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domingo, 7 de octubre de 2012

Mariano Ramos. Torero


Es mi palabra escritura y es mi lema la bravura,
soy de mi tierra el que guarda la tradición y el honor.
Soy el charro mexicano, noble, valiente y leal…


La primera actividad de Mariano Ramos en un redondel fue relacionada con la charrería. Él y su familia eran charros mexicanos, de esos de los que Jorge Negrete cantaba que eran nobles, valientes y leales… y que según el mismo cantar, vestían trajes alamarados con botonadura de oro y espuelas de Amozoc… En ese ambiente de la charrería es seguro que aprendió el manejo del ganado y también pudo relacionarse con otro torero que al igual que él, primero aprendió a florear la reata, a hacer manganas a pie y a caballo y a ejecutar todas esas suertes, que al decir de Alameda, de ser utilidad – para el manejo del ganado en el campo, en este caso –, se volvieron juego. Me refiero a Joselito Huerta, figura en los ruedos del toreo y también en los del aquí llamado deporte nacional.

Considero que esa proximidad con El León de Tetela facilitó a Mariano Ramos el acercarse al ganadero Agustín Chávez Magallón, titular del hierro de Ibarra – y suegro de Huerta –, en donde aprende el toreo enfrentándose a una gran cantidad de vacas de retienta. Ante esa clase de ganado, evidentemente, la tauromaquia que desarrollará será sobria, dominadora y de un gran entendimiento de las condiciones de los toros; lo accesorio tendrá poco espacio o ninguno en su andar por los ruedos.

Esa formación la va a completar en el rastro – matadero – que había en Ferrería en la Ciudad de México, al que fueron a parar casi todas las vacas de la ganadería de La Punta, cuando sus potreros tuvieron que ser evacuados a causa de una reforma agraria mal aplicada y entendida a principios de la década de los setenta del pasado siglo. Allí se relaciona con el inefable Rafael Herrerías, quien tenía alguna función administrativa en el lugar y es precisamente con Mariano Ramos con quien comienza a frecuentar los callejones de las plazas y a introducirse en el taurineo.

Su presentación como novillero fue el 21 de febrero de 1970 y llega a la Plaza México el 25 de julio del año siguiente, alternando con los hidrocálidos Arturo Magaña y Mauricio Lavat. Esa tarde corta la oreja de Auditor el sexto de los de la Viuda de Emilio Fernández corridos ese domingo. La temporada de 1971 en la capital mexicana constaría de veintidós festejos y tuvo también como atractivos a Luis Procuna hijo, Rafael Gil Rafaelillo, José Antonio Gaona y Curro Leal. Mariano toreó nueve novilladas en el ciclo, cortó siete orejas y se llevó el Estoque de Plata en el festejo de triunfadores celebrado el día 31 de octubre, tras cortar las dos orejas de Agricultor de La Laguna.

En Aguascalientes le vimos por primera vez el día 10 de octubre de ese 1971. Don Guillermo González Muñoz le anunció con un encierro de don Ezequiel Gutiérrez, de origen Parladé vía La Punta y Matancillas, que enfrentaría alternando con Arturo Magaña y Luis Procuna hijo. La tarde fue lluviosa y la asistencia al coso de la calle de la Democracia escasa, pero lo visto allí nos dejó claro que estábamos enfrente de un torero de esos que surgen muy de cuando en cuando. Así le vio Everardo Brand Partida, en esos días, encargado de la información taurina en el diario El Sol del Centro:
   
Magaña, Ramos y Procuna, orejeados… No pudo ser más satisfactorio el resultado – en el aspecto artístico – de la primera novillada de la temporada 1971 – 72 que se dio ayer en el Coso San Marcos en cuyo ruedo cosecharon sendos triunfos el hidrocálido Arturo Magaña, Luis Procuna hijo y Mariano Ramos quienes desorejaron a los corridos en primero, sexto y séptimo lugar, respectivamente... el tendido cálido registró una entrada bastante aceptable y en sombra, los aficionados, los auténticos taurinos, dieron fe de los triunfos de Magaña, Ramos y Procuna que se las vieron con un encierro de don Ezequiel Gutiérrez, bravo en términos generales, peleando bien con los de a caballo y permitiendo el lucimiento de los espadas, quienes fueron paseados en hombros de los eufóricos aficionados al término de la novillada... UN TORERO DIFERENTE, CON MUCHO MANDO Y CLASE ES MARIANO RAMOS... Mucho se había dicho del muchacho, que se reveló en la actual temporada chica capitalina y ayer justificó ante el público de Aguascalientes, el por qué llegó a esta plaza precedido de tales triunfos... En efecto, Mariano Ramos, pese a su corta edad y al poco tiempo que tiene en las filas de la novillería mexicana, demostró que es un torero diferente, muy poderoso, con mucho mando, y si bien los dos primeros adversarios – en la lidia ordinaria – no le dieron margen para el éxito, con el séptimo, de regalo, armó la escandalera... El novillo no era propiamente una “perita en dulce” ya que llegó al tercio final reservón y desarrollando sentido, pero Mariano, con ese valor y ese poderío muleteril, fue mostrando el camino a seguir al astado, exponiendo enormidades y haciendo el toreo de verdad, sin ventajas y sin adelantar en lo absoluto el engaño... Mariano daba la impresión de un torero español, que jamás cita adelantando el engaño, empero sin torear exclusivamente con la muñeca, en sí, que aguantaba a pies juntos la embestida del burel, al que luego llevaba bien acompañado trazando con su muleta la dimensión del pase, surgiendo una faena que mantuvo al público de pie y entregado plenamente a la clase y torerismo de Ramos, que finalizó con tres cuartos en buen sitio, para que doblara el séptimo y último de la tarde, y con ello el triunfo del muchacho, que recibió la oreja de su enemigo... Los tres espadas fueron paseados en hombros de los aficionados, a esas alturas eufóricos, por el resultado de este primer festejo de la temporada 1971 – 72, que se inició con el mejor de los éxitos...
Como podemos deducir de lo reseñado, desde sus inicios, Mariano Ramos fue fiel a una manera de hacer el toreo, que era la de poderle a los toros, dominarlos y así hacerles el toreo. Como decía hace unos párrafos, lo accesorio no le venía; pareciera que no lo necesitaba para expresarse en el ruedo, pues esa tauromaquia en cierto modo parca pero efectiva le hacía llegar a los tendidos y encontrarse en el ánimo de la afición.

Mariano Ramos
Recibió la alternativa en Irapuato, el 20 de noviembre de ese mismo año de 1971, de manos de Manolo Martínez, que le cedió al toro Campanero de Santacilia, en presencia de Francisco Rivera Paquirri. Confirmaría en la Plaza México el 5 de diciembre siguiente, con el mismo padrino, pero con Antonio Lomelín de testigo y el toro de la ceremonia fue Antequerano de Tequisquiapan. Su confirmación en Las Ventas se celebró el 18 de mayo de 1974, cuando Curro Romero le cedió al toro Fusilillo de Baltasar Ibán, nuevamente en presencia de Paquirri.

Su historia en la Plaza México está marcada por tres grandes faenas. La primera es la del toro Abarrotero de José Julián Llaguno, al que indultó el 6 de enero de 1974, cuando alternaba con Manolo Martínez y Manzanares padre; la segunda, el 9 de febrero de 1975, cuando alternando con Manolo Cortés y Curro Rivera, cortó el rabo a Azucarero de Tequisquiapan y la que quizás se estime como su más grande obra en ese ruedo y una de las faenas más destacadas de la historia de esa plaza de toros, la que realizara el 21 de marzo de 1982 al toro Timbalero de Piedras Negras, al que, con saldo de una sola oreja, realizó una faena en la que exclusivamente lidiando – entendida esa lidia como lid, dice Daniel Medina de la Serna – dominó a un toro de esos que se diría en términos comunes que no sirven, pero que al torero – charro le fue útil para escalar lo que quizás fue la cumbre de su paso por los ruedos.

En Aguascalientes, el 2 de mayo de 1993 realiza una de las faenas más importantes realizadas en la historia de la Plaza Monumental al toro Tocayo de Javier Garfias, el que es indultado – un indulto serio y merecido – en lo que quizás constituye también uno de los momentos más altos de su historia en su paso por las plazas de nuestra ciudad.

Conchita Cintrón escribió acerca de Mariano:

Hace años hubo una tarde histórica, en Sevilla, en la cual realizó Mariano Ramos una faena cumbre… Yo tengo dos horas disponibles para describir lo que realizó y no me es posible hacerlo… pues la expresión artística, cuando se revela en toda su plenitud, es tan rica en matices como difícil de analizar… Todo arte se resume en belleza, aunque no todo lo bello se considera arte. El arte, diría yo, nace del propósito de expresar belleza; de la necesidad imperiosa de comunicar un mundo interior, incompatible con las limitaciones impuestas con lo mortal… Por existir belleza sin arte puede haber interpretaciones con momentos hermosos que no llegan a ser expresión artística. Son actuaciones superficiales que, en los toros, incitan al aplauso entusiasmado del aficionado popular que grita, gesticula, y se preocupa muchísimo por la actitud de la presidencia… pero en cambio, a su lado, nunca faltará gente más exigente (¿o será más sensible?) totalmente al margen de la algarabía del tendido. Son personas que esperan algo más profundo de los toros… Aguardan ese momento que nos ofreció ahora Mariano Ramos; ese momento sublime en que el artista de elección, expresando una emoción que le rebasa el alma, le revela en el espectáculo grandioso el encuentro del hombre con la eternidad…
Antier dejó esta tierra Mariano Ramos, un torero que siguiendo el cantar de Jorge Negrete, fue ejemplo sin reproche o desdoro, de la noble tradición…,  de los hombres de a caballo de este país, pero también de aquellos que vestidos de seda y oro, de su tierra guardan la tradición y el honor… Creo que el juicio que hará la historia de su trayectoria será favorable, porque si algo siempre le distinguió, fue su honradez en el ruedo. Descanse en paz.

Aclaración pertinente: Los resaltados en los textos transcritos, son imputables exclusivamente a este amanuense.

domingo, 13 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1984: Campo Alegre, Mariano Ramos y César Pastor


Entre el final de las décadas de los setenta y los ochenta, la ganadería que en su día fuera la de don Alfredo Ochoa Ponce de León gozó de gran predicamento entre la torería mexicana. Eran toros que en esos días mantenían el justo equilibrio entre bravura y nobleza, dando lustre a una saga ganadera que comprendía en esos tiempos a su hermanos don Jesús con el hierro de El Romeral, don Fernando con el de El Junco y doña Mercedes con el de Viuda de Emilio Fernández, todos asentados en el Estado de Michoacán y que facilitaron el afincamiento de la fiesta en esa región de nuestro país.

Para el festejo que es motivo de esta remembranza, ocho fueron los toros que apartó para el festejo que daba cierre a la vertiente taurina de nuestra Feria y en la que comparecían dos toreros que gozaban de notoriedad en el medio nacional, como es el caso de Mariano Ramos y César Pastor, en tanto que cerraban la cuarteta Jorge Carreño y un diestro hidrocálido, Arturo Magaña, quien, ante la escasez de oportunidades en su tierra, se marchó a Sudamérica, luchó por allá hasta que consiguió que Antoñete le diera la alternativa en Isla Margarita, Venezuela, el 17 de diciembre de 1978, en presencia de Carlos Rodríguez El Mito, cediéndole el toro Chamicero de Bellavista

El buen encierro de Campo Alegre

La crónica de don Jesús Gómez Medina dice sobre los toros de Campo Alegre lo siguiente:

Magnífico encierro de Campo Alegre. – La ganadería michoacana de Campo Alegre, de la que es propietario don Alfredo Ochoa, reapareció – ¿o acaso fue debut? – en Aguascalientes, con muy plausibles resultados. Los ochos bureles lidiados, en efecto, tuvieron presencia, trapío. Algunos destacaron en este capítulo como “Bordador”, el hermoso berrendo que abrió plaza y los dos de pelaje castaño, “Cumplido” y “Amapolo” respectivamente... Esto en cuanto al aspecto; que por lo que hace a la bravura y condiciones para la lidia, se impone reconocer que, en general, los de Campo Alegre cumplieron con creces; algunos en forma excelente como los dos castaños y “Rebollo”, el cuarto. En suma; que el ganadero puede estar satisfecho de su encierro. Sus pupilos dejaron bien plantados los colores de su divisa en la Plaza Monumental Aguascalientes...

Los toreros

Mariano Ramos cortó una oreja al quinto de la tarde y César Pastor las dos al séptimo. Lo que destaca don Jesús a ese respecto, es lo siguiente:

Mariano, que nada había logrado de relieve en el primer tercio, muleta en mano llevó a cabo un trasteo casi exclusivamente derechista, integrado por series breves, pero bien estructuradas, aprovechando cabalmente el buen estilo de “Cumplido” cuya fortaleza decrecía a ojos vistas. Por ello su matador terminó llevándolo toreado con el engaño a media altura, para ayudar al astado, al que despenó con media estocada ligeramente caída. Ovación, oreja y vuelta al ruedo... A la postre el triunfador del festejo lo fue César Pastor, que hizo suyas las dos orejas de “Amapolo”, el bravo castaño que apareció en séptimo lugar. De salida, el toro, codicioso; remató en tablas, luego Pastor lo toreó gallardamente por verónicas y remató con una revolera, entre aplausos... De largo acometió “Amapolo” sobre el caballo, sobre el que recargó codiciosa y reiteradamente. Y tres pares de banderillas, tres, colgó César Pastor, sin excesivo lucimiento... Por el contrario, sí lo obtuvo al torear de muleta; desde el pase en el estribo inicial, al que siguieron varios por alto, muy quietos y el toreo en redondo sobre la diestra en varias series, superándose siempre en ligazón y ajuste, en la quietud y en la brillantez con que eran ejecutados los muletazos. Aún añadió el toreo por naturales; nuevos derechazos, los pases de adorno y, por último, lo mejor; la estocada, el estoconazo haciendo el viaje con rectitud, echándose lentamente sobre el morrillo y sepultando el acero en lo alto... Fue esta, tal vez, la mejor estocada de la feria y por sí sola explicaba la exigencia popular para que César Pastor fuese galardonado con las dos orejas de “Amapolo”, amén de la consiguiente vuelta al ruedo...

Jorge Carreño se exhibió sin sitio y dejando en el cronista la duda acerca de sus condiciones para ser torero y en cuanto a Arturo Magaña, consigna su voluntad de agradar ante el lote menos potable del encierro, siendo premiado con la vuelta al ruedo tras de la muerte del segundo de la tarde.

El festejo de hoy. 15ª y última corrida de feria: 8 de Celia Barbabosa para Rafael Ortega, Víctor Puerto, Antonio García El Chihuahua y Antonio Romero.

sábado, 12 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1984: Un extraordinario encierro de Tequisquiapan


En el año de 1942, don Fernando de la Mora Madaleno fundó junto con don Carlos Cuevas Lascuráin, a partir de ganados de éste último – de origen San Mateo, Ajuluapan y Zacatepec y a los que se agregaron en 1938 un toro y diez vacas de Sánchez Fabrés Hermanos, provenientes de Coquilla –, la ganadería que a partir de 1949 quedaría en la titularidad exclusiva del primero de los nombrados y cuyos destinos dirigiría hasta su óbito, ocurrido precisamente el año que es motivo de estos recuerdos. 

La ganadería de don Fernando de la Mora dio a la fiesta varios toros importantes, como Aceituno, inmortalizado en la Plaza México por Manolo Martínez; Azucarero, un berrendo aparejado, al que hizo pasar a la historia Mariano Ramos en ese mismo ruedo; o aquí en Aguascalientes, Molinero, lidiado en nuestra Monumental el 29 de abril de 1978 y que desde su estancia en los corrales llamara la atención o el encierro completo al que me referí en la remembranza hecha el pasado 4 de mayo.

En este 12 de mayo de 1984 pues, los toros de Tequisquiapan ocuparon la atención del cronista y de la afición. Don Jesús Gómez Medina hace el siguiente análisis del mismo:

Digamos, de entrada, que el encierro enviado por don Fernando de la Mora resultó de los más bravos que se haya lidiado en los catorce festejos celebrados. Alegres, codiciosos y nobles para la lidia de a pie; prontos y obstinados para enfrentarse a los varilargueros; bien presentados y, algunos de ellos, mejor armados, particularmente el quinto, “Soberano”, que portaba dos antenas a guisa de pitones; fueron acreedores a una lidia más lucida que la que recibieron... Al primero, “Pajarito”, que embistió con presteza y repitió sobre el engaño hasta el fin, sin que menguara su alegría ni desfalleciera su buen estilo, merecidamente se le premió con arrastre lento...

La crónica de don Jesús inicia con una remembranza de la corrida del 25 de abril de 1937, cuando se encontraron en la Plaza de Toros San Marcos, mano a mano, Fermín Espinosa Armillita y Lorenzo Garza, los Colosos del Norte, como allí les llama. La remembranza le viene al caso, al hacer relación de que el segundo espada del cartel José Lorenzo Garza, brindó el quinto de la tarde a Miguel Espinosa Armillita. El hijo mayor del Magnífico, brindando al menor del Maestro de Saltillo... de allí, señala don Jesús, resulta difícil sustraerse al recuerdo y a evitar que algo que de tan manido se ha vuelto superficial, cobre una especial significación por los personajes que en ese momento se involucraron en ello.

De la actuación de los diestros en la corrida, poco hay para contar, pero entresacando de la crónica invocada, está lo siguiente:

Se esperaba más de Rafael Gil, cuyo reciente éxito en la Plaza México avala condiciones toreras que ya el público de Aguascalientes tuvo ocasión de aplaudir. Sin embargo, su actuación de ayer, en conjunto, resultó poco afortunada... José Lorenzo Garza tiene el nombre y algunas actitudes de su ilustre progenitor. Y en ocasiones, además, para a los astados y se los ciñe como lo hiciera el Magnífico. Pero le falta madurez y, quizás, fuera mejor que no tratase de imitar el estilo de su padre, sino que se buscase el suyo propio... Manolito Mejía inició su actuación con un vistoso lance de hinojos, seguido de verónicas a pies juntos, un tanto rápidas... Cubrió el segundo tercio, colgando tres pares alzando muy bien los brazos para dejar los garapullos arriba, pero, con el refajo su labor resultó desigual... El sexto se apagó pronto...

El festejo de hoy. 14ª corrida de feria: 8 de La Estancia para Antonio Barrera, Israel Téllez, Oliver Godoy y Gerardo Adame.

jueves, 10 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1998: Fernando Ochoa se lleva la Oreja de Oro


El trofeo de la Oreja de Oro nació como una promoción que organizaba el semanario El Universal Taurino en la década de los veinte del pasado siglo, para que la afición escogiera mediante su voto directo, plasmado en cupones que se contenían en los ejemplares de esa publicación y los toreros más votados eran integrados en un cartel de triunfadores de la temporada de la Capital de la República. El mejor de ese festejo, se llevaba el trofeo que fue ideado y promovido por periodistas de la talla de Rafael Solana Verduguillo y Carlos Quirós Monosabio.

Posteriormente, la asociación sindical de los matadores de toros, bajo las diferentes denominaciones que ha tenido en su devenir histórico, adoptó la organización del festejo, originalmente con la idea de reunir en él a los más destacados de la temporada de la plaza grande de la Ciudad de México y así allegarse fondos para cumplir con sus deberes gremiales. Al paso de los años, sin perder esa dirección en su organización, el festejo se ha llevado a otras plazas de la república, aunque sin la participación de los toreros más destacados del momento, sino más bien como un festejo de oportunidad para diestros con poca actividad.

No obstante, el tono de la Oreja de Oro del año 1998 fue diferente. En aquella oportunidad la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos logró reunir a varios toreros de gran renombre y así, el rejoneador Gerardo Trueba y los matadores Eloy Cavazos, Alejandro Silveti, José María Luévano, Guillermo Capetillo y Fernando Ochoa enfrentarían un encierro de De Santiago, una de las ganaderías más encumbradas en ese momento, para disputarse el áureo trofeo.

La tarde tuvo dos toreros que se llevaron dos orejas en la espuerta. El primero fue Alejandro Silveti, quien las cortó al toro Piropo, tercero de la tarde, en tanto que Fernando Ochoa lo hizo a Gandinguero, sexto de la jornada. Por su parte, Eloy Cavazos obtuvo una oreja del segundo de la tarde, Toledano.

La crónica de don Juan Esparza Rodríguez refiere también un hecho notable. Tres toros recibieron honores a sus despojos. El primero de ellos en ser arrastrado con lentitud fue Toledano, el toro al que Eloy Cavazos le cortó una oreja, tras de que en un hecho inusitado, lo pinchó en el primer intento con la espada; después, Piropo, el que desorejó Alejandro Silveti, también recibió el mismo homenaje. Aparte Gandinguero, el que cerró plaza, fue premiado con la vuelta al ruedo. El relato de la lidia de este toro, es el siguiente:

Fernando Ochoa, de berenjena y oro, con corbatín y faja en verde, recibió al que cerraba plaza con unas morelianas, fuerte respuesta recibió del público y más al rematar con una serpentina; agregó por ahí tres chicuelinas y remató con una larga cordobesa... De hinojos y en los medios se colocó Ochoa, angustioso resultó el pase, pero luego en los primeros muletazos se lució con finos pases de la firma y un cambio de mano, estupendo preludio para lo que vendría después, una larga tanda de derechazos, templados, de ese bien torear del espigado torero; la muleta a la mano izquierda, el mismo temple, pero en el último muletazo ahora sí que fue en cámara lenta, el preparado de pecho barriendo los lomos del cornúpeta... un trincherazo y los ayudados otra vez, largos, templados, como si la muleta fuera un hilo de seda, así llevaba Ochoa a “Gandinguero”... no faltó el molinete, pero el lento, para continuar con más derechazos, el remate por alto y agregar el de pecho, agregar unas manoletinas, la arrucina, un desdén y la estocada... los mulilleros debieron llevarse los restos del pupilo de don Pepe Garfias hacia el destazadero, pero antes debieron darle la vuelta al ruedo al cornudo; entonces sí Ochoa a recorrer el anillo, una vuelta al ruedo la dio acompañado del hijo del criador de toros de lidia...

La Oreja de Oro se concede por aclamación popular. En este día, la concurrencia a la Plaza Monumental, que hizo una entrada cercana al lleno, decidió que el trofeo era para el michoacano avecindado en Aguascalientes, Fernando Ochoa.

El festejo de hoy. 13ª corrida de feria: 6 de La Venta del Refugio para Antonio Barrera, Fabián Barba y Mario Aguilar.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1993: Arturo Gilio se impone a un duro encierro de Reyes Huerta


El anuncio de la Feria de 1993, con la leyenda: corrida sorpresa...
El festejo que cerró la feria de 1993 tuvo algunos ingredientes poco usuales. Primero, cuando se hizo el anuncio de los carteles de la feria, antirreglamentariamente se dejó la fecha apartada y el cartel en blanco, solamente con la leyenda de corrida sorpresa, sin siquiera indicar la procedencia de los toros que se lidiarían ese día, para después, conforme avanzó el serial, con cierta visión empresarial, integrar en el mismo a los toreros que fueron destacando en éste, considerando que su intención era ofrecer lo que por aquí se conoce como la corrida del toro, no tanto porque se lidie en ella al toro con edad, peso y trapío inusitados, sino porque cada uno de los espadas lidia uno solo y generalmente para redondear un determinado número de fechas en una feria o temporada determinados.

En esta oportunidad, el cartel se conformó con el rejoneador potosino José Antonio Hernández Andrés, quien enfrentaría un toro de la ganadería de su hermano Jorge y los matadores de toros Zotoluco, Luis Fernando Sánchez, David Bonilla, Héctor de Granada, Teodoro Gómez y Arturo Gilio, quienes saldrían a lidiar una corrida de don Reyes Huerta.

La corrida de don Reyes, de acuerdo con la crónica publicada sin firma en El Sol del Centro al día siguiente del festejo, pero presumiblemente de la autoría de don Juan Esparza Rodríguez, quien se encargó de esa tribuna tras de la retirada de ella de don Jesús Gómez Medina, refleja que estuvo compuesta por seis prendas, que únicamente permitieron a los toreros exhibir su mayor o menor rodaje y solamente fue el más joven de la sexteta de toreros de a pie, Arturo Gilio, el que materialmente arrancó una oreja al que le tocó en suerte, en tanto que un diestro de Aguascalientes, muy querido por la afición, el Chato David Bonilla, se fue a la enfermería con un tobillo fracturado y Héctor de Granada se llevó por su parte una buena paliza.

De la descripción de la actuación de Arturo Gilio, entresaco lo siguiente:

Aunque correspondió al centauro abrir el festejo, habrá que ocuparse uno en primer término del desempeño que tuvo el diestro lagunero Arturo Gilio frente a “Guapito”, marcado con el número 46 en los costillares y de 473 kilogramos; Arturo, vestido de negro y oro, entusiasmó a los espectadores al torear por verónicas... se encargó de adornar a su socio, el tercer par fue el mejor colocado, pero el lagunero en todos recibió el agradecimiento de una concurrencia que registró bastante menos de media entrada... “Guapito” resultó ser un buen zurdo, por el lado derecho no nada más era malo, sino hasta con mucho peligro; lo anterior lo comprendió Gilio, quien se tuvo que dedicar a ofrecer una faena izquierdista, en la que hubo tandas de bien ejecutados naturales... de mucha calidad y temple... el remate de la labor fue con un farol... premiado con cerrada ovación y música... y a tirarse a matar, un pinchazo y luego la estocada. Como premio, una oreja...

Decía antes que David El Chato Bonilla se fue a la enfermería con un tobillo fracturado, don Juan Esparza describe el trance así:

...La faena de muleta la inició Bonilla con muletazos por alto, una tanda de ayudados, luego a torear con la izquierda; un molinete y dos buenos derechazos en la siguiente tanda para rematar con el de pecho; insistió en torear por ayudados; intentó dar más con la mano izquierda y ya no respondió por ese lado “Bordador”, no había más tiempo para desperdiciar, la muleta a la derecha, resbaló David y el toro fue por su presa, no le pegó la cornada, pero el golpe le fracturó el tobillo izquierdo a Bonilla...

También Héctor de Granada pasó su quinario, en al faenar al cuarto de lidia ordinaria, quinto de la tarde, le sucedió lo siguiente:

...cuando el diestro trataba de demostrar que él se había impuesto, en unos muletazos de pitón a pitón, “Payaso” lo alcanzó en la parte inferior interna del muslo izquierdo... todo quedó en el daño a la taleguilla en grana y azabache. Héctor rodó hasta quedar fuera de la zona de peligro, pero aún se llevó otro susto y tuvo que hacer gala de piernas, “Payaso” estaba decidido a cobrarse con creces cada muletazo en que su acometida había sido burlada...

Por los demás actuantes, por sus fallos con la espada, Zotoluco solamente saludó desde el tercio al igual que Luis Fernando Sánchez, en tanto que el moreliano Teodoro Gómez veía silenciada su labor. El caballero en plaza José Antonio Hernández Andrés fue aplaudido tras de su actuación.

El festejo de hoy. 12ª corrida de feria: 6 de Corlomé para Óscar San Román, Víctor Mora, Ismael Rodríguez, Oliver Godoy, Gerardo Adame y Antonio Romero. (Corrida de la Oreja de Oro)

sábado, 5 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1984: Miguel Armillita y Luis Fernando Sánchez justifican el cartel extraordinario


El serial de San Marcos de 1984 corrió entre el 22 de abril y el 13 de mayo y se anunció como constante de catorce festejos – 12 corridas de toros y 2 novilladas –, descansando el peso de las festividades mayores en toreros como Eloy Cavazos, Curro Rivera y Jorge Gutiérrez por los toreros mexicanos y El Niño de la Capea y José Mari Manzanares por los que vinieron del otro lado del Atlántico, aunque ya en Aguascalientes, como lo señalara don Jesús Gómez Medina un par de años antes, a propósito de la importante faena de Humberto Moro hijo el día de la despedida de El Estudiante, otro torero también de casa, las puertas de la Monumental Aguascalientes – ese es su nombre oficial –, se abrían también para los toreros hidrocálidos.

Ese era el caso para dos parejas de hermanos, unos de profunda raigambre en el mundo taurino, hijos del que con poco margen para la discusión, es el torero más grande que ha dado México en la historia y me refiero a Fermín y Miguel Espinosa, los hijos de Armillita, en tanto que lo que podría considerarse su contraparte, la constituyeron los hermanos Ricardo y Luis Fernando Sánchez, hijos también de torero, aunque no de la dimensión y trascendencia del Maestro de Saltillo.

Ricardo Sánchez solamente pudo cumplir su primer compromiso en la Feria, el 24 de abril, pues fue herido por el segundo toro del lote de Las Huertas que le tocó en suerte y por otra parte, aunque hubo triunfos resonantes de otros diestros, tanto Miguel Armillita como Luis Fernando Sánchez, sin encontrarse directamente en un cartel, comenzaron a forjar un pique en los tendidos que empujó a los empresarios doctor Alfonso Pérez Romo, Eduardo Solórzano y Julio Díaz Torre a intentar ofrecer a la afición un festejo extraordinario.

El diario El Sol del Centro, el jueves 3 de mayo de 1984 anuncia lo siguiente:

El adelanto que dio a sus favorecedores EL SOL DEL CENTRO de la corrida extraordinaria en mano a mano entre los diestros oriundos de Aguascalientes, Miguel Espinosa “Armillita Chico” y Luis Fernando Sánchez quedó confirmado por la empresa de la plaza de toros de la avenida licenciado López Mateos... Lo anterior lo dio a conocer el señor Eduardo Solórzano el mismo día primero de mayo...

El encierro que se anunció fue uno de la ganadería potosina de Manuel Labastida. Recuerdo que fue una corrida seria, desde la barrera en la que presencié el festejo, justo arriba de la puerta de toriles, me percaté que en el anca izquierda los toros llevaban herrado indistintamente el número cero o el nueve, lo que me indica que tenían entre cuatro y cinco años de edad. Eso sí, fueron algo flojos, pero con las complicaciones que da el toro con edad, lo que dio a la corrida la emoción que da la presencia del toro, añadida a la confrontación de dos toreros que tenían cautivado el interés de la afición en ese momento.

Miguel y Luis Fernando cortaron un rabo cada uno, al tercero y al cuarto de la tarde y los detalles de esas faenas según la crónica de don Jesús Gómez Medina, son los que siguen:

El triunfo de Miguel con “Indiano”... Pausadas verónicas, a pie junto primero y abriendo luego el compás, tan quietas como mandonas, ganándole el terreno de un lance al siguiente del burel... y, tras el puyazo de ritual, el lance de “Chicuelo” concluido con vistoso remate... Y tres pares de banderillas, entre ovaciones y música, destacando el tercero, al sesgo por las afueras, Y el brindis a Juan Andrea, en testimonio de una añeja amistad. Y la faena rebosante de calidad y torerismo ante un enemigo cuyo vigor decrecía a ojos vistas, al que Miguel toreó señorialmente, imperiosamente; más a la vez, con un temple tan justo, con suavidad tal, que en ocasiones diríase que la muleta estaba hecha de terciopelo... y, cuando “Indiano” fue a menos, los adornos pintureros, oportunos y todo realizado en el sitio que el torero quiso, en los medios del ruedo; y todo ligado, eslabonado y, además, concluido, rematado a ley; como si, mientras toreaba, fuese Miguel repitiendo para sí la sentencia de Rafael “El Gallo”: Lo bien toreao es lo bien arrematao... Entrando por derecho, media estocada en lo alto. Dobló luego “Indiano” y, entre rotundas aclamaciones, testimonio de admiración, entusiasmo y pleitesía, Miguel Espinosa fue galardonado con las orejas y el rabo y recorrió el ruedo en triunfo...

En cuanto al cuarto de la tarde, la versión de don Jesús es como sigue:

Y el éxito de Luis Fernando con “Antequerano”... Apareció en cuarto turno y fue de pelaje cárdeno, bien dotado de herramientas. De salida flaqueaba de los remos traseros... Luis Fernando Sánchez le propinó dos lances de hinojos que alborotaron al graderío, seguidos de toreo a la verónica de discreta ejecución... Ya está Luis Fernando brindando a Humberto Moro, colega y consanguíneo al que inoportuno percance dejó fuera de los festejos feriales. ¡Bello gesto, en verdad, el de Luis Fernando! A todo esto, “Antequerano” no era fácil ni mucho menos. Mansurrón, muy tardo, agarrado al piso, como ahora se dice; y, cuando finalmente embestía, lo hacía paso a paso, enterándose, sin plena fijeza; de aquí el singular mérito de lo realizado por su matador. Rompió éste las hostilidades con dos riñonudos pases de rodillas, y, una vez de pie, a pugnar, a insistir, a acosar una y otra vez al descastado burel, en este sitio o en el otro; en el tercio, o en los medios, en tablas, para obligarlo, para forzarlo a embestir, Y cuando finalmente esto ocurría, ¡qué prodigioso aguante, qué valor tan rotundo y, a la vez, tan sereno; qué estoicismo, en suma, el de este joven torero de Aguascalientes, mientras “Antequerano” pasaba, mejor que acometía, en muletazos angustiosamente lentos, intensamente emotivos, con olor a tragedia y a gloria!... Porque así es como se forjan las figuras; a golpes de corazón, con audacia, con fe, con relámpagos de arte como el que irradiaba la muleta de Luis Fernando cuando la bestia, sometida a la inexorable decisión del torero, terminaba por obedecer el trazo imperioso del engaño... Logró de esta manera muletazos sensacionales dentro de una faena que, naturalmente no tuvo cabal unidad ni en cuanto a la jerarquía de los pases ni al lugar en que fue llevada a cabo; pero que siempre estuvo caldeada por la llama de la emoción más intensa y dignificada por la entrega total de que su realizador hizo gala. Una estocada por demás delantera puso término a la vida de “Antequerano”. Y en pleno triunfo, Luis Fernando Sánchez recibió las orejas y el rabo del bicho y recorrió la pista entre cálidas e interminables aclamaciones...

La corrida fue presidida por el C.P. Jesús Dávila Medina, quien en esos días desarrollaba la misma función en la Plaza México. Miguel Espinosa Armillita, vistió un terno nazareno y oro, en tanto que Luis Fernando Sánchez salió con uno en palo de rosa con pasamanería blanca. El sobresaliente fue otro torero de la tierra, el matador de toros Fabián Ruiz y cabe hacer notar que Miguel Armillita solicitó la anuencia de la autoridad para retirarse antes de la salida del sexto de la tarde, debido a que tenía que tomar un avión para trasladarse a Tijuana, donde toreaba al día siguiente.

El festejo de hoy. 10ª corrida de feria: 6 de Mimiahuápam y Begoña para Eulalio López Zotoluco, Alejandro Talavante y Diego Silveti.

viernes, 4 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1985: Manzanares, Jorge, Luis Fernando y una gran corrida de Tequisquiapan


El eje de la fiesta será siempre el toro. A veces hay expresiones que parecen ingresar en la categoría de lo que Gustave Flaubert calificaría sin chistar como meros lugares comunes. Uno de ellos es aquél que reza que cuando el toro se derrumba, a la fiesta la sucede lo mismo, y otro que también podría aplicarse al caso, es que cuando el toro campea en el ruedo, la fiesta resplandece.

Pues el 4 de mayo de 1985, los sucesores de don Fernando de la Mora Madaleno, fallecido apenas el año anterior, enviaron a nuestra Plaza Monumental un encierro de su hierro principal de Tequisquiapan, que con su juego bravo y noble permitió que la esencia de la fiesta se mantuviera incólume y además resplandeciente, dejando claro y además incontestable que la esencia de todo esto está precisamente en el toro.

A ese respecto, en su crónica del festejo, publicada en el diario El Sol del Centro del día siguiente al festejo, dice don Jesús Gómez Medina:

En este venturoso resultado tuvieron una participación esencial, principalísima, los toros de Tequisquiapan. En efecto, el encierro que provino de la ganadería queretana resultó uno de los más propicios de los lidiados en los quince festejos ya celebrados. Tan sólo el primero desentonó un tanto por haberse agotado; los restantes conservaron hasta el final su acometividad inicial luciendo especialmente en este aspecto el segundo, el tercero y el quinto. El cuarto terminó apurado de facultades pero conservando su buen estilo; también se aplomó el sexto, pero en cuanto le pisaban el terreno tomaba el engaño con celo y viajaba hasta donde el torero le mandaba...

La obra de los diestros

Vuelvo a lo que en su día relató el cronista titular de El Sol del Centro para reseñar lo que los diestros dejaron escrito sobre el ruedo de nuestra Plaza Monumental:

Tres diversas expresiones del arte del toreo; tres manifestaciones distintas de la misma disciplina nos fueron ofrecidas por los tres espadas que, ayer, encabezaron el cartel... Elegancia, señorío, prestancia; la limpidez en la ejecución de las suertes unida a la eficacia. El toreo que de tan suave, de tan sedeño se transforma en caricia; tal fue el de Manzanares con "Vinatero", el cuarto ejemplar del magnífico encierro de Tequisquiapan.... El bien hacer y el clasicismo en la ejecución de la verónica; la alegría y el ritmo de los lances de capa al modo de Pepe Ortiz; el sabor y el hondo acento de aquellos derechazos largos, mandones de la faena al estupendo “Exquisito”, corrido en el sitio de honor; así fue la versión del llamado “Arte de Cúchares” a través de Jorge Gutiérrez... Y la entrega absoluta, desbordada y espectacular de Luis Fernando Sánchez con el sexto; y aquellos derechazos en movimiento retardado extraídos a viva fuerza de la mole con cuernos en que se había convertido “Estrellito”, el último de la función; he aquí tres expresiones diversas, las tres manifestaciones distintas de un arte en cuya elaboración significan tanto y tienen influjo definitivo el temperamento y el gusto de cada torero; su mayor o escaso dominio de la técnica así como el conocimiento que tenga de las condiciones y de los cambios que se operan en los bureles... Y fue así, lanzadas las tres distintas expresiones de un mismo arte; engarzado el toreo magistral y sedeño del diestro de Alicante con el toreo sabroso, intenso de Gutiérrez; y ligado este último, a su vez, con el toreo dramático por cuanto supone de aguante y de entrega y además el acorde dilatado, intenso de aquellos derechazos de Luis Fernando al sexto; de esta manera se forjó una segunda parte triunfal del festejo, que transcurrió entre aplausos y aclamaciones y quedó rubricada con el otorgamiento de apéndices para los tres espadas...

Al final, Manzanares se llevó la oreja del cuarto, Jorge Gutiérrez la del quinto y a Luis Fernando Sánchez se le concedieron las dos orejas del sexto. Orejas que cuestiona don Jesús Gómez Medina, pues señala en su crónica que la espada atravesó al toro y asomó por el lado contrario por el que entró, hecho que se debió, según su apreciación, a que el diestro se fue de la línea recta alargando el brazo, hecho que apunta, le ocurrió igualmente con el tercero de la tarde.

El festejo de hoy. 9ª corrida de feria: 6 de San Isidro para Rodolfo Rodríguez El Pana, Sebastián Castella y Diego Silveti.

jueves, 3 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1981: Sin corte de orejas, César Pastor triunfa en el cierre de la Feria


El principio de la década de los ochenta fue promisorio para César Pastor, que se encontraba en la cresta de la ola al haber participado en la capital del país en los carteles más destacados de las dos temporadas anteriores y en preparación para acudir al siguiente ciclo europeo para confirmar su alternativa en la Plaza de Las Ventas de Madrid.

En esta octava y última corrida del serial de San Marcos de 1981, fue acartelado con Manolo Espinosa Armillita y Jesús Solórzano hijo, para lidiar un encierro de San Marcos, propiedad del arquitecto Ignacio García Villaseñor y el festejo fue, de acuerdo con la crónica aparecida al día siguiente del mismo en diario El Sol del Centro, firmada por don Jesús Gómez Medina, uno de larga duración, pues anunciado para comenzar a las cinco de la tarde – aún no se aplicaba aquí el horario de verano – concluyó a las siete de la noche con cuarenta minutos.

Las razones a las que atribuye el cronista la extraordinaria duración temporal del festejo, fueron tanto la lidia de un toro de regalo, como las constantes interrupciones de la lidia por parte de los diestros actuantes para increpar a don Fernando Soto García, en esos días director de la Banda Sinfónica Municipal, para que ejecutara algún pasodoble durante su labor en el ruedo.

Dice don Jesús al respecto:

...Para que los festejos recobren su duración normal y los espectadores no salgamos de la plaza como lechuzas despistadas, yo propondría lo siguiente: Que el Juez de Plaza, volviendo por sus fueros y velando por la seriedad del espectáculo, sea el que tome la batuta y ponga a toreros y músicos en su respectivo sitio; es decir, que sea de veras Autoridad; o que, de lo contrario, “de perdida”, como dicen los “chavos”, doten a cada matador de un teléfono con hilo directo hasta la tribuna de la música para que no se pierda tanto tiempo y al instante puedan ponerse de acuerdo el espada y los filarmónicos; con lo que la corrida saldría ganando, si no en formalidad, sí en brevedad. ¡Y todos tan contentos!...

El triunfo de César

Ya lo comentaba en alguna fecha anterior, que en cierta medida, los apéndices para los toreros, pueden resultar meros retazos de toro. En el festejo que hoy sirve para el recuerdo, el triunfador de la corrida se retiró con la espuerta vacía, pero con el reconocimiento de la afición. A ese propósito, la crónica ya citada nos refiere lo que sigue:

...Para este joven espada sonaron las palmas más estruendosas y reiteradas de la corrida y su labor en sus dos enemigos tuvo como epílogo, el aplauso rotundo que acompañó las dos vueltas al ruedo con que lo premió el público hidrocálido... Su primer enemigo, “Glotón”, gordo, enmorrillado, fue bravo, alegre. Pastor lo veroniqueó lucidamente antes de rematar por partida doble... Del segundo tercio se encargó el espada en turno: En primer término, un par de poder a poder estupendo, emotivo, seguido de un cuarteo desigual y de otro al sesgo por las afueras, magnífico... El prólogo del trasteo lo constituyeron varios emotivos muletazos con ambas rodillas en tierra... a fuerza de aguante y determinación le extrajo varias series de naturales y de mejores derechazos antes de terminar mediante media en buen sitio... Ovación y vuelta al ruedo... Al sexto, “Parrandero”... a guisa de bienvenida, le propinó un lúcido farol de rodillas, seguido de lances al natural que fueron muy aplaudidos. De nueva cuenta tomó los garapullos cuajando brillantísimo tercio de banderillas que le mereció una de las más estrepitosas ovaciones de la tarde. Y su trasteo muleteril, realizado a base de exponer, de llegarle al bicho, de obligarlo y, luego, de mandar y templar su embestida, en ocasiones logró un nivel de brillantez y torerismo singulares... Tras un pinchazo, sepultó Pastor todo el acero; dobló el bicho, lo levantó el puntillero y poco después “Parrandero” rodaba definitivamente por la arena. Ovación fuerte con vuelta al ruedo devolviendo prendas... Yo, como aficionado y en el pellejo del juez, le hubiera otorgado la oreja...

Manolo Espinosa lidió tres toros esa tarde, los dos de su lote ordinario y el de regalo, procedente de Boquilla del Carmen. Pudo saludar en el tercio en su primero, fue avisado en su segundo y escuchó palmas en el obsequio. Por su parte, Jesús Solórzano salió al tercio en el segundo de la tarde y logró dar la vuelta al ruedo tras la lidia del quinto, señalado por don Jesús como el momento en el que se produjeron los desatinos musicales a los que alude en su relación del festejo.

El festejo de hoy. 8ª corrida de feria: 6 de Teófilo Gómez para Uriel Moreno El Zapata, Alejandro Talavante y Octavio García El Payo que sustituye al herido Joselito Adame.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Tal día como hoy. 1982: Trofeos sin contenido para Eloy Cavazos y Curro Rivera


Algunos califican a los apéndices que los toreros cortan como meros retazos de toro. A veces la expresión se utiliza para señalar una infrapremiación de una faena y en otras ocasiones, para expresar el desacuerdo con un reconocimiento excesivo a obras que debieron ser calificadas con mayor rigor desde el Palco de la Autoridad.

Al hacer su recuento de la corrida del 2 de mayo de 1982, – toros de Carranco para Eloy Cavazos, Curro Rivera y Javier Bernaldo – don Jesús Gómez Medina hace notar que pese a los apéndices cortados, el festejo resultó intrascendente, es decir, las orejas carecieron de contenido, resultaron ser meros retazos de toro que al paso del tiempo, nada dejaron a quienes se los llevaron.

Acerca de este aspecto de la tarde, de la crónica de don Jesús, publicada en el diario El Sol del Centro, recojo lo siguiente:

Hace ya más de tres centurias que uno de los más ilustres ingenios de la lengua española – nada menos que el Fénix de los Ingenios –, dejó escrita en unos breves renglones, una sentencia cuya perenne vigencia comentamos de continuo: 

“El vulgo es necio
y, pues lo paga, es justo
hablarle en necio,
para darle gusto...”
Y esto, que Lope de Vega refería al arte teatral, es igualmente valedero para otras manifestaciones artísticas... o cuasi artísticas, llámense cinematografía, música, tauromaquia, etc... Particularmente en esta última, al fin espectáculo multitudinario, la influencia de la masa resulta determinante, definitiva casi, por la carga de emoción o de sensibilidad que sobre aquella gravita. Pero, a la vez, las preferencias de la parte más cuantiosa y al mismo tiempo menos docta de los espectadores, suelen ser decisivas al momento de valorizar y de galardonar el mérito y la brillantez de un lance, de una faena o de una actuación... Precisamente por ello se premian actuaciones y se otorgan premios por trasteos y faenas de las que, al salir de la plaza, no conservamos casi el recuerdo: ¡así fueron de fosforescentes y superficiales!... Lo anterior viene al caso como resultado de cuanto ocurrió ayer, en el octavo festejo de nuestra Feria. En el curso del mismo, en efecto, fueron concedidos cinco apéndices, dos orejas a Curro Rivera; y otras dos más el rabo, a Eloy, Además se otorgaron honores a los despojos de uno de los bureles... Y, sin embargo, al analizar horas después lo ocurrido en la Monumental, poco, muy poco es lo que subsiste en el recuerdo. Se impone, entonces, la pregunta: ¿los galardones estuvieron mal otorgados? ¿o acaso fueron excesivos?... Sobre esto último, es preciso afirmar que la actuación del juez de plaza, siempre difícil, siempre sujeta a los vaivenes de la cambiante y apasionada opinión del pópulo, actualmente resulta más comprometida y expuesta. Pues, si ateniéndose a un criterio estrictamente taurino se resiste a conceder el trofeo o lo otorga con exacta proporción al mérito de la faena, se convierte en víctima propiciatoria de la insolencia popular. Y sí, por el contrario, cede fácilmente ante el reclamo de los más entusiastas y generalmente más indoctos, se gana de inmediato las censuras y los reproches de “la parte seria de la afición”, como diría “Oselito”... Por todo esto, volviendo a lo ocurrido ayer, podríamos decir, parafraseando un dicho que adquirió celebridad, que la actuación de Arturo Muñoz no fue buena, ni mala... sino todo lo contrario...
La actuación de los toreros

De las faenas premiadas, a su juicio excesivamente por el Juez de Plaza, don Arturo Muñoz La Chicha, Gómez Medina relata:

…Y ya está Eloy brindando a la asamblea para realizar a continuación una de sus típicas faenas a base de toreo en redondo, sobre una y otra mano, con el aditamento de molinetes rapidillos y rodillazos espectaculares. La faena en conjunto, resultó vistosa, espectacular, si bien Eloy no haya toreado con una parsimonia mayor, ni con un ajuste excesivo; pero repetimos, con una espectacular fosforescencia y además, a los briosos acordes de la charanga... Eso sí: Eloy estoqueó superiormente, sepultando el acero en lo alto, entrando con gran decisión y con resultados definitivos. Gran ovación; las dos orejas, también el rabo... y arrastre lento a los despojos de “Jamaiquino”. Curro Rivera en cambio, logró su capítulo de éxito al enfrentarse a su primero, otro astado de buenas características, que, aunque terminó un tanto aplomado, conservó su docilidad hasta el fin. De esta manera, a base de aguante y temple, logró Rivera llevar a cabo una faena de innegable torerismo, obligando a un bicho de escasa fuerza y haciéndolo pasar en varias tandas de derechazos, antes de sepultar un espadazo de efectos mortales. Ovación vuelta al ruedo y las dos orejas. ¿No hubiera sido suficiente con una?...

De la actuación de Javier Bernaldo, en esos días de reciente alternativa, dice don Jesús que más vale no hablar.

El festejo de hoy. 7ª corrida de feria: 3 de Santa Bárbara y 3 de Peñalba (denominación de Bernaldo de Quirós) para Ignacio Garibay, José Mari Manzanares y Joselito Adame.

lunes, 30 de abril de 2012

Tal día como hoy.1982: En la despedida de El Estudiante, la obra artística la firma Humberto Moro


Jesús Delgadillo El Estudiante, es uno de los toreros nativos de nuestro Barrio de Triana, recibió por primera vez la alternativa el 20 de abril de 1958, en la Plaza de Toros San Marcos de manos Alfredo Leal, ante el testimonio de Joselito Huerta, le cedió los trastos para dar muerte al primero de los de Lucas González Rubio corridos esa tarde. Esta alternativa la confirmó el 18 de enero de 1959 en la Plaza México, llevando como padrino a Jorge El Ranchero Aguilar y como testigo a Fernando de los Reyes El Callao. El toro de la ceremonia fue Coreano de La Laguna.

Tras de renunciar a esa alternativa, el 10 de septiembre de 1964, en Barcelona, Fermín Murillo, en presencia de Curro Romero, le cede a Murciano, de Torrestrella, alternativa que confirmaría en Madrid el 12 de octubre con el toro Gladiador de Arellano y Gamero Cívico, siendo padrino de la ceremonia Orteguita y testigo Santiago Castro Luguillano, quien también confirmaba esa tarde.

Confirma su alternativa barcelonesa en la Plaza México el 22 de enero de 1967, siendo su padrino Joaquín Bernadó y actuando como testigo Raúl García con la cesión del toro Vinatero de Tequisquiapan.

Entre ese año de 1964 y el de 1975, los de su mayor actividad en los ruedos, repartió sus actuaciones en plazas mexicanas y españolas, siendo quizás su principal logro el corte de una oreja en la Plaza de Las Ventas en Madrid, el 8 de agosto de 1965, a un toro de Félix Cameno, en tarde en la que alternaba con Antoñete y Pepe Osuna. Es, para la estadística, la última oreja cortada allí por un matador de toros de Aguascalientes, vestido de luces.

Jesús Delgadillo López estuvo prácticamente parado desde ese año de 1975, pero tenía la intención de despedirse formalmente de los ruedos y en su tierra. Para ello, la noche del 30 de abril de 1982, consiguió hacer su presentación en la plaza Monumental Aguascalientes y al mismo tiempo realizar esa despedida de los ruedos, alternando con Eloy Cavazos y Humberto Moro hijo, en la lidia de seis toros de San Manuel. Recuerdo que el resultado para él fue el de dar una vuelta al ruedo tras la lidia del cuarto, entre el nostálgico son de Las Golondrinas y el afecto de sus paisanos, que veían dejar los ruedos a uno de sus toreros que se destacó por su clase y su oficio en cuanta plaza pisó.

De esa actuación, don Jesús Gómez Medina, en El Sol del Centro, resume:

El afán de “El Estudiante” de decir adiós a la profesión que durante años y años fuera parte primordial de su vida, ante el público de su ciudad natal, encontró finalmente su compensación en el cariñoso aplauso con que los espectadores lo saludaban en la que fue su última vuelta al ruedo del ahora ex – torero. Fue tal la efusión del público, que “El Estudiante” no pudo menos que emocionarse profundamente. Por lo demás, su actuación ante sus dos enemigos había sido por demás discreta...

Humberto Moro firma la obra de arte

Del resto del festejo, don Jesús relata lo siguiente:

Una bella lección de bien torear... Sí, indudablemente: El toreo que solemos presenciar por estas calendas no es el más auténtico, ni el más valioso, ni siquiera el más moderno; pues, como decía aquél viejo predicador al referirse a las hijas de Eva, “siempre han existido mujeres buenas... y pícaras de siete suelas”, también ha habido toreros buenos, auténticos toreros y lidiadores que deforman y degradan y afean el arte del toreo... Pues bien; ayer el torero auténtico, el verdadero torero se llamó Humberto Moro... En efecto, en su admirable faena al sexto, el joven diestro hidrocálido combinó, en gentil conjunción, la plasticidad con la eficacia, la gallardía con el mando, el reposo y la hondura del estilo rondeño con el garbo y la inspiración del toreo sevillano... ¡Ah Humberto Moro! ¿Cómo no agradecerte que ayer, cuando toreabas por soberanos derechazos al sexto, hubieses traído a nuestra retina la imagen de otro Humberto Moro toreando por soberanos naturales al toro de su triunfal revelación, una tarde de enero que hizo hito en los anales taurinos de Aguascalientes?... ¿Por qué no esperar, entonces, que la de ayer haya sido la fecha de tu definitiva revelación; la que marca el día en que pudiste exhibirte en la totalidad de tu potencia taurina y en el que ofreciste ante nuestros deleitados ojos un bagaje estupendo de un toreo hecho de aguante, de temple, de dominio; de arte y de arte mayor, en suma; de un arte intenso, profundo, que, para cuajar por completo, solo espera encontrar el campo abierto a sus posibilidades y no el coto estrecho en el que hasta hoy te has visto aprisionado?... Por ello, porque tu faena al cárdeno “Amoroso” reunió todos estos atributos, te ganaste la admiración y el fervor de tirios y troyanos, de catecúmenos y doctores; cortaste ambas orejas y recorriste el ruedo en pleno triunfo... Y, de paso, reivindicaste a los toreros de Aguascalientes, para quienes, hasta ayer, estuvo vedado el acceso al ruedo hidrocálido...

Eloy Cavazos también cortó dos orejas en esa noche – en un hecho hoy poco frecuente, la corrida fue nocturna – aunque por los prolegómenos de la crónica de don Jesús Gómez Medina y la ausencia de mayores detalles en el cuerpo de la misma, su actuación seguramente no tuvo la entidad suficiente para ser del gusto del relator. 

Es por ello que solamente consigno aquí el resultado respecto del torero de Monterrey y el recuerdo de los demás sucesos relevantes ocurridos en la corrida, en este trigésimo aniversario de la despedida del torero de Aguascalientes, Jesús Delgadillo El Estudiante.

El festejo de hoy. 5ª corrida de feria: 8 toros de Mimiahuápam para Sebastián Castella, José Mari Manzanares, Juan Pablo Sánchez y Arturo Saldívar.

miércoles, 25 de abril de 2012

Tal día como hoy: 1982. Curro Rivera lidia en solitario y triunfalmente 14 toros


A partir de que Manolo Martínez celebró su corrida número mil matando seis toros en la Plaza México, se comenzó a otorgar valor a esa meta estadística. El hecho de que el crecimiento del número de festejos que se daban en el país permitía que los toreros alcanzaran ese número de festejos toreados en plenitud de facultades, daba lugar a que celebraran la efeméride lidiando una corrida de toros en solitario.

En el caso de Curro Rivera, la conmemoración de su corrida mil y el inicio de lo que pudiera ser su segundo milenio, tendrían esa connotación y se convertían prácticamente en el eje de atractivo de la Feria de San Marcos del año 1982 y se programaron para el día del Santo Patrono, a las cinco de la tarde, la primera encerrona, en la que el hijo del Fermín el de San Luis daría cuenta de seis toros de su propia ganadería y la segunda, a las nueve de la noche, en la que se enfrentaría a un encierro compuesto por siete toros que por su orden fueron de Campo Alegre, Carranco, San Antonio de Triana, San Martín, Mimiahuápam, Santo Domingo y José Julián Llaguno. Creo que es innecesario aclarar que el acontecimiento se anunció como único en la Historia del Toreo.

Un par de antecedentes próximos

Hurgando la biblioteca y las hemerotecas, me encuentro un par de ocasiones en las que se anunciaron festejos similares, pero que por circunstancias diversas, no tuvieron una debida culminación.

El primero que encuentro tuvo lugar el 16 de junio de 1960. Antonio Bienvenida intentó realizar la gesta de torear dos corridas él solo en un mismo día en la Plaza de Las Ventas de Madrid. El encierro de la corrida vespertina se compuso de toros de Concha y Sierra, Felipe Bartolomé, Joaquín Buendía, María Montalvo, Herederos de Flores Albarrán y Fermín Bohórquez – en ese orden –. Bienvenida fue silenciado en el 1º, 4º y 6º; escuchó palmas en el 5º, división de opiniones en el 3º y pitos en el 2º. El sobresaliente fue José Urías.

Para la sesión nocturna, los toros anunciados fueron salmantinos de Graciliano Pérez – Tabernero, Alipio Pérez – Tabernero Sanchón, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Barcial y Vizconde de Garci – Grande. Por desgracia, sufrió una serie calambres en las piernas durante la lidia del 3º, a causa, según el parte médico del doctor Jiménez Guinea, del insuficiente riego sanguíneo consecuencia de cornadas anteriores y eso le impedía continuar en la lidia.

Por ese impedimento, los tres últimos toros los despachó el sobresaliente Antonio Mahillo. Bienvenida oyó palmas en sus tres toros; mientras que Mahillo dio la vuelta en el último. Bienvenida vistió de verde y oro por la tarde y de verde y plata por la noche.

Un segundo anuncio de esta naturaleza se hizo para el 22 de mayo de 1971, también en Madrid, pero en la Plaza de Toros de Vista Alegre de Carabanchel. En plena guerrilla, Sebastián Palomo Linares anunció que en esa fecha – misma en la que en Las Ventas, dentro de la Feria de San Isidro, se presentaría la ganadería mexicana de Mimiahuápam –, enfrentaría en dos festejos, toros de Miura, Eusebia Galache, Antonio Pérez de San Fernando, Herederos de Carlos Núñez, Victorino Martín y Núñez Hermanos y en el segundo, a los de Juan Pedro Domecq, Baltasar Ibán, Atanasio Fernández, Juan Mari Pérez – Tabernero, Manuel Arranz y Miguel Higuero.

El doble festejo se quedó a la mitad. La tarde fue lluviosa y la popular Chata de Carabanchel en esos días todavía no tenía la conformación actual – un escenario multiusos techado –, sino que era una plaza de toros convencional, con una capacidad de unas nueve mil personas. La segunda corrida, la nocturna, quedó aplazada para el 6 de junio de ese año. Palomo Linares salió al tercio en el 1º, cortó las dos orejas al 2º, dio una vuelta protestada en el 3º, cortó el rabo al 4º y cortó una oreja en el 5º y 6º.

Hace 30 años

Las crónicas de las dos corridas llevadas a cabo el 25 de abril de 1982 no son prolijas en detalles acerca del quehacer artístico de Curro Rivera. Se concentran más bien en el hecho de que el torero logró completar la hazaña. Y es que, en los días previos se hablaba más que nada, de la incapacidad física que le sobrevino a Antonio Bienvenida – padrino de la confirmación madrileña de alternativa de Curro – veintidós años antes y que no le permitió completar la gesta que había iniciado.

En el festejo de la tarde, aunque se anunciaron seis toros, Curro Rivera mató siete, pues regaló el sobrero. Campanero, Arriero, Gordito, Cara Limpia, Milenario, Caramelo y Campeador fueron los nombres, por su orden, de los siete toros de Francisco Rivera lidiados en esta ocasión y obtuvo de ellos, las dos orejas de 3º, 4º y 5º. Los sobresalientes fueron el matador de toros Eduardo Liceaga y el entonces novillero Luis Fernando Sánchez, a quienes se les permitió intervenir en quites en el que cerró este festejo.

A las nueve de la noche Consentido, Tocayo, Siempre Juntos, Para ti, Amigo Milenario y Ahijado – el nombre del abreplaza no fue consignado por el cronista – fueron saliendo por la puerta de toriles. Es quizás en esta segunda parte del acontecimiento en la que Curro Rivera fue mayormente recompensado en materia de trofeos, al cortar las orejas y el rabo de Siempre Juntos de San Martín – 11º del doblete y 4º de ese festejo – y de Ahijado de José Julián Llaguno – 7º de la corrida y 14º de la doble jornada –, para sumar en ambos festejos diez orejas y dos rabos en una fecha que constituye por sí sola, un hito difícil de superar en la Historia Universal del Toreo.

Otros datos para recordar

Curro Rivera banderilleó a dos de los toros de esa memorable fecha, al 5º de la primera corrida y al 7º de la nocturna y que en el entreacto de los toros segundo y tercero del capítulo de noche de la gesta, directivos de la Organización Editorial Mexicana entregaron al torero un reconocimiento, tanto por haber alcanzado la cifra de los mil festejos toreados, como por estar en vías de completar la gesta que ahora intento relatarles.

Al final de cuentas, ese día, resultó lo que el cronista de El Sol del Centro – la crónica no está firmada – decía en uno de sus párrafos:

Los aficionados taurinos al referirse a los carteles del día clásico de Aguascalientes, llegaron a decir que “era mucho Curro”. Y no se equivocaron en lo más mínimo, porque eso demostró Francisco Rivera con sus dos encerronas en las que estoqueó 14 bureles...

Efectivamente, ese 25 de abril de hace 30 años, Curro Rivera fue mucho Curro, que no es lo mismo que demasiado Curro y lo afirmo porque me tocó ver la primera de las dos corridas y se veía en extraordinarias condiciones físicas y anímicas para enfrentar el reto que él mismo se planteó. El resultado que es motivo de este comentario así lo confirma.

El festejo de hoy. 2ª corrida de feria: 2 de Los Encinos para rejones y 4 de Campo Real para Pablo Hermoso de Mendoza, Fermín Spínola y Arturo Macías.

domingo, 8 de mayo de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, y XII

La proyección hacia el futuro de la apuesta de Guillermo González Muñoz

Guillermo González y José Julián Llaguno en el callejón
de la Plaza San Marcos (Archivo Carlos Meza Gómez)
En otro artículo de esta serie había apuntado que después de la Feria Guadalupana de 1956 en El Toreo de Cuatro Caminos no se había intentado, con visos de permanencia, otro ejercicio de implantar una feria a la española en ninguna otra ciudad mexicana, donde se seguía prefiriendo el concepto de temporada, con festejos semanales en una determinada época del año.

En la Ciudad de México es aún más notorio el rechazo a ese tipo de programación, pues tras de la experiencia de ese 1956, se volvió a intentar en el Palacio de los Deportes en los años 70 y 80 y alguna vez en la Plaza México en un fin de semana largo cercano a un 5 de febrero con escasa respuesta de público y afición e insisto, allí prima la idea de dos temporadas bien diferenciadas, la de otoño – invierno para las corridas de toros y la de primavera – verano para las novilladas y eso es así casi desde los inicios del Siglo XX.

Cuando Guillermo González Muñoz digamos, injerta la idea que don Livinio Stuyck posicionó en Madrid a partir de 1947 – pese a la oposición de personajes como el Marqués de la Valdavia, que no quería que se llamara Feria de San Isidro, sino algo así como Corridas Extraordinarias del Santo Patrono, para no dar un “toque pueblerino” al serial –, era difícil predecir cuál sería el desenvolvimiento en el futuro próximo de una feria así, porque si bien, en ese 1971 cuatro de las seis corridas se saldaron con llenos de acuerdo con las crónicas revisadas, la tónica respecto del ganado lidiado fue su escasa presencia y su desesperante falta de bravura.

Pero aún en esas condiciones, Guillermo González Muñoz repetiría la experiencia al año siguiente, aumentando el número de festejos y logrando llenar la plaza casi en la totalidad de ellos, pese a que para ese calendario no logró la contratación de Manolo Martínez, por lo que la serie de corridas descansó sobre Curro Rivera. Ante tales evidencias, empresarios como Ignacio García Aceves, Joaquín Guerra y varios más, comenzaron a ofrecer propuestas similares en las plazas que regentaban, al ver que el modelo funcionaba.

Entradón en la Plaza San Marcos Ca. 1971
(Archivo Carlos Meza Gómez)
Así pues, este tipo de feria que se dio por primera vez en Aguascalientes en 1971, resulta ser un parteaguas en la historia del empresariado taurino mexicano. A partir de ella las celebraciones cívicas y patronales de las ciudades taurinas de México se disfrutarían con series continuadas de festejos y no con alguno destacado, pero aislado dentro o fuera de una temporada.

Sobre los resultados que se iban produciendo, se fueron haciendo correcciones al esquema original. Por ejemplo, entre nosotros no se utiliza el esquema del abono, que implica que el titular de éste debe retirar la totalidad de las entradas del ciclo que el mismo ampara, generalmente con un descuento sobre el precio suelto de las mismas; aquí se aplica el derecho de apartado, que es un sobre precio que se paga a la empresa por reservar la entrada hasta un cierto plazo antes del festejo – en Aguascalientes son 72 horas – y el titular del apartado puede decidir si lo retira o no. En los festejos de entre semana, aunque fueran nocturnos, se veían entradas magras y además, tienen el sambenito de que la luz artificial afecta el juego de los toros; por esa razón, se procuró agrupar los festejos en la cercanía de los fines de semana, para darlos siempre de día y así se ofrecen en tres o cuatro bloques, para garantizar mejores entradas, eliminando al tiempo los nocturnos, que al inicio del esquema, permitían dar festejos todos los días de la semana.

El éxito así fue rotundo. La Plaza de Toros San Marcos tiene capacidad para cuatro mil espectadores. En 1971 tenía 75 años de ser el centro de la atención taurina de nuestra feria. Para 1973 se había convertido en un escenario insuficiente por su capacidad y en 1974 se dio en ella la última feria completa – el 24 de abril 1996 se ofreció una corrida suelta por el centenario de su inauguración – que albergara, porque para 1975, el serial se mudó a la nueva Plaza Monumental Aguascalientes, que en esos días duplicaba la capacidad de la San Marcos.

La otra cara de la moneda

Vista aérea de la Plaza San Marcos
(Foto: Google Maps)
El otro aspecto de la Feria de San Marcos así concebida, es que poco a poco se fue diluyendo la idea de una temporada de toros fuera del tiempo de feria. Mientras Guillermo González Muñoz tuvo el manejo de las cosas de la fiesta aquí, centró su esfuerzo en esa feria y procuró conservar algunas fechas tradicionales como la Navidad, el Año Nuevo, el 15 de agosto, el 16 de septiembre o el 20 de noviembre, además de tener un sagaz sentido de la oportunidad para aprovechar fechas  sueltas de toreros importantes y ofrecer corridas extraordinarias de gran atractivo.

Pero los tiempos cambiaron y las empresas también. Hoy, esa aportación de Guillermo González Muñoz es el único eje de la Fiesta en Aguascalientes y en la mayoría de las ciudades taurinas de México, que con alguna variación insustancial, consideran así solventado su compromiso con sus respectivas aficiones.

Desde aquí expreso mi reconocimiento a un gran empresario, aficionado y por qué no, revolucionario en estas cosas, don Guillermo González Muñoz, quien hace 40 años le dio a nuestra Feria de San Marcos, la identidad y la estructura que hoy tiene.   

domingo, 6 de marzo de 2011

Cábala sanmarqueña

Estamos a unos días de que se anuncie el contenido de lo que será la edición 2011 de la Feria de San Marcos – y la del 40 aniversario en ese formato, aunque nada se diga oficialmente al respecto – y son escuetos o casi nulos los datos que la empresa facilita para poder orientar el criterio de la afición acerca de que esperar en este año en el que, más que en otros, nuestro serial abrileño, se desarrollará en su parte mayoritaria en el mes de mayo, debido al desarrollo tardío del calendario eclesiástico.

El único anuncio relativamente firme que se tiene, es en el sentido de que hacen eje para la construcción de la Feria dos toreros españoles y un francés. Ellos son Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera y Sebastián Castella, habiéndose indicado al momento del anuncio de su contratación, que la de los toreros mexicanos estaba pendiente y que a partir del acomodo de las fechas de esos tres diestros extranjeros, se programaría la actividad de los nacionales.

Ya a últimas fechas se habla de reforzar el elenco de diestros extranjeros, primero, ampliando la acostumbrada – y para mí inexplicable – participación de Antonio Barrera a dos tardes este año y después, de entre Juan Mora, Manuel Jesús El Cid y Daniel Luque, traer un quinto torero español para enriquecer la cartelera ferial. Diría yo, ver para creer… cada año, en las fechas previas al anuncio del serial, la propia empresa alimenta las especulaciones con anuncios que después no se ven satisfechos.

Los toreros mexicanos

A dos meses de esa primera información, se escuchan ya algunos comentarios en torno a nombres de toreros mexicanos. Por ejemplo, en el sentido de que la contratación de Arturo Macías está en una fase complicada y que es altamente probable que no actúe en nuestra Feria por segundo año consecutivo y que El Payo, que hace un año se acarteló tres veces, este año vendrá, pero solamente en una oportunidad.

Eso me deja espacio también para calcular que la base de toreros nacionales será integrada por Zotoluco, Rafael Ortega, Ignacio Garibay, Joselito Adame, Mario Aguilar, Juan Pablo Sánchez, Arturo Saldívar y quizás se presente en la Plaza Monumental Rodolfo Rodríguez El Pana. Israel Téllez al parecer estará en el tramo intermedio de la feria, pues el 24 de abril tiene compromiso en Arles y el 8 de mayo en Sevilla, matando miuras.

A estos nombres se agregarían los de Fernando Ochoa, Juan Antonio Adame, Fabián Barba, Oliver Godoy, Fermín Spínola y el de Gerardo Adame, que a estas fechas ya se maneja como fuerte candidato a recibir la alternativa en el serial y tres o cuatro diestros más que actuarían una sola tarde y matando un solo toro para completar el cartel de la Oreja de Oro, que la Asociación de Matadores organiza y se incluye en la Feria para completar el derecho de apartado.

El ganado a lidiar

Hace dos meses también, el matador retirado Ricardo Sánchez, representante de la empresa, señaló que se tenían reseñados encierros de Begoña, Mimiahuápam, Xajay, Los Encinos, Teófilo Gómez, Fernando de la Mora, San Isidro, Carranco, Bernaldo de Quirós, Vicky de la Mora, Galindo, La Soledad y El Junco.

Eso quiere decir que no habrá ninguna sorpresa o novedad en el renglón ganadero y que como en la última década o más, se seguirán lidiando mayoritariamente encierros procedentes de vacadas que dejan estar a los toreros y que no se distinguen precisamente por su presencia y su bravura. Si acaso, es novedad la mención – sin seguridad alguna de que lidie toro o encierro alguno – de la ganadería tlaxcalteca de La Soledad, que representaría el regreso a nuestra Feria de un hierro de esa procedencia, después de muchos años.

Compatibilizar con Sevilla

El calendario religioso empata la Feria de San Marcos con la Feria de Abril de Sevilla. Entonces, para poder contar con la presencia de Castella, Talavante, Perera y el que pudiera resultar de entre Juan Mora, El Cid y Daniel Luque, se requiere hilar muy fino con las fechas y la logística.

Si las fechas de nuestra Feria se mantienen en los días sábado 23, domingo 24, lunes 25, jueves 28, viernes 29 y sábado 30 de abril y domingo 1º, lunes 2º, viernes 6, sábado 7, domingo 8 y domingo 15 de mayo; dejando los días 28 de abril y 15 de mayo para las novilladas del ciclo, creo que por cuestiones de esa logística, Miguel Ángel Perera será el primero en comparecer aquí, dado que está firmado para ir a la Feria de Texcoco entre los días 21 y 24 de abril, lo que me hace pensar que estará allí el día 23 y aquí el 24 y 25, este último día, quizás acartelado con Joselito Adame y dándole la alternativa a Gerardo Adame.

Lo que se complica un poco es el acomodo de Castella y Talavante, sobre todo para éste último, que tiene compromiso en Sevilla los días 4 y 6 de mayo, fechas en las que hay corrida aquí también y Castella coincide en La Maestranza con él en la segunda de las fechas indicadas. Entonces, pienso que el francés seguramente estará aquí los días 30 de abril y 1º de mayo e incluso, en algún medio de difusión, se adelanta ya como cartel de esta última fecha el integrado por Fernando Ochoa, Sebastián Castella y Juan Pablo Sánchez, con toros de Bernaldo de Quirós; la tercera fecha del galo estaría entre el 2 y el 8 de mayo.

En cuanto a Talavante, se requiere hilar más fino, como ya decía estará en Sevilla los días 4 y 6 de mayo, entonces, podría estar el 30 de abril y el 2 o el 8 de mayo sin entorpecer sus actuaciones en la Maestranza. Una de esas fechas probablemente la permutaría con Castella, en la otra, todo indica que coincidiría necesariamente con él, produciéndose o una corrida de 8 toros o un cartel con mayoría de toreros extranjeros, cuestión que está convenida entre la Asociación de Empresarios y la Asociación de Matadores. No obstante, ese acomodo de fechas pudiera permutarse y aún hasta combinarse entre estos dos diestros.

¿La reaparición de José Tomás?

En distintas informaciones se ha señalado que José Tomás está sometiéndose a un fuerte programa de preparación física para completar su recuperación después de la grave cornada que sufrió aquí el 24 de abril del pasado año. Personas de su entorno han mencionado que su reaparición se daría en la segunda parte del año. El 15 de mayo resulta ser prácticamente la mitad del calendario natural, ¿será también para el torero de Galapagar el inicio de esa segunda parte del año?

Ricardo Sánchez manifestaba a mediados de enero, durante la Feria de León, que tenía reservada fecha al torero. ¿Será que tiene ya hechos los amarres necesarios con Salvador Boix para que José Tomás reaparezca en la misma plaza en la que se vio sometido a un forzado parón un año antes?

Desde mi punto de vista no resultaría descabellado reaparecer en México. Sería – creo – una manera de empezar a adquirir rodaje para una campaña española que seguramente será de una gran intensidad, primero, por la entrega que es natural en el diestro y después, por el hecho de que un año entero de espera, aumenta el interés de verle y seguramente también incrementará el rasero de la exigencia hacia sus actuaciones en el ruedo.

Para cerrar este apartado, tengamos en cuenta que el último día de febrero se hizo público que el torero de Galapagar comenzó ya a tentar becerras, así que el día de la reaparición pública está cada día más cerca. Así que otra vez, ¿por qué no en Aguascalientes?

Y aquí termino…

Lo que aquí especulo, calculo y supongo, como lo pueden apreciar, está todo apoyado en distintas informaciones periodísticas, todas publicadas en su momento. En algunos días más se dará a conocer la información oficial por la empresa encargada de los destinos de nuestra Plaza Monumental y sabremos si están todos los que son y si son todos los que están. Hasta entonces…

Aldeanos