidia ordinaria de esa corrida inaugural de la Tercera Feria Taurina de Guadalajara, el 5 de febrero de 1966 y no de 1960, como equivocadamente dice, hasta el portal oficial de la propia ganadería de San Mateo.

sábado, 25 de abril de 2009

Tal día como hoy: 25 de abril de 1959. Rafael Rodríguez y Poeta de San Mateo.



Hoy se cumple medio siglo de que El Volcán de Aguascalientes, Rafael Rodríguez Domínguez, realizara en el ruedo de la Plaza de Toros San Marcos, lo que para muchos aficionados resulta ser la faena más grande de su paso por los ruedos.

Esa tarde se conjuntaron con Rafael otras tres grandes leyendas de la fiesta, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna y los toros de San Mateo, que dieron una tarde que hoy a medio siglo de su realización, sigue siendo el paradigma de una corrida de feria triunfal, en la que todos, afición, toreros, ganaderos y público salen de la plaza satisfechos por lo que les ha tocado vivir.

La primera placa que se colocó para conmemorar un fasto en la Plaza de San Marcos fue precisamente la dedicada a la faena de Rafael Rodríguez a Poeta, el toro número 9 de San Mateo y tuvo que pasar una década para que se colocara la siguiente, ésta, en homenaje a la ganadería de La Punta por haber llegado a sus 45 años de existencia. Tal ha sido la impronta de esta faena en la afición de Aguascalientes, que la tiene como una de sus memorias más preciadas.

En esta ocasión transcribo íntegra y sin ulterior comentario la crónica de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro del día 26 de abril de 1959, en la que tuvo de compañero de tendido a un aficionado de excepción, al Maestro Fermín Espinosa Armillita, según se desprende de su propia narración.



Apoteosis De Rafael Rodríguez
La faena de "Poeta"
Una tarde de extraordinaria brillantez, con el triunfo estruendoso de Calesero, Luis Procuna y Rodríguez, y la ganadería de San Mateo 5 toros desorejados; el 3o. resultó de bandera.

Surgiendo de los repletos tendidos, el grito consagrado se extendió por todos los ámbitos del Coso y fue a desgranarse a los píes de la enhiesta figura del artista:

¡Torero!...

En alas de la brisa, el clamoreo tramontó el recinto de la plaza y sus ecos esparciéronse por la vecina floresta y, luego, fueron a propagarse por todos los rincones de la ciudad en fiesta:

¡Torero!... ¡Torero!...

Pues desde ayer, la Feria y Aguascalientes toda hállase convertida en una fervorosa plática de toros.

Y en todos los labios, un nombre: ¡Rafael Rodríguez!

¡Rafael Rodríguez, sí, el forjador de esa faena de milagrería, de ese trasteo inmortal al tercer sanmateíno, que constituyó el episodio culminante de una jornada de perfiles excepcionalmente brillantes!

¡Rafael Rodríguez, el máximo triunfador de una corrida en la que el éxito acompañó con idéntica asiduidad a los toreros y el ganadero!

¡Rafael Rodríguez, sí, el artífice de ese trasteo cumbre a una burel de características igualmente extraordinarias! ¡El creador de esa prodigiosa faena, a través de la cual el hidrocálido escaló el Himalaya del arte del toreo!...
El toreo, caricia suave
Es teoría belmontiana, ratificada con la autoridad de Rafael "El Gallo". - Para torear bien – díjole una vez el Divino Calvo a su hermano Joselito –; para torear bien hay que acariciar.

¡Acariciar! ¡Templar!... Convertir el esforzado juego que crearon los rudos lidiadores dieciochescos, en un espectáculo impregnado de ritmo, de armonía y de estética: ¡he aquí la gran conquista y el mayor timbre de gloria del Pasmo de Triana!

Y bien: ¿qué, sino esto, realizó ayer Rafael, cuando toreaba de muleta al maravilloso sanmateíno? Evoquemos la escena:

Acometía el noble bicho suavemente, templadamente, con el hocico al ras de la arena; y Rafael, "convertidas las piernas en estacas", lo prendía en el engaño y tiraba de él lentamente, rítmicamente, interminablemente. ¡Aquellos inacabables derechazos, plenos de armonía y de mando, en los que se volvió realidad el toreo en redondo! ¡Aquellos prodigiosos muletazos en los que el torero obligó al astado a girar pausadamente en su derredor, mientras la plaza entera sacudíase a los efectos de un latigazo de emoción! ¡De emoción artística!

¡El toreo, caricia suave!...

Caricia, sí; pero, también solidez y firmeza. Señorío total del hombre sobre la bestia. ¡Torerísmo!

Tal fue la gran faena de Rodríguez al tercero; y aunque en menos grado las mismas virtudes durante su trasteo con el sexto.

Porque Rafael que había puesto la plaza boca abajo cuando pasaba de muleta a su primero, amen de las dos orejas y el rabo de este imponderable burel y de las numerosas vueltas al ruedo realizadas entre una ovación atronadora, interminable, efectuó idéntica cosecha de apéndices con el sexto y, finalmente salió de la plaza en hombros.
El Poeta del Toreo
"Torear – dejó escrito Federico Alcázar – torea cualquiera. Lo difícil es torear con arte, porque el arte es un don de privilegio. Y mucho más con garbo, porque el garbo sólo está reservado a los elegidos".

¡Torear con arte! ¡Torear con garbo! ¿Acaso los anteriores conceptos no parecen escritos para el Calesero?

¡Alfonso Ramírez, poeta en traje de luces! ¡Cómo esplendió ayer tu arte sin igual y el garbo con que haces el toreo, cuando lanceabas al cárdeno que abrió plaza; cuando lo toreabas de muleta con derrocha de elegancia y de imperio; cuando, tu capote prodigioso -¡el primer capote que existe en el planeta de los toros!- burillaba chicuelinas y faroles, caleserinas y recortes que eran un estallido de color, de ritmo y de gracia!

¡Alfonso Ramírez, torero en plenitud! ¡Que magistral y diestro te mostraste cuando lidiabas al cuarto, exhumando un torero por la cara que constituía alarde de precisión, de limpieza y de mando! ¡Y a qué grado la calidad singular de tu toreo representó la alcanzada del éxito en una jornada que, tras el exordio triunfal que tú le impusiste, conservaría, acrecentando, ese espléndido matiz para convertirse en una tarde de perfiles históricos!

¡La tarde en que tres grandes figuras del toreo mexicano saturaron de emoción y de arte a los aficionados y, además, cortaron los apéndices de cinco bravos toros de San Mateo.
Luis Procuna
Procuna, o la personalidad... Porque Luis es peculiar en todo. Hasta en su concepción del toreo. Su técnica y su estilo difieren de todos; y esto, que representa una virtud, pues en el toreo, como en todas las artes, lo que cuenta es el acento personal, constituye por otra parte una deficiencia. Pues, en fuerza de ser original, Procuna suele trastocar el ritmo y el curso natural de la lidia y esto a la postre, mengua la unidad y la rotundez de sus faenas.

Pero, en lo que hace a su gusto, en lo que "siente", ayer, una vez más, estuvo Luis magnífico.

En realidad su faena al segundo fue muy buena. Por principios de cuentas, procuró hacerse del bicho que, tras de un desconcertante principio, en cuanto le pegaron los hulanos, sacó la casta y la bravura. ¡Y el buen estilo!

Y, tras de centrase con el sanmateíno, lo toreó el ‘Berrendo’ por derechazos superiores. Hizo luego lo suyo, su toreo por alto, girando en el que es único y, a continuación la estocada de efectos definitivos. Gran ovación, oreja y vuelta.

Al quinto, otro burel de excepción, Luis no llegó a entenderlo. No acertó a colocarse en el sitio justo para torearlo como la calidad del bicho merecía.

Apenas hacía el final de la faena atinó Procuna a ponerse al nivel del astado, en cuatro derechazos que reanimaron los entusiasmos. El resto, con ser muy espectacular, careció de hondura.

Empero, una vez más supo estar breve con la espada; una entera, para llevarse la segunda oreja de la sesión.
San Mateo
Estupendo, extraordinario resultó el encierro enviado por Toño Llaguno. ¡Casta, bravura, nobleza a raudales, estilo, docilidad; todo lo tuvieron los bureles de la justamente afamada divisa blanca y rosa!

¡La divisa de las tardes triunfales!

Sí magnífico fue el primero, también lo resulto el siguiente; quizás en mayor grado al final de su lidia.

El tercero, de tan bueno, de tan extraordinario, era difícil y peligroso para el toreo. Corría ésta el riesgo de fracasar y hundirse ante su estupendísima docilidad, ante su maravilloso "son". Para nuestra fortuna, este tercer astado, marcado con el número 9, encontróse con un torero que, sobre tan espléndida arcilla, supo erigir el edificio de su gran triunfo.

El cuarto desmereció un poco al lado de sus hermanos; y el segundo de Procuna, fue tan claro y tuvo un temple similar al del tercero ¿Se quiere mejor elogio?

Finalmente el que cerró plaza, en cuanto el toreo se centró con él, peleó como los buenos y dio lugar a otro largo y brillante trasteo. Para resumir, digamos que, hoy como que ayer los toros de San Mateo fueron dechado de lo que debe ser el ganado de lidia.

Y que el homenaje tributado al tercero, y a su criador, Toño Llaguno, fue tan caluroso como merecido.
Un poco de estadística
En su primero Calesero estupendo con el percal. Con los palitroques, gran par al quiebro, tras de que Procuna y Rafael había dejado solo apenas un plano.

Soberbia faena sobre la mano derecha, entusiasmo en los tendidos; estocada, dos orejas y vuelta.

De salida, el segundo parece no querer embestir. Tras los puyazos, le brota la casta llega superior al tercio final. Faena y triunfo de Luis, rematado con el corte de un apéndice.

El triunfo de Rafael en el tercero inicióse cuando le dio la bienvenida con unos lances positivamente soberbios.

En los quites, Calesero y Procuna rivalizan en brillantez y en aciertos. Igual ocurre en el segundo tercio.

Pero a continuación, se produjo esa avalancha de torerismo y de arte que fue la faena de Rafael. Con la izquierda, primero; y más tarde con la diestra, toreó con una verdad, una limpieza y un sentimiento que colmaron los entusiastas.

Lasernistas de hinojos; media en la yema; dos orejas, rabo, vuelta al ruedo con él...
¡El delirio!

Con el cuarto, Calesero hace derroche de torerismo. Sapiente y poderoso, lo lidia con señorío y desahogo.

De lo ocurrido en el quinto, ya dejamos cuenta.

Con el último Rafael principió por doblarse para hacerse del burel. Y conseguido esto, ¡a torear! Ahora exclusivamente sobre la derecha, otra faena de vigorosos relieves triunfales. Manoletinas estatuarias, estocadas. De nueva cuenta las dos orejas y el rabo. Salida final en las andas del triunfo.

Apostilla final

Es de Fermín Espinosa: “Hacía mucho tiempo que no ‘botaba’ yo en mi localidad, por ver torear como hoy lo hizo Rafael...”

El cartel para hoy: Toros de Herederos de Teófilo Gómez para Zotoluco, José Tomás y Arturo Macías.

jueves, 5 de febrero de 2009

La México, 63 años después

La Plaza de Toros México fue inaugurada el 5 de febrero de 1946. La corrida inaugural se anunció con seis toros de San Mateo para Luis Castro El Soldado, Manuel Rodríguez Manolete y Luis Procuna, siendo estos dos últimos quienes a la postre, resultarían los triunfadores de la tarde de la efeméride, cortando una oreja cada uno.

Al preparar este post, recordé que hace algún tiempo leí una versión en el sentido de que la Plaza México fue construida al influjo de la aparición del Monstruo de Córdoba en el planeta de los toros. Intenté recordar de quien era la afirmación, pero la memoria se ponía esquiva. Así que me puse a releer algunos textos en en su busca y me encontré de nuevo con la cita, que es de don Filiberto Mira, quien al realizar una magnífica biografía del hijo de doña Angustias, afirma lo siguiente:

La afición española saboreó poco a poco la transfiguración que al arte de torear le imprimió el carácter propio de Manolete. La mexicana se lo encontró de pronto, y tal fue la colosalidad del impacto, que habiéndolo visto – y solo en un toro, pues su segundo lo hirió al abrirse de capa – por primera vez el 9 de diciembre de 1945, la conmoción hizo que se hiciera – para él, con él y por él – la mayor plaza de toros que en el mundo existe. Esta se inauguró el 5 de febrero de 1946. Es la de México, Monumental con monumento a Manolete. ¿Qué otro torero ha provocado que en tan corto tiempo – menos de dos meses – se haya construido un coso tan descomunal como el de Insurgentes, con cabida para 50.000 espectadores? (Mira, Filiberto. Manolete. Vida y Tragedia. Ed. Aplausos – Salvador Pascual Benet, Valencia, 1984, Págs. 204 y 206).


Aunque a veces hoy no lo parezca, la Plaza México no es una plaza de talanqueras que pueda levantarse en dos meses. Por los antecedentes apuntados arriba, fue meramente circunstancial el hecho de que estuviera lista para ser inaugurada a los pocos días de la llegada de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez a suelo patrio. Las obras de construcción de la plaza se iniciaron en 1944 y duraron dieciséis meses más de los referidos por mi admirado don Filiberto, quien seguramente al socaire de su veneración por Manolete, incurrió en ese gazapo histórico.

Al final de cuentas, lo que vale es que la Ciudad de México tiene para sí la plaza de toros con mayor capacidad en el mundo, escenario que hoy cumple 63 años y que en buena medida, es el punto focal – por este día – de la atención de los aficionados a la Fiesta en el mundo, aunque a veces, por lo que allí se presenta, no lo merezca.

Espero en los próximos días, agregar algunos comentarios sobre los inicios de esta plaza de toros y sobre alguna otra cosa sucedida en un día como hoy.

martes, 16 de diciembre de 2008

El toro de Palha de los Llaguno

Ya había publicado en otro tiempo y lugar otra versión de este trabajo, pero no he dejado de seguir buscando datos a propósito del tema y es ahora que me he topado – no puedo describirlo de otra manera – con información que nos lleva hasta el año de 1887, donde en la Plaza de Toros de San Rafael de la capital mexicana (Semanario La Banderilla números 3, 4 y 5 correspondientes a los días 27 de noviembre y 4 y 11 de diciembre de 1887), se lidiaban toros de la Hacienda de San Mateo del Estado de Zacatecas, apenas 17 años después de que la familia Llaguno la adquiriera de los sucesores de el último Conde de San Mateo y Valparaíso, don Juan Nepomuceno Moncada Berrio y de la Campa y Cos. Esa circunstancia hace todavía más interesante la presencia del toro de Palha que Bombita obsequiara a los hermanos Antonio y Julián Llaguno en 1907, como cimiento de la fundación y mejora de la base genética de esta ganadería madre de la cabaña brava mexicana.

El asunto que nos ocupa

En este año en que se cumplió el primer centenario de la llegada a Zacatecas del ganado español de Saltillo y que marca en cierta manera, la revolución de la fiesta de los toros en México – se suma al fasto el centenario también de la alternativa de don Rodolfo Gaona –, quiero apuntar lo que considero una teoría personal sobre un aspecto del origen de San Mateo, hoy por hoy básicamente la ganadería madre de toda la cabaña brava mexicana.

Trataré de explicar de una manera breve y espero que entendible, en lo que consiste esa teoría, que gira alrededor de un toro portugués de Palha, sobrero de una corrida que se lidió en la ciudad de México y obsequiado por Ricardo Torres Bombita, a los hermanos Antonio y Julián Llaguno.

La corrida de la que provino el toro de don José Palha Blanco, se celebró el 17 de febrero de 1907 en la antigua Plaza México y fue la 17ª de esa temporada. Los espadas actuantes fueron Antonio Fuentes y el ya mencionado diestro de Tomares, que enfrentaron a dos toros nacionales de San Diego de los Padres y a cuatro lusitanos del origen que da título a este trabajo.

En la información sobre el festejo, que me ha sido proporcionada gentilmente por don Heriberto Lanfranchi, resulta que sobresalió el quinto de la tarde, un arrogantísimo cárdeno que fue bravo y noble y tomó seis varas recargando, causando cinco tumbos y matando un caballo. Correspondió al elegantísimo Antonio Fuentes, que lo mató bien.

Es un hecho notorio, que los hermanos Llaguno fundaron un encaste particular a partir de una reducida base de ganado comprado al Marqués del Saltillo. En 1908, adquirieron dos machos, el número 10 negro zaino, de nombre Conejo, con nota de tienta superior y el número 59, llamado Trianero, cárdeno oscuro, muy bueno en el tentadero. Cabe señalar que este último toro, aparentemente nunca padreó en San Mateo, pues existen notas de que fue vendido a don Benjamín Gómez Gordoa, ganadero de Malpaso, pero luego, existen otros documentos que lo ubican años después en la posesión de don Antonio y don Julián.

Las vacas fueron la Lebrijana, número 7; la Recobera, número 40; la Vidriera, número 11; la Zapita, número 6; la Gandinguera, número 42 y la Platillera, número 39. La Gandinguera y la Platillera fueron las únicas que tuvieron familias extensas; la Lebrijana y la Recobera se extinguieron casi al llegar a México y la Vidriera aportó uno de los toros padres que hicieron prácticamente la ganadería.

En 1911, don Antonio Llaguno acude personalmente a Sevilla a adquirir una segunda piara de vacas, pues la compra anterior la hizo por intermedio de su amigo Bombita y trajo para sus potreros de Pozo Hondo a la Cominita, número 66; Guantera, número 93; Campanera, número 141; Andaluza, número 148; Pardita, número 150; Remolona, número 154; Zorrilla, número 159; Cumplida, número 161; Vencedora, número 168 y Coquinera, número 172.

Esa base se continuó en mayor medida por parte de la Cumplida y la Vencedora, que fueron las que mayor progenie dejaron, aunque la calidad se decantó por el lado de la Pardita y la Guantera y en las ganaderías que tienen líneas puras de lo de San Mateo aún se encuentran ejemplares que llevan estos nombres.

México se convulsionó con una guerra civil que tuvo principalmente como origen la lucha por la tenencia de la tierra y se desarrolló entre 1910 y 1917 en su etapa armada más cruenta. Concluyó con la promulgación de la Constitución Política que mutatis mutandis sigue vigente en estos días – ha sufrido muchas reformas a la fecha – y con una Reforma Agraria que estableció límites a la propiedad rural. Algunos de los escenarios más cruentos de esa guerra civil fueron precisamente las grandes extensiones en las que se criaba ganado de cualquier tipo, estando en peligro la vida del ganadero y del ganado.

Como todos los conflictos fratricidas, las heridas que se causan tardan mucho tiempo en cerrar y a veces no cierran nunca. Por eso, los señores de San Mateo movieron de sus tierras de Zacatecas a unos cercados que en ese tiempo estaban en las cercanías de la ciudad de México, en los parajes conocidos como Sotelo y Taxqueña, la base de su ganadería. Se han tejido leyendas de que don Antonio protegió su simiente española en las habitaciones de su casa de la colonia Santa María la Ribera, pero su propia familia se ha encargado de desmentir eso. Los toros pastaban en Sotelo y Taxqueña, lugares que después utilizaron durante años para aclimatar las corridas que lidiarían en la Capital de la República, después de la Revolución.

Es sabido también que la base de Saltillo sirvió para fundirla con el ganado nacional que los Llaguno tuvieron seleccionado desde finales del Siglo XIX y a partir de reiteradas cruzas, ir fijando los caracteres que los ganaderos pretendían, eliminando por absorción, los correspondientes al ganado criollo que sirvió nada más como base de expansión.

Es aquí donde comienza el juego del toro de Palha, que fue obsequiado por Ricardo Torres Reina a los hermanos Llaguno en 1907, tras de que el día de Navidad del año anterior, matara la primera corrida anunciada a nombre de San Mateo en la Plaza de Toros San Marcos de Aguascalientes, compuesta por ganado criollo seleccionado para la ocasión. El toro portugués, de indudable procedencia vazqueña, sirvió como raceador en Pozo Hondo. Quizás no daría las características que los ganaderos pretendían, pero agregaría un porcentaje de sangre brava de origen conocido a sus reses, lo que en el inicio, no tenían.

Cuando al año siguiente llegan los primeros ganados de Saltillo, era necesario reproducirlos en pureza, pero también mezclarlos con lo nacional y abrir en cuanto fuera posible, alguna otra línea genética que permitiera opciones a los ganaderos, dada la base de sangre tan limitada con la que contaban. De allí que se conservara al toro de Palha, aún con la nueva adquisición.

En 1912, cuando el conflicto revolucionario cobraba intensidad, los Llaguno trasladan de Zacatecas a Sotelo entre otros haberes, 136 vacas de San Mateo, 108 novillos, el toro de Palha y el toro Trianero de Saltillo, según remisión hecha el 9 de noviembre de 1912 por el administrador de los ganaderos Manuel J. Varela. Me llaman particularmente la atención estos dos últimos toros padres, pues cualquiera pensaría que habiéndose decantado por la base de Saltillo, el toro portugués dejaría de tener utilidad y por el Trianero, si en 1908 se le vendió a don Benjamín Gómez Gordoa, ¿qué hacía en San Mateo?

El toro de Palha me lo explico en el sentido de que tenía que seguir cubriendo vacas mansas para dejar hijas de media casta que pudieran ser cubiertas por los toros de pura sangre saltilla. Y del Trianero, los dos recientes cronistas de la gran obra de don Antonio Llaguno, la de Luis Niño de Rivera y el bibliófilo José Antonio Villanueva Lagar, ninguna mención hacen a su presencia genética en los libros de San Mateo, que tuvieron a la vista para escribir sus obras. ¿Sería su función la misma que la del toro portugués? Seguramente.

Así pues y vistas las evidencias de la historia, considero que el toro de Palha resulta ser un importante gozne en la historia de San Mateo, pues en torno a ellos gira la pervivencia del encaste que le es mayoritario, al aportar – lo asumo, pues no encuentro otra razón lógica para conservarlo en esas condiciones – a las madres que darían lugar a un nuevo encaste que es el mayoritario y singular en la cabaña brava mexicana.

Aldeanos